Tu línea directa
Introducción
En octubre de 1962 se llegó a un punto muerto en el enfrentamiento entre el presidente Kennedy de Estados Unidos, y el primer ministro Khrushchev, de la Unión Soviética, en el asunto de los misiles emplazados en Cuba. La Crisis de los misiles en Cuba casi deriba en la Tercera Guerra Mundial, pero logró evitarse porque se lograron comunicarse. Decidieron poner un teléfono rojo en el escritorio del presidente de Estados Unidos y otro en el del primer ministro de la Rusia soviética. El enlace se denominó «teléfono rojo». Si en algún momento existía el peligro de algún malentendido, simplemente ellos podían levantar el teléfono y comunicarse.
La comunicación es vital para todas las relaciones. Apartar tiempo para desarrollar y nutrir la comunicación resulta esencial. Jesús te ha dado un «teléfono rojo», una línea directa, con Dios, pero no es solo para casos de emergencia sino para utilizarse todo el tiempo.
Salmos 37:1-9
Salmo de David.
1 No te irrites a causa de los impíos
ni envidies a los que cometen injusticias;
2 porque pronto se marchitan, como la hierba;
pronto se secan, como el verdor del pasto.
3 Confía en el Señor y haz el bien;
establécete en la tierra y manténte fiel.
4 Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
5 Encomienda al Señor tu camino;
confía en él, y él actuará.
6 Hará que tu justicia resplandezca como el alba;
tu justa causa, como el sol de mediodía.
7 Guarda silencio ante el Señor,
y espera en él con paciencia;
no te irrites ante el éxito de otros,
de los que maquinan planes malvados.
8 Refrena tu enojo, abandona la ira;
no te irrites, pues esto conduce al mal.
9 Porque los impíos serán exterminados,
pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.
Comentario
Abrirse ante Dios
¿Cómo pueden cumplirse tus deseos? El salmista dice: «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón» (v.4). En lugar de perseguir las cosas que deseas, si te deleitas en Dios él te dará los deseos de tu corazón. Permitir que Dios te dé cosas es mucho mejor que tratar de obtenerlas por tu cuenta. Él promete:
- Fe en medio de tus temores
Suceden muchas cosas que podrían hacer que tuvieras temor e incluso entraras en pánico. Pero el salmista repite tres veces: «No te irrites» (vv.1,7b,8b). No hemos de ser envidiosos (v.1b). En cambio, vuélvete al Señor, lleva ante él tus temores y «confía en el Señor» (v.3). La fe es confianza, es lo opuesto al temor y el pánico.
- Dirección en tus decisiones
«Encomienda al Señor tu camino» (v.5). Esta es la clave para recibir dirección de Su parte: lleva la decisión a Dios, pídele que actúe y confía en Él. Una y otra vez he utilizado este versículo en mi propia vida. También lo he usado al orar con otros que luchan ante la toma de decisiones, en especial sobre sus empleos o ante la elección de una persona para formar una familia.
Es un proceso sencillo que consta de tres partes. Primero, encomienda la decisión a Dios en oración, pidiéndole que abra las puertas que sean adecuadas para ti y que cierre las que no sean buenas. Segundo, acto seguido, confía en que Él tiene el control. Tercero, ten fe en el Señor mientras prosigues «tu camino» con la expectativa de que Él obrará.
- Paz en tu corazón
Usa tu línea directa con Dios. Aparta tiempo, «guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia» (v.7). Esta es la fuente que hace «que tu justicia resplandezca como el alba» (v.6). Es la forma de evitar preocuparse y estar enojados, como también encontrar paz y esperanza (vv.8-9).
Oración
Señor, guárdame del temor, la envidia y la ira a medida que confío en ti. Hoy quiero consagrarte mi camino. Guardaré silencio ante ti, Dios. Me deleitaré en ti.
Lucas 4:38-5:16
Jesús sana a muchos enfermos
38 Cuando Jesús salió de la sinagoga, se fue a casa de Simón, cuya suegra estaba enferma con una fiebre muy alta. Le pidieron a Jesús que la ayudara, 39 así que se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, la cual se le quitó. Ella se levantó en seguida y se puso a servirles.
