Cómo finalizar bien
Introducción
Puedes terminar bien. Aunque hayas tenido un mal comienzo en la vida, o te hayas envilecido en el camino, o hayas cometido errores y tengas remordimientos… puedes terminar bien y eso es lo que más importa.
Algunos comienzan bien pero caen. Muchas de las compañías que Jim Collins había descrito en su bestseller internacional Empresas que sobresalen, cayeron durante la recesión. Incluso la empresa «más poderosa» puede caer.
En su libro más reciente, Cómo caen los poderosos, examina el camino hacia la perdición. La primera etapa del proceso comienza por «el orgullo arrogante nacido de éxito». Al igual que con Saúl en el pasaje del Antiguo Testamento de hoy, la arrogancia es por donde comienza el proceso por el cual caen los poderosos. Saúl comenzó bien pero no terminó bien.
Es más importante terminar bien que empezar bien. En el Nuevo Testamento, Saulo (de Tarso) comenzó realmente mal (como perseguidor de Jesús), pero terminó bien (como el gran apóstol Pablo).
Como siempre, Jesús nos muestra el camino. Su vida fue relativamente corta y murió a los treinta y tantos años, pero terminó bien. Él completó la obra que el Padre le dio para hacer (Juan 17:4). Esta es mi ambición en la vida, quiero completar la obra que Dios me ha dado para hacer.
¿Cómo puedes estar seguro de que finalizas bien?
Proverbios 12:28-13:9
28 En el camino de la justicia se halla la vida;
por ese camino se evita la muerte.
13El hijo sabio atiende a la corrección de su padre,
pero el insolente no hace caso a la reprensión.
2 Quien habla el bien, del bien se nutre,
pero el infiel padece hambre de violencia.
3 El que refrena su lengua protege su vida,
pero el ligero de labios provoca su ruina.
4 El perezoso ambiciona, y nada consigue;
el diligente ve cumplidos sus deseos.
5 El justo aborrece la mentira;
el malvado acarrea vergüenza y deshonra.
6 La justicia protege al que anda en integridad,
pero la maldad arruina al pecador.
7 Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada;
hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene.
8 Con su riqueza el rico pone a salvo su vida,
pero al pobre no hay ni quien lo amenace.
9 La luz de los justos brilla radiante,
pero los malvados son como lámpara apagada.
Comentario
1. Ten una visión de largo plazo
El escritor de Proverbios nos anima a adoptar la visión a largo plazo y permanecer en el camino de la «justicia» donde «se halla la vida; por ese camino se evita la muerte» (12:28). Evita la tentación de centrarte solo en el aquí y el ahora, y actúa con las perspectiva de la eternidad.
¿A qué se asemeja una vida justa?
- Escuchar el consejo de los padres
«… el niño sabio atiende a la corrección de su padre» (13:1). Honrar a los padres es una de las prioridades de Dios. La vida familiar y la buena crianza de los hijos son primordiales. Recomiendo El libro para padres de familia de Nicky y Sila Lee.
- Guardar tus labios
«… el que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina» (v.3). Nunca se valorará lo suficiente la importancia de tus palabras y de controlar la lengua.
- Trabajar duro
«… el diligente ve cumplidos sus deseos» (v.4). El trabajo es una bendición. Alcanzar el éxito requiere trabajar duro con una perseverancia diligente. Winston Churchill señaló: «El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo».
- Amar la verdad
«El justo aborrece la mentira» (v.5). Debemos odiar la deshonestidad y amar la verdad. Mark Twain dijo en una ocasión: «Si dices la verdad, no tienes que recordar nada».
- Ser una persona de integridad
«La justicia protege al que anda en integridad» (v.6). Tener integridad no significa ser perfecto. Significa ser honesto, genuino y auténtico (es lo contrario de la hipocresía). En su libro Integridad, el Dr. Henry Cloud —psicólogo clínico— escribe que «la integridad es la clave del éxito. Una persona con integridad tiene la habilidad —poco común— de que todo funcione en unidad, de hacer que todo suceda sin importar cuán desafiantes sean la circunstancias».
Oración
Señor, ayúdame a ser sabio, a honrar a los padres, guardar mis labios, trabajar duro, decir la verdad y vivir una vida íntegra.
Juan 14:1-31
Jesús consuela a sus discípulos
14»No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. 3 Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. 4 Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy.
Jesús, el camino al Padre
5 Dijo entonces Tomás:
—Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?
6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. 7 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.
8 —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.
