Fija tus pensamientos
Introducción
Cuando se pregunta a los británicos quién ha sido el británico más grande de todos los tiempos, aquel que por lo general encabeza las encuestas es sir Winston Churchill. Si tuvieras que preguntar a un estadounidense quien ha sido el norteamericano más grande, podría responder que George Washington o Abraham Lincoln. Si le hubieras preguntado a un judío a principios del siglo I d.C., sin duda habrían dicho que «Moisés» era el judío más grande. Moisés fue la personalidad mayor de su historia. Los había rescatado de la esclavitud y les había dado la Ley.
El escritor de Hebreos les describe a los cristianos judíos cómo Jesús es más grande que Moisés. Su argumento es que, a pesar de la grandeza de Moisés, Jesús juega en una liga completamente diferente. Jesús, «gracias al cual profesamos nuestra fe» (Hebreos 3:1, DHH); «ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma» (v.3). «Moisés fue fiel como siervo» (v.5); «Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios» (v.6).
Los temas de los pasajes de hoy son los problemas y las angustias; los períodos de prueba; y las dificultades y las tribulaciones. Según el Nuevo Testamento, el secreto para lidiar con ellos es «considerar atentamente a Cristo Jesús» (v.1, DHH).
Salmos 119:137-144
137 Señor, tú eres justo,
y tus juicios son rectos.
138 Justos son los estatutos que has ordenado,
y muy dignos de confianza.
139 Mi celo me consume,
porque mis adversarios pasan por alto tus palabras.
140 Tus promesas han superado muchas pruebas,
por eso tu siervo las ama.
141 Insignificante y menospreciable como soy,
no me olvido de tus preceptos.
142 Tu justicia es siempre justa;
tu ley es la verdad.
143 He caído en la angustia y la aflicción,
pero tus mandamientos son mi regocijo.
144 Tus estatutos son siempre justos;
dame entendimiento para poder vivir.
Comentario
1. Problemas y angustias
En cualquier momento de nuestra vida, suele haber un área que nos causa problemas y angustias. Puede ser algo por lo que tú mismo, algún miembro de tu familia, o algún amigo cercano estén pasando, o algo que tenga que ver con tu trabajo o ministerio.
Recuerdo haber oído decir al pastor estadounidense, Rick Warren, cómo él solía pensar que la vida era una serie de batallas, seguidas de tiempos de bendición. Ahora, él piensa que la vida es como transitar por dos carriles: un carril es la bendición y el otro es la batalla; ambos trascurren por la misma carretera.
Ciertamente, el salmista pasó por tiempos de batalla: «He caído en la angustia y la aflicción» (v.143a).
¿Cómo respondemos? La respuesta del salmista es seguir confiando en el Señor. Sigue creyendo que las palabras de Dios son «muy dignas de confianza» (v.138): «Tu siervo las ama. \[...\] tus mandamientos son mi regocijo» (v.140,143).
Él fija sus pensamientos en Dios: «Señor, tú eres justo» (v.137a). La gran revelación del Nuevo Testamento es que «Jesús es el Señor» (Romanos 10:9). Él es aquel en quien debes fijar tus pensamientos.
Oración
Señor, gracias porque en tiempos de angustia y problemas puedo fijar mis pensamientos en Ti y confiar en Tus promesas.
Hebreos 3:1-19
Jesús, superior a Moisés
3Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y que tienen parte en el mismo llamamiento celestial, consideren a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos. 2 Él fue fiel al que lo nombró, como lo fue también Moisés en toda la casa de Dios. 3 De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma. 4 Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios. 5 Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro. 6 Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.
Advertencia contra la incredulidad
7 Por eso, como dice el Espíritu Santo:
«Si ustedes oyen hoy su voz,
8 no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión,
en aquel día de prueba en el desierto.
9 Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba,
a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
10 Por eso me enojé con aquella generación,
y dije: “Siempre se descarría su corazón,
y no han reconocido mis caminos.”
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:
“Jamás entrarán en mi reposo.” »
12 Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se acaba de decir:
«Si ustedes oyen hoy su voz,
no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión.»
16 Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron? 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.
