Cómo resistir la tentación
Introducción
Las Sirenas eran tres mujeres misteriosas que, de acuerdo con la Odisea de Homero, vivían en una isla. Cuando una embarcación pasaba por allí, se subían a los acantilados y cantaban. Su bello canto tentaba a los navegantes a aproximarse más y más hasta que eventualmente naufragaban en las rocas.
Ulises estaba curioso por escuchar el canto de las Sirenas, pero era consciente de los peligros. Ordenó a sus hombres que al aproximarse a la isla lo ataran al mástil y luego se taparan los oídos con cera. Cuando Ulises escuchó el llamado de las Sirenas exigió que lo desataran, pero su tripulación lo ató con más firmeza, liberándolo solamente una vez que había pasado el peligro.
La historia gira en torno a la poderosa atracción que solemos sentir para coquetear con opciones que sabemos que son malas e incluso destructivas. Nadie puede avanzar por la vida sin sentirse tentado. La tentación no es pecado; Jesús no tuvo pecado aun cuando él mismo fue tentado (Hebreos 4:15).
Proverbios 7:21-27
21 Con palabras persuasivas lo convenció;
con lisonjas de sus labios lo sedujo.
22 Y él en seguida fue tras ella,
como el buey que va camino al matadero;
como el ciervo que cae en la trampa,
23 hasta que una flecha le abre las entrañas;
como el ave que se lanza contra la red,
sin saber que en ello le va la vida.
24 Así que, hijo mío, escúchame;
presta atención a mis palabras.
25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas,
ni te extravíes por sus caminos,
26 pues muchos han muerto por su causa;
sus víctimas han sido innumerables.
27 Su casa lleva derecho al sepulcro;
¡conduce al reino de la muerte!
Comentario
1. Tentados a engañar
Este pasaje describe el poder y los peligros de la tentación sexual.
- Cuidado con las palabras persuasivas
Ten cuidado con lo que escuchas y lees: «Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo» (v.21).
- Evita las acciones insensatas
Los pensamientos y las palabras conducen eventualmente a las acciones: «Y él en seguida fue tras ella \[…\] sin saber que en ello le va la vida» (vv.22-23).
- Controla los pensamientos extraviados
A menudo la tentación comienza en nuestro corazón: «No desvíes tu corazón hacia sus sendas \[de la adúltera\]» (v.25; ver Mateo 5:28).
Ten presente esta advertencia: «…escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes hacia esa mujer tus pensamientos; no te pierdas por ir tras ella» (Proverbios 7:24-25, DHH). Seguir tal camino «lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!» (v.27).
Oración
Señor, no me dejes caer en la tentación sino líbrame del mal. Guarda mi corazón, dame discernimiento y guía mis pasos.
Lucas 3:23-4:13
23 Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su ministerio. Era hijo, según se creía, de José,
hijo de Elí, 24 hijo de Matat,
hijo de Leví, hijo de Melquí,
hijo de Janay, hijo de José,
25 hijo de Matatías, hijo de Amós,
hijo de Nahúm, hijo de Eslí,
hijo de Nagay, 26 hijo de Máat,
hijo de Matatías, hijo de Semeí,
hijo de Josec, hijo de Judá,
27 hijo de Yojanán, hijo de Resa,
hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel,
hijo de Neri, 28 hijo de Melquí,
hijo de Adí, hijo de Cosán,
hijo de Elmadán, hijo de Er,
29 hijo de Josué, hijo de Eliezer,
hijo de Jorín, hijo de Matat,
hijo de Leví, 30 hijo de Simeón,
hijo de Judá, hijo de José,
hijo de Jonán, hijo de Eliaquín,
31 hijo de Melea, hijo de Mainán,
hijo de Matata, hijo de Natán,
hijo de David, 32 hijo de Isaí,
hijo de Obed, hijo de Booz,
hijo de Salmón, hijo de Naasón,
33 hijo de Aminadab, hijo de Aram,
hijo de Jezrón, hijo de Fares,
hijo de Judá, 34 hijo de Jacob,
hijo de Isaac, hijo de Abraham,
hijo de Téraj, hijo de Najor,
35 hijo de Serug, hijo de Ragau,
hijo de Péleg, hijo de Éber,
hijo de Selaj, 36 hijo de Cainán,
hijo de Arfaxad, hijo de Sem,
hijo de Noé, hijo de Lamec,
37 hijo de Matusalén, hijo de Enoc,
hijo de Jared, hijo de Malalel,
hijo de Cainán, 38 hijo de Enós,
hijo de Set, hijo de Adán,
hijo de Dios.
