Día 282

Glorificado en la derrota

Sabiduría Salmos 118:17-29
Nuevo Testamento Colosenses 4:2-18
Antiguo Testamento Jeremías 16:1-17:27

Introducción

Nunca olvidaré una conversación que tuve con el padre Raniero Cantalamessa, quien es un capuchino franciscano y predicador de la Casa Papal. Se encontraba a punto de involucrarse en un debate público con uno de los «nuevos ateos» en Italia.

Le pregunté si creía que ganaría el debate. Contestó diciendo que no lo sabía, que podía perder… «pero» —añadió— «el Señor puede ser glorificado en la derrota».

Jesús cambió completamente el mundo, revirtiendo sus valores. En el supremo lugar donde dio la vuelta al mundo fue en la cruz. En el acto de humillación extrema y aparente derrota, trajo la mayor victoria que el mundo jamás ha conocido.

Se dijo de sus seguidores que estaban «trastornando el mundo entero» (Hechos 17:6). En cada uno de los pasajes de hoy, vemos cómo funciona esto y cómo el Señor puede ser glorificado en la derrota.

Sabiduría

Salmos 118:17-29

17 No he de morir; he de vivir
para proclamar las maravillas del Señor.
18 El Señor me ha castigado con dureza,
pero no me ha entregado a la muerte.
19 Ábranme las puertas de la justicia
para que entre yo a dar gracias al Señor.
20 Son las puertas del Señor,
por las que entran los justos.
21 ¡Te daré gracias porque me respondiste,
porque eres mi salvación!

22 La piedra que desecharon los constructores
ha llegado a ser la piedra angular.
23 Esto ha sido obra del Señor,
y nos deja maravillados.
24 Éste es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él.

25 Señor, ¡danos la salvación!
Señor, ¡concédenos la victoria!

26 Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Desde la casa del Señor los bendecimos.
27 El Señor es Dios y nos ilumina.
Únanse a la procesión portando ramas en la mano
hasta los cuernos del altar.

28 Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias;
tú eres mi Dios, por eso te exalto.

29 Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.

Comentario

1. Dios puede sacar éxito de un fracaso aparente

Cuando miro atrás en mi vida, parece que Dios ha usado las dificultades y las derrotas mucho más que cualquier éxito aparente.

Claramente, el salmista ha pasado por unos momento difíciles Escribe: «El Señor me ha castigado con dureza» (v.18a). Aun así está lleno de agradecimiento, alabanzas y regocijo: «…para que entre yo a dar gracias al Señor» (v.19). «Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él» (v.24).

Está lleno de agradecimiento porque ve que Dios es capaz de sacar éxitos de las aparentes derrotas. Escribe así: «La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular» (v.22).

Jesús es el mayor ejemplo de cómo Dios saca éxitos de las aparentes derrotas. Él es la piedra que rechazaron los arquitectos, la cual es ahora la piedra angular de la iglesia. Jesús cita este versículo del salmo 118 diciendo que se refiere a sí mismo (Marcos 12:10). También Pedro lo aplica así (1 Pedro 2), señalando que Jesús es «La piedra viva, rechazada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios» (v.4). Jesús es ahora la piedra angular clave de la iglesia, sobre la cual toda ella descansa.

Nuestra respuesta debe ser como la del salmista: «Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre» (Salmo 118:29).

Oración

Señor, muchísimas gracias por la manera en la que sacas éxito de las derrotas aparentes. «Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto» (v.28).

Nuevo Testamento

Colosenses 4:2-18

Instrucciones adicionales

2 Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento 3 y, al mismo tiempo, intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso. 4 Oren para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo. 5 Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. 6 Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.

Saludos finales

7 Nuestro querido hermano Tíquico, fiel servidor y colaborador en el Señor, les contará en detalle cómo me va. 8 Lo envío a ustedes precisamente para que tengan noticias de nosotros, y así cobren ánimo. 9 Va con Onésimo, querido y fiel hermano, que es uno de ustedes. Ellos los pondrán al tanto de todo lo que sucede aquí.