Comentario
2. Períodos de prueba
No se puede confiar en una fe que no ha sido probada; tarde o temprano todos pasamos por períodos de pruebas. En esos momentos el reto es permanecer fieles a Dios —no endurecer nuestros corazones sino mantenerlos blandos y sensibles hacia Dios— para seguir confiando a pesar de todas las dificultades y desafíos de nuestra fe.
Durante esos períodos de prueba, creces en madurez espiritual, sabiduría, carácter y fidelidad cada vez que sientes ganas de hacer algo incorrecto pero eliges hacer lo correcto.
«Moisés fue fiel» (v.2, DHH); pero Jesús, por supuesto, es nuestro ejemplo supremo de fidelidad. Pasó años de preparación y por momentos de poderosa tentación en el desierto. Sin embargo, como lo indica The Message, él fue «fiel en todo lo que Dios le dio a hacer» (v.2, MSG).
Esta carta fue escrita a un grupo de personas que estaban pasando por un tiempo de prueba y persecución. Fue escrito para alentarlos a aferrarse a su «confianza» y su «esperanza» (v.6), inspirados por Jesús: «Consideren atentamente a Cristo Jesús» (v.1).
En este pasaje, el escritor cita el Salmo 95:7-11 (Hebreos 3:7-11). Curiosamente, él no escribe «como dijo el Espíritu Santo», sino «como dice el Espíritu Santo» (v.7). Él cree claramente que el Espíritu Santo continúa hablando a los lectores por medio de las Escrituras de manera contemporánea. Al leer la Biblia hoy, espera que el Espíritu Santo te hable.
A pesar del momento cumbre de la liberación de Egipto, el pueblo de Dios había caído en un período de prueba en el desierto (v.17). Esto supone una advertencia para nosotros: «Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. Más bien, mientras dure ese “hoy”, anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado» (v.12-13).
Uno de los remedios para la incredulidad que el escritor destaca aquí es la comunidad. Dice: «… anímense unos a otros cada día» (v.13). Por eso es tan importante ser parte de la comunidad cristiana, pasar tiempo con otros cristianos, animarse unos a otros y edificar nuestra fe.
Aquí, «el engaño del pecado», resulta ser una expresión interesante. El pecado es engañoso. Si no fuera así, no pecaríamos. El pecado suele ir acompañado de un rótulo engañoso: «Esto no es realmente un pecado, y de todas maneras no te hará ningún daño». Pero cuando caemos en pecado, se forman malos patrones, nuestra conciencia se encallece y nuestro corazón se endurece.
En el centro del pecado está la incredulidad. Desde el jardín del Edén, el engaño del pecado nos ha hecho dudar de la bondad de Dios, de Su amor por nosotros y de Su palabra: «¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?» (Génesis 3:1), «¡No es cierto, no van a morir!» (3:4). Antes de comerte la fruta prohibida, siempre te tragas una mentira acerca de Dios. Para nosotros, hoy sigue siendo lo mismo. Si realmente creyéramos en el amor de Dios por nosotros, Su bondad y Su palabra, entonces no caeríamos en el engaño del pecado.
Por cusa de sus quejas, el pueblo de Dios nunca entró en el reposo de Dios (lo cual era justo aquello que anhelaba). No confiaron en que Dios proveía. Fueron incrédulos (Hebreos 3:12) y no pudieron entrar en el reposo de Dios «por su incredulidad» (v.19). Cuando no confiamos en Dios perdemos la paz de Dios. Encuentra la paz fijando tus pensamientos en Jesús, confiando en él y escuchándole mientras te habla a través de las Escrituras.
Oración
Señor, ayúdame hoy a fijar mis pensamientos en Jesús. Ayúdame a no vivir en temor e incredulidad, sino en confianza y paz.
Joel 1:1-2:17
1Ésta es la palabra del Señor, que vino a Joel hijo de Petuel.
La invasión de langostas
2 ¡Oigan esto, ancianos del pueblo!
¡Presten atención, habitantes todos del país!
¿Alguna vez sucedió cosa semejante
en sus tiempos o en los de sus antepasados?
3 Cuéntenselo a sus hijos,
y que ellos se lo cuenten a los suyos,
y éstos a la siguiente generación.
4 Lo que dejaron las langostas grandes
lo devoraron las langostas pequeñas;
lo que dejaron las langostas pequeñas
se lo comieron las larvas;
y lo que dejaron las larvas
se lo comieron las orugas.
