Del lado vencedor
Introducción
El Leicester City comenzó la temporada con unas probabilidades de cinco mil contra una y terminó campeón de la Liga Inglesa, la Premier League, de Inglaterra. Hubo ovaciones y gritos de puro gozo de todos aquellos que estaban del lado vencedor: Sin duda ha sido aclamada como la mayor victoria deportiva de todos los tiempos.
Por supuesto, se trata de un ejemplo trivial y la victoria que es el centro de los pasajes de hoy es completamente diferente en cuanto a orden y significado. Pero aún la victoria más pequeña e insignificante nos hace saborear un poco del significado y la alegría que comporta esta otra victoria.
La gran victoria de Dios sobre la que leemos en el Nuevo Testamento está prefigurada en el Antiguo Testamento. La victoria definitiva de Dios vino con la vida, resurrección y ascensión de Jesús y el derramamiento de su Espíritu.
Proverbios 14:5-14
5 El testigo verdadero jamás engaña;
el testigo falso propaga mentiras.
6 El insolente busca sabiduría y no la halla;
para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.
7 Manténte a distancia del necio,
pues en sus labios no hallarás conocimiento.
8 La sabiduría del prudente es discernir sus caminos,
pero al necio lo engaña su propia necedad.
9 Los necios hacen mofa de sus propias faltas,
pero los íntegros cuentan con el favor de Dios.
10 Cada corazón conoce sus propias amarguras,
y ningún extraño comparte su alegría.
11 La casa del malvado será destruida,
pero la morada del justo prosperará.
12 Hay caminos que al hombre le parecen rectos,
pero que acaban por ser caminos de muerte.
13 También de reírse duele el corazón,
y hay alegrías que acaban en tristeza.
14 El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia;
el hombre bueno, el premio de sus acciones.
Comentario
1. Victoria de la bondad
Cuando el libro de los proverbios habla del «necio», no habla de alguien a quien le falte inteligencia; más bien, hace referencia al rebelde —especialmente contra Dios y las leyes de decencia y justica—, calificado como «el insolente \[…\] el necio \[…\] el malvado \[…\] el inconstante» (vv.6,7,9,11,14). Todos estos tienen un mal final (vv.11–14), sus caminos terminan en la muerte.
Por otro lado, el libro de Proverbios está lleno de enseñanzas sobre la importancia de la santidad y la rectitud. Leemos acerca del «testigo verdadero \[…\] el prudente \[…\] el justo \[…\] el bueno» (vv.5,9,11,14).
Lo que conlleva es que el justo, de alguna manera, sobrevivirá a la muerte y «prosperará» y será «premiado» (vv.11–14). En otras palabras, a la larga obtendrá la victoria: «Los íntegros cuentan con el favor de Dios» (v.9b).
Oración
Señor, ayúdame, por el poder de tu Espíritu Santo, a ser fiel en todos mis caminos y hacer las buenas obras que Tú has dispuesto de antemano para que yo las ponga en práctica (Efesios 2:10).
Hechos 2:22-47
22 »Pueblo de Israel, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes con milagros, señales y prodigios, los cuales realizó Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben. 23 Éste fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios; y por medio de gente malvada, ustedes lo mataron, clavándolo en la cruz. 24 Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio. 25 En efecto, David dijo de él:
»“Veía yo al Señor siempre delante de mí,
porque él está a mi derecha
para que no caiga.
26 Por eso mi corazón se alegra, y canta con gozo mi lengua;
mi cuerpo también vivirá en esperanza.
27 No dejarás que mi vida termine en el sepulcro;
no permitirás que tu santo sufra corrupción.
28 Me has dado a conocer los caminos de la vida;
me llenarás de alegría en tu presencia.”
29 »Hermanos, permítanme hablarles con franqueza acerca del patriarca David, que murió y fue sepultado, y cuyo sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. 30 Era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes. 31 Fue así como previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías, afirmó que Dios no dejaría que su vida terminara en el sepulcro, ni que su fin fuera la corrupción. 32 A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. 33 Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen. 34 David no subió al cielo, y sin embargo declaró:
»“Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
35 hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies.”
36 »Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.»
37 Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
—Hermanos, ¿qué debemos hacer?
38 —Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. 39 En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.
40 Y con muchas otras razones les exhortaba insistentemente:
—¡Sálvense de esta generación perversa!
La comunidad de los creyentes
41 Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. 42 Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. 43 Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. 44 Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: 45 vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. 46 No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, 47 alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
Comentario
2. Victoria de Jesús
La iglesia debería ser un lugar de «alegría y generosidad» (v.46) o como dice The Message: «Un lugar de celebración, alegre y desbordante» (v.46, MSG). Tenemos que ser la gente más positiva de todo el mundo, que celebra constantemente a Jesús y la victoria de Dios.
