Día 116

Tu amoroso sustituto

Sabiduría Salmos 51:1-9
Nuevo Testamento Lucas 22:63-23:25
Antiguo Testamento Josué 8:1-9:15

Introducción

David Wiles, director general de la organización Frontier Youth Trust, narra la historia de una pequeña niña llamada Liz, que padecía una enfermedad rara y grave. Parecía que su única opción de recuperación era una transferencia de sangre de su hermano de cinco años quien había sobrevivido a la misma enfermedad milagrosamente desarrollando los anticuerpos que se necesitaban. El doctor explicó la situación y preguntó al muchacho si estaba dispuesto a dar su sangre para su hermana. El niño dudó por un momento antes de responder: «Sí, lo haré si con eso ella se salva».

A medida que progresaba la transfusión, sonreía tendido en la cama al lado de su hermana, al igual que todo el mundo, al ver cómo el color volvía a las mejillas de la muchacha. De repente, su rostro palideció y su sonrisa se desdibujó. Alzando la mirada al doctor, le preguntó con voz temblorosa: «¿Ahora es cuando voy a comenzar a morirme?».

El muchachito no había entendido al doctor. Pensaba que iba a tener que dar toda su sangre a su hermana para salvarla. Tanto amaba a su hermana que estaba dispuesto a morir en lugar de ella, como su sustituto.

Dios te ama y el maravilloso y sorprendente mensaje de la Biblia es que Dios vino a esta tierra en la persona de Su hijo, Jesucristo, y murió en tu lugar. Las palabras, imágenes, metáforas y ejemplos (como el del muchacho de cinco años) pueden ayudarnos a comprenderlo, pero nunca alcanzarán a describir con perfección el inefable amor de Dios. Jesús murió por mis pecados y murió en lugar de ti y de mí (Marcos 10:45).

Sabiduría

Salmos 51:1-9

Salmo 51

Al director musical. Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a verlo por haber cometido David adulterio con Betsabé.

1 Ten compasión de mí, oh Dios,
conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones.
2 Lávame de toda mi maldad
y límpiame de mi pecado.

3 Yo reconozco mis transgresiones;
siempre tengo presente mi pecado.
4 Contra ti he pecado, sólo contra ti,
y he hecho lo que es malo ante tus ojos;
por eso, tu sentencia es justa,
y tu juicio, irreprochable.
5 Yo sé que soy malo de nacimiento;
pecador me concibió mi madre.
6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo;
en lo secreto me has enseñado sabiduría.

7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
8 Anúnciame gozo y alegría;
infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu rostro de mis pecados
y borra toda mi maldad.

Comentario

Mi pecado

David clamó: «Ten compasión de mí, oh Dios» (v.1). He usado este salmo muchas veces como oración de confesión. David escribió este salmo cuando el profeta Natán se presentó ante él para reprocharle tras haber cometido adulterio con Betsabé (y después de haber pecado estrepitosamente al intentar encubrir su acción inicial).

  • ¿A quién oras?

Esta oración pidiendo la misericordia y el perdón de Dios está enraizada en la comprensión del carácter de Dios que David tenía. Él ora así: «Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad» (v.1).

  • ¿Qué confiesas?

David confiesa su maldad (v.2), sus transgresiones (vv.1b,3a) y su pecado (vv.2b,3b). Reconoce lo siguiente: «Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre» (v.5). Esta oración es una respuesta a un pecado específico, pero David reconoce que también hay un problema más profundo. El pecado no es solo un acto puntual. Es algo que está incrustado profundamente en todos los seres humanos desde nuestros más tiernos comienzos.

Dios desea la verdad «en lo íntimo» y «en lo secreto» (v.6). Quiere que seas honesto, abierto y sincero con Él al mostrarte tal cual eres con tus pecados.

  • ¿Qué es lo que pides?

David clama pidiendo misericordia. Pide ser lavado: «Lávame de toda mi maldad» (v.2a) así como ser limpiado: «Límpiame de mi pecado» (v.2b), «Purifícame con hisopo, y quedaré limpio» (v.7a). Pide que tus pecados sean borrados: «Borra mis transgresiones» (v.1c), «borra toda mi maldad» (v.9b).

Ora para que tu pecado sea removido de raíz, para que Dios no vea ningún pecado: «Aparta tu rostro de mis pecados» (v.9a).

  • ¿Cuál será el resultado?

David declara: «Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado» (v.8). No hay nada como el gozo, la alegría y el regocijo que siguen al perdón total. David sabía que Dios, en su misericordia, amor y compasión, perdonaría. Lo que no veía con claridad, lo que solo se revela completamente en el Nuevo Testamento, es cómo sería hecho posible esto por Dios.

