Úsalos o Piérdelos
Introducción
Myra Hindley fue una de las asesinas más señaladas del siglo XX cuyos crímenes fueron insólitamente horribles. Aun así, una persona se comprometió a visitarla regularmente mientras estuvo en prisión.
Lord Longford (1905–2001) fue una figura controvertida que pasó gran parte de su vida visitando prisioneros, incluyendo a Myra Hindley. A pesar de todo, nadie puede dudar de su compasión y su fidelidad hacia Dios y hacia aquellos a los que visitó.
Cuando murió, los ex prisioneros se unieron a cientos de dolientes para despedir al hombre que había pasado su vida luchando fielmente por los marginados de la sociedad.
Su inspiración la encontró en las palabras de Jesús que recoge el pasaje de hoy. En su lecho de muerte le preguntó a su esposa: "¿Sabes cuál es la cita más importante de toda la Biblia?". Sus últimas palabras fueron para responder su propia pregunta, citando las palabras de Jesús: «Estuve en la cárcel, y me visitaron» (Mateo 25:36).
La vida no es una competición en la que tengas que ganar. No está diseñada para ser una carrera círculo a ninguna parte. La vida es un enorme privilegio y una oportunidad. Dios te ha confiado con dones y habilidades que quiere que uses. Úsalos o piérdelos. Él es fiel a nosotros y espera que nosotros le seamos fieles.
Salmos 18:43-50
43 Me has librado de una turba amotinada;
me has puesto por encima de los paganos;
me sirve gente que yo no conocía.
44 Apenas me oyen, me obedecen;
son extranjeros, y me rinden homenaje.
45 ¡Esos extraños se descorazonan,
y temblando salen de sus refugios!
46 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca!
¡Exaltado sea Dios mi Salvador!
47 Él es el Dios que me vindica,
el que pone los pueblos a mis pies.
48 Tú me libras del furor de mis enemigos,
me exaltas por encima de mis adversarios,
me salvas de los hombres violentos.
49 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones
y canto salmos a tu nombre.
50 El Señor da grandes victorias a su rey;
a su ungido David y a sus descendientes
les muestra por siempre su gran amor.
Comentario
La fidelidad de Dios
El filósofo Platón dijo: «Sé bondadoso, pues todos los que conoces están librando una dura batalla». La Biblia nos da una razón todavía más fuerte para ser siempre bondadosos. Dios siempre es bondadoso con nosotros. En su fidelidad nos muestra siempre «toda su bondad» (PDT, v.50).
David puede contemplar su vida en retrospectiva y ver cómo Dios ha mostrado un «amor inagotable» con él, sus hijos y sus nietos («sus descendientes» (v.50, NTV). Dios le libró de los ataques de la gente que le cercaba (v.43a) y le puso en una posición de liderazgo que entrañaba una gran responsabilidad (v.43b).
Concedió a David «grandes victorias» (v.50a), le salvó y le exaltó (v.18). David compone este salmo con un acto de alabanza («cantaré alabanzas a tu nombre», v.49b), para agradecer a Dios su fidelidad con su «ungido» (v.50b).
Tú también estás «ungido» (2 Corintios 1:21–22; 1 Juan 2:20). Dios te mostrará su «amor inagotable» (Salmo 18:50, NTV). Él muestra su amor inagotablemente y si quieres ser como Él, has de mostrar amor a los demás inagotablemente.
Oración
Gracias Señor, por tu fidelidad conmigo, porque me has mostrado un amor inagotable. Ayúdame a ser bondadoso con quienes me encuentre.
Mateo 25:14-46
Parábola de las monedas de oro
14 »El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. 15 A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. 16 El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. 17 Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. 18 Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
19 »Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. 20 El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil.” 21 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” 22 Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil.” 23 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”
24 »Después llegó el que había recibido sólo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. 25 Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.” 26 Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? 27 Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses.
28 » ”Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. 30 Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.”
Las ovejas y las cabras
31 »Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. 32 Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. 33 Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda.
34 »Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; 36 necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.” 37 Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” 40 El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”
41 »Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber; 43 fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron.” 44 Ellos también le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?” 45 Él les responderá: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí.”
46 »Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Comentario
Una vida de fidelidad
¿Cómo puedes llegar a ser «fiel» (vv.21,23)?
1. Úsalos o piérdelos
Dios es generoso y bondadoso. El nos da tanto. En la parabola, 'las monedas de oro' (o ‘talento’, como se usa en algunas traducciones y es el origen de la palabra inglesa ‘talent’) representa no solo tu dinero sino también tus dones, habilidades, tiempo, energía, educación, intelecto, fuerza, influencia y oportunidades.
