¿Qué es el éxito?
Introducción
How to Be a Huge Success \[Cómo ser un gran éxito\] es un pequeño libro de citas y consejos de una variedad de gente «exitosa» muy conocida. En la contratapa aparece la siguiente pregunta: «¿Acaso vas rumbo a la fama, la fortuna y la grandeza?». Así suele ser la forma en que nuestra sociedad percibe al éxito.
En la iglesia solemos ser cautos con respecto a la palabra «éxito», quizá por algunas de sus connotaciones negativas. Sin embargo, «éxito» no es una mala palabra en la Biblia. Aparece al menos cinco veces en el pasaje del Antiguo Testamento que leemos hoy (Génesis 24.12,21,40,42,56), y siempre bajo una mirada positiva.
El éxito es una bendición del Señor (vv.31,50). Es algo bueno. No obstante, el ministerio de Jesús y el mensaje de la Biblia redefinen el éxito.
Salmos 8:1-9
Salmo 8
Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.
1 Oh Señor, soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
2 Por causa de tus adversarios
has hecho que brote la alabanza
de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho,
para silenciar al enemigo y al rebelde.
3 Cuando contemplo tus cielos,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que allí fijaste,
4 me pregunto:
«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?»
5 Pues lo hiciste poco menos que un dios,
y lo coronaste de gloria y de honra:
6 lo entronizaste sobre la obra de tus manos,
todo lo sometiste a su dominio;
7 todas las ovejas, todos los bueyes,
todos los animales del campo,
8 las aves del cielo, los peces del mar,
y todo lo que surca los senderos del mar.
9 Oh Señor, soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
Comentario
Alaba a Dios por el éxito de su creación
En nuestra galaxia hay probablemente más de un centenar de miles de millones de estrellas como nuestro sol. ¡Y es simplemente una del centenar de miles de millones de galaxias! Vaya que es fácil sentirnos pequeños e insignificantes ante la vastedad del universo.
David comienza y concluye este salmo adorando a Dios por el éxito de su creación (vv.1-2a,9).
Mientras admira el cielo nocturno (quizá recordando las noches cuando era un joven pastor), expresa: «Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: “¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?”» (vv.3-4).
David se maravilla ante el hecho de que los seres humanos seamos el pináculo de la creación de Dios, una obra maestra, creados a su imagen. No solo Dios te ama y se interesa por ti (v.4) sino que también te ha dado privilegios extraordinarios: «Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio» (vv.5-6).
Se nos puso a cargo de todo lo creado por Dios. Al saber esto, los cristianos deberíamos estar a la vanguardia de la protección, la preservación y el cuidado de su maravillosa creación.
Desde luego, somos seres caídos y pecadores, y el plan original de Dios para nuestro dominio sobre la creación ha sido distorsionado. No obstante, en el Nuevo Testamento vemos que estos versículos también se aplican directamente a Jesús (Hebreos 2:8). En Cristo la creación es restaurada (Efesios 1:19-23; 2:5-6), y un día tal obra se completará y veremos todo bajo sus pies (1 Corintios 15:24-26).
Oración
Señor, al considerar la vastedad, la belleza y el éxito de tu creación, solo puedo alabarte y adorarte así: «Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!» (Salmo 8:9).
Mateo 9:14-38
Le preguntan a Jesús sobre el ayuno
14 Un día se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron:
—¿Cómo es que nosotros y los fariseos ayunamos, pero no así tus discípulos?
Jesús les contestó:
15 —¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán. 16 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. 17 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.
Una niña muerta y una mujer enferma
18 Mientras él les decía esto, un dirigente judío llegó, se arrodilló delante de él y le dijo:
—Mi hija acaba de morir. Pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Jesús se levantó y fue con él, acompañado de sus discípulos. 20 En esto, una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto. 21 Pensaba: «Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana.» 22 Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo:
—¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.
Y la mujer quedó sana en aquel momento.
