Siete hábitos que cambian la vida
Introducción
Durante muchos años, Bruce Streather fue un abogado ateo. Nunca fue a la iglesia, aunque su familia sí lo hacía. La mayoría de los fines de semana prefería jugar golf. Finamente, vino a Alpha como resultado de un considerable trabajo de persuasión de su esposa y sus tres hijas adolescentes. Era extremadamente contencioso y hostil. Ninguna de las sesiones tuvo impacto alguno en él hasta que, al final de Alpha, escuchó la charla «¿Cómo puedo resistir al mal?» Después de ella se acercó a mí y me dijo: «En mi trabajo como abogado he visto muchísimo mal y siempre he creído en el poder del mal. Esta noche, me quedé pensando que si hay un poder del mal, tiene sentido creer que también hay un poder del bien».
Aquella noche Bruce se convirtió en cristiano. Desde entonces, ha sido un miembro comprometido de la iglesia con un ministerio muy poderoso y eficaz que afecta la vida de cientos de personas.
Luchamos contra los males mundiales del terrorismo, el surgimiento del Daesh, la trágica situación de los refugiados, los acontecimientos en Siria, virus como el Zika, el hambre, la pobreza, la destrucción del medio ambiente, los gobiernos corruptos y un sinnúmero de otros asuntos nacionales, locales e internacionales. También enfrentamos luchas contra el mal en nuestra propia vida: la tentación, el pecado y la adicción.
La Biblia es realista acerca de este combate. En el Antiguo Testamento, leemos acerca de las batallas físicas contra las fuerzas del mal. En el Nuevo Testamento, el combate se describe más a menudo como una batalla espiritual. Como San Pablo asegura: «Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» Efesios 6:12) .
Los pasajes de hoy nos muestran que la batalla es ganada por el poder victorioso del Señor.
Salmos 114:1-8
Salmo 114
1 Cuando Israel, el pueblo de Jacob,
salió de Egipto, de un pueblo extraño,
2 Judá se convirtió en el santuario de Dios;
Israel llegó a ser su dominio.
3 Al ver esto, el mar huyó;
el Jordán se volvió atrás.
4 Las montañas saltaron como carneros,
los cerros saltaron como ovejas.
5 ¿Qué te pasó, mar, que huiste,
y a ti, Jordán, que te volviste atrás?
6 ¿Y a ustedes montañas, que saltaron como carneros?
¿Y a ustedes cerros, que saltaron como ovejas?
7 ¡Tiembla, oh tierra, ante el Señor,
tiembla ante el Dios de Jacob!
8 ¡Él convirtió la roca en un estanque,
el pedernal en manantiales de agua!
Comentario
1. La victoria sobre el cautiverio y la esclavitud
El salmista recuerda cómo Israel fue liberado de su cautiverio y esclavitud en Egipto. El poder victorioso de Dios los sacó de Egipto y atravesó el mar: «Al ver esto, el mar huyó» (v.3).
La «presencia del Señor» con su pueblo dio a los israelitas la victoria (v.7, NTV). Fue su presencia la que «convirtió la roca en un estanque, el pedernal en manantiales de agua» (v.8).
El carácter de Dios fue revelado a Su pueblo durante el Éxodo, cuando Dios liberó a Su pueblo de la opresión a través de Su victorioso poder y presencia, dejando claro que la esclavitud es un mal del cual Dios anhela liberar a la gente.
Esto nos ayuda a abordar una de las grandes preguntas de la lectura del Nuevo Testamento de hoy, en la cual Pablo da instrucciones a los esclavos y a los amos (Efesios 6:5-9). ¿Por qué Pablo nunca intentó abolir la esclavitud por completo?
Tenemos que recordar que en aquellos días, los cristianos eran una pequeña minoría perseguida y no estaban en condiciones de poner fin a aquello que era una institución universal en el mundo antiguo. Solamente en el Imperio romano, unos 60 millones de personas (un alto porcentaje de la población) eran esclavos.