Sé fiel con lo que te hayan dado. No es bueno desear que te hubieran dado más. Simplemente, estás llamado a hacer lo más que puedas con lo que tienes.
Ser fiel significa usar los dones y habilidades que Dios te ha dado. Muchos de nosotros sentimos la tentación de ser como el tercer siervo que dijo que «tenía miedo» (v.25). Escondemos nuestros talentos porque tememos el fracaso y el qué dirán de la gente, o la responsabilidad y el trabajo duro que pueden suponer.
Se dice que 'El mayor error que puedes cometer en esta vida es estar continuamente temiendo cometer un error.'
Los siervos que recibieron cinco y dos talentos se expusieron al riesgo de perderlo todo. Da un paso de fe, usa tus dones y arriésgate al fracaso.
En efecto, Jesús dice «úsalos o piérdelos» (vv.28–30). Si te esfuerzas en sacar el mayor partido a lo que tienes, Dios te dará más y te dirá: «Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!»(vv.21,23).
2. Ver al menor y al último como Jesús disfrazado
Jesús dijo: «Cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”» (v.40). Nos dice que la fidelidad a l se muestra en lo que hacemos por los más vulnerables y los más necesitados de nuestro mundo (vv.35–36,42–43):
- El hambriento
Millones de personas están muriendo de hambre. Cada vez que alimentas al hambriento, te encuentras con Jesús. La madre Teresa dijo que «los moribundos, los no deseados y los que nadie ama, son Jesús disfrazado».
- El extranjero
No tener techo, ser refugiado o demandante de asilo, constituyen algunas de las experiencias más dolorosas en la vida. Cuando te encuentras con personas que son «extranjeras», les das cobijo y les invitas a entrar en tu comunidad, te estás encontrando con Jesús (vv.35b,38).
- El enfermo
Otra manera en la que te puedes encontrar con Jesús es ministrando a quienes están enfermos, ya sea que estén en el hospital, en sus casas o en la iglesia. Cada vez que oras por los enfermos tienes la oportunidad de encontrarte con Jesús.
- Los prisioneros
Con frecuencia, aquellos que están encarcelados provienen de la categoría de los 'los últimos y los más despreciados' de nuestra sociedad. Jesús nos desafía a imitar su aceptación y su amor por los 'pecadores'. Necesitamos recordar que también nosotros somos pecadores redimidos. Muchos prisioneros han cometido crímenes terribles y, a pesar de eso, Jesús los ama y nos llama a amarlos también.
Ir a la cárcel a asistir a los prisioneros y poder mentorear a los que ya han salido de ella, es un privilegio enorme. Recuerdo al capellán general de prisiones relatando cómo la primera vez que entró en una cárcel pensaba que llevaba a Jesús consigo. No tardó en darse cuenta de que Jesús ya estaba allí. Nos contó que desde aquel día comenzó a ir a la prisión para encontrarse con Jesús.
En todas estas áreas Jesús dice que «cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!» (v.40). Jesús nos previene de que cuando regrese en Gloria habrá un juicio (vv.31–33), el cual conllevará una división que sorprenderá a la gente (v.37,44). La manera en la que respondemos a Jesús, tiene consecuencias eternas (vv.30,46).
Oración
Señor, ayúdame a ser fiel y usar los dones y capacidades que tú me has dado. Gracias porque cuando tiendo la mano a los últimos y los despreciados, te encuentro a ti.
Job 40:3-42:17
3 Entonces Job le respondió:
4 «¿Qué puedo responderte, si soy tan indigno?
¡Me tapo la boca con la mano!
5 Hablé una vez, y no voy a responder;
hablé otra vez, y no voy a insistir.»
6 El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:
7 «Prepárate a hacerme frente.
Yo te cuestionaré, y tú me responderás.
8 »¿Vas acaso a invalidar mi justicia?
¿Me harás quedar mal para que tú quedes bien?
9 ¿Tienes acaso un brazo como el mío?
¿Puede tu voz tronar como la mía?
10 Si es así, cúbrete de gloria y esplendor;
revístete de honra y majestad.
11 Da rienda suelta a la furia de tu ira;
mira a los orgullosos, y humíllalos;
12 mira a los soberbios, y somételos;
aplasta a los malvados donde se hallen.
13 Entiérralos a todos en el polvo;
amortaja sus rostros en la fosa.
14 Yo, por mi parte, reconoceré
que en tu mano derecha está la salvación.