10 Aristarco, mi compañero de cárcel, les manda saludos, como también Marcos, el primo de Bernabé. En cuanto a Marcos, ustedes ya han recibido instrucciones; si va a visitarlos, recíbanlo bien. 11 También los saluda Jesús, llamado el Justo. Éstos son los únicos judíos que colaboran conmigo en pro del reino de Dios, y me han sido de mucho consuelo. 12 Les manda saludos Epafras, que es uno de ustedes. Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes, para que, plenamente convencidos, se mantengan firmes, cumpliendo en todo la voluntad de Dios. 13 A mí me consta que él se preocupa mucho por ustedes y por los que están en Laodicea y en Hierápolis. 14 Los saludan Lucas, el querido médico, y Demas. 15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea, como también a Ninfas y a la iglesia que se reúne en su casa.

16 Una vez que se les haya leído a ustedes esta carta, que se lea también en la iglesia de Laodicea, y ustedes lean la carta dirigida a esa iglesia.

17 Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo.

18 Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que la gracia sea con ustedes.

Comentario

2. Dios puede usarte a pesar de tus circunstancias

A veces estamos distraídos lamentándonos de lo que «pudiera ser». Si estuviera casado; si no estuviera casado con la persona equivocada; si estuviéramos en el trabajo adecuado; si tuviéramos niños; si no tuviéramos tantos niños; si viviéramos en el lugar adecuado… Pero Dios usó a Pablo a pesar de las circunstancias, ¡incluso por causa de ellas!

Pablo escribe: «Aprovechen al máximo cada momento oportuno» (v.5). No todos podemos ser «exitosos», pero todos podemos sacar lo mejor de cualquier situación en la que nos encontremos. Pablo escribe que tienen que decirle a Arquipo «que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo» (v.17).

Pablo tenía unos talentos extraordinarios y un mensaje vital que proclamar al mundo. Podría haber esperado de Dios que lo pusiera en una posición de autoridad y poder, para que así pudiera sacar el mayor partido a sus talentos y proclamar Su mensaje.

Pero Dios permitió que acabara en prisión. Termina así su carta: «Recuerden que estoy preso» (v.18). Con todo, Dios fue glorificado en su aparente derrota, invirtiendo la situación de Pablo. Casi 2 000 años después, todavía leemos las palabras que Pablo escribió desde la prisión. Dios usó sus palabras para cambiar el mundo.

Tus palabras son poderosas; Pablo escribe: «Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno» (v.6). Ora pidiendo sabiduría para saber cuándo hablar, qué decir y cómo decirlo.

Dios también usó las oraciones de Pablo para cambiar el mundo. He aquí otro desafío para nuestras prioridades. Escribe: «Dedíquense a la oración» (v.2). El mundo considera que la oración es una total pérdida de tiempo. Pablo la vio como la mayor prioridad de nuestra vida, así ensalza a Epafras porque siempre está «luchando en oración por ustedes, para que, plenamente convencidos, se mantengan firmes, cumpliendo en todo la voluntad de Dios» (v.12).

Quiere que sus lectores oren para que «Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso. Oren para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo» (vv.3-4).

He aquí otro desafío a nuestras prioridades. Pablo no quiere que oren para que grandes multitudes vengan y lo escuchen; más bien, ora para que proclamen el mensaje con claridad.

Pablo no quiere que oren para que se abran las puertas de la prisión, sino para que se abra una puerta para que el mensaje del evangelio sea proclamado. En vez de mirar al futuro esperando a estar en una situación mejor desde la cual servir a Dios, concéntrate en cómo puedes servir a Dios en el presente, sin importar en qué situación estés.

Oración

Señor, ayúdame a poner mis prioridades en el orden adecuado, a dedicarme a la oración y a la proclamación en toda circunstancia. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar, de qué hablar y cómo hablar.

Antiguo Testamento

Jeremías 16:1-17:27

Mensaje de juicio

16La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: 2 «No te cases, ni tengas hijos ni hijas en este lugar.» 3 Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en este país: 4 «Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra.»

5 Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi amor y mi compasión —afirma el Señor —. 6 En este país morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos, ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. 7 Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo, para consolarlos por el muerto, ni a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre.

8 »No entres en una casa donde haya una celebración, ni te sientes con ellos a comer y beber. 9 Porque así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo, y al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días, y ustedes lo verán.

10 »Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te preguntarán: “¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?” 11 Entonces les responderás: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, y los sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron, y no cumplieron mi ley —afirma el Señor —. 12 Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, y no me ha obedecido. 13 Por eso los voy a arrojar de esta tierra, a un país que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allí servirán a otros dioses día y noche. No les tendré clemencia.”

