Tu Rey
Introducción
En 2010, el príncipe Carlos visitó nuestra iglesia HTB; fue un gran honor conocer y recibir al heredero del trono, nuestro futuro rey de Inglaterra.
El Reino Unido ha sido gobernado por reyes y reinas durante siglos, y la familia real es parte de nuestra vida nacional. Pero la mayoría de los monarcas modernos solamente tienen un poder restringido, en contraste con el mundo antiguo donde la realeza era mucho más poderosa y el rey era la autoridad final en todos los aspectos de los asuntos nacionales. En nuestro pasaje del Antiguo Testamento, leemos acerca de los reinos de los reyes de Persia e Israel. Pero además de esto, cada uno de nuestros pasajes también nos refiere a un Rey aún más grande: Dios.
El tema central de la enseñanza de Jesús era el reino de Dios. Este no se refiere solamente al reino en un sentido político o geográfico, sino que también transmite la noción de actividad, consistente en la actividad de gobernar y reinar. El reino de Dios significa «el gobierno y reinado de Dios».
Salmos 145:1-7
Salmo 145
Salmo de alabanza. De David.
1 Te exaltaré, mi Dios y rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
2 Todos los días te bendeciré;
por siempre alabaré tu nombre.
3 Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;
su grandeza es insondable.
4 Cada generación celebrará tus obras
y proclamará tus proezas.
5 Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad,
y yo meditaré en tus obras maravillosas.
6 Se hablará del poder de tus portentos,
y yo anunciaré la grandeza de tus obras.
7 Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad,
y se cantará con júbilo tu victoria.
Comentario
1. Exalta a tu Rey
David exclama: «Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre» (v.1).
David alaba al Rey del universo: «Bendeciré tu nombre» (v.1). Prosigue hablando del «esplendor de tu gloria y majestad» (v.5a) y «la gloria de tu reino» (v.11), el «esplendor de tu reino» (v.12) y «tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las edades» (v.13).
Alaba a su Rey todos los días: «Todos los días te bendeciré» (v.2a), y dice que va a seguir alabando «por siempre» (v.2). Es «digno de toda alabanza» (v.3). David escribe cantos de alabanza: «Compongo canciones hablando de tus maravillas» (v.5, MSG).
Alaba a Dios por Su poder y Su gobierno, y por Su «inmensa bondad y \[…\] victoria» (v.7). La alegría y el júbilo de los salmos emana de estas dos verdades gemelas: Dios es Rey y Dios es bueno. Puedes confiar en que Él tiene el control, ¡y eso son buenas noticias!
Oración
Señor, Tú reinas; eres el Rey del universo entero. Eres digno de mi alabanza, todos los días te bendeciré.
Apocalipsis 11:1-19
Los dos testigos
11Se me dio una caña que servía para medir, y se me ordenó: «Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y calcula cuántos pueden adorar allí. 2 Pero no incluyas el atrio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones paganas, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. 3 Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días.» 4 Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que permanecen delante del Señor de la tierra. 5 Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño. 6 Estos testigos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva mientras estén profetizando; y tienen poder para convertir las aguas en sangre y para azotar la tierra, cuantas veces quieran, con toda clase de plagas.
7 Ahora bien, cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. 8 Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, llamada en sentido figurado Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado su Señor. 9 Y gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación contemplará sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirá que se les dé sepultura. 10 Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte y harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas les estaban haciendo la vida imposible.
11 Pasados los tres días y medio, entró en ellos un aliento de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie, y quienes los observaban quedaron sobrecogidos de terror. 12 Entonces los dos testigos oyeron una potente voz del cielo que les decía: «Suban acá.» Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.
13 En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.
14 El segundo ¡ay! ya pasó, pero se acerca el tercero.
La séptima trompeta
15 Tocó el séptimo ángel su trompeta, y en el cielo resonaron fuertes voces que decían:
«El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor
y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos.»
16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios 17 diciendo:
«Señor, Dios Todopoderoso,
que eres y que eras,
te damos gracias porque has asumido tu gran poder
y has comenzado a reinar.
18 Las naciones se han enfurecido;
pero ha llegado tu castigo,
el momento de juzgar a los muertos,
y de recompensar a tus siervos los profetas,
a tus santos y a los que temen tu nombre,
sean grandes o pequeños,
y de destruir a los que destruyen la tierra.»
19 Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto, y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.
