Día 347

Los beneficios de ser corregido

Sabiduría Salmos 141:1-10
Nuevo Testamento Apocalipsis 3:7-22
Antiguo Testamento Ester 2:19-5:14

Introducción

Nunca disfruto cuando alguien me corrige, pero con el tiempo he llegado a ver la fiel corrección de un amigo como algo de gran valor. Las Escrituras nos dicen que la buena corrección es una manera importante en la que Dios cuida de nosotros, así como una manera en la que podemos cuidarnos los unos a los otros.

Sabiduría

Salmos 141:1-10

Salmo 141

Salmo de David.

1 A ti clamo, Señor; ven pronto a mí.
¡Atiende a mi voz cuando a ti clamo!
2 Que suba a tu presencia mi plegaria
como una ofrenda de incienso;
que hacia ti se eleven mis manos
como un sacrificio vespertino.

3 Señor, ponme en la boca un centinela;
un guardia a la puerta de mis labios.
4 No permitas que mi corazón se incline a la maldad,
ni que sea yo cómplice de iniquidades;
no me dejes participar de banquetes
en compañía de malhechores.

5 Que la justicia me golpee,
que el amor me reprenda;
pero que el ungüento de los malvados
no perfume mi cabeza,
pues mi oración está siempre en contra de sus malas obras.

6 Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos,
sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.
7 Y dirán: «Así como se dispersa la tierra
cuando en ella se abren surcos con el arado,
así se han dispersado nuestros huesos a la orilla del sepulcro.»

8 En ti, Señor Soberano, tengo puestos los ojos;
en ti busco refugio; no dejes que me maten.
9 Protégeme de las trampas que me tienden,
de las trampas que me tienden los malhechores.
10 Que caigan los impíos en sus propias redes,
mientras yo salgo bien librado.

Comentario

1. La corrección amable

Ha habido épocas en mi vida en las que la gente me ha corregido con amabilidad. Cuando sucede no se pasa un rato fácil, pero al recapacitar, he estado muy agradecido. David mira la corrección de la persona recta como una gentileza, como «perfume \[sobre\] mi cabeza» (v.5), porque su deseo es que no solo su cabeza sino cada parte de su cuerpo y de su vida honre a Dios:

  1. Alza tus manos

«Que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino» (v.2). Alzar las manos a Dios simboliza la apertura de todo el cuerpo a Dios.

  1. Guarda tus labios

«Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios» (v.3). Suelo orar con estas palabras antes de dar una charla o entrar en una reunión: que Dios me guarde de decir nada que no sea de ayuda, y que mis palabras sean de bendición y de ánimo.

  1. Vigila tu corazón

«No permitas que mi corazón se incline a la maldad» (v.4a). Tus pensamientos se convierten en tus acciones, y tus acciones se convierten en tus hábitos. Tus hábitos se convierten en tu carácter, y tu carácter se convierte en tu vida. Todo empieza por tu corazón.

  1. Fija tus ojos

«En ti, Señor Soberano, tengo puestos los ojos» (v.8a). «Fijemos la mirada en Jesús» (Hebreos 12:2).

Oración

Señor, alzo mis manos y mi voz en alabanza a Ti, y pongo mis ojos en Ti. Pon una guardia en mi boca y mis labios, y mantén mi corazón lejos del mal. Oro para que la corrección amable de los justos sea como «aceite sobre mi cabeza» (Salmo 141:5).

Nuevo Testamento

Apocalipsis 3:7-22

A la iglesia de Filadelfia

7 »Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia:

Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir: 8 Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. 9 Voy a hacer que los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos pero que en realidad mienten, vayan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. 10 Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra.

11 Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona. 12 Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; y también grabaré sobre él mi nombre nuevo. 13 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Laodicea

14 »Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea:

Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el soberano de la creación de Dios: 15 Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! 16 Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. 17 Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú. 18 Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.

19 Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete. 20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.

21 Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.»

Comentario

2. La corrección amorosa

Jesús te ama, cuando permite que pases por el fuego de la corrección, la prueba o la disciplina, lo hace por su amor. Así dice a la iglesia de Filadelfia: «Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación» (vv.9-10). Dice a la iglesia de Laodicea: «Yo reprendo y corrijo a todos los que amo» (v.19, DHH). ¿Cuál debe ser tu respuesta?

  1. Saca el mayor partido de cada oportunidad

Jesús es santo y fiel, y él «tiene la llave \[…\] el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir» (v.7). Si por ejemplo no estás seguro de un trabajo o una relación, pídele a Dios que cierre la puerta si no es adecuada o que la abra si lo es.

