Cómo celebrar
Introducción
Será una «celebración jubilosa», un tiempo de «luz y de alegría, júbilo y honor» (ver Ester 8:16-17).
A Pippa y a mí nos encantan la Conferencia de Hillsong, nuestra Conferencia de Liderazgo en el Royal Albert Hall en Londres, y otros eventos parecidos en los que se reúnen miles de personas de todas las partes del mundo. Son momentos de gran celebración con una alabanza «celestial» y poderosas enseñanzas, en los que miles de personas reciben inspiración y son equipadas para evangelizar a las naciones, revitalizar la iglesia y transformar la sociedad.
En el cielo hay una celebración cada vez que una persona se vuelve a Cristo. Cuando el hijo pródigo volvió al padre, este dijo: «Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete» (Lucas 15:23).
La Biblia tiene mucho que decir sobre celebrar. En nuestro pasaje del Antiguo Testamento de hoy, leemos que «la ciudad de Susa estalló en gritos de alegría» (Ester 8:15). ¿Qué estaban celebrando?, ¿qué deberías celebrar tú ahora? y ¿cómo deberías celebrar?
Salmos 142:1-7
Salmo 142
Masquil de David. Cuando estaba en la cueva. Oración.
1 A voz en cuello, al Señor le pido ayuda;
a voz en cuello, al Señor le pido compasión.
2 Ante él expongo mis quejas;
ante él expreso mis angustias.
3 Cuando ya no me queda aliento,
tú me muestras el camino.
Por la senda que transito
algunos me han tendido una trampa.
4 Mira a mi derecha, y ve:
nadie me tiende la mano.
No tengo dónde refugiarme;
por mí nadie se preocupa.
5 A ti, Señor, te pido ayuda;
a ti te digo: «Tú eres mi refugio,
mi porción en la tierra de los vivientes.»
6 Atiende a mi clamor,
porque me siento muy débil;
líbrame de mis perseguidores,
porque son más fuertes que yo.
7 Sácame de la prisión,
para que alabe yo tu nombre.
Los justos se reunirán en torno mío
por la bondad que me has mostrado.
Comentario
1. Celebra la oración respondida
Durante muchos años, al leer este salmo he escrito una lista de «problemas» y situaciones por las que estoy clamando pidiendo misericordia y ayuda. Cuando miro atrás, es sorprendente ver la manera en la que Él ha respondido a estas oraciones.
El contexto de este salmo es 1 Samuel 22:1-2. David está aprisionado en una cueva y teme por su vida. Clama a Dios a gritos, detallando sus problemas y rogándole misericordia (Salmo 142:1-2). Ora así:
«Sácame de la prisión,
para que alabe yo tu nombre.
Los justos se reunirán en torno mío
por la bondad que me has mostrado» (v.7).
David anhela poder ensalzar al Señor por haber respondido a sus oraciones rescatándolo. Promete que, si es rescatado, se volverá a la adoración y reunirá a los demás para que juntos celebren la bondad de Dios.
Es importante acordarse de celebrar las oraciones respondidas, dar gracias a Dios y celebrar su bondad.
Oración
Señor, gracias porque has escuchado mi clamor cuando he estado en un momento de desesperada necesidad y me has rescatado. Señor, una vez más, hoy clamo a Ti…
Apocalipsis 4:1-11
El trono en el cielo
4Después de esto miré, y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con sonido como de trompeta me dijo: «Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto.» 2 Al instante vino sobre mí el Espíritu y vi un trono en el cielo, y a alguien sentado en el trono. 3 El que estaba sentado tenía un aspecto semejante a una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono había un arco iris que se asemejaba a una esmeralda. 4 Rodeaban al trono otros veinticuatro tronos, en los que estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con una corona de oro en la cabeza. 5 Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, 6 y había algo parecido a un mar de vidrio, como de cristal transparente.
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás. 7 El primero de los seres vivientes era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro como de hombre; el cuarto era semejante a un águila en vuelo. 8 Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. Y día y noche repetían sin cesar:
«Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso,
el que era y que es y que ha de venir.»
