Una relación de intimidad
Introducción
«La primera vez que visité la iglesia Vineyard (La Viña) en California, descubrí que uno de sus valores principales era la “intimidad con Dios”. Así que cuando regresé empecé a hablar de la intimidad también como uno de nuestros valores» —recuerda Sandy Millar en su libro All I Want is You— «Una de las encantadoras fieles de nuestra congregación por aquel entonces, me tomó aparte y me dijo: “Por favor, no use la palabra ‘intimidad’ pues nosotros no la usamos en ese contexto”. Así que empecé a hablar sobre “la relación más cercana posible con Dios” lo cual es todo un circunloquio. Pero después de poco tiempo dejé de hacerlo, porque lo que en realidad quería decir era “intimidad” y creo que eso es lo que la Biblia quiere decir al describir nuestra relación con Dios».
Somos creados para tener relaciones de intimidad. Hay un hambre en lo profundo de nuestra alma que ansía una intimidad con Dios y con los demás seres humanos.
Salmos 99:1-9
Salmo 99
1 El Señor es rey:
que tiemblen las naciones.
Él tiene su trono entre querubines:
que se estremezca la tierra.
2 Grande es el Señor en Sión,
¡excelso sobre todos los pueblos!
3 Sea alabado su nombre grandioso e imponente:
¡él es santo!
4 Rey poderoso, que amas la justicia:
tú has establecido la equidad
y has actuado en Jacob con justicia y rectitud.
5 Exalten al Señor nuestro Dios;
adórenlo ante el estrado de sus pies:
¡él es santo!
6 Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes,
y Samuel, entre los que invocaron su nombre.
Invocaron al Señor, y él les respondió;
7 les habló desde la columna de nube.
Cumplieron con sus estatutos,
con los decretos que él les entregó.
8 Señor y Dios nuestro, tú les respondiste;
fuiste para ellos un Dios perdonador,
aun cuando castigaste sus rebeliones.
9 Exalten al Señor nuestro Dios;
adórenlo en su santo monte:
¡Santo es el Señor nuestro Dios!
Comentario
1. Intimidad con Dios
Has sido creado para tener una relación íntima con Dios que es personal: «Señor y Dios nuestro» (v.9). Pero la intimidad con Dios no es algo que debamos dar por supuesto. Dios es poderoso, santo y justo.
«El Señor es rey… Él tiene su trono entre querubines» (v.1). El querubín es el símbolo de la santidad de Dios (ver Génesis 3:24, Ezequiel 1:4ss,10:1ss). El trono de Dios se describe «entre los dos querubines» (Números 7:89). Ese es el lugar desde el que habla Dios.
Este salmo enfatiza la santidad de Dios. La palabra «santo» (Salmo 99:3) enfatiza la distancia entre Dios y los seres humanos. Dios no solo es poderoso y santo, también es justo: «Ama la justicia» (v.4). La respuesta adecuada es adorarlo «ante el estrado de sus pies» (v.5).
De alguna manera, esta distancia entre Dios y nosotros ha sido salvada mediante un puente. Ahora sabemos que es por medio de Jesús y lo que él hizo por nosotros mediante la cruz y la resurrección, junto con el derramamiento del Espíritu Santo. Este salmo anticipa la intimidad que es posible mediante Cristo con ese Dios de poder, santidad y justicia.
Dios «les habló» (v.7). Habló a Moisés y Aarón y Samuel (v.6), pues habló a personas individuales y así nos habla a nosotros hoy. «Invocaron al Señor, y él les respondió» (v.6).
No solo es un Dios de justicia; es un Dios de misericordia y perdón, «un Dios perdonador» (v.8). Él es «nuestro Dios» (vv.8–9). Su majestad no disminuye, pero la última palabra ahora le ha sido dada a la intimidad.
Oración
Señor, es sorprendente que siendo todopoderoso, santo y justo, me llames a una relación íntima y personal contigo. Gracias por que eres mi Dios.
