Día 53

Tiempo con Jesús

Sabiduría Salmos 25:1-7
Nuevo Testamento Marcos 6:30-56
Antiguo Testamento Éxodo 31:1-33:6

Introducción

Me encontré con Jesús por primera vez en 1974. Estoy muy agradecido con aquellos que desde el principio me enseñaron la importancia de lo que denominaban «el tiempo tranquilo».

La antigua expresión «el tiempo tranquilo» (que significa apartar tiempo para leer la Biblia y orar) probablemente tiene su origen en las palabras de Jesús recogidas en el pasaje del Nuevo Testamento de hoy: «Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo» (Marcos 6:31). He empezado mi día de esta manera prácticamente cada mañana desde los dieciocho años. Intento pasar tiempo con Jesús yo solo, en un lugar tranquilo. A veces es muy breve, otras más largo. De la misma manera que no me gusta comenzar el día sin desayuno, no puedo imaginarme comenzar el día sin el alimento espiritual.

Casi siempre empiezo por leer la Biblia, pues creo que es más importante que Jesús me hable a mí, a que yo le hable a él. Mis pensamientos para cada día son ahora la base de las notas que enviamos en la Biblia en un año.

Sabiduría

Salmos 25:1-7

Salmo 25

Salmo de David.

1 A ti, Señor, elevo mi alma;
2 mi Dios, en ti confío;
no permitas que sea yo humillado,
no dejes que mis enemigos se burlen de mí.
3 Quien en ti pone su esperanza
jamás será avergonzado;
pero quedarán en vergüenza
los que traicionan sin razón.
4 Señor, hazme conocer tus caminos;
muéstrame tus sendas.
5 Encamíname en tu verdad, ¡enséñame!
Tú eres mi Dios y Salvador;
¡en ti pongo mi esperanza todo el día!
6 Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
que siempre me has mostrado;
7 olvida los pecados y transgresiones
que cometí en mi juventud.
Acuérdate de mí según tu gran amor,
porque tú, Señor, eres bueno.

Comentario

Tiempo para mirar a Dios

¿Te has sentido alguna vez intimidado por las circunstancias? ¿Alguna vez te ha embargado el temor de fracasar y acabar decepcionado o incluso avergonzado?

David claramente tenía esos miedos y nos da un ejemplo de cómo empezar un tiempo tranquilo. Empieza diciendo «a ti, Señor, elevo mi alma» (v.1). Está determinado a confiar en Dios a pesar de todos los retos que le esperan. Prosigue diciendo «mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí» (v.2).

En efecto, lo que está diciendo es «estoy mirándote Dios mío» (v.1, The Message). Obviamente estaba bajo ataque, pero confiaba en que Dios nunca le abandonaría en brazos de la humillación (v.3). Su esperanza estaba en Dios «a todas horas» (v.5).

Tómate un tiempo cada día para mirar a Dios, para preparar lo que suceda en el día. Pídele a Dios misericordia, perdón, ayuda, guía y liberación.

Oración

Señor, oro para recibir tu guía en todo aquello que haga en el día de hoy: «Encamíname en tu verdad, ¡enséñame!\[...\]acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad» (vv.5,7).

Nuevo Testamento

Marcos 6:30-56

Jesús alimenta a los cinco mil

30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado.

31 Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les dijo:

—Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco.

32 Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario. 33 Pero muchos que los vieron salir los reconocieron y, desde todos los poblados, corrieron por tierra hasta allá y llegaron antes que ellos. 34 Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas.

35 Cuando ya se hizo tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron:

—Éste es un lugar apartado y ya es muy tarde. 36 Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer.

37 —Denles ustedes mismos de comer —contestó Jesús.

—¡Eso costaría casi un año de trabajo! —objetaron—. ¿Quieres que vayamos y gastemos todo ese dinero en pan para darles de comer?

38 —¿Cuántos panes tienen ustedes? —preguntó—. Vayan a ver.

Después de averiguarlo, le dijeron:

—Cinco, y dos pescados.

39 Entonces les mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. 40 Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. 41 Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos. 42 Comieron todos hasta quedar satisfechos, 43 y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado. 44 Los que comieron fueron cinco mil.

Jesús camina sobre el agua

45 En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la multitud. 46 Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.

47 Al anochecer, la barca se hallaba en medio del lago, y Jesús estaba en tierra solo. 48 En la madrugada, vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra. Se acercó a ellos caminando sobre el lago, e iba a pasarlos de largo. 49 Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.»

51 Subió entonces a la barca con ellos, y el viento se calmó. Estaban sumamente asombrados, 52 porque tenían la mente embotada y no habían comprendido lo de los panes.

