Cómo transitar la vida
Introducción
Nuestro automóvil tiene varios rayones en ambos costados. Sospecho (aunque mi memoria es convenientemente imprecisa sobre esto) que he sido responsable de la mayoría de ellos. Son el resultado de la dificultad que implica transitar a través de un acceso muy angosto situado en un terreno colindante a nuestra iglesia. De hecho, las paredes de ladrillos exhiben la prueba de la cantidad de automóviles que han fallado al pasar por el reducido hueco sin sufrir una colisión menor en un costado u otro.
Alguien definió la sabiduría como «el arte de dirigir». Al recorrer la vida necesitarás transitar muchas situaciones ajustadas que requerirán gran sabiduría a fin de evitar daños sobre ti mismo o los demás.
Proverbios 2:12-22
12 La sabiduría te librará del camino de los malvados,
de los que profieren palabras perversas,
13 de los que se apartan del camino recto
para andar por sendas tenebrosas,
14 de los que se complacen en hacer lo malo
y festejan la perversidad,
15 de los que andan por caminos torcidos
y por sendas extraviadas;
16 te librará de la mujer ajena,
de la extraña de palabras seductoras
17 que, olvidándose de su pacto con Dios,
abandona al compañero de su juventud.
18 Ciertamente su casa conduce a la muerte;
sus sendas llevan al reino de las sombras.
19 El que se enreda con ella no vuelve jamás,
ni alcanza los senderos de la vida.
20 Así andarás por el camino de los buenos
y seguirás la senda de los justos.
21 Pues los íntegros, los perfectos,
habitarán la tierra y permanecerán en ella.
22 Pero los malvados, los impíos,
serán desarraigados y expulsados de la tierra.
Comentario
Evita hacer giros incorrectos
La infidelidad (vv.16-18) es un ejemplo de un giro equivocado. La sabiduría «te librará del camino de los malvados» (v.12). Evitará que pierdas la dirección. Te librará «de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas» (v.15). Puede que el mal parezca atractivo, pero en realidad es perverso y conduce a la oscuridad.
El matrimonio es un «pacto con Dios». «Pacto» es una palabra importante para describir la relación de Israel con el Señor (el antiguo pacto) así como también nuestra relación con él bajo el nuevo pacto. Un pacto es un acuerdo vinculante que no debería romperse.
Involucrarse en una relación adúltera es malo para ambas partes. En este caso, es la mujer la que «olvidándose de su pacto con Dios, abandona al compañero de su juventud» (v.17). El hombre que comete adulterio con ella ha caído en la tentación de ser arrastrado fuera de la senda recta hacia el camino que, en última instancia, «conduce a la muerte» (v.18).
La sabiduría ayuda a mantenerte dentro de la senda correcta (v.16a). «Así andarás por el camino de los buenos y seguirás la senda de los justos» (v.20). Te guardará para que camines con los «íntegros» (v.21), quienes caminan con rectitud.
Oración
Señor, dame sabiduría. Ayúdame a transitar por las senda recta que conduce a la vida.
Mateo 14:1-21
Decapitación de Juan el Bautista
14En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús, 2 y comentó a sus sirvientes: «¡Ése es Juan el Bautista; ha resucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros.»
3 En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe. 4 Es que Juan había estado diciéndole: «La ley te prohíbe tenerla por esposa.» 5 Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.
6 En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes 7 que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera. 8 Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.»
9 El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición, 10 y mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre. 12 Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús.
Jesús alimenta a los cinco mil
13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados. 14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
—Éste es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.
16 —No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer.
17 Ellos objetaron:
—No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
18 —Tráiganmelos acá —les dijo Jesús.
19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente. 20 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron. 21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Comentario
Escoge la buena senda
Los momentos difíciles podrían hacer que cambiaras de rumbo hacia el sentido equivocado. Pero si permaneces en la senda correcta esta te conducirá hacia una mayor compasión y sabiduría.
El libro de Proverbios nos presenta una alternativa entre el camino de la sabiduría y el camino del mal. Aquí observamos cómo se evidencian estos dos senderos en la práctica, en la vida de Herodes y de Jesús.