5 ¡Despierten, borrachos, y lloren!
Giman, todos los entregados al vino,
porque el vino dulce les fue arrebatado de los labios.
6 Una nación poderosa e innumerable
ha invadido mi país:
tiene dientes de león,
colmillos de leona.
7 Asoló mis vides,
desgajó mis higueras.
Las peló hasta dejar blancas sus ramas;
¡las derribó por completo!
8 Mi pueblo gime como virgen vestida de luto
por la muerte de su prometido.
9 Las ofrendas de cereales y las libaciones
no se ofrecen ya en la casa del Señor.
Hacen duelo los sacerdotes,
los ministros del Señor.
10 Los campos yacen devastados,
reseca está la tierra;
han sido arrasados los cereales,
se ha secado el vino nuevo
y agotado el aceite.
11 Séquense también ustedes, labradores;
giman, viñadores,
por el trigo y la cebada,
porque se ha perdido la cosecha de los campos.
12 La vid se marchitó;
languideció la higuera;
se marchitaron los granados,
las palmeras, los manzanos,
¡todos los árboles del campo!
¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse!
Llamado al arrepentimiento
13 Vístanse de duelo y giman, sacerdotes;
laméntense, ministros del altar.
Vengan, ministros de mi Dios,
y pasen la noche vestidos de luto,
porque las ofrendas de cereales y las libaciones
han sido suspendidas en la casa de su Dios.
14 Entréguense al ayuno,
convoquen a una asamblea solemne.
Reúnan a los ancianos del pueblo
en la casa del Señor su Dios;
reúnan a todos los habitantes del país,
y clamen al Señor.
15 ¡Ay de aquel día, el día del Señor, que ya se aproxima!
Vendrá como devastación de parte del Todopoderoso.
16 ¿No se nos arrebató el alimento
ante nuestros propios ojos,
y la alegría y el regocijo
de la casa de nuestro Dios?
17 La semilla se pudrió
a pesar de haber sido cultivada.
Los silos están en ruinas
y los graneros derribados
porque la cosecha se perdió.
18 ¡Cómo brama el ganado!
Vagan sin rumbo las vacas
porque no tienen donde pastar,
y sufren también las ovejas.
19 A ti clamo, Señor,
porque el fuego ha devorado los pastizales de la estepa;
las llamas han consumido todos los árboles silvestres.
20 Aun los animales del campo te buscan con ansias,
porque se han secado los arroyos
y el fuego ha devorado los pastizales de la estepa.
Un ejército de langostas
2Toquen la trompeta en Sión;
den la voz de alarma en mi santo monte.
Tiemblen todos los habitantes del país,
pues ya viene el día del Señor;
en realidad ya está cerca.
2 Día de tinieblas y oscuridad,
día de nubes y densos nubarrones.
Como la aurora que se extiende sobre los montes,
así avanza un pueblo fuerte y numeroso,
pueblo como nunca lo hubo en la antigüedad
ni lo habrá en las generaciones futuras.
3 Antes de que llegue, devora el fuego;
cuando ya ha pasado, las llamas lo inflaman todo.
Antes de que llegue, el país se parece al jardín del Edén;
cuando ya ha pasado, queda un desolado desierto;
¡nada escapa su poder!
4 Tienen aspecto de caballos;
galopan como corceles.
5 Y al saltar sobre las cumbres de los montes,
producen un estruendo como el de carros de guerra,
como el crepitar del fuego al consumir la hojarasca.
¡Son como un ejército poderoso en formación de batalla!
6 Ante él se estremecen las naciones;
todo rostro palidece.
7 Atacan como guerreros,
escalan muros como soldados.
Cada uno mantiene la marcha
sin romper la formación.
8 No se atropellan entre sí;
cada uno marcha en línea.
Se lanzan entre las flechas
sin romper filas.
9 Se abalanzan contra la ciudad,
arremeten contra los muros,
trepan por las casas,
se meten por las ventanas como ladrones.
10 Ante este ejército tiembla la tierra
y se estremece el cielo,
el sol y la luna se oscurecen
y las estrellas dejan de brillar.
11 Truena la voz del
al frente de su ejército;
son innumerables sus tropas
y poderosos los que ejecutan su palabra.
El día del Señor es grande y terrible.
¿Quién lo podrá resistir?