En al menos dos ocasiones en mi vida, Dios ha cerrado la puerta de alguna cosa que yo pensaba que era la voluntad de Dios y quería mucho. Orando y forcejeando, intenté forzar que se abrieran las puertas, pero estas permanecieron cerradas. Mi decepción fue amarga, pero años después estoy muy agradecido y ahora entiendo por qué cerró las puertas. Aun así, no estoy seguro de si jamás alcanzaré a comprender —al menos bajo este lado del cielo— porqué Dios ha cerrado otras puertas en mi vida.

El Espíritu continúa: «Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar» (v.8). A veces, Dios pone ante ti una puerta con una oportunidad. Si Él abre la puerta, ningún ser humano puede cerrarla. Puede que sufras grandes ataques pero, si Jesús abre la puerta, puedes estar seguro de que él tiene el control.

Esto no significa esperar pasivamente a que las puertas se abran. Con frecuencia tendremos que dar los primeros pasos en fe. Es un poco como aproximarse a una puerta automática: tienes que dar un paso adelante para ver si las puertas se abrirán o no.

Esta iglesia de Filadelfia tiene poca fuerza, pero ha guardado la palabra de Dios y no ha renegado de su nombre (v.8). Han aguantado pacientemente y Jesús promete salvaguardarlos a la hora de la prueba (v.10).

Humanamente hablando, esta iglesia no parece que fuera especialmente impresionante. Pero Jesús no tiene palabras críticas hacia ella. Su perspectiva puede ser muy a menudo diferente de la nuestra, y la fidelidad es algo que le importa mucho más que los signos exteriores de tamaño o fortaleza.

Su mensaje es simplemente este: aférrate a lo que tienes. Él promete que aquellos que venzan serán hechos columna en el templo de Dios. Su nombre será grabado en él (v.12). Tu futuro está absolutamente seguro.

  1. Abre tu corazón a Jesús

Las palabras más duras de Jesús están reservadas para la iglesia de Laodicea (vv.15-17). La iglesia en Laodicea era muy parecida a la iglesia de Occidente. A un nivel, era «exitosa» (Laodicea era famosa por sus bancos y su industria). Pero espiritualmente era un pueblo orgulloso, «tibio», «infeliz», «miserable», espiritualmente «pobre, ciego y desnudo» (v.17). Estas palabras me resultan tremendamente desafiantes.

Pero aquí hay esperanza. Seguimos siendo amados por el Señor (v.19). Él nos insta a adquirir el verdadero tesoro, acrisolado en el fuego, para que lleguemos a ser espiritualmente ricos (v.18a). La única manera de cubrir la vergüenza de nuestra desnudez es con las vestiduras de la justicia (v.18b). Necesitamos su colirio en nuestros ojos para quitar nuestra ceguera espiritual (v.18c).

Pasar por el crisol del fuego es una forma de corrección (v.19) que tiene un propósito: quiere que seamos fervorosos y nos arrepintamos (v.19).

Es en este contexto donde se encuadra este maravilloso y famoso versículo: «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (v.20). Comer juntos es un signo de la íntima relación que Jesús ofrece a todos aquellos que le abren la puerta de sus vidas.

Solo hay una manija para abrirla, y esta se encuentra en el interior de la puerta. En otras palabras, tienes que abrir la puerta para permitir que Jesús entre en tu corazón. Jesús nunca forzará su entrada; te da la libertad de elegir. Es algo que depende de ti, de que le abras o no la puerta. Si lo haces, esto es lo que promete: «Entraré, y cenaré con él, y él conmigo».

Oración

Señor, me arrepiento de las ocasiones en las que he sido tibio, he estado a medias, he sido autocomplaciente y espiritualmente pobre. Deseo tener una intimidad mayor contigo. Ven y lléname hoy con tu Espíritu Santo.

Antiguo Testamento

Ester 2:19-5:14

Conspiración contra Asuero

19 Mientras se reunía a un segundo grupo de vírgenes, Mardoqueo permanecía sentado a la puerta del rey. 20 Ester, por su parte, continuó guardando en secreto sus antecedentes familiares y su nacionalidad, tal como Mardoqueo le había ordenado, ya que seguía cumpliendo las instrucciones de Mardoqueo como cuando estaba bajo su cuidado.

21 En aquellos días, mientras Mardoqueo seguía sentado a la puerta del rey, Bigtán y Teres, los dos eunucos del rey, miembros de la guardia, se enojaron y tramaron el asesinato del rey Asuero. 22 Al enterarse Mardoqueo de la conspiración, se lo contó a la reina Ester, quien a su vez se lo hizo saber al rey de parte de Mardoqueo. 23 Cuando se investigó el informe y se descubrió que era cierto, los dos eunucos fueron empalados en una estaca. Todo esto fue debidamente anotado en los registros reales, en presencia del rey.

Conspiración de Amán contra los judíos

3Después de estos acontecimientos, el rey Asuero honró a Amán hijo de Hamedata, el descendiente de Agag, ascendiéndolo a un puesto más alto que el de todos los demás funcionarios que estaban con él. 2 Todos los servidores de palacio asignados a la puerta del rey se arrodillaban ante Amán, y le rendían homenaje, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ante él ni le rendía homenaje.

