Siete formas de complacer al Señor
Introducción
Tú puedes agradar a Dios. Cuando realmente piensas en ello, es increíble: los seres humanos —aparentemente tan insignificantes cuando miramos el tamaño y la escala del universo que Dios ha creado— tienen la capacidad de agradar al Señor. También es posible hacer lo que «disgusta» al Señor (Isaías 66:4c, DHH). El apóstol Pablo escribió: «… comprueben lo que agrada al Señor» (Efesios 5:10), o como dice la traducción de The Message (MSG): «Imagínate lo que agrada a Cristo y luego hazlo».
Salmos 113:1-9
Salmo 113
1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Alaben, siervos del Señor,
alaben el nombre del Señor.
2 Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
3 Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
4 El Señor domina sobre todas las naciones;
su gloria está sobre los cielos.
5 ¿Quién como el Señor nuestro Dios,
que tiene su trono en las alturas
6 y se digna contemplar los cielos y la tierra?
7 Él levanta del polvo al pobre
y saca del muladar al necesitado;
8 los hace sentarse con príncipes,
con los príncipes de su pueblo.
9 A la mujer estéril le da un hogar
y le concede la dicha de ser madre.
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Comentario
1. Alaba al Señor
La alabanza es la respuesta apropiada a Dios; Él es digno de toda nuestra alabanza. Enseñamos a nuestros hijos a ser agradecidos, no por nuestro propio bien sino por el de ellos. Estamos muy contentos cuando son agradecidos. Dios nos enseña a alabarlo porque es la respuesta correcta ante Él, y porque es bueno para nosotros. El agradecimiento es una respuesta apropiada a la generosidad humana. La alabanza continua es la respuesta apropiada a la generosidad de Dios.
El salmista repite una y otra vez: «… alaben el nombre del Señor» (v.1). Alábalo todo el día: «Desde la salida del sol hasta su ocaso» (v.3). Alábalo a través de tu vida, «desde ahora y para siempre» (v.2). Alábalo particularmente por Su amor a los marginados: los pobres, los necesitados y los estériles (vv.7-9).
Oración
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor...!
Efesios 5:8-33
8 Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) 10 y comprueben lo que agrada al Señor. 11 No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, 12 porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. 13 Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, 14 porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice:
«Despiértate, tú que duermes,
levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo.»
15 Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, 16 aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. 17 Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. 18 No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. 19 Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, 20 dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Deberes conyugales
21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, 29 pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» 32 Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.
Comentario
2. Vive en la luz (Efesios 5:8-14)
Como cristianos, estamos llamados a ser una comunidad cuya conducta brilla como un faro para los demás, iluminando la manera en que Dios dispuso que la vida fuera vivida.
Pablo escribió que eres «luz en el Señor» (v.8). Por lo tanto, debes vivir como los «hijos de luz» (v.8). La luz produce buenos frutos: la bondad (generosidad hacia los demás), la justicia (hacer bien en relación con Dios y la humanidad) y la verdad. Estas son maneras de agradar al Señor (v.10).
La luz expone al mal. La mejor manera de deshacerse del mal es arrastrarlo a la luz. Aunque el mal prospera en la oscuridad, en el momento en que es llevado a la luz su poder disminuye.
Pídale a Dios que haga brillar la luz del Espíritu Santo en tu corazón. Si el Espíritu Santo señala un área de oscuridad, trabaja en ella a través de la confesión y el arrepentimiento. En el momento en que lo haces, el poder del mal se rompe.
3. Aprovecha al máximo todas las oportunidades (Efesios 5:15-17)
El tiempo es nuestra posesión más valiosa. Puedes conseguir más dinero pero no puedes obtener más tiempo.
Pablo escribió: «Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos» (vv.15-16). No desperdicies tu vida, como un tonto; la vida es corta, vive el momento y aprovecha al máximo cada día.
