Cómo lidiar con el temor
Introducción
En un nivel, el temor es saludable. Es una emoción inducida ante una amenaza percibida. Una emoción humana natural dada por Dios. Un mecanismo básico de supervivencia que nos mantiene con vida y nos protege del peligro.
No obstante, también existe una cosa llamada el temor no saludable. La palabra griega comúnmente usada en el Nuevo Testamento es phobos, de donde deriva la palabra fobia. Es el miedo no saludable, desproporcionado en relación al peligro que representa. Una reacción ante una evidencia falsa que se presenta como verdadera. Es dramatizar una situación, sobreestimar el peligro y subestimar mi capacidad para enfrentarla.
Las fobias habituales incluyen miedos en relación a la salud, las finanzas, el fracaso, el envejecimiento, la muerte, la soledad, el rechazo, a no ser especial, a echarlo todo a perder, a hablar en público, a volar, a las alturas, a las serpientes y las arañas, etc. También incluyen cosas englobadas en la expresión inglesa FOMO («miedo a perderse algo» o «miedo a no ser especial»)
A lo largo de mi vida he experimentado muchos temores: desde un miedo a las alturas a ataques de pánico y otros miedos irracionales, temores acerca de predicar y miedo de hacer algo que pudiera deshonrar el nombre de Jesús.
Aunque el Espíritu de Dios no genera temor negativo, existe un temor saludable: el temor de Dios. Desde luego, no implica vivir aterrorizados con respecto a Dios. En realidad significa lo opuesto. Es una comprensión de quién es Dios en relación a nosotros. Incluye respeto, reverencia, asombro, honor, adoración y alabanza; y aun podría traducirse como amor a Dios. Es reconocer el poder, la majestad y la santidad del Dios todopoderoso. Nos lleva a tener un respeto saludable hacia Dios. Se constituye como antídoto para los demás miedos y fobias que sentimos en la vida. Teme a Dios y no tendrás que temerle a nadie ni a nada más.
No es coincidencia que mientras el temor de Dios ha decrecido en nuestra sociedad, todos los demás temores se han incrementado. Necesitamos regresar a una relación correcta con Dios.
La expresión «no teman» es uno de los mandamientos más frecuentes en la Biblia. Los pasajes bíblicos de hoy incluyen cuatro de sus menciones.
Proverbios 1:20-33
Advertencia contra el rechazo a la sabiduría
20 Clama la sabiduría en las calles;
en los lugares públicos levanta su voz.
21 Clama en las esquinas de calles transitadas;
a la entrada de la ciudad razona:
22 «¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos,
seguirán aferrados a su inexperiencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes,
se complacerán en su insolencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los necios,
aborrecerán el conocimiento?
23 Respondan a mis reprensiones,
y yo les abriré mi corazón;
les daré a conocer mis pensamientos.
24 Como ustedes no me atendieron cuando los llamé,
ni me hicieron caso cuando les tendí la mano,
25 sino que rechazaron todos mis consejos
y no acataron mis reprensiones,
26 ahora yo me burlaré de ustedes
cuando caigan en desgracia.
Yo seré el que se ría de ustedes
cuando les sobrevenga el miedo,
27 cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta
y la desgracia los arrastre como un torbellino.
28 »Entonces me llamarán, pero no les responderé;
me buscarán, pero no me encontrarán.
29 Por cuanto aborrecieron el conocimiento
y no quisieron temer al Señor;
30 por cuanto no siguieron mis consejos,
sino que rechazaron mis reprensiones,
31 cosecharán el fruto de su conducta,
se hartarán con sus propias intrigas;
32 ¡su descarrío e inexperiencia los destruirán,
su complacencia y necedad los aniquilarán!
33 Pero el que me obedezca vivirá tranquilo,
sosegado y sin temor del mal.»
Comentario
Sin temor a los daños
Este pasaje ofrece la clave para evitar el «miedo» (v.26) y vivir «en paz y sin temor de ningún peligro» (v.33).
El concepto del «temor del Señor» es uno de los temas principales de Proverbios y aparece más de veinte veces en el libro. Es una decisión que tomamos. Si eres sabio, escogerás «temer al Señor» (v.29) y escucharlo. Se promete que quien obra así, «vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal» (v.33).
La sabiduría está personificada en el libro de Proverbios (v.20). Al leer el texto con la lente del Nuevo Testamento, sabemos que se trata de Jesús, quien es «la sabiduría de Dios» (1 Corintios 1:24).
Este pasaje (Proverbios 1:20-32) es una advertencia en contra de ignorar la voz del Señor y seguir una senda de «complacencia y necedad» (v.32).
