Día 65

Cómo mantenerse saludable

Sabiduría Proverbios 6:20-29
Nuevo Testamento Marcos 12:28-44
Antiguo Testamento Levítico 13:1-59

Introducción

  • Evita fumar y usar productos que contengan tabaco
  • Procura estar físicamente activo cada día
  • Lleva una dieta saludable para el corazón
  • Mantén un peso saludable
  • Controla tu presión arterial
  • Controla tu colesterol total
  • Mantén saludable el nivel de azúcar en sangre

Según la Asociación Cardíaca Americana, estas son las siete cosas que deberías hacer para mantener tu salud física en buen estado.

El corazón humano pesa menos de una libra (450 gr). Late 100 000 veces al día y más de 2,500 millones de veces durante una vida promedio. Tu sistema circulatorio (arterias, venas y capilares) tiene más de 96 000 kilómetros (60 000 millas) de extensión, lo suficiente como para dar la vuelta al mundo más de dos veces.

Esto no es solo un espectáculo sorprendente; es el «corazón» de la vida humana. Sin tu corazón tu cuerpo dejaría de funcionar casi de inmediato. Las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en el mundo occidental.

Jesús habló bastante del corazón, es una metáfora de la vida interior. La palabra usada por Jesús puede traducirse como el núcleo de la vida física, espiritual y mental. El corazón es el centro y la fuente de toda la vida interior: pensamientos, sentimientos y voluntad.

A Dios le importa primordialmente tu corazón y quiere que tengas un corazón saludable. Le dijo a Samuel: «La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón» (1 Samuel 16:7).

Aún más importante que un corazón físico saludable es la condición de tu corazón espiritual. En los pasajes de hoy vemos cómo mantener saludable tu corazón espiritual.

Sabiduría

Proverbios 6:20-29

Advertencia contra el adulterio

20 Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre
 y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Grábatelos en el corazón;
 cuélgatelos al cuello.
22 Cuando camines, te servirán de guía;
 cuando duermas, vigilarán tu sueño;
 cuando despiertes, hablarán contigo.
23 El mandamiento es una lámpara,
 la enseñanza es una luz
 y la disciplina es el camino a la vida.
24 Te protegerán de la mujer malvada,
 de la mujer ajena y de su lengua seductora.

25 No abrigues en tu corazón deseos por su belleza,
 ni te dejes cautivar por sus ojos,
26 pues la ramera va tras un pedazo de pan,
 pero la adúltera va tras el hombre que vale.
27 ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho
 sin quemarse la ropa?
28 ¿Puede alguien caminar sobre las brasas
 sin quemarse los pies?
29 Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena
 puede tocarla y quedar impune.

Comentario

Guarda tu corazón

Jesús enseñó que el adulterio comienza en el corazón. Dijo: «Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón» (Mateo 5:28). Su enseñanza se remite al libro de Proverbios donde el escritor enfatiza la importancia del corazón: «No permitas que su belleza encienda tu pasión» (Proverbios 6:25, DHH).

Nos advierte de los terribles peligros del adulterio. Estamos jugando con algo tan poderoso como el fuego. Al igual que el fuego en una chimenea, si está en el lugar correcto el sexo dentro del matrimonio es una fuente de gran bendición.

Sin embargo, si permites que tus deseos sexuales avancen en la dirección incorrecta, entonces será como albergar fuego en tu pecho: «¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune» (vv.27-29).

El adulterio no surge de la nada. La infidelidad comienza en el corazón. Allí es donde tenemos que ejercitar la autodisciplina. Toma estos consejos de sabiduría y «grábatelos en el corazón» (v.21).

Oración

Señor, ayúdame a tomar tus palabras y grabarlas en mi corazón. Que ellas me guíen al andar. Que cuiden de mí al dormir. Que me hablen al despertar. Y que sean una lámpara y una luz que me mantengan en el camino de la vida. ¡Guarda mi corazón, Señor!

Nuevo Testamento

Marcos 12:28-44

El mandamiento más importante

28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó:

—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29 —El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que éstos.

32 —Bien dicho, Maestro —respondió el hombre—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.

34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:

—No estás lejos del reino de Dios.

Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?

35 Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso:

—¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David? 36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró:

»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies.’”

37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo?

La muchedumbre lo escuchaba con agrado. 38 Como parte de su enseñanza Jesús decía:

—Tengan cuidado de los maestros de la ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Éstos recibirán peor castigo.

La ofrenda de la viuda

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.

43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.»

Comentario

Ama a Jesús con todo tu corazón

Marcos 12:28-37

Hay algo agradable en la enseñanza de Jesús: «La muchedumbre lo escuchaba con agrado» (v.37b). Si me pidieran resumir su enseñanza en una palabra, utilizaría el término «amor».

