Un imán que atraiga las bendiciones de Dios
Introducción
Una vez, cuando éramos niños, mi hermana y yo fuimos de picnic con nuestros padres. Los dos nos pusimos a jugar en lo que supusimos era una vía de tren en desuso. De repente, mi madre gritó: «¡Salten! ¡Salgan de la vía! Pues había visto un tren que se aproximaba por ella. Afortunadamente no la respondimos diciendo: «No nos amenaces, no nos puedes asustar» (de haberlo hecho, no estaría aquí escribiendo esto). Ambos saltamos fuera de la vía.
La orden salió del amor de una madre por sus hijos. Los mandamientos de Dios surgen de su amor por ti. Se nos dan «para tu propio bien» (Deuteronomio 10:13, NTV). Las advertencia de Jesús sobre la llegada del juicio y cómo estar preparados para el mismo, salen de su amor por ti. En todos los pasajes de hoy vemos que la obediencia es el camino para ser un imán que atraiga su bendición.
Salmos 43:1-5
Salmo 43
1 ¡Hazme justicia, oh Dios!
Defiende mi causa frente a esta nación impía;
líbrame de gente mentirosa y perversa.
2 Tú eres mi Dios y mi fortaleza:
¿Por qué me has rechazado?
¿Por qué debo andar de luto
y oprimido por el enemigo?
3 Envía tu luz y tu verdad;
que ellas me guíen a tu monte santo,
que me lleven al lugar donde tú habitas.
4 Llegaré entonces al altar de Dios,
del Dios de mi alegría y mi deleite,
y allí, oh Dios, mi Dios,
te alabaré al son del arpa.
5 ¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Comentario
La presencia de Dios
Igual que muchos grandes hombres y mujeres a lo largo de los tiempos, el salmista está luchando contra la depresión espiritual. Está «desanimado» y «angustiado» por dentro (v.5). El mismo Jesús clamó: «Ahora todo mi ser está angustiado» y «tal es la angustia que me invade que me siento morir» (Juan 12:27; Marcos 14:34).
El salmista está rodeado por una «nación impía» (Salmo 43:1a), una «gente mentirosa y perversa» (v.1b). Se siente «oprimido por el enemigo» (v.2b). Los salmos tienen algo de muy genuino y auténtico. La vida no es fácil pues nos tenemos que enfrentar a muchas batallas, a la oposición e incluso la depresión.
La respuesta adecuada es volvernos a Dios. Orar por la guía de Dios y su presencia, su «alegría y deleite» (vv.3–4). En aquellos tiempos, el lugar donde se concentraba la presencia de Dios entre su pueblo era el templo de Jerusalén. Construido en un «monte», era el «lugar donde tú habitas» (v.3). En el Nuevo Testamento, Jesús es el templo en quien mora Dios en toda su plenitud (ver Juan 2:19–21; Colosenses 1:19).
En el día de Pentecostés, Jesús envió su Espíritu Santo para ser la manera en la que Dios mora ahora en su «templo santo», tanto en las personas individuales como en la comunidad reunida. La Iglesia nunca debería ser aburrida, tendría que ser un lugar de gozo, deleite y alabanza.
En esencia, la obediencia consiste en volverse a Dios en toda circunstancia. Lo que necesitamos para disipar nuestra oscuridad es la presencia de Dios y puedes confiar en que esta presencia es lo que en definitiva encontrarás.
Oración
Señor, envía por favor tu luz y tu verdad, permite que ellas me lleven a tu presencia (Salmo 43:3a).
Lucas 12:35-59
La vigilancia
35 »Manténganse listos, con la ropa bien ajustada y la luz encendida. 36 Pórtense como siervos que esperan a que regrese su señor de un banquete de bodas, para abrirle la puerta tan pronto como él llegue y toque. 37 Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Créanme que se ajustará la ropa, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se pondrá a servirles. 38 Sí, dichosos aquellos siervos a quienes su señor encuentre preparados, aunque llegue a la medianoche o de madrugada. 39 Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente para no dejarlo forzar la entrada. 40 Así mismo deben ustedes estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.
41 —Señor —le preguntó Pedro—, ¿cuentas esta parábola para nosotros, o para todos?
42 Respondió el Señor:
—¿Dónde se halla un mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo? 43 Dichoso el siervo cuyo señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber. 44 Les aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 45 Pero ¡qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver”, y luego comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse! 46 El señor de ese siervo volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Entonces lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos.
47 »El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes. 48 En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo, recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aun más.
División en vez de paz
49 »He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! 50 Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla! 51 ¿Creen ustedes que vine a traer paz a la tierra? ¡Les digo que no, sino división! 52 De ahora en adelante estarán divididos cinco en una familia, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.