9 —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. 11 Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas. 12 Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. 13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. 14 Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.
Jesús promete el Espíritu Santo
15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. 18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. 19 Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán. 20 En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes. 21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
22 Judas (no el Iscariote) le dijo:
—¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?
23 Le contestó Jesús:
—El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.
25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes. 26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. 27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
28 »Ya me han oído decirles: “Me voy, pero vuelvo a ustedes.” Si me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, porque el Padre es más grande que yo. 29 Y les he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. 30 Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí, 31 pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga.
»¡Levántense, vámonos de aquí!
Comentario
2. Confía en el legado de Jesús
¿Está preocupado, angustiado, agitado o asustado? Jesús no quiere que te angusties, sino que tengas paz en tu corazón (vv.1,27).
Jesús sabía que su vida en esta tierra estaba terminando. Estaba a punto de dejar a sus discípulos (v.27) para volver al Padre (v.3). Sin embargo, les pidió: «No dejen que el corazón se les llene de angustia» (v.1, NTV). «La paz les dejo» (v.27). Jesús no te deja solo, sino que te entrega un legado increíble.
- Jesús tiene planes buenos para tu futuro
Jesús afirma: «En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas \[...\]. Voy a prepararles una habitación» (v.2). En Cristo, tu futuro a largo plazo es totalmente seguro.
- Jesús está regresando por ti
El fin de la vida terrenal no es la última etapa. Jesús les prometió a sus seguidores, «vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté» (v.3). Estarás con Jesús para siempre.
- Jesús ha abierto el camino para que conozcas a Dios
Tomás pregunta: «¿Cómo podemos conocer el camino?» Jesús responde: «Yo soy el camino, la verdad y la vida \[…\]. Nadie viene al Padre sino por mí» (vv.5-6).
- Jesús te revela a Dios
Felipe le pide: «Señor \[…\], muéstranos al Padre» (v.8). Jesús responde: «El que me ha visto a mí ha visto al Padre» (v.9). Si quieres saber cómo es Dios, mira a Jesús.
- Jesús hará cosas aún mayores a través tuyo
Jesús hará milagros más grandes a través de sus discípulos que los que él hizo mientras estaba en la tierra (v.12).
- Jesús continuará respondiendo a tus oraciones
«Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre. Es cierto, pídanme cualquier cosa en mi nombre, ¡y yo la haré!» (vv.13-14, NTV).
- Jesús nunca te dejará solo
Jesús afirma: «No los voy a dejar huérfanos» (v.18). En palabras de The Message, Jesús «te dará otro amigo para que siempre tengas a alguien contigo. Este Amigo es el Espíritu de la Verdad \[...\] él ha permanecido contigo, e incluso estará en ti» (vv.16-17, MSG).
- Jesús continuará amándote
«… al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él» (v.21b).
- Jesús y el Padre harán Su hogar en ti
Jesús señaló: «El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él» (v.23).
- Jesús te deja paz
«La paz les dejo \[...\]. No se angustien ni se acobarden» (v.27). La paz viene de confiar en que Jesús está allí con nosotros y en nosotros. Jesús es nuestra paz.
¿Cómo es posible todo esto? La manera en que Jesús te transmite su legado es a través del Espíritu Santo. Él enviará al Espíritu Santo (el Paráclito) a vivir en tu corazón: «El Amigo, el Espíritu Santo que el Padre enviará a mi solicitud, te lo hará saber todo» (v.26, MSG). La palabra griega «parakletos» significa literalmente «llamar a alguien al lado de uno». Tiene un significado múltiple: consejero, defensor, consolador, alentador, ayudante, alguien para estar a tu lado, el que se hace tu amigo. Una madre es un paráclito para su niño. Ella quita la angustia de la soledad y aporta presencia, seguridad, paz y comunión.
El Espíritu Santo ahora vive en nosotros para darnos nueva fuerza y nuevo amor; para que nosotros, la iglesia, podamos continuar la misión de Jesús en el mundo.
¡Jesús lo había planificado meticulosamente y había dejado un gran plan de sucesión!
Oración
Señor, gracias por darme el Espíritu Santo para que viva en mí y esté conmigo para siempre. Gracias por darme tu paz y prometer responder mis oraciones.
1 Samuel 14:24-15:35
El juramento de Saúl
24 Los israelitas desfallecían de hambre, pues Saúl había puesto al ejército bajo este juramento: «¡Maldito el que coma algo antes del anochecer, antes de que pueda vengarme de mis enemigos!» Así que aquel día ninguno de los soldados había probado bocado.