Tentación de Jesús
4Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. 2 Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
3 —Si eres el Hijo de Dios —le propuso el diablo—, dile a esta piedra que se convierta en pan.
4 Jesús le respondió:
—Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre.”
5 Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
6 —Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. 7 Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
8 —Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.”
9 El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! 10 Pues escrito está:
»“Ordenará que sus ángeles te cuiden.
Te sostendrán en sus manos
11 para que no tropieces con piedra alguna.”
12 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le replicó Jesús.
13 Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.
Comentario
Tentados por el control
Dios permite la tentación en tu vida. Al pasar por estas pruebas tu fe se fortalece.
Jesús sabe todo con respecto a la tentación. Fue tentado durante cuarenta días (4:2). Aunque era el diablo quien presentó la tentación (v.3), fue Dios quien permitió que ocurriera (Jesús «fue llevado por el Espíritu al desierto», v.1). .
Este período de tentación llegó a continuación de la poderosa experiencia del Espíritu Santo que tuvo Jesús en su bautismo. Esta secuencia de acontecimientos es común, lo que explica la razón por la que solemos advertir a quienes participan en Alpha que probablemente experimenten un incremento en las tentaciones luego de la jornada de fin de semana (donde nos enfocamos en la obra y la experiencia del Espíritu Santo).
Lucas enfatiza la identidad de Jesús como Hijo de Dios (3:23-38) pero las tentaciones que Jesús enfrentó suelen ser similares a las que nosotros enfrentamos.
Todas estas tentaciones giran en torno al control: control de nuestros apetitos, control de nuestras ambiciones y control de nuestra vida. El diablo quiere controlar tu vida. En contraste, Dios quiere que conozcas la libertad que proviene de ser guiado por el Espíritu Santo.
- Gratificación instantánea
El diablo apela al apetito físico de Jesús (v.3) y le ofrece gratificación instantánea. Jesús responde: «No solo de pan vive el hombre» (v.4).
A la larga, la gratificación instantánea lleva a la desilusión, el vacío y la desesperación. Escuchar a Dios y desarrollar una relación con Él lleva a tener satisfacción espiritual profunda, gozo y propósito.
- Ambición egoísta
En un instante el diablo le mostró a Jesús todos los reinos del mundo. «Sobre estos reinos y todo su esplendor, te daré la autoridad. \[…\] Así que, si me adoras, todo será tuyo» (vv.6-7).
Es muy poderosa la tentación de acumular cosas para nosotros mismos. La prosperidad material puede conducir a la «autoridad» y el «esplendor» (v.6) en esta vida, pero el peligro es que la seguridad financiera se vuelva nuestra ambición y depositamos nuestra confianza en las riquezas y no en Dios.
Jesús respondió a esta tentación diciendo: «Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”» (v.8). En última instancia, solo hay una cosa que puede ser totalmente segura y es nuestra relación con Dios. Esta debe ser nuestra ambición principal.
- Poder presuntuoso
El diablo lleva a Jesús al punto más alto en el templo, diciendo: «Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí!» (v.9). Luego cita la Biblia (fuera de contexto, desde luego). Jesús responde a este versículo con la Escritura: «También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”» (v.12).
Eres llamado a tener una vida de obediencia y servicio a Dios. Jesús realizó milagros sorprendentes durante su ministerio. Al obrar de ese modo, no obstante, obedecía a Dios y seguía la dirección del Espíritu Santo. Esto es muy distinto al hecho de probar a Dios y luego pedirle que nos respalde. En lugar de acudir a Él con tus propios planes y pedir que los bendiga, procura primero conocer los planes de Dios y obedecer Su llamado.