9 Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y rendían sus coronas delante del trono exclamando:
11 «Digno eres, Señor y Dios nuestro,
de recibir la gloria, la honra y el poder,
porque tú creaste todas las cosas;
por tu voluntad existen
y fueron creadas.»
Comentario
2. Celebra ante el trono del cielo
En nuestra iglesia, tenemos una sala de oración 24-7. En ella hay alabanza y oración veinticuatro horas al día, siete días a la semana: «Día y noche repetían sin cesar» (v.8).
No hace falta que esperes hasta el cielo para experimentar esta alabanza «celestial». Esta alabanza está sucediendo ahora, veinticuatro horas, siete días a la semana, en el cielo. En este pasaje, podemos degustar como anticipo qué aspecto tiene esta alabanza. Cada vez que alabas, te unes a la adoración del cielo.
Los ojos de Juan pasan de la iglesia de la tierra, a la iglesia celestial. Juan mira a través de una puerta abierta en el cielo (v.1). Hazte acompañante de Juan, quien es invitado a entrar de esta manera: «Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto» (v.1).
Lo que sigue a continuación es una extraordinaria visión de la grandeza y la gloria de Dios, quien está en el centro del universo, rodeado aquí por imágenes de quién es Él y lo que ha hecho. El «trono» evoca a la más alta autoridad; el «arco iris» es el arco iris de la promesa; los «relámpagos, estruendos y truenos» apuntan al poder de Dios y el «mar de vidrio, como de cristal transparente» sugiere paz y seguridad (vv.2-6).
«Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios» (v.5). Solo hay un Espíritu Santo, pero las antorchas ardientes representan todas las maneras diferentes en las que se expresa y en las cuales experimentas Su plenitud en tu vida.
Alrededor del trono hay veinticuatro ancianos sentados en tronos, probablemente representando las doce tribus del Antiguo Testamento y los doce apóstoles del Nuevo Testamento. Esta es la iglesia completa y perfecta de Jesucristo en la que estás incluido.
Todos aquellos que están alrededor del trono contemplan la maravilla de Dios y la respuesta natural es volcarse en adoración, la cual es la primera cosa con la que se encuentra Juan cuando va al cielo. Hay cinco canciones de alabanza en los siguientes dos capítulos.
«Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso,
el que era y que es y que ha de venir» (v.8). (Aquellos de nosotros a los que nos cuesta la repetición, ¡puede que tengamos que acostumbrarnos a un montón de ella!).
«Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y deponían sus coronas delante del trono exclamando» (vv.9-11).
La iglesia, los ángeles y todas las cosas creadas se arrodillan y adoran a Dios. El Padre eterno se sienta en el trono rodeado de la comunidad de adoración.
Como escribió John Stott, un día te «unirás a la iglesia triunfante, la gran multitud contra la que nadie podrá, sacados de todas la naciones, tribus, pueblos y lenguajes, y comparecerás con ellos ante el trono de Dios. El Rey del universo te dará refugio en Su trono. Lo verás y lo adorarás día y noche. El Cordero convertido en Pastor te conducirá con el resto de su rebaño hasta las fuentes de agua viva. Satisfarás tu sed para siempre en sus corrientes eternas».
Oración
Mi Señor y mi Dios, te doy gracias porque no tengo que esperar hasta el nuevo cielo y la nueva tierra para adorarte. Eres digno de recibir la gloria, el honor y el poder, hoy y todos los días.
Ester 6:1-8:17
Exaltación de Mardoqueo
6Aquella noche el rey no podía dormir, así que mandó que le trajeran las crónicas reales —la historia de su reino— y que se las leyeran. 2 Allí constaba que Mardoqueo había delatado a Bigtán y Teres, dos de los eunucos del rey, miembros de la guardia, que habían tramado asesinar al rey Asuero.
3 —¿Qué honor o reconocimiento ha recibido Mardoqueo por esto? —preguntó el rey.
