Se abrieron mis ojos
Introducción
pecados pero simplemente no lo veía, estaba espiritualmente ciego. Cuando comprendí el porqué de la cruz, se abrieron mis ojos.
Desde entonces, he notado que al intentar compartir el mensaje del «Cristo crucificado» la gente tiene distintas reacciones. A veces hay gente muy inteligente que simplemente no puede ver (leer 1 Corintios 1:23-25). Por otro lado, me suele sorprender el claro entendimiento que otros demuestran, incluyendo niños muy pequeños. Para quienes logramos verlo, es algo que transforma la vida: «… para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios» (1 Corintios 1:18).
Me resulta fascinante cómo en el pasaje de hoy del Nuevo Testamento, después de que Jesús explicara su muerte, se nos presenta la historia del ciego Bartimeo que recibió la sanación de su vista (Marcos 10:46-52). Dijo a Jesús: «Quiero ver» (v.51). Jesús respondió: «Puedes irte \[…\] tu fe te ha sanado». Inmediatamente recobró la visión y siguió a Jesús (v.52). La palabra utilizada para «sanado» es la misma que se usa en griego para «salvado» (sozo).
¿Y tú? ¿Logras verlo? Los pasajes de hoy nos ayudan a ver la importancia de la muerte de Jesús.
Proverbios 6:12-19
12 El bribón y sinvergüenza,
el vagabundo de boca corrupta,
13 hace guiños con los ojos,
y señas con los pies y con los dedos.
14 El malvado trama el mal en su mente,
y siempre anda provocando disensiones.
15 Por eso le sobrevendrá la ruina;
¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo!
16 Hay seis cosas que el Señor aborrece,
y siete que le son detestables:
17 los ojos que se enaltecen,
la lengua que miente,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que hace planes perversos,
los pies que corren a hacer lo malo,
19 el falso testigo que esparce mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.
Comentario
Considera la reacción de Dios ante el mal
No puedes entender por completo la cruz a menos que entiendas por qué fue necesaria.
Considera la reacción hostil de Dios hacia el pecado. El escritor de Proverbios enumera «cosas que el Señor aborrece» y «le son detestables» (v.16): «… los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que asesinan a gente inocente, la mente que elabora planes perversos, los pies que corren ansiosos al mal, el testigo falso y mentiroso y el que provoca peleas entre hermanos» (vv.16-19, DHH).
Dios es amor. También es justo y santo. El tipo de pecado enumerado aquí causa un daño enorme a nuestra vida, la vida de los demás y la sociedad. Tomemos, por ejemplo, a una persona «que siembra discordia» (v.19). Piensa cuánto daño puede ejercer una persona que produce división en una familia o en la iglesia, el vecindario o la nación.
El odio de Dios no es como el nuestro: no contiene ningún elemento de malevolencia, mezquindad ni hipocresía sino que es la reacción ante el pecado del Dios que es a la vez todo amor y santo. Su ira es su hostilidad amorosa y santa hacia el mal.
Cuando comprendemos el alcance de la hostilidad de Dios hacia el mal que condujo hacia la cruz, la única respuesta válida que podemos dar es volvernos a Dios en oración para pedir perdón y ayuda.
Oración
Señor misericordioso que conoces nuestra lucha para servirte: acude en nuestra ayuda y vuélvenos otra vez a Ti cuando el pecado manche nuestra vida y ensombrezca nuestro corazón, por medio de Jesucristo nuestro Señor (oración colecta de la Iglesia Anglicana para el Miércoles de Ceniza).
Marcos 10:32-52
Jesús predice de nuevo su muerte
32 Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús se les adelantó. Los discípulos estaban asombrados, y los otros que venían detrás tenían miedo. De nuevo tomó aparte a los doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder. 33 «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles. 34 Se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero a los tres días resucitará.»
La petición de Jacobo y Juan
35 Se le acercaron Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo.
—Maestro —le dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.
36 —¿Qué quieren que haga por ustedes?
37 —Concédenos que en tu glorioso reino uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.
38 —No saben lo que están pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo, o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado?
39 —Sí, podemos.
—Ustedes beberán de la copa que yo bebo —les respondió Jesús— y pasarán por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado, 40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí concederlo. Eso ya está decidido.
41 Los otros diez, al oír la conversación, se indignaron contra Jacobo y Juan. 42 Así que Jesús los llamó y les dijo:
—Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. 43 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, 44 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
El ciego Bartimeo recibe la vista
46 Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47 Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:
—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más:
—¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49 Jesús se detuvo y dijo:
—Llámenlo.
Así que llamaron al ciego.
—¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.
50 Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús.
51 —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.
—Rabí, quiero ver —respondió el ciego.
52 —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.
Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
Comentario
Considera los resultados de la cruz
Si Jesús te preguntara: «¿Qué quieres que haga por ti?», ¿cuál sería tu respuesta? En este pasaje Jesús realiza esta pregunta dos veces (vv.36,51). Los discípulos dan la respuesta equivocada (v.37) y Bartimeo da la correcta: «Quiero ver» (v.51).
Ciertas personas simplemente no logran verlo. Hay quienes han descrito la muerte de Jesús como «inesperada y trágica». Pero en realidad fue planificada, profetizada y predicha.
Este pasaje en el Evangelio de Marcos (vv.32-34) es la tercera (y más detallada) predicción que Jesús ofreció sobre su muerte. Nos muestra que esperaba su propia muerte e incluso su resurrección (vv.33-34). Su muerte no fue algo inesperado. Fue una decisión deliberada. No terminaría en tragedia sino en triunfo.
Además, tenía una clara comprensión del propósito de su muerte y los resultados de la misma: «Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos» (v.45).
El trasfondo de la comprensión de Jesús sobre su propia muerte incluye Isaías 53, uno de los pasajes sobre el «Siervo Sufriente». Aquí vemos una prueba clara de que Jesús veía su propia muerte como la del «Siervo Sufriente».
- Sufriente
¿Por qué Jesús vino a este mundo? Entendía que el propósito completo de su misión era sufrir. Era la razón por la que «vino» (Marcos 10:45b): a dar su vida por ti y por mí.
- Siervo
Jesús utiliza la expresión «para servir» (v.45a). Se veía a sí mismo como «el siervo». No vino para ser servido sino «para servir». La expresión «para dar su vida» (v.45b) hace eco de las palabras del siervo en Isaías 53:10 («ofreció su vida en expiación») e Isaías 53:12 («derramó su vida hasta la muerte»).
- Salvador
La palabra «rescate» (Marcos 10:45b) se utiliza para prisioneros de guerra y esclavos. Significa el precio pagado por la redención (Números 18:15-16). Se paga para liberar a los cautivos. La muerte de Jesús en la cruz te salva a ti y a mí haciéndonos libres.
- Sustituto
La palabra que se traduce como «por» en Marcos 10:45 es la palabra griega anti que significa «en lugar de» y sugiere la idea de sustitución. Es este concepto de sufrimiento en nuestro lugar que se encuentra en Isaías 53. Al usar estas palabras Jesús mostró que creía que su muerte no era accidental ni por su propio pecado, sino un sufrimiento «en lugar de» otros, quienes de no ser por ella hubieran tenido que sufrir.
La palabra «muchos» (Marcos 10:45) se usa en Isaías 53:11-12 para describir a los beneficiarios del sacrificio del siervo. Es la palabra clave en Isaías 53.
Más aun, Jesús entendía su propia muerte a la luz de la metáfora de la copa (Marcos 10:38) presente en el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento habla de la copa de la «ira» de Dios contra el pecado. Jesús habla de «la copa que yo bebo» (v.38). Se vio a sí mismo bebiendo en nuestro lugar de la copa de la reacción hostil de Dios contra el pecado.
Por su muerte y resurrección, Jesús derrotó al pecado, al mal y a la muerte. Como resultado, podemos ser perdonados, liberados de la culpa, la vergüenza y las adicciones. Puedes estar seguro del triunfo final del bien sobre el mal. No tienes por qué temer al futuro. La muerte misma ha sido derrotada.
Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué quieren que haga por ustedes?» estos dieron una respuesta incorrecta. Querían posición (v.37). Para los líderes cristianos siempre es una tentación competir entre ellos por alcanzar una posición más prominente.
Somos llamados a seguir a Jesús, servirlo a Él y servirnos los unos a los otros. La ambición espiritual no es algo malo, pero es posible tener el tipo incorrecto de ambición. Podría ser algo tan sutil como buscar nuestra propia gloria en lugar de ambicionarla para Jesús. Él dice: «… el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor» (v.43).
Por supuesto, para la mayoría de nosotros, la mayor parte del tiempo nuestras motivaciones están mezcladas. Cuando somos tentados, como los discípulos, a buscar nuestra propia posición, proyección, promoción, paga y popularidad, Jesús nos dice seis palabras: «… entre ustedes no debe ser así» (v.43). Somos llamados a servir porque el servicio es el patrón de Jesús.
Las vestiduras del auténtico discipulado no son túnicas de color púrpura de un emperador sino la corona de espinas de nuestro Salvador. Consiste en la cruz, no en un trono. Es una vida entregada por los demás.
Sigamos el ejemplo de Bartimeo, quien clamó a Jesús implorando misericordia (v.47). Jesús siempre responde cuando clamamos pidiendo misericordia. Bartimeo pidió recuperar la vista. Se le abrieron los ojos y vio a Jesús.