15 »Mira a Behemot, criatura mía igual que tú,
que se alimenta de hierba, como los bueyes.
16 ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos!
¡Su poder está en los músculos de su vientre!
17 Su rabo se mece como un cedro;
los tendones de sus muslos se entrelazan.
18 Sus huesos son como barras de bronce;
sus piernas parecen barrotes de hierro.
19 Entre mis obras ocupa el primer lugar,
sólo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada.
20 Los montes le brindan sus frutos;
allí juguetean todos los animales salvajes.
21 Debajo de los lotos se tiende a descansar;
se oculta entre los juncos del pantano.
22 Los lotos le brindan su sombra;
los álamos junto al río lo envuelven.
23 Vacía un río entero sin apresurarse;
con toda calma se traga el Jordán.
24 ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo?
¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz?
41»¿Puedes pescar a Leviatán con un anzuelo,
o atarle la lengua con una cuerda?
2 ¿Puedes ponerle un cordel en la nariz,
o perforarle la quijada con un gancho?
3 ¿Acaso amablemente va a pedirte
o suplicarte que le tengas compasión?
4 ¿Acaso va a comprometerse
a ser tu esclavo de por vida?
5 ¿Podrás jugar con él como juegas con los pájaros,
o atarlo para que tus niñas se entretengan?
6 ¿Podrán los mercaderes ofrecerlo como mercancía,
o cortarlo en pedazos para venderlo?
7 ¿Puedes atravesarle la piel con lanzas,
o la cabeza con arpones?
8 Si llegas a ponerle la mano encima,
¡jamás te olvidarás de esa batalla,
y no querrás repetir la experiencia!
9 Vana es la pretensión de llegar a someterlo;
basta con verlo para desmayarse.
10 No hay quien se atreva siquiera a provocarlo;
¿quién, pues, podría hacerle frente?
11 ¿Y quién tiene alguna cuenta que cobrarme?
¡Mío es todo cuanto hay bajo los cielos!
12 »No puedo dejar de mencionar sus extremidades,
su fuerza y su elegante apariencia.
13 ¿Quién puede despojarlo de su coraza?
¿Quién puede acercarse a él y ponerle un freno?
14 ¿Quién se atreve a abrir el abismo de sus fauces,
coronadas de terribles colmillos?
15 Tiene el lomo recubierto de hileras de escudos,
todos ellos unidos en cerrado tejido;
16 tan juntos están uno al otro
que no dejan pasar ni el aire;
17 tan prendidos están uno del otro,
tan unidos entre sí, que no pueden separarse.
18 Resopla y lanza deslumbrantes relámpagos;
sus ojos se parecen a los rayos de la aurora.
19 Ascuas de fuego brotan de su hocico;
chispas de lumbre salen disparadas.
20 Lanza humo por la nariz,
como olla hirviendo sobre un fuego de juncos.
21 Con su aliento enciende los carbones,
y lanza fuego por la boca.
22 En su cuello radica su fuerza;
ante él, todo el mundo pierde el ánimo.
23 Los pliegues de su piel son un tejido apretado;
firmes son, e inconmovibles.
24 Duro es su pecho, como una roca;
sólido, cual piedra de molino.
25 Cuando se yergue, los poderosos tiemblan;
cuando se sacude, emprenden la huida.
26 La espada, aunque lo alcance, no lo hiere,
ni lo hieren tampoco los dardos,
ni las lanzas y las jabalinas.
27 Al hierro lo trata como a paja,
y al bronce como a madera podrida.
28 No lo hacen huir las flechas;
ve como paja las piedras de las hondas.
29 Los golpes del mazo apenas le hacen cosquillas;
se burla del silbido de la lanza.
30 Sus costados son dentados tiestos
que en el fango van dejando huellas de rastrillos.
31 Hace hervir las profundidades como un caldero;
agita los mares como un frasco de ungüento.
32 Una estela brillante va dejando tras de sí,
cual si fuera la blanca cabellera del abismo.
33 Es un monstruo que a nada teme;
nada hay en el mundo que se le parezca.
34 Mira con desdén a todos los poderosos;
¡él es rey de todos los soberbios!»
Respuesta de Job
42Job respondió entonces al Señor. Le dijo:
2 «Yo sé bien que tú lo puedes todo,
que no es posible frustrar ninguno de tus planes.
3 “¿Quién es éste —has preguntado—,
que sin conocimiento oscurece mi consejo?”
Reconozco que he hablado de cosas
que no alcanzo a comprender,
de cosas demasiado maravillosas
que me son desconocidas.
