Cautivado por la alegría
Introducción
«Cautivado por la alegría» es cómo C.S. Lewis describió su conversión del ateísmo a la fe en Jesucristo. Nunca había esperado encontrar ninguna conexión entre Dios y la alegría. En todo caso, había pensado exactamente lo contrario: «Según mi entender, el rechazo total a lo que se llame Alegría tendría que ser uno de los requisitos».
Convencido de que era verdad, Lewis «admitió que Dios era Dios». En aquel momento se convirtió en «el más abatido y reticente converso de toda Inglaterra». Para su gran sorpresa, descubrió que seguir a Jesús era justo lo opuesto a lo que se esperaba. Experimentó una gran alegría por medio de su fe recién encontrada. Descubrió que «la esencia de la realidad» se encuentra en una Persona. Fue cautivado por la alegría.
Mucha gente confunde el placer, la satisfacción y la alegría. El «placer» puede venir de unas buenas vacaciones, un aumento del salario o una caja de caramelos. La gente puede convertirse en adictos del placer, siempre a la búsqueda de la siguiente dosis. Pero estas experiencias de placer vienen y van.
La «satisfacción» es algo a más largo plazo: estar satisfecho con tu vida, tu hogar, tu trabajo y tus relaciones.
Pero hay otro tipo de felicidad que llamamos «alegría». No es una emoción pasajera, sino una manera profunda de ser; un estado mental que está disponible para todo el mundo. No se encuentra en las personas, sino en una Persona.
Salmos 119:9-16
9 ¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?
Viviendo conforme a tu palabra.
10 Yo te busco con todo el corazón;
no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11 En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito seas, Señor!
¡Enséñame tus decretos!
13 Con mis labios he proclamado
todos los juicios que has emitido.
14 Me regocijo en el camino de tus estatutos
más que en todas las riquezas.
15 En tus preceptos medito,
y pongo mis ojos en tus sendas.
16 En tus decretos hallo mi deleite,
y jamás olvidaré tu palabra.
Comentario
1. La alegría al estudiar la Biblia
Ni Pippa ni yo tenemos un buen sentido de la orientación. En los viajes en automóvil, solemos perdernos (¡incluso llevando GPS!). La mayor de las alegrías es cuando encontramos a alguien que nos puede orientar dándonos indicaciones.
La Biblia nos da las mejores indicaciones para la vida. Nos ayuda a evitar desviarnos (v.10) y perdernos. Encontrar las indicaciones para una vida plena da una grandísima alegría.
El último lugar donde la mayoría de la gente esperaría encontrar alegría, es leyendo la Biblia. Pero, como señala el salmista, la sabiduría de Dios y Sus promesas son una fuente de deleite, regocijo y de grandes riquezas. Escribe: «Me regocijo en el camino de tus estatutos más que en todas las riquezas \[…\] en tus decretos hallo mi deleite» (vv.14,16a).
En la Biblia encontramos el camino a la pureza: «¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra» (v.9). Escribe: «He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti» (v.11, DHH). Aprende los versículos, medítalos (v.15) y proclámalos (v.13). Hay algunas maneras de las cuales puedes evitar desviarte y perderte (v.10).
Cuando sientas que el Espíritu Santo te está hablando mediante un versículo o un pasaje en particular, puedes decir como Orígenes (padre de iglesia del siglo II): «Esta es mi escritura». Tienes la alegría de oír la voz de Dios y regocijarte en seguir sus estatutos (v.14).
Oración
Señor, gracias porque Tus palabras me traen tanta alegría. Ayúdame a guardar Tus palabras en mi corazón y a que mis labios las pronuncien.
1 Tesalonicenses 2:17-3:13
17 Nosotros, hermanos, luego de estar separados de ustedes por algún tiempo, en lo físico pero no en lo espiritual, con ferviente anhelo hicimos todo lo humanamente posible por ir a verlos. 18 Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió. 19 En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? 20 Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría.
Pablo anhela ver a los tesalonicenses
3Por tanto, cuando ya no pudimos soportarlo más, pensamos que era mejor quedarnos solos en Atenas. 2 Así que les enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, con el fin de afianzarlos y animarlos en la fe 3 para que nadie fuera perturbado por estos sufrimientos. Ustedes mismos saben que se nos destinó para esto, 4 pues cuando estábamos con ustedes les advertimos que íbamos a padecer sufrimientos. Y así sucedió. 5 Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo a indagar acerca de su fe, no fuera que el tentador los hubiera inducido a hacer lo malo y que nuestro trabajo hubiera sido en vano.
