Cómo encontrar paz en la adversidad
Introducción
Los seguidores de Jesús se han enfrentado a la adversidad, la oposición y la persecución durante dos mil años. En algunos de los países que Pippa y yo hemos visitado a lo largo de los años, los cristianos han padecido persecuciones físicas.
En nuestra época, no sufrimos persecución física en occidente. Sin embargo, al ver algunos de los mensajes emergentes que salen de aquellos con la intención declarada de «erradicar la fe», está claro que la agresión y la vehemencia de los ataques pueden aumentar.
La oposición está por venir. Aquellos que desean «vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos» (2 Timoteo 3:12, RVA-2015). La oposición proviene tanto de aquellos que están lejos de nosotros (los filisteos en el pasaje del Antiguo Testamento para hoy) y tristemente, a veces de los más cercanos a casa (los fariseos en el pasaje del Nuevo Testamento). ¿Cómo encuentras paz en la adversidad?
Proverbios 12:18-27
18 El charlatán hiere con la lengua como con una espada,
pero la lengua del sabio brinda alivio.
19 Los labios sinceros permanecen para siempre,
pero la lengua mentirosa dura sólo un instante.
20 En los que fraguan el mal habita el engaño,
pero hay gozo para los que promueven la paz.
21 Al justo no le sobrevendrá ningún daño,
pero al malvado lo cubrirá la desgracia.
22 El Señor aborrece a los de labios mentirosos,
pero se complace en los que actúan con lealtad.
23 El hombre prudente no muestra lo que sabe,
pero el corazón de los necios proclama su necedad.
24 El de manos diligentes gobernará;
pero el perezoso será subyugado.
25 La angustia abate el corazón del hombre,
pero una palabra amable lo alegra.
26 El justo es guía de su prójimo,
pero el camino del malvado lleva a la perdición.
27 El perezoso no atrapa presa,
pero el diligente ya posee una gran riqueza.
Comentario
1. Promueve la paz
El antídoto contra la oposición y el mal es caminar en el espíritu opuesto: ser de aquellos que «promueven la paz». El escritor pone en contraste el: «Engaño \[que\] hay en el corazón de los que traman el mal» (v.20a, RVA-2015) con el «gozo para los que promueven la paz» (v.20b). ¿Cómo puedes hacer esto?
- Trae sanación
Promueve la paz con tus palabras. «El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio» (v.18). Las palabras son tan poderosas que pueden lastimar profundamente pero también pueden sanar.
- Sé sincero
«Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura solo un instante» (v.19). Las palabras veraces no solo son catárticas, sino que también tienen un impacto duradero – «permanecen para siempre» (v.19).
- Sé moderado
«Los necios hacen pública su necedad» (v.23b, NTV). Pero «los sabios no hacen alarde de sus conocimientos» (v.23a, NTV). El conocimiento es como la ropa interior: es útil tenerla, pero ¡no es necesario mostrarla! El mero hecho de que sepas la respuesta no significa que debas darla. Siempre me impresiona la moderación de los anfitriones y ayudantes en Alpha.
- Sé amable
«La angustia abate el corazón del hombre» (v.25a). Dios quiere que disfrutes la vida, que ayudes a los demás, que no te sientas agobiado por la angustia; «una palabra amable lo alegra» (v.25b). Mediante una palabra alentadora puedes transformar el día de una persona o incluso su vida.
Oración
Señor, ayúdame a ser una persona que promueve la paz y que pronuncia palabras de sanación, verdad, moderación y bondad.
Juan 11:45-12:11
La conspiración para matar a Jesús
45 Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús, creyeron en él. 46 Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo.
—¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48 Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación.
49 Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo:
—¡Ustedes no saben nada en absoluto! 50 No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación.
51 Pero esto no lo dijo por su propia cuenta sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía, 52 y no sólo por esa nación sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos. 53 Así que desde ese día convinieron en quitarle la vida.
54 Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín, donde se quedó con sus discípulos.