14 »Por eso —afirma el Señor —, vienen días en que ya no se dirá: “Por la vida del Señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”, 15 sino: “Por la vida del Señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra del norte, y de todos los países adonde los había expulsado.” Yo los haré volver a su tierra, la que antes di a sus antepasados.

16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor —, y ellos los pescarán a ustedes. Después, enviaré a muchos cazadores, y ellos los cazarán a ustedes por todas las montañas y colinas, y por las grietas de las rocas. 17 Ciertamente mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista. 18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra, y han llenado mi herencia con sus abominaciones.»

19 Señor, fuerza y fortaleza mía,
mi refugio en el día de la angustia:
desde los confines de la tierra
vendrán a ti las naciones, y dirán:
«Sólo mentira heredaron nuestros antepasados;
heredaron lo absurdo,
lo que no sirve para nada.
20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses?
¡Pero si no son dioses!»

21 Por eso, esta vez les daré una lección;
les daré a conocer mi mano poderosa.
¡Así sabrán que mi nombre es el Señor!

17«El pecado de Judá está escrito
con cincel de hierro;
grabado está con punta de diamante
sobre la tabla de su corazón
y sobre los cuernos de sus altares.
2 Bien que se acuerdan sus hijos
de sus altares junto a árboles frondosos;
de sus imágenes de Aserá sobre altas colinas
3 y sobre mi montaña a campo abierto.

»Entregaré como botín tu riqueza,
tus tesoros y tus santuarios paganos,
por todos tus pecados
en todo tu territorio.
4 Por tu culpa perderás la herencia
que yo te había dado.
Te haré esclava de tus enemigos,
en un país para ti desconocido,
porque has encendido mi ira,
la cual se mantendrá ardiendo para siempre.»

5 Así dice el Señor:

«¡Maldito el hombre que confía en el hombre!
¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza
y aparta su corazón del Señor!
6 Será como una zarza en el desierto:
no se dará cuenta cuando llegue el bien.
Morará en la sequedad del desierto,
en tierras de sal, donde nadie habita.

7 »Bendito el hombre que confía en el Señor,
y pone su confianza en él.
8 Será como un árbol plantado junto al agua,
que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme que llegue el calor,
y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia,
y nunca deja de dar fruto.»

9 Nada hay tan engañoso como el corazón.
No tiene remedio.
¿Quién puede comprenderlo?

10 «Yo, el Señor, sondeo el corazón
y examino los pensamientos,
para darle a cada uno según sus acciones
y según el fruto de sus obras.»

11 El que acapara riquezas injustas
es perdiz que empolla huevos ajenos.
En la mitad de la vida las perderá,
y al final no será más que un insensato.

12 Trono de gloria,
exaltado desde el principio,
es el lugar de nuestro santuario.
13 Señor, tú eres la esperanza de Israel,
todo el que te abandona quedará avergonzado.
El que se aparta de ti
quedará como algo escrito en el polvo,
porque abandonó al Señor,
al manantial de aguas vivas.

14 Sáname, Señor, y seré sanado;
sálvame y seré salvado,
porque tú eres mi alabanza.
15 No falta quien me pregunte:
«¿Dónde está la palabra del Señor?
¡Que se haga realidad!»
16 Pero yo no me he apresurado
a abandonarte y dejar de ser tu pastor,
ni he deseado que venga el día de la calamidad.
Tú bien sabes lo que he dicho,
pues lo dije en tu presencia.
17 No seas para mí un motivo de terror;
tú eres mi refugio en tiempos de calamidad.
18 ¡No me pongas a mí en vergüenza;
avergüénzalos a ellos!
¡No me llenes de terror a mí;
aterrorízalos a ellos!
Envíales tiempos difíciles;
¡destrózalos, y vuelve a destrozarlos!

La observancia del sábado

19 Así me dijo el Señor: «Ve y párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y luego en todas las puertas de Jerusalén, 20 y diles: “¡Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá, y toda la gente de Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas! 21 Así dice el Señor: ‘Cuídense bien de no llevar ninguna carga en día sábado, y de no meterla por las puertas de Jerusalén. 22 Tampoco saquen ninguna carga de sus casas en día sábado, ni hagan ningún tipo de trabajo. Observen el reposo del sábado, tal como se lo ordené a sus antepasados. 23 Pero ellos no me prestaron atención ni me obedecieron, sino que se obstinaron y no quisieron escuchar ni recibir corrección.

