Día 87

Diez consejos importantes para los mensajeros de Dios

Sabiduría Salmos 37:32-40
Nuevo Testamento Lucas 6:37-7:10
Antiguo Testamento Números 22:21-23:26

Introducción

La resurrección física de Jesucristo es la piedra angular del cristianismo. La resurrección de Jesús confirma todo lo que Él dijo acerca de quién era. No se trata de una figura histórica fallecida hace tiempo, realmente era un hombre cuya identidad era Dios. Resucitó, vive hoy y tú puedes ser su mensajero.

Billy Graham ha grabado sus últimas palabras como mensajero de Dios al mundo. ¡Son las palabras que dirá en su propio funeral! Hablará a la gente mediante un mensaje grabado, recordando que hay vida más allá de la tumba y llamando a todo el que escucha a poner su fe en Jesús.

Desde que Dios lo llamó en 1934, a los 16 años de edad, ha sido un mensajero fiel del evangelio. Ha hablado personalmente sobre Jesús a más de 200 millones de personas. Ha sido amigo y consejero de diez presidentes norteamericanos. La audiencia de toda su vida, incluyendo las transmisiones por radio y televisión, supera los 2002 millones. Ha estado determinado a aprovechar al máximo cada oportunidad, incluyendo su propio funeral, para compartir el mensaje de Dios al mundo.

«Mi mensajero» es la forma en que Dios describe a Juan el Bautista (Lucas 7:27). Tú también puedes ser un mensajero de Dios. Jesús habla de «la palabra acerca del reino» (Mateo 13:19). En el Nuevo Testamento «el mensaje» es un sinónimo de «el evangelio» (ver Hechos 2:41; 4:4; 10:44 y otros). Nuestra tarea consiste tanto en escuchar este mensaje como en declararlo a los demás (1 Juan 1:5).

Sabiduría

Salmos 37:32-40

32 Los malvados acechan a los justos
 con la intención de matarlos,
33 pero el Señor no los dejará caer en sus manos
 ni permitirá que los condenen en el juicio.

34 Pero tú, espera en el Señor,
 y vive según su voluntad,
 que él te exaltará para que heredes la tierra.
Cuando los malvados sean destruidos,
 tú lo verás con tus propios ojos.

35 He visto al déspota y malvado
 extenderse como cedro frondoso.
36 Pero pasó al olvido y dejó de existir;
 lo busqué, y ya no pude encontrarlo.

37 Observa a los que son íntegros y rectos:
 hay porvenir para quien busca la paz.
38 Pero todos los pecadores serán destruidos;
 el porvenir de los malvados será el exterminio.

39 La salvación de los justos viene del Señor;
 él es su fortaleza en tiempos de angustia.
40 El Señor los ayuda y los libra;
 los libra de los malvados y los salva,
 porque en él ponen su confianza.

Comentario

1. Permanece junto a Dios

Si quieres escuchar el mensaje de Dios «espera en el Señor, y vive según su voluntad» (v.34a). «La salvación de los justos viene del Señor; él es su fortaleza en tiempos de angustia. El Señor los ayuda y los libra; los libra de los malvados y los salva, porque en él ponen su confianza» (vv.39-40).

Señor, ayúdame a estar cerca de ti, permanecer en tus caminos y esperar en ti.

2. Busca la paz

Los mensajeros de Dios deben ser mensajeros de paz: «…hay porvenir para quien busca la paz» (v.37b). No deberían ser agitadores ni provocar división innecesaria. En cambio, ser personas de paz. Jesús dijo: «Dichosos los que trabajan por la paz» (Mateo 5:9).

Oración

Señor, hazme un instrumento de tu paz. Que donde haya odio permíteme sembrar amor.

Nuevo Testamento

Lucas 6:37-7:10

El juzgar a los demás

37 »No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. 38 Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.»

39 También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? 40 El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro.

41 »¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.

El árbol y su fruto

43 »Ningún árbol bueno da fruto malo; tampoco da buen fruto el árbol malo. 44 A cada árbol se le reconoce por su propio fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. 45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.

El prudente y el insensato

46 »¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? 47 Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. 49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.»

La fe del centurión

7Cuando terminó de hablar al pueblo, Jesús entró en Capernaúm. 2 Había allí un centurión, cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir. 3 Como oyó hablar de Jesús, el centurión mandó a unos dirigentes de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo. 4 Cuando llegaron ante Jesús, le rogaron con insistencia:

—Este hombre merece que le concedas lo que te pide: 5 aprecia tanto a nuestra nación, que nos ha construido una sinagoga.

6 Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle:

—Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo. 7 Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo. 8 Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.

