Tres claves para unas grandes amistades
Introducción
La cadena inglesa de tiendas Topshop encargó a un equipo de psicólogos encuestar al grupo poblacional de sus clientes clave: la «generación Y» (los nacidos entre 1981 y principios de los 2000). Entrevistaron a 800 personas y los resultados fueron tan asombrosos que no se los podían creer. Entrevistaron a otros 800 y obtuvieron los mismos resultados.
Aquellos resultados mostraron una imagen alarmante de una generación cada vez más solitaria y perdida. No hay otro momento registrado de nuestra historia social donde haya habido más gente viviendo sola. El uso promedio de Facebook de la «generación Y» es de seis horas y media al día. Muchos de los entrevistados consideraron que el trabajo ¡era algo que encajaba entre Facebook y el almuerzo! Se dieron cuenta de que la gente tenía un gran número de «amigos» pero un sentimiento creciente de soledad.
No hay nada de malo con las redes sociales, pero no son un sustituto para las relaciones reales cara a cara. Fuimos creados para una relación con Dios (Génesis 3:8) y los unos con los otros (2:18).
El matrimonio es parte de la solución para la soledad. La amistad, que es también vital en el matrimonio, es una parte crucial de la solución. Jesús dejó un ejemplo de relaciones profundas con hombres y mujeres, demostrando que el matrimonio no es la única solución a la soledad. En un aspecto, la amistad es aún más importante que el matrimonio. El matrimonio es temporal mientras que la amistad es eterna. Como escribe C.S. Lewis, la «amistad» es la «corona de la vida y escuela de virtud». La amistad multiplica las alegrías y divide las penas.
La Biblia es muy realista. En ella vemos ejemplos de relaciones en su mejor expresión pero también vemos ejemplos de fragilidad y fracaso. Por medio de estos ejemplos y la enseñanza de la Biblia, podemos ver tres claves para unas grandes amistades.
Salmos 77:10-20
10 Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele:
que haya cambiado la diestra del Altísimo.»
11 Prefiero recordar las hazañas del Señor,
traer a la memoria sus milagros de antaño.
12 Meditaré en todas tus proezas;
evocaré tus obras poderosas.
13 Santos, oh Dios, son tus caminos;
¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que realiza maravillas;
el que despliega su poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo,
a los descendientes de Jacob y de José.
16 Las aguas te vieron, oh Dios,
las aguas te vieron y se agitaron;
el propio abismo se estremeció con violencia.
17 Derramaron su lluvia las nubes;
retumbaron con estruendo los cielos;
rasgaron el espacio tus centellas.
18 Tu estruendo retumbó en el torbellino
y tus relámpagos iluminaron el mundo;
la tierra se estremeció con temblores.
19 Te abriste camino en el mar;
te hiciste paso entre las muchas aguas,
y no se hallaron tus huellas.
20 Por medio de Moisés y de Aarón
guiaste como un rebaño a tu pueblo.
Comentario
1. Valora las asociaciones
La madre Teresa dijo: «Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas».
Ayer vimos cómo el salmista clamó al Señor en su angustia. En la segunda parte del salmo, recuerda algunos de las sorprendentes y poderosas maneras en las que Dios ha actuado en el pasado (vv.11–12).
En particular, recuerda la gran liberación que propició Dios para su pueblo en el Éxodo. Ora así: «Tú eres el Dios que realiza maravillas; el que despliega su poder entre los pueblos» (v.14). Medita sobre la separación del Mar Rojo (vv.16–19) y concluye: «Por medio de Moisés y de Aarón guiaste como un rebaño a tu pueblo» (v.20).
«Moisés y Aarón» fueron la asociación humana implicada en la gran obra de Dios. Es una de las mayores historias de éxito de la historia del pueblo de Dios.
