Asombro y admiración
Introducción
«El Águila ha aterrizado». El presidente Nixon, mirando los acontecimientos por televisión, lo describió como «uno de los momentos más grandiosos de nuestro tiempo». El papa recibió las noticias exclamando: «¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!».
A las 3:56 am del 20 de julio de 1969, Neil Armstrong bajó las escaleras del Águila y pisó la superficie lunar. «Es un pequeño paso para el hombre, pero un paso gigante para la humanidad», dijo al convertirse en el primer hombre en caminar sobre la luna.
Gracias a la invención de la televisión, este acontecimiento señalado fue el primero de gran significado histórico visto a lo largo del mundo y dado a conocer tan inmediatamente. El mundo entero contempló con asombro y admiración.
Cuando pensamos en el asombro y la admiración de los primeros pasos sobre la luna, tenemos un vistazo de lo que debe haber sentido la gente que vio a Jesús. Otro astronauta que caminó sobre la luna, James Irwin, expresó: «Jesús caminando sobre la tierra es más importante que el hombre caminando sobre la luna». Cuando la gente contemplaba lo que Jesús hacía la respuesta era de asombro y admiración: «Todos quedaron asombrados \[...\] Estaban llenos de temor» (Lucas 5:26).
Salmos 37:10-20
10 Dentro de poco los malvados dejarán de existir;
por más que los busques, no los encontrarás.
11 Pero los desposeídos heredarán la tierra
y disfrutarán de gran bienestar.
12 Los malvados conspiran contra los justos
y crujen los dientes contra ellos;
13 pero el Señor se ríe de los malvados,
pues sabe que les llegará su hora.
14 Los malvados sacan la espada y tensan el arco
para abatir al pobre y al necesitado,
para matar a los que viven con rectitud.
15 Pero su propia espada les atravesará el corazón,
y su arco quedará hecho pedazos.
16 Más vale lo poco de un justo
que lo mucho de innumerables malvados;
17 porque el brazo de los impíos será quebrado,
pero el Señor sostendrá a los justos.
18 El Señor protege la vida de los íntegros,
y su herencia perdura por siempre.
19 En tiempos difíciles serán prosperados;
en épocas de hambre tendrán abundancia.
20 Los malvados, los enemigos del Señor,
acabarán por ser destruidos;
desaparecerán como las flores silvestres,
se desvanecerán como el humo.
Comentario
Muestra asombro y admiración ante la decisión de Dios
¿Alguna vez te asombraste y admiraste por la clase de gente que Dios escoge? Mientras que el mundo tiende a impresionarse por las personas ricas (v.16) y poderosas (v.17), no sucede lo mismo con Dios. «Pero Dios escogió lo insensato,\[…\] lo débil,\[…\] lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse» (1 Corintios 1:27-29). Dios escoge a:
- Los humildes
«… los humildes heredarán la tierra y disfrutarán de completa paz» (Salmo 37:11, DHH). Ser humilde no significa ser débil, sin carácter ni sumiso. Es la palabra que se usa en referencia a Moisés (Números 12:3). Jesús se describió a sí mismo como humilde (Mateo 11:29). Significa ser gentil, considerado y modesto.
Es lo contrario a ser arrogante y auto complaciente. Es la palabra usada para describir un caballo que ha sido domado. Implica fuerza bajo control. Jesús pareciera citar este versículo al decir: «Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
- Los pobres y necesitados
Dios está interesado en los pobres y los necesitados (Salmo 37:14). Aquellos que tratan mal a estas personas son «malvados» ante los ojos de Dios: «Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados; porque el brazo de los impíos será quebrado, pero el Señor sostendrá a los justos» (vv.16-17).
- Los perseguidos
El tema de estos versículos en el Salmo 37 es que los malvados complotan contra los justos. Al contrastar el salmista a los «justos» con los «malvados», no es que sean meramente dos categorías separadas de personas, sino que una es proactiva en su hostilidad hacia la otra: «Los malvados conspiran contra los justos y crujen los dientes contra ellos» (v.12).
Estos versículos nos recuerdan que si somos perseguidos no es nuestra tarea tomar represalias porque Dios tiene todo bajo control y nos asegura que al final se hará justicia. No debemos tomar la venganza en nuestras manos (ver Romanos 12:17-21).