—No se ha hecho nada por él —respondieron sus ayudantes personales.
4 Amán acababa de entrar en el patio exterior del palacio para pedirle al rey que empalara a Mardoqueo en la estaca que había mandado levantar para él. Así que el rey preguntó:
—¿Quién anda en el patio?
5 Sus ayudantes respondieron:
—El que anda en el patio es Amán.
—¡Que pase! —ordenó el rey.
6 Cuando entró Amán, el rey le preguntó:
—¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea honrar?
Entonces Amán dijo para sí: «¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?» 7 Así que contestó:
—Para el hombre a quien el rey desea honrar, 8 que se mande traer una vestidura real que el rey haya usado, y un caballo en el que haya montado y que lleve en la cabeza un adorno real. 9 La vestidura y el caballo deberán entregarse a uno de los funcionarios más ilustres del rey, para que vista al hombre a quien el rey desea honrar, y que lo pasee a caballo por las calles de la ciudad, proclamando a su paso: “¡Así se trata al hombre a quien el rey desea honrar!”
10 —Ve de inmediato —le dijo el rey a Amán—, toma la vestidura y el caballo, tal como lo has sugerido, y haz eso mismo con Mardoqueo, el judío que está sentado a la puerta del rey. No descuides ningún detalle de todo lo que has recomendado.
11 Así que Amán tomó la vestidura y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo llevó a caballo por las calles de la ciudad, proclamando a su paso: «¡Así se trata al hombre a quien el rey desea honrar!»
12 Después Mardoqueo volvió a la puerta del rey. Pero Amán regresó apurado a su casa, triste y tapándose la cara. 13 Y les contó a Zeres, su esposa, y a todos sus amigos todo lo que le había sucedido.
Entonces sus consejeros y su esposa Zeres le dijeron:
—Si Mardoqueo, ante quien has comenzado a caer, es de origen judío, no podrás contra él. ¡Sin duda acabarás siendo derrotado!
14 Mientras todavía estaban hablando con Amán, llegaron los eunucos del rey y lo llevaron de prisa al banquete ofrecido por Ester.
Humillación y muerte de Amán
7El rey y Amán fueron al banquete de la reina Ester, 2 y al segundo día, mientras brindaban, el rey le preguntó otra vez:
—Dime qué deseas, reina Ester, y te lo concederé. ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!
3 Ester respondió:
—Si me he ganado el favor de Su Majestad, y si le parece bien, mi deseo es que me conceda la vida. Mi petición es que se compadezca de mi pueblo. 4 Porque a mí y a mi pueblo se nos ha vendido para exterminio, muerte y aniquilación. Si sólo se nos hubiera vendido como esclavos, yo me habría quedado callada, pues tal angustia no sería motivo suficiente para inquietar a Su Majestad.
5 El rey le preguntó:
—¿Y quién es ése que se ha atrevido a concebir semejante barbaridad? ¿Dónde está?
6 —¡El adversario y enemigo es este miserable de Amán! —respondió Ester.
Amán quedó aterrorizado ante el rey y la reina. 7 El rey se levantó enfurecido, dejó de beber y salió al jardín del palacio. Pero Amán, dándose cuenta de que el rey ya había decidido su fin, se quedó para implorarle a la reina Ester que le perdonara la vida.
8 Cuando el rey volvió del jardín del palacio a la sala del banquete, Amán estaba inclinado sobre el diván donde Ester estaba recostada. Al ver esto, el rey exclamó:
—¡Y todavía se atreve éste a violar a la reina en mi presencia y en mi casa!
Tan pronto como el rey pronunció estas palabras, cubrieron el rostro de Amán. 9 Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo:
—Hay una estaca a veinticinco metros de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey.
—¡Empálenlo en ella! —ordenó el rey.
10 De modo que empalaron a Amán en la estaca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Con eso se aplacó la furia del rey.