Comentario
2. Espera en tu Rey
¿Por qué es tan trabajosa la vida? ¿Por qué continúan sufriendo los inocentes? ¿Tendrá que ser siempre así? ¿Tendrá fin nuestro sufrimiento? ¿Hay alguna esperanza? ¿Cómo será el futuro?
Podemos echar un vistazo a cómo será el futuro cuando Jesús regrese y el reino del mundo sea transformado en el Reino de nuestro Dios y Su Mesías, quien «reinará por los siglos de los siglos» (v.15).
Jesús vino a proclamar el reino de Dios. En un sentido, el reino sucedía «ahora», y en otro sentido «todavía no» sucedía.
La realidad presente del reino de Dios se mostró en todo lo que Jesús hizo en su ministerio. El reinado y dominio de Dios se muestra por la supresión del mal. La inauguración del reino de Dios se manifiesta en la sanación de los enfermos, la expulsión de los demonios y el perdón de los pecados.
Por otro lado, el aspecto futuro del reino de Dios se evidenció mediante Jesús. Él enseñó a sus discípulos a orar «venga tu reino» (Mateo 6:10). Habla de la cosecha al «fin del mundo» (13:39). Parece que el reino de Dios no se realizará completamente hasta que Jesús no regrese.
El pasaje de Apocalipsis de hoy describe lo que sucederá justo antes de que el reino de Dios venga en su totalidad. El pueblo de Dios es perseguido y protegido simultáneamente.
Habrá dos testigos (Apocalipsis 11:3). El sistema legal del Antiguo Testamento requería siempre al menos dos testigos (Deuteronomio 19:15; Juan 8:17). Jesús siempre envió a sus testigos de dos en dos.
Los dos testigos que se presentan aquí son, probablemente, Moisés (quien convierte «las aguas en sangre», Apocalipsis 11:6) y Elías (quien «cierra el cielo», v.6), «pues estos dos profetas espolearon la conciencia de toda la gente de la tierra, haciendo que fuera imposible pecar para ellos» (v.10, MSG).
Los dos testigos profetizaron durante 1260 días (cuarenta y dos meses o tres años y medio). Probablemente, se trata de un período simbólico entre la primera y la segunda venida de Jesús.
Justo antes del final, son muertos por la Bestia. Sus cuerpos yacen en «la plaza de la gran ciudad» (v.8) —que es Babilonia o Roma— que tiene los nombres simbólicos de «Sodoma y Egipto», y «donde también fue crucificado su Señor» (v.8), es decir Jerusalén.
Durante un corto tiempo («tres días y medio», v.9), todo el mundo se alegra de su muerte (v.10). Entonces, Dios los resucita: «Entró en ellos un aliento de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie, y quienes los observaban quedaron sobrecogidos de terror» (v.11), y fueron llevados al cielo al acercarse el tiempo del juicio final (vv.12-13).
Este es el momento en el que suenan las siete trompetas. Hay una secuencia que se desarrolla en tres fases. Primero, el reino de Dios llega al fin en toda su integridad (v.15). Después, la iglesia completa («los veinticuatro ancianos», v.16) adora al Rey. Postrando sus rostros, adoran a Dios diciendo:
«Señor, Dios Todopoderoso,
QUE ERES Y QUE ERAS,
te damos gracias porque has asumido tu gran poder
y has comenzado a reinar»(v.17).
Tercero, comienza el juicio final (v.18). Los destructores serán destruidos. Dios premiará a sus «profetas y santos»; los «pequeños y los grandes» serán recompensados.
Como ocurre siempre en Apocalipsis, estas escenas son simbólicas. Moisés y Elías, los dos testigos de Dios, son figuras de gran valor y gran poder, las cuales se encuentran con una gran oposición y sufrimiento antes de que finalmente sean vindicados.
Esta es la realidad de lo que tienes que esperar en este periodo entre la primera y la segunda venida de Jesús, que es el período en el que vives ahora. Hay una lucha entre el reino de Dios y el reino de la «bestia». Pero es una lucha cuyo resultado final conoces.
Tus luchas tendrán un final. El inocente ya no sufrirá más. Hay una gran esperanza para el futuro. Jesús regresará y reinará por los siglos de los siglos.
Oración
Señor, gracias porque un día el reino de este mundo se convertirá en el reino de nuestro Señor y su Cristo, y porque reinarás por los siglos de los siglos.