4 »“Ahora escúchame, que voy a hablar —dijiste—;
yo te cuestionaré, y tú me responderás.”
5 De oídas había oído hablar de ti,
pero ahora te veo con mis propios ojos.
6 Por tanto, me retracto de lo que he dicho,
y me arrepiento en polvo y ceniza.»
Epílogo
7 Después de haberle dicho todo esto a Job, el Señor se dirigió a Elifaz de Temán y le dijo: «Estoy muy irritado contigo y con tus dos amigos porque, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad. 8 Tomen ahora siete toros y siete carneros, y vayan con mi siervo Job y ofrezcan un holocausto por ustedes mismos. Mi siervo Job orará por ustedes, y yo atenderé a su oración y no los haré quedar en vergüenza. Y conste que, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad.»
9 Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de Namat fueron y cumplieron con lo que el Señor les había ordenado, y el Señor atendió a la oración de Job.
10 Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía. 11 Todos sus hermanos y hermanas, y todos los que antes lo habían conocido, fueron a su casa y celebraron con él un banquete. Lo animaron y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor le había enviado, y cada uno de ellos le dio una moneda de plata y un anillo de oro.
12 El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13 Tuvo también catorce hijos y tres hijas. 14 A la primera de ellas le puso por nombre Paloma, a la segunda la llamó Canela, y a la tercera, Linda. 15 No había en todo el país mujeres tan bellas como las hijas de Job. Su padre les dejó una herencia, lo mismo que a sus hermanos.
16 Después de estos sucesos Job vivió ciento cuarenta años. Llegó a ver a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Disfrutó de una larga vida y murió en plena ancianidad.
Comentario
La fidelidad de Job
Dios tiene un plan maestro para ti desde el momento de tu concepción. También tenía un plan maestro para Job. Desde el inicio, Dios había planeado la restauración y la bendición de Job.
Job es recordado en la historia por su fidelidad. El apóstol Santiago dice: «Han oído hablar de la perseverancia de Job, y han visto lo que al final le dio el Señor» (Santiago 5:11).
Una vez más, Dios lanza preguntas a Job haciéndole caer en la cuenta de que simplemente algunas cosas son «tan maravillosas que no las puedo comprender» (Job 42:3b, DHH). Job se aferra a la fidelidad de Dios: «Sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes» (v.2). Es maravilloso aferrarse a esta promesa de Dios cuando los sucesos de tu vida no van según tus planes. Dios tiene un plan maestro para ti, el cual no se verá frustrado.
Dios no nos da una vida carente de problemas ni responde a todas nuestras preguntas, pero nos asegura que Él está con nosotros en nuestras dificultades.
Dios le dice a Job que ore por sus amigos que le han hecho daño, abandonado, acusado injustamente y criticado (vv.7-8). Job les absolvió, mostrándoles su perdón absoluto al orar por ellos. Al interceder por ellos, Dios no solo aceptó la oración por sus amigos sino que también «lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía»(vv.7–8).
Joyce Meyer escribe que «si haces las cosas a la manera de Dios, Él te dará el doble a cambio de tus dificultades». «El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros» (v.12). Al igual que con David, Dios mostró su amor para él y su descendencia (v.16).
Job es dado como ejemplo por su perseverancia ante el sufrimiento (Santiago 5:10-11). Satanás creyó que el sufrimiento haría que Job se apartara de Dios. La perseverancia de Job demostró que Satanás estaba equivocado. Aunque con una honestidad descarnada en ocasiones, Job pudo, a pesar de todo, mantener su alabanza a Dios en los momentos buenos y en los de grandes pruebas.
Su perseverancia es un ejemplo de cómo tenemos que responder al sufrimiento. Satánas es derrotado cuando respondes con una perseverancia fiel. Job es una 'imagen' de Cristo. Por medio de la perseverancia fiel en respuesta a su sufrimiento en la cruz, Satanás ha sido completamente derrotado, de una vez y por todas.
Oración
Señor, ayúdame a mantenerme fiel con mis talentos, en la oración por mis amigos y a perseverar como Job.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Mateo 25:14–30, a primera vista, este pasaje no parece justo en absoluto (se da más a la persona que más tiene). Siento pena por el hombre a quien le pudo el miedo para no usar su talento. Me puedo sentir identificada con la situación. A veces, el miedo a fallar o no querer parecer un tonto puede detenernos. Pero Dios nos ha hecho como somos para un propósito que solo nosotros podemos cumplir.
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Referencias
Escritura tomada de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional TM, NVI TM Copyright © 1999, 2005, 2015 por Bíblica, Inc. Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.