3 Entonces los servidores de palacio asignados a la puerta del rey le preguntaron a Mardoqueo: «¿Por qué desobedeces la orden del rey?» 4 Día tras día se lo reclamaban; pero él no les hacía caso. Por eso lo denunciaron a Amán para ver si seguía tolerándose la conducta de Mardoqueo, ya que éste les había confiado que era judío.

5 Cuando Amán se dio cuenta de que Mardoqueo no se arrodillaba ante él ni le rendía homenaje, se enfureció. 6 Y cuando le informaron a qué pueblo pertenecía Mardoqueo, desechó la idea de matarlo sólo a él y buscó la manera de exterminar a todo el pueblo de Mardoqueo, es decir, a los judíos que vivían por todo el reino de Asuero.

7 Para determinar el día y el mes, se echó el pur, es decir, la suerte, en presencia de Amán, en el mes primero, que es el mes de nisán, del año duodécimo del reinado de Asuero. Y la suerte cayó sobre el mes duodécimo, el mes de adar.

8 Entonces Amán le dijo al rey Asuero:

—Hay cierto pueblo disperso y diseminado entre los pueblos de todas las provincias del reino, cuyas leyes y costumbres son diferentes de las de todos los demás. ¡No obedecen las leyes del reino, y a Su Majestad no le conviene tolerarlos! 9 Si le parece bien, emita Su Majestad un decreto para aniquilarlos, y yo depositaré en manos de los administradores trescientos treinta mil kilos de plata para el tesoro real.

10 Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, descendiente de Agag y enemigo de los judíos.

11 —Quédate con el dinero —le dijo el rey a Amán—, y haz con ese pueblo lo que mejor te parezca.

12 El día trece del mes primero se convocó a los secretarios del rey. Redactaron en la escritura de cada provincia y en el idioma de cada pueblo todo lo que Amán ordenaba a los sátrapas del rey, a los intendentes de las diversas provincias y a los funcionarios de los diversos pueblos. Todo se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real. 13 Luego se enviaron los documentos por medio de los mensajeros a todas las provincias del rey con la orden de exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos —jóvenes y ancianos, mujeres y niños— y saquear sus bienes en un solo día: el día trece del mes duodécimo, es decir, el mes de adar. 14 En cada provincia se debía emitir como ley una copia del edicto, el cual se comunicaría a todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día.

15 Los mensajeros partieron de inmediato por orden del rey, y a la vez se publicó el edicto en la ciudadela de Susa. Luego el rey y Amán se sentaron a beber, mientras que en la ciudad de Susa reinaba la confusión.

Acuerdo entre Mardoqueo y Ester

4Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que se había hecho, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura. 2 Pero como a nadie se le permitía entrar a palacio vestido de luto, sólo pudo llegar hasta la puerta del rey. 3 En cada provincia adonde llegaban el edicto y la orden del rey, había gran duelo entre los judíos, con ayuno, llanto y lamentos. Muchos de ellos, vestidos de luto, se tendían sobre la ceniza.

4 Cuando las criadas y los eunucos de la reina Ester llegaron y le contaron lo que pasaba, ella se angustió mucho y le envió ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en lugar de la ropa de luto; pero él no la aceptó. 5 Entonces Ester mandó llamar a Hatac, uno de los eunucos del rey puesto al servicio de ella, y le ordenó que averiguara qué preocupaba a Mardoqueo y por qué actuaba de esa manera.

6 Así que Hatac salió a ver a Mardoqueo, que estaba en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey. 7 Mardoqueo le contó todo lo que le había sucedido, mencionándole incluso la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar al tesoro real por la aniquilación de los judíos. 8 También le dio una copia del texto del edicto promulgado en Susa, el cual ordenaba el exterminio, para que se lo mostrara a Ester, se lo explicara, y la exhortara a que se presentara ante el rey para implorar clemencia e interceder en favor de su pueblo.

9 Hatac regresó y le informó a Ester lo que Mardoqueo había dicho. 10 Entonces ella ordenó a Hatac que le dijera a Mardoqueo: 11 «Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del reino saben que, para cualquier hombre o mujer que, sin ser invitado por el rey, se acerque a él en el patio interior, hay una sola ley: la pena de muerte. La única excepción es que el rey, extendiendo su cetro de oro, le perdone la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que el rey no me ha pedido presentarme ante él.»

12 Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había dicho Ester, 13 mandó a decirle: «No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. 14 Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!»

15 Ester le envió a Mardoqueo esta respuesta: 16 «Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!»

17 Entonces Mardoqueo fue y cumplió con todas las instrucciones de Ester.

Petición de Ester al rey Asuero

5Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y fue a pararse en el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado allí en su trono real, frente a la puerta de entrada. 2 Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio, se mostró complacido con ella y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.

