Paz en los lugares oscuros
Introducción
«Los hombres no llegan a ser mucho más fuertes que Bear Grylls, el temerario escalador y aventurero», escribe el periódico The Sun. Ex miembro de las Fuerzas Especiales del Reino Unido y cuya serie de aventuras en televisión conocida como «A prueba de todo» o «El último sobreviviente» ha llegado a un número estimado de 1200 millones de espectadores en más de 180 países.
Cuando leía su autobiografía, «Mud, Sweat and Tears» (Barro, sudor y lágrimas), me quedé embelesado, fascinado y despavorido por su sobresaliente resistencia física y mental, pues no soy en absoluto aventurero ni osado. Grylls sobrevivió a las «SAS» (Fuerzas Aéreas Especiales del Ejército Británico), a la fractura de su espalda tras un salto de paracaídas, a escalar el Monte Everest, a la Legión Extranjera del Ejército Francés y a muchos otros desafíos extraordinarios.
Una de las cosas que me encantó de leer su autobiografía, fue la frescura de su franqueza respecto a sus luchas, tanto internas como externas. Escribe acerca de sus ansiedades, su miedo a las alturas y su sentimiento de debilidad. En medio de todo ello, su fuerte fe cristiana resplandece. Escribe: «La fe en Cristo ha sido la gran presencia de poder en mi vida, ayudándome a caminar fuerte cuando con frecuencia me siento tan débil». En medio de desafíos extraordinarios, Cristo es la presencia de poder que nos trae la paz.
La «perfecta paz» (Isaías 26:3) me hace pensar en un bello y tranquilo día de verano, sentado junto a un lago vacío sin preocuparme por el mundo y sin tentaciones, ni problemas, ni dificultades por afrontar. La «perfecta paz» en tales circunstancias no sería una paz para nada sorprendente o extraordinaria. Sin embargo, al leer la Biblia, está claro que esta promesa de «perfecta paz» no depende de las circunstancias. La paz de Dios viene a ti incluso en los lugares oscuros: en medio de tus luchas y desafíos más difíciles.
Salmos 106:32-39
32 Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al Señor,
y a Moisés le fue mal por culpa de ellos,
33 pues lo sacaron de quicio
y él habló sin pensar lo que decía.
34 No destruyeron a los pueblos
que el Señor les había señalado,
35 sino que se mezclaron con los paganos
y adoptaron sus costumbres.
36 Rindieron culto a sus ídolos,
y se les volvieron una trampa.
37 Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas
como sacrificio a esos demonios.
38 Derramaron sangre inocente,
la sangre de sus hijos y sus hijas.
Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán,
su sangre derramada profanó la tierra.
39 Tales hechos los contaminaron;
tales acciones los corrompieron.
Comentario
1. Tentación
De alguna manera, las tentaciones a las que el pueblo de Dios se enfrentó en el pasado, no son diferentes de las que enfrentamos hoy; «… porque hicieron que su espíritu se amargara» (v.33, RVA-2015), «sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa» (vv.35-36).
Estamos llamados a estar «en el mundo», sin ser «del mundo». Es una tensión muy difícil. Al mezclarte con aquellos que no comparten tu fe o estilo de vida, sientes la tentación de adoptar sus costumbres y adorar sus ídolos. Los ídolos del siglo XXI incluyen el dinero, el sexo, el poder y la fama. La influencia de estas cosas en nosotros puede ser bastante sutil.
Necesitamos poder disfrutar de los dones buenos que Dios nos ha dado, sin obsesionarnos nunca con nada, ni adorar ninguna otra cosa que no sea el Dios viviente.
La Carta a Diogneto del siglo II describe el estilo de vida del cristiano de la siguiente manera:
«Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte de todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como tierra extraña. \[…\]. Viven en la carne pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. \[…\]. Son pobres, y enriquecen a muchos; \[…\]; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo».
Oración
Señor, ayúdame a no adorar los ídolos de la cultura, ni a asumir las costumbres de aquellos con quienes paso tiempo fuera de la iglesia. Ayúdame a resistir aquellas tentaciones y a experimentar tu «perfecta paz».
2 Corintios 11:16-33
Los sufrimientos de Pablo
16 Lo repito: Que nadie me tenga por insensato. Pero aun cuando así me consideren, de todos modos recíbanme, para poder jactarme un poco. 17 Al jactarme tan confiadamente, no hablo como quisiera el Señor sino con insensatez. 18 Ya que muchos se ufanan como lo hace el mundo, yo también lo haré. 19 Por ser tan sensatos, ustedes de buena gana aguantan a los insensatos. 20 Aguantan incluso a cualquiera que los esclaviza, o los explota, o se aprovecha de ustedes, o se comporta con altanería, o les da de bofetadas. 21 ¡Para vergüenza mía, confieso que hemos sido demasiado débiles!