Como escribe F.F. Bruce: «Era mejor exponer claramente los principios del evangelio ("Ya no hay \[…\], esclavo ni libre, \[…\] en Cristo Jesús", Gálatas 3:28) y dejar que tuviera su propio efecto a su debido tiempo en aquella inicua institución».
Dios quiere liberar a la gente, tanto de la servidumbre literalmente hablando, como de la opresión experimentada por los esclavos modernos, así como de nuestra esclavitud al pecado y a las adicciones (como la dependencia al alcohol, al trabajo, al comer en exceso, a las drogas o al sexo). Y en el futuro, cuando Jesús regrese con poder victorioso, Dios liberará a todos de toda clase de esclavitud.
Oración
Señor, gracias porque me has liberado por Tu presencia conmigo, y porque conviertes las piedras en un estanque y la roca dura en manantiales de agua a través de tu Santo Espíritu que mora en mí.
Efesios 6:1-24
Deberes filiales
6Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. 2 «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— 3 para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.»
4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Deberes de los esclavos y de sus amos
5 Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con integridad de corazón, como a Cristo. 6 No lo hagan sólo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. 7 Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre.
9 Y ustedes, amos, correspondan a esta actitud de sus esclavos, dejando de amenazarlos. Recuerden que tanto ellos como ustedes tienen un mismo Amo en el cielo, y que con él no hay favoritismos.
La armadura de Dios
10 Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. 11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. 13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. 14 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, 15 y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. 16 Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. 17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
18 Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos.
19 Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame valerosamente, como debo hacerlo.
Saludos finales
21 Nuestro querido hermano Tíquico, fiel servidor en el Señor, les contará todo, para que también ustedes sepan cómo me va y qué estoy haciendo. 22 Lo envío a ustedes precisamente para que sepan cómo estamos y para que cobren ánimo.
23 Que Dios el Padre y el Señor Jesucristo les concedan paz, amor y fe a los hermanos. 24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor imperecedero.
Comentario
2. La victoria sobre los planes del demonio
Nuestra batalla es contra la «triple alianza» —escribe Raniero Cantalamessa— «el mundo, la carne y el demonio; el enemigo alrededor de nosotros, el enemigo dentro de nosotros y el enemigo sobre nosotros».
Confiar en el poder victorioso de Dios no significa que seamos pasivos o inactivos. Pablo insiste en que, para ganar la batalla, necesitas asumir la responsabilidad de tu vida y «fortal\[ecerte\] con el gran poder del Señor» (v.10).
Tenemos que tomar medidas. Pablo usa frases como «pónganse» (v.13a), «resistir hasta el fin» (v.13b) y «manténganse firmes» (v.14). Sé activo, reemplazando malos hábitos por buenos. Pablo describe siete hábitos que cambian la vida que debes adoptar:
- Enfócate en la verdad de Jesús
«… ceñidos con el cinturón de la verdad» (v.14a).
Concéntrate en la verdad del corazón. La transparencia y la autenticidad son lo opuesto a la hipocresía. También necesitamos enfocarnos en la verdad de la doctrina como es revelada en la Escritura. Ambas son personificados en Jesús quien dijo: «Yo soy la verdad» (Juan 14:6).
- No tengas cuentas pendientes
«… protegidos por la coraza de justicia» (Efesios 6:14b).
Jesús murió para que puedas tener la justicia de Dios. Cuando falles, levántate rápidamente. Mantén una relación correcta con Dios y con los demás.
- Participa activamente
«… calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz» (v.15).
Pablo pudo haber tenido en mente aquí un versículo de nuestra lectura del Antiguo Testamento para hoy: «¡Miren! Ya se acerca por los montes el que anuncia las buenas nuevas de victoria, el que proclama la paz» (Nahúm 1:15). El demonio odia el evangelio, porque es el poder de Dios para cambiar vidas.
Pablo pidió a los cristianos de Éfeso que oraran por él: «Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio» (Efesios 6:19).
- Confía en Dios en los tiempos difíciles
«Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno» (v.16).
