Día 295

Living Content

Sabiduría Salmos 119:73-80
Nuevo Testamento 1 Timoteo 6:3-21
Antiguo Testamento Jeremías 46:1-47:7

Introducción

Sus manos estaban llenas de anillos, brazaletes, collares, cadenas y otros tesoros. Del monte Vesubio erupcionaban torrentes de lava derramándose allá por el 79 d.C. Al huir, aquella mujer no estaba preparada para dejar atrás sus valiosas joyas; así que, sobrecargada con sus tesoros, fue cubierta por la lluvia de ceniza del volcán y acabó enterrada bajo ella.

Su cuerpo petrificado fue hallado fuera del área de la ciudad enterrada de Pompeya, (un antiguo puerto romano) durante el curso de unas obras modernas de construcción en el área. Su cuerpo fue desenterrado en un mar de joyas; perdió su vida en un intento de salvar sus tesoros.

Jesús nos advirtió de que al final, tienes que elegir entre el dinero y Dios (Mateo 6:24). En el Nuevo Testamento, no hay prohibición sobre la propiedad privada o el hacer dinero, o disfrutar las cosas buenas de la vida. Pero, el mandamiento a los ricos es que no «pongan su esperanza en las riquezas» (1 Timoteo 6:17). Una acumulación de riquezas egoísta y una obsesión insana por las cosas materiales, nos conducen a alejarnos de Dios. Lo que promete seguridad lleva a la perpetua inseguridad.

En última instancia, el consuelo solo viene de poner tu esperanza en Dios: «Grande ganancia es la piedad con contentamiento» (1 Timoteo 6:6, RVA-2015) . La promesa de la palabra de Dios es que aquellos que «pongan su esperanza \[…\] en Dios» (v.17) encontrarán «un seguro caudal para el futuro» y «obtendrán la vida verdadera» (v.19).

Sabiduría

Salmos 119:73-80

73 Con tus manos me creaste, me diste forma.
Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.
74 Los que te honran se regocijan al verme,
porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
75 Señor, yo sé que tus juicios son justos,
y que con justa razón me afliges.
76 Que sea tu gran amor mi consuelo,
conforme a la promesa que hiciste a tu siervo.
77 Que venga tu compasión a darme vida,
porque en tu ley me regocijo.
78 Sean avergonzados los insolentes que sin motivo me maltratan;
yo, por mi parte, meditaré en tus preceptos.
79 Que se reconcilien conmigo los que te temen,
los que conocen tus estatutos.
80 Sea mi corazón íntegro hacia tus decretos,
para que yo no sea avergonzado.

Comentario

1. Espera en la palabra de Dios e invierte tu tiempo en ella

El tiempo es tu posesión más valiosa. Tú puedes ganar dinero pero no puedes crear más tiempo. La manera como gastas tu tiempo es la prueba de dónde está tu esperanza. Si está en Dios y Su palabra, entonces invertirás tiempo en ella y en Él.

El salmista pone su esperanza firmemente en la palabra de Dios: «Porque he puesto mi esperanza en tu palabra» (v.74b). ¿Qué significa esto en la práctica?

Pasa tiempo tratando de comprender la palabra de Dios (vv.73,79), medita sobre ella (v.78), deléitate en ella (v.77) y apréndela de memoria (v.73).

Cuando estés pasando por tiempos difíciles, continua confiando en la palabra de Dios: «Tus pruebas me han enseñado lo que es verdadero y recto» (v.75, MSG). Confía en la fidelidad de Dios, Su «gran amor» (v.76) y «compasión» (v.77).

Pasar tiempo con Dios es la manera en que Dios inspira Su sabiduría en ti (v.73, MSG). Te reconforta para que puedas vivir —«Venga tu compasión a darme vida \[…\] sea mi corazón íntegro hacia tus decretos» (vv.77,80a)— y puedas caminar siempre con tu «cabeza en alto» (v.80b, MSG).

Si vives de esta manera, animarás a otros a hacer lo mismo: «Los que te honran se regocijan al verme» (v.74a). De la misma manera, nos llena de ánimo ver que otras personas están esperando en la palabra de Dios.

Oración

Señor, al poner hoy mi esperanza en Tu palabra, que yo sea de ánimo para los demás: Que «los que te honran se regocij\[e\]n al verme» (v.74a).