Se dio porque estaban comprometidos en una causa mayor que ellos mismos. Estaban mirando hacia afuera en la misma dirección. A pesar de ser hermanos, tenían habilidades y papeles muy distintos. Mientras que Moisés era el líder, Aarón era responsable de las comunicaciones (Éxodo 7:1–2) y de dirigir al pueblo en la alabanza (28:1).
Hoy en día necesitamos tener buenas asociaciones. Hay muchas buenas razones para que Jesús enviara a sus discípulos de dos en dos. El ministerio puede ser muy solitario; salir en parejas puede suponer todo un mundo de diferencia. Así es como se han formado algunas de las mayores amistades.
Oración
Señor, oro para que suscites buenas asociaciones en nuestra iglesia local así como en la iglesia en todo el mundo. Señor, te pido que haya muchos que, como Moisés y Aarón, se complementen mutuamente y te vean realizar grandes cosas por medio de ellos.
Hechos 15:22-41
Carta del concilio a los creyentes gentiles
22 Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Escogieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, que tenían buena reputación entre los hermanos. 23 Con ellos mandaron la siguiente carta:
Los apóstoles y los ancianos,
a nuestros hermanos gentiles en Antioquía, Siria y Cilicia:
Saludos.
24 Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho. 25 Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé, 26 quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Por tanto, les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les escribimos. 28 Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos: 29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas cosas.
Con nuestros mejores deseos.
30 Una vez despedidos, ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la congregación y entregaron la carta. 31 Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje alentador. 32 Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos. 33 Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado. 35 Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.
Desacuerdo entre Pablo y Bernabé
36 Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado la palabra del Señor, y veamos cómo están.» 37 Resulta que Bernabé quería llevar con ellos a Juan Marcos, 38 pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo. 39 Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse. Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre, 40 mientras que Pablo escogió a Silas. Después de que los hermanos lo encomendaron a la gracia del Señor, Pablo partió 41 y viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias.
Comentario
2. Guarda las amistades
Desde el principio mismo de la iglesia cristiana vemos ejemplos de amigos trabajando juntos en asociación. Pablo y Bernabé eran socios en el evangelio (v.22) que fueron enviados juntos para llevar el mensaje del concilio de Jerusalén a los gentiles (v.23).
Son descritos como «nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé, quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo» (v. 25b-26).
Estaban acompañados por otros socios, los otros dos líderes Judas (llamado Barsabás) y Silas (v.22). Judas y Silas eran profetas que «hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos \[a los creyentes\]» (v.32). Nuevamente, es bueno que los profetas no trabajen aislados sino juntos, en asociación, unos con otros.
Todo esto es bueno, pero al seguir leyendo vemos que la división, incluso en la iglesia primitiva, no era solo acerca de la doctrina (v.2) sino también acerca de las relaciones personales (v.39). Como suele decir Sandy Millar: «El llamado es divino, ¡pero las relaciones son humanas!» Pablo y Bernabé tuvieron un desacuerdo (vv.36–38) que fue un «conflicto serio» y como resultado «acabaron por separarse» (v.39), yendo cada uno por su camino.
Todo obró para bien al final por la providencia de Dios. Bernabé encontró un nuevo compañero en Marcos (quien era primo suyo, ver Colosenses 4:10). Pablo halló un nuevo compañero en Silas y «viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias» (Hechos 15:41). Puede ser que Pablo y Bernabé se reconciliaran más tarde (ver 1 Corintios 9:6).
La realidad es que a veces, incluso las asociaciones cristianas tienen dificultades y fracasan. Dios puede traer esperanza a estas situaciones: no es el fin del mundo si los cristianos riñen y acaban separando sus caminos. Este pasaje muestra cómo sus desavenencias no llevaron a que la bendición de Dios se apartara de ellos.
Pero este ejemplo de la providencia de Dios no debería ser usado como excusa o justificación para las peleas entre cristianos. Siempre hemos de hacer todo lo que podamos para resolver nuestras diferencias y evitar separaciones tan dolorosas.