23 Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente, 24 les dijo:
—Váyanse. La niña no está muerta sino dormida.
Entonces empezaron a burlarse de él. 25 Pero cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y ésta se levantó. 26 La noticia se divulgó por toda aquella región.
Jesús sana a los ciegos y a los mudos
27 Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole:
—¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!
28 Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó:
—¿Creen que puedo sanarlos?
—Sí, Señor —le respondieron.
29 Entonces les tocó los ojos y les dijo:
—Se hará con ustedes conforme a su fe.
30 Y recobraron la vista. Jesús les advirtió con firmeza:
—Asegúrense de que nadie se entere de esto.
31 Pero ellos salieron para divulgar por toda aquella región la noticia acerca de Jesús.
32 Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado. 33 Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel.»
34 Pero los fariseos afirmaban: «Éste expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios.»
Son pocos los obreros
35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. 36 Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. 38 Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.»
Comentario
Procura alcanzar el éxito modelado por Jesús
Jesús redefine el éxito. Si queremos saber cómo es el éxito verdadero, tenemos que mirar el modelo de Jesús: su visión, su vida y su enseñanza. Es la clase de éxito que no se reconoce universalmente como tal.
Jesús fue admirado y odiado. El éxito no implica necesariamente popularidad. Algunos lo admiraban: «Jamás se ha visto nada igual en Israel» (v.33). Otros lo odiaban: «Pero los fariseos afirmaban: “Este expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios”» (v.34).
Como seguidores de Jesús, también puede que seamos admirados y odiados. Por ejemplo, a causa de su campaña para poner fin al comercio de esclavos, se decía que William Wilberforce era el hombre más admirado y más odiado de Inglaterra.
En su evangelio, Mateo[A1] [A2] enuncia el éxito del ministerio de Jesús (capítulos 5 al 9). Lo resume así: «Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia» (9:35).
En palabra y acción, Jesús presentó el reino de Dios, trayendo la realidad del señorío y la presencia de Dios en la vida de quienes lo rodeaban. Así es cómo se ve el estilo de éxito según Jesús y es lo que tú y yo somos llamados a imitar.
Al igual que los doce discípulos, para lograr el éxito al estilo de Jesús necesitas modelar tu vida en él y compartir su visión:
- La necesidad es apremiante
Jesús contempló a las personas, que «estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor» (v.36). Hoy vemos a millones que no conocen a Jesús y están espiritualmente muertos. Además, sabemos de millones que padecen hambre, desamparo, enfermedades prevenibles y entre tantas carencias tampoco disponen del más mínimo acceso a una educación formal.
- La motivación es el amor
Jesús tenía compasión (v.36). Es la palabra más fuerte para el amor en el idioma griego (derivada del término usado para definir las «tripas»). Solo es utilizada por Jesús. Podía traducirse como «fue destripado», su corazón fue quebrantado.
Jesús no tenía interés en las categorías humanas de importancia o éxito. Aquí lo vemos ayudando a dos clases distintas de personas: un «dirigente» importante (v.18) y una mujer cuya hemorragia la había hecho impura y dejado en los márgenes de la sociedad (v.20). Jesús tuvo compasión de ambos.
- El catalizador es la oración
Jesús expresó a sus discípulos: «Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo» (v.38). Ora para que se suscite más gente para seguir a Jesús y recoger la cosecha.
- El potencial es vasto
Jesús dijo: «La cosecha es abundante» (v.37). Modeló aquello que significa tener verdadero éxito: proclamar el reino y demostrar su irrupción en la historia. Ahora te llama a imitar su modelo: compartir su misión, multiplicar su búsqueda.
Oración
Señor, hay tanta necesidad en nuestro mundo y pareciera que los obreros son tan pocos. Te pido que levantes y envíes más obreros para ir a los campos de cosecha y cambiar el mundo.