Señales de los tiempos
54 Luego añadió Jesús, dirigiéndose a la multitud:
—Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el occidente, en seguida dicen: “Va a llover”, y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, dicen: “Va a hacer calor”, y así sucede. 56 ¡Hipócritas! Ustedes saben interpretar la apariencia de la tierra y del cielo. ¿Cómo es que no saben interpretar el tiempo actual?
57 »¿Por qué no juzgan por ustedes mismos lo que es justo? 58 Si tienes que ir con un adversario al magistrado, procura reconciliarte con él en el camino, no sea que te lleve por la fuerza ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.
Comentario
La recompensa de Jesús
La vida es un don maravilloso. Se te han «confiado» (v.48) talentos y responsabilidades y la manera cómo los uses es algo verdaderamente importante. Las advertencias sobre cómo usar tu vida que aparecen a lo largo de este pasaje, han sido dadas por amor. Jesús avisa del juicio que llega y de cómo estar listos.
Jesús te llama a estar «listo» para el servicio (v.35). Espera listo para que la vuelta de Jesús sea hoy. Qué maravillosa recompensa se ofrece a aquellos que están listos: «Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada» (v.37a). Dichosos, afortunados y envidiados. Te sentarán con Jesús y él te servirá (v.37b). La gracia de Jesús es casi increíble. Él invierte los papeles de tal manera que la mayoría de seres humanos no hubiera ni siquiera imaginado.
Estate listo para cuando vuelva (v.40). Se como el «mayordomo fiel y prudente» (v.42). Serás recompensado ricamente; él te pondrá «a cargo de todos sus bienes» (v.44).
Hay un peligro en pensar que Jesús no llegará todavía (v.45) y que podemos seguir haciendo exactamente lo que nos gusta y que habrá tiempo de sobra para ajustar las cuentas.
El hecho de que el señor «tarde en volver» es precisamente lo que pierde al siervo necio haciéndole descuidar sus deberes y no actuando como el señor quisiera de él (v.45). Para mucha gente hoy en día, Dios parece distante o irrelevante o una figura con poco impacto en su vida. Esta historia es un aviso que nos recuerda que vendrá el día en que todos habremos de rendir cuentas, y lo sabio es prepararse para el mismo desde ahora.
Jesús dice que si sabes que algo está mal y aun así lo haces, eso es peor que hacer algo mal cuando no te das cuenta, aunque esto último siga siendo incorrecto (vv.47–48).
Jesús te llama a obedecer y servirlo con fidelidad y sabiduría. Si usas con sabiduría lo que Jesús te ha dado, él te bendice dándote más responsabilidad. Cuanto más te da Dios, mayor es tu responsabilidad de usarlo bien. Jesús dice que «a todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más» (v.48b).
Si tienes un hogar feliz, una buena educación, salud, amigos, trabajo, comida, vestidos, vacaciones, etc. Si tienes acceso a la Biblia, libertad para reunirte y orar, y más cosas… entonces eres uno de los que han recibido mucho e igualmente se esperará mucho de ti.
El mismo Jesús no tuvo una vida fácil. Él dice: «Tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!» (v.50). Sobre la vida de Jesús se cernía la sombra de la cruz. Era consciente de que iba a tener que sufrir. Cuando sabemos que nos enfrentamos a alguna dificultad o reto en nuestra vida, es común que nos sintamos angustiados hasta que se cumpla (v.50). Si nos sentimos así con cosas que son relativamente pequeñas, qué terrible tuvo que haber sido para Jesús ver que le esperaban los horrores de la crucifixión al cargar con todo el pecado del mundo.
Aquella sería la manera en la que Jesús nos traería la paz con Dios. Aun así, Jesús afirma que, en cierto nivel, no siempre experimentaremos la paz exterior. Más bien, habrán divisiones: «¿Creen ustedes que vine a traer paz a la tierra? ¡Les digo que no, sino división!» (v.51). Esta división puede ser incluso con aquellos que nos son más cercanos como familia. La división puede darse entre los que están con Jesús y los que están contra él.
Sin embargo, estás llamado a ser un pacificador; siempre «procura reconciliarte» con empeño (v.58).
Oración
Señor, ayúdame a estar siempre listo para el servicio y a sacar el mayor partido a todo lo que me has confiado.
Deuteronomio 11:1-12:32
Amor y obediencia al Señor
11»Amen al Señor su Dios y cumplan siempre sus ordenanzas, preceptos, normas y mandamientos. 2 Recuerden hoy que fueron ustedes, y no sus hijos, los que vieron y experimentaron la disciplina del Señor su Dios. Ustedes vieron su gran despliegue de fuerza y de poder, 3 y los hechos y señales que realizó en Egipto contra el faraón y contra todo su país. 4 Ustedes vieron lo que hizo contra el ejército de los egipcios, y cómo desató las aguas del Mar Rojo sobre sus caballos y carros de guerra, cuando éstos los perseguían a ustedes. El Señor los destruyó para siempre.