Oración
Señor, estoy asombrado y admirado por la gente que escoges. Ayúdame a ver a las personas como tú las ves, no según los estándares del mundo sino con Tus ojos.
Lucas 5:17-32
Jesús sana a un paralítico
17 Un día, mientras enseñaba, estaban sentados allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos. 18 Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, 19 pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús.
20 Al ver la fe de ellos, Jesús dijo:
—Amigo, tus pecados quedan perdonados.
21 Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
22 Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo:
—¿Por qué razonan así? 23 ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o “Levántate y anda”? 24 Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
25 Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. 26 Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas.»
Llamamiento de Leví
27 Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba.
—Sígueme —le dijo Jesús.
28 Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió.
29 Luego Leví le ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos. 30 Pero los fariseos y los maestros de la ley que eran de la misma secta les reclamaban a los discípulos de Jesús:
—¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?
31 —No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos —les contestó Jesús—. 32 No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan.
Comentario
Considera con asombro y admiración el ministerio de Jesús
¿Te has preguntado alguna vez cómo se sintió la gente al ver a Jesús realizar un milagro? Su ministerio producía asombro y admiración: «Todos se quedaron admirados y alabaron a Dios» (v.26). La versión en inglés de la Biblia, The Amplified Bible, lo expresa de este modo: «Abrumadora sorpresa y éxtasis se apoderaron de todos, y reconocieron, alabaron y dieron gracias a Dios; se llenaron (y fueron controlados) por el temor reverente, diciendo: “¡Hoy hemos visto cosas maravillosas, extrañas, increíbles e impensables!”» (v.26, AMP).
- Sanar a los enfermos
Aun el ministerio de Jesús parecía tener subidas y bajadas en términos de sanidad. En ocasiones, cuando no encontraba fe en la gente, Jesús sanaba a pocas personas (Mateo 13:58). En otras, como leemos aquí, «el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos» (Lucas 5:17).
- Perdonar pecados
Tendemos a ver la sanidad como algo sorprendente. Pero puede que demos por sentado el perdón de los pecados. Jesús demuestra que el perdón es incluso más sorprendente y admirable que la sanidad. Primero perdona el pecado del hombre (v.20). y luego, al sanarlo, muestra que tiene la autoridad para hacerlo (v.24). El perdón era prioritario.
- «Leer» a la gente
Jesús leyó sus mentes. Sabía lo que estaban pensando en sus corazones (v.22). Perdonar a quienes han pecado contra otros es algo que solo Dios puede hacer. Cuando Jesús se atribuyó la autoridad para perdonar los pecados de aquellos que habían pecado contra otros, en sus corazones lo acusaron de «blasfemia» (v.21a). «¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» (v.21b).
En cierto sentido tenían razón; Jesús reclamaba la autoridad de Dios para perdonar pecados. No es de sorprenderse que «todos se quedaron admirados y alabaron a Dios, y llenos de miedo dijeron: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”» (v.26, DHH).
- Escoger marginados
La elección que Jesús hace de Leví, el recaudador de impuestos, como seguidor suyo, fue sorprendente. Escogió a un marginado. Pero tomó la mejor decisión. Leví «se levantó, lo dejó todo y lo siguió» (v.28). Luego ofreció un gran banquete para Jesús en su casa y asistió mucha gente. Claramente Leví era un líder influyente. Las personas estaban fascinadas por lo que le había ocurrido y querían conocer a Jesús.
La elección de Jesús fue impactante y asombrosa. Cada vez que visito una prisión, veo que Jesús sigue llamando a sus seguidores entre los individuos rechazados por la sociedad, y siempre me lleno de asombro y admiración.
- Entablar amistad con pecadores
De nuevo, Jesús sorprendió a la gente. Le preguntaron: «¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?» (v.30). Jesús respondió: «No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan»
Este es el corazón de las buenas nuevas para todos nosotros. Joyce Meyer escribe así sobre este pasaje: «Con frecuencia sentimos que debemos esconder nuestras debilidades y siempre hacer de cuenta que somos fuertes, sin necesidad de nada, \[pero\] todos tenemos debilidades e incapacidades.\[…\] Jesús vino para quienes estaban enfermos (necesitados) no para los sanos (no necesitados).\[…\] Sé un necesitado. Dile a Dios todo lo que necesitas. De todos modos él ya lo sabe y espera que le pidas socorro».