9 Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó:

—Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.

10 Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo.

Comentario

3. No juzgues

Jesús dice: «No juzguen, y no se les juzgará» y «No condenen, y no se les condenará» (6:37). La famosa historia de Jesús sobre tratar de quitar una «astilla» en el ojo de alguien cuando tenemos una «viga» en nuestro propio ojo desafía nuestras actitudes (vv.41-42). Es mucho más fácil ver las faltas de quienes nos rodean que ver nuestros propios fallos y debilidades. Si vivimos de este modo, siempre estaremos enfrentándonos con los demás.

Necesito prestar más atención a mis propios defectos y las áreas donde debo crecer. Solo entonces podré ayudar a reconciliar a otras personas con Dios en sus luchas. Cuando tratas a los demás con la misma paciencia que Dios te muestra a ti, eres más propenso a llevarte bien con la gente y reconocer el valor de los ministerios de otras personas.

Señor, ayúdame a quitar las «vigas» de mi vida y a extender gracia hacia quienes me rodean.

4. Perdona a los demás

Jesús dijo: «Perdonen, y se les perdonará» (v.37b). Perdona a las personas aunque no lamenten sus faltas. El perdón ahorra el malgasto de ira, el costo del odio y el derroche de energía. El perdón que Dios te ofrece debería ser un círculo virtuoso que desborde en tus relaciones con los demás.

Señor, gracias por haberme perdonado. Ayúdame a perdonar a los demás, sin importar si lamentan o no lo que hayan hecho.

5. Ofrenda tu vida

Como vimos ayer, la generosidad está en el corazón del cristianismo. En este pasaje Jesús reitera aquel mensaje: «Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes» (v.38).

Señor, ayúdame a reflejar tu generosidad en mi actitud hacia los demás. Ayúdame a buscar lo bueno en los otros, a perdonar y dar.

6. Engancha tu carro a una estrella

«Engancha tu vagón a una estrella» fue el mejor consejo que me dieron cuando buscaba un lugar para capacitarme como pastor. Jesús dijo: «El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro» (v.40). Al mirar a Sandy Millar supe que él era esa «estrella» a quien quería parecerme. Por lo tanto, quería ser capacitado bajo su liderazgo porque aunque yo sentía que nunca igualaría la sabiduría y los dones de mi maestro, al menos sabía hacia qué objetivo apuntaba.

Esta es la razón por la que suelo leer biografías de personas como William Wilberforce, el papa Juan Pablo II y Billy Graham. Sus ejemplos nos enriquecen e inspiran a apuntar más alto. Desde luego, en última instancia Jesús es la única estrella. Engancha tu vagón a Él.

Señor, gracias por los héroes de la fe que han vivido antes de mí y por los líderes que has puesto en mi vida. Ayúdame a aprender de ellos y procurar crecer en mi caminar contigo.

7. Guarda tu corazón

Jesús dice: «El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca» (v.45). Si quieres ser un mensajero de Dios tienes que llenar tu corazón con su mensaje, su presencia y su amor. Billy Graham siempre solía decir que le gustaba hablar «desde la abundancia del corazón».

Señor, ayúdame a guardar mi corazón y atesorar el bien. Como oró David, «crea en mí, oh Dios, un corazón limpio» (Salmo 51:10).

8. Obedece la Palabra de Dios

Superficialmente las dos casas se veían iguales. Pero la que colapsó no tenía cimientos (Lucas 6:49). Jesús dijo: «Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos» (v.49).

La diferencia entre las dos es que la persona sabia oye el mensaje y lo pone en práctica (v.47). No es suficiente con estudiar el mensaje de Dios. Debemos vivirlo. Conocer la Palabra de Dios y obedecerla debería ser el cimiento de tu vida.

Señor Jesús, ayúdame a escuchar tus palabras y ponerlas en práctica.

9. Sométete a la autoridad

Toda autoridad viene de estar sometido a otra autoridad. El centurión reconocía que la autoridad de Jesús procedía de estar sometido a la autoridad, así como su propia autoridad como centurión para dar órdenes venía de estar «bajo autoridad» (7:8).

Tu mensaje tendrá autoridad si estás sometido a la autoridad de Dios y eres guiado por su Espíritu Santo. Esta autoridad no te pertenece: eres autorizado por Dios para ser su mensajero. El apóstol Pablo habló de ser un «embajador» del evangelio (2 Corintios 5:20).

Oración

Señor Jesús, gracias por haberme autorizado a ser tu mensajero. Ayúdame a ser un fiel embajador del evangelio ante quienes me rodean.

