No es el final
Introducción
Había un silencio absoluto entre el público, era algo fascinante, estábamos como bajo un encanto . Un hombre de 85 años, totalmente ciego, se puso en pie para hablar ante 1500 personas de todas las edades en nuestras vacaciones de iglesia. No tenía notas, por supuesto, ya que no podía leer y dio dos charlas, cada una de una hora de largo.
En la primera hizo un resumen asombroso de todo el Antiguo Testamento. En la segunda, tan brillante como la primera, resumió el Nuevo Testamento entero. No dudó, ni vaciló ni hubo ninguna palabra fuera de lugar. Era la sabiduría destilada de un hombre que había seguido al Señor con todo el corazón toda su vida.
El obispo británico Lesslie Newbigin tuvo uno de los ministerios más sobresalientes del siglo XX. A los 36 años fue nombrado uno de los primeros obispos de la nueva iglesia de la India del Sur. Más adelante en su vida, a su regreso de la India, escribió varios libros dirigidos a ayudar a la iglesia de Occidente a cumplir su misión en un mundo que estaba cambiando rápidamente y no sentía la necesidad de Dios.
Sus escritos y sus predicaciones influyeron en miles de líderes cristianos de todo el mundo. Y aun así, aquel hombre tan impresionante, que había logrado tanto en su vida, tituló su autobiografía Una agenda inconclusa (Unfinished Agenda). Para él siempre quedaba mucho que esperar y por hacer.
Salmos 52:1-9
Salmo 52
Al director musical. Masquil de David, cuando Doeg el edomita fue a informarle a Saúl: «David ha ido a la casa de Ajimélec.»
1 ¿Por qué te jactas de tu maldad, varón prepotente?
¡El amor de Dios es constante!
2 Tu lengua, como navaja afilada,
trama destrucción y practica el engaño.
3 Más que el bien, amas la maldad;
más que la verdad, amas la mentira.
4 Lengua embustera,
te encanta ofender con tus palabras.
5 Pero Dios te arruinará para siempre;
te tomará y te arrojará de tu hogar;
¡te arrancará del mundo de los vivientes!
6 Los justos verán esto, y temerán;
entre burlas dirán de él:
7 «¡Aquí tienen al hombre
que no buscó refugio en Dios,
sino que confió en su gran riqueza
y se afirmó en su maldad!»
8 Pero yo soy como un olivo verde
que florece en la casa de Dios;
yo confío en el gran amor de Dios
eternamente y para siempre.
9 En todo tiempo te alabaré por tus obras;
en ti pondré mi esperanza en presencia de tus fieles,
porque tu nombre es bueno.
Comentario
Para un misionero nunca se termina
¿Cómo reaccionas ante una tragedia o cuando recibes oposición? Es tentador sentir pánico, apartarse, perder la esperanza o incluso renunciar.
David fue un visionario. La visión ha sido definida como una combinación de «una profunda insatisfacción con lo que hay y un claro entendimiento de lo que podría ser». Si tienes visión, siempre podrás decir «no es el final».
David logró tantísimo durante su vida; a pesar de esto tuvo que lidiar con la realidad de la oposición. Este salmo fue escrito después de un revés devastador. David llevaba tiempo huyendo de Saúl, pero Doeg el edomita le había traicionado revelando su ubicación. Aunque para cuando los hombres de Saúl llegaron, David ya se había marchado, su amigo Ajimélec había sido asesinado con casi toda su familia (ver 1 Samuel 21–22).
En este salmo vemos cómo tuvo que lidiar con aquellos que trataban de destruirlo por medio de «engaños» (Salmo 52:2c), «falsedades» (v.3b) y «palabras ofensivas» (v.4a). Puede que nos preguntemos si acaso David estaba pensando en Doeg cuando escribió aquella descripción, pues aquel era como el hombre descrito en el versículo 7 «que no buscó refugio en Dios, sino que confió en su gran riqueza y se afirmó en su maldad». Es algo que tiene mucha resonancia hoy en día.
Pero incluso en medio de una tragedia así y tanta oposición, David ni se desesperó ni se rindió. Al contrario, él ve que con Dios, no es el final. No es el final para Doeg: «Dios te arruinará para siempre» (v.5a). Tampoco lo es para David: «Yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios» (v.8a). David se vuelve a Dios; ¿qué podemos aprender de su respuesta?
- Confiar en el amor de Dios
«Yo confío en el gran amor de Dios eternamente y para siempre» (v.8b). El amor de Dios no fallará nunca.
- Alaba a Dios por sus obras
«En todo tiempo te alabaré por tus obras; en ti pondré mi esperanza en presencia de tus fieles» (v.9a). Alaba a Dios en el pasillo hasta que Dios abra la puerta.