Oración
Señor, gracias porque eres el mismo ayer, hoy y siempre. Te pido que Tu poder esté presente para sanar a los enfermos. Que la gente se asombre y se admire al ver que continúas haciendo cosas increíbles.
Números 16:36-18:32
Los incensarios
36 El Señor le dijo a Moisés: 37 «Ya que ahora los incensarios son santos, ordena a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que los retire del rescoldo y que esparza las brasas. 38 Toma los incensarios de aquellos que pecaron a costa de su vida, y haz con ellos láminas para recubrir el altar. Ahora son santos, porque fueron presentados ante el Señor, y serán así una señal para los israelitas.»
39 Entonces el sacerdote Eleazar recogió esos incensarios, y con ellos mandó hacer láminas para recubrir el altar. 40 Las láminas quedaron allí, como advertencia a los israelitas, para que ninguno que no fuera descendiente de Aarón ni estuviera autorizado se atreviera a ofrecer incienso ante el Señor; de lo contrario, le sucedería lo mismo que a Coré y su gente, tal como el Señor se lo había advertido por medio de Moisés.
Aarón intercede por el pueblo
41 Al día siguiente, toda la congregación de los israelitas volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, alegando:
—Ustedes mataron al pueblo del Señor.
42 Como la congregación empezó a amotinarse contra Moisés y Aarón, éstos se dirigieron a la Tienda de reunión. De repente la nube cubrió la Tienda, y apareció la gloria del Señor. 43 Entonces Moisés y Aarón se detuvieron frente a la Tienda de reunión, 44 y el Señor le dijo a Moisés:
45 —Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas.
Ellos se postraron rostro en tierra, 46 y Moisés le dijo a Aarón:
—Toma tu incensario y pon en él algunas brasas del altar; agrégale incienso, y vete corriendo adonde está la congregación, para hacer propiciación por ellos, porque la ira del Señor se ha desbordado y el azote divino ha caído sobre ellos.
47 Aarón hizo lo que Moisés le dijo, y corrió a ponerse en medio de la asamblea. El azote divino ya se había desatado entre el pueblo, así que Aarón ofreció incienso e hizo propiciación por el pueblo. 48 Se puso entre los vivos y los muertos, y así detuvo la mortandad. 49 Con todo, catorce mil setecientas personas murieron, sin contar las que perdieron la vida por causa de Coré. 50 Una vez que cesó la mortandad, Aarón volvió a la entrada de la Tienda de reunión, donde estaba Moisés.
La vara de Aarón
17El Señor le ordenó a Moisés: 2 «Diles a los israelitas que traigan doce varas, una por cada familia patriarcal, es decir, una por cada uno de los jefes de las familias patriarcales. Escribe el nombre de cada uno de ellos sobre su propia vara. 3 Sobre la vara de Leví escribe el nombre de Aarón, pues cada jefe de familia patriarcal debe tener su vara. 4 Colócalas frente al arca del pacto, en la Tienda donde me reúno con ustedes. 5 La vara que retoñe será la de mi elegido. De ese modo me quitaré de encima las constantes quejas que los israelitas levantan contra ustedes.»
6 Moisés se lo comunicó a los israelitas, y los jefes le entregaron doce varas, una por cada jefe de su familia patriarcal. Entre ellas estaba la vara de Aarón. 7 Moisés colocó las varas delante del Señor, en la Tienda del pacto.
8 Al día siguiente, Moisés entró en la Tienda del pacto y, al fijarse en la vara que representaba a la familia de Leví, vio que la vara de Aarón no sólo había retoñado, sino que también tenía botones, flores y almendras. 9 Sacó entonces de la presencia del Señor todas las varas, y las puso delante de los israelitas, para que por sí mismos vieran lo que había ocurrido, y cada jefe tomó su propia vara.
10 El Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a colocar la vara de Aarón frente al arca del pacto, para que sirva de advertencia a los rebeldes. Así terminarás con las quejas en contra mía, y evitarás que mueran los israelitas.»
