La alianza de amor
Introducción
Cuando mi hija se casó, la llevé del brazo en su recorrido por el pasillo. En su amor desbordante del uno por el otro, ella y su esposo se prometieron lealtad exclusiva en el frente de la iglesia, ante toda su familia y sus amigos. Hicieron una alianza de amor. Fue una ocasión llena de amor.
Una alianza son dos personas o dos partes que acuerdan una unión formal. La realización de alianzas era una característica común del mundo antiguo. Una alianza se solía sellar mediante una acción solemne, como por ejemplo un sacrificio de sangre.
La idea de alianza es tan importante en la Biblia cristiana que las dos partes de la misma se llaman Antiguo y Nuevo Testamento («Testamentum» es la palabra latina para alianza o pacto). Aunque la nueva alianza fue diferente de la antigua, ambas alianzas provinieron del amor sobreabundante de Dios por ti.
Salmos 148:7-14
7 Alaben al Señor desde la tierra
los monstruos marinos y las profundidades del mar,
8 el relámpago y el granizo, la nieve y la neblina,
el viento tempestuoso que cumple su mandato,
9 los montes y las colinas,
los árboles frutales y todos los cedros,
10 los animales salvajes y los domésticos,
los reptiles y las aves,
11 los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra,
12 los jóvenes y las jóvenes,
los ancianos y los niños.
13 Alaben el nombre del Señor,
porque sólo su nombre es excelso;
su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos.
14 ¡Él ha dado poder a su pueblo!
¡A él sea la alabanza de todos sus fieles,
de los hijos de Israel, su pueblo cercano!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Comentario
1. Alaba a Dios por Su íntima amistad
¿Sabías que puedes ser un «amigo íntimo» de Dios? En palabras de The Message, esto es lo que significa ser parte de «su pueblo» que «ama a Dios» (v.14, MSG). En esto consiste la alianza de amor de Dios.
El corazón del salmista desborda de alabanza como resultado del amor de Dios por él. Llama a todo el mundo creado a alabar a Dios, así como a toda la humanidad (vv.7-12): «Alaben el nombre del Señor, porque solo su nombre es excelso» (v.13).
La culminación de este salmo está en el versículo 14: «Él ha suscitado para su pueblo un cuerno, la alabanza de todos sus santos, de Israel, de la gente cercana a su corazón, los “amigos íntimos de Dios”» (MSG).
Un «cuerno» simboliza la fuerza del Señor, y esto encontró su cumplimiento en Jesús: «Y nos alzó un cuerno de salvación en la casa de David su siervo» (Lucas 1:69, RVA). Hizo esto por Su gran amor por nosotros; hizo una alianza de amor porque quiere un pueblo cercano a Su corazón. No es de extrañar que el salmista acabe prorrumpiendo en un grito de «¡Alabado sea el Señor!» (Salmo 148:14).
Oración
Señor, gracias porque haces una alianza conmigo, porque me acercas a Tu corazón y me llamas Tu amigo íntimo.
Apocalipsis 19:11-21
El jinete del caballo blanco
11 Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra. 12 Sus ojos resplandecen como llamas de fuego, y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino sólo él. 13 Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es «el Verbo de Dios». 14 Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio. 15 De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. «Las gobernará con puño de hierro.» Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso. 16 En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre:
REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
17 Vi a un ángel que, parado sobre el sol, gritaba a todas las aves que vuelan en medio del cielo: «Vengan, reúnanse para la gran cena de Dios, 18 para que coman carne de reyes, de jefes militares y de magnates; carne de caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gente, libres y esclavos, grandes y pequeños.»
19 Entonces vi a la bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos, reunidos para hacer guerra contra el jinete de aquel caballo y contra su ejército. 20 Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Éste es el que hacía señales milagrosas en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre. 21 Los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del que montaba a caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos.
Comentario
2. Da gracias a Jesús porque pagó el precio
La alianza de Dios tiene un precio, pero este precio ha sido pagado, no por nosotros sino por el mismo Dios en la persona de Jesús, cuya sangre fue derramada por ti. Juan ve a Jesús montando a lomos de un caballo blanco. Lo describe con cuatro nombres:
- El fiel y verdadero
«Con justicia dicta sentencia» (v.11). Él atraviesa los secretos de nuestros corazones («sus ojos resplandecen como llamas de fuego», v.12a). Tiene la autoridad universal («muchas diademas ciñen su cabeza», v.12b). Pero, a pesar de nuestra infidelidad, él es «fiel y verdadero» (v.11).