Guarda tus amistades. Cuando haya diferencias, busca siempre la reconciliación y recuerda que, como decía Martin Luther King, «el perdón no es un acto puntual sino que es una actitud permanente».
Oración
Padre, gracias por el inspirador ejemplo de Pablo y Bernabé quienes arriesgaron sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Ayúdanos a resolver nuestras diferencias y evitar separaciones dolorosas.
1 Reyes 11:14-12:24
Los adversarios de Salomón
14 Por lo tanto, el Señor hizo que Hadad el edomita, que pertenecía a la familia real de Edom, surgiera como adversario de Salomón. 15 Ahora bien, durante la guerra entre David y los edomitas, Joab, el general del ejército, había ido a enterrar a los muertos de Israel y había aprovechado la ocasión para matar a todos los hombres de Edom. 16 Joab y los israelitas que estaban con él se quedaron allí seis meses, hasta que exterminaron a todos los varones edomitas. 17 Pero Hadad, que entonces era apenas un muchacho, huyó a Egipto con algunos oficiales edomitas que habían estado al servicio de su padre. 18 Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les unieron unos hombres de ese lugar. De allí siguieron hacia Egipto y se presentaron ante el faraón, rey del país, quien le regaló a Hadad una casa y se encargó de darle sustento y tierras.
19 Hadad agradó tanto al faraón, que éste le dio por esposa a su cuñada, una hermana de la reina Tapenés. 20 La hermana de Tapenés dio a luz un hijo, al que llamó Guenubat, y Tapenés lo educó en el palacio real. De modo que Guenubat creció junto con los hijos del faraón.
21 Mientras Hadad estaba en Egipto, se enteró de que ya habían muerto David y Joab, general del ejército. Entonces Hadad le dijo al faraón:
—Déjeme usted regresar a mi país.
22 —¿Y por qué quieres regresar a tu país? —le preguntó el faraón—. ¿Acaso te falta algo aquí?
—No —respondió Hadad—, ¡pero de todos modos déjeme ir!
23 Dios también incitó a Rezón hijo de Eliadá para que fuera adversario de Salomón. Rezón, que había huido de su amo Hadad Ezer, rey de Sobá, 24 formó una banda de rebeldes y se convirtió en su jefe. Cuando David destruyó a los sirios, los rebeldes fueron a Damasco y allí establecieron su gobierno. 25 Así fue como Rezón llegó a ser rey de Siria. Mientras vivió Salomón, Rezón aborreció a Israel y fue su adversario, de modo que agravó el daño causado por Hadad.
Jeroboán se rebela contra Salomón
26 También se rebeló contra el rey Salomón uno de sus funcionarios, llamado Jeroboán hijo de Nabat. Este Jeroboán era efrateo, oriundo de Seredá; su madre se llamaba Zerúa, y era viuda. 27 La rebelión de Jeroboán tuvo lugar cuando Salomón estaba construyendo los terraplenes para cerrar la brecha en el muro de la ciudad de David, su padre. 28 Jeroboán se había ganado el respeto de todos, de modo que cuando Salomón vio su buen desempeño lo puso a supervisar todo el trabajo forzado que se realizaba entre los descendientes de José.
29 Un día en que Jeroboán salía de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ahías de Siló, quien llevaba puesto un manto nuevo. Los dos estaban solos en el campo. 30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba puesto y, rasgándolo en doce pedazos, 31 le dijo a Jeroboán: «Toma diez pedazos para ti, porque así dice el Señor, Dios de Israel: “Ahora voy a arrancarle de la mano a Salomón el reino, y a ti te voy a dar diez tribus. 32 A él le dejaré una sola tribu, y esto por consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel. 33 Voy a hacerlo así porque él me ha abandonado y adora a Astarté, diosa de los sidonios, a Quemós, dios de los moabitas, y a Moloc, dios de los amonitas. Salomón no ha seguido mis caminos; no ha hecho lo que me agrada, ni ha cumplido mis decretos y leyes como lo hizo David, su padre.