Pedro —lleno del Espíritu Santo— explica la gran victoria de Jesús en el día de Pentecostés. Habla sobre su vida, ministerio, muerte y en particular sobre su resurrección y comparte las cuatro razones por las que puedes estar seguro de que Jesús ha sido resucitado de entre los muertos y por lo tanto puedes estar seguro de que serás resucitado a la vida con él:
- La razón lógica
El poder mortal de Satanás no podía ser más fuerte que el poder de vida del Mesías de Dios. Pedro explica que «era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio» (v.24).
- La razón bíblica
Señala que la resurrección fue profetizada en el Salmo 16:8–11 (Hechos 2:25–28). Pedro afirma: «\[David\] era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes \[…\] previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías» (vv.30–31).
- La razón personal
Pedro cuenta su propio testimonio: «A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos» (v.32). En efecto, Pedro dice que «todos lo hemos visto».
- La razón vivencial
La experiencia del Espíritu Santo es, en sí misma, prueba de la resurrección. Tras la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús, vino el acto final de su ministerio de salvación: «Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen» (v.33).
Aquella experiencia no se limitó a los que estaban presentes en el día de Pentecostés. Es para todo cristiano, es para ti: «La promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar» (v.39). Cada vez que alguien experimenta al Espíritu Santo, es una prueba más de la resurrección; cada vez que ves a alguien ser lleno del Espíritu Santo o escuchas su testimonio de cómo el Espíritu Santo ha cambiado su vida, es una prueba más de la resurrección.
El Espíritu Santo nos posibilita reconocer la verdad de las palabras de Pedro: «Ustedes crucificaron» a Jesús de Nazaret (v.36). Jesús murió por mis pecados; yo maté a Jesús, mi pecado personal estaba presente en la cruz. El día que reconocí esto, yo también «me afligí de corazón» (v.37, RVA-2015). Esta revelación es lo que lleva al auténtico arrepentimiento.
La manera en la que recibes la promesa es por el arrepentimiento, la fe en Jesús, el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo (vv.37–38). La prueba de que has recibido el Espíritu Santo se ve en una vida cambiada y una comunidad transformada (vv.42–47). La iglesia no es solo un lugar de celebración y alegría desbordada, también debería, por encima de todo, ser un lugar de amor.
- Amor por Dios
La iglesia es un lugar lleno de amor por Dios. Les surgió un nuevo amor por la Biblia: «Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles» (v.42). Gran parte de aquellas enseñanzas están recogidas en el Nuevo Testamento.
Despertó en ellos un nuevo amor por los sacramentos: «Se mantenían firmes… en el partimiento del pan» (v.42);
«De casa en casa partían el pan» (v.46).
Despertó en ellos un nuevo amor por la oración (v.42). Una iglesia llena del Espíritu Santo será siempre una iglesia orante.
- Amor los unos por los otros
Amarse los unos a los otros tiene que ser una de las características indelebles de la iglesia: «Se mantenían firmes \[…\] en la comunión» (v.42). Seguían reuniéndose y comiendo juntos con «con alegría y generosidad» (v.46). Se dio una nueva liberación de fondos y una generosidad en el dar (vv.44–45).
Una iglesia llena del Espíritu tiene que ser una iglesia unida.
- Amor por el mundo
La iglesia tiene que estar llena de amor por el mundo. Eran una comunidad orientada hacia fuera que hacía señales y milagros (v.43). «Cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos» (v.47). Una iglesia llena del Espíritu será siempre una iglesia que mire hacia afuera.
Oración
Señor, gracias por la gran victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Te pido que me llenes hoy de nuevo con tu Espíritu Santo.
2 Samuel 7:1-8:18
Promesa de Dios a David
7Una vez que el rey David se hubo establecido en su palacio, el Señor le dio descanso de todos los enemigos que lo rodeaban. 2 Entonces el rey le dijo al profeta Natán:
—Como puedes ver, yo habito en un palacio de cedro, mientras que el arca de Dios se encuentra bajo el toldo de una tienda de campaña.
3 —Bien —respondió Natán—. Haga Su Majestad lo que su corazón le dicte, pues el Señor está con usted.
4 Pero aquella misma noche la palabra del Señor vino a Natán y le dijo:
5 «Ve y dile a mi siervo David que así dice el Señor: “¿Serás tú acaso quien me construya una casa para que yo la habite? 6 Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto, y hasta el día de hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he andado de acá para allá, en una tienda de campaña a manera de santuario. 7 Todo el tiempo que anduve con los israelitas, cuando mandé a sus gobernantes que pastorearan a mi pueblo Israel, ¿acaso le reclamé a alguno de ellos el no haberme construido una casa de cedro?”