Nuevo Testamento

1 Timoteo 6:3-21

El amor al dinero

3 Si alguien enseña falsas doctrinas, apartándose de la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo y de la doctrina que se ciñe a la verdadera religión, 4 es un obstinado que nada entiende. Ese tal padece del afán enfermizo de provocar discusiones inútiles que generan envidias, discordias, insultos, suspicacias 5 y altercados entre personas de mente depravada, carentes de la verdad. Éste es de los que piensan que la religión es un medio de obtener ganancias. 6 Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene. 7 Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. 8 Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso. 9 Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. 10 Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.

Encargo de Pablo a Timoteo

11 Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad. 12 Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos. 13 Teniendo a Dios por testigo, el cual da vida a todas las cosas, y a Cristo Jesús, que dio su admirable testimonio delante de Poncio Pilato, te encargo 14 que guardes este mandato sin mancha ni reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual Dios a su debido tiempo hará que se cumpla. Al único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, 16 al único inmortal, que vive en luz inaccesible, a quien nadie ha visto ni puede ver, a él sea el honor y el poder eternamente. Amén.

17 A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. 18 Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. 19 De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera.

20 Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia. 21 Algunos, por abrazarla, se han desviado de la fe.

Que la gracia sea con ustedes.

Comentario

2. Espera en Dios y no en las riquezas

El apóstol Pablo comienza este pasaje advirtiendo contra aquellos que enseñan falsas doctrinas, rechazando la enseñanza divina y «la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo» (v.3). Esta gente tiene un interés insano en las controversias y las disputas (v.4).

Estos falsos maestros causan «altercados entre personas de mente depravada, carentes de la verdad. Este es de los que piensan que la religión es un medio de obtener ganancias» (v.5).

Las palabras de Pablo sobre la riqueza en este pasaje se aplican a todos, especialmente a aquellos de nosotros que vivimos en occidente, donde somos ricos en comparación con la mayoría del mundo. Pablo escribe: «A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos» (v.17).

No cedas a la tentación de pensar que estarías más satisfecho si tuvieras más dinero (suponiendo que tengas comida y vestidos, v.8). Conténtate con lo que tienes materialmente: «Grande ganancia es la piedad con contentamiento» (v.6, RVA-2015).

La satisfacción vale más que toda la riqueza que pudieras acumular. La gente que quiere hacerse rica «caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción» (v.9).

Se suele citar equivocadamente a Pablo como si hubiera dicho que «el dinero es la raíz de todos los males». Lo que en verdad dijo es: «El amor al dinero es la raíz de toda clase de males» (v.10a). El dinero pude hacer muchísimo bien. Pero el amor al dinero es extremadamente peligroso. «El amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores» (v.10).

Ya seas muy rico o apenas tengas dinero alguno, el peligro es el mismo: el amor al dinero. La tentación está aquí, ya sea que ames el dinero que ya tienes o el dinero que tanto te encantaría tener.

En vez de amar y perseguir el dinero, ama y busca «la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad» (v.11). Pablo insta a Timoteo a «pelea\[r\] la buena batalla de la fe» (v.12a). La «batalla» comienza por tener nuestro corazón y mente enfocados en Jesús (vv.13–14).

No les ordena que den todo su dinero, sino que no pongan su esperanza en él. Si ordenas tu actitud hacia el dinero, esto te ayudará prácticamente en todas las demás áreas de tu vida. Pablo da cinco maneras de ordenar tu actitud hacia el dinero (vv.17–18):

  1. No te llenes de ti mismo

Uno de los peligros adjuntos a la riqueza es la arrogancia: «Mándales que no sean arrogantes» (v.17).

  1. No pongas tu seguridad en la riqueza

«Nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos» (v.7). La riqueza solo da una falsa seguridad. Como dice The Message «Deja \[…\] de estar tan obsesionado con el dinero, que está aquí hoy y mañana se habrá ido» (v.17, MSG). La verdadera medida de nuestra riqueza es cuánto valdríamos si perdiéramos todo nuestro dinero.

  1. Pon a Dios primero

Pon tu esperanza en Dios, quien te provee ricamente de todo para tu disfrute (v.17). No hay nada malo con disfrutar las cosas buenas de la vida. Dios provee todas las cosas buenas para nuestro disfrute. Pero reconoce que todo viene de Él y que todo le pertenece a Él.