5 »Recuerden también lo que él hizo por ustedes en el desierto, hasta que llegaron a este lugar. 6 Además, vieron lo que les hizo a Datán y Abirán, hijos de Eliab el rubenita, pues en presencia de todo el pueblo hizo que la tierra se abriera y se los tragara junto con sus familias, sus carpas y todo lo que les pertenecía. 7 Ciertamente ustedes han visto con sus propios ojos todas las maravillas que el Señor ha hecho.
8 »Por eso, cumplan todos los mandamientos que hoy les mando, para que sean fuertes y puedan cruzar el Jordán y tomar posesión de la tierra, 9 y para que vivan mucho tiempo en esa tierra que el Señor juró dar a los antepasados de ustedes y a sus descendientes, tierra donde abundan la leche y la miel. 10 Esa tierra, de la que van a tomar posesión, no es como la de Egipto, de donde salieron; allá ustedes plantaban sus semillas y tenían que regarlas como se riega un huerto. 11 En cambio, la tierra que van a poseer es tierra de montañas y de valles, regada por la lluvia del cielo. 12 El Señor su Dios es quien la cuida; los ojos del Señor su Dios están sobre ella todo el año, de principio a fin.
13 »Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, 14 entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite. 15 También hará que crezca hierba en los campos para su ganado, y ustedes comerán y quedarán satisfechos.
16 »¡Cuidado! No se dejen seducir. No se descarríen ni adoren a otros dioses, ni se inclinen ante ellos, 17 porque entonces se encenderá la ira del Señor contra ustedes, y cerrará los cielos para que no llueva; el suelo no dará sus frutos, y pronto ustedes desaparecerán de la buena tierra que les da el Señor. 18 Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. 19 Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; 20 escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades. 21 Así, mientras existan los cielos sobre la tierra, ustedes y sus descendientes prolongarán su vida sobre la tierra que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría.
22 »Si ustedes obedecen todos estos mandamientos que les doy, y aman al Señor su Dios, y siguen por todos sus caminos y le son fieles, 23 entonces el Señor expulsará del territorio de ustedes a todas esas naciones. Así podrán desposeerlas, aunque sean más grandes y más fuertes que ustedes. 24 Todo lugar donde planten el pie será de ustedes; su territorio se extenderá desde el desierto hasta el monte Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. 25 Nadie podrá hacerles frente. Por dondequiera que vayan, el Señor su Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante ustedes, como se lo ha prometido.
26 »Hoy les doy a elegir entre la bendición y la maldición: 27 bendición, si obedecen los mandamientos que yo, el Señor su Dios, hoy les mando obedecer; 28 maldición, si desobedecen los mandamientos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy les mando seguir, y se van tras dioses extraños que jamás han conocido. 29 Cuando el Señor su Dios los haya hecho entrar en la tierra que van a poseer, ustedes bendecirán al monte Guerizín y maldecirán al monte Ebal. 30 Esos montes están al otro lado del Jordán, hacia el oeste, en el territorio de los cananeos que viven en el Arabá, en la vecindad de Guilgal, junto a las encinas de Moré.
31 »Ustedes están a punto de cruzar el Jordán y entrar a tomar posesión de la tierra que les da el Señor su Dios. Cuando la hayan tomado y ya estén viviendo allí, 32 cuiden de obedecer todos los preceptos y las normas que hoy les mando.
El lugar único de adoración
12»Éstos son los preceptos y las normas que tendrán cuidado de poner en práctica mientras vivan en la tierra que el Señor y Dios de sus antepasados les ha dado en posesión: 2 Destruirán por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que ustedes van a desposeer, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
3 »Demolerán sus altares, harán pedazos sus piedras sagradas, les prenderán fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribarán sus ídolos y borrarán de esos lugares los nombres de sus dioses.
4 »No harán lo mismo con el Señor su Dios, 5 sino que irán y lo buscarán en el lugar donde, de entre todas las tribus de ustedes, él decida habitar. 6 Allí llevarán ustedes sus holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de sus ganados y rebaños. 7 Allí, en la presencia del Señor su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el Señor su Dios los habrá bendecido.