55 Faltaba poco para la Pascua judía, así que muchos subieron del campo a Jerusalén para su purificación ceremonial antes de la Pascua. 56 Andaban buscando a Jesús, y mientras estaban en el templo comentaban entre sí: «¿Qué les parece? ¿Acaso no vendrá a la fiesta?» 57 Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que si alguien llegaba a saber dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para que lo arrestaran.
María unge a Jesús en Betania
12Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 2 Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. 3 María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
4 Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó:
5 —¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres?
6 Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella.
7 —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura. 8 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
9 Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí, y fueron a ver no sólo a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 10 Entonces los jefes de los sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, 11 pues por su causa muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.
Comentario
2. Vive en paz
Dios es soberano, Él usa incluso las peores cosas para bien. Lo vemos claramente en la cruz: la peor de todas las maquinaciones de la historia —la tortura y el asesinato del inocente Hijo de Dios— fue usada por Dios para traer la salvación a toda la raza humana.
Siendo así, puedes vivir en paz, confiando en que Dios usará para bien incluso las peores cosas a las que te enfrentes en la vida (Romanos 8:28).
Jesús afrontó las conspiraciones malévolas, aparentemente causadas por la envidia (un pecado al que es propensa la gente religiosa). La gente tenía envidia de Jesús porque tenía tantos seguidores y parecía tener más «éxito» que los líderes religiosos. Por envidia, los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo (Juan 11:47a).
El Consejo era el tribunal supremo de la nación, comprendía 71 miembros incluyendo al sumo sacerdote. Los jefes de los sacerdotes eran la mayoría y los fariseos una minoría influyente. Ellos preguntaron: «¿Qué vamos a hacer?» (V.47b). ¡Fue una muy buena pregunta! Tenían envidia de la popularidad de Jesús y conspiraron para quitarle la vida (v.53).
Ellos querían hacer el mal, mientras que Dios pretendía hacer el bien. Caifás profetizó: «… les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación» (v.50). Dios es capaz de hablar a través de un agente involuntario.
Juan comenta: «Pero esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía, y no solo por esa nación, sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos» (vv.51-52).
Tal vez porque él sabía de la conspiración en su contra, «Jesús ya no andaba públicamente \[…\], sino que salió de la región \[…\] se quedó con sus discípulos» (v.54). Pero este no era el final de la oposición a la que Jesús se enfrentaba.
La oposición de Judas tuvo que ser lo más doloroso de todo. Cuando María derrama el perfume sobre los pies de Jesús, Judas reprocha: «¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres?» (12:5). Esta, a primera vista, es una objeción perfectamente válida, pero leemos: «Dijo esto no porque se interesara por los pobres» (v.6).
Seguramente tuvo que ser muy desazonador para Jesús que su amigo y discípulo, Judas, estuviera robando dinero de las ofrendas hechas por los generosos donantes de Jesús y sus discípulos (Lucas 8:2-3).
Jesús simplemente responde a la objeción de Judas: «A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán» (Juan 12:8).
Jesús ciertamente no alentaba a quedarnos de brazos cruzados con respecto a los pobres. El hecho de que nunca llegaremos a erradicar la pobreza en el mundo no significa que no debamos intentarlo; a fin de cuentas, la compasión por los pobres fue central en el ministerio de Jesús. Más bien, Jesús estaba dirigiendo la atención de sus discípulos hacia la importancia de lo que María había hecho.
Mientras todo esto estaba sucediendo, los planes contra Jesús se estaban moldeando (vv.9-11). La envidia puede llevar al asesinato. No solo tramaron quitarle la vida a Jesús (11:53), sino que también hicieron planes para matar a Lázaro, pues estaba llevando mucha gente a la fe (12: 10-11).
Sin embargo, lo extraordinario de este pasaje es la manera en que vemos la mano de Dios en acción en todo esto. A pesar de la oposición y el mal hecho, el plan final de Dios todavía siguió cumpliéndose. Lo que los oponentes de Jesús planearon para hacer el mal, Dios lo usó para hacer el bien.