8 »Pues bien, dile a mi siervo David que así dice el SeñorTodopoderoso: “Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. 9 Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y por ti he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra. 10 También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré para que puedan vivir sin sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a humillarlos como lo han hecho desde el principio, 11 desde el día en que nombré gobernantes sobre mi pueblo Israel. Y a ti te daré descanso de todos tus enemigos.”
»Pero ahora el Señor te hace saber que será él quien te construya una casa. 12 “Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a descansar entre tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes, y afirmaré su reino. 13 Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono real para siempre. 14 Yo seré su padre, y él será mi hijo. Así que, cuando haga lo malo, lo castigaré con varas y azotes, como lo haría un padre. 15 Sin embargo, no le negaré mi amor, como se lo negué a Saúl, a quien abandoné para abrirte paso. 16 Tu casa y tu reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará establecido para siempre.” »
17 Natán le comunicó todo esto a David, tal como lo había recibido por revelación.
Oración de David
18 Luego el rey David se presentó ante el Señor y le dijo:
« Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar tan lejos? 19 Como si esto fuera poco, Señorhombres Señor y Dios!
20 »¿Qué más te puede decir tu siervo David que tú no sepas, Señor mi Dios? 21 Has hecho estas maravillas en cumplimiento de tu palabra, según tu voluntad, y las has revelado a tu siervo.
22 »¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. 23 ¿Y qué nación se puede comparar con tu pueblo Israel? Es la única nación en la tierra que tú has redimido, para hacerla tu propio pueblo y para dar a conocer tu nombre. Hiciste prodigios y maravillas cuando al paso de tu pueblo, al cual redimiste de Egipto, expulsaste a las naciones y a sus dioses. 24 Estableciste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre, y para que tú, Señor, fueras su Dios.
25 »Y ahora, Señor y Dios, reafirma para siempre la promesa que les has hecho a tu siervo y a su dinastía. Cumple tu palabra 26 para que tu nombre sea siempre exaltado, y para que todos digan: “¡El SeñorTodopoderoso es Dios de Israel!” Entonces la dinastía de tu siervo David quedará establecida en tu presencia.
27 » Señor Todopoderoso, Dios de Israel, tú le has revelado a tu siervo el propósito de establecerle una dinastía, y por eso tu siervo se ha atrevido a hacerte esta súplica. 28 Señor mi Dios, tú que le has prometido tanta bondad a tu siervo, ¡tú eres Dios, y tus promesas son fieles! 29 Dígnate entonces bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre, pues tú mismo, Señor omnipotente, lo has prometido. Si tú bendices a la dinastía de tu siervo, quedará bendita para siempre.»
Victorias de David
8Pasado algún tiempo, David derrotó a los filisteos y los subyugó, quitándoles el control de Méteg Amá. 2 También derrotó a los moabitas, a quienes obligó a tenderse en el suelo y midió con un cordel; a los que cabían a lo largo de dos medidas los condenó a muerte, pero dejó con vida a los que quedaban dentro de la medida siguiente. Fue así como los moabitas pasaron a ser vasallos tributarios de David.
3 Además, David derrotó a Hadad Ezer, hijo del rey Rejob de Sobá, cuando Hadad Ezer trató de restablecer su dominio sobre la región del río Éufrates. 4 David le capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería; también desjarretó los caballos de tiro, aunque dejó los caballos suficientes para cien carros.
5 Luego, cuando los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, David aniquiló a veintidós mil de ellos. 6 También puso guarniciones en Damasco, de modo que los sirios pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria.
7 En cuanto a los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer, David se apropió de ellos y los trasladó a Jerusalén. 8 Así mismo se apoderó de una gran cantidad de bronce que había en Tébaj y Berotay, poblaciones de Hadad Ezer.
9 Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado por completo al ejército de Hadad Ezer. 10 Como Tou también era enemigo de Hadad Ezer, envió a su hijo Jorán a desearle bienestar al rey David, y a felicitarlo por haber derrotado a Hadad Ezer en batalla. Jorán llevó consigo objetos de plata, de oro y de bronce, 11 los cuales el rey David consagró al Señor, tal como lo había hecho con la plata y el oro de las otras naciones que él había subyugado: 12 Edom, Moab, los amonitas, los filisteos y los amalecitas. También consagró el botín que le había quitado a Hadad Ezer, hijo del rey Rejob de Sobá.
13 La fama de David creció aún más cuando regresó victorioso del valle de la Sal, donde aniquiló a dieciocho mil edomitas. 14 También puso guarniciones en Edom; las estableció por todo el país, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas, el Señor le daba la victoria.