El informe alentador de Timoteo
6 Ahora Timoteo acaba de volver de Tesalónica con buenas noticias de la fe y del amor de ustedes. Nos dice que conservan gratos recuerdos de nosotros y que tienen muchas ganas de vernos, tanto como nosotros a ustedes. 7 Por eso, hermanos, en medio de todas nuestras angustias y sufrimientos ustedes nos han dado ánimo por su fe. 8 ¡Ahora sí que vivimos al saber que están firmes en el Señor! 9 ¿Cómo podemos agradecer bastante a nuestro Dios por ustedes y por toda la alegría que nos han proporcionado delante de él? 10 Día y noche le suplicamos que nos permita verlos de nuevo para suplir lo que le falta a su fe.
11 Que el Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesús, nos preparen el camino para ir a verlos. 12 Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes. 13 Que los fortalezca interiormente para que, cuando nuestro Señor Jesús venga con todos sus santos, la santidad de ustedes sea intachable delante de nuestro Dios y Padre.
Comentario
2. La alegría de llevar a los demás a la fe en Jesús
Pablo había llevado a los Tesalonicenses al encuentro con Jesucristo. Hay una gran alegría en ver cómo la gente llega a la fe en Jesús. Creo que es una de las razones por las que a la gente le encanta ayudar en Alpha. Experimentan la alegría de ver llegar a las personas a Cristo, ser llenos del Espíritu Santo y llenarse de emoción con Jesús.
Los tesalonicenses eran el «orgullo y alegría» de Pablo (2:20), había una unión muy estrecha entre ellos. Pablo tenía un deseo intenso de verlos (v.17). Escribe así: «En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría» (vv.19–20).
En principio, las recompensas no son algo malo, y ver cómo otras personas ponen su fe en Jesús es una gran recompensa («motivo de orgullo»). Qué diferente es nuestra gloria de la del mundo: el mundo se gloría en el dinero, el éxito y el poder. Pero nosotros, nos gloriamos en Jesús y en aquellos que hemos tenido el privilegio de ver cómo han sido llevados a él por medio de nuestras palabras y oraciones.
La alegría de Pablo no estaba supeditada a sus propias circunstancias. Pasaba por momentos duros de complicaciones: «angustias y sufrimientos» (3:7). Sorprendentemente, la preocupación de Pablo no es tanto por su propia situación, sino sobre el efecto que las pruebas y las persecuciones pueden tener en la fe de los tesalonicenses (v.3).
La alegría de Pablo provenía de la alegría de ellos. En verdad es cierto que el secreto de la felicidad es hacer a otra persona feliz.
Pablo escribe: «¡Ahora sí que vivimos al saber que están firmes en el Señor!» (v.8). Su calidad de vida se ve profundamente afectada por la relación que ellos tienen con el Señor. Está lleno de alegría: «¿Cómo podemos agradecer bastante a nuestro Dios por ustedes y por toda la alegría que nos han proporcionado delante de él?» (v.9).
La alegría emanaba de la profunda relación que Pablo tenía con los tesalonicenses. Su amor y preocupación por ellos estaban muy claros. Aquel amor y aquella preocupación continuaron después de que se fuera. Deseaba volver a ellos (2:18; 3:10–11), envió a Timoteo para ayudarlos (aunque supusiera que se quedara solo durante un tiempo, 3:1–2), y oraba «suplicando» por ellos «día y noche» (v.10).
Comprometerse profundamente con las vidas de los que nos rodean puede parecer desalentador e implicar trabajo duro . Pero, como muestra el ejemplo de Pablo, es también una fuente de celebración, es alegría «en la presencia de Dios». Mientras Pablo oraba, su corazón tuvo que estar lleno de alegría al pensar en ellos. Muchas de las cartas de Pablo están llenas expresiones de acción de gracias y alegría. Al entrar en la presencia de Dios, nuestros corazones se descargan de sus pesos y vemos las cosas como Dios las ve: «Me llenarás de alegría en tu presencia» (Salmo 16:11).
Oración
Señor, muchas gracias por la alegría de ver a la gente llegar a Cristo. Te pido que crezca en el amor y desborde de él, y me sea infundida la fuerza y la pureza, junto con la confianza en la presencia de Dios nuestro Padre.
Jeremías 21:1-23:8
Dios rechaza la petición de Sedequías
21Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, a que le dijeran:
2 «Consulta ahora al Señor por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez el Señor haga uno de sus milagros, y lo obligue a retirarse.»
3 Jeremías les respondió:
«Adviértanle a Sedequías 4 que así dice el Señor, el Dios de Israel: “Yo haré retroceder tus tropas, las que pelean contra el rey de Babilonia y contra los caldeos, que desde fuera de los muros los tienen sitiados. Haré que tus tropas se replieguen dentro de la ciudad. 5 Yo mismo pelearé contra ustedes. Con gran despliegue de poder, y con ira, furor y gran indignación, 6 heriré a hombres y animales, y los habitantes de esta ciudad morirán por causa de una peste terrible. 7 Después de eso entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida después de la peste, la espada y el hambre —afirma el Señor —. Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los herirá a filo de espada.”