- La senda del mal
Herodes el tetrarca era Herodes Antipas (21 a.C.–39 d.C.), quien rechazó a Jesús (cuando Pilato envió a Jesús ante Herodes), justo antes de la muerte de Jesús (ver Lucas 23:8-12).
Herodes había hecho lo que el autor de Proverbios advierte. Había cometido adulterio con la esposa de su hermano, Herodías. Al ser confrontado con sus acciones arrestó a Juan el Bautista, a quien «había encadenado y metido en la cárcel» (Mateo 14.3), movido por su propia conciencia culpable.
La vida de Herodes giraba en torno a la gratificación personal. Había descartado una esposa y adquirido otra. Su enfoque estaba en su propio placer en vez de considerar el dolor que sus acciones causarían a los demás, cuando menos a su hermano Felipe. Ten cuidado de que el placer personal no te interese más que las necesidades de los demás.
El temor al rechazo también puede meternos en problemas. Cuando consideraba la idea de matar a Juan, Herodes dudaba porque «le tenía miedo a la gente» (v.5). Sin embargo también temía el rechazo de los invitados de su fiesta y por lo tanto le concedió a la hija de Herodías la petición de la cabeza de Juan el Bautista (vv.8-10). Cerciórate de no permitir que lo que otros piensen te importe más que hacer aquello que es correcto.
Debido a que Juan el Bautista hablaba con tanta valentía, Herodes quería matarlo (v.4). Parece que el mal obró en la familia porque su sobrina, la hija de Herodías, tramó con su madre que Juan fuera decapitado (vv.6-10). Estaban tan endurecidas por la maldad que ni siquiera les revolvió ver la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja (v.11).
- La senda del bien
Los discípulos de Juan contaron a Jesús las terribles noticias (v.12). Jesús quedó claramente en shock por la muerte de su primo. Su reacción ante las malas noticias fue retirarse «solo en una barca a un lugar solitario» (v.13). Necesitaba estar a solas con Dios.
Pero cuando sus planes fueron interrumpidos, Jesús no se irritó (¡como sí suele ocurrirme a mí!). Es bueno hacer planes pero también dejar que Dios los interrumpa. En virtud de su compasión (v.14), Jesús tuvo la sabiduría no solo de «seguir la corriente» sino también de reaccionar activamente y «sanó a los que estaban enfermos» (v.14). Aun después pasar todo eso, no aprovechó la oportunidad para aislarse de las multitudes. En cambio, las alimentó, o mejor dicho, enseñó a sus discípulos cómo alimentarlas milagrosamente (vv.16,19-20). Los movilizó.
Vemos la sabiduría extraordinaria de Jesús mientras transitaba a lo largo de su jornada. Era un día que había comenzado mal. Pero se las arregló para sanar a muchos enfermos y alimentar de manera milagrosa a «cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños» (v.21). Fue un día que se recordaría a lo largo de la historia y que desde entonces ha afectado positivamente a millones de vidas.
Oración
Señor, que los momentos difíciles en mi vida no me saquen de la senda recta sino que me lleven a ejercitar una mayor compasión y sabiduría.
Génesis 40:1-41:40
El copero y el panadero
40Tiempo después, el copero y el panadero del rey de Egipto ofendieron a su señor. 2 El faraón se enojó contra estos dos funcionarios suyos, es decir, contra el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos, 3 así que los mandó presos a la casa del capitán de la guardia, que era la misma cárcel donde estaba preso José. 4 Allí el capitán de la guardia le encargó a José que atendiera a estos funcionarios.
Después de haber estado algún tiempo en la cárcel, 5 una noche los dos funcionarios, es decir, el copero y el panadero, tuvieron cada uno un sueño, cada sueño con su propio significado. 6 A la mañana siguiente, cuando José fue a verlos, los encontró muy preocupados, 7 y por eso les preguntó:
—¿Por qué andan hoy tan cabizbajos?
8 —Los dos tuvimos un sueño —respondieron—, y no hay nadie que nos lo interprete.