Cuando un maestro de la ley le pregunta a Jesús cuál de los mandamientos es el más importante, recibe la siguiente respuesta: «“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”» (vv.30-31). En el centro del mensaje de Jesús hay una relación de amor con el Señor tu Dios, que comienza con tu corazón y desborda en amor por los demás.

¿Quién es «el Señor»? La cuestión subyacente en estas palabras de Jesús es: «¿Qué piensa este hombre que es él?». En los atrios del templo, Jesús cambia las tornas desafiando sus presunciones sobre el Mesías venidero («el Cristo», v.35).

Hace una pregunta citando el Salmo 110. Pone en tela de juicio la idea de que el Cristo sería simplemente un rey del linaje de David. Pero no solo sería un hijo de David sino que fundamentalmente sería el Señor de David (Marcos 12:35-37a).

Ahora sabemos que Jesús es «el Señor». El mandamiento de amar al Señor con todo tu corazón es un mandamiento de amar a Jesús con todo tu corazón. Haz que esto sea la prioridad número uno en tu vida.

A Jesús no le importa la literalidad de la ley sino el espíritu de la ley. No le importan las apariencias sino el corazón.

3. Enfócate en tu corazón

Marcos 12:38-40

Personalmente, veo que la hipocresía siempre constituye un peligro en mi vida. Es una tentación afanarse por la posición, lastribunas, los títulos y los honores. Tenemos que cuidarnos de no hacer oraciones para impresionar en lugar de hacerlas desde el corazón.

Jesús critica a los líderes de su tiempo porque sus corazones no eran rectos. Están más interesados en las apariencias que en sus corazones. Jesús dijo: «…les gusta andar con ropas largas y que los saluden con todo respeto en las plazas. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores lugares en las comidas; y despojan de sus bienes a las viudas, y para disimularlo hacen largas oraciones. Ellos recibirán mayor castigo» (vv.38-40, DHH).

Las cosas mencionadas indican el amor que aquellos tenían por ser respetados y recibir honores de los demás. Pero Dios no se interesa en el estatus ni en las impresiones (v.40). Se interesa en nuestro corazón.

4. Da de tu corazón

Marcos 12:41-44

A Jesús no le importa el tamaño de tu cartera o billetera. Se interesa por el tamaño de tu corazón.

Jesús rebatió la hipótesis convencional de que las grandes ofrendas merecían más de parte de Dios que las pequeñas. Nos desafía al decirnos que no son solo los ricos quienes pueden agradar a Dios por su manera de dar pues los pobres también pueden agradarlo igual. Insta a los ricos a que no es suficiente con dar sumas que superen grandemente a la que podrían ofrecer los pobres. Jesús estaba buscando corazones generosos y sacrificados.

Lo que damos y la forma en que damos, refleja nuestro corazón. En realidad Jesús no critica a los ricos que donan grandes sumas de dinero. Pero dice que la viuda pobre, que dio «dos moneditas de muy poco valor» (v.42), ha puesto más que todos los demás.

Jesús ve su corazón y el hecho de que «esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir» (vv.43-44, DHH). Otros ven la apariencia exterior pero Jesús mira el corazón. No es el monto ni la cantidad sino la actitud del corazón lo que importa a Dios.

Oración

Señor, ayúdame a amarte con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas. Perdóname por las veces en que he estado interesado en el estatus o en impresionar a los demás, y ayúdame a no enfocarme en las apariencias sino en el corazón.

Antiguo Testamento

Levítico 13:1-59

Leyes sobre enfermedades cutáneas

13El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 2 «Cuando a una persona le salga en la piel alguna inflamación, erupción o mancha blancuzca que pueda convertirse en infección, se le llevará al sacerdote Aarón, o a alguno de sus descendientes los sacerdotes. 3 El sacerdote examinará la llaga. Si el vello en la parte afectada se ha puesto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, entonces se trata de una enfermedad infecciosa. Después de examinar a la persona, el sacerdote la declarará impura.

4 »Si la mancha blancuzca no se ve más hundida que la piel, ni el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote aislará a la persona enferma durante siete días, 5 y al séptimo día la examinará de nuevo. Si juzga que la infección no ha seguido extendiéndose sobre la piel, aislará a esa persona otros siete días. 6 Cumplidos los siete días, el sacerdote la examinará otra vez, y si el mal no se ha extendido sobre la piel sino que ha disminuido, la declarará pura. No era más que una erupción, así que la persona enferma se lavará la ropa y quedará pura.

7 »Si la erupción se le sigue extendiendo sobre la piel luego de haberse presentado ante el sacerdote para su purificación, la persona enferma tendrá que volver a presentarse ante él. 8 El sacerdote la examinará, y si la erupción se ha extendido sobre la piel, declarará impura a esa persona, pues se trata de una enfermedad infecciosa.

