Cómo amar de adentro hacia afuera
Introducción
Celine, una joven que asistió a Alpha por su «búsqueda espiritual» escribió: «¡No estoy completamente segura de lo que sucedió! A lo largo del curso mi sed por la presencia de Dios se ha ido incrementando paulatinamente, igual que cuando estás en un caluroso día de verano y te dan un sorbo de agua fresca, que está a la temperatura perfecta y quieres beber y beber, y nunca te sacias porque quieres más (perdón, ¡no encuentro otra manera de describirlo!)».
«Ahora estoy brincando todo el tiempo y riendo, queriendo contarle a todo el mundo lo maravilloso que es Dios… y además, ¡parece que amo a todo el mundo!». Buscaba perdonar a una persona, pero parecía que cada vez me amargaba y me llenaba más de resentimiento… hasta que vine a Alpha… el sentimiento ha desaparecido, he perdonado totalmente a esa persona, ¡y también la amo!
Celine dice que ahora «está apasionadamente enamorada de Cristo». Su sed interior está siendo satisfecha. Tiene una nueva luz interior y un nuevo amor interior.
Salmos 42:1-6a
Libro II
Salmos 42–72
Salmo 42
Al director musical. Masquil de los hijos de Coré.
1 Cual ciervo jadeante en busca del agua,
así te busca, oh Dios, todo mi ser.
2 Tengo sed de Dios, del Dios de la vida.
¿Cuándo podré presentarme ante Dios?
3 Mis lágrimas son mi pan de día y de noche,
mientras me echan en cara a todas horas:
«¿Dónde está tu Dios?»
4 Recuerdo esto y me deshago en llanto:
yo solía ir con la multitud,
y la conducía a la casa de Dios.
Entre voces de alegría y acciones de gracias
hacíamos gran celebración.
5 ¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios!
6 Me siento sumamente angustiado;
por eso, mi Dios, pienso en ti
desde la tierra del Jordán,
desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.
Comentario
Sed interior
¿Experimentas a veces un sentimiento como de confusión y no sabes lo que está ocasionando que estés «abatido»? No estás solo. El salmista conocía este sentimiento: «¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?» (v.5a, RVA-2015). Dios no quiere que te quedes en esa situación, te ama y quiere darte ánimo.
El salmista habla de una sed interior. «Como ansía el venado las corrientes de las aguas, así te ansía a ti, oh Dios, el alma mía» (v.1, RVA-2015). Prosigue así: «Mi alma tiene sed de Dios» (v.2, RVA-2015).
Solo Dios mismo puede satisfacer esta sed. El conocimiento de Dios no apagará tu sed interior. Clama por la presencia de Dios, encuéntrate con Dios (v.2) y desahoga tu alma (v.4).
La alabanza es la clave: «recuerdo cuando iba camino hacia tu templo guiando multitudes; recuerdo las grandes fiestas, y los gritos de alegría cuando tu pueblo te alababa» (v.4, TLA). Recuerda las experiencias pasadas del favor Dios y sus bendiciones. Esto te inspirará a seguir confiando en Dios y te darás la fuerza para alabarlo de nuevo (v.5b-6a).
Oración
Señor, mi alma tiene sed de ti. Solo tu presencia puede satisfacer mi sed interior. Espero en ti y te alabo, mi Salvador y mi Dios.
Lucas 11:33-54
La lámpara del cuerpo
33 »Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34 Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35 Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36 Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»
Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley
37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38 Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer.
39 —Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40 ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41 Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes.
42 »¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero descuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello.
43 »¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los primeros puestos en las sinagogas y los saludos en las plazas.
44 »¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta.
45 Uno de los expertos en la ley le respondió:
—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros.
46 Contestó Jesús:
—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos.
47 »¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quienes los antepasados de ustedes mataron. 48 En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mataron a los profetas, y ustedes les construyen los sepulcros. 49 Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50 Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde el principio del mundo, 51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación.
52 »¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que querían entrar les han cerrado el paso.
53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo a preguntas. 54 Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo.
Comentario
Luz interior
Un corazón y una conciencia limpios son mucho más importantes que unas manos limpias. Lo que sucede en tu corazón y en tus pensamientos verdaderamente importa. Tus ojos son clave: ellos son la puerta de la vida interior. Esta es la razón por la que miras tanto a las cosas. A través de tus ojos, dejas que las cosas entren en tu vida interior, y ellos reflejan lo que está pasando en tu corazón.
Jesús te llama a llenar tu ser interior de luz: «Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz» (vv.34–36).