1 Corintios 12:1-26
Los dones espirituales
12En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto. 2 Ustedes saben que cuando eran paganos se dejaban arrastrar hacia los ídolos mudos. 3 Por eso les advierto que nadie que esté hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede decir: «Jesús es el Señor» sino por el Espíritu Santo.
4 Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. 5 Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. 6 Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
7 A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. 8 A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; 9 a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; 10 a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. 11 Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina.
Un cuerpo con muchos miembros
12 De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. 13 Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro sino de muchos. 15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 16 Y si la oreja dijera: «Como no soy ojo, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato? 18 En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. 19 Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito.» Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito.» 22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables, 23 y a los que nos parecen menos honrosos los tratamos con honra especial. Y se les trata con especial modestia a los miembros que nos parecen menos presentables, 24 mientras que los más presentables no requieren trato especial. Así Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo, dando mayor honra a los que menos tenían, 25 a fin de que no haya división en el cuerpo, sino que sus miembros se preocupen por igual unos por otros. 26 Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.
Comentario
2. Intimidad los unos con los otros
En nuestra sociedad hay mucha soledad. Muchos —especialmente la gente joven de hoy— no tienen dónde procesar su dolor. Acuden al alcohol, las drogas, la promiscuidad y otras cosas para intentar amortiguar su dolor. Con frecuencia los ancianos son marginados y abandonados en su soledad.
No estás hecho para vivir solo, Dios te creó para la comunidad; una comunidad tan cercana e interdependiente como las diferentes partes del cuerpo humano. Pablo desarrolla la analogía de la iglesia como el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo ha dado diferentes dones a cada miembro de la iglesia (vv.1–11).
«Aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros» (v.12). La gente viene a la iglesia de diferentes contextos, nacionalidades y puestos en la sociedad: «judíos o gentiles, esclavos o libres» (v.13b). Pero a pesar de donde hayamos venido, «a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu» (v.13).
Ahora nos pertenecemos los unos a los otros. Nuestras relaciones son tan íntimas como las de los diferentes miembros del cuerpo; dependemos absolutamente los unos de los otros (vv.12–13).
Cuanto más diferentes somos, más nos necesitamos los unos a los otros. El ojo necesita la mano mucho más de lo que necesita otros ojos (vv.16–17). La variedad es esencial (v.17b). Esto no solo es verdad en el caso de la iglesia local, también lo es en el de la iglesia global. No debiéramos mirar a las diferentes partes del cuerpo de Cristo y decir «son diferentes, tiene que haber algo malo en ellos», sino que deberíamos decir «son diferentes, verdaderamente los necesitamos».
Ya es hora de dejar de ponernos etiquetas describiéndonos a nosotros mismos como cristianos de un tipo particular. Como dice The Message: «Las antiguas etiquetas que en un tiempo atrás usábamos para identificarnos… ya no sirven. Necesitamos algo más grande, más comprehensivo» (v.13, MSG).
Dios ha diseñado el cuerpo para que haya esta mutua dependencia. «Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo» (vv.19–20).
En particular, necesitamos de las partes que «parecen más débiles» (v.22). Nuestros órganos internos «parecen más débiles» en el sentido de ser más vulnerables. Es por eso por lo que necesitan mayor protección, pero son «indispensables» (v.22). De la misma manera, aquellas partes del cuerpo que parecen «menos honrosas» son tratadas con «especial honra» (v.23). Nadie puede sugerir que estas partes no sean importantes; de hecho, son vitales.
Porque nos necesitamos los unos a los otros tanto, tendría que haber una preocupación «por igual unos por otros » (v.25). Debería haber tal intimidad y amor que «si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento» (v.26a). Esta es la comunidad que necesitamos, donde la gente puede procesar su dolor. Es también el lugar donde la gente puede compartir sus alegrías: «Si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él» (v.26b). Como dijo san Agustín: «Quita la envidia y todo lo que tengo es tuyo también. Y si quito la envidia, ¡todo lo que posees es mío!».
Oración
Señor, ayúdanos a demostrar tal unidad, amor e intimidad con nuestros hermanos y hermanas que hagamos a Cristo hermoso a los ojos del mundo.
