Recuerda
Introducción
La memoria es algo extraño; hay cosas que preferiría no recordar que me cuesta olvidar y hay otras que me encantaría recordar y se me olvidan con demasiada facilidad.
Hay cosas que es importante que una sociedad como conjunto no olvide. En todo el mundo vemos memoriales de guerra con los nombres de aquellos que murieron por su país. En Gran Bretaña suelen aparecer en ellos las palabras «no olvidemos». Como dijo George Santayana: «Aquellos que olvidan el pasado están condenados a repetirlo».
En cierta medida, tenemos control sobre nuestra memoria. Hay algunas cosas que la Biblia nos dice que «olvidemos» mientras se nos insiste en que «recordemos» otras cosas. Tienes la opción de lo que eliges «olvidar» y lo que eliges «recordar»
La palabra «recordar» en sus diferentes formas hebreas y griegas, sale 250 veces en la Biblia. Es fácil olvidar lo que Dios ha hecho por ti. Es importante mirar en retrospectiva tu propia vida así como la historia de la iglesia (la local y la mundial) para recordar lo que Dios ha hecho.
En la Última Cena, Jesús instituyó el servicio de comunión (o Eucaristía) para que no olvidemos el suceso central de la historia del mundo: la muerte y resurrección de Jesús.
Salmos 45:10-17
10 Escucha, hija, fíjate bien y presta atención:
Olvídate de tu pueblo y de tu familia.
11 El rey está cautivado por tu hermosura;
él es tu señor: inclínate ante él.
12 La gente de Tiro vendrá con presentes;
los ricos del pueblo buscarán tu favor.
13 La princesa es todo esplendor,
luciendo en su alcoba brocados de oro.
14 Vestida de finos bordados
es conducida ante el rey,
seguida por sus damas de compañía.
15 Con alegría y regocijo son conducidas
al interior del palacio real.
16 Tus hijos ocuparán el trono de tus ancestros;
los pondrás por príncipes en toda la tierra.
17 Haré que tu nombre se recuerde
por todas las generaciones;
por eso las naciones te alabarán
eternamente y para siempre.
Comentario
Recuerda siempre a Jesús
Las generaciones van y vienen, pero el nombre de Jesús será recordado por siempre.
El Nuevo Testamento aplicó este salmo a Jesús (Hebreos 1:8). La iglesia primitiva vio su relación con Cristo reflejada en las relaciones entre el novio y la novia tal como se describen aquí.
Jesús ama a la iglesia: «El rey está cautivado por tu hermosura» 45:11a). Debemos honrar a Jesús, él es nuestro Señor (v.11b): «Haré que tu nombre se recuerde por todas las generaciones; por eso las naciones te alabarán eternamente y para siempre» (v.17). Jesús el Rey será recordado por toda la eternidad. Toda nación lo alabará por los siglos de los siglos (Apocalipsis 5:13).
Oración
Señor Jesús, te alabo hoy. Tú eres mi Rey y Señor. Ayúdanos a perpetuar tu memoria por todas las generaciones, que todas las naciones te alaben por los siglos de los siglos.
Lucas 16:19-17:10
El rico y Lázaro
19 »Había un hombre rico que se vestía lujosamente y daba espléndidos banquetes todos los días. 20 A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas 21 y que hubiera querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las llagas.
22 »Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. 23 En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 24 Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.” 25 Pero Abraham le contestó: “Hijo, recuerda que durante tu vida te fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal; pero ahora a él le toca recibir consuelo aquí, y a ti, sufrir terriblemente. 26 Además de eso, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni tampoco pueden los de allá para acá.”
27 »Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento.” 29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” 30 arrepentirían” 31 Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos.” »
El pecado, la fe y el deber
17Luego dijo Jesús a sus discípulos:
—Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! 2 Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. 3 Así que, ¡cuídense!
»Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. 4 Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo.
5 Entonces los apóstoles le dijeron al Señor:
—¡Aumenta nuestra fe!
6 —Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y les obedecería.
