Día 1

Año nuevo, vida nueva

Sabiduría Salmos 1:1-6
Nuevo Testamento Mateo 1:1-25
Antiguo Testamento Génesis 1:1-2:17

Introducción

Soy miembro de un club de squash que también es un gimnasio. Cada año, el 1 de enero, se habilitan nuevas máquinas de ejercitación porque el lugar se llena de gente entusiasta. Pero alrededor del 7 de enero se debe retirar todo lo agregado pues la mayoría de las personas abandonan su resolución de Año Nuevo ¡y el club vuelve a la normalidad!

  • Ponerse en forma
  • Perder peso
  • Beber menos alcohol
  • Dejar de fumar
  • Salir de las deudas

No hay nada malo en cuanto a enunciar tales resoluciones, típicas de Año Nuevo. Todos nos proponemos hacer cosas que después de comenzar fallamos en sostener.

La buena noticia es que cada año es una oportunidad para empezar otra vez y comenzar de nuevo. E igualmente, también tenemos la oportunidad cada semana. El domingo es el primer día de la semana e implica un nuevo comienzo. En efecto, ¡cada día es una oportunidad para comenzar de nuevo!

En la Biblia, las primeras tres palabras son: «… en el principio…» (Génesis 1:1). Cada uno de los pasajes que hemos seleccionado para este día nos habla de algo relacionado con nuevos comienzos y nuevas oportunidades, y nos sugiere algunas resoluciones posibles para el Año Nuevo.

Sabiduría

Salmos 1:1-6

Salmo 1

1 Dichoso el hombre
 que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
 ni cultiva la amistad de los blasfemos,
2 sino que en la ley del Señor se deleita,
 y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol
 plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
 y sus hojas jamás se marchitan.
 ¡Todo cuanto hace prospera!

4 En cambio, los malvados
 son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
 ni los pecadores en la asamblea de los justos.

6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
 mas la senda de los malos lleva a la perdición.

Comentario

Aspirar a encontrar «deleite» en la Biblia

Al afrontar el reto y el desafío de leer la «La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel», este salmo te ofrece palabras de ánimo.

Ten el hábito periódico de pasar tiempo con Dios y desear sus palabras, meditando y deleitándote en ellas.

La promesa es que si te «deleitas» en la Palabra de Dios y «meditas» en la Escritura «noche y día» (v. 2, DHH), tu vida será bendecida.

La felicidad proviene de lo que te sucede. La bendición es lo que te ocurre al conocer a Dios y meditar en sus palabras.

Dios te promete fecundidad («que, cuando llega su tiempo, da fruto», v. 3b), vitalidad («sus hojas jamás se marchitan», v. 3c) y prosperidad («¡Todo cuanto hace prospera!», v. 3d), ¡aunque no sea necesariamente prosperidad material!

Este mensaje tiene su contraparte en la observación del destino final de «los malvados». El salmista no intenta ni pretende decir que en ocasiones el malvado no prospera. Simplemente nos recuerda la naturaleza transitoria de tal prosperidad: «… son como paja arrastrada por el viento \[…\] la senda de los malos lleva a la perdición» (vv. 4,6).

La clave para una vitalidad y una fecundidad perdurables –y en última instancia, eternas– estriba en tu relación con Dios. Si procuras seguir «el camino de los justos» sobre el que habla este salmo, tendrás la seguridad de que el Señor mismo cuidará de ti (v. 6).

Oración

Señor, al resolver deleitarme en tu Palabra y meditar en ella te doy gracias por tus maravillosas promesas.