Aquellas flechas son tales cosas como: la culpa falsa, la vergüenza, la duda, la desobediencia, la malicia y el miedo.
- Gánale la batalla a la mente
«Tomen el casco de la salvación» (v.17a).
La batalla se gana o se pierde en nuestras mentes, por lo que es esencial que «llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (2 Corintios 10:5).
- Sumérgete en la palabra de Dios
«… la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:17b).
Usa la Biblia cuando estés bajo ataque, así como lo hizo Jesús cuando fue tentado en el desierto (Mateo 4:1-11).
- Continúa orando
«Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos» (Efesios 6:18)
La reina María I de Escocia dijo: «Le tengo más temor a las oraciones de John Knox que a un ejército de diez mil hombres».
Oración
Señor, gracias, porque aunque por mi propia cuenta soy débil, con la armadura de Dios, la fuerza de Jesús y el poder del Espíritu Santo, puedo experimentar Tu victoria.
Nahúm 1:1-3:19
1Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión que tuvo Nahúm de Elcós.
Manifestación del
2 El Señor es un Dios celoso y vengador.
¡ Señor de la venganza, Señor de la ira!
El Señor se venga de sus adversarios;
es implacable con sus enemigos.
3 El Señor es lento para la ira, imponente en su fuerza.
El Señor no deja a nadie sin castigo.
Camina en el huracán y en la tormenta;
las nubes son el polvo de sus pies.
4 Increpa al mar y lo seca;
hace que todos los ríos se evaporen.
Los montes Basán y Carmelo pierden su lozanía;
el verdor del Líbano se marchita.
5 Ante él tiemblan las montañas
y se desmoronan las colinas.
Ante él se agita la tierra,
el mundo y cuanto en él habita.
6 ¿Quién podrá enfrentarse a su indignación?
¿Quién resistirá el ardor de su ira?
Su furor se derrama como fuego;
ante él se resquebrajan las rocas.
Destrucción de Nínive
7 Bueno es el Señor;
es refugio en el día de la angustia,
y protector de los que en él confían.
8 Pero destruirá a Nínive
con una inundación arrasadora;
¡aun en las tinieblas perseguirá a sus enemigos!
9 ¿Qué traman contra el Señor?
¡Él desbaratará sus planes!
¡La calamidad no se repetirá!
10 Serán consumidos como paja seca,
como espinos enmarañados,
como borrachos ahogados en vino.
11 Tú, Nínive, engendraste
al que trama el mal contra el Señor,
al infame consejero.
Liberación del opresor
12 Así dice el Señor:
«Aunque los asirios sean fuertes y numerosos,
serán arrancados y morirán.
Y a ti, Judá, aunque te he afligido,
no volveré a afligirte.
13 Voy a quebrar el yugo que te oprime,
voy a romper tus ataduras.»
14 Pero acerca de ti, Nínive,
el Señor ha decretado:
«No tendrás más hijos que perpetúen tu nombre;
extirparé de la casa de tus dioses
las imágenes talladas y los ídolos fundidos.
Te voy a preparar una tumba,
porque eres una infame.»
Anuncio de la victoria sobre Nínive
15 ¡Miren! Ya se acerca por los montes
el que anuncia las buenas nuevas de victoria,
el que proclama la paz.
¡Celebra tus peregrinaciones, Judá!
¡Paga tus votos!
Porque no volverán a invadirte los malvados,
pues han sido destruidos por completo.
La destrucción de Nínive
2Nínive, un destructor avanza contra ti,
así que monta guardia en el terraplén,
vigila el camino, renueva tus fuerzas,
acrecienta tu poder.
2 Porque el Señor restaura la majestad de Jacob,
como la majestad de Israel,
pues los destructores lo han arrasado;
han arruinado sus sarmientos.
3 Rojo es el escudo de sus valientes;
de púrpura se visten los guerreros.
El metal de sus carros brilla como fuego
mientras se alistan para la batalla
y los guerreros agitan sus lanzas.