Oración

Gracias Señor, porque cuando confieso mis pecados, me limpias y me perdonas porque moriste por mí.

Nuevo Testamento

Lucas 22:63-23:25

Los soldados se burlan de Jesús

63 Los hombres que vigilaban a Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo. 64 Le vendaron los ojos, y le increpaban:

—¡Adivina quién te pegó!

65 Y le lanzaban muchos otros insultos.

Jesús ante Pilato y Herodes

66 Al amanecer, se reunieron los ancianos del pueblo, tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la ley, e hicieron comparecer a Jesús ante el Consejo.

67 —Si eres el Cristo, dínoslo —le exigieron.

Jesús les contestó:

—Si se lo dijera a ustedes, no me lo creerían, 68 y si les hiciera preguntas, no me contestarían. 69 Pero de ahora en adelante el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios Todopoderoso.

70 —¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —le preguntaron a una voz.

—Ustedes mismos lo dicen.

71 —¿Para qué necesitamos más testimonios? —resolvieron—. Acabamos de oírlo de sus propios labios.

23Así que la asamblea en pleno se levantó, y lo llevaron a Pilato. 2 Y comenzaron la acusación con estas palabras:

—Hemos descubierto a este hombre agitando a nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al emperador y afirma que él es el Cristo, un rey.

3 Así que Pilato le preguntó a Jesús:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

—Tú mismo lo dices —respondió.

4 Entonces Pilato declaró a los jefes de los sacerdotes y a la multitud:

—No encuentro que este hombre sea culpable de nada.

5 Pero ellos insistían:

—Con sus enseñanzas agita al pueblo por toda Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.

6 Al oír esto, Pilato preguntó si el hombre era galileo. 7 Cuando se enteró de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo mandó a él, ya que en aquellos días también Herodes estaba en Jerusalén.

8 Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; hacía tiempo que quería verlo por lo que oía acerca de él, y esperaba presenciar algún milagro que hiciera Jesús. 9 Lo acosó con muchas preguntas, pero Jesús no le contestaba nada. 10 Allí estaban también los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, acusándolo con vehemencia. 11 Entonces Herodes y sus soldados, con desprecio y burlas, le pusieron un manto lujoso y lo mandaron de vuelta a Pilato. 12 Anteriormente, Herodes y Pilato no se llevaban bien, pero ese mismo día se hicieron amigos.

13 Pilato entonces reunió a los jefes de los sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, 14 y les dijo:

—Ustedes me trajeron a este hombre acusado de fomentar la rebelión entre el pueblo, pero resulta que lo he interrogado delante de ustedes sin encontrar que sea culpable de lo que ustedes lo acusan. 15 Y es claro que tampoco Herodes lo ha juzgado culpable, puesto que nos lo devolvió. Como pueden ver, no ha cometido ningún delito que merezca la muerte, 16 así que le daré una paliza y después lo soltaré.

18 Pero todos gritaron a una voz:

—¡Llévate a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!

19 A Barrabás lo habían metido en la cárcel por una insurrección en la ciudad, y por homicidio. 20 Pilato, como quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez, 21 pero ellos se pusieron a gritar:

—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!

22 Por tercera vez les habló:

—Pero, ¿qué crimen ha cometido este hombre? No encuentro que él sea culpable de nada que merezca la pena de muerte, así que le daré una paliza y después lo soltaré.

23 Pero a voz en cuello ellos siguieron insistiendo en que lo crucificara, y con sus gritos se impusieron. 24 Por fin Pilato decidió concederles su demanda: 25 soltó al hombre que le pedían, el que por insurrección y homicidio había sido echado en la cárcel, y dejó que hicieran con Jesús lo que quisieran.

Comentario

El sacrificio de Jesús

La narración de Lucas no trata solo de registrar los hechos sucedidos en la muerte de Jesús. También busca mostrarnos la sorprendente verdad de por qué murió Jesús. Al contrario que el niño de cinco años, Jesús dio de hecho su vida para salvarnos a ti y a mí. Lucas nos ayuda a comprender este acto de sustitución:

  • ¿Qué padeció Jesús por ti?

Jesús recibió burlas (22:63; 23:11), fue golpeado (22:63), insultado (v.65), acusado injustamente (23:10), ridiculizado (v.11) y finalmente crucificado (v.23). Lucas resume todo con estas escalofriantes palabras: «(Pilatos) entregó a Jesús a la voluntad de ellos» (v.25, RVA-2015).