Oración
Señor, gracias porque puedo vivir en paz, sabiendo que en todo trabajas por el bien de los que te aman.
1 Samuel 5:1-7:17
El arca en Asdod y Ecrón
5Después de capturar el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Ebenezer a Asdod 2 y la pusieron junto a la estatua de Dagón, en el templo de ese dios. 3 Al día siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Así que la levantaron y la colocaron en su sitio. 4 Pero al día siguiente, cuando se levantaron, volvieron a encontrar la estatua tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Sobre el umbral estaban su cabeza y sus dos manos, separadas del tronco. 5 Por eso, hasta el día de hoy, ninguno de los que entran en el templo de Dagón en Asdod pisan el umbral, ¡ni siquiera los sacerdotes!
6 El Señor descargó su mano sobre la población de Asdod y sus alrededores, y los azotó con tumores. 7 La gente de Asdod reconoció lo que estaba pasando, y declaró: «El arca del Dios de Israel no puede quedarse en medio nuestro, porque ese dios ha descargado su mano sobre nosotros y contra nuestro dios Dagón.»
8 Así que convocaron a todos los jefes filisteos y les preguntaron:
—¿Qué vamos a hacer con el arca del Dios de Israel?
—Trasládenla a la ciudad de Gat —respondieron los jefes.
Y así lo hicieron. 9 Pero después de que la trasladaron, el Señor castigó a esa ciudad, afligiendo con una erupción de tumores a sus habitantes, desde el más pequeño hasta el mayor. Eso provocó un pánico horrible. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón pero, tan pronto como entró el arca en la ciudad, sus habitantes se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para matarnos a todos!» 11 Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: «¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!» Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar. 12 Los que no murieron fueron azotados por tumores, de modo que los gritos de la ciudad llegaban hasta el cielo.
Los filisteos devuelven el arca a Israel
6El arca del Señor estuvo en territorio filisteo siete meses, 2 y los filisteos convocaron a los sacerdotes y a los adivinos para preguntarles:
—¿Qué vamos a hacer con el arca del Señor? Dígannos de qué modo hay que devolverla a su lugar.
3 —Si piensan devolverla —contestaron—, no la manden sin nada; tienen que presentarle a Dios una ofrenda compensatoria. Entonces recobrarán la salud y sabrán por qué Dios no ha dejado de castigarlos.
4 —¿Y qué le debemos ofrecer? —preguntaron los filisteos.
—Cinco figuras de oro en forma de tumor —respondieron aquéllos— y otras cinco en forma de rata, conforme al número de jefes filisteos, pues la misma plaga los ha azotado a ustedes y a sus jefes. 5 Así que hagan imágenes de los tumores y de las ratas que han devastado el país, y den honra al Dios de Israel. Tal vez suavice su castigo contra ustedes, sus dioses y su tierra. 6 ¿Por qué se van a obstinar, como lo hicieron los egipcios bajo el faraón? ¿No es cierto que Dios tuvo que hacerles daño para que dejaran ir a los israelitas?
7 »Ahora manden a construir una carreta nueva. Escojan también dos vacas con cría y que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero encierren los becerros en el establo. 8 Tomen luego el arca del Señor y pónganla en la carreta. Coloquen una caja junto al arca, con los objetos de oro que van a entregarle a Dios como ofrenda compensatoria. Luego dejen que la carreta se vaya sola, 9 y obsérvenla. Si se va en dirección de Bet Semes, su propio territorio, eso quiere decir que el Señor es quien nos ha causado esta calamidad tan terrible. Pero si la carreta se desvía para otro lugar, sabremos que no fue él quien nos hizo daño, sino que todo ha sido por casualidad.
10 Así lo hicieron. Tomaron dos vacas con cría y las ataron a la carreta, pero encerraron los becerros en el establo. 11 Además, en la carreta pusieron el arca del Señor y la caja que contenía las figuras de ratas y de tumores de oro. 12 ¡Y las vacas se fueron mugiendo por todo el camino, directamente a Bet Semes! Siguieron esa ruta sin desviarse para ningún lado. Los jefes de los filisteos se fueron detrás de la carreta, hasta llegar al territorio de Bet Semes.