3 El rey le preguntó:

—¿Qué te pasa, reina Ester? ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!

4 —Si le parece bien a Su Majestad —respondió Ester—, venga hoy al banquete que ofrezco en su honor, y traiga también a Amán.

5 —Vayan de inmediato por Amán, para que podamos cumplir con el deseo de Ester —ordenó el rey.

Así que el rey y Amán fueron al banquete que ofrecía Ester. 6 Cuando estaban brindando, el rey volvió a preguntarle a Ester:

—Dime qué deseas, y te lo concederé. ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!

7 Ester respondió:

—Mi deseo y petición es que, 8 si me he ganado el favor de Su Majestad, y si le agrada cumplir mi deseo y conceder mi petición, venga mañana con Amán al banquete que les voy a ofrecer, y entonces le daré la respuesta.

Odio de Amán contra Mardoqueo

9 Amán salió aquel día muy contento y de buen humor; pero cuando vio a Mardoqueo en la puerta del rey y notó que no se levantaba ni temblaba ante su presencia, se llenó de ira contra él. 10 No obstante, se contuvo y se fue a su casa.

Luego llamó Amán a sus amigos y a Zeres, su esposa, 11 e hizo alarde de su enorme riqueza y de sus muchos hijos, y de cómo el rey lo había honrado en todo sentido ascendiéndolo sobre los funcionarios y demás servidores del rey.

12 —Es más —añadió Amán—, yo soy el único a quien la reina Ester invitó al banquete que le ofreció al rey. Y también me ha invitado a acompañarlo mañana. 13 Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.

14 Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron:

—Haz que se coloque una estaca a veinticinco metros de altura, y por la mañana pídele al rey que empale en ella a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey.

La sugerencia le agradó a Amán, y mandó que se colocara la estaca.

Comentario

3. La corrección sabia

El antisemitismo no es un fenómeno reciente. Aquí, en el libro de Ester que se enmarca en el siglo V a.C., leemos cómo se da un antisemitismo exacerbado. Ester tuvo que mantener su procedencia en secreto (2:20). Amán quería «aniquilar a todos los judíos —jóvenes y ancianos, mujeres y niños— y saquear sus bienes en un solo día» (3:13).

La respuesta de Mardoqueo fue rasgarse sus vestiduras, vestirse de sayal y ceniza, y gemir amargamente a voz en grito (4:1). Estaba clamando a Dios pidiendo ayuda de verdad.

Mardoqueo se dio cuenta de que Ester, quien era hija adoptiva suya, estaba en una posición que podía cambiar las cosas. Ester señaló lo comprometido de su situación y cómo le sería muy difícil ayudar (vv.9-11).

La respuesta de Mardoqueo fue de hecho la sabia corrección de un padre: «No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!» (vv.13-14).

Ester se dio cuenta de que Dios la había situado en aquel puesto por un propósito. También tú tienes un propósito. Mucha gente va por la vida sin un sentido ni un propósito último, intentando ir en pos de sus propios fines, sin darse cuenta de que los propósitos de Dios son mucho mejores. A día de hoy sigues vivo para cumplir los propósitos de Dios para esta generación. Sea cual sea tu posición, cree que estás en ella «precisamente para un momento como este».

Ester escuchó las sabias palabras de Mardoqueo y le pidió al pueblo que ayunara por ella, diciendo: «Me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y, si perezco, que perezca!» (v.16). Había un riesgo en hacerlo. Solo tenemos una vida y tenemos que ir en pos del propósito. Si perecemos, perecemos. Pero es mejor arriesgarse que nunca haberlo intentado. Puede que prefiramos ser como Ester: absolutamente dependientes de Dios y dispuestos a arriesgar nuestra vida para salvar la vida de los demás.

Oración

Señor, ayúdame a escuchar las correcciones sabias y amables. Que mi corazón sea purificado al pasar por el crisol del fuego y te ame más íntegramente, aprovechando cada oportunidad de vivir y servirte de todo corazón.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Ester 2:19–5:14

Ester no era simplemente una mujer con un rostro hermoso. Era alguien en el lugar correcto, dispuesta a alzarse atrevidamente en contra de la injusticia. No lo hizo sola, ni lo hizo precipitadamente. Oró, planificó y lo hizo suceder en el momento justo. Usó una brillante mezcla de valentía, fe y destreza.

¿Tienes alguna oportunidad de alzarte contra la injusticia?

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group. Unless otherwise stated.

Joyce Meyer, Everyday Life Bible, «trusting him is like standing before the automatic door to a supermarket. We can stand and look at the door all day, but it will not open until we take a step forward and trigger the mechanism that opens the door.» (pg. 2126)

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