Los oficiales de David
15 David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud. 16 Joab hijo de Sarvia era general del ejército; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; 17 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías era el cronista; 18 Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos, y los hijos de David eran ministros.
Comentario
2. Victoria de Jesús
La iglesia debería ser un lugar de «alegría y generosidad» (v.46) o como dice The Message: «Un lugar de celebración, alegre y desbordante» (v.46, MSG). Tenemos que ser la gente más positiva de todo el mundo, que celebra constantemente a Jesús y la victoria de Dios.
Pedro —lleno del Espíritu Santo— explica la gran victoria de Jesús en el día de Pentecostés. Habla sobre su vida, ministerio, muerte y en particular sobre su resurrección y comparte las cuatro razones por las que puedes estar seguro de que Jesús ha sido resucitado de entre los muertos y por lo tanto puedes estar seguro de que serás resucitado a la vida con él:
- La razón lógica
El poder mortal de Satanás no podía ser más fuerte que el poder de vida del Mesías de Dios. Pedro explica que «era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio» (v.24).
- La razón bíblica
Señala que la resurrección fue profetizada en el Salmo 16:8–11 (Hechos 2:25–28). Pedro afirma: «\[David\] era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes \[…\] previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías» (vv.30–31).
- La razón personal
Pedro cuenta su propio testimonio: «A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos» (v.32). En efecto, Pedro dice que «todos lo hemos visto».
- La razón vivencial
La experiencia del Espíritu Santo es, en sí misma, prueba de la resurrección. Tras la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús, vino el acto final de su ministerio de salvación: «Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen» (v.33).
Aquella experiencia no se limitó a los que estaban presentes en el día de Pentecostés. Es para todo cristiano, es para ti: «La promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar» (v.39). Cada vez que alguien experimenta al Espíritu Santo, es una prueba más de la resurrección; cada vez que ves a alguien ser lleno del Espíritu Santo o escuchas su testimonio de cómo el Espíritu Santo ha cambiado su vida, es una prueba más de la resurrección.
El Espíritu Santo nos posibilita reconocer la verdad de las palabras de Pedro: «Ustedes crucificaron» a Jesús de Nazaret (v.36). Jesús murió por mis pecados; yo maté a Jesús, mi pecado personal estaba presente en la cruz. El día que reconocí esto, yo también «me afligí de corazón» (v.37, RVA-2015). Esta revelación es lo que lleva al auténtico arrepentimiento.
La manera en la que recibes la promesa es por el arrepentimiento, la fe en Jesús, el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo (vv.37–38). La prueba de que has recibido el Espíritu Santo se ve en una vida cambiada y una comunidad transformada (vv.42–47). La iglesia no es solo un lugar de celebración y alegría desbordada, también debería, por encima de todo, ser un lugar de amor.
- Amor por Dios
La iglesia es un lugar lleno de amor por Dios. Les surgió un nuevo amor por la Biblia: «Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles» (v.42). Gran parte de aquellas enseñanzas están recogidas en el Nuevo Testamento.
Despertó en ellos un nuevo amor por los sacramentos: «Se mantenían firmes… en el partimiento del pan» (v.42);
«De casa en casa partían el pan» (v.46).
Despertó en ellos un nuevo amor por la oración (v.42). Una iglesia llena del Espíritu Santo será siempre una iglesia orante.
- Amor los unos por los otros
Amarse los unos a los otros tiene que ser una de las características indelebles de la iglesia: «Se mantenían firmes \[…\] en la comunión» (v.42). Seguían reuniéndose y comiendo juntos con «con alegría y generosidad» (v.46). Se dio una nueva liberación de fondos y una generosidad en el dar (vv.44–45).
Una iglesia llena del Espíritu tiene que ser una iglesia unida.
- Amor por el mundo
La iglesia tiene que estar llena de amor por el mundo. Eran una comunidad orientada hacia fuera que hacía señales y milagros (v.43). «Cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos» (v.47). Una iglesia llena del Espíritu será siempre una iglesia que mire hacia afuera.
Oración
Señor, gracias por la gran victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Te pido que me llenes hoy de nuevo con tu Espíritu Santo.
Añadidos de Pippa
Hechos 2:22–41
Todos los amigos de Pedro tuvieron que estar encantados y orgullosos (en el buen sentido) cuando se puso en pie y dio su primer sermón. Habían estado con Pedro en sus idas y venidas, así como en sus caídas y ahora la unción de Dios estaba sobre él; los tres años anteriores habían sido una preparación para ese momento.
Es maravilloso ver cómo personas que ha pasado por sus batallas y dificultades, encuentran su llamado.
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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