Cómo usar tu influencia para bien
Introducción
La Historia es, en muchos aspectos, una historia de influencia. El liderazgo consiste en influir; todo el mundo influye en alguien. Por lo tanto, en un sentido, todo el mundo es un líder. Los sociólogos nos cuentan que incluso la persona más introvertida influirá a 10 000 personas durante su vida. Todos nos influimos los unos a los otros en multitud de maneras, desde lo que comemos en el almuerzo y las películas que vemos, hasta los asuntos más importantes que conciernen la verdad y la ética.
Al mirar en retrospectiva mi vida, veo que he sido influido por mucha gente: mis padres, profesores, amigos y familia. Igual que yo he sido influido por otros, inevitablemente lo que hago y digo influirá a otros para bien o para mal.
Como dice el proverbio africano: «Si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, es porque no has pasado la noche con un mosquito en la habitación». El mosquito marca la diferencia molestando, pero el principio es el mismo. Una persona puede detener una gran injusticia; una persona puede ser la voz de la verdad; el amor de una persona puede salvar una vida. Cada persona importa.
¿Cómo puedes maximizar tu influencia y usar esa influencia para bien?
Salmos 96:1-13
Salmo 96
1 Canten al Señor un cántico nuevo;
canten al Señor, habitantes de toda la tierra.
2 Canten al Señor, alaben su nombre;
anuncien día tras día su victoria.
3 Proclamen su gloria entre las naciones,
sus maravillas entre todos los pueblos.
4 ¡Grande es el Señor y digno de alabanza,
más temible que todos los dioses!
5 Todos los dioses de las naciones no son nada,
pero el Señor ha creado los cielos.
6 El esplendor y la majestad son sus heraldos;
hay poder y belleza en su santuario.
7 Tributen al Señor, pueblos todos,
tributen al Señor la gloria y el poder.
8 Tributen al Señor la gloria que merece su nombre;
traigan sus ofrendas y entren en sus atrios.
9 Póstrense ante el Señor en la majestad de su santuario;
¡tiemble delante de él toda la tierra!
10 Que se diga entre las naciones:
«¡El Señor es rey!»
Ha establecido el mundo con firmeza;
jamás será removido.
Él juzga a los pueblos con equidad.
11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra!
¡Brame el mar y todo lo que él contiene!
12 ¡Canten alegres los campos y todo lo que hay en ellos!
¡Canten jubilosos todos los árboles del bosque!
13 ¡Canten delante del Señor, que ya viene!
¡Viene ya para juzgar la tierra!
Y juzgará al mundo con justicia,
y a los pueblos con fidelidad.
Comentario
1. Por el bien de todos
Dios eligió a Israel y bendijo al pueblo de Israel de una manera especial. Su propósito no era que se sintieran orgullosos y superiores a los demás, sino que fueran una bendición para el mundo entero (Génesis 12:3). Fueron bendecidos para ser bendición y fueron llamados a usar su influencia para el bien de todas las naciones.
Ahora, Dios nos ha escogido a nosotros, la iglesia, para ser una bendición para todos los pueblos. Tú has sido bendecido para ser bendición.
Este salmo tiene un enfoque multinacional. Proclama las maravillas y las bendiciones de Dios para todos. Tú estás llamado a bendecir mediante:
- La alabanza
Es interesante subrayar de paso que la alabanza debería ser creativa e incluir la innovación: Ellos cantaron «un cántico nuevo» (Salmo 96:1).
- El testimonio
«Canten al Señor, alaben su nombre;
anuncien día tras día su victoria.
Proclamen su gloria entre las naciones,
sus maravillas entre todos los pueblos \[…\]
Que se diga entre las naciones:
«¡El Señor es rey!» (vv.2–3,10a).
Oración
Ayúdanos Señor, a evitar ser personas encerradas en sí mismas o buscar complacencia. Que todo lo que hagamos, individualmente y en comunidad, se enfoque hacia afuera para así traer bendición al mundo proclamando Tu salvación día tras día.