En cambio, lo mejor que uno puede hacer es escoger temer a Dios, escucharlo y arrepentirse cuando viniere la corrección. Si uno obra de ese modo, Dios se le revelará más de lo que uno podría imaginar. «… yo \[la sabiduría\] les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos» (v.23). Se nos revelarán los tesoros escondidos de sabiduría en sus palabras. Escojamos este temor de Dios y estaremos en buenas manos (v.33) y así podremos ser libres del miedo a sufrir daños.
Oración
Señor, elijo temerte, llevar una vida de reverencia y admiración de tu poder, majestad y santidad. Ayúdame a vivir temiéndote solo a ti.
Mateo 10:1-31
Jesús envía a los doce
10Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Éstos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.
5 Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: «No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos. 6 Vayan más bien a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel. 7 Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca.” 8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente. 9 No lleven oro ni plata ni cobre en el cinturón, 10 ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento.
11 »En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos, y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar. 12 Al entrar, digan: “Paz a esta casa.” 13 Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; y si no, que la paz se vaya con ustedes. 14 Si alguno no los recibe bien ni escucha sus palabras, al salir de esa casa o de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies. 15 Les aseguro que en el día del juicio el castigo para Sodoma y Gomorra será más tolerable que para ese pueblo. 16 Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.
17 »Tengan cuidado con la gente; los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. 18 Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Pero cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo van a decirlo. En ese momento se les dará lo que han de decir, 20 porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes.
21 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten. 22 Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. 23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.
24 »El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo. 25 Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!
26 »Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 27 Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; 30 y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza. 31 Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
Comentario
Sin temor a la gente
En este pasaje, Jesús dice tres veces: «No tengan miedo» (vv. 26,28,31).
El contexto es el envío de Jesús a los discípulos a predicar el evangelio y sanar a los enfermos. En cuanto Jesús llama a sus doce discípulos los envía en misión (mención aparte, la capacitación teológica tendría que ser intensamente práctica…).
Los envía (y lo hace con nosotros) a seguir su ejemplo y:
- Proclamar: «El reino de los cielos está cerca» (v.7)
- Demostrar: «Sanen a los enfermos» (v.8).
Al enviarlos, Jesús advierte que enfrentarán mucha oposición: «Los envío como ovejas en medio de lobos» (10:16a). Necesitarían sabiduría pura («sean astutos como serpientes y sencillos como palomas», v.16b).
Afrontarían la oposición de «tribunales» (v.17), el odio (v.22), la persecución (v.23) e incluso los considerarán endemoniados (v.25). Es en dicho contexto que Jesús reitera tres veces: «No tengan miedo» (vv.26,28,31).
- No tengan miedo de lo que digan
Primero dice: «No les tengan miedo» (v.26). No debes tener miedo a los demás y esto sin importar cuán poderosos pudieran ser (por ejemplo, tribunales, sinagogas, gobernadores y reyes, vv.17-18). «Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el momento de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por ustedes» (vv.19-20, DHH).
- No tengan miedo de lo que otros hagan
Segundo, en lugar de temer a quienes «matan el cuerpo pero no pueden matar el alma», teman a Dios, «que puede destruir alma y cuerpo en el infierno» (v.28). Es decir, tener un respeto saludable por Dios, que es todopoderoso y lleno de amor. Dirige tu temor hacia Dios, quien sostiene tu vida entera (cuerpo y alma) en sus manos.
- No tengan miedo de lo que ocurrirá
Tercero, dice que si temes a Dios no deberías temer a nadie ni a nada más. Dios tiene el control supremo: «¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre» (v.29). No solo tiene el control sino que también te ama profundamente: «Él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones» (vv.30-31). A Dios le importa lo que te pasa aún más de lo que a ti mismo te importa.
Oración
Señor, gracias por decirme que no debo tener miedo. Gracias por valorarme y amarme tanto. Ayúdame a conocer tu amor, a confiar en ti y no temer.
Génesis 25:1-26:35
Muerte de Abraham
25Abraham volvió a casarse, esta vez con una mujer llamada Cetura. 2 Los hijos que tuvo con ella fueron: Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj.
3 Jocsán fue el padre de Sabá y Dedán.
Los descendientes de Dedán fueron los asureos, los letuseos y los leumeos.
4 Los hijos de Madián fueron Efá, Éfer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos éstos fueron hijos de Cetura.
5 Abraham entregó todos sus bienes a Isaac. 6 A los hijos de sus concubinas les hizo regalos y, mientras él todavía estaba con vida, los separó de su hijo Isaac, enviándolos a las regiones orientales.