8 »Y a este pueblo adviértele que así dice el Señor: “Pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte. 9 El que se quede en esta ciudad morirá por la espada y la peste, o de hambre. Pero el que salga y se rinda a los caldeos que los están sitiando, vivirá. Así salvará su vida. 10 Porque he decidido hacerle a esta ciudad el mal y no el bien —afirma el Señor —. Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego.”
11 »Di también a la casa real de Judá que escuchen la palabra del Señor. 12 Adviértele a la dinastía de David que así dice el Señor:
»“Hagan justicia cada mañana,
y libren al explotado del poder del opresor,
no sea que mi ira se encienda como un fuego
y arda sin que nadie pueda extinguirla,
a causa de la maldad de sus acciones.
13 ¡Yo estoy contra ti, Jerusalén,
reina del valle,
roca de la llanura!
—afirma el Señor —.
Ustedes dicen: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros?
¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’
14 Yo los castigaré conforme al fruto de sus acciones
—afirma el Señor —;
a su bosque le prenderé fuego,
y ese fuego consumirá todos sus alrededores.” »
Juicio contra reyes malvados
22Así dice el Señor: «Ve a la casa del rey de Judá, y proclama allí este mensaje: 2 “Tú, rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, y tus oficiales y tu pueblo, que entran por estas puertas, escuchen la palabra del Señor. 3 Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar. 4 Si de veras cumplen con esta palabra, entonces por las puertas de este palacio entrarán reyes que ocuparán el trono de David; entrarán en carros y a caballo, acompañados por sus oficiales y su pueblo. 5 Pero si no obedecen estas palabras, juro por mí mismo que este palacio se convertirá en un montón de ruinas. Yo, el Señor, lo afirmo.’” »
6 Porque así dice el Señor acerca de la casa real de Judá:
«Para mí, tú eres como Galaad
y como la cima del Líbano,
pero juro que te convertiré en un desierto,
en ciudades deshabitadas.
7 Enviaré contra ti destructores,
cada uno con sus armas,
que talarán tus cedros más hermosos
y los echarán en el fuego.
8 »Gente de muchas naciones pasará por esta ciudad, y se preguntará: “¿Por qué habrá tratado así el Señor a esta gran ciudad?” 9 Y se le responderá: “Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, adorando y sirviendo a otros dioses.” »
10 No lloren por el que está muerto,
ni hagan lamentaciones por él.
Lloren más bien por el exiliado,
por el que nunca volverá
ni verá más la tierra en que nació.
11 Así dice el Señor acerca de Salún hijo de Josías, rey de Judá, que ascendió al trono después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá, 12 sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país.
13 »¡Ay del que edifica su casa
y sus habitaciones superiores
violentando la justicia y el derecho!
¡Ay del que obliga a su prójimo
a trabajar de balde,
y no le paga por su trabajo!
14 ¡Ay del que dice: “Me edificaré una casa señorial,
con habitaciones amplias en el piso superior”!
Y le abre grandes ventanas,
y la recubre de cedro y la pinta de rojo.
15 »¿Acaso eres rey
sólo por acaparar mucho cedro?
Tu padre no sólo comía y bebía,
sino que practicaba el derecho y la justicia,
y por eso le fue bien.
16 Defendía la causa del pobre y del necesitado,
y por eso le fue bien.
¿Acaso no es esto conocerme?
—afirma el Señor —.
17 »Pero tus ojos y tu corazón
sólo buscan ganancias deshonestas,
sólo buscan derramar sangre inocente
y practicar la opresión y la violencia.»
18 Por eso, así dice el Señor acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá:
«Nadie lamentará su muerte ni gritará:
“¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”
Nadie lamentará su muerte ni gritará:
“¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!”
19 Será enterrado como un asno,
y lo arrastrarán y lo arrojarán
fuera de las puertas de Jerusalén.»
20 «¡Sube al Líbano y grita;
levanta tu voz en Basán!
¡Grita desde Abarín,
pues todos tus amantes han sido destruidos!
21 Yo te hablé cuando te iba bien,
pero tú dijiste: “¡No escucharé!”
Así te has comportado desde tu juventud:
¡nunca me has obedecido!
22 El viento arrastrará a todos tus pastores,
y tus amantes irán al cautiverio.
Por culpa de toda tu maldad
quedarás avergonzada y humillada.
23 Tú, que habitas en el Líbano,
que has puesto tu nido entre los cedros,
¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores,
dolores como de parturienta!
24 »¡Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor —, que aunque Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, sea un anillo en mi mano derecha, aun de allí lo arrancaré! 25 Yo te entregaré en manos de los que buscan matarte, y en manos de los que tú más temes, es decir, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los babilonios. 26 A ti y a la madre que te dio a luz los arrojaré a un país que no los vio nacer, y allí morirán. 27 Jamás volverán al país al que tanto anhelan volver.»