34 » ”Sin embargo, no le quitaré todo el reino a Salomón sino que lo dejaré gobernar todos los días de su vida, por consideración a David mi siervo, a quien escogí y quien cumplió mis mandamientos y decretos. 35 Le quitaré el reino a su hijo, y te daré a ti diez tribus. 36 Pero a su hijo le dejaré una sola tribu, para que en Jerusalén, la ciudad donde decidí habitar, la lámpara de mi siervo David se mantenga siempre encendida delante de mí. 37 En lo que a ti atañe, yo te haré rey de Israel, y extenderás tu reino a tu gusto. 38 Si haces todo lo que te ordeno, y sigues mis caminos, haciendo lo que me agrada y cumpliendo mis decretos y mandamientos, como lo hizo David mi siervo, estaré contigo. Estableceré para ti una dinastía tan firme como la que establecí para David; y te daré Israel. 39 Así que haré sufrir a la descendencia de David, aunque no para siempre.” »
40 Salomón, por su parte, intentó matar a Jeroboán, pero éste huyó a Egipto y se quedó allí, bajo la protección del rey Sisac, hasta la muerte de Salomón.
Muerte de Salomón
41 Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, y su sabiduría y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de Salomón, 42 quien durante cuarenta años reinó en Jerusalén sobre todo Israel. 43 Cuando murió, fue sepultado en la ciudad de David, su padre, y su hijo Roboán lo sucedió en el trono.
División del reino
12Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se habían reunido allí para proclamarlo rey. 2 De esto se enteró Jeroboán hijo de Nabat, quien al huir del rey Salomón se había establecido en Egipto y aún vivía allí. 3 Cuando lo mandaron a buscar, él y toda la asamblea de Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:
4 —Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así serviremos a Su Majestad.
5 —Váyanse por ahora —respondió Roboán—, pero vuelvan a verme dentro de tres días.
Cuando el pueblo se fue, 6 el rey Roboán consultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.
—¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a este pueblo? —preguntó.
7 —Si Su Majestad se pone hoy al servicio de este pueblo —respondieron ellos—, y condesciende con ellos y les responde con amabilidad, ellos le servirán para siempre.
8 Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
9 —¿Ustedes qué me aconsejan? —les preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos echó encima”?
10 Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, le contestaron:
—Este pueblo le ha dicho a Su Majestad: “Su padre nos impuso un yugo pesado; hágalo usted más ligero.” Pues bien, respóndales de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Si él les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”
12 Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. 13 Pero el rey les respondió con brusquedad: rechazó el consejo que le habían dado los ancianos, 14 y siguió más bien el de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!» 15 De modo que el rey no le hizo caso al pueblo. Las cosas tomaron este rumbo por voluntad del Señor, para que se cumpliera lo que ya él le había dicho a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ahías el silonita.
16 Cuando se dieron cuenta de que el rey no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:
«¡Pueblo de Israel, todos a sus casas!
¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos!
¿Qué parte tenemos con David?
¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?»
Así que se fueron, cada uno a su casa. 17 Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá. 18 Más tarde, el rey Roboán envió a Adonirán para que supervisara el trabajo forzado, pero todos los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén! 19 Desde entonces Israel ha estado en rebelión contra la familia de David.
20 Cuando los israelitas se enteraron de que Jeroboán había regresado, mandaron a llamarlo para que se presentara ante la asamblea, y lo proclamaron rey de todo Israel. No hubo quien se mantuviera leal a la familia de David, con la sola excepción de la tribu de Judá.