Génesis 24:1-67
Isaac y Rebeca
24Abraham estaba ya entrado en años, y el Señorlo había bendecido en todo. 2 Un día, Abraham le dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien le administraba todos sus bienes:
—Pon tu mano debajo de mi muslo, 3 y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo 4 Isaac, sino que irás a mi tierra, donde vive mi familia, y de allí le escogerás una esposa.
5 —¿Qué pasa si la mujer no está dispuesta a venir conmigo a esta tierra? —respondió el criado—. ¿Debo entonces llevar a su hijo hasta la tierra de donde usted vino?
6 —¡De ninguna manera debes llevar a mi hijo hasta allá! —le replicó Abraham—. 7 El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis familiares, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allá una mujer para mi hijo. 8 Si la mujer no está dispuesta a venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡en ningún caso llevarás a mi hijo hasta allá!
9 El criado puso la mano debajo del muslo de Abraham, su amo, y le juró que cumpliría con su encargo. 10 Luego tomó diez camellos de su amo, y toda clase de regalos, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin. 11 Allí hizo que los camellos se arrodillaran junto al pozo de agua que estaba en las afueras de la ciudad. Caía la tarde, que es cuando las mujeres salen a buscar agua. 12 Entonces comenzó a orar: « Señor, Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien, y que demuestres el amor que le tienes a mi amo. 13 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua. 14 Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua”, y que me conteste: “Tome usted, y además les daré agua a sus camellos”, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo.»
15 Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca, con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa, y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir 17 cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo:
—¿Podría usted darme un poco de agua de su cántaro?
18 —Sírvase, mi señor —le respondió.
Y en seguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber.
19 Cuando ya el criado había bebido, ella le dijo:
—Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran.
20 De inmediato vació su cántaro en el bebedero, y volvió corriendo al pozo para buscar más agua, repitiendo la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos. 21 Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el Señorhabía coronado su viaje con el éxito.
22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado tomó un anillo de oro que pesaba seis gramos, y se lo puso a la joven en la nariz; también le colocó en los brazos dos pulseras de oro que pesaban más de cien gramos, y le preguntó:
23 —¿Podría usted decirme de quién es hija, y si habrá lugar en la casa de su padre para hospedarnos?
24 —Soy hija de Betuel, el hijo de Milca y Najor —respondió ella, 25 a lo que agregó—: No sólo tenemos lugar para ustedes, sino que también tenemos paja y forraje en abundancia para los camellos.
26 Entonces el criado de Abraham se arrodilló y adoró al Señor 27 con estas palabras: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y que a mí me ha guiado a la casa de sus parientes.»
28 La joven corrió hasta la casa de su madre, y allí contó lo que le había sucedido. 29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán, que salió corriendo al encuentro del criado, quien seguía junto a la fuente. 30 Labán se había fijado en el anillo y las pulseras en los brazos de su hermana, y también la había escuchado contar lo que el criado le había dicho. Por eso salió en busca del criado, y lo encontró junto a la fuente, con sus camellos.
31 —¡Ven, bendito del Señor! —le dijo—. ¿Por qué te quedas afuera? ¡Ya he preparado la casa y un lugar para los camellos!
32 El criado entró en la casa. En seguida Labán desaparejó los camellos, les dio paja y forraje, y llevó agua para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. 33 Cuando le sirvieron de comer, el criado dijo:
—No comeré hasta haberles dicho lo que tengo que decir.
—Habla con toda confianza —respondió Labán.
34 —Yo soy criado de Abraham —comenzó él—. 35 El Señorha bendecido mucho a mi amo y lo ha prosperado. Le ha dado ovejas y ganado, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Sara, la esposa de mi amo, le dio en su vejez un hijo, al que mi amo le ha dejado todo lo que tiene. 37 Mi amo me hizo jurar, y me dijo: “No tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos, en cuyo país habito. 38 Al contrario, irás a la familia de mi padre, y le buscarás una esposa entre las mujeres de mis parientes.” 39 Yo le pregunté a mi amo: “¿Y si la mujer no acepta venir conmigo?” 40 Él me respondió: “El Señor, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo, y él hará prosperar tu viaje para que consigas para mi hijo una esposa que pertenezca a la familia de mi padre. 41 Sólo quedarás libre del juramento si vas a ver a mi familia y ellos no te conceden a la joven.”