Nuevo Testamento

Mateo 1:1-25

Genealogía de Jesucristo

1Tabla genealógica de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

2 Abraham fue el padre de Isaac;
 Isaac, padre de Jacob;
 Jacob, padre de Judá y de sus hermanos;
3 Judá, padre de Fares y de Zera, cuya madre fue Tamar;
 Fares, padre de Jezrón;
 Jezrón, padre de Aram;
4 Aram, padre de Aminadab;
 Aminadab, padre de Naasón;
 Naasón, padre de Salmón;
5 Salmón, padre de Booz, cuya madre fue Rajab;
 Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut;
 Obed, padre de Isaí;
6 e Isaí, padre del rey David.
 David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías;
7 Salomón, padre de Roboán;
 Roboán, padre de Abías;
 Abías, padre de Asá;
8 Asá, padre de Josafat;
 Josafat, padre de Jorán;
 Jorán, padre de Uzías;
9 Uzías, padre de Jotán;
 Jotán, padre de Acaz;
 Acaz, padre de Ezequías;
10 Ezequías, padre de Manasés;
 Manasés, padre de Amón;
 Amón, padre de Josías;
11 y Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia,
 Jeconías fue el padre de Salatiel;
 Salatiel, padre de Zorobabel;
13 Zorobabel, padre de Abiud;
 Abiud, padre de Eliaquín;
 Eliaquín, padre de Azor;
14 Azor, padre de Sadoc;
 Sadoc, padre de Aquín;
 Aquín, padre de Eliud;
15 Eliud, padre de Eleazar;
 Eleazar, padre de Matán;
 Matán, padre de Jacob;
16 y Jacob fue padre de José, que fue el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

17 Así que hubo en total catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce desde la deportación hasta el Cristo.

Nacimiento de Jesucristo

18 El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto.

20 Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»

22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 23 «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).

24 Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. 25 Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús.

Comentario

Resolver enfocarnos en Jesús

El foco de nuestra vida debería ser Jesús. La Biblia trata principalmente sobre él. El Nuevo Testamento comienza con su árbol genealógico.

Al leer la lista de los ancestros de Jesús es llamativo comprobar que se incluyen personas adúlteras como Tamar, la prostituta Rahab, Rut (la moabita de origen no judío), Salomón, que fue concebido luego de la aventura amorosa que tuvo el rey David con Betsabé, así como muchas otras. Afortunadamente Dios usa seres humanos pecadores y, por ello, puede usarnos también a nosotros. Sin importar cuál haya sido tu pasado, ni lo quebrada que parezca tu vida en este momento, Dios puede usarte para obrar algo grande en tu vida.

El nombre «Jesús» significa «él salvará a su pueblo de sus pecados» (v. 21). Cuando empleamos el nombre de Jesús podemos recordar que nuestra mayor necesidad no es obtener felicidad ni satisfacción (aunque ambas experiencias puedan ser un resultado colateral). Nuestra mayor necesidad, como los ancestros de Jesús, es recibir perdón. Por lo tanto, necesitamos un Salvador.

El comienzo del Evangelio de Mateo nos muestra que Jesús es el cumplimiento de todo lo recogido en el Antiguo Testamento:

Jesús es la culminación de la historia

  1. Mateo comienza su Evangelio con un resumen de la historia del Antiguo Testamento bajo la forma de la genealogía de Jesús (vv. 1-17). El Antiguo Testamento narra la historia que Jesús viene a culminar. Mateo expone la historia del pueblo de Dios dividiéndola tres períodos iguales: catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta el exilio y catorce desde el exilio hasta Cristo (v. 17).

  2. En la genealogía se pasan por alto generaciones biológicas (como era habitual en los árboles genealógicos en el Antiguo Testamento). Mateo enfatiza que la historia del Antiguo Testamento se ubica dentro de tres lapsos de tiempo entre distintos acontecimientos cruciales. Jesús es el final de la línea trazada por la historia del Antiguo Testamento. La culminación ha sido alcanzada.

En Jesús se cumplen todas las promesas de Dios

Jesús no solo es la realización y la culminación de la historia del Antiguo Testamento en un nivel histórico, sino que también es el cumplimiento de las profecías y todas las promesas de Dios dadas en el Antiguo Testamento.

Él cumplió las profecías del Antiguo Testamento. Mateo concluye cada una de las cinco escenas desde la concepción, el nacimiento y la infancia temprana de Jesús citando las Escrituras hebreas que habían sido «cumplidas» mediante los acontecimientos descritos (Mateo 1:22-23; 2:5-6,17,23; 4:14-16).

La primera fue el cumplimiento de la concepción de Jesús: «Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel” (que significa “Dios con nosotros”)» (1:22-23).

Toda la historia, las profecías y las promesas se completan en Jesús. Tu vida entera es completada en Jesús. Cada parte de tu existencia: tu trabajo, tu familia, tus relaciones, tus amigos, tus recuerdos y tus sueños se completan en Jesús.

Oración

Señor, gracias por tu promesa para el año Nuevo: saber que por medio de Jesús estás conmigo. Ayúdame a enfocar mi vida en ti en el año que tengo por delante.