  1. Haz todo el bien que puedas

Pablo insta a los ricos a «hacer el bien» y «ser ricos en ayudar a otros» (v.18, MSG). No te enfoques en cuánto dinero puedes ganar, sino en cuánto bien puedes hacer. Es posible ser materialmente rico y espiritualmente pobre. Igualmente, es posible ser materialmente pobre pero «rico en buenas obras» (v.18).

  1. Comparte tus recursos

John Wesley dijo: «Cuando tengo dinero me libró de él rápidamente para que no me alcance el corazón». La generosidad es la manera de romper el dominio del dinero sobre nuestras vidas. «Sé sobreabundantemente generoso» (v.18, MSG).

En última instancia, todo lo que posees viene de Dios. Por lo tanto, estate dispuesto a compartirlo con otros. Francis Bacon dijo: «El dinero es como el estiércol. No sirve para nada a menos que se esparza por los alrededores».

Oración

Señor, ayúdanos a no poner nuestra esperanza en la riqueza sino a estar satisfechos y poner nuestra esperanza en Ti. Ayúdame a hacer el bien, a ser rico en buenas obras y a ser generoso y estar dispuesto a compartir.

Antiguo Testamento

Jeremías 46:1-47:7

Mensaje para Egipto

46La palabra del Señor acerca de las naciones vino a Jeremías el profeta.

2 En cuanto a Egipto, éste es el mensaje contra el ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que en el año cuarto del gobierno de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, fue derrotado en Carquemis, junto al río Éufrates, por Nabucodonosor, rey de Babilonia:

3 «¡Preparen el escudo y el broquel,
y avancen al combate!
4 ¡Ensillen los caballos,
monten los corceles!
¡Alístense, pónganse los cascos!
¡Afilen las lanzas, vístanse las corazas!
5 Pero ¿qué es lo que veo?
Sus guerreros están derrotados;
aterrados retroceden.
Sin mirar atrás, huyen despavoridos.
¡Cunde el terror por todas partes!
—afirma el Señor —.
6 El más veloz no puede huir
ni el más fuerte, escapar.
En el norte, a orillas del río Éufrates
trastabillan y caen.

7 »¿Quién es ése que sube como el Nilo,
como ríos de aguas agitadas?
8 Es Egipto, que trepa como el Nilo,
como ríos de aguas agitadas.
Dice Egipto: “Subiré y cubriré toda la tierra;
destruiré las ciudades y sus habitantes.”
9 ¡Ataquen, corceles!
¡Carros, avancen con furia!
¡Que marchen los guerreros!
¡Que tomen sus escudos
los soldados de Cus y de Fut!
¡Que tensen el arco
los soldados de Lidia!

10 »Aquel día pertenece
al Señor, al SeñorTodopoderoso.
Será un día de venganza;
se vengará de sus enemigos.
La espada devorará hasta saciarse;
con sangre apagará su sed.
En la tierra del norte,
a orillas del río Éufrates,
el Señor, el Señor Todopoderoso,
realizará una matanza.

11 »¡Virginal hija de Egipto,
ve a Galaad y consigue bálsamo!
En vano multiplicas los remedios;
ya no sanarás.
12 Las naciones ya saben de tu humillación;
tus gritos llenan la tierra.
Un guerrero tropieza contra otro,
y juntos caen por tierra.»

13 Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías el profeta cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino para atacar el país de Egipto:

14 «Anuncien esto en Egipto,
proclámenlo en Migdol, Menfis y Tafnes:
“¡A sus puestos! ¡Manténganse alerta!
¡La espada devora a su alrededor!”
15 ¿Por qué yacen postrados tus guerreros?
¡No pueden mantenerse en pie,
porque el Señor los ha derribado!
16 Tropiezan una y otra vez,
se caen uno sobre otro.
Se dicen: “¡Levántate,
volvamos a nuestra gente,
a la tierra donde nacimos,
lejos de la espada del opresor!”
17 Allí gritan: “¡El faraón es puro ruido!
¡el rey de Egipto ya perdió su oportunidad!”

18 »¡Vivo yo! —declara el Rey,
cuyo nombre es el Señor Todopoderoso—:
Como el Tabor, que sobresale de entre los montes,
y como el Carmelo, que se erige sobre el mar,
así será el enemigo que viene.
19 Tú, que habitas en Egipto,
prepara tu equipaje para el exilio,
porque Menfis se convertirá en desolación,
en una ruina deshabitada.