Pide hoy a Dios que abra tus ojos para ver a Jesús y entender todo lo que ha hecho en tu favor al morir en la cruz por ti.
Oración
Señor, abre mis ojos para verte de forma más clara, amarte con más devoción y seguirte mucho más de cerca (adaptado de la Oración de San Ricardo de Chichester).
Levítico 5:14-7:10
El sacrificio por la culpa
14 El Señor le dijo a Moisés: 15 «Si alguien comete una falta y peca inadvertidamente contra lo que ha sido consagrado al Señor, le llevará al Señor un carnero sin defecto como sacrificio por la culpa. Su precio será tasado en plata, según la tasación oficial del santuario. Es un sacrificio por la culpa. 16 Además, el culpable hará restitución por haber pecado contra lo consagrado, añadiendo la quinta parte, la cual entregará al sacerdote. Así el sacerdote hará expiación por él mediante el carnero del sacrificio por la culpa, y ese pecado le será perdonado.
17 »Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado. 18 Le llevará al sacerdote un carnero sin defecto, cuyo precio será fijado como sacrificio por la culpa. Así el sacerdote hará expiación por el pecado que esa persona cometió inadvertidamente, y ese pecado le será perdonado. 19 Es un sacrificio por la culpa, de la que se hizo acreedor por pecar contra el Señor.»
6El Señor le dijo a Moisés: 2 «Si alguien comete una falta y peca contra el Señor al defraudar a su prójimo en algo que se dejó a su cuidado, o si roba u oprime a su prójimo despojándolo de lo que es suyo, 3 o si encuentra algo que se perdió y niega tenerlo, o si comete perjurio en alguna de las cosas en que se acostumbra pecar, 4 será culpable y deberá devolver lo que haya robado, o quitado, o lo que se le haya dado a guardar, o el objeto perdido que niega tener, 5 o cualquier otra cosa por la que haya cometido perjurio. Así que deberá restituirlo íntegramente y añadir la quinta parte de su valor. Todo esto lo entregará a su dueño el día que presente su sacrificio por la culpa. 6 Le llevará al Señor un carnero sin defecto, cuyo precio será fijado como sacrificio por la culpa. Lo presentará al sacerdote, 7 quien hará expiación ante el Señor por esa persona, y cualquier cosa por la que se haya hecho culpable le será perdonada.»
El holocausto
8 El Señor le dijo a Moisés 9 que les ordenara a Aarón y a sus hijos: «Ésta es la ley respecto al holocausto: El holocausto se dejará arder sobre el altar toda la noche hasta el amanecer, y el fuego del altar se mantendrá encendido. 10 El sacerdote, vestido con su túnica de lino y su ropa interior de lino, removerá las cenizas del holocausto consumido por el fuego sobre el altar, y las echará a un lado del altar. 11 Luego se cambiará de ropa y sacará del campamento las cenizas, llevándolas a un lugar ritualmente puro. 12 Mientras tanto, el fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no deberá apagarse. Cada mañana el sacerdote pondrá más leña sobre el altar, y encima de éste colocará el holocausto para quemar en él la grasa del sacrificio de comunión. 13 El fuego sobre el altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido.
La ofrenda de cereal
14 »Ésta es la ley respecto a la ofrenda de cereal: Los hijos de Aarón la presentarán ante el Señor, delante del altar. 15 El sacerdote tomará de la ofrenda un puñado de flor de harina con aceite, así como todo el incienso que está sobre la ofrenda de cereal. Todo esto lo quemará en el altar, como ofrenda memorial de aroma grato al Señor. 16 Aarón y sus hijos se comerán el resto de la ofrenda, pero sin levadura y en un lugar santo, que podrá ser el atrio de la Tienda de reunión. 17 No se cocerá con levadura, porque esa es la porción que les doy de mis sacrificios presentados por fuego. Es una porción sumamente sagrada, como lo son el sacrificio expiatorio y el sacrificio por la culpa. 18 Todos los hijos varones de Aarón podrán comer de ella. Es un estatuto perpetuo para los descendientes de ustedes, respecto a los sacrificios presentados por fuego al Señor. Cualquier cosa que toque los sacrificios quedará consagrada.»
La ofrenda de los sacerdotes
19 El Señor le dijo a Moisés: 20 «Ésta es la ofrenda que Aarón y sus hijos deben presentar al Señor el día en que sean ungidos: dos kilos de flor de harina, como ofrenda regular de cereal. Una mitad de la ofrenda se presentará por la mañana, y la otra mitad por la tarde. 21 Se preparará con aceite en una sartén, y se llevará amasada y se presentará en porciones, como una ofrenda de cereal de aroma grato al Señor. 22 La preparará el hijo de Aarón que lo suceda como sacerdote ungido. Éste es el estatuto perpetuo del Señor: La ofrenda se quemará completamente. 23 No se comerá ninguna de las ofrendas que presenten los sacerdotes; todas deberán quemarse por completo.»