4. Sé lleno del Espíritu (Efesios 5:18-20)
Pablo pone en contraste la evasión de la realidad que supone el abuso de sustancias («No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno») con ser «llenos» (v.18) del Espíritu Santo: «Bebe el Espíritu de Dios, grandes dosis de él» (v.18, MSG). En estos versículos, él usa «lleno», en el tiempo presente continuo, exhortándonos a seguir siendo llenos del Espíritu.
Ser llenos del Espíritu nos lleva a cantar «salmos, himnos y canciones espirituales» (v.19) en lugar de «canciones de borrachos» (v.19, MSG). Nos lleva a adorar al Señor Jesús en nuestros corazones y a dar gracias a Dios (lo contrario de gruñir y quejarse). Es característico de una comunidad llena del Espíritu estar agradecidos a Dios por todas las cosas, en todos los lugares y en todo momento. También conduce al sometimiento mutuo como veremos en la siguiente sección.
5. Sométanse unos a otros con amor y respeto (Efesios 5:21-33)
John Paul Getty, quien en un tiempo fue el hombre más rico del planeta, se había casado tres veces y declaró: «Daría toda mi fortuna por un matrimonio feliz». El respeto mutuo es la clave de un matrimonio feliz. Las palabras claves en los versículos 21-33 son «respeto», «amor» y «sumisión»; el encabezado general de esta sección es que «por reverencia a Cristo» (v.21), debemos someternos «unos a otros» (v.21).
La palabra usada para la sumisión es diferente de la palabra usada para «obedecer» (6:1). La sumisión es ceder voluntariamente con amor. Es una característica hermosa y está claro en el encabezamiento general, «Sométanse unos a otros» (5:21), que Pablo espera la sumisión mutua. Aquella enseñanza supuso un concepto revolucionario para la cultura del primer siglo.
El respeto es la clave para una buena relación entre los sexos. No estamos en guerra. Como dijo el Papa Benedicto: «En Cristo, la rivalidad, la enemistad y la violencia pueden ser superadas y han sido superadas. El respeto a través del matrimonio eleva al otro y le da dignidad, aumentando su confianza y autovaloración».
El énfasis general del pasaje está en el amor. Aunque se dirige particularmente al esposo, sería absurdo sugerir que el amor no es mutuo. Pablo está diciendo que tanto el amor como la sumisión son mutuos. El amor es darse a sí mismo y así es como un esposo se somete.
Este tipo de amor es santificante (vv.26-27). Nos hace santos, nos hace como Jesús, es sensible (vv.28-30) y es sellado en el matrimonio por la unión sexual (v.31).
El matrimonio es el contexto de la unión sexual en el Nuevo Testamento. Es la más hermosa y romántica visión del sexo y el matrimonio. Como dice Robert Spaemann: «La esencia del matrimonio es que dos vidas, dos biografías completas, están tan unidas que se convierten en una sola historia».
Además, estos versículos son unas gemas preciosas que deben ser atesoradas por aquello que sugieren acerca de la próxima fiesta de bodas del Cordero y la consumación de la unión entre Cristo y su Iglesia.
Oración
Señor, te pido que me llenes hoy con el Espíritu Santo para que pueda brillar de una manera que te agrade y aprovechar al máximo cada hora de cada día. Ayúdanos en todas nuestras relaciones a someternos unos a otros, respetándonos, amándonos y complaciéndote.
Isaías 65:17-66:24
Un cielo nuevo y una tierra nueva
17 »Presten atención, que estoy por crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
No volverán a mencionarse las cosas pasadas,
ni se traerán a la memoria.
18 Alégrense más bien, y regocíjense por siempre,
por lo que estoy a punto de crear:
Estoy por crear una Jerusalén feliz,
un pueblo lleno de alegría.
19 Me regocijaré por Jerusalén
y me alegraré en mi pueblo;
no volverán a oírse en ella
voces de llanto ni gritos de clamor.
20 »Nunca más habrá en ella
niños que vivan pocos días,
ni ancianos que no completen sus años.