42 »Cuando hoy llegué a la fuente, dije: “ Señor, Dios de mi amo Abraham, si es tu voluntad, te ruego que hagas prosperar mi viaje. 43 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente. Si una joven sale a buscar agua, y yo le digo: ‘Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro’, 44 y ella me contesta: ‘Beba usted, y también le daré agua a sus camellos’, que sea ella la mujer que tú, Señor, has escogido para el hijo de mi amo.”
45 »Todavía no había terminado yo de orar cuando vi que Rebeca se acercaba con un cántaro sobre el hombro. Bajó a la fuente para sacar agua, y yo le dije: “Por favor, déme usted de beber.” 46 En seguida bajó ella su cántaro y me dijo: “Beba usted, y también les daré de beber a sus camellos.” Mientras yo bebía, ella les dio agua a los camellos. 47 Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?” Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos, 48 y me incliné para adorar al Señor. Bendije al Señor, el Dios de Abraham, que me guió por el camino correcto para llevarle al hijo de mi amo una parienta cercana suya. 49 Y ahora, si desean mostrarle lealtad y fidelidad a mi amo, díganmelo; y si no, díganmelo también. Así yo sabré qué hacer.
50 Labán y Betuel respondieron:
—Sin duda todo esto proviene del Señor, y nosotros no podemos decir ni que sí ni que no. 51 Aquí está Rebeca; tómela usted y llévesela para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señorlo ha dispuesto.
52 Al escuchar esto, el criado de Abraham se postró en tierra delante del Señor. 53 Luego sacó joyas de oro y de plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También entregó regalos a su hermano y a su madre. 54 Más tarde, él y sus acompañantes comieron y bebieron, y pasaron allí la noche.
A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el criado de Abraham dijo:
—Déjenme ir a la casa de mi amo.
55 Pero el hermano y la madre de Rebeca le respondieron:
—Que se quede la joven con nosotros unos diez días, y luego podrás irte.
56 —No me detengan —repuso el criado—. El Señorha prosperado mi viaje, así que déjenme ir a la casa de mi amo.
57 —Llamemos a la joven, a ver qué piensa ella —respondieron.
58 Así que llamaron a Rebeca y le preguntaron:
—¿Quieres irte con este hombre?
—Sí —respondió ella.
59 Entonces dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza con el criado de Abraham y sus acompañantes. 60 Y bendijeron a Rebeca con estas palabras:
«Hermana nuestra:
¡que seas madre de millares!
¡Que dominen tus descendientes
las ciudades de sus enemigos!»
61 Luego Rebeca y sus criadas se prepararon, montaron en los camellos y siguieron al criado de Abraham. Así fue como él tomó a Rebeca y se marchó de allí.
62 Ahora bien, Isaac había vuelto del pozo de Lajay Roí, porque vivía en la región del Néguev. 63 Una tarde, salió a dar un paseo por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos. 64 También Rebeca levantó la vista y, al ver a Isaac, se bajó del camello 65 y le preguntó al criado:
—¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?
—Es mi amo —contestó el criado.
Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
66 El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Luego Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su madre, y la tomó por esposa. Isaac amó a Rebeca, y así se consoló de la muerte de su madre.
Comentario
Ora para recibir guía con éxito
El criado de Abraham no tenía vergüenza de orar pidiendo éxito. Hizo una oración que todos podemos imitar: «Te ruego que hoy me vaya bien» (v.12). No era egoísta. Era una petición para que Dios bendijera a otros: «… que demuestres el amor que le tienes a mi amo» (v.12). Pidió ser guiado por Dios.