7 »Supongamos que uno de ustedes tiene un siervo que ha estado arando el campo o cuidando las ovejas. Cuando el siervo regresa del campo, ¿acaso se le dice: “Ven en seguida a sentarte a la mesa”? 8 ¿No se le diría más bien: “Prepárame la comida y cámbiate de ropa para atenderme mientras yo ceno; después tú podrás cenar”? 9 ¿Acaso se le darían las gracias al siervo por haber hecho lo que se le mandó? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”
Comentario
Recuerda al pobre
Si tienes comida para todos los días, un par de zapatos y un techo sobre tu cabeza, eres rico comparado con la mayor parte del resto del mundo. Y si posees un automóvil, o incluso una bicicleta, eres muy rico comparado con el resto del mundo.
Este pasaje supone para mí un desafío personal cuando veo nuestra situación comparada con toda la pobreza que hay en el mundo. Es también un desafío para nuestra sociedad, cuando vemos nuestros vecinos mundiales —por ejemplo, África— quienes como resultado de la televisión y otras formas de comunicación global ahora están «A la puerta de \[nuestra\] casa» (16:20).
D.L. Moody, el gran predicador del siglo XIX, solía titular sus charlas con estas palabras: «Hijo, recuerda…» (v.25). Esta parábola es una advertencia (es una parábola y por lo tanto no es una enseñanza completa acerca de la vida después de la muerte).
Las palabras de Abraham al hombre rico que «se vestía lujosamente y daba espléndidos banquetes todos los días» (v.19), son inquietantes: «Hijo, recuerda que durante tu vida te fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal» (v.25). El hombre rico fue juzgado por no actuar en favor de los pobres. Yo vivo en una de las partes más ricas del mundo y relativamente, comparado con la mayor parte del mundo, vivo «lujosamente todos los días» (v.19).
El hombre rico era consciente de la pobreza de Lázaro porque estaba tendido en su puerta «estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo a la puerta del rico \[…\] quería llenarse con lo que caía de la mesa del rico» (vv.20–21a, DHH). Los medios de comunicación contemporáneos nos hacen cada vez más conscientes de la pobreza global. Ahora es el tiempo de actuar. Tengo todavía menos excusas que aquel hombre rico. En el Antiguo Testamento, el pueblo estaba llamado a actuar según la palabra de Moisés y los Profetas (v.29). Nosotros estamos llamados a recordar y vivir la muerte y la resurrección de Jesús (v.31).
Pero esta parábola no es meramente un ataque al hecho de ser rico. Después de todo, Abraham era extremadamente rico y se le representa en el cielo (v.22). El amor por el dinero del hombre rico revela su estado espiritual y su falta de una relación con Dios basada en el arrepentimiento y la fe.
Cuando se da cuenta de su error, suplica a Abraham: «Si un muerto resucita y se les aparece, ellos \[mis cinco hermanos\] se convertirán» (v.30, DHH). Abraham replica: «Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos» (v.31).
Si el hombre rico hubiera escuchado a Moisés y a los Profetas, se habría arrepentido y habría puesto su fe en Dios. Por supuesto, al narrar esta parábola de Jesús, Lucas está confrontando al lector con el hecho de que tenemos aún menos excusas ahora que tenemos la prueba de que Jesús ha resucitado de entre los muertos. Se nos desafía a arrepentirnos y poner nuestra fe en Jesús.
Lo que subyace en todas las secciones del pasaje del Nuevo Testamento de hoy es el tema común de una relación con Dios basada en el arrepentimiento y la fe.
Esto continúa en la siguiente sección (17:1–4). Jesús nos llama a vigilar nuestra vida atentamente, para evitar causar que otros pequen o caigan en las trampas tendidas por otros. Vive una vida de constante perdón. Perdona incluso a aquellos que pecan contra ti siete veces al día (v.4).
Los discípulos se dan cuenta de que esto solo es posible con una gran fe. Le piden a Jesús «¡Aumenta nuestra fe!»(v.5). Jesús responde: «Si tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Arráncate de aquí y plántate en el mar”, y les haría caso» (v.6, DHH).
Es esta fe la que lleva a la humildad. Sea lo que sea que hagas en servicio de Dios, nunca puedes echárselo en cara a Él como algo que te debe. Todo lo que hacemos, lo hacemos simplemente por gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros. Al final del día todo lo que podemos decir es: «Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber» (v.10).