1 Corintios 9:1-18
Los derechos de un apóstol
9¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo en el Señor? 2 Aunque otros no me reconozcan como apóstol, ¡para ustedes sí lo soy! Porque ustedes mismos son el sello de mi apostolado en el Señor.
3 Ésta es mi defensa contra los que me critican: 4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber? 5 ¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor? 6 ¿O es que sólo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos?
7 ¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña? 8 No piensen que digo esto solamente desde un punto de vista humano. ¿No lo dice también la ley? 9 Porque en la ley de Moisés está escrito: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando.» ¿Acaso se preocupa Dios por los bueyes, 10 o lo dice más bien por nosotros? Por supuesto que lo dice por nosotros, porque cuando el labrador ara y el segador trilla, deben hacerlo con la esperanza de participar de la cosecha. 11 Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material? 12 Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros?
Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo. 13 ¿No saben que los que sirven en el templo reciben su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? 14 Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio.
15 Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos, ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. 16 Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! 17 En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. 18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho.
Comentario
2. Difunde las buenas noticias
Pablo es profundamente consciente de su influencia como cristiano y en particular como apóstol. Está determinado absolutamente a maximizar su influencia para bien y soportarlo «todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo» (v.12b).
Parece que ve su llamado a la soltería como una de las maneras en las que puede maximizar su influencia. No está sugiriendo que haya nada de malo en el matrimonio; parece que los otros apóstoles, incluyendo los hermanos de Jesús y Cefas (Pedro), estaban todos casados (v.5).
Otra manera en la que busca maximizar su influencia es teniendo un segundo trabajo con el cual costearse la vida. Le interesa mucho señalar que no necesita trabajar: «El Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio» (v.14). O como traduce Eugene Peterson: «Aquellos que difunden el Mensaje eran sostenidos por aquellos que creían en el Mensaje» (v.14, MSG). En otras palabras, como cristianos deberíamos apoyar financieramente a aquellos que difunden el evangelio a tiempo completo.
Lo que Pablo quiere decir es que, aunque tenía derecho, no hizo uso del mismo. «Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo» (v.12b).
Pablo está totalmente apasionado por la predicación del evangelio. No quiere que nada impida que este tenga su máximo impacto. Por eso, no hace uso de ninguno de sus derechos ya que su misión es lo más importante (v.15a). Se siente «bajo la obligación de hacerlo» (v.16a) y así, escribe: «¡Ay de mí si no predico el evangelio!» (v.16b). Simplemente está expresando la obligación que siente.
Lo que quiere más que nada es que la gente pueda escuchar el evangelio «gratuitamente» (v.18). Preferiría morir que privarse de la oportunidad de predicar el evangelio sin costo alguno: «Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo» (v.15).
Esta es una de las razones por la que estamos determinados a que nadie tenga que pagar por hacer Alpha. También es la razón por la que tenemos que resistir todo intento de persuadirnos de que pidamos dinero a los invitados tan pronto como terminen Alpha. No queremos que la gente pague directa o indirectamente por el privilegio de oír el evangelio. Pablo dice: «Prefiero morir …» (v.15b).
Recuerdo cuando Billy Graham vino a predicar a Londres en 1989. En un momento, se sugirió que para que no se echaran a perder las entradas se vendieran por un valor nominal de una libra esterlina. La sugerencia fue rechazada de pleno. Billy Graham había determinado que él siempre predicaría el evangelio gratuitamente.
Oración
Señor, ayúdame siempre a seguir este ejemplo del apóstol Pablo y maximizar el impacto y la influencia de predicar el evangelio poniéndolo a disposición de todos gratuitamente, sobrellevando lo que haga falta para no obstaculizar el evangelio de Cristo.
Eclesiastés 9:13-12:14
13 También vi en este mundo un notable caso de sabiduría: 14 una ciudad pequeña, con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto. 15 En esa ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!
16 Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría del pobre y no se preste atención a sus palabras.
17 Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios
que a los gritos del jefe de los necios.
18 Vale más la sabiduría
que las armas de guerra.
Un solo error
acaba con muchos bienes.
Dichos de sabiduría
10Las moscas muertas apestan
y echan a perder el perfume.