Si alguien se atreve a dárselas de algo, también yo me atrevo a hacerlo; lo digo como un insensato. 22 ¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado más arduamente, he sido encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces. 24 Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. 25 Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. 26 Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 27 He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez. 28 Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Cuando alguien se siente débil, no comparto yo su debilidad? ¿Y cuando a alguien se le hace tropezar, no ardo yo de indignación?
30 Si me veo obligado a jactarme, me jactaré de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús (¡sea por siempre alabado!) sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas mandó que se vigilara la ciudad de los damascenos con el fin de arrestarme; 33 pero me bajaron en un canasto por una ventana de la muralla, y así escapé de las manos del gobernador.
Comentario
2. Pruebas
Los oponentes de Pablo han caído precisamente en la misma trampa contra la que previene el Salmo 106. Han adoptado las costumbres del mundo que les rodea y han adorado sus ídolos, «se ufanan como lo hace el mundo» (v.18). Se jactan de sus logros, se han regodeado en una cultura de fama, éxito y retórica ostentosa.
Su jactancia obliga a Pablo a una clase de jactancia diferente. Ellos —como el mundo— se jactaban de sus fortalezas. Pablo dice que si de algo tiene que jactarse será de las cosas que muestran su debilidad (v.30).
Comienza enumerando algunas cosas por las que ha pasado. No es la lista habitual de cosas de las que la mayoría de la gente se jactaría. Más bien son —casi en su totalidad—, una lista de cosas de las que la mayoría de la gente se avergonzaría incluso de mencionar, y peor aún de celebrar.
Incluye estar en la cárcel con frecuencia, recibir cinco veces los treinta y nueve azotes de los judíos, ser golpeado tres veces con varas, ser apedreado una vez, haber naufragado tres veces, enfrentar muchos peligros, pasar muchos trabajos y fatigas, haber sufrido hambre y sed, haber sufrido frío y desnudez (vv.23-27). La lista culmina con lo que podría parecer una escapada bastante vergonzosa de un arresto (vv.32-33).
Además de todo ello, Pablo enumera su ardua labor (v.23), sus viajes (v.26). «He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir» (v.27); la presión diaria de su preocupación (ansiedad) por todas las iglesias (v.28) y el dolor que experimenta cuando los cristianos son llevados al pecado (v.29). Tenía mucha ansiedad, estrés y desafíos en su vida.
Sin embargo, a pesar de todo esto, Pablo a menudo habló acerca de la paz de Dios que experimentó, y oró para que otros la experimentaran. La «perfecta paz» de Dios no significa que no haya que enfrentarse a pruebas. Lo extraordinario de Su paz es que nos la promete a pesar de las pruebas. No puedo imaginar cómo es posible experimentar una paz perfecta en la cárcel, siendo azotado, habiendo naufragado, estando constantemente en peligro, y mucho más. Sin embargo, esto es lo que el apóstol Pablo parece haber experimentado.
Escribe: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios \[esta es perfecta paz\], que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:6-7).
Como E.H. Bickersteth escribió: «La paz… ¿la paz perfecta, en este oscuro mundo de pecado? La Sangre de Jesús susurra paz dentro de nuestro ser».
Oración
Señor, ayúdanos en nuestras pruebas, duelos, tentaciones, críticas, enfermedades y en nuestra solicitud por todas las iglesias. Ayúdame a vivir de tal manera que conozca tu «perfecta paz» aun cuando esté en los lugares oscuros.
Isaías 24:1-26:21
Juicio universal
24Miren, el Señor arrasa la tierra y la devasta,
trastorna su faz y dispersa a sus habitantes.
2 Lo mismo les pasará
al sacerdote y al pueblo,
al amo y al esclavo,
a la señora y a la esclava,
al comprador y al vendedor,
al prestamista y al prestatario,
al acreedor y al deudor.
3 La tierra queda totalmente arrasada,
saqueada por completo,
porque el Señor lo ha dicho.
4 La tierra languidece y se marchita;
el mundo se marchita y desfallece;
desfallecen los notables de la tierra.
5 La tierra yace profanada,
pisoteada por sus habitantes,
porque han desobedecido las leyes,
han violado los estatutos,
han quebrantado el pacto eterno.
6 Por eso una maldición consume a la tierra,
y los culpables son sus habitantes.
Por eso el fuego los consume,
y sólo quedan unos cuantos.
7 Languidece el vino nuevo, desfallece la vid;
gimen todos los corazones alegres.
8 Cesó el ritmo de los tambores,
se aplacó el bullicio de los que se divierten,
se apagó el júbilo del arpa.
9 Ya no beben vino mientras cantan;
a los borrachos el licor les sabe amargo.