Exhortación al arrepentimiento
12 «Ahora bien —afirma el Señor —,
vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayuno, llantos y lamentos.»
13 Rásguense el corazón
y no las vestiduras.
Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.
14 Tal vez Dios reconsidere y cambie de parecer,
y deje tras de sí una bendición.
Las ofrendas de cereales y las libaciones
son del Señor su Dios.
15 Toquen la trompeta en Sión,
proclamen el ayuno,
convoquen a una asamblea solemne.
16 Congreguen al pueblo,
purifiquen la asamblea;
junten a los ancianos del pueblo,
reúnan a los pequeños
y a los niños de pecho.
Que salga de su alcoba el recién casado,
y la recién casada de su cámara nupcial.
17 Lloren, sacerdotes, ministros del Señor,
entre el pórtico y el altar;
y digan: «Compadécete, Señor, de tu pueblo.
No entregues tu propiedad al oprobio,
para que las naciones no se burlen de ella.
¿Por qué habrán de decir entre los pueblos:
“Dónde está su Dios?” »
Comentario
3. Cuando ocurre un desastre
«Cuando ocurre un desastre, tu comprensión de Dios corre peligro» —escribe Eugene Peterson. Hay momentos en que nos enfrentamos a una enfermedad inesperada o la muerte, una catástrofe nacional, alteración social, una pérdida personal, incertidumbre económica o la devastación provocadas por los desastres naturales. Peterson continúa: «Es tarea del profeta hacerse oír en aquellos momentos de catástrofe y aclarar quién es Dios y cómo actúa».
El profeta Joel describe una época en la que aconteció un desastre: la gran devastación causada por una plaga de langostas. Aquello pudo ser un suceso real o una visión. Hubo una plaga de langostas que golpeó Jerusalén en 915 a.C.; la devastación que causó fue insólita.
Sin insecticidas, un ejército de langostas es inquebrantable, imparable e invencible. Destruye los viñedos, arrasa los huertos y, como resultado, todas las cosechas se pierden. Entonces, el ganado se queda sin nada que comer; las langostas son como un tornado que se mueve a través de la tierra.
«¡Ay de aquel día, el día del Señor, que ya se aproxima!» (1:15). Esta imagen de las langostas se recoge en el libro de Apocalipsis y se usa como una descripción de las tribulaciones del juicio final (Apocalipsis 9:7-11).
Jesús mismo usó el lenguaje de Joel 2 en su descripción del juicio venidero: «El sol y la luna se oscurecen y las estrellas dejan de brillar» (Joel 2:10, véase también Mateo 24:29).
¿Cuál debe ser nuestra respuesta a todo esto? A ninguno de nosotros nos gustan las disculpas tibias; tampoco a Dios. Él busca un arrepentimiento genuino:
«“Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo;
entréguenme su corazón.
Acérquense con ayuno, llanto y luto.
No se desgarren la ropa en su dolor
sino desgarren sus corazones”.
Regresen al Señor su Dios,
porque él es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable». (Joel 2:12–13, NTV).
En medio de estas profecías de juicio hay esperanza. Si nos volvemos a Dios y buscamos su perdón, ya no tenemos que temer aquel juicio final. Joel usa la imagen de una trompeta que está siendo tocada para anunciar este día de juicio (v.1).
Sin embargo, en el Nuevo Testamento Pablo usa esta misma imagen para describir cómo Jesús ha conquistado la muerte, y ha hecho posible el perdón y la salvación: «… en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados. \[…\]. “La muerte ha sido devorada por la victoria”. \[…\]. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!» (1 Corintios 15:52-57).
Oración
Padre, gracias por ser misericordioso y compasivo, bondadoso y clemente. Ayúdame a fijar mis pensamientos en Jesús mientras espero con confianza el día de Tu regreso.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Hebreos 3:1 (DHH)
«… consideren atentamente a Cristo Jesús».
Fijar mis pensamientos a veces es como pastorear gatos. Mi mente tiende a estar en todas partes. Mantener mis pensamientos «fijos» requiere dejar de lado conscientemente la lista de «tareas pendientes» y sintonizarme con esa «pequeña voz» de Dios.
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Referencias
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
Eugene Peterson, The Message, 'Introduction to Joel', (NavPress, 1993), p.1225. No disponible en español.
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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