Cantares 1:1-4:16
1Cantar de los cantares de Salomón.
La amada
2 Ah, si me besaras con los besos de tu boca ...
¡grato en verdad es tu amor, más que el vino!
3 Grata es también, de tus perfumes, la fragancia;
tú mismo eres bálsamo fragante.
¡Con razón te aman las doncellas!
4 ¡Hazme del todo tuya! ¡Date prisa!
¡Llévame, oh rey, a tu alcoba!
Los amigos
Regocijémonos y deleitémonos juntos,
celebraremos tus caricias más que el vino.
¡Sobran las razones para amarte!
La amada
5 Morena soy, pero hermosa,
hijas de Jerusalén;
morena como las carpas de Cedar,
hermosa como los pabellones de Salmá.
6 No se fijen en mi tez morena,
ni en que el sol me bronceó la piel.
Mis hermanos se enfadaron contra mí,
y me obligaron a cuidar las viñas;
¡y mi propia viña descuidé!
7 Cuéntame, amor de mi vida,
¿dónde apacientas tus rebaños?,
¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar?
¿Por qué he de andar vagando
entre los rebaños de tus amigos?
Los amigos
8 Si no lo sabes, bella entre las bellas,
ve tras la huella del rebaño
y apacienta a tus cabritos
junto a las moradas de los pastores.
El amado
9 Tú y tus adornos, amada mía,
me recuerdan a las yeguas enjaezadas
de los carros del faraón.
10 ¡Qué hermosas lucen tus mejillas entre los pendientes!
¡Qué hermoso luce tu cuello entre los collares!
11 ¡Haremos para ti pendientes de oro
con incrustaciones de plata!
La amada
12 Mientras el rey se halla sentado a la mesa,
mi perfume esparce su fragancia.
13 Mi amado es para mí como el saquito de mirra
que duerme entre mis pechos.
14 Mi amado es para mí como un ramito de azahar
de las viñas de Engadi.
El amado
15 ¡Cuán bella eres, amada mía!
¡Cuán bella eres!
¡Tus ojos son dos palomas!
La amada
16 ¡Cuán hermoso eres, amado mío!
¡Eres un encanto!
El amado
Una alfombra de verdor es nuestro lecho,
17 los cedros son las vigas de la casa
y nos cubre un techo de cipreses.
La amada
2Yo soy una rosa de Sarón,
una azucena de los valles.
El amado
2 Como azucena entre las espinas
es mi amada entre las mujeres.
La amada
3 Cual manzano entre los árboles del bosque
es mi amado entre los hombres.
Me encanta sentarme a su sombra;
dulce a mi paladar es su fruto.
4 Me llevó a la sala del banquete,
y sobre mí enarboló su bandera de amor.
5 ¡Fortalézcanme con pasas,
susténtenme con manzanas,
porque desfallezco de amor!
6 ¡Ojalá pudiera mi cabeza
reposar sobre su izquierda!
¡Ojalá su derecha me abrazara!
El amado
7 Yo les ruego, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
hasta que ella quiera despertar.
La amada
8 ¡La voz de mi amado!
¡Mírenlo, aquí viene!,
saltando por las colinas,
brincando por las montañas.
9 Mi amado es como un venado;
se parece a un cervatillo.
¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro,
espiando por las ventanas,
atisbando por las celosías!
10 Mi amado me habló y me dijo:
«¡Levántate, amada mía;
ven conmigo, mujer hermosa!
11 ¡Mira, el invierno se ha ido,
y con él han cesado y se han ido las lluvias!
12 Ya brotan flores en los campos;
¡el tiempo de la canción ha llegado!
Ya se escucha por toda nuestra tierra
el arrullo de las tórtolas.
13 La higuera ofrece ya sus primeros frutos,
y las viñas en ciernes esparcen su fragancia.
¡Levántate, amada mía;
ven conmigo, mujer hermosa!»
El amado
14 Paloma mía, que te escondes
en las grietas de las rocas,
en las hendiduras de las montañas,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
pues tu voz es placentera
y hermoso tu semblante.