10 La ciudad del caos yace desolada;
cerrado está el acceso a toda casa.
11 Clamor hay en las calles porque falta el vino;
toda alegría se ha extinguido;
el júbilo ha sido desterrado.
12 La ciudad está en ruinas;
su puerta está hecha pedazos.
13 Así sucederá en medio de la tierra
y entre las naciones,
como cuando a golpes se cosechan aceitunas,
como cuando se recogen rebuscos
después de la vendimia.
14 El remanente eleva su voz y grita de alegría;
desde el occidente aclama la majestad del Señor.
15 Por eso, glorifiquen al Señor en el oriente;
el nombre del Señor, Dios de Israel,
en las costas del mar.
16 Desde los confines de la tierra oímos cantar:
«¡Gloria al justo!»
Pero yo digo: «¡Ay de mí!
¡Qué dolor, que me consumo!»
Los traidores traicionan,
los traidores maquinan traiciones.
17 ¡Terror, fosa y trampa
están contra ti, habitante de la tierra!
18 Quien huya del grito de terror
caerá en la fosa,
y quien suba del fondo de la fosa
caerá en la trampa,
porque abiertas están las ventanas de lo alto,
y tiemblan los cimientos de la tierra.
19 La tierra se quiebra, se desintegra;
la tierra se agrieta, se resquebraja;
la tierra tiembla y retiembla.
20 La tierra se tambalea como un borracho,
se sacude como una choza.
Tanto pesa sobre ella su rebelión
que caerá para no volver a levantarse.
21 En aquel día el Señor castigará
a los poderes celestiales en el cielo
y a los reyes terrenales en la tierra.
22 Serán amontonados en un pozo,
como prisioneros entre rejas,
y después de muchos días se les castigará.
23 La luna se sonrojará
y el sol se avergonzará,
porque sobre el monte Sión,
sobre Jerusalén,
reinará el SeñorTodopoderoso,
glorioso entre sus ancianos.
Canto de alabanza al
25Señor, tú eres mi Dios;
te exaltaré y alabaré tu nombre
porque has hecho maravillas.
Desde tiempos antiguos
tus planes son fieles y seguros.
2 Has convertido la ciudad en un montón de escombros,
la ciudad fortificada en una ruina.
Ya no es ciudad la ciudadela de extranjeros;
nunca más volverá a ser reconstruida.
3 Por eso te glorifica un pueblo poderoso;
te teme la ciudad de las naciones crueles.
4 Porque tú has sido,
en su angustia,
un baluarte para el desvalido,
un refugio para el necesitado,
un resguardo contra la tormenta,
una sombra contra el calor.
En cambio, el aliento de los crueles
es como una tormenta contra un muro,
5 como el calor en el desierto.
Tú aplacas el tumulto de los extranjeros,
como se aplaca el calor bajo la sombra de una nube,
y ahogas la alharaca de los tiranos.
6 Sobre este monte, el SeñorTodopoderoso
preparará para todos los pueblos
un banquete de manjares especiales,
un banquete de vinos añejos,
de manjares especiales y de selectos vinos añejos.
7 Sobre este monte rasgará
el velo que cubre a todos los pueblos,
el manto que envuelve a todas las naciones.
8 Devorará a la muerte para siempre;
el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro,
y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo.
El Señor mismo lo ha dicho.
9 En aquel día se dirá:
«¡Sí, éste es nuestro Dios;
en él confiamos, y él nos salvó!
¡Éste es el Señor, en él hemos confiado;
regocijémonos y alegrémonos en su salvación!»
10 La mano del Señor se posará sobre este monte,
pero Moab será pisoteada en su sitio,
como se pisotea la paja en el muladar.
11 Allí extenderán sus manos,
como al nadar las extiende un nadador.
Pero el Señor abatirá su orgullo,
junto con la destreza de sus manos.
12 Derribará, hará caer y abatirá
tus muros altos y fortificados,
hasta dejarlos hechos polvo sobre la tierra.
Canto de victoria
26En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte.
Como un muro, como un baluarte,
Dios ha interpuesto su salvación.
2 Abran las puertas, para que entre
la nación justa que se mantiene fiel.
3 Al de carácter firme
lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía.
4 Confíen en el Señor para siempre,
porque el Señor es una Roca eterna.
5 Él hace caer a los que habitan en lo alto
y abate a la ciudad enaltecida:
la abate hasta dejarla por el suelo,
la derriba hasta hacerla morder el polvo.
6 ¡Los débiles y los desvalidos
la pisotean con sus propios pies!»
7 La senda del justo es llana;
tú, que eres recto, allanas su camino.
8 Sí, en ti esperamos, Señor,
y en la senda de tus juicios;
tu nombre y tu memoria
son el deseo de nuestra vida.