11 Moisés hizo todo tal como el Señor se lo ordenó. 12 Entonces los israelitas le dijeron a Moisés: «¡Estamos perdidos, totalmente perdidos! ¡Vamos a morir! 13 Todo el que se acerca al santuario del Señor muere, ¡así que todos moriremos!»
Deberes de sacerdotes y levitas
18El Señor le dijo a Aarón: «Todos los de la tribu de Leví se expondrán a sufrir las consecuencias de acercarse a las cosas sagradas, pero de entre ellos sólo tú y tus hijos se expondrán a las consecuencias de ejercer el sacerdocio. 2 Cuando tú y tus hijos estén ministrando delante de la Tienda del pacto, tendrán como ayudantes a sus hermanos de la tribu de Leví. 3 Ellos te ayudarán en tus deberes y estarán a cargo de la Tienda de reunión, pero no se acercarán a los objetos sagrados ni al altar, para que no mueran. 4 Ellos serán tus ayudantes, y estarán a cargo de la Tienda de reunión y de todo su servicio. Así que, cuando ustedes ministren, nadie que no esté autorizado se les acercará.
5 »Sólo ustedes estarán a cargo de las cosas sagradas y del altar, para que no se vuelva a derramar mi ira sobre los israelitas. 6 Considera que yo mismo he escogido, de entre la comunidad, a tus hermanos los levitas, para dártelos como un regalo. Ellos han sido dedicados al Señor para que sirvan en la Tienda de reunión. 7 Pero sólo tú y tus hijos se harán cargo del sacerdocio, es decir, de todo lo referente al altar y a lo que está detrás de la cortina. A ustedes les doy de regalo el sacerdocio, pero cualquier otro que se acerque a las cosas sagradas será condenado a muerte.»
Privilegios de los sacerdotes
8 El Señor le dijo a Aarón: «Yo mismo te he puesto a cargo de todas las cosas sagradas que los israelitas me traen como contribución. A ti y a tus hijos se las he entregado como su porción consagrada, como estatuto perpetuo. 9 Te corresponderán las cosas más sagradas, que no se queman en el altar. Tuya será toda ofrenda que presenten los israelitas, junto con las ofrendas de cereal, los sacrificios expiatorios y los sacrificios por la culpa. Todo esto que ellos me traen será algo muy santo para ti y para tus hijos. 10 Comerás de las cosas más sagradas, y las considerarás santas. Todo varón comerá de ellas.
11 »También te corresponderán las contribuciones de todas las ofrendas mecidas que me presenten los israelitas. A ti y a tus hijos y a tus hijas se las he dado, como estatuto perpetuo.
12 »De las primicias que ellos traen al Señor te doy también lo mejor del aceite, del vino nuevo y de los cereales. 13 Ellos traerán al Señor las primicias de todo lo que la tierra produce, y yo te las entregaré a ti. Toda persona que esté ritualmente pura podrá comer de ellas.
14 »Todo lo que en Israel haya sido dedicado por completo al Señor, será tuyo. 15 Todo primogénito presentado al Señor será tuyo, ya sea de hombre o de animal. Pero rescatarás al primogénito nacido de hombre y al de animales impuros. 16 El rescate tendrá lugar cuando el primogénito tenga un mes de edad. El precio del rescate será de cinco monedas de plata, según la moneda oficial del santuario, que pesa once gramos.
17 »Pero no podrás rescatar al primogénito de un toro, de una oveja o de un macho cabrío, pues son santos. Rociarás su sangre en el altar, y quemarás su grasa como ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor. 18 Pero la carne será tuya, lo mismo que el pecho de la ofrenda mecida y el muslo derecho. 19 Yo, el Señor, te entrego todas las contribuciones sagradas que los israelitas me presentan. Son tuyas, y de tus hijos y de tus hijas, como estatuto perpetuo. Éste es un pacto perpetuo, sellado en mi presencia, con sal. Es un pacto que hago contigo y con tus descendientes.»
Privilegios de los levitas
20 El Señor le dijo a Aarón: «Tú no tendrás herencia en el país, ni recibirás ninguna porción de tierra, porque yo soy tu porción; yo soy tu herencia entre los israelitas.