La fe es un músculo que crece al estirarse. Una de las maneras de ver incrementada tu fe es hacer lo que Dios te pide hacer.
Si quieres evitar oír las inquietantes palabras «hijo, recuerda…» en el futuro, ahora es el tiempo de responder arrepintiéndote, poner tu fe en Jesús y vivir tu fe, especialmente en tu respuesta a los pobres.
Oración
Señor, ten misericordia, perdona mi pecado. Ayúdame a siempre perdonar y aumenta mi fe. Abre mis ojos para que vea las necesidades de aquellos que me rodean y actúe ya.
Deuteronomio 23:1-25:19
Exclusión de la asamblea
23»No podrá entrar en la asamblea del Señor ningún hombre que tenga magullados los testículos o mutilado el pene.
2 »No podrá entrar en la asamblea del Señor quien haya nacido de una unión ilegítima; tampoco podrá hacerlo ninguno de sus descendientes, hasta la décima generación.
3 »No podrán entrar en la asamblea del Señor los amonitas ni los moabitas, ni ninguno de sus descendientes, hasta la décima generación. 4 Porque no te ofrecieron pan y agua cuando cruzaste por su territorio, después de haber salido de Egipto. Además, emplearon a Balán hijo de Beor, originario de Petor en Aram Najarayin, para que te maldijera. 5 Sin embargo, por el amor que el Señor tu Dios siente por ti, no quiso el Señor escuchar a Balán, y cambió la maldición en bendición. 6 Por eso, a lo largo de toda tu existencia no procurarás ni la paz ni el bienestar de ellos.
7 »No aborrecerás al edomita, pues es tu hermano. Tampoco aborrecerás al egipcio, porque viviste en su país como extranjero. 8 La tercera generación de sus descendientes sí podrá estar en la asamblea del Señor.
Higiene en el campamento
9 »Cuando tengas que salir en campaña de guerra contra tus enemigos, te mantendrás alejado de impurezas. 10 Si alguno de tus hombres queda impuro por causa de una emisión nocturna, saldrá del campamento y se quedará afuera, 11 pero se bañará al atardecer, y al ponerse el sol podrá volver al campamento.
12 »Designarás un lugar fuera del campamento donde puedas ir a hacer tus necesidades. 13 Como parte de tu equipo tendrás una estaca, con la que cavarás un hueco y, luego de hacer tu necesidad, cubrirás tu excremento. 14 Porque el Señor tu Dios anda por tu campamento para protegerte y para entregar a tus enemigos en tus manos. Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti.
Leyes misceláneas
15 »Si un esclavo huye de su amo y te pide refugio, no se lo entregues a su amo 16 sino déjalo que viva en medio de ti, en la ciudad que elija y donde se sienta a gusto. Y no lo oprimas.
17 »Ningún hombre o mujer de Israel se dedicará a la prostitución ritual.
18 »No lleves a la casa del Señor tu Dios dineros ganados con estas prácticas, ni pagues con esos dineros ninguna ofrenda prometida, porque unos y otros son abominables al Señor tu Dios.
19 »No le cobres intereses a tu hermano sobre el dinero, los alimentos, o cualquier otra cosa que gane intereses. 20 Cóbrale intereses a un extranjero, pero no a un hermano israelita. Así el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos en el territorio del que vas a tomar posesión.
21 »Si le haces una promesa al Señor tu Dios, no tardes en cumplirla, porque sin duda él demandará que se la cumplas; si no se la cumples, habrás cometido pecado. 22 No serás culpable si evitas hacer una promesa. 23 Pero, si por tu propia voluntad le haces una promesa al Señor tu Dios, cumple fielmente lo que le prometiste.
24 »Si entras a la viña de tu prójimo, podrás comer todas las uvas que quieras, pero no podrás llevarte nada en tu cesto.
25 »Si entras al trigal de tu prójimo, podrás arrancar espigas con las manos pero no cortar el trigo con la hoz.