25 Al llegar a un bosque, notaron que había miel en el suelo. 26 Cuando el ejército entró en el bosque, vieron que la miel corría como agua, pero por miedo al juramento nadie se atrevió a probarla. 27 Sin embargo, Jonatán, que no había oído a su padre poner al ejército bajo juramento, alargó la vara que llevaba en la mano, hundió la punta en un panal de miel, y se la llevó a la boca. En seguida se le iluminó el rostro. 28 Pero uno de los soldados le advirtió:
—Tu padre puso al ejército bajo un juramento solemne, diciendo: “¡Maldito el que coma algo hoy!” Y por eso los soldados desfallecen.
29 —Mi padre le ha causado un gran daño al país —respondió Jonatán—. Miren cómo me volvió el color al rostro cuando probé un poco de esta miel. 30 ¡Imagínense si todo el ejército hubiera comido del botín que se le arrebató al enemigo! ¡Cuánto mayor habría sido el estrago causado a los filisteos!
31 Aquel día los israelitas mataron filisteos desde Micmás hasta Ayalón. Y como los soldados estaban exhaustos, 32 echaron mano del botín. Agarraron ovejas, vacas y terneros, los degollaron sobre el suelo, y se comieron la carne con todo y sangre. 33 Entonces le contaron a Saúl:
—Los soldados están pecando contra el Señor, pues están comiendo carne junto con la sangre.
—¡Son unos traidores! —replicó Saúl—. Hagan rodar una piedra grande, y tráiganmela ahora mismo.
34 También les dijo:
—Vayan y díganle a la gente que cada uno me traiga su toro o su oveja para degollarlos y comerlos aquí; y que no coman ya carne junto con la sangre, para que no pequen contra el Señor.
Esa misma noche cada uno llevó su toro, y lo degollaron allí. 35 Luego Saúl construyó un altar al Señor. Éste fue el primer altar que levantó. 36 Y dijo:
—Vayamos esta noche tras los filisteos. Antes de que amanezca, quitémosles todo lo que tienen y no dejemos a nadie con vida.
—Haz lo que te parezca mejor —le respondieron.
—Primero debemos consultar a Dios —intervino el sacerdote.
37 Saúl entonces le preguntó a Dios: «¿Debo perseguir a los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?» Pero Dios no le respondió aquel día. 38 Así que Saúl dijo:
—Todos ustedes, jefes del ejército, acérquense y averigüen cuál es el pecado que se ha cometido hoy. 39 ¡El Señor y Salvador de Israel me es testigo de que, aun si el culpable es mi hijo Jonatán, morirá sin remedio!
Nadie se atrevió a decirle nada. 40 Les dijo entonces a todos los israelitas:
—Pónganse ustedes de un lado, y yo y mi hijo Jonatán nos pondremos del otro.
—Haz lo que te parezca mejor —respondieron ellos.
41 Luego le rogó Saúl al Señor, Dios de Israel, que le diera una respuesta clara. La suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, de modo que los demás quedaron libres. 42 Entonces dijo Saúl:
—Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo.
Y la suerte cayó sobre Jonatán, 43 así que Saúl le dijo:
—Cuéntame lo que has hecho.
—Es verdad que probé un poco de miel con la punta de mi vara —respondió Jonatán—. ¿Y por eso tengo que morir?
44 —Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.
45 Los soldados le replicaron:
—¡Cómo va a morir Jonatán, siendo que le ha dado esta gran victoria a Israel! ¡Jamás! Tan cierto como que el Señor vive, que ni un pelo de su cabeza caerá al suelo, pues con la ayuda de Dios hizo esta proeza.
Así libraron a Jonatán de la muerte. 46 Saúl, a su vez, dejó de perseguir a los filisteos, los cuales regresaron a su tierra.
47 Después de consolidar su reinado sobre Israel, Saúl luchó contra todos los enemigos que lo rodeaban, incluso contra los moabitas, los amonitas, los edomitas, los reyes de Sobá y los filisteos; y a todos los vencía 48 haciendo gala de valor. También derrotó a los amalecitas y libró a Israel de quienes lo saqueaban.
La familia de Saúl
49 Saúl tuvo tres hijos: Jonatán, Isví y Malquisúa. También tuvo dos hijas: la mayor se llamaba Merab, y la menor, Mical. 50 Su esposa era Ajinoán hija de Ajimaz. El general de su ejército era Abner hijo de Ner, tío de Saúl. 51 Ner y Quis, el padre de Saúl, eran hermanos, y ambos eran hijos de Abiel.