El amado y la amada
15 Atrapen a las zorras,
a esas zorras pequeñas
que arruinan nuestros viñedos,
nuestros viñedos en flor.
La amada
16 Mi amado es mío, y yo soy suya;
él apacienta su rebaño entre azucenas.
17 Antes de que el día despunte
y se desvanezcan las sombras,
regresa a mí, amado mío.
Corre como un venado,
como un cervatillo
por colinas escarpadas.
3Por las noches, sobre mi lecho,
busco al amor de mi vida;
lo busco y no lo hallo.
2 Me levanto, y voy por la ciudad,
por sus calles y mercados,
buscando al amor de mi vida.
¡Lo busco y no lo hallo!
3 Me encuentran los centinelas
mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
«¿Han visto ustedes al amor de mi vida?»
4 No bien los he dejado,
cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
lo llevo a la casa de mi madre,
a la alcoba donde ella me concibió.
El amado
5 Yo les ruego, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
hasta que ella quiera despertar.
El coro
6 ¿Qué es eso que sube por el desierto
semejante a una columna de humo,
entre aromas de mirra e incienso,
entre exóticos perfumes?
7 ¡Miren!
¡Es el carruaje de Salomón!
Viene escoltado por sesenta guerreros,
escogidos entre los más valientes de Israel.
8 Todos ellos portan espadas,
y han sido adiestrados para el combate;
cada uno lleva la espada al cinto
por causa de los peligros de la noche.
9 Salomón mismo se hizo el carruaje
con finas maderas del Líbano.
10 Hizo de plata las columnas,
y de oro los soportes.
El asiento lo tapizó de púrpura,
y su interior fue decorado con esmero
por las hijas de Jerusalén.
11 ¡Salgan, mujeres de Sión!
¡Contemplen al rey Salomón!
¡Lleva puesta la corona que le ciñó su madre
el día en que contrajo nupcias,
el día en que se alegró su corazón!
El amado
4¡Cuán bella eres, amada mía!
¡Cuán bella eres!
Tus ojos, tras el velo, son dos palomas.
Tus cabellos son como los rebaños de cabras
que retozan en los montes de Galaad.
2 Tus dientes son como ovejas recién trasquiladas,
que ascienden luego de haber sido bañadas.
Cada una de ellas tiene su pareja;
ninguna de ellas está sola.
3 Tus labios son cual cinta escarlata;
tus palabras me tienen hechizado.
Tus mejillas, tras el velo,
parecen dos mitades de granadas.
4 Tu cuello se asemeja a la torre de David,
construida con piedras labradas;
de ella penden mil escudos,
escudos de guerreros todos ellos.
5 Tus pechos parecen dos cervatillos,
dos crías mellizas de gacela
que pastan entre azucenas.
6 Antes de que el día despunte
y se desvanezcan las sombras,
subiré a la montaña de la mirra,
a la colina del incienso.
7 Toda tú eres bella, amada mía;
no hay en ti defecto alguno.
8 Desciende del Líbano conmigo, novia mía;
desciende del Líbano conmigo.
Baja de la cumbre del Amaná,
de la cima del Senir y del Hermón.
Baja de las guaridas de los leones,
de los montes donde habitan los leopardos.
9 Cautivaste mi corazón,
hermana y novia mía,
con una mirada de tus ojos;
con una vuelta de tu collar
cautivaste mi corazón.
10 ¡Cuán delicioso es tu amor,
hermana y novia mía!
¡Más agradable que el vino es tu amor,
y más que toda especia
la fragancia de tu perfume!
11 Tus labios, novia mía, destilan miel;
leche y miel escondes bajo la lengua.
Cual fragancia del Líbano
es la fragancia de tus vestidos.
12 Jardín cerrado eres tú,
hermana y novia mía;
¡jardín cerrado, sellado manantial!
13 Tus pechos son un huerto de granadas
con frutos exquisitos,
con flores de nardo y azahar;
14 con toda clase de árbol resinoso,
con nardo y azafrán,
con cálamo y canela,
con mirra y áloe,
y con las más finas especias.