20 »Novilla hermosa es Egipto,
pero viene contra ella un tábano del norte.
21 Los mercenarios en sus filas
son como novillos cebados;
también ellos se vuelven atrás;
todos juntos huyen sin detenerse,
porque ha llegado el día de su ruina,
el momento de su castigo.
22 Egipto huye silbando como serpiente,
pues el enemigo avanza con fuerza.
Se acercan contra ella con hachas,
como si fueran leñadores;
23 por impenetrables que sean sus bosques,
los talan por completo
—afirma el Señor —.
Más numerosos que langostas,
son los leñadores;
nadie los puede contar.
24 Egipto la hermosa será avergonzada
y entregada a la gente del norte.»

25 El Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, dice: «Voy a castigar a Amón, dios de Tebas, a Egipto, a sus dioses y reyes, al faraón y a los que en él confían. 26 Los entregaré al poder de quienes atentan contra su vida, al poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de sus siervos. Luego Egipto será habitada como en los días de antaño —afirma el Señor —.

27 »Pero tú, Jacob siervo mío, no temas;
no te asustes, Israel.
Porque te salvaré de un lugar remoto;
y a tu descendencia, del destierro.
Jacob volverá a vivir en paz;
estará seguro y tranquilo.
28 Tú, Jacob, siervo mío, no temas,
porque yo estoy contigo
—afirma el Señor —.

»Aunque aniquile a todas las naciones
por las que te he dispersado,
a ti no te aniquilaré.
Te corregiré con justicia,
pero no te dejaré sin castigo.»

Mensaje para los filisteos

47Antes de que el faraón atacara Gaza, la palabra del Señor acerca de los filisteos vino al profeta Jeremías:

2 «Así dice el Señor:

»“¡Miren! Las aguas del norte
suben cual torrente desbordado.
Inundan la tierra y todo lo que contiene,
sus ciudades y sus habitantes.
¡Grita toda la gente!
¡Gimen los habitantes de la tierra!
3 Al oír el galope de sus corceles,
el estruendo de sus carros
y el estrépito de sus ruedas,
los padres abandonan a sus hijos
porque sus fuerzas desfallecen.
4 Ha llegado el día
de exterminar a los filisteos,
y de quitarles a Tiro y Sidón
todos los aliados con que aún cuenten.
El Señor exterminará a los filisteos
y al resto de las costas de Caftor.
5 Se rapan la cabeza los de Gaza;
se quedan mudos los de Ascalón.
Tú, resto de las llanuras,
¿hasta cuándo te harás incisiones?

6 » ”¡Ay, espada del Señor!
¿Cuándo vas a descansar?
¡Vuélvete a la vaina!
¡Deténte, quédate quieta!

7 » ”¿Cómo va a descansar,
si el Señor le ha dado órdenes
de atacar a Ascalón
y a la costa del mar?” »

Comentario

3. Espera en el Señor y no en la gente poderosa

Alguna gente pone su esperanza en las riquezas. Esto es lo que hicieron los moabitas y los amonitas (48:7; 49:4). Otros ponen su esperanza en las personas poderosas, esto es lo que hicieron los egipcios.

El profeta Jeremías se dio cuenta de que el Señor (Yahweh) no era solo el Dios de Israel sino que era Señor de todas las naciones del mundo. Le fue dado un mensaje de parte del Señor para Egipto y las demás naciones.

Advirtió en contra de apoyarse en el faraón a pesar del hecho de que era una de las personas más poderosas del mundo. Aquellos que confían en el «Faraón» van de camino a los problemas (46:25).

En contraste, promete a aquellos que le sirvan: «Pero tú \[…\] siervo mío, no temas \[…\] porque yo estoy contigo \[…\]» (vv.27–28). En Cristo, te promete también paz y seguridad; él está contigo, no tienes que temer.

En última instancia, solo en el Señor está nuestra esperanza. Como el papa Juan Pablo II lo explicó: «Cristo es la fuente de esperanza para el mundo entero \[...\] Jesucristo es nuestra esperanza».

Oración

Señor, no temeré porque Tú estás conmigo. Ayúdame siempre a poner mi esperanza en Ti y solo servirte a Ti. Oro para que mi confianza nunca esté en el dinero, la gente poderosa o ninguna otra cosa. Que mi esperanza y mi satisfacción estén siempre en Ti.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Salmo 119:79

«Que se reconcilien conmigo los que te temen».

En la vida hay muchas cosas que estoy tentada a temer, pero el único temor justo es el temor del Señor.

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea.

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

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