52 Durante todo el reinado de Saúl se luchó sin cuartel contra los filisteos. Por eso, siempre que Saúl veía a alguien fuerte y valiente, lo alistaba en su ejército.
El Señor rechaza a Saúl
15Un día Samuel le dijo a Saúl: «El Señor me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor. 2 Así dice el SeñorTodopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto. 3 Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.” »
4 Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá. 5 Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco. 6 Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas. Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos.»
7 Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto. 8 A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada. 9 Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; sólo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.
10 La palabra del Señor vino a Samuel: 11 «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.»
Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor. 12 Por la mañana, muy temprano, se levantó y fue a encontrarse con Saúl, pero le dijeron: «Saúl se fue a Carmel, y allí se erigió un monumento. Luego dio una vuelta y continuó hacia Guilgal.»
13 Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo:
—¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor.
14 —Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —le reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?
15 —Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec —respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.
16 ¡Basta! —lo interrumpió Samuel—. Voy a comunicarte lo que el Señor me dijo anoche.
—Te escucho —respondió Saúl.
17 Entonces Samuel le dijo:
—¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel, 18 y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos.” 19 ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor?
20 —¡Yo sí he obedecido al Señor! —insistió Saúl—. He cumplido la misión que él me encomendó. Traje prisionero a Agag, rey de Amalec, pero destruí a los amalecitas. 21 Y del botín, los soldados tomaron ovejas y vacas con el propósito de ofrecerlas en Guilgal al Señor tu Dios.
22 Samuel respondió:
«¿Qué le agrada más al Señor:
que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios,
o que se obedezca lo que él dice?
El obedecer vale más que el sacrificio,
y el prestar atención, más que la grasa de carneros.
23 La rebeldía es tan grave como la adivinación,
y la arrogancia, como el pecado de la idolatría.
Y como tú has rechazado la palabra del Señor,
él te ha rechazado como rey.»
24 —¡He pecado! —admitió Saúl—. He quebrantado el mandato del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso. 25 Pero te ruego que perdones mi pecado, y que regreses conmigo para adorar al Señor.
26 —No voy a regresar contigo —le respondió Samuel—. Tú has rechazado la palabra del Señor, y él te ha rechazado como rey de Israel.
27 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó. 28 Entonces Samuel le dijo:
—Hoy mismo el Señor ha arrancado de tus manos el reino de Israel, y se lo ha entregado a otro más digno que tú. 29 En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para que se arrepienta.
30 —¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para adorar al Señor tu Dios.
31 Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor. 32 Luego dijo Samuel:
—Tráiganme a Agag, rey de Amalec.
Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó.»
33 Pero Samuel le dijo:
—Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre.
Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag. 34 Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl. 35 Y como el Señor se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel, nunca más volvió Samuel a ver a Saúl, sino que hizo duelo por él.
Comentario
3. Honra al Señor hasta el final
Saúl empezó muy bien. Dios le había dado un gran éxito. En el pasaje de hoy, podemos aprender del buen ejemplo de Saúl en los primeros días de su liderazgo. Él reclutaba gente buena, «valiente» (14:52) y los alistaba en su ejército.
Sin embargo, no terminó bien debido a su desobediencia y arrogancia. La obediencia parcial sigue siendo desobediencia. No solo desobedeció a Dios, sino que también fue a «… levantar un monumento en su propio honor» (15:12, NTV). Cuanto difiere esto de la actitud de Jesús quien, como vemos en el pasaje de hoy, tenía un solo objetivo en la vida: dar gloria a su Padre (Juan 14:13).
Samuel exhorta a Saúl: «¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? \[…\]. ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? \[…\]: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios,
o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros. La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y, como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey”» (1 Samuel 15:17-23).
¡El poder es tan peligroso! Tiende fuertemente a corromper; el éxito puede conducir fácilmente al orgullo y a la arrogancia. Esto a su vez puede conducir a la idolatría.
Oración
Señor, ayúdame a seguir la obediencia y humildad de Jesús. Oro para que el Espíritu de Verdad me dirija, me guíe, y me dé Tu paz.
Añadidos de Pippa
Juan 14:1–3
Cuando escucho estas palabras en los funerales, puedo sentir el poder de ellas alcanzando la profundidad del dolor y trayendo consuelo y esperanza. Jesús está preparando un lugar en el cielo para cada uno de nosotros. Es la esperanza a la que me aferro en los momentos tristes y difíciles. Jesús prometió: «No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté».
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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