28 ¿Es Jeconías una vasija despreciable y rota,
un objeto que nadie desea?
¿Por qué son arrojados él y su descendencia,
y echados a un país que no conocen?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!
¡Escucha la palabra del Señor!
30 Así dice el Señor: «Anoten a este hombre
como si fuera un hombre sin hijos;
como alguien que fracasó en su vida.
Porque ninguno de sus descendientes
logrará ocupar el trono de David,
ni reinar de nuevo en Judá.»
El Rey justo
23«¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el rebaño de mis praderas!», afirma el Señor. 2 Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas; las han expulsado y no se han encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigarlos a ustedes por sus malas acciones —afirma el Señor —. 3 Al resto de mis ovejas yo mismo las reuniré de todos los países adonde las expulsé; y las haré volver a sus pastos, donde crecerán y se multiplicarán. 4 Pondré sobre ellas pastores que las pastorearán, y ya no temerán ni se espantarán, ni faltará ninguna de ellas —afirma el Señor —.
5 »Vienen días —afirma el Señor —,
en que de la simiente de David
haré surgir un vástago justo;
él reinará con sabiduría en el país,
y practicará el derecho y la justicia.
6 En esos días Judá será salvada,
Israel morará seguro.
Y éste es el nombre que se le dará:
“El Señorsalvación”
7 »Por eso —afirma el Señor — vienen días en que ya no se dirá: “Por la vida del Señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”, 8 sino: “Por la vida del Señor, que hizo salir a los descendientes de la familia de Israel, y los hizo llegar del país del norte, y de todos los países adonde los había expulsado.” Y habitarán en su propia tierra.»
Comentario
3. La alegría de la amistad con Jesús
Al estar cerca de Jesús, su alegría fluye en nosotros y nuestro gozo es completo. Como escribe Gordon Fee: «La marca distintiva del creyente en Jesucristo es una alegría absoluta y libre de ataduras (o al menos debería serlo)». El «vástago justo» de quien Jeremías habla en este pasaje (23:5), va a ser la fuente de alegría total.
El Señor le dice a Su pueblo por medio de Jeremías: «Pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte» (21:8).
Los llama a «hacer justicia» (v.12) diciendo: «Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar» (22:3).
Los reyes tendrían que haber actuado como Josías: «Defendía la causa del pobre y del necesitado, y por eso le fue bien. ¿Acaso no es esto conocerme? —afirma el Señor—». (v.16).
Aquí vemos aquello que le importa a Dios, tanto entonces como ahora. Le importa la justicia, los pobres y aquellos que no tienen un hogar, las viudas y los huérfanos y las víctimas de la injusticia. A Dios le importa la manera en la que tratamos a las personas marginadas de nuestra sociedad.
El pueblo de Dios recibió Su juicio por fallar en estas áreas. Se habían convertido en un «régimen perverso» (21:14, MSG) y estaban a punto de partir al exilio. Pero, en medio de aquellas profecías de calamidades y exilio, había un destello de esperanza.
«Vienen días —afirma el Señor—, en que de la simiente de David haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia. En esos días Judá será salvada, Israel morará seguro. Y este es el nombre que se le dará: “El Señor es nuestra salvación”» (23:5–6).
Por medio de la lente del Nuevo Testamento, vemos cómo Jesús cumplió esta profecía sobre el «vástago justo» (23:5, Ver también Isaías 11, Ezequiel 17 y Jeremías 33:15 en adelante). Descendía de David; el Rey de los judíos, un Salvador, el Señor, nuestra justicia.
Jesús es aquel en quien encontramos la alegría completa. Él es el
«vástago justo» (v.5) de quien todas las demás ramas salen. Ezequiel 17 pone en relación el vástago justo con la vid. Jesús dijo: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva» (Juan 15:1, DHH), «Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa» (v.11).
Oración
Señor, gracias por la alegría que viene de estar unido a Jesús. Ayúdame a mantenerme junto al «vástago justo» para que la alegría de Jesús pueda estar en mí y mi alegría sea completa.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Salmo 119:11, DHH
«He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti».
Es maravilloso cuando, en una situación concreta, el versículo preciso te viene a la mente. Me gustaría haberme aprendido muchos más versículos cuando mi memoria funcionaba mejor. Ahora, la única manera en la que puedo aprender nuevos versículos es cuando aparecen en una alabanza que cantamos regularmente. ¡Normalmente las canciones para niños son las mejores!
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Referencias
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
C. S. Lewis, Cautivado por la alegría (Encuentro, 2008)
Gordon Fee, Paul»s Letter to the Philippians: The New International Commentary on the New Testament, (WM. B. Eerdmans Publishing Co., 1995), p.404
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.