8 »Ustedes no harán allí lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, 9 pues todavía no han entrado en el reposo ni en la herencia que les da el Señor su Dios. 10 Pero ustedes cruzarán el río Jordán y vivirán en la tierra que el Señor su Dios les da en herencia; él los librará de sus enemigos que los rodean, y ustedes vivirán seguros. 11 Y al lugar donde el Señor su Dios decida habitar llevarán todo lo que les he ordenado: holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, y las ofrendas más selectas que le hayan prometido al Señor. 12 Y se regocijarán en la presencia del Señor su Dios, junto con sus hijos e hijas, con sus esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en las ciudades de ustedes, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia.
13 »Cuando ofrezcas holocaustos, cuídate de no hacerlo en el lugar que te plazca. 14 Los ofrecerás sólo en el lugar que el Señor elija en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno. 15 Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el Señor tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. 16 Pero no deberás comer la sangre, sino que la derramarás en la tierra como si fuera agua.
17 »No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino o de tu aceite, ni los primogénitos de tus ganados y de tus rebaños, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. 18 Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el Señor tu Dios por los logros de tu trabajo. 19 Cuídate de no abandonar al levita mientras vivas en tu tierra.
20 »Cuando el Señor tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: “¡Cómo quisiera comer carne!”, podrás comer toda la carne que quieras. 21 Si queda demasiado lejos el lugar donde el Señor tu Dios decida habitar, podrás sacrificar animales de tus ganados y rebaños, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras. 22 Come de su carne como si fuera carne de gacela o de ciervo. Estés o no ritualmente puro, podrás comerla. 23 Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida. No debes comer la vida con la carne. 24 En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua. 25 No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia, pues estarás haciendo lo recto a los ojos del Señor.
26 »Las cosas que hayas consagrado, y las ofrendas que hayas prometido, prepáralas y llévalas al lugar que el Señor habrá de elegir. 27 Tanto la carne como la sangre de tus holocaustos las ofrecerás sobre el altar del Señor tu Dios. Derramarás la sangre sobre el altar, pero podrás comer la carne.
28 »Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios.
29 »Ante tus propios ojos el Señor tu Dios exterminará a las naciones que vas a invadir y desposeer. Cuando las hayas expulsado y te hayas establecido en su tierra, 30 después de haberlas destruido cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: “¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo?” 31 No adorarás de esa manera al Señor tu Dios, porque al Señor le resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses. ¡Hasta quemaban a sus hijos e hijas en el fuego como sacrificios a sus dioses!
32 »Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada.
Comentario
La fuerza de Dios
Jesús no fue el primero en hacer la conexión entre el amor y la obediencia. La ley de Moisés fue dada por Dios por amor, y esta ley llama a una respuesta de amor: «Amen al Señor su Dios y cumplan siempre sus ordenanzas, preceptos, normas y mandamientos» (11:1).
Asegúrate de que las palabras de Dios permean todo tu ser. «Grábense estas palabras en el corazón y en la mente \[…\] enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten» (vv.18–19, MSG).
Conoce, aprende y enseña la palabra de Dios, llevándola a la práctica en tu vida. Las grandes bendiciones provienen de vivir abierta y honestamente, caminando bajo la luz de la verdad de Dios como la revela en este mundo.
Dios promete sus bendiciones a aquellos que obedezcan fielmente los mandamientos que Él da: «amar al Señor su Dios y servirlo con todo el corazón y con toda el alma» (v.13; ver también vv.22,27).
La desobediencia es muy agotadora y destructiva. Sé que en mi propia vida el pecado deliberado lleva a la culpabilidad y socava mis energías pues al final nos conduce a la infelicidad. Moisés dijo: «cumplan todos los mandamientos que hoy les mando, para que sean fuertes» (v.8). La obediencia trae la bendición de la fortaleza.
Haz elecciones acertadas. Dios dice: «Hoy les doy a elegir entre la bendición y la maldición» (v.26). Si eliges la desobediencia acabarás siendo infeliz Si eliges la obediencia, serás bendecido por Dios, serás como un imán que atraiga sus bendiciones. Lo sabio es elegir hacer aquello con lo que te sentirás satisfecho posteriormente.
La tentación es desobedecer a Dios porque vemos que todo el mundo a nuestro alrededor lo hace. Moisés avisa: «Cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: «¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo?» (12:30). Prosigue diciendo: «Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada» (v.32).
Oración
Señor, ayúdame a servirte con todo mi corazón y toda mi alma, y a cuidarme de respetar todos tus mandamientos. Lléname hoy con tu amor y tu fuerza, con tu gozo y tu deleite, con tu fidelidad y sabiduría.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Deuteronomio 11:18–20
«Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades.»
Apréndete los versículos mientras seas joven (¡es mucho más difícil cuando eres mayor!) No estoy segura de que hiciéramos un buen trabajo enseñando la Biblia a nuestros hijos, aunque ¡de vez en cuando pegaba algún que otro versículo en la nevera!)
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Notes:
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