Cómo evitar las discusiones, afrontar las disputas y dejar de pe
Introducción
El referendo de hace poco sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea dio como resultado una votación dividida en un 52% a favor de salir y un 48% a favor de permanecer. La campaña fue ácida, la nación se dividió y los principales partidos políticos cayeron rápidamente en luchas interinas y en división. Este es un ejemplo de lo que vemos en todo el mundo; cada actualización de noticias parece incluir historias de discusiones, disputas y peleas.
Cuando el pecado entró en el mundo, comenzaron las discusiones, las disputas y las peleas. Adán culpó a Eva, Caín asesinó a su hermano y desde entonces, la historia del mundo ha sido una historia de conflictos de todo tipo.
Cuando la gente se aleja de Dios, comienzan a pelear entre sí. Vemos el desmoronamiento de las relaciones en todos los contextos: matrimonios rotos, hogares rotos, relaciones rotas en el trabajo, guerras civiles y guerras entre naciones. Lamentablemente, la iglesia no es inmune; desde el principio ha habido discusiones, disputas y peleas.
¿Cómo debemos afrontar el conflicto?
Proverbios 18:17-19:2
17 El primero en presentar su caso parece inocente,
hasta que llega la otra parte y lo refuta.
18 El echar suertes pone fin a los litigios
y decide entre las partes en pugna.
19 Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada;
los litigios son como cerrojos de ciudadela.
20 Cada uno se llena con lo que dice
y se sacia con lo que habla.
21 En la lengua hay poder de vida y muerte;
quienes la aman comerán de su fruto.
22 Quien halla esposa halla la felicidad:
muestras de su favor le ha dado el Señor.
23 El pobre habla en tono suplicante;
el rico responde con aspereza.
24 Hay amigos que llevan a la ruina,
y hay amigos más fieles que un hermano.
19Más vale pobre e intachable
que necio y embustero.
2 El afán sin conocimiento no vale nada;
mucho yerra quien mucho corre.
Comentario
1. Evita las discusiones
El libro de Proverbios está lleno de consejos prácticos acerca de cómo evitar las discusiones.
- Escucha a ambas partes
Por lo general hay dos partes en una discusión y siempre vale la pena escuchar ambas opiniones. El derecho de réplica es importante, tiene un lugar vital en cualquier sistema jurídico. «El primero que habla en la corte parece tener la razón, hasta que comienza el interrogatorio» (18:17, NTV).
- Pide ayuda al Espíritu Santo
Necesitamos la guía de Dios especialmente cuando enfrentamos «litigios» (v.18). En el Antiguo Testamento, «el echar suertes» era una manera de resolver disputas. Sin embargo, con el derramamiento del Espíritu Santo hay mejores maneras de recibir la guía de Dios sobre las disputas (ver 1 Corintios 6:1-6).
- Evita ofensas innecesarias
Haz todo lo posible para evitar ofender a tus hermanos y hermanas: «Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada» (Proverbios 18:19). Las disputas serias crean barreras entre amigos; estas paredes son fáciles de levantar y extremadamente difícil de derrumbar.
- Escoge tus palabras con cuidado
Tus palabras pueden ser una fuerza que da vida, traen gran satisfacción y sanan la división: «Las palabras sabias satisfacen igual que una buena comida; las palabras acertadas traen satisfacción» (v.20, NTV).
Sin embargo, las palabras también pueden ser una fuerza destructiva, como dice The Message: «Las palabras matan, las palabras dan vida; ellas son veneno o fruta, ¡usted elige!» (v.21, MSG). Puedes hacer muchísimo bien o un gran daño con lo que dices.
- Elige tus compañías cuidadosamente
El escritor subraya: «Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor» (v.22). Evidentemente, en mi propia experiencia, puedo decir que es cierto que la sabiduría, el asesoramiento y la mediación de Pippa me han ayudado a menudo para evitar meterme en problemas en esta área. Con frecuencia, un buen esposo o esposa puede ser un pacificador.
Lo que necesitamos son amigos muy cercanos, estemos casados o no. La segunda parte de este proverbio nos recuerda que mientras los amigos van y vienen: «Hay amigos más fieles que un hermano» (v.24b). Estos son los tipos de amigos que necesitamos en nuestras vidas. En definitiva, por supuesto, Jesús es el amigo más fiel que cualquier hermano o hermana.
Oración
Señor, oro para que las palabras que hablo sean una fuente de vida para los que me rodean.