13 Los habitantes de Bet Semes, que estaban en el valle cosechando el trigo, alzaron la vista y, al ver el arca, se llenaron de alegría. 14 La carreta llegó hasta el campo de Josué de Bet Semes, donde había una gran piedra, y allí se detuvo. Entonces la gente del pueblo usó la madera de la carreta como leña, y ofreció las vacas en holocausto al Señor. 15 Los levitas que habían descargado la carreta pusieron el arca del Señor sobre la gran piedra, junto con la caja que contenía las figuras de oro. Aquel día los habitantes de Bet Semes ofrecieron holocaustos y sacrificios al Señor. 16 Los cinco jefes filisteos vieron todo esto, y regresaron a Ecrón ese mismo día.
17 Las figuras de oro en forma de tumor, que los filisteos entregaron al Señor como ofrenda compensatoria, correspondían a cada una de estas ciudades: Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. 18 Así mismo, el número de las ratas de oro correspondía al de las ciudades filisteas que pertenecían a los cinco jefes, tanto las ciudades fortificadas como las aldeas sin murallas. Y la gran piedra donde depositaron el arca del Señor permanece hasta el día de hoy, como testimonio, en el campo de Josué de Bet Semes.
19 Algunos hombres de ese lugar se atrevieron a mirar dentro del arca del Señor, y Dios los mató. Fueron setenta los que perecieron. El pueblo hizo duelo por el terrible castigo que el Señor había enviado, 20 y los habitantes de Bet Semes dijeron: «El Señor es un Dios santo. ¿Quién podrá presentarse ante él? ¿Y a dónde podremos enviar el arca para que no se quede entre nosotros?» 21 Así que mandaron este mensaje a los habitantes de Quiriat Yearín: «Los filisteos han devuelto el arca del Señor; vengan y llévensela.»
7Los de Quiriat Yearín fueron a Bet Semes y se llevaron el arca del Señor a la casa de Abinadab, que estaba en una loma. Luego consagraron a su hijo Eleazar para que estuviera a cargo de ella.
Samuel derrota a los filisteos en Mizpa
2 El arca permaneció en Quiriat Yearín durante mucho tiempo. Pasaron veinte años, y todo el pueblo de Israel buscaba con ansiedad al Señor. 3 Por eso Samuel le dijo al pueblo: «Si ustedes desean volverse al Señor de todo corazón, desháganse de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedíquense totalmente a servir sólo al Señor, y él los librará del poder de los filisteos.» 4 Así que los israelitas echaron fuera a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté, y sirvieron sólo al Señor.
5 Luego Samuel ordenó: «Reúnan a todo Israel en Mizpa para que yo ruegue al Señor por ustedes.» 6 Cuando los israelitas se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: «Hemos pecado contra el Señor.» Fue en Mizpa donde Samuel comenzó a gobernar a los israelitas.
7 Cuando los filisteos se enteraron de que los israelitas se habían reunido en Mizpa, los jefes filisteos marcharon contra Israel. Al darse cuenta de esto, los israelitas tuvieron miedo de los filisteos 8 y le dijeron a Samuel: «No dejes de clamar al Señor por nosotros, para que nos salve del poder de los filisteos.» 9 Samuel tomó entonces un cordero pequeño y lo ofreció en holocausto al Señor. Luego clamó al Señor en favor de Israel, y el Señor le respondió.
10 Mientras Samuel ofrecía el sacrificio, los filisteos avanzaron para atacar a Israel. Pero aquel día el Señor lanzó grandes truenos contra los filisteos. Esto creó confusión entre ellos, y cayeron derrotados ante los israelitas. 11 Entonces los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mizpa hasta más allá de Bet Car, matándolos por el camino. 12 Después Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer, «El Señor no ha dejado de ayudarnos.»