40 Al ponerse el sol, la gente le llevó a Jesús todos los que padecían de diversas enfermedades; él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó. 41 Además, de muchas personas salían demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.
42 Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. La gente andaba buscándolo, y cuando llegaron adonde él estaba, procuraban detenerlo para que no se fuera. 43 Pero él les dijo: «Es preciso que anuncie también a los demás pueblos las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.»
44 Y siguió predicando en las sinagogas de los judíos.
Llamamiento de los primeros discípulos
5Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. 2 Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. 3 Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca.
4 Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón:
—Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar.
5 —Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes.
6 Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. 7 Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse.
8 Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:
—¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!
9 Es que él y todos sus compañeros estaban asombrados ante la pesca que habían hecho, 10 como también lo estaban Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.
—No temas; desde ahora serás pescador de hombres —le dijo Jesús a Simón.
11 Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Jesús sana a un leproso
12 En otra ocasión, cuando Jesús estaba en un pueblo, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó:
—Señor, si quieres, puedes limpiarme.
13 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.
—Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
Y al instante se le quitó la lepra.
14 —No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; sólo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio.
15 Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. 16 Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar.
Comentario
Escuchar la Palabra de Dios
Tu línea directa con Dios implica una comunicación de doble vía. Comprende tanto el hablar a Dios en oración como escuchar sus palabras. Este fue el secreto del ministerio de Jesús. Nadie ha tenido jamás un ministerio tan poderoso como el suyo. A nadie se le ha exigido mayor disponibilidad de tiempo y energía como a Jesús.
Todos querían su auxilio. Cuando pidieron la ayuda a Jesús para que sanara a la suegra de Simón, la sanó. Impuso sus manos sobre todos los que eran llevados ante él y los sanaba. Predicó continuamente el evangelio (4:44). Sanó a los leprosos. Las multitudes iban en aumento; «acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades» (5:15).
¿Cómo podía hacerlo? ¿Cuál era su secreto? ¿Cuál era la fuente de su poder? «Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar solitario» (4:42). «Él,\[Jesús\] por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar» (5:16). Nunca podrás sobrellevar las exigencias de la vida en el reino de Dios a menos que recargues tus energías por medio de tu línea directa con Dios.
La multitud «lo apretujaba \[a Jesús\] para escuchar el mensaje de Dios» (v.1). Usando la barca como púlpito, Jesús enseñó a la multitud (v.3). Escuchar la Palabra de Dios por medio de Jesús transformó la vida de Pedro.
Pedro no solo atrapó una gran pesca sino que también captó una gran visión de lo que Dios podía hacer con su vida. Tres años después predicó un sermón en el que 3000 personas se convirtieron en un mismo día. Estableció los cimientos donde 2000 años más tarde más de 2000 millones de personas profesan el nombre de Jesús. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta parábola viviente?
- El potencial es vasto
Hasta entonces no habían pescado nada pero cuando Jesús dio la orden recogieron una pesca abundante. En el mar de Galilea había bancos fenomenales de peces que cubrían el mar pareciendo un cuerpo sólido en una extensión de hasta media hectárea.
Aunque limpiar las redes era importante para los pescadores, el propósito principal era capturar peces. La tarea principal de la iglesia es la misión. Jesús dice: «Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar» (v.4). Hay mucha gente que necesita recibir el mensaje de Jesús.
- Nada es imposible con Jesús
La primera reacción de Pedro fue negativa y pesimista. No pensaba que funcionaría: «Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada» (v.5a). No obstante, posiblemente luego de una larga pausa, dijo: «Pero como tú me lo mandas, echaré las redes» (v.5b). Jesús hizo posible lo que parecía imposible. «Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían» (v.6).
- No puede hacerse en soledad sino únicamente en compañía
«Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse» (v.7). El trabajo en equipo es clave para la misión. La falta de unidad aparece como algo desagradable para quienes están fuera de la iglesia. El trabajo en equipo y la unidad son muy atrayentes.
- Es una visión que vale la pena
La primera reacción de Pedro fue sentir su propia indignidad: «¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!» (v.8). Al mismo tiempo él y los demás estaban asombrados por la pesca abundante (v.9). Quizá se sintieron intimidados, pero Jesús dijo a Pedro: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (v.10). Entendieron que era una visión que merecía la pena seguirse: «Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús» (v.11).