24 »“’Si de veras me obedecen —afirma el Señor — y no meten ninguna carga por las puertas de esta ciudad en día sábado, sino que observan este día no haciendo ningún trabajo, 25 entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes que se sentarán en el trono de David. Ellos y los príncipes entrarán montados en carros y caballos, acompañados por la gente de Judá y por los habitantes de Jerusalén, y esta ciudad será habitada para siempre. 26 Vendrá gente de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, del territorio de Benjamín y de la Sefelá, de la región montañosa y del Néguev. Traerán a la casa del Señorholocaustos y sacrificios, ofrendas de cereal y de incienso, y ofrendas de acción de gracias. 27 Pero si no obedecen ustedes mi mandato de observar el reposo del sábado, y de no llevar carga al entrar en sábado por las puertas de Jerusalén, entonces les prenderé fuego a sus puertas, que no podrá ser apagado y que consumirá los palacios de Jerusalén.’” »

Comentario

3. Dios puede hacer de los «peores tiempos» los «mejores tiempos»

«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos». Con estas palabras comienza la novela de Charles Dickens Historia de dos ciudades (1859), que se desarrolla en Londres y en París, antes y durante la Revolución Francesa.

Una vez más, podemos ver que Dios puede ser glorificado en la aparente derrota. Un «año de sequía» puede convertirse en un «año de dar fruto» (17:8). Los malos tiempos pueden ser buenos tiempos para la iglesia. La buena noticia brilla más en la medida en la que la sociedad se vuelve más oscura.

Rick Warren señala que «en la recesión de los años 30, dos cosas crecieron: la asistencia al teatro y a la iglesia. La gente buscaba vías para evadir la realidad y estaba buscando el sentido. La economía ahora mismo es muy dura; eso es una cosa buena. Es un tiempo en el que debemos expandirnos y empujar, no es tiempo para que optemos por dar marcha atrás». Los peores tiempos pueden ser los mejores.

Algo así se expresa en este pasaje. Jeremías continúa advirtiendo del juicio que está por llegar porque la gente ha seguido la dureza de sus corazones malvados, en vez de obedecer a Dios (16:12). Nos dice que estemos precavidos contra el peligro de engañarnos a nosotros mismos: «Nada hay tan engañoso como el corazón» (17:9).

Es muy fácil que nos engañemos a nosotros mismos. Si queremos algo, nuestra mente puede presentarnos toda una variedad de razones por las que debiéramos tenerlo. Podemos autojustificarnos fácilmente, incluso cuando estamos equivocados.

Esta es una de las razones por las que debemos aferrarnos firmemente a Dios (v.7). Debemos estar examinándonos constantemente frente a la Palabra de Dios y la sabiduría de la comunidad cristiana porque si no, nuestra confianza puede acabar en el lugar inadecuado. El Señor advierte: «Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!» (v.5).

Por otro lado, dice: « Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto» (vv.7-8).

Una vez más, Dios invierte las cosas. «Cuando llega el calor», deberíamos esperar que las hojas del árbol se sequen y se vuelvan marrones. Pero porque el árbol está plantado cerca del agua, manda sus raíces hasta el flujo de agua y las hojas están siempre verdes. El salmista compara esto a la persona que confía en el Señor, cuya confianza está en Él; esa persona no temerá ni se preocupará cuando venga el calor.

Hay épocas de tu vida en las que el «calor» aumenta. Las dificultades y los desafíos te prueban. Si permaneces junto al Señor, confiando en Él, Dios hará que las cosas se reviertan. «Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él» (v.7).

Oración

Señor Jesús, tú sacaste éxito de la aparente derrota. Gracias porque puedo confiar en ti incluso cuando las circunstancias están en mi contra. Pongo hoy en Ti mi confianza y mi seguridad.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Jeremías 17:7

«Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él».

La confianza es ser capaz de desaferrarnos y entregarnos nosotros mismos, o entregar una situación en manos de Dios sin retener nada. Es un hijo en los brazos de su padre, que no duda ni por un momento de que está seguro.

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea.

Charles Dickens, Historia de dos ciudades (Alba, 2017).

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

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