Esdras 4:6-5:17
6 También al comienzo del reinado de Jerjes, aquellos enemigos enviaron una carta en la cual acusaban a los habitantes de Judá y de Jerusalén. 7 Luego, cuando Artajerjes llegó a ser rey de Persia, también a él Bislán, Mitrídates, Tabel y sus demás compañeros le enviaron una carta, que fue traducida al arameo.
8 Además, el comandante Rejún y el cronista Simsay enviaron a Artajerjes una carta en contra de los habitantes de Jerusalén. La carta decía:
9 El comandante Rejún y el cronista Simsay escriben esta carta, junto con sus compañeros los jueces, gobernadores y funcionarios de Persia, Érec, Babilonia y Susa (es decir, Elam). 10 Esta carta la suscriben también las demás naciones que el grande y noble Asnapar llevó cautivas y estableció en la ciudad de Samaria y en las otras provincias al oeste del río Éufrates.
11 Al rey Artajerjes, de parte de sus siervos que habitan al oeste del río Éufrates:
12 Sepa Su Majestad que los judíos enviados por usted han llegado a Jerusalén y están reconstruyendo esa ciudad rebelde y mala. Ya están echados los cimientos.
13 Sepa también Su Majestad que si esta gente reconstruye la ciudad y termina la muralla, sus habitantes se rebelarán y no pagarán tributos, ni impuestos ni contribución alguna, lo cual sería perjudicial para el tesoro real. 14 Como nosotros somos vasallos de Su Majestad, no podemos permitir que se le deshonre. Por eso le enviamos esta denuncia. 15 Pida Su Majestad que se investigue en los archivos donde están las crónicas de los reyes que lo han precedido. Así comprobará que esta ciudad ha sido rebelde y nociva para los reyes y las provincias, y que fue destruida porque hace ya mucho tiempo allí se fraguaron sediciones. 16 Por eso le advertimos que, si esa ciudad es reconstruida y la muralla levantada, Su Majestad perderá el dominio de la región al oeste del Éufrates.
17 En respuesta, el rey les escribió:
Al comandante Rejún y al cronista Simsay, y al resto de sus compañeros que viven en Samaria y en las otras regiones al oeste del río Éufrates:
Saludos.
18 La carta que ustedes enviaron ha sido traducida y leída en mi presencia. 19 Di orden de investigar en los archivos y, en efecto, se encontró que anteriormente en dicha ciudad se fraguaron sediciones y se tramaron rebeliones contra los reyes; 20 que en Jerusalén hubo reyes poderosos, gobernantes de toda la región al oeste del río Éufrates, a quienes se les pagaban impuestos, tributos y rentas. 21 Por eso, ordénenles a esos hombres que cesen sus labores, que suspendan la reconstrucción de la ciudad, hasta que yo promulgue un nuevo edicto. 22 Sean diligentes en hacer cumplir esta orden, para que no crezca la amenaza de perjuicio a los intereses reales.
23 En cuanto la carta del rey Artajerjes se leyó en presencia de Rejún, del cronista Simsay y de sus compañeros, todos ellos fueron a Jerusalén y, por la fuerza de las armas, obligaron a los judíos a detener la obra. 24 De este modo el trabajo de reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén quedó suspendido hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.
Se reinicia la reconstrucción del templo
5Los profetas Hageo y Zacarías hijo de Idó profetizaron a los judíos que estaban en Judá y Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel, que velaba por ellos. 2 Entonces Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac se dispusieron a continuar la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Y los profetas estaban con ellos ayudándolos.
3 En ese mismo tiempo, Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, se presentaron ante los judíos y les preguntaron: «¿Quién los autorizó a reconstruir ese templo y restaurar su estructura?» 4 Y añadieron: «¿Cómo se llaman los que están reconstruyendo ese edificio?» 5 Pero como Dios velaba por los dirigentes judíos, no los obligaron a interrumpir el trabajo hasta que se consultara a Darío y éste respondiera por escrito.
6 Entonces Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, que eran los funcionarios del gobierno de esa provincia, enviaron una carta al rey Darío, 7 la cual decía:
Al rey Darío:
Un cordial saludo.
8 Ponemos en conocimiento de Su Majestad que fuimos a la provincia de Judá, al templo del gran Dios, y vimos que se está reconstruyendo con grandes piedras, y que sus paredes se están recubriendo con madera. El trabajo se hace con esmero y avanza rápidamente.