Oración
Señor, gracias porque me has dado una línea directa a ti. Ayúdame, como Jesús, a buscar tiempo a solas contigo, a aislarme a lugares solitarios, orar y escuchar tus palabras.
Números 15:1-16:35
Leyes adicionales sobre las ofrendas
15El Señor le ordenó a Moisés 2 que les dijera a los israelitas: «Después de que hayan entrado en la tierra que les doy para que la habiten, 3 tal vez alguno quiera ofrecerle al Señor una vaca o una oveja, ya sea como ofrenda presentada por fuego, o como holocausto, o como sacrificio para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, o para celebrar una fiesta solemne. Para que esa ofrenda sea un aroma grato al Señor, 4 el que presente su ofrenda deberá añadirle, como ofrenda de cereal al Señor, dos kilos de flor de harina mezclada con un litro de aceite. 5 A cada cordero que se le ofrezca al Señor como holocausto o sacrificio se le añadirá como libación un litro de vino.
6 »Si se trata de un carnero, se preparará una ofrenda de cereal de cuatro kilos de flor de harina, mezclada con un litro y medio de aceite. 7 Como libación ofrecerás también un litro y medio de vino. Así será una ofrenda de aroma grato al Señor.
8 »Si ofreces un novillo como holocausto o sacrificio, a fin de cumplir un voto o hacer un sacrificio de comunión para el Señor, 9 junto con el novillo presentarás, como ofrenda de cereal, seis kilos de flor de harina mezclada con dos litros de aceite. 10 Presentarás también, como libación, dos litros de vino. Será una ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor. 11 Cada novillo, carnero, cordero o cabrito, deberá prepararse de la manera indicada. 12 Procederás así con cada uno de ellos, sin que importe el número de animales que ofrezcas.
13 »Cada vez que un israelita presente una ofrenda por fuego, de aroma grato al Señor, se ceñirá a estas instrucciones. 14 Si un extranjero que viva entre ustedes desea presentar una ofrenda por fuego, de aroma grato al Señor, se ceñirá a estas mismas instrucciones, 15 porque en la comunidad regirá un solo estatuto para ti y para el extranjero que viva en tus ciudades. Será un estatuto perpetuo para todos tus descendientes. Tú y el extranjero son iguales ante el Señor, 16 así que la misma ley y el mismo derecho regirán, tanto para ti como para el extranjero que viva contigo.»
Ofrenda de los primeros frutos
17 El Señor le ordenó a Moisés 18 que les dijera a los israelitas: «Cuando entren en la tierra adonde los llevo, 19 y coman de lo que ella produce, ofrecerán una contribución al Señor. 20 De tu primera horneada presentarás, como contribución, una torta de flor de harina. 21 Todos tus descendientes ofrecerán perpetuamente al Señor una contribución de la primera horneada.
Ofrendas por pecados inadvertidos
22 »Podría ocurrir que ustedes pecaran inadvertidamente, y que no cumplieran con todos los mandamientos que el Señor entregó a Moisés, 23 es decir, con todos los mandamientos que el Señor les dio a ustedes por medio de Moisés, desde el día en que los promulgó para todos sus descendientes. 24 Si el pecado de la comunidad pasa inadvertido, ésta ofrecerá un novillo como holocausto de aroma grato al Señor, junto con la libación, la ofrenda de cereal y un macho cabrío como sacrificio expiatorio, tal como está prescrito. 25 El sacerdote hará propiciación en favor de toda la comunidad israelita, y serán perdonados porque fue un pecado inadvertido y porque presentaron al Señor una ofrenda por fuego y un sacrificio expiatorio por el pecado inadvertido que cometieron. 26 Toda la comunidad israelita será perdonada, junto con los extranjeros, porque todo el pueblo pecó inadvertidamente.
27 »Si es una persona la que peca inadvertidamente, deberá presentar, como sacrificio expiatorio, una cabra de un año. 28 El sacerdote hará propiciación ante el Señor en favor de la persona que inadvertidamente haya pecado. El sacerdote hará propiciación, y la persona que pecó será perdonada. 29 Una sola ley se aplicará para todo el que peque inadvertidamente, tanto para el israelita como para el extranjero residente.