Leyes sobre enfermedades infecciosas

9 »Cuando una persona tenga una infección en la piel, deberá ser llevada ante el sacerdote, 10 quien la examinará. Si ocurre que la inflamación y el vello se han puesto blancos, y se ve la carne viva, 11 se trata de una infección crónica. El sacerdote declarará impura a tal persona. Pero no hará falta aislarla otra vez, porque ya se sabe que es impura.

12 »Si la infección se ha extendido sobre la piel de tal manera que, hasta donde el sacerdote pueda ver, cubre toda la piel de la persona enferma, 13 entonces el sacerdote la examinará. Si ve que la infección le cubre todo el cuerpo, la declarará pura. Esa persona es pura porque todo el cuerpo se le ha puesto blanco. 14 Pero será impura en el momento en que le aparezca una llaga ulcerosa. 15 Cuando el sacerdote examine la carne viva, declarará impura a esa persona. La carne viva es impura, pues se trata de una enfermedad infecciosa. 16 Pero si la llaga ulcerosa se le pone blanca, la persona enferma deberá ir al sacerdote 17 para que la examine. Si la llaga se le ha puesto blanca, el sacerdote declarará pura a esa persona, y en efecto lo será.

Leyes sobre los abscesos

18 »Si alguien ha tenido un absceso en la piel, y luego sana 19 pero en el sitio del absceso le aparece una inflamación blancuzca, o una mancha rojiza, deberá presentarse ante el sacerdote 20 para que lo examine. Si la inflamación se ve más hundida que la piel y el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Se trata de una enfermedad infecciosa que ha brotado en el sitio donde estaba el absceso. 21 Pero si, al examinar al enfermo, encuentra el sacerdote que el vello no se le ha puesto blanco, y que el absceso no se ve más hundido que la piel sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. 22 Si el absceso se extiende sobre la piel, declarará impuro al enfermo, pues se trata de una enfermedad. 23 Si el absceso no se desarrolla ni la mancha blanca se extiende sino que ha cicatrizado, declarará puro al enfermo.

Leyes sobre las quemaduras

24 »Si alguien se quema, y sobre la quemadura le aparece una mancha blancuzca o rojiza, 25 el sacerdote deberá examinarla. Si el vello de la mancha se le ha puesto blanco, y la mancha misma se ve más hundida que la piel, se trata de una enfermedad infecciosa que brotó en el sitio de la quemadura. El sacerdote declarará impuro al enfermo, pues se trata de una infección.

26 »Si al examinar la quemadura encuentra el sacerdote que el vello no se ha puesto blanco ni la mancha se ve más hundida que la piel, sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. 27 Al séptimo día el sacerdote volverá a examinarlo, y si observa que la mancha se ha extendido sobre la piel, lo declarará impuro, pues se trata de una infección. 28 En cambio, si la mancha blancuzca no ha seguido extendiéndose sobre la piel, se trata sólo de la inflamación de la quemadura. Entonces el sacerdote lo declarará puro, ya que se trata sólo de una quemadura cicatrizada.

Leyes sobre enfermedades del cuero cabelludo y de la barba

29 »Si a un hombre o a una mujer les sale una llaga en la cabeza o en el mentón, 30 el sacerdote deberá examinar la llaga. Si ésta se ve más hundida que la piel, y el pelo se ve amarillento y delgado, declarará impuro al enfermo. Se trata de tiña, que es una infección en la cabeza o en el mentón. 31 Pero si al examinar la llaga tiñosa el sacerdote ve que no está más hundida que la piel ni tiene pelo negro, aislará al enfermo de tiña durante siete días. 32 Al séptimo día el sacerdote deberá examinar otra vez al enfermo; si la tiña no se ha extendido, ni tiene pelo amarillento ni se ve más hundida que la piel, 33 entonces el enfermo se afeitará el pelo, pero no la parte afectada, y el sacerdote lo aislará otros siete días. 34 Al séptimo día el sacerdote volverá a examinar al enfermo; si la tiña no se ha extendido por la piel ni se ve más hundida que ésta, lo declarará puro. Entonces el enfermo se lavará la ropa y quedará puro.

35 »Si después de su purificación la tiña se extiende por toda la piel, 36 el sacerdote deberá examinarlo. Si la tiña se ha extendido por toda la piel, ya no hará falta que el sacerdote busque pelo amarillento, porque el enfermo es impuro. 37 En cambio, si considera que la tiña no se ha desarrollado y nota que le ha crecido pelo negro, entonces el enfermo ha sanado. Es puro, y así deberá declararlo el sacerdote.

Afecciones cutáneas benignas

38 »Si a un hombre o a una mujer les salen manchas blancuzcas en la piel, 39 el sacerdote deberá examinarlas. Si las manchas resultan ser blancuzcas, se trata sólo de una erupción cutánea, de modo que la persona es pura.