- Espera en el nombre del Señor
«Esperaré en tu nombre, porque es bueno» (v.9b, RVA-2015). Por malas que sean tus circunstancias, con Dios no son el final; por tu esperanza en el nombre de Dios.
Oración
Señor, gracias por los sueños y visiones que pones en mi corazón. Al enfrentarme a los retos que me aguardan y la oposición, oro para que siempre confíe en Tu amor que nunca falla y ponga mi esperanza en Ti para el futuro.
Lucas 24:36-53
Jesús se aparece a los discípulos
36 Todavía estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo:
—Paz a ustedes.
37 Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu.
38 —¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas? 39 Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo.
40 Dicho esto, les mostró las manos y los pies. 41 Como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegría y del asombro, les preguntó:
—¿Tienen aquí algo de comer?
42 Le dieron un pedazo de pescado asado, 43 así que lo tomó y se lo comió delante de ellos. Luego les dijo:
44 —Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.
46 —Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, 47 y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. 48 Ustedes son testigos de estas cosas. 49 Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.
La ascensión
50 Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. 51 Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. 52 Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría. 53 Y estaban continuamente en el templo, alabando a Dios.
Comentario
No es el final para Jesús
Cuando Jesús murió en la cruz, todo parecía ir lo peor que podían ir las cosas. Parecía que era el final para él y para sus seguidores.
Pero no era el final, Dios no había terminado sino que resucitó a Jesús. En este pasaje vemos que Jesús se aparece a sus discípulos y dice: «Paz a ustedes» (v.36). Puede que aún se sintieran asustados» y tuvieran sus «dudas» (v.38). Jesús les da pruebas sólidas de que verdaderamente está vivo.
«Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo» (v.39).
Jesús es más que una figura histórica que nació y murió hace 2000 años, está vivo y está aquí, presente hoy en día.
Cuando los discípulos se dan cuenta de que Jesús está vivo, les embarga la «alegría» y el «asombro» (v.41). Después de comer un pedazo de pescado (v.42) les dice: «Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos»
(v.44).
Cuando Jesús les enseño cómo comprender las Escrituras (en palabras de The message «Cómo leer sus Biblias»), lo que hizo fue dejarnos un ejemplo a seguir. Es por esto por lo que siempre tenemos que tratar de leer las Escrituras del Antiguo Testamento a través de los lentes de Jesús.
Jesús había cumplido totalmente con parte de la misión, que había sido predicha en el Antiguo Testamento. Pero aun así, la agenda de Jesús estaba aún inconclusa.
Sus discípulos recibieron un encargo: «En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén» (v.47). Ahora, tú y yo, sus discípulos, tenemos la tarea de hablar de Jesús «a todas las naciones», contándoles acerca del arrepentimiento y el perdón de los pecados (v.47). Para esta parte de la agenda vas a necesitar el poder del Espíritu Santo. Jesús promete que seremos «revestidos del poder de lo alto» (v.49).
Habiendo fijado esta nueva agenda, Jesús «Alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo» (vv.50–51). Es interesante notar que después de haber sido llevado al cielo y de dejar de estar físicamente presente, ellos comenzaron a adorarlo (v.52a), sabiendo que seguía con ellos. Después, regresaron a Jerusalén «con gran alegría» (v.52b). El final del tiempo de Jesús entre ellos fue también un emocionante comienzo.
En el día de Pentecostés recibieron lo que Jesús había prometido. Fueron llenos del Espíritu Santo y empezaron la tarea de realizar aquella nueva agenda de Jesús. Hoy en día, por todo el mundo, la agenda de Jesús es llevada a cabo por sus discípulos. Queda mucho por acabar. Tú y yo tenemos un papel que desempeñar completando la agenda inconclusa de Jesús que no se ha acabado aún. Un día se terminará y entonces Jesús regresará.
Oración
Señor, oro para que yo pueda dar mi vida para servir a tu gran e inconclusa agenda. Gracias porque el Espíritu Santo me equipa y empodera para la tarea.
Josué 13:1-14:15
El territorio no conquistado
13Cuando Josué era ya bastante anciano, el Señor le dijo: «Ya estás muy viejo, y todavía queda mucho territorio por conquistar. 2 Me refiero a todo el territorio filisteo y guesureo, 3 que se extiende desde el río Sijor, al este de Egipto, hasta la frontera de Ecrón al norte. A ése se le considera territorio cananeo, y en él se encuentran los cinco gobernantes filisteos: el de Gaza, el de Asdod, el de Ascalón, el de Gat y el de Ecrón. También queda sin conquistar el territorio de los aveos. 4 Por el lado sur queda todo el territorio cananeo, desde Araj, tierra de los sidonios, hasta Afec, que está en la frontera de los amorreos. 5 Además queda el territorio de los guiblitas y todo el Líbano oriental, desde Baal Gad, al pie del monte Hermón, hasta Lebó Jamat. 6 Yo mismo voy a echar de la presencia de los israelitas a todos los habitantes de Sidón y a cuantos viven en la región montañosa, desde el Líbano hasta Misrefot Mayin.