30 »Pero el que peque deliberadamente, sea nativo o extranjero, ofende al Señor. Tal persona será eliminada de la comunidad, 31 y cargará con su culpa, por haber despreciado la palabra del Señor y quebrantado su mandamiento.»
Quebrantamiento del día de reposo
32 Un sábado, durante la estadía de los israelitas en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña. 33 Quienes lo sorprendieron lo llevaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la comunidad. 34 Al principio sólo quedó detenido, porque no estaba claro qué se debía hacer con él. 35 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Ese hombre debe morir. Que toda la comunidad lo apedree fuera del campamento.» 36 Así que la comunidad lo llevó fuera del campamento y lo apedreó hasta matarlo, tal como el Señor se lo ordenó a Moisés.
Flecos recordatorios
37 El Señor le ordenó a Moisés 38 que les dijera a los israelitas: «Ustedes y todos sus descendientes deberán confeccionarse flecos, y coserlos sobre sus vestidos con hilo de color púrpura. 39 Estos flecos les ayudarán a recordar que deben cumplir con todos los mandamientos del Señor, y que no deben prostituirse ni dejarse llevar por los impulsos de su corazón ni por los deseos de sus ojos. 40 Tendrán presentes todos mis mandamientos, y los pondrán por obra. Así serán mi pueblo consagrado. 41 Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy el Señor!»
La rebelión de Coré, Datán y Abirán
16Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On hijo de Pélet, 2 se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes que la comunidad misma había escogido. 3 Se reunieron para oponerse a Moisés y a Aarón, y les dijeron:
—¡Vosotros habéis ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es santa, lo mismo que sus miembros, y el Señor está en medio de ellos, ¿por qué os creéis vosotros los dueños de la comunidad del Señor?
4 Cuando Moisés escuchó lo que le decían, se inclinó ante ellos 5 y les respondió a Coré y a todo su grupo:
—Mañana el Señor dirá quién es quién. Será él quien declare quién es su escogido, y hará que se le acerque. 6 Coré, esto es lo que tú y tu gente harán mañana: tomarán incensarios, 7 y les pondrán fuego e incienso en la presencia del Señor. El escogido del Señor será aquel a quien él elija. ¡Son ustedes, hijos de Leví, los que han ido demasiado lejos!
8 Moisés le dijo a Coré:
—¡Escúchenme ahora, levitas! 9 ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado del resto de la comunidad para que estén cerca de él, ministren en el santuario del Señor, y se distingan como servidores de la comunidad? 10 Dios mismo los ha puesto a su lado, a ti y a todos los levitas, ¿y ahora quieren también el sacerdocio? 11 Tú y tu gente se han reunido para oponerse al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuren contra él?
12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos contestaron:
—¡No iremos! 13 ¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros? 14 Lo cierto es que tú no has logrado llevarnos todavía a esa tierra donde abundan la leche y la miel, ni nos has dado posesión de campos y viñas. Lo único que quieres es seguir engatuzando a este pueblo. ¡Pues no iremos!
15 Entonces Moisés, sumamente enojado, le dijo al Señor:
—No aceptes la ofrenda que te traigan, que yo de ellos no he tomado ni siquiera un asno, ni les he hecho ningún daño.
16 A Coré, Moisés le dijo:
—Tú y tu gente y Aarón se presentarán mañana ante el Señor. 17 Cada uno de ustedes se acercará al Señor con su incensario lleno de incienso, es decir, se acercarán con doscientos cincuenta incensarios. También tú y Aarón llevarán los suyos.
18 Así que cada uno, con su incensario lleno de fuego e incienso, se puso de pie a la entrada de la Tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón. 19 Cuando Coré hubo reunido a toda su gente en contra de Moisés y Aarón a la entrada de la Tienda de reunión, la gloria del Señor se apareció ante todos ellos. 20 Entonces el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:
21 —Apártense de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas.
22 Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra, y exclamaron:
— Señor, Dios de toda la humanidad: un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?