  • ¿De quién fue la culpa?

Lucas deja claro que todos son responsables. El sanedrín, los sumos sacerdotes, los maestros de la ley (22:66), la asamblea entera (23:1), Herodes y Pilatos (22:66 – 23:25), todos hicieron su parte. (La muerte de Jesús fue lo que hizo amigos a Herodes y Pilatos (v.12) pues anteriormente habían estado enemistados). ¡Tener un enemigo común hace extraños compañeros de cama! Lucas cuenta cómo los sumos sacerdotes, los gobernantes y el pueblo (v.13) estaban confabulados: «Todos gritaron a una voz» (v.18). No podemos echar la culpa a los judíos o a los romanos ni a otras personas. En última instancia, todos somos responsables.

  • ¿Quién es aquel que murió en tu lugar?

No se trató de un «tercero» inocente que fue castigado por Dios. Al contrario, Dios mismo vino en la persona de su hijo para morir por ti y por mí. Dios estaba haciendo algo totalmente inesperado. Los judíos esperaban un mesías y un salvador, pero nadie imaginó que sería el mismo Dios.

La iglesia del Nuevo Testamento, llena del Espíritu Santo, llegó al conocimiento de quién era Jesús exactamente. Vemos la singularidad de Jesús en los títulos que usó para sí mismo.

Él es el Hijo del Hombre. Claramente, aquí Jesús está usando el título de Hijo del Hombre, el cual se sentará a la derecha de Dios todopoderoso (22:69), como un título mesiánico.

Él es el Cristo rey (23:2) —el «rey de los judíos (v.3) — el tan esperado Mesías.

Lo más notorio de todo, es que Él es el Hijo de Dios: Cuando le preguntaron «¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios?» respondió: «Ustedes dicen que Yo Soy» (22:70, RVA-2015). Parece que aquí Jesús estaba usando el nombre de Dios («YO SOY»), lo que constituye la reivindicación de que Jesús es Dios y fue la razón por la que los ancianos se enojaron tanto con su respuesta (v.71).

  • ¿Qué es la sustitución?

El inocente muere en lugar del culpable. Jesús es inocente, todos nosotros somos culpables.

Incluso Pilatos, quien lo condenó a muerte, declaró: «No encuentro que este hombre sea culpable de nada» (23:4). Una vez más insiste: «Lo he interrogado delante de ustedes sin encontrar que sea culpable de lo que ustedes lo acusan. \[...\] no ha cometido ningún delito que merezca la muerte» (vv.14–15). Por tercera vez pregunta: «¿Qué crimen ha cometido este hombre? No encuentro que él sea culpable de nada que merezca la pena de muerte» (v.22). Lucas deja claro que Jesús murió precisamente porque era el hijo inocente de Dios (22:70–71).

Por otro lado, Barrabás, como nosotros, era culpable. En su caso, lo era del delito de insurrección y asesinato (23:19,25). Lucas insinúa la sustitución: «¡Llévate a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!» (v.18). «Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien ellos habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos» (v.25).

Oración

Señor Jesucristo, ¿cómo podría agradecerte suficientemente que tú, el Hijo de Dios, murieras en mi lugar, el inocente en lugar del culpable.

Antiguo Testamento

Josué 8:1-9:15

Obediencia y victoria

8El Señor exhortó a Josué: «¡No tengas miedo ni te acobardes! Toma contigo a todo el ejército, y ataquen la ciudad de Hai. Yo les daré la victoria sobre su rey y su ejército; se apropiarán de su ciudad y de todo el territorio que la rodea. 2 Tratarás a esta ciudad y a su rey como hiciste con Jericó y con su rey. Sin embargo, podrán quedarse con el botín de guerra y todo el ganado. Prepara una emboscada en la parte posterior de la ciudad.»

3 Se levantó Josué junto con su ejército y fueron a pelear contra Hai. Josué escogió treinta mil guerreros y los envió durante la noche 4 con estas órdenes: «Ustedes pondrán una emboscada en la parte posterior de la ciudad. No se alejen mucho de ella, y manténganse en sus posiciones. 5 Yo me acercaré con mi tropa, y cuando los enemigos salgan a pelear contra nosotros, huiremos como la primera vez. 6 Ellos nos perseguirán, pensando que estamos huyendo de nuevo, y así los alejaremos de la ciudad. 7 Entonces ustedes saldrán de su escondite y se apoderarán de Hai. El Señor les dará la victoria. 8 Cuando hayan capturado la ciudad, quémenla tal como nos lo ordenó el Señor. Éstas son mis órdenes.»