El que muera a los cien años
será considerado joven;
pero el que no llegue a esa edad
será considerado maldito.
21 Construirán casas y las habitarán;
plantarán viñas y comerán de su fruto.
22 Ya no construirán casas para que otros las habiten,
ni plantarán viñas para que otros coman.
Porque los días de mi pueblo
serán como los de un árbol;
mis escogidos disfrutarán
de las obras de sus manos.
23 No trabajarán en vano,
ni tendrán hijos para la desgracia;
tanto ellos como su descendencia
serán simiente bendecida del Señor.
24 Antes que me llamen,
yo les responderé;
todavía estarán hablando
cuando ya los habré escuchado.
25 El lobo y el cordero pacerán juntos;
el león comerá paja como el buey,
y la serpiente se alimentará de polvo.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga daño ni destruya»,
dice el Señor.
Juicio y esperanza
66Así dice el Señor:
«El cielo es mi trono,
y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Qué casa me pueden construir?
¿Qué morada me pueden ofrecer?
2 Fue mi mano la que hizo todas estas cosas;
fue así como llegaron a existir
—afirma el Señor —.
»Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu,
a los que tiemblan ante mi palabra.
3 Pero los que sacrifican toros
son como los que matan hombres;
los que ofrecen corderos
son como los que desnucan perros;
los que presentan ofrendas de grano
son como los que ofrecen sangre de cerdo,
y los que queman ofrendas de incienso
son como los que adoran ídolos.
Ellos han escogido sus propios caminos,
y se deleitan en sus abominaciones.
4 Pues yo también escogeré aflicciones para ellos
y enviaré sobre ellos lo que tanto temen.
Porque nadie respondió cuando llamé;
cuando hablé, nadie escuchó.
Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos
y optaron por lo que no me agrada.»
5 ¡Escuchen la palabra del Señor,
ustedes que tiemblan ante su palabra!:
«Así dicen sus hermanos que los odian
y los excluyen por causa de mi nombre:
“¡Que el Señor sea glorificado,
para que veamos la alegría de ustedes!”
Pero ellos serán los avergonzados.
6 Una voz resuena desde la ciudad,
una voz surge del templo:
Es la voz del
que da a sus enemigos su merecido.
7 »Antes de estar con dolores de parto,
Jerusalén tuvo un hijo;
antes que le llegaran los dolores,
dio a luz un varón.
8 ¿Quién ha oído cosa semejante?
¿Quién ha visto jamás cosa igual?
¿Puede una nación nacer en un solo día?
¿Se da a luz un pueblo en un momento?
Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos
cuando apenas comenzaban sus dolores.
9 ¿Podría yo abrir la matriz,
y no provocar el parto?
—dice el Señor —.
¿O cerraría yo el seno materno,
siendo que yo hago dar a luz?
—dice tu Dios—.
10 Mas alégrense con Jerusalén, y regocíjense por ella,
todos los que la aman;
salten con ella de alegría,
todos los que por ella se conduelen.
11 Porque ustedes serán amamantados y saciados,
y hallarán consuelo en sus pechos;
beberán hasta saciarse,
y se deleitarán en sus henchidos senos.»
12 Porque así dice el Señor:
«Hacia ella extenderé la paz como un torrente,
y la riqueza de las naciones como río desbordado.
Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos,
mecidos en sus rodillas.
13 Como madre que consuela a su hijo,
así yo los consolaré a ustedes;
en Jerusalén serán consolados.»
14 Cuando ustedes vean esto,
se regocijará su corazón,
y su cuerpo florecerá como la hierba;
el Señor dará a conocer
su poder entre sus siervos,
y su furor entre sus enemigos.
15 ¡Ya viene el Señor con fuego!
¡Sus carros de combate son como un torbellino!
Descargará su enojo con furor,
y su reprensión con llamas de fuego.
16 Con fuego y con espada
juzgará el Señor a todo mortal.
¡Muchos morirán a manos del Señor!