24»Si un hombre se casa con una mujer, pero luego deja de quererla por haber encontrado en ella algo indecoroso, sólo podrá despedirla si le entrega un certificado de divorcio. 2 Una vez que ella salga de la casa, podrá casarse con otro hombre.
3 »Si ocurre que el segundo esposo le toma aversión, y también le extiende un certificado de divorcio y la despide de su casa, o si el segundo esposo muere, 4 el primer esposo no podrá casarse con ella de nuevo, pues habrá quedado impura. Eso sería abominable a los ojos del Señor.
»No perviertas la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia.
5 »No envíes a la guerra a ningún hombre recién casado, ni le impongas ningún otro deber. Tendrá libre todo un año para atender su casa y hacer feliz a la mujer que tomó por esposa.
6 »Si alguien se endeuda contigo, no tomes como prenda su molino de mano ni su piedra de moler, porque sería lo mismo que arrebatarle su propia subsistencia.
7 »Si se descubre que alguien ha secuestrado a uno de sus hermanos israelitas, y lo trata como esclavo, o lo vende, el secuestrador morirá. Así extirparás el mal que haya en medio de ti.
8 »Cuando se trate de una infección de la piel, ten mucho cuidado de seguir las instrucciones de los sacerdotes levitas. Sigue al pie de la letra todo lo que te he mandado. 9 Recuerda lo que el Señor tu Dios hizo con Miriam mientras andaban peregrinando, después de que el pueblo salió de Egipto.
10 »Cuando le hagas un préstamo a tu prójimo, no entres en su casa ni tomes lo que te ofrezca en prenda. 11 Quédate afuera y deja que él mismo te entregue la prenda. 12 Si es pobre y en prenda te ofrece su manto, no se lo retengas durante la noche. 13 Devuélveselo antes de la puesta del sol, para que se cubra con él durante la noche. Así estará él agradecido contigo, y tú habrás actuado con justicia a los ojos del Señor tu Dios.
14 »No te aproveches del empleado pobre y necesitado, sea éste un compatriota israelita o un extranjero. 15 Le pagarás su jornal cada día, antes de la puesta del sol, porque es pobre y cuenta sólo con ese dinero. De lo contrario, él clamará al Señor contra ti y tú resultarás convicto de pecado.
16 »No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado.
17 »No le niegues sus derechos al extranjero ni al huérfano, ni tomes en prenda el manto de la viuda. 18 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí. Por eso te ordeno que actúes con justicia.
19 »Cuando recojas la cosecha de tu campo y olvides una gavilla, no vuelvas por ella. Déjala para el extranjero, el huérfano y la viuda. Así el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos.
20 »Cuando sacudas tus olivos, no rebusques en las ramas; las aceitunas que queden, déjalas para el extranjero, el huérfano y la viuda.
21 »Cuando coseches las uvas de tu viña, no repases las ramas; los racimos que queden, déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viuda.
22 »Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno que actúes con justicia.
25»Cuando dos hombres tengan un pleito, se presentarán ante el tribunal y los jueces decidirán el caso, absolviendo al inocente y condenando al culpable. 2 Si el culpable merece que lo azoten, el juez le ordenará tenderse en el suelo y hará que allí mismo le den el número de azotes que su crimen merezca. 3 Pero no se le darán más de cuarenta azotes; más de eso sería humillante para tu hermano.
4 »No le pongas bozal al buey mientras esté trillando.
5 »Si dos hermanos viven en el mismo hogar, y uno muere sin dejar hijos, su viuda no se casará fuera de la familia. El hermano del esposo la tomará y se casará con ella, para cumplir con su deber de cuñado. 6 El primer hijo que ella tenga llevará el nombre del hermano muerto, para que su nombre no desaparezca de Israel.
7 »Si tal hombre no quiere casarse con la viuda de su hermano, ella recurrirá a los ancianos, a la entrada de la ciudad, y les dirá: “Mi cuñado no quiere mantener vivo en Israel el nombre de su hermano. Se niega a cumplir conmigo su deber de cuñado.” 8 Entonces los ancianos lo llamarán y le hablarán. Si persiste en decir: “No quiero casarme con ella”, 9 la cuñada se acercará a él y, en presencia de los ancianos, le quitará una de las sandalias, le escupirá en la cara, y dirá: “Esto es lo que se hace con quien no quiere mantener viva la descendencia de su hermano.” 10 Y para siempre se conocerá en Israel a ese hombre y a su familia como “los descalzos”.