4 Desaforados corren los carros por las calles,
irrumpen con violencia por las plazas.
Son como antorchas de fuego,
como relámpagos zigzagueantes.
Caída y saqueo de Nínive
5 Convoca el rey de Nínive a sus tropas escogidas,
que en su carrera se atropellan.
Se lanzan contra la muralla
para levantar la barricada,
6 pero se abren las compuertas de los ríos
y el palacio se derrumba.
7 Ya está decidido:
la ciudad será llevada al exilio.
Gimen sus criadas como palomas,
y se golpean el pecho.
8 Nínive es como un estanque roto
cuyas aguas se derraman.
«¡Deténganse!» «¡Deténganse!», les gritan,
pero nadie vuelve atrás.
9 ¡Saqueen la plata!
¡Saqueen el oro!
El tesoro es inagotable,
y abundan las riquezas y los objetos preciosos.
10 ¡Destrucción, desolación, devastación!
Desfallecen los corazones,
tiemblan las rodillas,
se estremecen los cuerpos,
palidecen los rostros.
La bestia salvaje morirá
11 ¿Qué fue de la guarida de los leones
y de la cueva de los leoncillos,
donde el león, la leona y sus cachorros
se guarecían sin que nadie los perturbara?
12 ¿Qué fue del león,
que despedazaba para sus crías
y estrangulaba para sus leonas,
que llenaba de presas su caverna
y de carne su guarida?
13 Pero ahora yo vengo contra ti
—afirma el Señor omnipotente—.
Reduciré a cenizas tus carros de guerra
y mataré a filo de espada a tus leoncillos.
Pondré fin en el país a tus rapiñas,
y no volverá a oírse la voz de tus mensajeros.
Descripción del fin de Nínive
3¡Ay de la ciudad sedienta de sangre,
repleta de mentira,
insaciable en su rapiña,
aferrada a la presa!
2 Se oye el chasquido de los látigos,
el estrépito de las ruedas,
el galopar de los caballos,
el chirrido de los carros,
3 la carga de la caballería,
el fulgor de las espadas,
el centellear de las lanzas,
la multitud de muertos,
los cuerpos amontonados,
los cadáveres por doquier,
en los que todos tropiezan.
4 ¡Y todo por las muchas prostituciones
de esa ramera de encantos zalameros,
de esa maestra de la seducción!
Engañó a los pueblos con sus fornicaciones,
y a los clanes con sus embrujos.
5 «¡Aquí estoy contra ti!
—afirma el SeñorTodopoderoso—.
Te levantaré la falda hasta la cara,
para que las naciones vean tu desnudez,
y los reinos descubran tus vergüenzas.
6 Te cubriré de inmundicias,
te ultrajaré y te exhibiré en público.
7 Todos los que te vean huirán de ti,
y dirán: “¡Nínive ha sido devastada!
¿Quién hará duelo por ella?”
¿Dónde hallaré quien la consuele?»
Destrucción total de Nínive
8 ¿Acaso eres mejor que Tebas,
ciudad rodeada de aguas,
asentada junto a las corrientes del Nilo,
que tiene al mar por terraplén
y a las aguas por muralla?
9 Cus y Egipto eran su fuerza ilimitada,
Fut y Libia eran sus aliados.
10 Con todo, Tebas marchó al exilio;
fue llevada al cautiverio.
A sus hijos los estrellaron
contra las esquinas de las calles.
Sobre sus nobles echaron suertes,
y encadenaron a su gente ilustre.
11 También tú, Nínive, te embriagarás,
y se embotarán tus sentidos.
También tú, por causa del enemigo,
tendrás que buscar refugio.
12 Todas tus fortalezas son higueras
cargadas de brevas maduras:
si las sacuden,
caen en la boca del que se las come.
13 Mira, al enfrentarse al enemigo
tus tropas se portan como mujeres.
Las puertas de tu país quedarán abiertas de par en par,
porque el fuego consumirá tus cerrojos.