Es una de las historias más destacables de la guía de Dios. En Alpha hablamos de cinco formas principales por las que Dios puede guiarnos. En este pasaje vemos un ejemplo de esto en acción, especialmente el quinto aspecto: «Señales circunstanciales».
- La autoridad de la Biblia
Obviamente Abraham no tenía la Escritura que tenemos nosotros, pero disponía de los mandamientos de Dios que luego formarían parte de la Escritura. Dios ordenó a su pueblo contraer matrimonio solo con otros que creyeran en él. Abraham le encargó a su siervo que no tomara una esposa para su hijo de la tierra de Canaán sino de su propio pueblo (vv.3-4).
- La guía del Espíritu
El Espíritu Santo nos guía al orar. Aunque las palabras «Espíritu Santo» no se usan en este pasaje, es evidente que todos los participantes están en una posición que les permite ser orientados por Dios, escucharlo a él y ser guiados por el Espíritu. El criado de Abraham oró desde su corazón (vv.12,45). Rebeca apareció cuando «aún no había terminado de orar» (v.15) y cuando ella apareció, Isaac estaba fuera en el campo donde había ido a meditar (v.63).
- El sentido común
La elección de Rebeca tenía sentido. Claramente era alguien adecuada para Isaac. Casualmente era «muy hermosa» (v.16). También era «virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre» (v.16). Más importante aún, era claramente generosa, llena de gracia y amabilidad. Su respuesta inmediata a la petición de agua no fue solo ofrecerla sino además decir: «Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran» (v.19).
- El consejo de los santos
Una de las formas por las que nos guía Dios es mediante el consejo piadoso («santos» se usa aquí en el sentido del Nuevo Testamento para describir a todo el pueblo de Dios). Aunque el matrimonio de Isaac y Rebeca fue muy distinto al de los matrimonios modernos en Occidente, en cuanto a que implicaba un importante elemento de arreglos y acuerdos familiares, también tenía un elemento de elección. Preguntaron a Rebeca: «¿Quieres ir con este hombre?» y ella respondió: «Sí» (v.58). Isaac escogió casarse con ella y la «amó» (v.67). Seguían el consejo de los santos en el sentido de que todos a su alrededor, en especial sus padres, reconocieron lo siguiente: «… el Señor lo ha dispuesto» (v.50).
- Señales circunstanciales
Este es uno de los casos más claros en la Biblia sobre la guía de Dios mediante señales circunstanciales. El criado pidió una señal y se le dio exactamente lo que solicitó (vv.12-26). No obstante, como hemos visto, la señal no fue casual. Fue una prueba del carácter de Rebeca que ella completó.
Como resultado de ser guiado por Dios no solo su encuentro fue un gran éxito sino también, más importante aún, lo fue su matrimonio.
Oración
Señor, pido que multipliques este maravilloso ejemplo de guía exitosa en nuestra comunidad y en la iglesia a nivel general. Que pueda haber más y más ejemplos de parejas que se unen y son capaces de decir: «… el Señor lo ha dispuesto» (v.50).
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Génesis 24
Siempre me ha encantado esta historia. Es muy romántica. Isaac era heredero de un gran lote, pero posiblemente sentía soledad. Su hermanastro se había marchado y su madre había muerto. Dios proveyó a una mujer valiente que dejó a su familia y se casó con alguien, a quien nunca antes había visto, que vivía a varios kilómetros de su hogar. Dios dio respuesta a sus muy específicas oraciones para guiarlos. Y, además, ¡Isaac la amó!
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1 Alpha is a series of sessions exploring the Christian faith. Typically run over ten weeks, each session explores a different question of faith that inspires conversation in small groups. To find out more or to find an Alpha near you, visit alpha.org/try, or if you are interested in running Alpha, visit alpha.org/run.
Author anon, How to be a Huge Success, (Lagoon Books, 2003).
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