23 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
24 —Ordénales que se alejen de las tiendas de Coré, Datán y Abirán.
25 Moisés y los ancianos de Israel fueron adonde estaban Datán y Abirán. 26 Entonces Moisés le advirtió a la gente:
—¡Aléjense de las tiendas de estos impíos! No toquen ninguna de sus pertenencias, para que ustedes no sean castigados por los pecados de ellos.
27 El pueblo se alejó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. Los dos últimos habían salido a la entrada de sus tiendas, y estaban allí, de pie, con sus esposas y todos sus hijos.
28 Moisés siguió diciendo:
—Ahora van a saber si el Señor me ha enviado a hacer todas estas cosas, o si estoy actuando por mi cuenta. 29 Si estos hombres mueren de muerte natural, como es el destino de todos los hombres, eso querrá decir que el Señor no me ha enviado. 30 Pero si el Señor crea algo nuevo, y hace que la tierra se abra y se los trague con todas sus pertenencias, de tal forma que desciendan vivos al sepulcro, entonces sabrán que estos hombres menospreciaron al Señor.
31 Tan pronto como Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió debajo de ellos; 32 se abrió y se los tragó, a ellos y a sus familias, junto con la gente y las posesiones de Coré. 33 Bajaron vivos al sepulcro, junto con todo lo que tenían, y la tierra se cerró sobre ellos. De este modo fueron eliminados de la comunidad. 34 Al oírlos gritar, todos los israelitas huyeron de allí exclamando:
—¡Corramos, no sea que la tierra nos trague también a nosotros!
35 Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.
Comentario
Priorizar la comunicación con Dios
Al leer el Antiguo Testamento y particularmente algunos de los pasajes de hoy, puede que te resulten bastante impactantes. No hay respuestas fáciles ni explicaciones sencillas. Hay muchas cosas que son difíciles de entender. Quizá sea mejor enfocarnos en lo que podemos comprender.
En este pasaje resulta evidente la importancia vital de tu relación con Dios y que pases tiempo con Él. La expresión «aroma grato al Señor» aparece en distintas ocasiones (15:7,10,13,24). Se requerían ofrendas para hacer «un sacrificio expiatorio» (v.25). Esto nos lleva a estar a cuentas con Dios. Y para ello se requiere el perdón (vv.25-26,28). Todo esto preparaba la ofrenda de Jesús mismo, quien nos ofrece perdón y expiación total de modo que podamos tener una línea directa con Dios.
Jesús transformó nuestra comprensión del día de reposo. El pueblo de Dios daba una importancia enorme a este día el cual consistía en una jornada apartada para pasar tiempo con Dios. Puede que ya no apliquen las reglas del día de reposo , pero el principio del día de reposo de apartar tiempo para descansar y pasar tiempo con Él sigue vigente.
El propósito del día de reposo es forzarnos a hacer una pausa y evitar que «los impulsos de \[nuestro\] corazón \[o\] por los deseos de \[nuestros\] ojos» (v.39) se vuelvan nuestros ídolos. Se espera de tu parte que te consagres a Dios (v.40). El Señor quiere atraerte a sí mismo (16:9). Es en virtud de la importancia de esta relación que cualquier amenaza a ello, causada por la insolencia o la rebelión (vv.1-2), debe tomarse con seriedad (vv.1-35).
Tienes el privilegio de vivir en la era del Espíritu Santo y ser capaz de disfrutar la libertad que Jesús ha logrado por medio de la cruz y la resurrección. Esto te permite disfrutar sin temor alguno de una línea directa con Dios. Estos pasajes te animan a aprovechar al máximo este privilegio extraordinario y pasar tiempo a solas con Él, deleitándote en Su presencia y llevando tus peticiones ante Él.
Oración
Señor, ayúdame a llevar una vida que te agrade, a permanecer cerca de ti cada día y encontrar tiempo para pasar a solas contigo.
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Salmo 37:4
«Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón».
Trato de recordar continuamente que el «deleitarse» tiene que suceder primero; no se trata solo de que «él te concederá los deseos de tu corazón». Pero sigue siendo una sorprendente promesa: si nos deleitamos, Él los concederá.
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