Leyes sobre la calvicie

40 »Si a alguien se le cae el pelo de la nuca, y se queda calvo, es puro. 41 Si se le cae el pelo de las sienes y se queda calvo, también es puro. 42 Pero si en su calvicie de la nuca o de las sienes le aparece una llaga rojiza, se trata de una infección que le ha brotado en la parte calva. 43 El sacerdote deberá examinarlo. Si la inflamación es rojiza, parecida a las infecciones de la piel, 44 se trata entonces de una persona infectada e impura. El sacerdote la declarará impura por esa llaga en la cabeza.

Ley sobre las infecciones

45 »La persona que contraiga una infección se vestirá de harapos y no se peinará; con el rostro semicubierto irá gritando: “¡Impuro! ¡Impuro!”, 46 y será impuro todo el tiempo que le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá vivir aislado y fuera del campamento.

Leyes sobre el moho

47 »Cuando la ropa de lana o de lino se llene de moho, 48 o éste aparezca en la urdimbre o trama del lino o de la lana, o en algún cuero o artículo de piel, 49 y su color sea verdusco o rojizo, se trata de una infección de moho, y deberá mostrársele al sacerdote, 50 quien examinará la mancha y aislará durante siete días el objeto infectado. 51 Al séptimo día el sacerdote examinará la mancha. Si ésta se ha extendido en la ropa o en la urdimbre, o en la trama, o en el cuero o en cualquier artículo de piel, se trata de un moho corrosivo. Tal objeto es impuro. 52 Se le prenderá fuego a la ropa o a la urdimbre, trama, lana, lino o cualquier artículo de piel que haya sido infectado, porque se trata de un moho corrosivo. El objeto deberá ser quemado.

53 »Si al examinar el objeto, el sacerdote observa que la mancha no se ha extendido sobre el vestido, ni sobre la urdimbre, trama, lana, lino, o cualquier artículo de cuero, 54 entonces mandará lavar el objeto infectado y lo aislará otros siete días. 55 Una vez lavado el objeto, el sacerdote procederá a examinarlo. Si observa que la mancha no ha cambiado de aspecto, dicho objeto será considerado impuro aun cuando la mancha no se haya extendido. El objeto será quemado por estar corroído, sea por dentro o por fuera.

56 »Si después de lavado el objeto, el sacerdote lo examina y observa que la mancha ha disminuido, deberá arrancar la parte manchada del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. 57 Si la mancha reaparece en la ropa, en la urdimbre, en la trama o en cualquier artículo de piel, significa que ha vuelto a brotar. La parte infectada será quemada, 58 pero toda ropa, urdimbre, trama o artículo de piel que al lavarse pierda la mancha, se volverá a lavar, y el objeto quedará puro.»

59 Ésta es la ley respecto al moho que infecta la ropa, la lana, el lino, la urdimbre, la trama o cualquier artículo de piel, para poder declararlos puros o impuros.

Comentario

Guarda tu corazón en santidad

Las leyes del Antiguo Testamento cubrían cada aspecto de la vida, incluyendo la purificación, la salud y la higiene. Como resultado, en el Antiguo Testamento leemos mucho acerca de los distintos tipos de prescripciones establecidas en este capítulo, además de todas las ofrendas quemadas y sacrificios. Todas estas reglas y prescripciones estaban relacionadas con la santidad, y se suponía que emanaban del deseo de agradar e imitar a Dios (Levítico 11:44). En otras palabras, se suponía que los rituales externos reflejaran las actitudes internas del corazón.

En la época de Jesús, muchos de los maestros de la ley ponían el énfasis en el lugar equivocado. Pensaban que la santidad podía lograrse simplemente por obedecer un conjunto de reglas acerca de la conducta y las acciones externas en lugar de la obediencia de corazón hacia Dios.

Jesús señaló que hay algo mucho más importante que todo esto. Como vemos en el pasaje de hoy del Nuevo Testamento, «amarlo \[a Dios\] con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios» (Marcos 12:33). La santidad no es cuestión de apariencia exterior. Es asunto del corazón.

Oración

Señor, ayúdame a tener un corazón saludable y santo. Ayúdame a guardar mi corazón de las enfermedades espirituales. Oro para que podamos ser una comunidad de amor, amándote a Ti y amándonos entre nosotros. Te pido que llenes hoy mi corazón con tu Santo Espíritu manteniéndolo santo y saludable.

Añadidos de Pippa

Pippa añade:

Marcos 12:31

Jesús dijo: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Marcos 12:31).

¿Cómo me cuido a mí misma? ¡Creo que bastante bien!

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Referencias

Notas:

American Heart Association, “Life’s Simple 7”, http://www.heart.org/HEARTORG/Conditions/My-Life-Check---Lifes-Simple-7\_UCM\_471453\_Article.jsp#.VqvcnbSp8Rk \[ultimo acceso en enero de 2016\]

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