9 Dicho esto, Josué envió a los guerreros a preparar la emboscada, y ellos se apostaron entre Betel y Hai, al oeste de la ciudad mientras él, por su parte, pasaba esa noche con su ejército.

10 Muy de mañana se levantó Josué, pasó revista al ejército y, junto con los jefes de Israel, se puso en marcha hacia Hai. 11 Todos los guerreros que iban con Josué llegaron cerca de Hai y acamparon al norte de la ciudad. Sólo había un valle entre ellos y la ciudad. 12 Josué envió a cinco mil guerreros a preparar la emboscada, y ellos se escondieron entre Betel y Hai, al oeste de la ciudad. 13 De esa manera, una tropa acampó al norte de la ciudad y la otra al oeste. Esa noche Josué avanzó hacia el medio del valle.

14 Cuando el rey de Hai se dio cuenta de lo que pasaba, se apresuró a salir con toda su tropa a pelear contra Israel, en la pendiente que está frente al desierto, sin saber que le habían puesto una emboscada en la parte posterior de la ciudad. 15 Josué y su tropa, fingiéndose derrotados, huyeron por el camino que lleva al desierto. 16 Mientras tanto, todos los hombres que estaban en la ciudad recibieron el llamado de perseguir a los israelitas, alejándose así de Hai. 17 No quedó ni un solo hombre en Hai o en Betel que no hubiera salido a perseguir a Israel, de modo que la ciudad de Hai quedó desprotegida.

18 Entonces el Señor le ordenó a Josué: «Apunta hacia Hai con la jabalina que llevas, pues en tus manos entregaré la ciudad.» Y así lo hizo Josué. 19 Al ver esto, los que estaban en la emboscada salieron de inmediato de donde estaban y, entrando en la ciudad, la tomaron y la incendiaron.

20 Cuando los hombres de Hai miraron hacia atrás, vieron que subía de la ciudad una nube de humo. Entonces se dieron cuenta de que no podían huir en ninguna dirección, porque la gente de Josué que antes huía hacia el desierto, ahora se lanzaba contra sus perseguidores. 21 En efecto, tan pronto como Josué y todos los israelitas vieron que los que tendieron la emboscada habían tomado la ciudad y la habían incendiado, se volvieron y atacaron a los de Hai. 22 Los de la emboscada salieron de la ciudad y persiguieron a los guerreros de Hai, y así éstos quedaron atrapados por todos lados. Los israelitas atacaron a sus enemigos hasta no dejar ni fugitivos ni sobrevivientes. 23 Al rey de Hai lo capturaron vivo y se lo entregaron a Josué.

24 Después de que los israelitas terminaron de matar a filo de espada, en el campo y el desierto, a todos los guerreros de Hai que habían salido a perseguirlos, regresaron a la ciudad y del mismo modo mataron a todos los que quedaban. 25 Ese día murieron todos los habitantes de Hai, como doce mil hombres y mujeres. 26 Josué mantuvo extendido el brazo con el que sostenía su jabalina, hasta que el ejército israelita exterminó a todos los habitantes de Hai. 27 Y tal como el Señor había mandado, el pueblo se quedó con el botín de guerra y todo el ganado. 28 Luego Josué incendió la ciudad, reduciéndola a escombros, como permanece hasta el día de hoy. 29 También mandó ahorcar en un árbol al rey de Hai, y ordenó que dejaran su cuerpo colgando hasta la tarde. Al ponerse el sol, Josué mandó que bajaran el cuerpo del rey y lo arrojaran a la entrada de la ciudad. Así mismo, pidió que se amontonaran piedras encima del cadáver. Y ese montón de piedras permanece hasta el día de hoy.

Lectura de la ley en el monte Ebal

30 Entonces Josué levantó, en el monte Ebal, un altar al Señor, Dios de Israel, 31 tal como Moisés, siervo del Señor, había ordenado a los israelitas. Lo levantó de acuerdo con lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, es decir, que no habían sido trabajadas con ninguna herramienta. En él ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión al Señor.

32 Allí, en presencia de los israelitas, Josué escribió en tablas de piedra una copia de la ley que Moisés había escrito. 33 Todos los israelitas, con sus jefes, oficiales y jueces, estaban de pie a ambos lados del arca del pacto, frente a los sacerdotes levitas que la cargaban en hombros. Tanto los israelitas como los inmigrantes tomaron sus posiciones, la mitad de ellos hacia el monte Guerizín y la otra mitad hacia el monte Ebal, tal como Moisés, siervo del Señor, había mandado cuando bendijo por primera vez al pueblo de Israel.