Jesús te llama a una a una relación íntima de amor con Dios, en la que ese lugar secreto que es el corazón sea el lugar donde se da el verdadero contacto con Dios. Te llama a estar limpio por dentro, no simplemente en el exterior (v.39). No es bueno aparecer limpio exteriormente si por dentro estás lleno de «codicia y de maldad» (v.39).
Según Jesús, el enfoque de la vida interior radica en el pobre: «Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes» (v.41). Dar limpia el corazón.
Jesús prosigue diciendo que dar exteriormente no es suficiente en sí mismo si descuidas «la justicia y el amor de Dios» (v.42).
Como escribe el padre Raniero Cantalamessa: «Sería un error pensar que la insistencia en la vida interior podría dañar nuestro enérgico compromiso con el reino y la justicia. Lejos de aminorar la importancia de actuar para Dios, la vida interior asienta los cimientos y hace que la acción se mantenga».
Jesús advierte a aquellos líderes religiosos sobre las actitudes equivocadas de corazón en las que fácilmente podemos caer. Estas palabras son un reto para aquellos de nosotros que ejercemos cualquier tipo de liderazgo. Jesús nos advierte contra:
- El darse importancia
«Se mueren por los primeros puestos » (v.43).
- El amor por ser reconocidos
«Los saludos en las plazas» (v.43).
- La hipocresía
Existe el peligro de enseñar un ideal que nosotros mismos no cumplimos: «Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos» (v.46).
Jesús no sintió reparo a la hora de cuestionar la vida interior de la gente. No temía la confrontación ni le importaba hacer enemigos. No es de sorprender que los que eran objeto de sus ataques, los líderes religiosos, empezaran a oponérsele ferozmente (v.54).
Oración
Señor, que mis ojos solo miren las cosas que iluminan el interior. Lléname hoy de tu Espíritu Santo. Oro para que mi corazón se llene de generosidad, justicia y amor de Dios.
Deuteronomio 6:1-8:20
El amor a Dios
6»Éstos son los mandamientos, preceptos y normas que el Señor tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar posesión, 2 para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida. 3 Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te lo prometió el Señor, el Dios de tus antepasados.
4 »Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. 5 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. 7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; 9 escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.
10 »El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que les juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, 11 con casas llenas de toda clase de bienes que tú no acumulaste, con cisternas que no cavaste, y con viñas y olivares que no plantaste. Cuando comas de ellas y te sacies, 12 cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud.
13 »Teme al Señor tu Dios, sírvele solamente a él, y jura sólo en su nombre. 14 No sigas a esos dioses de los pueblos que te rodean, 15 pues el Señor tu Dios está contigo y es un Dios celoso; no vaya a ser que su ira se encienda contra ti y te borre de la faz de la tierra.
16 »No pongas a prueba al Señor tu Dios, como lo hiciste en Masá. 17 Cumple cuidadosamente los mandamientos del Señor tu Dios, y los mandatos y preceptos que te ha dado. 18 Haz lo que es recto y bueno a los ojos del Señor, para que te vaya bien y tomes posesión de la buena tierra que el Señor les juró a tus antepasados. 19 El Señor arrojará a todos los enemigos que encuentres en tu camino, tal como te lo prometió.
20 »En el futuro, cuando tu hijo te pregunte: “¿Qué significan los mandatos, preceptos y normas que el Señor nuestro Dios les mandó?”, 21 le responderás: “En Egipto nosotros éramos esclavos del faraón, pero el Señor nos sacó de allá con gran despliegue de fuerza. 22 Ante nuestros propios ojos, el Señor realizó grandes señales y terribles prodigios en contra de Egipto, del faraón y de toda su familia. 23 Y nos sacó de allá para conducirnos a la tierra que a nuestros antepasados había jurado que nos daría. 24 El Señor nuestro Dios nos mandó temerle y obedecer estos preceptos, para que siempre nos vaya bien y sigamos con vida. Y así ha sido hasta hoy. 25 Y si obedecemos fielmente todos estos mandamientos ante el Señor nuestro Dios, tal como nos lo ha ordenado, entonces seremos justos.”
Expulsión de las naciones
7»El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que vas a poseer, y expulsará de tu presencia a siete naciones más grandes y fuertes que tú, que son los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 2 Cuando el Señor tu Dios te las haya entregado y tú las hayas derrotado, deberás destruirlas por completo. No harás ningún pacto con ellas, ni les tendrás compasión. 3 Tampoco te unirás en matrimonio con ninguna de esas naciones; no darás tus hijas a sus hijos ni tomarás sus hijas para tus hijos, 4 porque ellas los apartarán del Señor y los harán servir a otros dioses. Entonces la ira del Señor se encenderá contra ti y te destruirá de inmediato.