Edicto real en favor de los judíos
8Ese mismo día el rey Asuero le dio a la reina Ester las propiedades de Amán, el enemigo de los judíos. Mardoqueo se presentó ante el rey, porque Ester le había dicho cuál era su parentesco con ella. 2 El rey se quitó el anillo con su sello, el cual había recuperado de Amán, y se lo obsequió a Mardoqueo. Ester, por su parte, lo designó administrador de las propiedades de Amán.
3 Luego Ester volvió a interceder ante el rey. Se echó a sus pies y, con lágrimas en los ojos, le suplicó que pusiera fin al malvado plan que Amán el agagueo había maquinado contra los judíos. 4 El rey le extendió a Ester el cetro de oro. Entonces ella se levantó y, permaneciendo de pie ante él, 5 dijo:
—Si me he ganado el favor de Su Majestad, y si piensa que es correcto hacerlo y está contento conmigo, dígnese dar una contraorden que invalide los decretos para aniquilar a los judíos que están en todas las provincias del reino, los cuales fraguó y escribió Amán hijo de Hamedata, el agagueo. 6 Porque ¿cómo podría yo ver la calamidad que se cierne sobre mi pueblo? ¿Cómo podría ver impasible el exterminio de mi gente?
7 El rey Asuero respondió entonces a la reina Ester y a Mardoqueo el judío:
—Debido a que Amán atentó contra los judíos, le he dado sus propiedades a Ester, y a él lo han empalado en la estaca. 8 Redacten ahora, en mi nombre, otro decreto en favor de los judíos, como mejor les parezca, y séllenlo con mi anillo real. Un documento escrito en mi nombre, y sellado con mi anillo, es imposible revocarlo.
9 De inmediato fueron convocados los secretarios del rey. Era el día veintitrés del mes tercero, el mes de siván. Se escribió todo lo que Mardoqueo ordenó a los judíos y a los sátrapas, intendentes y funcionarios de las ciento veintisiete provincias que se extendían desde la India hasta Cus. Esas órdenes se promulgaron en la escritura de cada provincia y en el idioma de cada pueblo, y también en la escritura e idioma propios de los judíos. 10 Mardoqueo escribió los decretos en nombre del rey Asuero, los selló con el anillo real, y los envió por medio de mensajeros del rey, que montaban veloces corceles de las caballerizas reales.
11 El edicto del rey facultaba a los judíos de cada ciudad a reunirse y defenderse, a exterminar, matar y aniquilar a cualquier fuerza armada de cualquier pueblo o provincia que los atacara a ellos o a sus mujeres y niños, y a apoderarse de los bienes de sus enemigos. 12 Para llevar esto a cabo en todas las provincias del rey Asuero, los judíos fijaron el día trece del mes doce, que es el mes de adar. 13 En cada provincia se emitiría como ley una copia del edicto, y se daría a conocer a todos los pueblos. Así los judíos estarían preparados ese día para vengarse de sus enemigos.
14 Los mensajeros, siguiendo las órdenes del rey, salieron de inmediato montando veloces corceles. El edicto se publicó también en la ciudadela de Susa.
15 Mardoqueo salió de la presencia del rey vistiendo ropas reales de azul y blanco, una gran corona de oro y un manto de lino fino color púrpura. La ciudad de Susa estalló en gritos de alegría. 16 Para los judíos, aquél fue un tiempo de luz y de alegría, júbilo y honor. 17 En cada provincia y ciudad adonde llegaban el edicto y la orden del rey, había alegría y regocijo entre los judíos, con banquetes y festejos. Y muchas personas de otros pueblos se hicieron judíos por miedo a ellos.
Comentario
3. Celebra los grandes actos de Dios
A veces cuando miramos al mundo parece que el mal está triunfando. La gente buena sufre y es perseguida por su fe. ¿Se enmendarán alguna vez las cosas?