13 Durante toda la vida de Samuel, el Señor manifestó su poder sobre los filisteos. Éstos fueron subyugados por los israelitas y no volvieron a invadir su territorio. 14 Fue así como los israelitas recuperaron las ciudades que los filisteos habían capturado anteriormente, desde Ecrón hasta Gat, y libraron todo ese territorio del dominio de los filisteos. También hubo paz entre Israel y los amorreos.
15 Samuel siguió gobernando a Israel toda su vida. 16 Todos los años recorría las ciudades de Betel, Guilgal y Mizpa, y atendía los asuntos del país en esas regiones. 17 Luego regresaba a Ramá, donde residía, y desde allí gobernaba a Israel. También allí erigió un altar al Señor.
Comentario
3. Ora pidiendo paz
Dios nunca olvida una sola oración que hayas hecho, aunque tú la puedas olvidar. Pueden sucederte cosas hoy que sean resultado de oraciones que hiciste hace años y ya has olvidado. Pero Dios todavía está trabajando en ellas en Su tiempo. Sigue acumulando oraciones; la oración perseverante siempre triunfa.
En el Antiguo Testamento, el arca de Dios era el lugar donde Dios estaba supremamente presente, y era el lugar de la gloria de Dios. Ayer leíamos «¡Se han llevado la gloria de Israel! ¡El arca de Dios ha sido capturada!» (4:22).
A veces tenemos que esperar mucho tiempo para que el Señor actúe y responda nuestras oraciones; «… durante mucho tiempo. Pasaron veinte años, y todo el pueblo de Israel buscaba con ansiedad al Señor» (7:2). Cuando oramos durante una semana creemos que hemos orado durante mucho tiempo, pero ellos oraron durante veinte años por su país antes de que Dios actuara.
El camino de la liberación a menudo comienza cuando volvemos al Señor con todo nuestro corazón. Samuel dijo: «”Si ustedes desean volverse al Señor de todo corazón, desháganse de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedíquense totalmente a servir solo al Señor, y él los librará del poder de los filisteos”. Así que los israelitas echaron fuera a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté, y sirvieron solo al Señor» (7:3-4).
Lo primero que debes hacer en tu vida cuando estás buscando la presencia y ayuda de Dios es quitar cualquier cosa que esté distrayendo tu atención y enfoque lejos de Dios.
Después de regresar al Señor fue necesario un período de confesión y arrepentimiento, que se manifestó mediante su ayuno: «También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: "Hemos pecado contra el Señor"» (v.6).
Finalmente, fue la intercesión de Samuel y la persistencia en la oración durante veinte años lo que trajo al pueblo de Dios la victoria. Samuel dijo: «… yo rogaré al Señor por ustedes» (v.5, DHH). Ellos le pidieron: «No ceses de clamar por nosotros al Señor nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos» (v.8, RVA-2015). Samuel «clamó al Señor en favor de Israel, y el Señor le respondió» (v.9).
Reconocían que era una respuesta asombrosa a la oración: «El Señor no ha dejado de ayudarnos» (v.12). Fueron liberados del poder de los filisteos y hubo paz en la tierra (v.13).
Oración
Señor, me entrego otra vez para servirte a Ti solamente. Perdona mis pecados y los pecados de tu pueblo. Clamo a Ti pidiéndote liberación y paz. Oro para que veamos a mucha gente en esta tierra poniendo su fe en Jesús.
Añadidos de Pippa
Samuel 5:4
Pero, al día siguiente, cuando se levantaron, volvieron a encontrar la estatua tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Sobre el umbral estaban su cabeza y sus dos manos, separadas del tronco».
Cuando la presencia del Señor está en un lugar, el poder de Dios es liberado y los falsos ídolos acaban rotos en el suelo.
App
Enjoy reading or listening to The Bible with Nicky and Pippa Gumbel on your iPhone or Android device.
Receive a daily email with a fresh devotion straight in your inbox.
Podcast
Subscribe and listen to The Bible with Nicky and Pippa Gumbel delivered to your favourte podcast app everyday.
Website
Far from your mobile device? You can read the daily devotion right here on this website.
Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
Copyright © 1999 by Biblica, Inc