—¿Acaso no es Dios quien da la interpretación? —preguntó José—. ¿Por qué no me cuentan lo que soñaron?
9 Entonces el jefe de los coperos le contó a José el sueño que había tenido:
—Soñé que frente a mí había una vid, 10 la cual tenía tres ramas. En cuanto la vid echó brotes, floreció; y maduraron las uvas en los racimos. 11 Yo tenía la copa del faraón en la mano. Tomé las uvas, las exprimí en la copa, y luego puse la copa en manos del faraón.
12 Entonces José le dijo:
—Ésta es la interpretación de su sueño: Las tres ramas son tres días. 13 Dentro de los próximos tres días el faraón lo indultará a usted y volverá a colocarlo en su cargo. Usted volverá a poner la copa del faraón en su mano, tal como lo hacía antes, cuando era su copero. 14 Yo le ruego que no se olvide de mí. Por favor, cuando todo se haya arreglado, háblele usted de mí al faraón para que me saque de esta cárcel. 15 A mí me trajeron por la fuerza, de la tierra de los hebreos. ¡Yo no hice nada aquí para que me echaran en la cárcel!
16 Al ver que la interpretación había sido favorable, el jefe de los panaderos le dijo a José:
—Yo también tuve un sueño. En ese sueño, llevaba yo tres canastas de pan sobre la cabeza. 17 En la canasta de arriba había un gran surtido de repostería para el faraón, pero las aves venían a comer de la canasta que llevaba sobre la cabeza.
18 José le respondió:
—Ésta es la interpretación de su sueño: Las tres canastas son tres días. 19 Dentro de los próximos tres días, el faraón mandará que a usted lo decapiten y lo cuelguen de un árbol, y las aves devorarán su cuerpo.
20 En efecto, tres días después el faraón celebró su cumpleaños y ofreció una gran fiesta para todos sus funcionarios. En presencia de éstos, mandó sacar de la cárcel al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. 21 Al jefe de los coperos lo restituyó en su cargo para que, una vez más, pusiera la copa en manos del faraón. 22 Pero, tal como lo había predicho José, al jefe de los panaderos mandó que lo ahorcaran. 23 Sin embargo, el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él por completo.
Los sueños del faraón
41Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo 2 cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos. 3 Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras. 4 ¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas!
En ese momento el faraón se despertó. 5 Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. 6 Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano. 7 ¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas!
En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño. 8 Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar. 9 Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: «Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido. 10 Cuando el faraón se enojó con sus servidores, es decir, conmigo y con el jefe de los panaderos, nos mandó a la cárcel, bajo la custodia del capitán de la guardia. 11 Una misma noche, los dos tuvimos un sueño, cada sueño con su propio significado. 12 Allí, con nosotros, había un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños, y a cada uno nos interpretó el sueño. 13 ¡Y todo sucedió tal como él lo había interpretado! A mí me restituyeron mi cargo, y al jefe de los panaderos lo ahorcaron.»
14 El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón, 15 quien le dijo:
—Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo.
16 —No soy yo quien puede hacerlo —respondió José—, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable.
17 El faraón le contó a José lo siguiente:
—En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo. 18 De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos. 19 Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto! 20 Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas. 21 Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté.
22 »Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. 23 Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano. 24 Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas. Todo esto se lo conté a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo interpretar.
25 José le explicó al faraón:
—En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que está por hacer. 26 Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño. 27 Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre.
28 »Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que está por hacer. 29 Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto, 30 a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto! 31 Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país. 32 El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto.
33 »Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto. 34 Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país. 35 Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento. 36 Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.
37 Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan. 38 Entonces el faraón les preguntó a sus servidores:
—¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?
39 Luego le dijo a José:
—Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú. 40 Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.
Comentario
Navega a través de los desafíos de la vida
¿Alguna vez te rechazaron, te trataron injustamente, te decepcionó un amigo o te encontraste ante una situación frustrante?
«Una gran fe es producto de grandes batallas. Los grandes testimonios son resultado de grandes pruebas. Los grandes triunfos solo pueden provenir a partir de grandes tribulaciones», dijo Smith Wigglesworth. Vemos esto ejemplificado en la vida de José.