Pesa más una pequeña necedad
que la sabiduría y la honra juntas.
2 El corazón del sabio busca el bien,
pero el del necio busca el mal.
3 Y aun en el camino por el que va, el necio revela su falta de inteligencia y a todos va diciendo lo necio que es.
4 Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La paciencia es el remedio para los grandes errores.
5 Hay un mal que he visto en esta vida, semejante al error que cometen los gobernantes: 6 al necio se le dan muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los puestos más bajos. 7 He visto esclavos montar a caballo, y príncipes andar a pie como esclavos.
8 El que cava la fosa,
en ella se cae.
Al que abre brecha en el muro,
la serpiente lo muerde.
9 El que pica piedra,
con las piedras se hiere.
El que corta leña,
con los leños se lastima.
10 Si el hacha pierde su filo,
y no se vuelve a afilar,
hay que golpear con más fuerza.
El éxito radica en la acción
sabia y bien ejecutada.
11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada,
no hay ganancia para el encantador.
12 Las palabras del sabio son placenteras,
pero los labios del necio son su ruina;
13 sus primeras palabras son necedades,
y las últimas son terribles sandeces.
14 ¡Pero no le faltan las palabras!
Nadie sabe lo que ha de suceder,
y lo que será aun después,
¿quién podría decirlo?
15 El trabajo del necio tanto lo fatiga
que ni el camino a la ciudad conoce.
16 ¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro,
y cuyos príncipes banquetean desde temprano!
17 ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble,
y cuyos príncipes comen cuando es debido,
para reponerse y no para embriagarse!
18 Por causa del ocio se viene abajo el techo,
y por la pereza se desploma la casa.
19 Para alegrarse, el pan;
para gozar, el vino;
para disfrutarlo, el dinero.
20 No maldigas al rey ni con el pensamiento,
ni en privado maldigas al rico,
pues las aves del cielo pueden correr la voz.
Tienen alas y pueden divulgarlo.
11Lanza tu pan sobre el agua;
después de algún tiempo volverás a encontrarlo.
2 Comparte lo que tienes entre siete,
y aun entre ocho,
pues no sabes qué calamidad
pueda venir sobre la tierra.
3 Cuando las nubes están cargadas,
derraman su lluvia sobre la tierra.
Si el árbol cae hacia el sur,
o cae hacia el norte,
donde cae allí se queda.
4 Quien vigila al viento, no siembra;
quien contempla las nubes, no cosecha.
5 Así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, creador de todas las cosas.
6 Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquélla, o si ambas serán igual de buenas.
7 Grata es la luz, y qué bueno que los ojos disfruten del sol. 8 Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta, debe recordar que los días tenebrosos serán muchos y que lo venidero será un absurdo.
9 Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto. 10 Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
Acuérdate de tu Creador
12Acuérdate de tu Creador
en los días de tu juventud,
antes que lleguen los días malos
y vengan los años en que digas:
«No encuentro en ellos placer alguno»;
2 antes que dejen de brillar
el sol y la luz,
la luna y las estrellas,
y vuelvan las nubes después de la lluvia.
3 Un día temblarán los guardianes de la casa,
y se encorvarán los hombres de batalla;
se detendrán las molenderas por ser tan pocas,
y se apagarán los que miran a través de las ventanas.
4 Se irán cerrando las puertas de la calle,
irá disminuyendo el ruido del molino,
las aves elevarán su canto,
pero apagados se oirán sus trinos.
5 Sobrevendrá el temor por las alturas
y por los peligros del camino.
Florecerá el almendro,
la langosta resultará onerosa,
y no servirá de nada la alcaparra,
pues el hombre se encamina al hogar eterno
y rondan ya en la calle los que lloran su muerte.
6 Acuérdate de tu Creador
antes que se rompa el cordón de plata
y se quiebre la vasija de oro,
y se estrelle el cántaro contra la fuente
y se haga pedazos la polea del pozo.
7 Volverá entonces el polvo a la tierra,
como antes fue,
y el espíritu volverá a Dios,
que es quien lo dio.