Antiguo Testamento

Números 22:21-23:26

Balán y su burra

21 Balán se levantó por la mañana, ensilló su burra, y partió con los gobernantes de Moab. 22 Mientras iba con ellos, la ira de Dios se encendió y en el camino el ángel del Señor se hizo presente, dispuesto a no dejarlo pasar. Balán iba montado en su burra, y sus dos criados lo acompañaban. 23 Cuando la burra vio al ángel del Señor en medio del camino, con la espada desenvainada, se apartó del camino para meterse en el campo. Pero Balán la golpeó para hacerla volver al camino.

24 El ángel del Señor se detuvo en un sendero estrecho que estaba entre dos viñas, con cercos de piedra en ambos lados. 25 Cuando la burra vio al ángel del Señor, se arrimó contra la pared, con lo que lastimó el pie de Balán. Entonces Balán volvió a pegarle.

26 El ángel del Señor se les adelantó y se detuvo en un lugar más estrecho, donde ya no había hacia dónde volverse. 27 Cuando la burra vio al ángel del Señor, se echó al suelo con Balán encima. Entonces se encendió la ira de Balán y golpeó a la burra con un palo. 28 Pero el Señor hizo hablar a la burra, y ella le dijo a Balán:

—¿Se puede saber qué te he hecho, para que me hayas pegado tres veces?

29 Balán le respondió:

—¡Te has venido burlando de mí! Si hubiera tenido una espada en la mano, te habría matado de inmediato.

30 La burra le contestó a Balán:

—¿Acaso no soy la burra sobre la que siempre has montado, hasta el día de hoy? ¿Alguna vez te hice algo así?

—No —respondió Balán.

31 El Señor abrió los ojos de Balán, y éste pudo ver al ángel del Señor en el camino y empuñando la espada. Balán se inclinó entonces y se postró rostro en tierra.

32 El ángel del Señor le preguntó:

—¿Por qué golpeaste tres veces a tu burra? ¿No te das cuenta de que vengo dispuesto a no dejarte pasar porque he visto que tus caminos son malos? 33 Cuando la burra me vio, se apartó de mí tres veces. De no haber sido por ella, tú estarías ya muerto y ella seguiría con vida.

34 Balán le dijo al ángel del Señor:

—He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.

35 Pero el ángel del Señor le dijo a Balán:

—Ve con ellos, pero limítate a decir sólo lo que yo te mande.

Y Balán se fue con los jefes que Balac había enviado.

Balac se encuentra con Balán

36 Cuando Balac se enteró de que Balán venía, salió a recibirlo en una ciudad moabita que está en la frontera del río Arnón. 37 Balac le dijo a Balán:

—¿Acaso no te mandé llamar? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees que no soy capaz de recompensarte?

38 —¡Bueno, ya estoy aquí! —contestó Balán—. Sólo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca.

39 De allí se fueron Balán y Balac a Quiriat Jusot. 40 Balac ofreció en sacrificio vacas y ovejas, y las compartió con Balán y los gobernantes que estaban con él. 41 A la mañana siguiente, Balac llevó a Balán a Bamot Baal, desde donde Balán pudo ver parte del campamento israelita.

Primer oráculo de Balán

23Balán le dijo a Balac: «Edifícame siete altares en este lugar, y prepárame siete novillos y siete carneros.» 2 Balac hizo lo que Balán le pidió, y juntos ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar.

3 Entonces Balán le dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a ver si el Señor quiere reunirse conmigo. Luego te comunicaré lo que él me revele.» Y se fue a un cerro desierto.

4 Dios vino a su encuentro, y Balán le dijo:

—He preparado siete altares, y en cada altar he ofrecido un novillo y un carnero.

5 Entonces el Señor puso su palabra en boca de Balán, y le dijo:

—Vuelve adonde está Balac, y repítele lo que te voy a decir.

6 Balán regresó y encontró a Balac de pie, al lado de su holocausto, en compañía de todos los jefes de Moab. 7 Y Balán pronunció su oráculo:

«De Aram, de las montañas de Oriente,
me trajo Balac, el rey de Moab.
“Ven —me dijo—, maldice por mí a Jacob;
ven, deséale el mal a Israel.”
8 ¿Pero cómo podré echar maldiciones
sobre quien Dios no ha maldecido?
¿Cómo podré desearle el mal
a quien el Señor no se lo desea?
9 Desde la cima de las peñas lo veo;
desde las colinas lo contemplo:
es un pueblo que vive apartado,
que no se cuenta entre las naciones.
10 ¿Quién puede calcular la descendencia de Jacob,
tan numerosa como el polvo,
o contar siquiera la cuarta parte de Israel?
¡Sea mi muerte como la del justo!
¡Sea mi fin semejante al suyo!»