15 Eres fuente de los jardines,
manantial de aguas vivas,
¡arroyo que del Líbano desciende!
La amada
16 ¡Viento del norte, despierta!
¡Viento del sur, ven acá!
Soplen en mi jardín;
¡esparzan su fragancia!
Que venga mi amado a su jardín
y pruebe sus frutos exquisitos.
Comentario
3. Intimidad en el matrimonio
Este libro puede ser leído en diferentes niveles. Describe el amor y la reciprocidad, la belleza y el poder, la agonía y el éxtasis del amor sexual humano. Habla del matrimonio como debería ser: la bella intimidad del amor marital entre el hombre y la mujer.
Pero, en un sentido, el matrimonio es una metáfora que describe algo aún más hermoso: la relación de Dios con su pueblo. En su mayor expresión, es usado para describir la relación de Cristo con su iglesia (Efesios 5:21–33). Es una imagen del profundo y apasionado amor por ti y de tu íntima relación con Jesús. Por esta razón, a lo largo de la historia de la iglesia la gente ha usado este libro como una metáfora para expresar la intimidad entre Dios y la iglesia.
Es interesante que la Biblia tenga un libro entero dedicado a celebrar el amor erótico en el matrimonio. Muestra la gran visión que la Biblia tiene de la intimidad sexual en el matrimonio. Habla del gozo y la satisfacción, de un amor de todo corazón y apasionado que no se queda nada para sí.
Está claro que este tipo de intimidad sexual es solo para el matrimonio. Es el amor entre la esposa y el esposo. El enamorado se refiere a su amor como «mi esposa » (Cantar de los cantares 4:8–12ff). En un mundo de sexo sin amor, proclama que el sexo nunca debería estar separado del amor y del compromiso de por vida.
Hay una advertencia contra abrir este don antes del matrimonio: «No desvelen ni molesten a mi amada hasta que ella quiera despertar» (2:7; 3:5). O como The Message lo expresa: «No excites al amor hasta que haya madurado a su tiempo y estés listo» (2:7, MSG). Si lo abres demasiado pronto, te arriesgas a echar a perder ese maravilloso don.
También hay una advertencia contra «las zorras pequeñas» que echan a perder la viña (v.15). Con frecuencia, nuestras relaciones se destruyen no tanto por los asuntos grandes como por los pequeños (aquellas elecciones y concesiones que parecen insignificantes).
Como escribe Joyce Meyer: «Vigila a las “pequeñas zorras” en tu vida: perdona hasta la más pequeña ofensa para mantenerte limpio; no tomes atajos en tus finanzas o en el trabajo cuando pienses que nadie se dará cuenta; no te expongas a influencias que no son de Dios pensando que “no me hará daño si lo hago solo esta vez”. Las cosas pequeñas van sumando hasta convertirse en grandes y, antes de que te des cuenta, las pequeñas zorras pueden arruinar una viña fuerte y sana».
Esta íntima relación de amor descrita es a la vez exclusiva e inclusiva. Solo tienen ojos el uno para el otro: «Mi amado es mío, y yo soy suya» (v.16). Pero esta relación también es, como en todos los mejores matrimonios, una bendición para los demás. Los amigos dicen: «Nos gozaremos y nos alegraremos contigo. Nos acordaremos de tu amor más que del vino» (1:4, RVA-2015).
Oración
Señor, gracias por el hermoso don de la intimidad que nos das en el matrimonio. Gracias porque en última instancia es una imagen del amor entre Cristo y la iglesia. Ayúdanos a crecer en esta intimidad y amor contigo y los unos con los otros.
Añadidos de Pippa
1 Corintios 12:26
«Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento… ».
Cuando me rompí el metatarso (un hueso muy pequeño de mi pie derecho), fue algo que afectó a todo mi cuerpo. Durante seis semanas no podía casi caminar. Ahora puedo entender cómo algo tan pequeño puede afectar al cuerpo entero. De la misma manera, si alguien de la iglesia sufre, todos sufrimos con él.
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Nueva Versión Inernacional (NVI)
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