A lo largo de la Biblia leemos acerca de la fidelidad de Dios a Su alianza y Sus promesas. Por encima de todo, la fidelidad de Dios se ve en Jesús, aquel que es «fiel y verdadero».
- El nombre que solo Jesús conoce
Segundo, «lleva escrito un nombre que nadie conoce sino solo él» (v.12c). La revelación de Dios de sí mismo en Jesús no estará completa hasta que lo veamos cara a cara (1 Corintios 13:12).
- La Palabra de Dios
Tercero, «su nombre es el Verbo de Dios» (Apocalipsis 19:13). La Palabra de Dios es la manera mediante la cual Dios se comunica con nosotros. La revelación suprema de Dios es en la persona de Jesús, la Palabra de Dios (Juan 1:1).
«Está vestido de un manto teñido en sangre» (Apocalipsis 19:13a). Esta es la prueba de Su abundante amor por ti. Esta es «la sangre de la alianza» (Mateo 26:28). La sangre de Jesús fue derramada por ti.
- El Rey de reyes y Señor de señores
Cuarto, él es el «Rey de reyes y Señor de señores» (Apocalipsis 19:16). Este es el nombre que lleva escrito en su manto y sobre el muslo. Lidera a la iglesia que está «vestida de lino fino, blanco y limpio» (v.14). Este es aquel ante quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es Señor (Filipenses 2:9-11).
Ningún mal puede prevalecer frente a Jesús. En última instancia, todo el mal será destruido. La batalla final (Apocalipsis 19:17-21) no será en absoluto una batalla. Los poderes demoníacos serán arrojados «al lago de fuego y azufre» (v.20), y los enemigos de Dios que se oponen a Cristo serán despojados de su poder de una vez para siempre (v.21). Todas estas imágenes dramáticas están ahí para mostrarnos cómo será la victoria total de Jesús.
La gran victoria de Dios ya ha sido ganada por el que es fiel y verdadero. Por medio de la cruz y la resurrección, él ha vencido ya a los poderes del mal (Colosenses 2:15). La victoria acerca de la que leemos aquí, es una conclusión olvidada cuando Jesús llega a la escena.
Oración
Señor, gracias por tu alianza sacrifical de amor y gracias porque eres fiel y verdadero, sobreabundante en amor, y porque un día te veremos cara a cara.
Nehemías 9:1-37
Los israelitas confiesan sus pecados
9El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. 2 Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados, 3 y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del Señor su Dios, y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron. 4 Luego los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní subieron a la plataforma y en alta voz invocaron al Señor su Dios. 5 Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron:
«¡Vamos, bendigan al Señor su Dios
desde ahora y para siempre!
¡Bendito seas, Señor!
¡Sea exaltado tu glorioso nombre,
que está por encima de toda bendición y alabanza!
6 »¡Sólo tú eres el Señor!
Tú has hecho los cielos,
y los cielos de los cielos
con todas sus estrellas.
Tú le das vida a todo lo creado:
la tierra y el mar
con todo lo que hay en ellos.
¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!
7 »Tú, Señor y Dios,
fuiste quien escogió a Abram.
Tú lo sacaste de Ur de los caldeos
y le pusiste por nombre Abraham.
8 Descubriste en él un corazón fiel;
por eso hiciste con él un pacto.
Le prometiste que a sus descendientes
les darías la tierra de los cananeos,
de los hititas, amorreos y ferezeos,
de los jebuseos y gergeseos.
Y cumpliste tu palabra
porque eres justo.
9 »En Egipto viste la aflicción de nuestros padres;
junto al Mar Rojo escuchaste sus lamentos.
10 Lanzaste grandes señales y maravillas
contra el faraón, sus siervos y toda su gente,
porque viste la insolencia
con que habían tratado a tu pueblo.
Fue así como te ganaste
la buena fama que hoy tienes.
11 A la vista de ellos abriste el mar,
y lo cruzaron sobre terreno seco.
Pero arrojaste a sus perseguidores
en lo más profundo del mar,
como piedra en aguas caudalosas.
12 Con una columna de nube los guiaste de día,
con una columna de fuego los guiaste de noche:
les alumbraste el camino que debían seguir.
13 »Descendiste al monte Sinaí;
desde el cielo les hablaste.
Les diste juicios rectos y leyes verdaderas,
estatutos y mandamientos buenos.
14 Les diste a conocer tu sábado santo,
y por medio de tu servidor Moisés
les entregaste tus mandamientos,
estatutos y leyes.
15 »Saciaste su hambre con pan del cielo;
calmaste su sed con agua de la roca.
Les diste posesión de la tierra
que bajo juramento les habías prometido.