Romanos 14:1-18
Los débiles y los fuertes
14Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. 2 A algunos su fe les permite comer de todo, pero hay quienes son débiles en la fe, y sólo comen verduras. 3 El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado. 4 ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder para sostenerlo.
5 Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. 6 El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí. 8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9 Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven. 10 Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! 11 Está escrito:
«Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—,
ante mí se doblará toda rodilla
y toda lengua confesará a Dios.»
12 Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.
13 Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano. 14 Yo, de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo considera. 15 Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. 16 En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican, 17 porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. 18 El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes.
Comentario
2. Afronta las disputas
Este pasaje es muy relevante para algunas de las disputas que están ocurriendo en la iglesia global en este momento. Que bueno habría sido si la iglesia en los últimos 2 000 años hubiera seguido las instrucciones de Pablo. Como escribe John Stott, el propósito de Pablo en estos versículos era «permitir que cristianos de mentalidad conservadora (principalmente judíos) y cristianos de mentalidad liberal (principalmente gentiles) convivieran amistosamente en la comunión cristiana».
Hay ciertos asuntos sobre los cuales Pablo estaba dispuesto a pelear hasta la muerte: la verdad del evangelio (que Cristo murió por nosotros, vv.9,15); la vida, muerte y resurrección de Jesús (v.9) y el señorío de Cristo (v.9); estos son ejemplos de lo que no es negociable.
Pero, hay otras cosas que no eran así de importantes «para entrar en discusiones» (v.1). Son áreas secundarias y Pablo nos da varios ejemplos (como el vegetarianismo o pensar que un día es más sagrado que otro).
Hoy en día algunos cristianos se abstienen de beber alcohol, otros no lo hacen; algunos cristianos son pacifistas, otros no lo son. Y hay muchos otros asuntos discutibles en los que los cristianos terminan divididos de forma apasionada. ¿Cómo afrontar estas disputas?
- Respeta a aquellos con diferente punto de vista
Pablo escribe «reciba» (la palabra significa «respete») a aquel que es «débil en la fe» (v.1a). «Bienvenidos con los brazos abiertos a los creyentes que no ven las cosas de la forma en que tu las ves \[...\]. Eventualmente, todos vamos a terminar arrodillados uno al lado del otro en el lugar del juicio, frente a Dios» (vv.1,10, MSG).
- No juzgues rápidamente
«No se sobresalte cada vez que ellos hagan o digan algo con lo que no esté de acuerdo» (v.1b, MSG).
Y prosigue: «¿Quién eres tú para juzgar a los siervos de otro?» (v.4); «Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano?» (v.10). En palabras de la versión de Amplified Bible «Entonces no nos critiquemos, culpemos y juzguemos más» (v.13, AMP). Debemos permitir que la gente tenga opiniones diferentes a la nuestra sin juzgarlas por ello.
Este es el corazón del asunto; en este pasaje, Pablo nos exhorta tres veces a que no debemos juzgarnos los unos a otros.
- No menosprecies a los demás
«No debe\[mos\] menospreciar» (v.3a) a aquellos que tienen opiniones diferentes de la nuestra. Dios los ha aceptado (v.3b). Lo mismo deberíamos hacer nosotros.
- Haz aquello que creas correcto
En todos aquellos asuntos secundarios «cada uno debe estar firme en sus propias opiniones» (v.5). «Cada uno esté convencido en su propia mente» (v.5, RVA-2015). «Si comes carne \[...\] da gracias a Dios por la costilla; si eres vegetariano \[...\] da gracias a Dios por el brócoli» (v.6, MSG). El hecho de que podamos estar de acuerdo en no estar de acuerdo con estos asuntos no los hace irrelevantes; procuremos hacer cuidadosamente lo que creemos correcto en cada situación.
- Presume lo mejor acerca de las motivaciones de los demás
«El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios» (v.6).
Démosles a los demás el beneficio de la duda y asumamos que están tratando de hacer lo que es correcto a los ojos del Señor (vv.7–8).
- Sé sensible acerca de la conciencia de los demás
Pablo escribe: «... propónganse ustedes no hacer nada que sea causa de que su hermano tropiece, o que ponga en peligro su fe» (v.13, DHH). Por ejemplo, si alguien considera que el alcohol es malo, sería insensible beber alcohol delante de ellos; no queremos causarles angustia (v.15).
- Ayuda y alienta a otros
«Así que, aceptemos usar toda nuestra energía para llevarnos bien. Ayudemos a otros con palabras alentadoras; no los carguemos por encontrar fallos» (v.19, MSG).
- Actúa siempre con amor
«… si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor» (v.15). Así que sé sensible y cortés: «Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano» (v.21).