El sacrificio expiatorio
24 El Señor le ordenó a Moisés 25 que les dijera a Aarón y a sus hijos: «Ésta es la ley respecto al sacrificio expiatorio: La víctima deberá ser degollada ante el Señor, en el mismo lugar donde se degüellan los animales para el holocausto. Es algo sumamente sagrado. 26 El mismo sacerdote que ofrezca el sacrificio expiatorio deberá comérselo. Se lo comerá en un lugar santo, que podrá ser el atrio de la Tienda de reunión. 27 Cualquier cosa que toque la carne del sacrificio quedará consagrada. Si su sangre llega a salpicar algún vestido, éste deberá lavarse en un lugar santo. 28 Además, deberá romperse la vasija de barro en que se haya cocido el sacrificio; pero si se cuece en una vasija de bronce, ésta se restregará y se enjuagará con agua. 29 Todo varón entre los sacerdotes podrá comer del sacrificio. Es algo sumamente sagrado. 30 Pero no se comerá ningún sacrificio expiatorio cuya sangre haya sido llevada a la Tienda de reunión para hacer propiciación en el santuario; este sacrificio se consumirá en el fuego.
El sacrificio por la culpa
7»Ésta es la ley respecto al sacrificio por la culpa, el cual es sumamente sagrado: 2 La víctima deberá ser degollada en el mismo lugar donde se degüellan los animales para el holocausto, y su sangre será derramada alrededor del altar. 3 Luego se ofrecerá toda su grasa: la cola, la grasa que recubre los intestinos, 4 los dos riñones y la grasa que los recubre, la grasa que recubre los lomos, y también el lóbulo del hígado, el cual se extraerá junto con los riñones. 5 El sacerdote quemará todo esto en el altar como ofrenda presentada por fuego al Señor. Es un sacrificio por la culpa. 6 Todo varón entre los sacerdotes podrá comer del sacrificio, pero deberá comerlo en un lugar santo. Es algo sumamente sagrado.
Derechos de los sacerdotes
7 »La misma ley se aplica tanto al sacrificio expiatorio como al sacrificio por la culpa: El animal pertenecerá al sacerdote que haga propiciación con él. 8 La piel de la víctima del holocausto también será para el sacerdote que la ofrezca. 9 Así mismo, toda ofrenda de cereal cocida al horno, a la olla o a la sartén, será del sacerdote que la ofrezca. 10 Toda ofrenda de cereal, ya sea seca o amasada con aceite, pertenecerá a todos los hijos de Aarón, por partes iguales.
Comentario
Considera el motivo de su muerte
De nuevo, vemos aquí el trasfondo de la comprensión de Jesús sobre su propia muerte. El «sacrificio por la culpa», conllevaba pagar una «pena» (5:15) por el pecado la cual llevaba al perdón (v.16) e implica el derramamiento de sangre (7:2). Anticipaba lo que Jesús haría en la cruz por ti y por mí.
A medida que comencé a entender el trasfondo del Antiguo Testamento y la gravedad de mi propio pecado, empecé a comprender más y más la grandeza del sacrificio que Jesús hizo en mi lugar. Cuando cargó en Su propio cuerpo la reacción hostil de Dios por mi pecado, hizo posible que yo fuera perdonado y pudiera experimentar la vida en toda su plenitud.
Mi experiencia fue similar a la del ciego Bartimeo. Mi ceguera no había sido física sino espiritual. Al igual que él, clamé: «Jesús… ten misericordia de mí» (Marcos 10:47-48). Recibí mi vista y seguí a Jesús. No fue algo que ganara por mis méritos. Fue un regalo que recibí por fe, así como Jesús le dijo a Bartimeo: «Puedes irte \[…\] tu fe te ha sanado \[salvado\]» (v.52).
Oración
Señor, gracias por abrir mis ojos para entender la grandeza de Tu sacrificio en mi lugar. Gracias porque nunca podré ganar el perdón sino que solo puedo recibirlo como un don mediante la fe. Ayúdame, como a Bartimeo, a seguirte y dar mi vida en servicio a ti y a los demás.
Añadidos de Pippa
Pippa comenta:
Levítico 6:4
«… será culpable y deberá devolver lo que haya robado, o quitado, o lo que se le haya dado a guardar, o el objeto perdido que niega tener».
Debo confesar que tenemos un montón de paraguas que la gente ha olvidado en la iglesia ¡y nos han resultado increíblemente útiles!
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Referencias
Notas:
Common Worship: Services and Prayers for the Church of England, material que se incluye en este servicio © The Archbishops’ Council 2000
Oración de San Ricardo de Chichester (1197-1253), http://www.spck.org.uk/classic-prayers/st-richard-of-chichester/, © SPCK