9 Todo mi ser te desea por las noches;
por la mañana mi espíritu te busca.
Pues cuando tus juicios llegan a la tierra,
los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
10 Aunque al malvado se le tenga compasión,
no aprende lo que es justicia;
en tierra de rectitud actúa con iniquidad,
y no reconoce la majestad del Señor.
11 Levantada está, Señor, tu mano,
pero ellos no la ven.
¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados;
que sean consumidos por el fuego
destinado a tus enemigos!
12 Señor, tú estableces la paz en favor nuestro,
porque tú eres quien realiza todas nuestras obras.
13 Señor y Dios nuestro,
otros señores nos han gobernado,
pero sólo a tu nombre damos honra.
14 Ya están muertos, y no revivirán;
ya son sombras, y no se levantarán.
Tú los has castigado y destruido;
has hecho que perezca su memoria.
15 Tú, Señor, has engrandecido a la nación;
la has engrandecido y te has glorificado;
has extendido las fronteras de todo el país.
16 Señor, en la angustia te buscaron;
apenas si lograban susurrar una oración
cuando tú ya los corregías.
17 Señor, nosotros estuvimos ante ti
como cuando una mujer embarazada
se retuerce y grita de dolor
al momento de dar a luz.
18 Concebimos, nos retorcimos,
pero dimos a luz tan sólo viento.
No trajimos salvación a la tierra,
ni nacieron los habitantes del mundo.
19 Pero tus muertos vivirán,
sus cadáveres volverán a la vida.
¡Despierten y griten de alegría,
moradores del polvo!
Porque tu rocío es como el rocío de la mañana,
y la tierra devolverá sus muertos.
20 ¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones
y cierra tus puertas tras de ti;
escóndete por un momento,
hasta que pase la ira!
21 ¡Estén alerta!,
que el Señor va a salir de su morada
para castigar la maldad
de los habitantes del país.
La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada;
¡ya no ocultará a los masacrados en ella!
Comentario
3. Confianza
Isaías escribe: «Al de carácter firme \["a aquel cuyo pensamiento en ti persevera", RVA-2015\] lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía. Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna» (26:3-4): Este es el secreto de la paz perfecta. Proviene de la confianza en el Señor, a pesar de las pruebas y las tentaciones: «¡… en él confiamos, y él nos salvó!» (25:9).
Cuando pensamos demasiado en el mañana —los problemas, los desafíos y las responsabilidades que vamos a enfrentar— fácilmente podemos preocuparnos y sentir ansiedad. Sin embargo, en todas las pruebas y tentaciones de la vida, Dios promete mantenerte en perfecta paz si vuelves tus pensamientos a Él y tu mente «persevera» en Él y confía en Él.
En la lectura de hoy, Isaías parece estar profetizando el fin del mundo. Va a haber un juicio devastador (capítulo 24). Sin embargo, también será un día de triunfo (capítulo 25).
Isaías parece prever un banquete celestial: «Sobre este monte, el Señor Todopoderoso preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales, un banquete de vinos añejos, de manjares especiales y de selectos vinos añejos» (25:6). «Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo» (v.8).
Isaías parece tener una visión del nuevo cielo y la nueva tierra que se habla en el libro de Apocalipsis cuando Dios «les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir» (Apocalipsis 21:4).
El profeta continúa diciendo: «Pero tus muertos vivirán, sus cadáveres volverán a la vida. ¡Despierten y griten de alegría…!» (Isaías 26:19). Se puede argumentar que esta es la primera referencia clara en la Biblia a la resurrección corporal individual. Señala la resurrección corporal de Jesús, quien es «el primogénito de la resurrección» (Colosenses 1:18).
Jesús ha vencido a la muerte y por lo tanto ha vencido el temor de la muerte y con ella cualquier otro miedo y ansiedad. Gracias a Jesús, tu futuro está totalmente seguro. No necesitas estar preocupado o ansioso por la muerte o cualquier otra cosa. Confíale a él tu futuro, vuelve tus pensamientos hacia él y comienza a experimentar su paz constante y perfecta.
Oración
Señor, «todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. \[…\], tú estableces la paz en favor nuestro, porque tú eres quien realiza todas nuestras obras. \[…\] solo a tu nombre damos honra» (Isaías 26:9,12-13).
Señor, te encomiendo todas mis posibles causas de ansiedad en este momento... y pongo mi confianza en ti.
Añadidos de Pippa
Isaías 26:3
«Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía».
Hay muchas cosas por las que me puedo preocupar. Voy a hacer una lista de las cosas que me vienen primero a la mente, y luego se las entregaré a Dios para tratar de disfrutar de aquella «perfecta paz».
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Referencias
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
Bear Grylls, Mud, Sweat and Tears, (Channel 4, 2012). No está en español.
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979,
1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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