»Tú, por tu parte, repartirás y les darás por herencia esta tierra a los israelitas, tal como te lo he ordenado. 7 Ya es tiempo de que repartas esta tierra entre las nueve tribus restantes y la otra media tribu de Manasés.»
División de los territorios al oriente del Jordán
8 La otra media tribu de Manasés, los rubenitas y los gaditas ya habían recibido la herencia que Moisés, siervo del Señor, les había asignado de antemano. 9 Abarcaba desde Aroer, que estaba a orillas del arroyo Arnón, con la población ubicada en medio del valle. Incluía también toda la meseta de Medeba hasta Dibón, 10 todas las ciudades de Sijón —rey de los amorreos que reinaba desde Hesbón—, hasta la frontera del país de los amonitas. 11 Comprendía, además, Galaad, el territorio de la gente de Guesur y Macá, toda la montaña del Hermón y todo Basán hasta Salcá. 12 Ésa era la tierra de Og, rey de Basán, que reinó en Astarot y Edrey; fue el último de los refaítas, a quienes Moisés había derrotado y arrojado de su territorio. 13 Pero los israelitas no expulsaron de su territorio a los habitantes de Guesur y Macá, que hasta el día de hoy viven en territorio israelita.
14 Sin embargo, a la tribu de Leví Moisés no le dio tierras por herencia, pues su herencia son las ofrendas del pueblo del Señor, Dios de Israel, tal como él se lo había prometido.
15 Éstas son las tierras que Moisés había entregado a cada uno de los clanes de la tribu de Rubén: 16 abarcaban desde Aroer, que estaba a orillas del arroyo Arnón, con la población ubicada en medio del valle. Incluían también toda la meseta de Medeba 17 hasta Hesbón y todas las poblaciones de la meseta: Dibón, Bamot Baal, Bet Baal Megón, 18 Yahaza, Cademot, Mefat, 19 Quiriatayin, Sibma, Zaret Sajar, que está en la colina del valle, 20 Bet Peor, Bet Yesimot y las laderas del monte Pisgá; 21 es decir, las ciudades y los pueblos de la meseta, y todos los dominios de Sijón, rey amorreo que gobernó en Hesbón. Moisés había derrotado a este rey y a los príncipes madianitas Eví, Requen, Zur, Jur y Reba, todos ellos aliados de Sijón y habitantes de la región. 22 Los israelitas pasaron a filo de espada a muchos hombres en el campo de batalla, incluso al adivino Balán hijo de Beor. 23 El río Jordán sirvió como frontera del territorio perteneciente a los rubenitas. Estas ciudades y pueblos fueron la herencia de la tribu de Rubén, según sus clanes.
24 Moisés también había entregado a la tribu de Gad y a sus respectivos clanes los siguientes territorios: 25 las tierras de Jazer, todas las poblaciones de la región de Galaad y la mitad del territorio amonita, hasta Aroer, que está frente a Rabá; 26 y las tierras comprendidas entre Hesbón, Ramat Mizpé y Betonín, y entre Majanayin y la frontera de Debir. 27 En el valle recibieron Bet Aram, Bet Nimrá, Sucot y Zafón, junto con lo que quedaba del reino de Sijón, rey de Hesbón. Así que su territorio se extendía desde el este del Jordán hasta el sur del lago Quinéret. 28 Estas ciudades y pueblos fueron la herencia de la tribu de Gad, según sus clanes.
29 Éstas son las tierras que Moisés había entregado a la media tribu de Manasés y sus clanes: 30 el territorio que abarca Majanayin y toda la región de Basán, es decir, todo el reino de Og, incluyendo las sesenta poblaciones de Yaír. 31 Además, la mitad de Galaad, y Astarot y Edrey, ciudades del reino de Og, les correspondieron a la mitad de los descendientes de Maquir hijo de Manasés, según sus clanes.
32 Ésta es la herencia que Moisés repartió cuando se encontraba en los llanos de Moab, al otro lado del río Jordán, al este de Jericó. 33 Sin embargo, a la tribu de Leví Moisés no le dio tierras por herencia, porque el Señor, Dios de Israel, es su herencia, tal como él se lo había prometido.