11 »Cuando dos hombres se estén peleando y la esposa de uno de ellos venga a rescatar a su esposo de manos de su atacante, si la mujer le hiere los genitales al otro hombre, 12 tú le cortarás a ella la mano. No le tendrás compasión.
13 »No tendrás en tu bolsa dos pesas diferentes, una más pesada que la otra. 14 Tampoco tendrás en tu casa dos medidas diferentes, una más grande que la otra. 15 Más bien, tendrás pesas y medidas precisas y justas, para que vivas mucho tiempo en la tierra que te da el Señor tu Dios, 16 porque él aborrece a quien comete tales actos de injusticia.
17 »Recuerda lo que te hicieron los amalecitas después de que saliste de Egipto: 18 cuando estabas cansado y fatigado, salieron a tu encuentro y atacaron por la espalda a todos los rezagados. ¡No tuvieron temor de Dios! 19 Por eso, cuando el Señor tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes de Amalec. ¡No lo olvides!
Comentario
Recuerda lo que Dios ha hecho por ti
A lo largo de este pasaje se dice al pueblo de Dios que «recuerde» (24:9,18,22; 25:17). Tienen que recordar especialmente que fueron esclavos en Egipto y que el Señor su Dios los redimió (24:18–22). De hecho, el pasaje de hoy termina con las palabras «¡No lo olvides!» (25:19).
Una vez más hay una conexión con el pobre. Porque fueron esclavos en Egipto, tendrían que recordar a aquellos que están sufriendo: el inmigrante, el huérfano y la viuda (24:21). Tienen que cuidar al pobre y al necesitado (v.14).
La generosidad para con los pobres no es un asunto que se deje a la conciencia individual de cada persona; es un asunto de ley. Está claro que está bien que una sociedad tenga leyes para proveer las necesidades de los pobres. Pero no debería quedarse ahí. También es el llamado de cada cristiano.
Igual que el pueblo de Dios fue llamado a recordar que habían sido esclavos en Egipto y que Dios los redimió, nosotros recordamos que en un tiempo también fuimos esclavos del pecado. Jesús nos redimió de la esclavitud.
Recuerda constantemente lo que Jesús hizo por ti. Esta es una de las razones por la que el servicio de la Santa Comunión (Eucaristía) es tan importante. Jesús dijo: «Hagan esto en memoria de mí» (Lucas 22:19).
El propósito del calendario cristiano es recordar. En Navidades nosotros recordamos y celebramos la encarnación. En Pentecostés nosotros recordamos y celebramos el derramamiento del Espíritu Santo.
Principalmente, en Pascua recordamos y celebramos la muerte y resurrección de Jesús. La resurrección es la cumbre del calendario cristiano. Ya desde los primeros días los cristianos han recordado la muerte y resurrección de Jesús en un servicio de celebración con pan y vino que se reciben en memorial de Jesús.
Oración
Señor, gracias por el cuerpo de Jesús que fue entregado por mí, y por su sangre que fue derramada por mí. Por el poder del Espíritu Santo, tu palabra y sacramento, que mis pensamientos y recuerdos estén centrados en ti.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
« ¡Cuídense!» (Lucas 17:3).
Cuando veo la historia del hombre rico y de Lázaro, me encuentro pensando «¡qué hombre tan horrible fue aquel rico! Yo no soy como él… yo lo hago bien». Pero entonces, me pregunto «¿hasta qué punto me importa de verdad el pobre?» y me doy cuenta de lo mucho que fallo en este tema (16:19).
Y luego, cuando una persona «peca contra ti siete veces en un día» y «siete veces» pide perdón (17:4), puedo estar tentanda a decirle: «Si tanto lo sientes, no seguirías haciéndolo». No me extraña que los apóstoles dijeran en el versículo 5: «¡Aumenta nuestra fe!». ¡Aumenta la mía también!
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Notes:
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