Sí, lo harán. Dios ha venido a la tierra en la persona de su Hijo, Jesús (la encarnación, la cual celebramos en Navidad). Él ha derrotado el mal por medio de la cruz y la resurrección (las cuales celebramos en Pascua). La victoria final tendrá lugar cuando Jesús regrese de nuevo. Mientras tanto, te ha dado el Espíritu Santo para que puedas experimentar un anticipo de la victoria final en el ahora (esto es lo que celebramos en Pentecostés).
Dios estaba preparando a Su pueblo para estos grandes sucesos. En el libro de Ester, vemos una prefiguración y una imagen de lo que habría de venir en Jesús.
En un giro drástico de las cosas, la conjura de Amán fracasa. Mardoqueo, «el judío» es honrado y el juicio cae sobre el malvado y arrogante Amán. Ester es usada por Dios para salvar al pueblo.
Este es el origen de la gran celebración judía del Purim. La mano providencial de Dios rescató a Su pueblo del «exterminio, muerte y aniquilación» (7:4).
La situación comenzó a cambiar cuando «el rey no podía dormir, así que mandó que le trajeran las crónicas reales —la historia de su reino— y que se las leyeran» (6:1), las cuales le recordaron la lealtad heroica de Mardoqueo (v.2).
¿Alguna vez has conseguido algo por lo que otra persona se ha llevado la gloria? Amán intentó apropiarse de la honra que le pertenecía Mardoqueo. La respuesta de Mardoqueo es un modelo de humildad y confianza en Dios. Puede que otras personas no vean lo que has hecho, pero Dios lo ve y te recompensará.
En vez de ser colgado en la horca, Mardoqueo recibe el honor y el reconocimiento. El rey emite un edicto dando a los judíos de todas las ciudades el derecho a «reunirse y defenderse» (8:11).
La ciudad de Susa prorrumpió en «gritos de alegría» (v.15). Fue «un tiempo de luz y de alegría, júbilo y honor» (v.16) «con banquetes y festejos» (v.17).
«Muchas personas de otros pueblos se hicieron judíos por miedo a ellos» (v.17). Esta es la referencia más temprana a muchos no judíos poniendo su fe en el Señor. Se han dado casos de personas que han llegado a la fe (por ejemplo, Rut y Urías el Hitita), pero en ningún lugar se había dado antes de esto un movimiento masivo como aquel.
Cuando se celebra la festividad judía del Purim, se lee el libro de Ester. Esta es una de las tres grandes celebraciones judías.
La iglesia tiene también tres grandes festividades que celebra: Navidad, Pascua y Pentecostés. Todas ellas deberían ser festividades llenas de felicidad, gozo, honras y celebración, en las que se celebran las grandes actuaciones de Dios en la historia: la encarnación, la resurrección de Jesús que murió por nosotros en la cruz y el derramamiento del Espíritu Santo. Al igual que en las celebraciones anuales, celebra estos grandes sucesos diariamente en tu corazón.
Oración
Señor, gracias por que nos has dado tanto que celebrar. Gracias porque igual que liberaste a Tu pueblo de la mano de Amán, nos has liberado a nosotros por medio de Jesucristo. Gracias por el nacimiento, muerte y resurrección de Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo. Ayúdame a celebrar estos grandes sucesos en nuestras festividades en la iglesia cada año y en mi corazón cada día.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Ester 6:6b
«Entonces Amán dijo para sí: “¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?”»
Tener un concepto demasiado grande de uno mismo, ¡no es una buena idea!
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Referencias
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea
John Stott, What Christ Thinks of the Church, (Candle Books, 2000) p.127. Se parafrasea.
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)
Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.
Notes for 2011
As John Stott writes, one day «we shall join the church triumphant, the great multitude that no one will be able to count, drawn from every nation, tribe, people and language, and we shall stand with them before God» s throne. The King of the universe will grant us refuge in the shelter of his throne, where we may see him and worship him day and night in his temple, and the Lamb turned Shepherd will lead us with the rest of his sheep to fountains of living water, where we may slake our thirst for ever at the eternal springs.» (John Stott, What Christ Thinks of the Church, p127)