53 Después de cruzar el lago, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron allí. 54 Al bajar ellos de la barca, la gente en seguida reconoció a Jesús. 55 Lo siguieron por toda aquella región y, adonde oían que él estaba, le llevaban en camillas a los que tenían enfermedades. 56 Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.

Comentario

Tiempo a solas con Jesús

Jesús enseñó a sus discípulos que el tiempo a solas con l era prioritario. «Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo» (v.31b) y se fueron solos «a un lugar solitario» (v.32).

La vida de Jesús conllevaba mucha acción, por lo que tenía que ser difícil para él escaparse y descansar un poco (v.31). Dios lo estaba usando de maneras sorprendentes (para empezar, ¡alimentando a los 5000 y caminando sobre las aguas!). Él veía la enorme necesidad de toda aquella gente («tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor» v.34).

Acudían a él corriendo literalmente, pues lo necesitaban desesperadamente (vv.33, 55). A pesar de esto, Jesús consideró necesario despedirlos, pues necesitaba algo de soledad. Subió hasta una montaña para orar (vv.45-46), dando prioridad a su tiempo a solas con Dios.

La oración y la acción van de la mano. La actividad brota de la relación. Jesús «tuvo compasión de ellos» (v.34). La palabra usada es la más fuerte de la lengua griega para «compadecerse». Como dice The Message, «se le partió el corazón» (v.34, MSG).

Jesús animaba constantemente a sus discípulos y los hacía desarrollarse en su ministerio. No se limitó a alimentar a los cinco mil milagrosamente él solo, sino que les dijo: «Denles ustedes mismos de comer» (v.37).

A veces me siento sobrecogido por el ministerio que Dios me ha dado. Con frecuencia, siento que tengo muy poco que ofrecer a la gente a quien estoy llamado a servir. Este pasaje me da mucho consuelo. Jesús puede hacer muchísimo con muy poco. Si ofreces a Jesús lo poco que tienes, él puede multiplicarlo y satisfacer las necesidades de todo el mundo.

Jesús era eficiente, organizado y práctico. Les «mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta» (vv.39–40).

Después de que los discípulos hubieran alimentado a los 5000, Jesús los envío de nuevo solos. Los hizo subirse a la barca e ir por delante, mientras l subía a la montaña a orar.

A veces, incluso aunque estemos haciendo lo que Jesús nos dice que hagamos, resulta muy difícil y extenuante. Hay momentos en los que me siento agitado y «lleno de miedo» (v.50). Los discípulos «hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra» (v.48). Cuando Jesús se unió a ellos les dijo: «¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!» (v.50, DHH).

En el momento en que Jesús subió a la barca con ellos «se calmó el viento» (v.51). Aquí vemos una imagen de la diferencia que supone tener a Jesús en nuestra vida. La vida es un constante sinvivir esforzándose por ir cuesta arriba si no somos conscientes de la presencia de Jesús con nosotros.

Solo aquellos que reconocen a Jesús (v.54), pueden disfrutar de esta relación. Aquellos que lo reconocieron, corrieron hacia él (v.55) y «todos los que le tocaban, quedaban sanos» (v.56).

Oración

Señor, gracias porque en las tormentas de la vida me dices: «¡Calma! ¡Soy yo: no tengas miedo!» (v.50, DHH).

Antiguo Testamento

Éxodo 31:1-33:6

Bezalel y Aholiab

31El Señor habló con Moisés y le dijo: 2 «Toma en cuenta que he escogido a Bezalel, hijo de Uri y nieto de Jur, de la tribu de Judá, 3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa 4 para hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce, 5 para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y para realizar toda clase de artesanías.

6 »Además, he designado como su ayudante a Aholiab hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, y he dotado de habilidad a todos los artesanos para que hagan todo lo que te he mandado hacer, es decir:

7 la Tienda de reunión,

el arca del pacto,

el propiciatorio que va encima de ella,

el resto del mobiliario de la Tienda,

8 la mesa y sus utensilios,

el candelabro de oro puro y todos sus accesorios,

el altar del incienso,

9 el altar de los holocaustos y todos sus utensilios,

el lavamanos con su pedestal,

10 las vestiduras tejidas, tanto las vestiduras sagradas para Aarón el sacerdote como las vestiduras sacerdotales de sus hijos,

11 el aceite de la unción,

y el incienso aromático para el Lugar Santo.

»Todo deberán hacerlo tal como te he mandado que lo hagas.»