16 Pero ellos y nuestros padres fueron altivos;
no quisieron obedecer tus mandamientos.
17 Se negaron a escucharte;
no se acordaron de las maravillas
que hiciste por ellos.
Fue tanta su terquedad y rebeldía
que hasta se nombraron un jefe
para que los hiciera volver
a la esclavitud de Egipto.
Pero tú no los abandonaste
porque eres Dios perdonador,
clemente y compasivo,
lento para la ira y grande en amor.
18 »Y a pesar de que se hicieron
un becerro de metal fundido
y dijeron: “Éste es tu dios
que te hizo subir de Egipto”,
y aunque fueron terribles
las ofensas que cometieron,
19 tú no los abandonaste en el desierto
porque eres muy compasivo.
»Jamás se apartó de ellos la columna de nube
que los guiaba de día por el camino;
ni dejó de alumbrarlos la columna de fuego
que de noche les mostraba por dónde ir.
20 »Con tu buen Espíritu les diste entendimiento.
No les quitaste tu maná de la boca;
les diste agua para calmar su sed.
21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto.
¡Nada les faltó!
No se desgastaron sus vestidos
ni se les hincharon los pies.
22 »Les entregaste reinos y pueblos,
y asignaste a cada cual su territorio.
Conquistaron las tierras de Og y de Sijón,
que eran reyes de Hesbón y de Basán.
23 Multiplicaste sus hijos
como las estrellas del cielo;
los hiciste entrar en la tierra
que bajo juramento les prometiste a sus padres.
24 Y sus hijos entraron en la tierra
y tomaron posesión de ella.
Ante ellos sometiste a los cananeos que la habitaban;
les entregaste reyes y pueblos de esa tierra,
para que hicieran con ellos lo que quisieran.
25 Conquistaron ciudades fortificadas
y una tierra fértil;
se adueñaron de casas repletas de bienes,
de cisternas, viñedos y olivares,
y de gran cantidad de árboles frutales.
Comieron y se hartaron y engordaron;
¡disfrutaron de tu gran bondad!
26 »Pero fueron desobedientes:
se rebelaron contra ti,
rechazaron tu ley,
mataron a tus profetas
que los convocaban a volverse a ti;
¡te ofendieron mucho!
27 Por eso los entregaste a sus enemigos,
y éstos los oprimieron.
En tiempo de angustia clamaron a ti,
y desde el cielo los escuchaste;
por tu inmensa compasión les enviaste salvadores
para que los liberaran de sus enemigos.
28 Pero en cuanto eran liberados,
volvían a hacer lo que te ofende;
tú los entregabas a sus enemigos,
y ellos los dominaban.
De nuevo clamaban a ti,
y desde el cielo los escuchabas.
¡Por tu inmensa compasión
muchas veces los libraste!
29 Les advertiste que volvieran a tu ley,
pero ellos actuaron con soberbia
y no obedecieron tus mandamientos.
Pecaron contra tus normas,
que dan vida a quien las obedece.
En su rebeldía, te rechazaron;
fueron tercos y no quisieron escuchar.
30 »Por años les tuviste paciencia;
con tu Espíritu los amonestaste
por medio de tus profetas,
pero ellos no quisieron escuchar.
Por eso los dejaste caer en manos
de los pueblos de esa tierra.
31 Sin embargo, es tal tu compasión
que no los destruiste ni abandonaste,
porque eres Dios clemente y compasivo.
32 »Y ahora, Dios nuestro,
Dios grande, temible y poderoso,
que cumples el pacto y eres fiel,
no tengas en poco los sufrimientos
que han padecido nuestros reyes,
gobernantes, sacerdotes y profetas,
nuestros padres y todo tu pueblo,
desde los reyes de Asiria hasta hoy.
33 Tú has sido justo en todo
lo que nos ha sucedido,
porque actúas con fidelidad.
Nosotros, en cambio, actuamos con maldad.
34 Nuestros reyes y gobernantes,
nuestros sacerdotes y antepasados
desobedecieron tu ley
y no acataron tus mandamientos
ni las advertencias con que los amonestabas.
35 Pero ellos, durante su reinado,
no quisieron servirte
ni abandonar sus malas obras,
a pesar de que les diste muchos bienes
y les regalaste una tierra extensa y fértil.
36 »Por eso ahora somos esclavos,
esclavos en la tierra
que les diste a nuestros padres
para que gozaran de sus frutos y sus bienes.
37 Sus abundantes cosechas son ahora de los reyes
que nos has impuesto por nuestro pecado.
Como tienen el poder, hacen lo que quieren
con nosotros y con nuestro ganado.