Jesús enfrentó los planes del diablo y sus tentaciones con la Palabra de Dios. Repetidamente le dijo: «Está escrito…» y luego citó textos de la Escritura que respondían directamente a las mentiras y las tentaciones del diablo.
El diablo «lo dejó». Pero solo se retiró «hasta otra oportunidad» (v.13). Es un alivio tener períodos en la vida cuando las tentaciones no son tan fuertes, pero puedes estar seguro de que el diablo tratará de seducirte nuevamente.
Oración
Señor, quiero seguir la guía de tu Espíritu Santo. Ayúdame a estar cerca de Ti, conocer Tus palabras y resistir la tentación.
Números 11:4-13:25
Queja del pueblo en Quibrot Hatavá
4 Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne! 5 ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos! 6 Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»
7 A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina. 8 El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite. 9 Por la noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
Queja de Moisés en Quibrot Hatavá
10 Moisés escuchó que las familias del pueblo lloraban, cada una a la entrada de su tienda, con lo cual hacían que la ira del Señor se encendiera en extremo. Entonces, muy disgustado, 11 Moisés oró al Señor:
—Si yo soy tu siervo, ¿por qué me perjudicas? ¿Por qué me niegas tu favor y me obligas a cargar con todo este pueblo? 12 ¿Acaso yo lo concebí, o lo di a luz, para que me exijas que lo lleve en mi regazo, como si fuera su nodriza, y lo lleve hasta la tierra que les prometiste a sus antepasados? 13 Todo este pueblo viene llorando a pedirme carne. ¿De dónde voy a sacarla? 14 Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! 15 Si éste es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia!
El Señor le responde a Moisés
16 El Señor le respondió a Moisés:
—Tráeme a setenta ancianos de Israel, y asegúrate de que sean ancianos y gobernantes del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión, y haz que esperen allí contigo. 17 Yo descenderé para hablar contigo, y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga que te significa este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo.
18 »Al pueblo sólo le dirás lo siguiente: “Santifíquense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes lloraron ante el Señor, y le dijeron: ‘¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto la pasábamos mejor!’ Pues bien, el Señor les dará carne, y tendrán que comérsela. 19 No la comerán un solo día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, 20 sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les provoque náuseas. Y esto, por haber despreciado al Señor, que está en medio de ustedes, y por haberle llorado, diciendo: ‘¿Por qué tuvimos que salir de Egipto?’”
La palabra de Dios se cumple
21 Moisés replicó:
—Me encuentro en medio de un ejército de seiscientos mil hombres, ¿y tú hablas de darles carne todo un mes? 22 Aunque se les degollaran rebaños y manadas completas, ¿les alcanzaría? Y aunque se les pescaran todos los peces del mar, ¿eso les bastaría?
23 El Señor le respondió a Moisés:
—¿Acaso el poder del Señor es limitado? ¡Pues ahora verás si te cumplo o no mi palabra!
24 Moisés fue y le comunicó al pueblo lo que el Señor le había dicho. Después juntó a setenta ancianos del pueblo, y se quedó esperando con ellos alrededor de la Tienda de reunión. 25 El Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse.
26 Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu descansó sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. 27 Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
—¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento!
28 Josué hijo de Nun, uno de los siervos escogidos de Moisés, exclamó:
—¡Moisés, señor mío, deténlos!
29 Pero Moisés le respondió:
—¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos!
30 Entonces Moisés y los ancianos regresaron al campamento.
Las codornices
31 El Señor desató un viento que trajo codornices del mar y las dejó caer sobre el campamento. Las codornices cubrieron los alrededores del campamento, en una superficie de casi un día de camino y a una altura de casi un metro sobre la superficie del suelo. 32 El pueblo estuvo recogiendo codornices todo ese día y toda esa noche, y todo el día siguiente. ¡Ninguno recogió menos de dos toneladas! Después las distribuyeron por todo el campamento.