El sábado

12 El Señor le ordenó a Moisés:

13 «Diles lo siguiente a los israelitas: “Ustedes deberán observar mis sábados. En todas las generaciones venideras, el sábado será una señal entre ustedes y yo, para que sepan que yo, el Señor, los he consagrado para que me sirvan.

14 » ”El sábado será para ustedes un día sagrado. Obsérvenlo.

» ”Quien no lo observe será condenado a muerte.

» ”Quien haga algún trabajo en sábado será eliminado de su pueblo.

15 » ”Durante seis días se podrá trabajar, pero el día séptimo, el sábado, será de reposo consagrado al Señor.

» ”Quien haga algún trabajo en sábado será condenado a muerte.”

16 »Los israelitas deberán observar el sábado. En todas las generaciones futuras será para ellos un pacto perpetuo, 17 una señal eterna entre ellos y yo.

»En efecto, en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, y el séptimo día descansó.»

18 Y cuando terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas de la ley, que eran dos lajas escritas por el dedo mismo de Dios.

El becerro de oro

32Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron:

—Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!

2 Aarón les respondió:

—Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.

3 Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, 4 quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!»

5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció:

—Mañana haremos fiesta en honor del Señor.

6 En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno. 7 Entonces el Señor le dijo a Moisés:

—Baja, porque ya se ha corrompido el pueblo que sacaste de Egipto. 8 Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios, y han declarado: “Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!”

9 »Ya me he dado cuenta de que éste es un pueblo terco —añadió el Señor, dirigiéndose a Moisés—. 10 Tú no te metas. Yo voy a descargar mi ira sobre ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una gran nación.

11 Moisés intentó apaciguar al Señor su Dios, y le suplicó:

— Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa? 12 ¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia! 13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo les juraste que harías a sus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo; ¡tú les prometiste que a sus descendientes les darías toda esta tierra como su herencia eterna!

14 Entonces el Señor se calmó y desistió de hacerle a su pueblo el daño que le había sentenciado.

15 Moisés volvió entonces del monte. Cuando bajó, traía en sus manos las dos tablas de la ley, las cuales estaban escritas por sus dos lados. 16 Tanto las tablas como la escritura grabada en ellas eran obra de Dios.

17 Cuando Josué oyó el ruido y los gritos del pueblo, le dijo a Moisés:

—Se oyen en el campamento gritos de guerra.

18 Pero Moisés respondió:

«Lo que escucho no son gritos de victoria,
ni tampoco lamentos de derrota;
más bien, lo que escucho son canciones.»

19 Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, ardió en ira y arrojó de sus manos las tablas de la ley, haciéndolas pedazos al pie del monte. 20 Tomó entonces el becerro que habían hecho, lo arrojó al fuego y, luego de machacarlo hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas. 21 A Aarón le dijo:

—¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado?

22 —Hermano mío, no te enojes —contestó Aarón—. Tú bien sabes cuán inclinado al mal es este pueblo. 23 Ellos me dijeron: “Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!” 24 Yo les contesté que todo el que tuviera joyas de oro se desprendiera de ellas. Ellos me dieron el oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!

25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado y que Aarón les había permitido desmandarse y convertirse en el hazmerreír de sus enemigos, 26 se puso a la entrada del campamento y dijo: «Todo el que esté de parte del Señor, que se pase de mi lado.» Y se le unieron todos los levitas.

27 Entonces les dijo Moisés: «El Señor, Dios de Israel, ordena lo siguiente: “Cíñase cada uno la espada y recorra todo el campamento de un extremo al otro, y mate al que se le ponga enfrente, sea hermano, amigo o vecino.” » 28 Los levitas hicieron lo que les mandó Moisés, y aquel día mataron como a tres mil israelitas. 29 Entonces dijo Moisés: «Hoy han recibido ustedes plena autoridad de parte del Señor; él los ha bendecido este día, pues se pusieron en contra de sus propios hijos y hermanos.»

30 Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes han cometido un gran pecado. Pero voy a subir ahora para reunirme con el Señor, y tal vez logre yo que Dios les perdone su pecado.»

31 Volvió entonces Moisés para hablar con el Señor, y le dijo:

—¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses de oro! 32 Sin embargo, yo te ruego que les perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del libro que has escrito!

33 El Señor le respondió a Moisés:

—Sólo borraré de mi libro a quien haya pecado contra mí. 34 Tú ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Delante de ti irá mi ángel. Llegará el día en que deba castigarlos por su pecado, y entonces los castigaré.

35 Fue así como, por causa del becerro que había hecho Aarón, el Señor lanzó una plaga sobre el pueblo.

33El Señor le dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar, junto con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus descendientes. 2 Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos. 3 Ve a la tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré, porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el camino.»