8 Lo más absurdo de lo absurdo,
¡todo es un absurdo!
—ha dicho el Maestro.
Epílogo
9 Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios. 10 Procuró también hallar las palabras más adecuadas y escribirlas con honradez y veracidad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos bien puestos son sus colecciones de dichos, dados por un solo pastor. 12 Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga. 13 El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. 14 Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.
Comentario
3. Planta buenas semillas
Salomón es muy consciente del poder de la influencia. Esta influencia puede ser para bien o para mal.
Una persona sabia puede salvar a una ciudad (9:13–18a). Por otro lado «un solo pecador destruye mucho bien» (v.18b, RVA-2015). Hitler, Stalin y Pol Pot son ejemplos manifiestos de este principio. Un ser humano puede usar para el mal y causar un gran daño.
Pero la influencia no tiene que ser tan grande como la de esos tiranos para tener un mal efecto. «Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Así mismo pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas» (10:1). Si hasta una mosca muerta puede tener una mala influencia, el menos influyente de los seres humanos puede tener una influencia para bien o para mal. ¡Todos podemos ser la mosca en el perfume!
El autor tiene mucho que decir sobre cómo ser una buena influencia en vez de una mala:
- Vigila tus palabras
Salomón nos recuerda que «las palabras del sabio son placenteras» (v.12a). Responde a las palabras ásperas con calma (v.4).
Evita murmurar y hablar mal de tus líderes. Sé cuidadoso con lo que dices o incluso con lo que piensas. No injuries a la gente «ni con el pensamiento» ni «en privado maldigas \[…\] pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo » (v.20).
- Toma riesgos
Necesitas tomar riesgos para maximizar tu influencia para el bien. «Lanza tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás a encontrarlo. Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho» (11:1–2). En otras palabras, viene a decir que «quien no se arriesga, no gana». Amar es arriesgarse a no ser correspondido en el amor. Intentarlo es arriesgarse al fracaso, pero los riesgos se han de tomar, porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada.
Si somos demasiado cautelosos nunca lograremos nada «Quien vigila al viento no siembra; quien contempla las nubes no cosecha» (v.4). Podemos aplicar este principio a la plantación de iglesias, la cual requerirá de riesgos y determinación. No debemos amilanarnos por los obstáculos que parecen ser insuperables. No debemos desalentarnos por el «viento» y las «nubes».
- Propaga tus esfuerzos
Para maximizar tu influencia, puede que tengas que combinar diferentes oportunidades en tu vida: «Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si esta o aquella, o si ambas serán igual de buenas» (v.6).
No apuestes todo al mismo número. Combate en todos los frentes para sacar el mayor partido a cada oportunidad. Es por esto por lo que como iglesia intentamos sembrar semillas en todas las direcciones: mediante la alabanza, la oración, el liderazgo, el discipulado, la formación teológica, la transformación social, la evangelización, el trabajo en prisiones, y con los pobres y los marginados.
- Usa tus oportunidades
La vida es corta y tus oportunidades son limitadas: «Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta \[...\] Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia » (vv.8a,9).
El libro termina con una conclusión a todas sus preguntas e investigaciones. El significado de la vida reside, en última instancia, en tu relación con Dios. Hónralo y guarda sus mandamientos. Este es el deber completo de toda persona (12:13b, DHH).
Oración
Señor, ayúdame a honrarte y a guardar Tus mandamientos. Ayúdame a usar mi influencia para el bien y no para el mal. Ayúdame a sacar el mayor partido de toda oportunidad que has puesto ante mí.
Añadidos de Pippa
Eclesiastés 12:12
«Ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga».
¡Aquella sí que era una afirmación profética! ¿Tendría idea Salomón de la cantidad de libros que serían escritos —sobre todas las materias posibles— con el trascurso de los años? Hay muchísimos libros hermosos e inspiradores, pero también muchos otros que no lo son tanto. Coincido un poquito con uno de mis hijos. Hace muchos años, estaba ayudándole a hacer sus deberes de lectura y comentó: «No me gustan los libros, ¡tienen palabras en ellos!».
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Nueva Versión Inernacional (NVI)
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