Los asuntos discutibles son importantes, pero no tan importantes como aquello que nos une a todos: «… porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo» (v.17). ¡Esto es lo que realmente importa! No caigamos en la trampa de argüir sobre asuntos discutibles que dividen a la iglesia y desaniman aquellos que están fuera de ella.
Sigue las palabras del escritor medieval Rupertus Meldenius: «En lo esencial, unidad; en lo no esencial, libertad; en todo, amor».
Oración
Señor, oro por una nueva unidad en la iglesia. Ayúdanos a concentrarnos hoy y cada día en aquello que realmente es el reino de Dios: la justicia, la paz y la alegría en el Espíritu Santo.
1 Crónicas 9:1-10:14
9Todos los israelitas fueron registrados en las listas genealógicas e inscritos en el libro de los reyes de Israel.
Los que regresaron a Jerusalén
Por causa de su infidelidad a Dios, Judá fue llevado cautivo a Babilonia.
2 Los primeros en ocupar nuevamente sus posesiones y ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y servidores del templo. 3 Algunos de los descendientes de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés habitaron en Jerusalén.
4 De los judíos: Utay hijo de Amiud, descendiente en línea directa de Omrí, Imrí, Baní y Fares hijo de Judá.
5 De los silonitas: Asaías, el primogénito, con sus hijos.
6 De los zeraítas: Jeuel y el resto de sus parientes; en total seiscientos noventa personas.
7 De los benjaminitas: Salú hijo de Mesulán, hijo de Hodavías, hijo de Senuá; 8 Ibneías hijo de Jeroán; Elá hijo de Uzi, hijo de Micri; Mesulán hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías, 9 con sus parientes. Según sus registros genealógicos, eran en total novecientos cincuenta y seis, todos ellos jefes de sus familias patriarcales.
10 De los sacerdotes: Jedaías, Joyarib, Jaquín, 11 Azarías hijo de Jilquías, que era descendiente en línea directa de Mesulán, Sadoc, Merayot y Ajitob, que fue jefe del templo de Dios; 12 Adaías hijo de Jeroán, hijo de Pasur, hijo de Malquías; Masay hijo de Adiel, que era descendiente en línea directa de Jazera, Mesulán, Mesilemit e Imer, 13 y sus parientes, en total mil setecientos sesenta jefes de familias patriarcales y hombres muy capacitados para el servicio en el templo de Dios.
14 De los levitas: Semaías hijo de Jasub, que descendía en línea directa de Azricán, Jasabías y Merari; 15 Bacbacar, Heres, Galal y Matanías hijo de Micaías, hijo de Zicrí, hijo de Asaf; 16 Abdías hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún; Berequías hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitó en las aldeas de los netofatitas.
17 Los porteros: Salún, Acub, Talmón y Ajimán, y sus parientes; Salún era el jefe. 18 Hasta ahora custodian la puerta del rey, que está al oriente, y han sido porteros de los campamentos levitas. 19 Además, Salún hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus parientes coreítas de la misma familia patriarcal, estaban encargados de custodiar la entrada de la Tienda de reunión, tal como sus antepasados habían custodiado la entrada del campamento del Señor. 20 En el pasado, Finés hijo de Eleazar fue su jefe, y el Señor estuvo con él. 21 Zacarías hijo de Meselemías era el portero de la Tienda de reunión.
22 Los escogidos como porteros fueron un total de doscientos doce. En sus aldeas se encuentran sus registros genealógicos. David y Samuel el vidente les asignaron sus funciones. 23 Los porteros y sus hijos estaban encargados de custodiar la entrada de la tienda de campaña que se usaba como templo del Señor. 24 Había porteros en los cuatro puntos cardinales. 25 Cada siete días, sus parientes que vivían en las aldeas se turnaban para ayudarlos. 26 Los cuatro porteros principales estaban en servicio permanente. Eran levitas y custodiaban las salas y los tesoros del templo de Dios. 27 Durante la noche montaban guardia alrededor del templo, y en la mañana abrían sus puertas.
28 Algunos de ellos estaban encargados de los utensilios que se usaban en el servicio del templo, y debían contarlos al sacarlos y al guardarlos. 29 Otros estaban a cargo de los utensilios, de todos los vasos sagrados, de la harina, el vino, el aceite, el incienso y los perfumes. 30 Algunos de los sacerdotes preparaban la mezcla de los perfumes. 31 El levita Matatías, primogénito del coreíta Salún, estaba encargado de hacer las tortas para las ofrendas. 32 Algunos de sus parientes coatitas preparaban los panes sagrados para cada sábado.