Antiguo Testamento

Génesis 1:1-2:17

La creación

1Dios, en el principio,
 creó los cielos y la tierra.
2 La tierra era un caos total,
 las tinieblas cubrían el abismo,
y el Espíritu de Dios iba y venía
 sobre la superficie de las aguas.
3 Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!»
 Y la luz llegó a existir.
4 Dios consideró que la luz era buena
 y la separó de las tinieblas.
5 A la luz la llamó «día»,
 y a las tinieblas, «noche».
Y vino la noche, y llegó la mañana:
 ése fue el primer día.

6 Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento
 en medio de las aguas, y que las separe!»
7 Y así sucedió: Dios hizo el firmamento
 y separó las aguas que están abajo,
 de las aguas que están arriba.
8 Al firmamento Dios lo llamó «cielo».
 Y vino la noche, y llegó la mañana:
 ése fue el segundo día.

9 Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo
se reúnan en un solo lugar,
y que aparezca lo seco!»
Y así sucedió. 10 A lo seco Dios lo llamó «tierra»,
y al conjunto de aguas lo llamó «mar».
Y Dios consideró que esto era bueno.
11 Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra;
que ésta produzca hierbas que den semilla,
y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!»
Y así sucedió.

12 Comenzó a brotar la vegetación:

hierbas que dan semilla,
y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno.
13 Y vino la noche, y llegó la mañana:
ése fue el tercer día.

14 Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento
 que separen el día de la noche;
que sirvan como señales de las estaciones,
 de los días y de los años,
15 y que brillen en el firmamento
 para iluminar la tierra!»
 Y sucedió así.

16 Dios hizo los dos grandes astros:

el astro mayor para gobernar el día,
y el menor para gobernar la noche.
También hizo las estrellas.
17 Dios colocó en el firmamento
los astros para alumbrar la tierra.
18 Los hizo para gobernar el día y la noche,
y para separar la luz de las tinieblas.
Y Dios consideró que esto era bueno.
19 Y vino la noche, y llegó la mañana:
ése fue el cuarto día.

20 Y dijo Dios: «¡Que rebosen de seres vivientes las aguas,
y que vuelen las aves sobre la tierra
a lo largo del firmamento!»
21 Y creó Dios los grandes animales marinos,
y todos los seres vivientes
que se mueven y pululan en las aguas
y todas las aves,
según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno,
22 y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen las aguas de los mares.
¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!»
23 Y vino la noche, y llegó la mañana:
ése fue el quinto día.

24 Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes:
animales domésticos, animales salvajes,
y reptiles, según su especie!»
Y sucedió así.

25 Dios hizo los animales domésticos,

los animales salvajes, y todos los reptiles,
según su especie.
Y Dios consideró que esto era bueno,
26 y dijo: «Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga dominio sobre los peces del mar,
y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes,
y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo.»
27 Y Dios creó al ser humano a su imagen;
lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó,
28 y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,
y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»
29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra
todas las plantas que producen semilla
y todos los árboles que dan fruto con semilla;
todo esto les servirá de alimento.
30 Y doy la hierba verde como alimento
a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo
y a todos los seres vivientes
que se arrastran por la tierra.»
Y así sucedió.

31 Dios miró todo lo que había hecho,

y consideró que era muy bueno.
Y vino la noche, y llegó la mañana:
ése fue el sexto día.

2Así quedaron terminados los cielos y la tierra,
y todo lo que hay en ellos.
2 Al llegar el séptimo día, Dios descansó
porque había terminado la obra que había emprendido.
3 Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó,
porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
4 Ésta es la historia de la creación
de los cielos y la tierra.

Adán y Eva

Cuando Dios el Señorhizo la tierra y los cielos, 5 aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el Señortodavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara. 6 No obstante, salía de la tierra un manantial que regaba toda la superficie del suelo. 7 Y Dios el Señorformó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.

8 Dios el Señorplantó un jardín al oriente del Edén, y allí puso al hombre que había formado. 9 Dios el Señorhizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10 Del Edén nacía un río que regaba el jardín, y que desde allí se dividía en cuatro ríos menores. 11 El primero se llamaba Pisón, y recorría toda la región de Javilá, donde había oro. 12 El oro de esa región era fino, y también había allí resina muy buena y piedra de ónice. 13 El segundo se llamaba Guijón, que recorría toda la región de Cus. 14 El tercero se llamaba Tigris, que corría al este de Asiria. El cuarto era el Éufrates.