33 Ni siquiera habían empezado a masticar la carne que tenían en la boca cuando la ira del Señor se encendió contra el pueblo y los hirió con gran mortandad. 34 Por eso llamaron a ese lugar Quibrot Hatavá, porque allí fue sepultado el pueblo glotón.
35 Desde Quibrot Hatavá el pueblo partió rumbo a Jazerot, y allí se quedó.
Quejas de Miriam y de Aarón
12Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella. 2 Decían: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones.
3 A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra.
4 De pronto el Señor les dijo a Moisés, Aarón y Miriam: «Salgan los tres de la Tienda de reunión.» Y los tres salieron. 5 Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam, y cuando ambos se acercaron, 6 el Señor les dijo: «Escuchen lo que voy a decirles:
»Cuando un profeta del
se levanta entre ustedes,
yo le hablo en visiones
y me revelo a él en sueños.
7 Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés,
porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza.
8 Con él hablo cara a cara,
claramente y sin enigmas.
Él contempla la imagen del Señor.
¿Cómo se atreven a murmurar
contra mi siervo Moisés?»
9 Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. 10 Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa. 11 Entonces le dijo a Moisés: «Te suplico, mi señor, que no nos tomes en cuenta este pecado que neciamente hemos cometido. 12 No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho.»
Moisés intercede por Miriam
13 Moisés le rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!»
14 El Señor le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida.»
15 Así que Miriam quedó confinada siete días fuera del campamento. El pueblo no se puso en marcha hasta que ella se reintegró. 16 Después el pueblo partió de Jazerot y acampó en el desierto de Parán.
Los israelitas exploran Canaán
13El Señor le dijo a Moisés: 2 «Quiero que envíes a algunos de tus hombres a explorar la tierra que estoy por entregar a los israelitas. De cada tribu enviarás a un líder que la represente.»
3 De acuerdo con la orden del Señor, Moisés los envió desde el desierto de Parán. Todos ellos eran jefes en Israel, 4 y éstos son sus nombres:
Samúa hijo de Zacur, de la tribu de Rubén;
5 Safat hijo de Horí, de la tribu de Simeón;
6 Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;
7 Igal hijo de José, de la tribu de Isacar;
8 Oseas hijo de Nun, de la tribu de Efraín;
9 Palti hijo de Rafú, de la tribu de Benjamín;
10 Gadiel hijo de Sodi, de la tribu de Zabulón;
11 Gadí hijo de Susi, de la tribu de Manasés (una de las tribus de José);
12 Amiel hijo de Guemalí, de la tribu de Dan;
13 Setur hijo de Micael, de la tribu de Aser;
14 Najbí hijo de Vapsi, de la tribu de Neftalí;
15 Geuel hijo de Maquí, de la tribu de Gad.
16 Éstos son los nombres de los líderes que Moisés envió a explorar la tierra. (A Oseas hijo de Nun, Moisés le cambió el nombre y le puso Josué.)
17 Cuando Moisés los envió a explorar la tierra de Canaán, les dijo: «Suban por el Néguev, hasta llegar a la montaña. 18 Exploren el país, y fíjense cómo son sus habitantes, si son fuertes o débiles, muchos o pocos. 19 Averigüen si la tierra en que viven es buena o mala, y si sus ciudades son abiertas o amuralladas. 20 Examinen el terreno, y vean si es fértil o estéril, y si tiene árboles o no. ¡Adelante! Traigan algunos frutos del país.»
Ésa era la temporada en que maduran las primeras uvas.
21 Los doce hombres se fueron y exploraron la tierra, desde el desierto de Zin hasta Rejob, cerca de Lebó Jamat. 22 Subieron por el Néguev y llegaron a Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, descendientes de Anac. (Hebrón había sido fundada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoán.) 23 Cuando llegaron al valle del arroyo Escol, cortaron un sarmiento que tenía un solo racimo de uvas, y entre dos lo llevaron colgado de una vara. También cortaron granadas e higos. 24 Por el racimo que estos israelitas cortaron, a ese lugar se le llamó Valle de Escol.