A sus treinta años de edad (41.46) lo pusieron a cargo de todo Egipto. El faraón buscaba una persona sabia y experimentada y reconocía que no había nadie tan calificado como José (vv.33,39).
Pero primero, José atravesó un tiempo muy duro. Todo era parte de su entrenamiento. Había sido rechazado por sus hermanos, tratado injustamente y puesto en prisión. Aun así no había acabado su padecimiento.
Dios le concedió la interpretación de los sueños de sus compañeros, el copero y el panadero. Le fue dada una interpretación clara y precisa. El panadero fue ejecutado pero el jefe de los coperos recibió la libertad y fue restituido a su antigua posición. Lo que José había pedido era que cuando este fuera libre recordara mencionarlo al faraón de modo que pudiera salir de prisión (40:14).
No obstante, el jefe de los coperos se olvidó de José (v.23). Debe haber sido difícil y desalentador para José. Nunca es fácil cuando los amigos te decepcionan. En el caso de José, implicó dos años más de sufrimiento en un calabozo (41:1).
La cárcel habrá sido un lugar extraordinariamente frustrante para un hombre del talento de José. Por entonces tenía alrededor de veinte años, en la flor de su vida. No sabía si sería liberado. Al considerar esto pienso en mí, que no soy una persona demasiado paciente. ¡Creo que hubiera enloquecido por la frustración!
Pero Dios preparaba a José para algo grande. Probablemente no lo parecía que lo estuviera haciendo en aquel momento. Al alimentar a los demás prisioneros, Dios preparaba a José para el momento en que alimentaría a las naciones desde un palacio.
Finalmente, cuando el faraón tuvo sueños que no podía interpretar, el jefe de los coperos dijo: «Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido» (v.9). José fue convocado para interpretar los sueños del faraón.
José expresó: «No soy yo quien puede hacerlo \[…\] sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable» (v.16). Vemos de qué forma José había crecido en sabiduría. La autoconfianza y el pavoneo de su juventud habían sido reemplazados por la dependencia de Dios. Aquí se desempeña con una extraordinaria mezcla de humildad y confianza (dos cualidades que no suelen ir de la mano). Esta es la clase de humildad y confianza que necesitamos para enfrentar los desafíos de la vida: «No soy yo quien puede hacerlo \[…\] sino que es Dios».
José interpreta los sueños del faraón (vv.25-32) y le dice cómo responder a ellos (vv.33-36). Aun el faraón reconoce la gran sabiduría que creció en José. Pregunta a sus funcionarios: «¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?» (v.38). Por reconocer que no había nadie más «competente» ni «sabio» que José, el faraón lo puso a cargo de todo el imperio (vv.39-40).
En medio de tu padecimiento, tus pruebas y tus tribulaciones, Dios te prepara. José había crecido en sabiduría. Como resultado, elaboró un plan que permitió que la gente transitara con éxito un período de gran recesión financiera y perturbación. En estos momentos algunos de nosotros enfrentamos toda clase de dificultades financieras. Quizá el apoyo y la sabiduría de Dios no siempre cambien la situación, pero te ayudarán a transitar en medio de las batallas que enfrentes.
Oración
Gracias, Señor, por la forma en que utilizas los momentos difíciles en mi vida. Ayúdame a crecer en sabiduría, a estar confiado en ti y transitar con madurez los retos y los desafíos de la vida.
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Me impresiona muchísimo José. Más allá de ser un poco engreído cuando era niño (un error de su padre, por consentirlo) José no dio pasos equivocados. Bueno, ¡tal vez hubiera necesitado un poco más de tacto al tratar con el panadero!
Pese a todo lo malo que hicieron en su contra, no hay indicios de amargura ni dudas con respecto a Dios. Se muestra respetuoso con el faraón, pero deja claro que es Dios, no él, quien interpreta los sueños. Su fanfarronería infantil se ha evaporado y toda la gloria es para Dios. Ni siquiera trata de negociar para obtener la libertad. No es de sorprenderse que el faraón quedara impresionado con él. Ahora José está de pie como alguien humilde, confiado y listo para ser usado por Dios.
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