34 Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la ley. 35 De esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés.

Astucia de los gabaonitas

9Había reyes que vivían en el lado occidental del Jordán, en la montaña, en la llanura y a lo largo de la costa del Mediterráneo, hasta el Líbano: hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos. Cuando estos monarcas se enteraron de lo sucedido, 2 se aliaron bajo un solo mando para hacer frente a Josué y a los israelitas.

3 Los gabaonitas, al darse cuenta de cómo Josué había tratado a las ciudades de Jericó y de Hai, 4 maquinaron un plan. Enviaron unos mensajeros, cuyos asnos llevaban costales viejos y odres para el vino, rotos y remendados. 5 Iban vestidos con ropa vieja y tenían sandalias gastadas y remendadas. El pan que llevaban para comer estaba duro y hecho migas. 6 Fueron al campamento de Guilgal, donde estaba Josué, y les dijeron a él y a los israelitas:

—Venimos de un país muy lejano. Queremos hacer un tratado con ustedes.

7 Los israelitas replicaron:

—Tal vez ustedes son de por acá y, en ese caso, no podemos hacer ningún tratado con ustedes.

8 Ellos le dijeron a Josué:

—Nosotros estamos dispuestos a servirles.

Y Josué les preguntó:

—¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?

9 Ellos respondieron:

—Nosotros somos sus siervos, y hemos venido de un país muy distante, hasta donde ha llegado la fama del Señor su Dios. Nos hemos enterado de todo lo que él hizo en Egipto 10 y de lo que les hizo a los dos reyes amorreos al este del Jordán: Sijón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, el que residía en Astarot. 11 Por eso los habitantes de nuestro país, junto con nuestros dirigentes, nos pidieron que nos preparáramos para el largo viaje y que les diéramos a ustedes el siguiente mensaje: “Deseamos ser siervos de ustedes; hagamos un tratado.” 12 Cuando salimos para acá, nuestro pan estaba fresco y caliente, pero ahora, ¡mírenlo! Está duro y hecho migas. 13 Estos odres estaban nuevecitos y repletos de vino, y ahora, tal como pueden ver, están todos rotos. Y nuestra ropa y sandalias están gastadas por el largo viaje.

14 Los hombres de Israel participaron de las provisiones de los gabaonitas, pero no consultaron al Señor. 15 Entonces Josué hizo con ellos un tratado de ayuda mutua y se comprometió a perdonarles la vida. Y los jefes israelitas ratificaron el tratado.

Comentario

La soberanía de Dios

Dios tiene un propósito para tu vida. Tiene el control del universo y puede tomar incluso lo malo que has cometido o el mal que has recibido y convertirlo en bien (Romanos 8:28).

En este pasaje vemos un ejemplo de esto. El pueblo de Dios había fracasado en el pasado en su intento de tomar la ciudad de Hai (Josué 7:4). Ahora, Dios usa su fracaso del pasado como parte del plan de victoria (8:6–7). A veces Dios usa incluso tus pecados y errores del pasado para el bien, aunque esto no es una excusa para que caigamos en ellos otra vez, como lo hizo Israel al no consultar a Dios acerca de los gabaonitas (9:14).

Por supuesto, en el acto supremo, Dios convirtió la pecaminosidad y los fallos de la humanidad que llevaron a la crucifixión en la mayor victoria de todos los tiempos. La cruz no fue un error, fue parte del propósito soberano de Dios para hacer posible nuestro perdón y que fuéramos limpios, lavando y cubriendo nuestros pecados por medio de la muerte de Jesús en la cruz por nosotros. Dios es un Dios de amor. «En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros» (1 Juan 3:16).

Oración

Señor, gracias porque tú trabajas en todas las cosas para el bien de aquellos que te aman. Gracias porque puedes usar incluso las cosas malas para el bien. Gracias por tu amor sorprendente que me ha sido revelado en Jesucristo, quien entregó su vida por mí, muriendo en mi lugar como mi sustituto.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Salmo 51:1–9

Este es un salmo formidable si te sientes mal por algo. No hay lugar para autojustificarnos. Tenemos que hacernos responsables de la inmundicia que hay en nuestra vida, sin excusas, y dejar que Dios la limpie. Es un gran descanso saber que David, quien pecó tan estrepitosamente, fue perdonado y fue descrito como «un hombre conforme a mi corazón (de Dios)» (1 Samuel 13:14; Hechos 13:22).

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Referencias

Notas:
Dibujo tomado de David Wiles, Stories from the Edge, (Monarch, 2010).

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

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