9 A los dirigentes les preguntamos quién los había autorizado a reconstruir ese templo y restaurar su estructura, 10 y cómo se llaman los que dirigen la obra, para comunicárselo por escrito a Su Majestad.
11 Ellos nos respondieron:
«Somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que fue edificado y terminado hace ya mucho tiempo por un gran rey de Israel. 12 Pero como nuestros antepasados provocaron a ira al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo que destruyó este templo y que llevó al pueblo cautivo a Babilonia.
13 »Pero más tarde, en el primer año de su reinado, Ciro, rey de Babilonia, ordenó que este templo de Dios fuera reconstruido. 14 También hizo sacar del templo de Babilonia los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor se había llevado del templo de Jerusalén y había puesto en el templo de Babilonia, y se los entregó a Sesbasar, a quien había nombrado gobernador. 15 Ciro, pues, ordenó a Sesbasar que tomara esos utensilios y los devolviera al templo de Jerusalén, y que reedificara en el mismo sitio el templo de Dios. 16 Entonces Sesbasar llegó a Jerusalén y echó los cimientos del templo de Dios. Desde entonces se ha estado trabajando en su reconstrucción, pero aún no se ha terminado.»
17 Ahora bien, si Su Majestad lo considera conveniente, pedimos que se investiguen los archivos donde están las crónicas de los reyes de Babilonia, para saber si es verdad que el rey Ciro ordenó la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Además solicitamos que se nos dé a conocer la decisión de Su Majestad con respecto a este asunto.
Comentario
3. Confía en tu Rey
¿Has sido acusado injustamente alguna vez o criticado de manera muy injusta ante tu jefe u otra persona con autoridad?
¿Has sentido alguna vez que la obra de Dios estaba siendo obstaculizada o incluso detenida por la oposición, por la administración local, tu jefe en el trabajo o por otros con autoridad?
Los líderes humanos son poderosos y pueden usar su poder para el bien y para el mal. Artajerjes era rey de Persia (4:7). Recibió la que podría ser descrita como uno de esas «temidas cartas». Era una misiva de aquellos que se oponían a Dios. Estaba llena de adulaciones, medias verdades e incluso mentiras.
Los autores de la carta intentaron hacerlo sonar como si estuvieran siendo de mucha ayuda para el rey: «Sepa Su Majestad… » (vv.12-13) y describen a Jerusalén como una ciudad rebelde y perversa. En ese entonces, como ahora, el dinero tenía un poder desproporcionado y la amenaza de que «no pagarán tributos, ni impuestos ni contribución alguna, lo cual sería perjudicial para el tesoro real» (v.13) era poderosa, igual que la sugerencia de que el rey sería «deshonrado» (v.14) por aquella ciudad rebelde y problemática. El resultado es que la obra de la reconstrucción del Templo y de Jerusalén se suspendió. (v.24).
Si estás del lado donde se reciben hostilidades así, da mucho ánimo saber que no eres el único que recibe cartas de «acusación» (v.6) de gente que se siente amenazada (v.22) y querría detener la obra (v.21). Sabemos que, al final, ninguna oposición así puede triunfar si Dios está tras los planes. Pero la oposición puede hacer que las cosas se estanquen y hacer que el trabajo se suspenda.
Al final, aquellos acusadores no tuvieron éxito. Otro rey surgió y se nos dice que «Dios velaba por los dirigentes» (5:5).
Al rey Darío le fue enviado un informe favorable. Este mencionaba a un gran rey de Israel que construyó y terminó el Templo (v.11), así como el permiso dado por Ciro, el rey de Babilonia (v.13).
En última instancia, puedes confiar en el gobierno soberano de Dios: «En las manos del Señor el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado» (Proverbios 21:1). No pongas tu confianza última en líderes humanos; confía en Dios tu Rey.
Los líderes humanos van y vienen. Algunos son buenos, otros son malos. Pero Dios tiene el control último de la historia.
Oración
Señor, gracias porque todo reinado verdadero apunta, en última instancia, a Tu realeza. Tú eres mi Dios, Rey mío. Oro para que vea avanzar Tu reino en mi vecindario, ciudad y nación. Que venga Tu reino.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Salmo 145:4
«Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas».
Tenemos la responsabilidad de transmitir el evangelio a la próxima generación, y de contar las historias de las extraordinarias cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas.
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Referencias
Notas:
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