21 »A los levitas les doy como herencia, y en pago por su servicio en la Tienda de reunión, todos los diezmos de Israel. 22 Si los israelitas volvieran a cometer el pecado de acercarse a la Tienda de reunión, morirían. 23 Por eso únicamente los levitas servirán en la Tienda de reunión y cargarán con la culpa de los israelitas. El siguiente es un estatuto perpetuo para todas las generaciones venideras: Los levitas no recibirán herencia entre los israelitas, 24 porque yo les he dado como herencia los diezmos que los israelitas ofrecen al Señor como contribución. Por eso he decidido que no tengan herencia entre los israelitas.»
El diezmo de los diezmos
25 El Señor le ordenó a Moisés 26 que les dijera a los levitas: «Cuando reciban de los israelitas los diezmos que les he dado a ustedes como herencia, ofrézcanme, como contribución, el diezmo de esos diezmos. 27 La contribución que ustedes me presenten les será contada como si fuera trigo de la era o mosto del lagar. 28 Así que reservarán para mí, como su contribución, el diezmo de todos los diezmos que reciban de los israelitas, y se lo entregarán al sacerdote Aarón. 29 De todos los dones que reciban, reservarán para mí una contribución. Y me consagrarán lo mejor.
30 »Cuando me hayan presentado la mejor parte, se les tomará en cuenta como si fuera vino o grano. 31 Lo que sobre, ustedes y sus familias podrán comerlo donde quieran. Ése será el pago por su ministerio en la Tienda de reunión. 32 Después de presentarme el diezmo de los diezmos, ya no será pecado que coman lo que sobre.
»No profanen las ofrendas sagradas de los israelitas, porque de lo contrario morirán.»
Comentario
Medita en asombro y admiración ante la maravilla del perdón
Existe la tendencia de dar por sentado el perdón de Dios. El poeta Heinrich Heine dijo en cierta ocasión: «Dieu me pardonnera. C'est son métier» («Dios me perdonará. Es su trabajo hacerlo»). En un sentido, nada podría ser más lejano a la verdad. El pecado tiene un alto costo (16:38). Muchas de las cosas que leemos en el Antiguo Testamento se presentan como «terribles» en el sentido que parecen ser atroces.
No obstante, otro sentido de la palabra «terrible» es «lleno de temor o asombro». La definición que un diccionario hace de «terrible» es: «Desmesurado, extraordinario, excesivo».
El lenguaje en este pasaje muestra la gravedad del pecado, su costo y la reacción de Dios: «…la ira del Señor se ha desbordado…» (v.46). A Dios no le agradan, por ejemplo, «las constantes quejas» (17:5).
El pecado requería expiación (16:46). Había una necesidad de redención (18:15-16). Se necesitaba el derramamiento de sangre (v.17). El establecimiento del sacerdocio levítico era necesario para anticipar y preparar el camino para Jesús, el gran sumo sacerdote, cuya sangre sería derramada y haría expiación para redimirnos de nuestros pecados (Hebreos 4:14;12:24;2:17).
A menos que entiendas la gravedad del pecado y el trasfondo del Antiguo Testamento, que muestra la dificultad y la complicación de recibir el perdón, no entenderás cuán maravilloso, sorprendente y asombroso es el perdón de Dios. El perdón no es automático, pero fue hecho posible por Jesús. Al meditar en lo que Dios ha hecho debes llenarte de asombro, admiración y temor.
Oración
Señor, gracias porque por medio de la muerte y la resurrección de Jesús puedo saber que soy perdonado. Gracias porque vivo en la era del Espíritu Santo. Gracias por cómo los sucesos de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, y el derramamiento del Espíritu Santo han transformado mi vida y transformado este mundo. Oro para que los ojos de todo el mundo se abran para ver estos sucesos tan trascendentales con asombro.
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Lucas 5:17-26
No siempre resulta fácil llevar a nuestros amigos a Jesús. Puede requerir persistencia e incluso pensar fuera de los límites de lo acostumbrado (o, como en este caso, ¡desde el techo!).
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Referencias
Notas:
Las citas bíblicas marcadas (AMP) son tomadas de la Biblia Amplificada® en inglés, no está traducida al español, se parafrasea.
Joyce Meyer, La Biblia de la vida diaria, (Casa Creación, 2013)