33 También había cantores que eran jefes de familias patriarcales de los levitas, los cuales vivían en las habitaciones del templo. Éstos estaban exentos de cualquier otro servicio, porque de día y de noche tenían que ocuparse de su ministerio.
34 Según sus registros genealógicos, éstos eran jefes de las familias patriarcales de los levitas y vivían en Jerusalén.
Genealogía de Saúl
35 En Gabaón vivía Jehiel, padre de Gabaón. Su esposa se llamaba Macá, 36 y sus hijos fueron Abdón, el primogénito; Zur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 37 Guedor, Ajío, Zacarías y Miclot, 38 que fue padre de Simán. Éstos también vivían en Jerusalén con sus parientes.
39 Ner fue el padre de Quis, Quis lo fue de Saúl, y Saúl lo fue de Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Esbaal. 40 Jonatán fue el padre de Meribaal, y Meribaal lo fue de Micaías.
41 Los hijos de Micaías fueron Pitón, Mélec, Tarea y Acaz. 42 Acaz fue el padre de Jará, y éste lo fue de Alemet, Azmávet y Zimri. Zimri fue el padre de Mosá; 43 Mosá fue el padre de Biná, y éste lo fue de Refaías; Refaías fue el padre de Elasá, y éste lo fue de Azel.
44 Azel tuvo seis hijos, cuyos nombres fueron Azricán, Bocrú, Ismael, Searías, Abdías y Janán. Éstos fueron los hijos de Azel.
Muerte de Saúl
10Los filisteos fueron a la guerra contra Israel, y los israelitas huyeron ante ellos. Muchos de ellos cayeron muertos en el monte Guilboa. 2 Entonces los filisteos se fueron en persecución de Saúl, y lograron matar a sus hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa. 3 La batalla se intensificó contra Saúl, y los arqueros lo alcanzaron con sus flechas. Al verse herido, 4 Saúl le dijo a su escudero: «Saca la espada y mátame, no sea que me maten esos incircuncisos cuando lleguen, y se diviertan a costa mía.»
Pero el escudero estaba tan asustado que no quiso hacerlo, de modo que Saúl mismo tomó su espada y se dejó caer sobre ella. 5 Cuando el escudero vio que Saúl caía muerto, también él se arrojó sobre su propia espada y murió. 6 Así murieron Saúl y sus tres hijos. Ese día pereció toda su familia.
7 Cuando los israelitas que vivían en el valle vieron que el ejército había huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, también ellos abandonaron sus ciudades y se dieron a la fuga. Así fue como los filisteos las ocuparon.
8 Al otro día, cuando los filisteos llegaron para despojar a los cadáveres, encontraron muertos a Saúl y a sus hijos en el monte Guilboa. 9 Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por todo el país filisteo para que proclamaran la noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después colocaron las armas en el templo de sus dioses y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.
11 Cuando los de Jabés de Galaad se enteraron de lo que habían hecho los filisteos con Saúl, 12 se levantaron todos los valientes y rescataron los cuerpos de Saúl y de sus hijos. Los llevaron a Jabés, sepultaron sus huesos debajo de la encina de Jabés y guardaron siete días de ayuno.
13-14 Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina. Por eso el Señor le quitó la vida y entregó el reino a David hijo de Isaí.
Comentario
3. Deja de pelear
«Los filisteos fueron a la guerra contra Israel, \[...\]. La batalla se intensificó contra Saúl» (10:1,3). Saúl fue atacado por los filisteos y como resultado, murió. Encontramos este relato en 1 Samuel 31. Sin embargo, el autor de Crónicas agrega una explicación: «Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra» (1 Crónicas 10:13).
Al mirar atrás en el libro de Samuel podemos ver que el problema real era que Saúl estaba celoso de David. David hizo todo lo que pudo para someterse a Saúl y estar bien con él, pero Saúl no quería nada de eso, estaba enfocado en enfrentarse a David. Esta disputa interna debilitó a Saúl y lo hizo vulnerable a un ataque exterior.
Vemos hoy cómo las disputas internas entre el pueblo de Dios nos hacen vulnerables a los ataques exteriores. Jesús oró para que fuéramos uno para que el mundo creyera (Juan 17:23).
Oración
Señor, ayúdanos a ser pacificadores, a detener las luchas internas y a buscar la unidad para que el mundo crea.
Añadidos de Pippa
Proverbios 18:22
«Quien halla esposa halla la felicidad».
¿Qué más hay que decir?
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Nueva Versión Inernacional (NVI)
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