5 »Esto es lo que harás con esas naciones: Destruirás sus altares, romperás sus piedras sagradas, derribarás sus imágenes de la diosa Aserá y les prenderás fuego a sus ídolos. 6 Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.
7 »El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más numeroso sino el más insignificante de todos. 8 Lo hizo porque te ama y quería cumplir su juramento a tus antepasados; por eso te rescató del poder del faraón, el rey de Egipto, y te sacó de la esclavitud con gran despliegue de fuerza.
9 »Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero que destruye a quienes lo odian y no se tarda en darles su merecido. 11 Por eso debes obedecer los mandamientos, los preceptos y las normas que hoy te mando que cumplas.
12 »Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel. 13 Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría. Es decir, bendecirá el trigo, el vino y el aceite, y las crías de tus ganados y los corderos de tus rebaños. 14 Bendito serás, más que cualquier otro pueblo; no habrá entre los tuyos hombre ni mujer estéril, ni habrá un solo animal de tus ganados que se quede sin cría. 15 El Señor te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para tus enemigos. 16 Destruye a todos los pueblos que el Señor tu Dios entregue en tus manos. No te apiades de ellos ni sirvas a sus dioses, para que no te sean una trampa mortal.
17 »Tal vez te preguntes: “¿Cómo podré expulsar a estas naciones, si son más numerosas que yo?” 18 Pero no les temas; recuerda bien lo que el Señor tu Dios hizo contra el faraón y contra todo Egipto. 19 Con tus propios ojos viste las grandes pruebas, señales y prodigios milagrosos que con gran despliegue de fuerza y de poder realizó el Señor tu Dios para sacarte de Egipto, y lo mismo hará contra todos los pueblos a quienes ahora temes. 20 Además, el Señor tu Dios enviará contra ellos avispas, hasta que hayan perecido todos los sobrevivientes y aun los que intenten esconderse de ti. 21 No te asustes ante ellos, pues el Señor tu Dios, el Dios grande y temible, está contigo. 22 El Señor tu Dios expulsará a las naciones que te salgan al paso, pero lo hará poco a poco. No las eliminarás a todas de una sola vez, para que los animales salvajes no se multipliquen ni invadan tu territorio. 23 El Señor tu Dios entregará a esas naciones en tus manos, y las llenará de gran confusión hasta destruirlas. 24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y de sus nombres tú borrarás hasta el recuerdo. Ninguna de esas naciones podrá resistir tu presencia, porque tú las destruirás. 25 Pero tú deberás quemar en el fuego las esculturas de sus dioses. No codicies la plata y el oro que las recubren, ni caigas en la trampa de quedarte con ellas, pues eso es algo que aborrece el Señor tu Dios. 26 No metas en tu casa nada que sea abominable. Todo eso debe ser destruido. Recházalo y detéstalo por completo, para que no seas destruido tú también.
Recuerda al Señor tu Dios
8»Cumple fielmente todos los mandamientos que hoy te mando, para que vivas, te multipliques y tomes posesión de la tierra que el Señor juró a tus antepasados. 2 Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos. 3 Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo que te enseñó que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. 4 Durante esos cuarenta años no se te gastó la ropa que llevabas puesta, ni se te hincharon los pies. 5 Reconoce en tu corazón que, así como un padre disciplina a su hijo, también el Señor tu Dios te disciplina a ti. 6 Cumple los mandamientos del Señor tu Dios; témelo y sigue sus caminos. 7 Porque el Señor tu Dios te conduce a una tierra buena: tierra de arroyos y de fuentes de agua, con manantiales que fluyen en los valles y en las colinas; 8 tierra de trigo y de cebada; de viñas, higueras y granados; de miel y de olivares; 9 tierra donde no escaseará el pan y donde nada te faltará; tierra donde las rocas son de hierro y de cuyas colinas sacarás cobre.
10 »Cuando hayas comido y estés satisfecho, alabarás al Señor tu Dios por la tierra buena que te habrá dado. 11 Pero ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandamientos, normas y preceptos que yo te mando hoy. 12 Y cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado casas cómodas y las habites, 13 cuando se hayan multiplicado tus ganados y tus rebaños, y hayan aumentado tu plata y tu oro y sean abundantes tus riquezas, 14 no te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo. 15 El Señor te guió a través del vasto y horrible desierto, esa tierra reseca y sedienta, llena de serpientes venenosas y escorpiones; te dio el agua que hizo brotar de la más dura roca; 16 en el desierto te alimentó con maná, comida que jamás conocieron tus antepasados. Así te humilló y te puso a prueba, para que al fin de cuentas te fuera bien. 17 No se te ocurra pensar: “Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.” 18 Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados.