11 Entonces Balac le reclamó a Balán:

—¿Qué me has hecho? Te traje para que lanzaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y resulta que no has hecho más que bendecirlos!

12 Pero Balán le respondió:

—¿Acaso no debo decir lo que el Señor me pide que diga?

Segundo oráculo de Balán

13 Entonces Balac le dijo:

—Por favor, ven conmigo a otro lugar. Desde allí podrás ver sólo a una parte del pueblo, y no a todos ellos, y les desearás el mal.

14 Así que lo llevó al campo de Zofín en la cumbre del monte Pisgá. Allí edificó siete altares, y en cada uno de ellos ofreció un novillo y un carnero. 15 Allí Balán le dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a reunirme con Dios.»

16 El Señor se reunió con Balán y puso en boca de éste su palabra. Le dijo: «Vuelve adonde está Balac, y repite lo que te voy a decir.»

17 Balán se fue adonde estaba Balac, y lo encontró de pie, al lado de su holocausto, en compañía de los jefes de Moab. Balac le preguntó:

—¿Qué dijo el Señor?

18 Entonces Balán pronunció su oráculo:

«Levántate, Balac, y escucha;
óyeme, hijo de Zipor.
19 Dios no es un simple mortal
para mentir y cambiar de parecer.
¿Acaso no cumple lo que promete
ni lleva a cabo lo que dice?
20 Se me ha ordenado bendecir,
y si eso es lo que Dios quiere,
yo no puedo hacer otra cosa.
21 »Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob
ni ha reparado en la violencia de Israel.
El Señor su Dios está con ellos;
y entre ellos se le aclama como rey.
22 Dios los sacó de Egipto
con la fuerza de un toro salvaje.
23 Contra Jacob no hay brujería que valga,
ni valen las hechicerías contra Israel.
De Jacob y de Israel se dirá:
“¡Miren lo que Dios ha hecho!”
24 Un pueblo se alza como leona;
se levanta como león.
No descansará hasta haber devorado su presa
y bebido la sangre de sus víctimas.»

25 Balac le dijo entonces a Balán:

—¡Si no los vas a maldecir, tampoco los bendigas!

26 Balán le respondió:

—¿Acaso no te advertí que yo repetiría todo lo que el Señor me ordenara decir?

Comentario

Termina bien

Según el Nuevo Testamento, la vida de Balán fue un contraejemplo. Se lo cita como ejemplo de falso profeta: «Han abandonado el camino recto, y se han extraviado para seguir la senda de Balán, hijo de Bosor, a quien le encantaba el salario de la injusticia. Pero fue reprendido por su maldad: su burra (una muda bestia de carga) habló con voz humana y refrenó la locura del profeta» (2 Pedro 2:15-16).

Es una advertencia a no ignorar la guía del Espíritu Santo. Tres veces el ángel del Señor trató de evitar que Balán fuera con Balac. Pero Balán estaba determinado a ir pese al hecho de que el ángel del Señor tratara de interponerse en su camino y le dijera: «¿No te das cuenta de que vengo dispuesto a no dejarte pasar porque he visto que tus caminos son malos?» (Números 22:32).

Balán iba a aceptar un pago por darle a Balac el oráculo que quería escuchar. Pero en el pasaje de hoy vemos que en un momento determinado Balán había intentado hacer lo correcto. Dijo «Solo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca» (22:38; ver también 23:8,12,26).

La vida de Balán es una advertencia de que incluso quienes son usados por Dios pueden llegar acabar metiéndose en un lío. Es de mucho aliento seguir haciendo lo que Balán, en un momento dado comenzó a hacer: escuchar el mensaje de Dios y transmitírselo a los demás y así terminar bien.

Oración

Señor, ayúdame a ser un mensajero fiel. Quiero ser sensible a la guía de tu Espíritu Santo, a seguirte a donde me guíes y permanecer fiel hasta el final.

Añadidos de Pippa

Pippa añade:

Números 22:21-28

No me gusta que la gente sea cruel con los animales. En ocasiones los animales son más sensibles que los humanos, como en este caso donde la burra de Balán lo había servido fielmente. Dios puede incluso usar animales para hablarnos.

Balán estaba determinado a avanzar pese a los obstáculos. La dificultad a la que nos enfrentamos en la vida es descubrir cuál es el plan de Dios. A veces resulta difícil discernir si Dios nos está impidiendo transitar un camino desastroso o si se trata de oposición ante la que tenemos que orar para derrotarla. Sea cual sea la situación, la clave es la oración.

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Referencias

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

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