21 Roboán hijo de Salomón llegó a Jerusalén y movilizó a todas las familias de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros selectos en total, para hacer la guerra contra Israel y así recuperar el reino. 22 Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, y le dio este mensaje: 23 «Diles a Roboán hijo de Salomón y rey de Judá, a todas las familias de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo 24 que así dice el Señor: “No vayan a luchar contra sus hermanos, los israelitas. Regrese cada uno a su casa, porque es mi voluntad que esto haya sucedido.” » Y ellos obedecieron la palabra del Señor y regresaron, tal como el Señor lo había ordenado.
Comentario
3. Da prioridad a la lealtad
En este pasaje vemos lo peor de las relaciones humanas. Salomón comenzó a recoger lo que había sembrado. Por todo aquel lugar había sembrado deslealtad. El primer adversario fue Hadad (11:14) y el segundo Rezón (v.23), líder de «una banda de rebeldes» (v.24).
El siguiente, Jeroboán quien se rebeló contra el rey (v.26). Era uno de los oficiales de Salomón, «uno de sus funcionarios», a quien Salomón había puesto a «supervisar todo el trabajo forzado que se realizaba entre los descendientes de José» (v.28). Salomón termina su vida rodeado de adversarios e intentando matar a Jeroboán (v.40).
Roboán, hijo de Salomón, heredó un caos. No lidió sabiamente con sus oponentes, no escuchó y «no le hizo caso al pueblo» (12:15). Ellos «se dieron cuenta de que el rey no iba a hacerles caso» (v.16).
Rechazó el consejo que le dieron los ancianos y como resultado, la mayor parte de Israel se reunió en torno a Jeroboán. «No hubo quien se mantuviera leal a la familia de David, con la sola excepción de la tribu de Judá» (v.20). Una vez más, la guerra estalló (v.21). El resultado es un reino dividido, pero ni siquiera esto es el fin de los problemas. Dios prometió a Jeroboán unas bendiciones extraordinarias diciéndole: «Si haces todo lo que te ordeno» (v.38). Trágicamente (como veremos en los siguientes días) Jeroboán no obedeció y los resultados fueron desastrosos.
Este episodio de la historia del pueblo de Dios es una historia de deslealtad a Dios, deslealtad al rey, rebelión y luchas interinas. Las cosas no tienen que ser así. Estás llamado al amor, la unidad y la lealtad. Tu lealtad debería ser un reflejo de la lealtad de Dios para contigo.
Si siembras deslealtad, cosecharás deslealtad. Si siembras lealtad, recogerás lealtad. La lealtad la muestras con tus acciones y tus palabras. Sé leal a aquellos que no están presentes. Al hacerlo así, construirás la confianza de aquellos que están presentes.
Por más desleales que seamos, Dios permanece fiel a Sus promesas. Él recuerda su alianza con David (ver 2 Samuel 7), y no rechaza del todo a su pueblo (1 Reyes 11:32,34,36), aunque nos disciplina: «Así que haré sufrir a la descendencia de David, aunque no para siempre» (v.39). Su disciplina es temporal, su lealtad es eterna: «Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad» (Hebreos 12:10).
El compromiso de Dios y su lealtad contigo es tal, que nada podrá apartarte «del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 8:39).
No hay razón para la autocomplacencia, pero sí hay razón para deleitarte otra vez en la gracia de Dios y entregarte a la alabanza de corazón. Puedes elegir, una vez más, responder al llamado de Dios en tu vida: «Si haces todo lo que te ordeno, y sigues mis caminos, haciendo lo que me agrada…» (1 Reyes 11:38).
Oración
Señor, te pido que derrames tu Espíritu de amor, unidad y lealtad sobre la iglesia. Ayúdanos a trabajar juntos en asociación los unos con los otros. Guarda nuestras amistades, protege nuestras asociaciones y danos sabiduría para lidiar con nuestros adversarios.
Añadidos de Pippa
Hechos 15:37–39
Es muy agradable cuando la gente te defiende. Bernabé apoyó a Juan Marcos y le dio una segunda oportunidad. ¿Se te ocurre alguien de quien podrías dar una buena recomendación en el día de hoy?
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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