4 Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan demoledoras, comenzaron a llorar y nadie volvió a ponerse sus joyas, 5 pues el Señor le había dicho a Moisés: «Diles a los israelitas que son un pueblo terco. Si aun por un momento tuviera que acompañarlos, podría destruirlos. Diles que se quiten esas joyas, que ya decidiré qué hacer con ellos.» 6 Por eso, a partir del monte Horeb los israelitas no volvieron a ponerse joyas.

Comentario

Tiempo para recibir ayuda de Dios

Parte de la razón por la que Jesús quería que sus discípulos se fueran, era para descansar un poco (Marcos 6:31). En este pasaje vemos la importancia del descanso y de renovarse (Éxodo 31:13–17). Tenemos que prever esto en nuestras planificaciones, haciendo de estos momentos una prioridad.

El tiempo a solas con Jesús implica escucharlo a él. La manera principal de escuchar a Jesús es a través de la Biblia. Con frecuencia, sucumbimos a la tentación con más facilidad cuando dejamos de pasar tiempo a solas con Jesús.

En Éxodo 32 vemos que, por más que Dios haya hecho por nosotros en el pasado, somos prontos a olvidarnos y dudar de Él, y como resultado, caer en el pecado: «Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir» (32:8).

La causa inicial de su idolatría fue la falta de paciencia. No esperaron el tiempo de Dios. El hecho de que Dios se demore lo que nos parece mucho tiempo, no significa que Él no esté obrando.

Después de que el pueblo hubiera hecho un ídolo con el becerro de oro, Moisés hizo una oración que evitó el desastre total (vv.11–14). Se puede cambiar el curso de la historia mediante el poder de la oración.

Aarón fue declarado culpable de idolatría: «¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado?» (v.21). En realidad, Aarón se limitó a seguir la opinión popular. Lo que llevó a cabo fue idea del pueblo. Pero a los ojos de Dios, él seguía siendo el líder. Tenía que haberse plantado enfrente de ellos en vez de permitir que lo convencieran para llevarlos al pecado.

Aarón replicó: «Tú bien sabes que a esta gente le gusta hacer lo malo \[...\] Ellos me dieron el oro, yo lo eché en el fuego, ¡y salió este becerro!» (vv. 22–24). Lo que dice son obviamente excusas; es muy fácil distorsionar la verdad levemente para justificarnos a nosotros mismos.

El pasaje de hoy puede ser comprendido más plenamente a la luz de la exposición que hace del mismo el Nuevo Testamento. San Pablo aclara: «Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos» (1 Corintios 10:6). Está diciendo que en este pasaje se nos advierte de cuatro cosas:

  • Autoindulgencia (1 Corintios 10:7; Éxodo 32:6)

  • Promiscuidad (1 Corintios 10:8)

  • Alabarse a sí mismos (v.9)

  • Murmuración (v.10).

San Pablo continúa explicando: «Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra» (v.11). La severidad de los castigos descritos es una indicación de lo serios y destructivos que son estos pecados. Nos muestran que Dios no está dispuesto a pasarlos por alto y que se agranden.

Y San Pablo no se queda ahí; nos explica cómo lidiar con la tentación: «Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla» (v.13, DHH).

Estas palabras finales nos recuerdan la extraordinaria gracia de Dios para con nosotros a la hora de ayudarnos a superar la tentación. Si a pesar de todo, caemos en alguna de estas áreas, podemos ser perdonados por medio de Jesús.

Oración

Señor, gracias por el enorme privilegio que tenemos de poder pasar tiempo en tu presencia. Gracias porque puedo escuchar tu voz y porque me hablas por medio de las Escrituras. Ayúdame a ser cuidadoso para no caer en la tentación. Ayúdame a caminar en una relación íntima contigo cada día.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Éxodo 31:1–33:6

¡Qué rápido se porta mal la gente cuando los dejan a su aire! Aarón tenía que haber sido más listo, a pesar de que había sido parte de muchos milagros prodigiosos, dejarse llevar por la gente lo llevó a perderse. El único que permaneció totalmente fiel fue Moisés. El liderazgo puede conllevar mucha soledad y Moisés fue un auténtico líder.

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Referencias

Notas:
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

La Biblia en un Año (The Bible in One Year ), lecturas diarias organizadas por Hodder & Stoughton (Londres, Sydney, Auckland, Toronto), 1988. Nueva versión internacional (Copyright (c) 1973, 1978, 1984 de La Sociedad Bíblica Internacional)

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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