17 «Juntos perecerán los que se santifican y se purifican para entrar en los jardines, siguiendo a uno que va al frente, y los que comen carne de cerdo, ratas y otras cosas abominables —afirma el Señor —.
18 »Yo, por causa de sus acciones y sus ideas, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.
19 »Les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lidia (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, y a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. 20 Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos —dice el Señor —. Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al templo del Señor. 21 Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas —dice el Señor —.
22 »Porque así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes —afirma el Señor —. 23 Sucederá que de una luna nueva a otra, y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí —dice el Señor —. 24 Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí.
»Porque no morirá el gusano que los devora,
ni se apagará el fuego que los consume:
¡repulsivos serán a toda la humanidad!»
Comentario
6. Sé humilde (Isaias 66:2b)
El mismo Señor dice, «Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra» (v.2b). «Pero hay algo que estoy buscando: una persona simple y sencilla, respetuosa de lo que digo» (v.2b, MSG).
Esta es otra manera de agradar al Señor. Mediante el constante estudio y la sumisión a Su palabra, Dios nos mantiene humildes y contritos. Es fácil volverse orgullosos hasta que nos arrodillamos ante Dios y su palabra, y nos vemos a la luz de su verdad.
7. Anhela un mundo donde todo agrada a Dios
(Isaías 65:17-66:24)
Isaías alentó al pueblo: «Alégrense más bien, y regocíjense por siempre, por lo que estoy a punto de crear» (65:18). Dios promete que creará «un cielo nuevo y una tierra nueva» (v.17).
Aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva serán finalmente un lugar donde todo agrada a Dios, donde Él pueda deleitarse en Su pueblo (v.19). En estos últimos capítulos, Isaías esboza una visión gloriosa de cómo será aquella nueva creación.
Este pasaje también advierte del juicio venidero, ya que todo lo que disgusta a Dios está excluido de esta nueva creación (66:4b).
Las imágenes de una nueva creación que estos capítulos nos dan, dibujan un cuadro de alegría y regocijo (65:18-19a); un lugar donde ya no hay más sufrimiento ni «volverán a oírse en ella voces de llanto ni gritos de clamor» (v.19b, véase también Apocalipsis 21:4).
Isaías promete que todo el mundo alcanzará todo su potencial (Isaías 65:20). Pero el Nuevo Testamento va aún más lejos con Jesús al prometernos la vida eterna. No habrá necesidad de funerales, sepultureros o cementerios. El pueblo de Dios recibirá la inmortalidad (1 Corintios 15:53).
Isaías anhela el momento en que toda actividad será una bendición (Isaías 65:21-23a). No habrá más trabajo en vano. No habrá más trabajo ni fatiga. Más bien, habrá una restauración del dominio sobre la creación que se nos había confiado originalmente (ver Génesis 1:26, Apocalipsis 22:5).
Habrá una relación de intimidad con Dios (Isaías 65:23b-24), sin que suframos más la lucha espiritual y la aparente falta de respuesta a nuestras oraciones. Tendrás una visión nítida de Dios y de Jesús.
Habrá armonía y paz (v.25). Todas las relaciones serán restauradas, incluyendo incluso el mundo animal. Habrá unidad e intimidad en todas nuestras relaciones. La naturaleza será restaurada como un lugar de estabilidad, seguridad y paz. El reino de Dios será plenamente establecido. Martín Luther escribió: «No dejaría un momento del Cielo por todas las alegrías y riquezas del mundo, incluso si ellas duraran miles y miles de años».
Oración
Señor, oro para que esta maravillosa promesa de un cielo nuevo y una tierra nueva me alienten en mi deseo de vivir ahora mismo en los caminos que te agradan.
Añadidos de Pippa
Efesios 5:15–16
«Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos».
¿He aprovechado al máximo cada oportunidad hoy? ¡No estoy segura!
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Referencias
Robert Spaemann, Persons: The Difference between 'Someone' and 'Something' (Oxford Studies in Theological Ethics), (Oxford University Press, 2007), p227
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