Informe de los exploradores
25 Al cabo de cuarenta días los doce hombres regresaron de explorar aquella tierra.
Comentario
Tentados a comparar
Así como Jesús fue tentado en «el desierto» (Lucas 4:1), el pueblo de Dios fue tentado durante sus años en el desierto. Los ejemplos de este pasaje fueron escritos como advertencias para nosotros (ver 1 Corintios 10:6).
- Descontento
Dios les había suplido alimento, pero ansiaban otra comida (Números 11:4). En lugar de agradecer a Dios por su provisión milagrosa, dijeron: «¡Quién nos diera carne!» (v.4b). Se la pasaban lloriqueando (vv.10,13) y quejándose.
Fueron tentados a hacer comparaciones con la vida anterior en Egipto y volver a donde habían salido. Es fácil caer en esta trampa. Siempre hay algo por lo cual quejarse. No obstante, si tenemos ojos para verlo, podemos vislumbrar que estamos continuamente rodeados por la bondad, la misericordia, el perdón, el amor y la gracia de Dios.
- Celos
En Miriam y Aarón vemos un ejemplo de celos, cuando preguntaron: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» (12:2). Cuando Josué se enojó con otros que profetizaban en el campamento, Moisés preguntó: «¿Estás celoso por mí?» (11:29). El contexto aquí es el liderazgo y los dones espirituales.
La estructura de liderazgo de Moisés incluía un grupo de tres en el centro (Aarón, Miriam y Josué). Luego estaban los doce líderes de las tribus de Israel (13:4-15), después los setenta líderes y oficiales (11:16 en adelante). Es muy similar al círculo cercano de Jesús, de tres, luego los doce apóstoles y luego los setenta y dos restantes (ver Lucas 10). Cuando el Espíritu Santo descendió en los setenta de Moisés, «se pusieron a profetizar» (Números 11:25).
Al igual que Moisés, trata de evitar la tentación de comparar y estar celoso cuando ves que Dios usa a otras personas de manera poderosa. Moisés reconocía que necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener. Respondió: «¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos!» (v.29). No sentía que fuera el único que podía ser usado por Dios. El Señor había dicho: «Yo descenderé para hablar contigo, y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga que te significa este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo» (v.17).
- Orgullo
Los celos vienen de compararnos con los demás y pensar que somos menos favorecidos. El orgullo procede de pensar demasiado acerca de nosotros, comparándonos con otros y pensando que somos mejores.
Moisés también resistió la tentación del orgullo, es la mayor barrera entre Dios y los seres humanos. Dios ama al humilde. Como dijo un autor: «La verdadera humildad no es que pensemos menos de nosotros mismos sino que pensemos menos en nosotros mismos».
«A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra» (12:3). Quizá esa es la razón por la que Dios usó a Moisés de una forma tan poderosa.
Moisés era «humilde» (v.3), «fiel» (v.7), compasivo y perdonador (v.13). Todo esto procedía de la relación muy cercana que tenía con Dios en la que Dios le hablaba íntimamente en persona («Con él hablo cara a cara», v.8).
Oración
Señor, ayúdame a resistir las tentaciones del descontento, de los celos y del orgullo. Ayúdame a ser confiable, fiel y humilde.
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Números 11:4-6
Tengo cierta simpatía por los israelitas. Comer maná cada día durante 40 años suena un poco aburrido. Yo tengo una constitución física muy delicada de manera que suelo ser algo quisquillosa con la comida. Estoy segura de que el maná era delicioso y muy bueno. Cuando uno tiene hambre, la mayoría de las cosas saben bien.
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Referencias
C.S. Lewis, ‘True humility is not thinking less of yourself. It is thinking of yourself less.’
C. S. Lewis may not have used these exact words but he did say something similar in Mere Christianity, which has inspired the evolution of this quote.
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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