Defensa inútil
14 Abastécete de agua para el asedio,
refuerza tus fortificaciones.
Métete al barro, pisa la mezcla
y moldea los ladrillos.
15 Porque allí mismo te consumirá el fuego
y te exterminará la espada;
¡como larva de langosta te devorará!
Multiplícate como larva,
reprodúcete como langosta.
16 Aumentaste tus mercaderes
más que las estrellas del cielo.
17 Tus dignatarios son como langostas
y tus oficiales, como insectos
que en días fríos se posan sobre los muros,
pero que al salir el sol desaparecen,
y nadie sabe dónde hallarlos.
18 Rey de Asiria,
tus pastores están amodorrados,
¡tus tropas escogidas se echaron a dormir!
Tu pueblo anda disperso por los montes,
y no hay quien lo reúna.
19 Tu herida no tiene remedio;
tu llaga es incurable.
Todos los que sepan lo que te ha pasado,
celebrarán tu desgracia.
Pues ¿quién no fue víctima
de tu constante maldad?
Comentario
3. La victoria sobre las fuerzas del mal
Todos pasamos por tiempos difíciles. Jesús nos dijo que no nos dejáramos sorprender por los problemas (Juan 16:33). Pero se nos promete que seremos más que vencedores en Cristo quien nos ama (Romanos 8:37).
Reconfórtate con las promesas que Dios hizo a Su pueblo en aquel entonces, las cuales hoy todavía son aplicables a nosotros: «El Señor es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él» (Nahúm 1:7, NTV).
Los imperios van y vienen. Por ejemplo, el Imperio británico dominó el mundo durante un tiempo, pero nunca lo ha vuelto a hacer. Del mismo modo, el Imperio romano y todos los otros imperios han venido y se han ido.
El Imperio asirio dominaba el mundo y parecía invencible para la época en que Nahúm escribía. Sin embargo, en 612 a.C., poco después de que el libro de Nahúm fuera escrito; Nínive —la capital orgullosa del Imperio asirio—, cayó en manos de los babilonios y medos.
Nahúm asegura al pueblo de Dios —en aquel momento cercado por fuerzas poderosas — que Dios está al mando y ningún poder en la tierra puede prevalecer contra Él (2:1-13). The Message dice: «No admires ni te intimides por este enemigo. Van a ser juzgados con la misma medida que se nos aplicó a nosotros» (Eugene Peterson).
El mal de Nínive se describe en el capítulo tres: «¡Qué aflicción le espera a Nínive, la ciudad de crímenes y mentiras! Está saturada de riquezas y nunca le faltan víctimas. \[...\]. Ella les enseñó toda su magia y hechizó a la gente por todas partes» (3:1,4, NTV).
Si el final de aquel reino terrenal fue «buenas nuevas de victoria» (1:15), que trajeron tal alivio y júbilo, ¿cuánto más la victoria de Jesús sobre las fuerzas espirituales del mal nos traerá alivio y júbilo? Nosotros como cristianos todavía estamos rodeados de enemigos en la forma del mundo, la carne y el demonio; pero con Dios de nuestro lado, sabemos que finalmente veremos Su poder victorioso.
Oración
Señor, gracias porque eres más poderoso que ninguna fuerza espiritual del mal. Gracias por ser un refugio en tiempos difíciles y por cuidar de los que confían en Ti (v.7). Ayúdame hoy a confiar en Ti y en Tu poder victorioso.
Añadidos de Pippa
Salmo 114:7–8
«Dios \[…\] convirtió \[…\] el pedernal en manantiales de agua».
Dios puede cambiar situaciones más difíciles haciendo de ellas un lugar que da fruto.
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Referencias
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
Eugene Peterson, The Message, 'Introduction to Nahum', (Navpress, 2004) p.1271. No disponible en español.
Raniero Canatalamessa, Ven, Espíritu Creador: Meditaciones sobre el Veni Creator, (Paulinas, 2011)
Raniero Cantalamessa, Come Creator Spirit, (Liturgical Press, 2002).
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.