¡Grande es nuestra aflicción!
Comentario
3. Confía en Dios por Su provisión
¿Alguna vez te has encontrado en una situación desesperada clamando a Dios pidiendo ayuda, y haciendo todo tipo de promesas acerca de lo que harás si responde a tu oración? Y entonces, cuando Dios responde, ¿te olvidas de ellas y te alejas de Él otra vez?
La historia del pueblo de Dios es muy similar. Cuando Dios nos bendice, podemos volvernos autocomplacientes, comenzar a transigir y caer en el pecado. Entonces, clamamos a Dios y Él nos libera, y tiene misericordia de nosotros. Después, nos volvemos a relajar de nuevo haciéndonos menos exigentes. Ciertamente, a veces he visto que esto era un patrón en mi propia vida. Pero no estamos hechos para vivir así.
Dios hizo una alianza con Su pueblo, empezando por Abraham (v.8). Era una alianza o pacto de amor (v.32). Prometió que proveería «pan del cielo» con el que saciaría su hambre y «agua de la roca» para su sed (v.15). Él quería que ellos vivieran de la fe en Su provisión.
Dios quiere que confíes en Él. Toma hoy la decisión de no preocuparte por el mañana. Confía en que Él proveerá para ti todos los días, de día en día. Dios no solo te ama, sobreabunda de amor por ti. Te ama como si fueras la única persona a la que amar.
Los muros han sido reconstruidos y la ley ha sido leída. Ahora el pueblo reconoce el abundante amor de Dios y Su alianza de amor con ellos. Se dan cuenta de que Dios los ha bendecido de una manera extraordinaria. Así, cuando piensan en sus propias vidas, ven cómo es algo inmerecido.
Se reúnen en ayuno y oración. Se ponen en pie confesando sus pecados y sus maldades (v.2). «Durante tres horas leyeron el libro de la ley del Señor su Dios» (v.3). Sin duda, al oír las palabras, sus pecados son llevados a la luz. «Y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron» (v.3).
Su oración es un modelo de oración. Comienzan por la alabanza. Una vez que han alabado a Dios por Su abundante amor en la creación (vv.5-6), lo alaban por su abundante amor en la historia, que empieza por Su alianza con Abraham (v.8). Recuerdan Su amor y Su fidelidad a Abraham, Moisés y el pueblo (vv.7-15).
Recuerdan que a pesar de toda la sobreabundancia de amor y generosidad de Dios, el pueblo fue «arrogante» y «terco» y «no obedecía» (v.16, MSG).
Pero el amor de Dios sobreabundó: un «Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor \[...\] tú no los abandonaste \[…\] porque eres muy compasivo \[...\]. Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. \[...\] ¡Nada les faltó! \[...\] Les entregaste reinos y pueblos, y asignaste a cada cual su territorio \[...\] ¡disfrutaron de tu gran bondad!» (vv.17-25, MSG).
Al revisar su historia, vemos que el mismo patrón se repite una y otra vez. Dios los bendice pero «fueron desobedientes: se rebelaron contra ti, \[...\]. Por eso los entregaste a sus enemigos, y estos los oprimieron. En tiempo de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste; \[…\]. Pero, en cuanto eran liberados, volvían a hacer lo que te ofende; \[...\]. De nuevo clamaban a ti, y desde el cielo los escuchabas. ¡Por tu inmensa compasión muchas veces los libraste! \[…\]. Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo. \[...\], que cumples el pacto \[la alianza\] y eres fiel» (vv.26-32).
Dios habría de hacer una nueva alianza porque el pueblo era incapaz de cumplir su parte de la alianza. La nueva alianza está sellada por la sangre de Jesús y conlleva que el Espíritu Santo venga a vivir en ti para ayudarte a cumplir con tu parte de la alianza, y a que desbordes en amor a Dios y a los demás.
Oración
Padre, gracias porque has hecho una alianza de amor conmigo, la cual fue sellada por la sangre de Jesús. Gracias porque me has dado tu Espíritu Santo para ayudarme a desbordar de amor hacia Ti y hacia los demás.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Nehemías 9:16–37
El pueblo de Israel parecía caminar en círculo: se rebelaban, eran oprimidos, clamaban a Dios, los rescataba, se olvidaban de Dios y se volvían a rebelar. Yo pensaría que Dios tendría que hartarse de ellos. No creo que yo sea mucho mejor que el pueblo de Israel. Estoy muy contenta de que Dios sea «clemente», «piadoso», «misericordioso», «lento a la ira» y «rico en amor».
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Referencias
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea.
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