División de los territorios al occidente del Jordán
14Éstas son las tierras cananeas que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de los clanes entregaron a los israelitas como herencia. 2 Esa herencia se les repartió por sorteo a las nueve tribus y media, tal como el Señor había ordenado por medio de Moisés. 3-4 Ya éste les había dado por herencia la parte oriental del Jordán a las dos tribus y media, pues los descendientes de José se habían dividido en dos tribus, Manasés y Efraín. Pero a los levitas no les dio tierras, sino sólo algunas poblaciones con sus respectivos campos de cultivo y pastoreo. 5 Así los israelitas dividieron el territorio tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
Caleb recibe Hebrón
6 Los descendientes de Judá se acercaron a Josué en Guilgal. El quenizita Caleb hijo de Jefone le pidió a Josué: «Acuérdate de lo que el Señor le dijo a Moisés, hombre de Dios, respecto a ti y a mí en Cades Barnea. 7 Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del Señor, me envió desde Cades Barnea para explorar el país, y con toda franqueza le informé de lo que vi. 8 Mis compañeros de viaje, por el contrario, desanimaron a la gente y le infundieron temor. Pero yo me mantuve fiel al Señor mi Dios. 9 Ese mismo día Moisés me hizo este juramento: “La tierra que toquen tus pies será herencia tuya y de tus descendientes para siempre, porque fuiste fiel al Señor mi Dios.”
10 »Ya han pasado cuarenta y cinco años desde que el Señor hizo la promesa por medio de Moisés, mientras Israel peregrinaba por el desierto; aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha mantenido con vida! 11 Y todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. 12 Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.»
13 Entonces Josué bendijo a Caleb y le dio por herencia el territorio de Hebrón. 14 A partir de ese día Hebrón ha pertenecido al quenizita Caleb hijo de Jefone, porque fue fiel al Señor, Dios de Israel. 15 Hebrón se llamaba originalmente Quiriat Arbá, porque Arbá fue un importante antepasado de los anaquitas.
Después de todo esto el país se vio libre de guerras.
Comentario
Nunca es el final para aquellos que «terminan bien»
Aquellos que acaban bien siempre tendrán una agenda inconclusa. Siempre podrás decir: «aún no es el final».
Una vez más vemos el tema de la «agenda inconclusa» en la vida de Josué: «Cuando Josué era ya bastante anciano, el Señor le dijo: “Ya estás muy viejo, y todavía queda mucho territorio por conquistar”»
(13:1).
Inspírate en el ejemplo de Josué quien siguió al Señor de todo corazón. Lo mismo que hizo Caleb, quien pudo decir: «Por mi parte, seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón» (14:8b, NTV). «Porque él siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón» (v.14, NTV).
Caleb no solo siguió a Dios de todo corazón a la edad de cuarenta años (v.7) sino que aún seguía haciéndolo a la edad de ochenta y cinco (v.10) —la misma edad que tenía el obispo Lesslie Newbigin cuando dio aquellas asombrosas charlas—. Este es el reto, acabar bien, sin perder el primer amor y manteniendo los ojos fijos en Jesús.
Para Caleb, el resultado fue la «fortaleza», en su caso, tanto física como de carácter interior (v.11). Y para todos los que se dan a sí mismos de todo corazón a Dios, está la fuerza interior del Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido a ti y a mí. Necesitas esta fuerza interior del Espíritu Santo para acabar bien y cumplir con tu llamado de procurar el cumplimento de la nueva agenda de Jesús.
Oración
Señor, ayúdame a terminar bien. Que al final de mi vida pueda decir «seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón». Te pido que me llenes de la fuerza interior del Espíritu Santo al procurar que la nueva agenda de Jesús sea hecha y que el evangelio sea predicado en su nombre a todas las naciones.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Lucas 24:39
«Miren mis manos y mis pies».
En uno de nuestros viajes a la India, se nos pidió hablar a algunos empleados de los hoteles Oberoi y Taj Mahal. Ambos hoteles habían sido el blanco de ataques terroristas en noviembre de 2008. Muchos murieron y fueron heridos, otros sufrieron el trauma psicológico de esconderse durante el asedio y ver cómo disparaban delante de ellos a sus amigos y huéspedes.
Estando allí delante de ellos, me sentí sobrecogida por el dolor y el trauma que habían tenido que experimentar. Al buscar palabras que decirles, me acordé de este pasaje cuando Jesús estuvo delante de ellos y les dijo: «Paz con ustedes» (v.36), y les mostró sus manos y sus pies. Aún después de su resurrección sigue llevando las cicatrices de su sufrimiento para toda la eternidad.
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Referencias
Notes:
John Stott, Issues facing Christians Today, (Zondervan, 2006) p.368.
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