15 Dios el Señortomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, 16 y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.»

Comentario

Proponernos disfrutar de la creación de Dios

No estás aquí por casualidad. El universo ha sido creado por Dios. Estás hecho a su imagen.

Génesis ofrece un relato del inicio del universo. Va más allá de las teorías científicas del «¿cómo?» y el «¿cuándo?» comenzó este mundo. Responde las preguntas «¿por qué?» y «¿quién?». Las teorías científicas no prueban ni refutan esta explicación. Más bien, son complementarias.

Al leer este pasaje desde el prisma del Nuevo Testamento vemos a la Trinidad participando por completo en la creación. El sustantivo hebreo para Dios (Elohim) es plural. El Espíritu Santo participó en la creación (1:2). Fue mediante Jesús que la creación llegó a ser: «Y dijo Dios…» (v. 3a). Jesús es «la Palabra de» Dios y «nada de lo que existe fue hecho sin él» (ver Juan 1:1-3, DHH).

En medio de este relato hay una oración que muestra el inmenso poder de Dios: «También hizo las estrellas» (1:2). Ahora sabemos que probablemente existen entre cien y cuatrocientos mil millones de estrellas solamente en nuestra galaxia, ¡y la nuestra es solo una entre alrededor de cien mil galaxias! Él también las creó, ¡tal que así!

La cúspide de su obra fue la creación de los seres humanos. Estás hecho a imagen de Dios (v. 27). Si queremos conocer cómo es Dios, el reflejo de su imagen es el hombre y la mujer conjuntamente («varón y mujer los creó», v. 27b).

Cada ser humano es creado a imagen de Dios y por tanto debería ser tratado con dignidad, respeto y amor. Tu capacidad de comunicarte con Dios es un reflejo del hecho de que estás creado a su imagen.

Dios aprueba todo lo que ha creado. Ha dicho: «Es bueno». Muchos se sienten indignos, inseguros y sin valor. Pero Dios no creó desperdicios. Te creó a ti. Te ama y te aprueba. Puede que no apruebe todo lo que hagas, pero te ama de manera incondicional, de todo corazón y continuamente.

Por otra parte, en este pasaje vemos que el trabajo es una bendición: «Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara» (2:15). El trabajo es parte de la buena creación de Dios, no un resultado de la caída. El pasaje también nos recuerda que cuidar del medio ambiente está en el corazón del plan de Dios para los seres humanos.

El descanso no es algo adicional ni optativo. Es lo que Dios hizo («descansó», 2:2). Los días de descanso (días libres, festivos, vacaciones) son jornadas de bendición especial: «Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó» (2:3). Se trata de días sagrados. Señalan el hecho de que la vida consiste principalmente en ser en lugar de hacer. No te sientas culpable por tomarte días de descanso. Las vacaciones son buenas en sí mismas. También son un tiempo de renovación espiritual.

No trabajes demasiado duro. Dios apartó tiempo para descansar y disfrutar de lo que había creado. No estás hecho para trabajar todo el tiempo sin parar. Has sido creado con una necesidad de relajación y descanso, de apartar tiempo para disfrutar de tu trabajo y del fruto de tu labor.

En Génesis 2:16-17 vemos que Dios concedió a Adán y Eva un permiso amplio («puedes comer de todos los árboles del jardín», v. 16), con una prohibición específica («pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer», v. 17a). Les advirtió del castigo por desobedecer («el día que de él comas, ciertamente morirás», v. 17b). No tendrías por qué conocer ni experimentar la maldad. Dios quería que conocieras solo lo bueno.

Oración

Señor, gracias por este universo que has creado. Ayúdame a mantenerme alejado del mal y disfrutar de todas las buenas cosas que nos has dado para disfrutarlas.

Añadidos de Pippa

Mateo 1:18–19

Qué difícil tuvo que ser para María, sus padres y José. Tuvieron que sentirse apenados y avergonzados. Vemos por qué José fue escogido como esposo de María. Era una persona admirable: ¡la muchacha con la que se estaba a punto de casarse estaba embarazada! No quería humillarla, por lo que planeó «divorciarse de ella en secreto» (1:19). Vemos cómo obró luego de que el ángel se le apareciera en un sueño y le dijera que se casara con María (v. 24). Tuvo que tener mucha fe para hacer caso omiso de lo que pensaría la gente y criar un hijo que no era suyo.

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Referencias

Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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