19 »Si llegas a olvidar al Señor tu Dios, y sigues a otros dioses para adorarlos e inclinarte ante ellos, testifico hoy en contra tuya que ciertamente serás destruido. 20 Si no obedeces al Señor tu Dios, te sucederá lo mismo que a las naciones que el Señor irá destruyendo a tu paso.
Comentario
Amor interior
Al igual que en el Nuevo Testamento, el amor está en el núcleo del Antiguo Testamento. «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (6:5). Las palabras hebreas usadas aquí son mucho más grandes de lo que traducción alguna puede captar, algo que probablemente tiene su reflejo en el la traducción de las cuatro palabras que usa el Nuevo Testamento (corazón, alma, fuerza y mente). La frase quiere resumir la vida entera, incluyendo mente y voluntad.
Dios siempre quiso que la ley del amor fuera interna, inscrita en el corazón: «Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas (en el interior) continuamente a tus hijos» (v.6).
Tu amor por Dios emana de Su amor por ti. Su amor por ti no depende de ninguna cualidad moral innata que poseas. Es por gracia de Dios (que nos ama a pesar de nuestros pecados, debilidades y fallos). «Si el Señor los ha preferido y elegido a ustedes, no es porque ustedes sean la más grande de las naciones, ya que en realidad son la más pequeña de todas ellas \[…\] sino porque los ama» (7:7–8a, DHH).
Dios hace llover su amor sobre ti por causa de su naturaleza de amor y su fidelidad. «El Señor tu Dios cumplirá su pacto de amor inagotable contigo \[…\] Te amará y te bendecirá y te dará muchos hijos» (vv.12–13, NTV).
Estás llamado a esta relación íntima y amorosa con Dios. Pero hay tres advertencias que se dan en el capítulo 6:
- El peligro de abandonar a Dios por causa de la idolatría que nos rodea: «No sigas a esos dioses» (6:14).
Siempre se da la tentación de querer encajar en la cultura del entorno y adoptar las creencias de la gente que nos rodea. Pero Dios quiere que le seas fiel en vez de limitarte a tratar de encajar con aquellos a tu alrededor (Deuteronomio 7 profundiza en esto).
- El peligro de dudar de Dios en las dificultades: «No pongas a prueba al Señor» (6:16).
Cuando vienen las dificultades, la tentación es pensar que ya no le importas a Dios. Entonces, tienes que aferrarte a la fidelidad de Dios y a Su palabra (Deuteronomio 8:1–5 revela más acerca de este desafío).
Dios permite que pases por momentos de prueba para que aprendas por experiencia que hacer las cosas a Su manera es el mejor camino. Si no le sirves y alabas en los momentos duros de la vida (los valles) no serás capaz de servirle y alabarle con consistencia en los buenos tiempos (las cumbres de las montañas). Recuerda que las cumbres te dan ánimo, pero los valles te hacen madurar.
- El peligro de olvidar a Dios por causa de la prosperidad: «cuídate de no olvidarte del Señor» (6:12).
Al disfrutar del don, puede que a veces te olvides de quién te lo dio (Deuteronomio 8:6–20 profundiza en esto).
Lo que subyace en estas tres advertencias es la constatación de que las cosas materiales solas (ya sean las posesiones personales o «los ídolos») no satisfacen. «No solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor» (8:3).
Jesús citó este versículo al ser tentado en el desierto por el diablo para que satisficiera su hambre física de la manera incorrecta. Su respuesta al diablo es que la vida interior (el hambre interior) es muchísimo más importante que las cosas materiales. Esta hambre interior solo puede satisfacerse por toda palabra que sale de la boca de Dios.
Ya sea que te vaya o no te vaya bien materialmente, el foco de tu vida debe ser la vida interior, la única que puede satisfacer el deseo interior que Dios ha puesto en todo corazón humano.
Oración
Señor, gracias por tu sorprendente amor por mí. Gracias porque prometes amarme y bendecirme. Ayúdame amarte con todo mi corazón, alma y fuerzas.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Deuteronomio 6:12; 8:1,11
«Ten cuidado»
Les debo haber dicho mil veces esto a mis hijos a lo largo de los años, ¡y sigo haciéndolo! Es sobre todo por su seguridad física, pero su seguridad espiritual es mucho más importante.
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Referencias
Notas:
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