7 Abraham vivió ciento setenta y cinco años, 8 y murió en buena vejez, luego de haber vivido muchos años, y fue a reunirse con sus antepasados. 9 Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, que está cerca de Mamré, es decir, en el campo del hitita Efrón hijo de Zojar. 10 Éste era el campo que Abraham les había comprado a los hititas. Allí lo enterraron, junto a su esposa Sara. 11 Luego de la muerte de Abraham, Dios bendijo a Isaac, hijo de Abraham, quien se quedó a vivir cerca del pozo de Lajay Roí.
Descendientes de Ismael
12 Ésta es la descendencia de Ismael, el hijo que Abraham tuvo con Agar, la criada egipcia de Sara.
13 Éstos son los nombres de los hijos de Ismael, comenzando por el primogénito: Nebayot, Cedar, Adbel, Mibsán, 14 Mismá, Dumá, Masá, 15 Hadar, Temá, Jetur, Nafis y Cedema. 16 Éstos fueron los hijos de Ismael, y éstos los nombres de los doce jefes de tribus, según sus propios territorios y campamentos.
17 Ismael vivió ciento treinta y siete años. Al morir, fue a reunirse con sus antepasados. 18 Sus descendientes se quedaron a vivir en la región que está entre Javilá y Sur, cerca de Egipto, en la ruta que conduce a Asiria. Allí se establecieron en franca oposición a todos sus hermanos.
Nacimiento de Jacob y de Esaú
19 Ésta es la historia de Isaac, el hijo que tuvo Abraham.
20 Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos de Padán Aram. 21 Isaac oró al Señoren favor de su esposa, porque era estéril. El Señoroyó su oración, y ella quedó embarazada. 22 Pero como los niños luchaban dentro de su seno, ella se preguntó: «Si esto va a seguir así, ¿para qué sigo viviendo?» Entonces fue a consultar al Señor, 23 y él le contestó:
«Dos naciones hay en tu seno;
dos pueblos se dividen desde tus entrañas.
Uno será más fuerte que el otro,
y el mayor servirá al menor.»
24 Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos. 25 El primero en nacer era pelirrojo, y tenía todo el cuerpo cubierto de vello. A éste lo llamaron Esaú. 26 Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A éste lo llamaron Jacob. Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta años.
27 Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. 28 Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.
29 Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo:
30 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom.)
31 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob.
32 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?
33 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de primogénito. 34 Jacob, por su parte, le dio a Esaú pan y guiso de lentejas.
Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue. De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor.
Isaac y Abimélec
26En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos. 2 Allí el Señorse le apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te he hablado. 3 Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia les daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham. 4 Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, 5 porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.»
6 Isaac se quedó en Guerar. 7 Y cuando la gente del lugar le preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.
8 Algún tiempo después, mientras Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. 9 Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo:
—¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?
—Yo pensé que por causa de ella podrían matarme —contestó Isaac.
10 —¿Por qué nos hiciste esto? —replicó Abimélec—. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado!
11 Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo:
—Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte.
12 Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señorlo había bendecido. 13 Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico. 14 Esto causó que los filisteos comenzaran a tenerle envidia, pues llegó a tener muchas ovejas, vacas y siervos. 15 Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado. 16 Así que Abimélec le dijo a Isaac:
—Aléjate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.
17 Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Guerar, donde se quedó a vivir. 18 Abrió nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham, y que los filisteos habían tapado después de su muerte, y les puso los mismos nombres que su padre les había dado.
19 Cierta vez, cuando los siervos de Isaac estaban cavando en el valle, encontraron un manantial. 20 Pero los pastores de Guerar discutieron acaloradamente con los pastores de Isaac, alegando que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Pleito, porque habían peleado con él. 21 Después sus siervos cavaron otro pozo, por el cual también se pelearon. Por eso Isaac lo llamó Enemistad. 22 Entonces Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no hubo ninguna disputa. A este pozo lo llamó Espacios libres, y dijo: «El Señornos ha dado espacio para que prosperemos en esta región.»
23 De allí Isaac se dirigió a Berseba. 24 Esa noche se le apareció el Señor, y le dijo:
«Yo soy el Dios de tu padre Abraham.
No temas, que yo estoy contigo.
Por amor a mi siervo Abraham,
te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.»
25 Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar, y sus siervos cavaron un pozo. 26 Cierto día, Abimélec fue a ver a Isaac desde Guerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat, y de Ficol, el jefe de su ejército. 27 Isaac les preguntó:
—Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme?
28 —Nos hemos dado cuenta de que el Señorestá contigo —respondieron—. Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, respaldado por un juramento. Ese pacto será el siguiente: 29 Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del Señoreres tú!
30 Isaac les preparó un banquete, y comieron y bebieron. 31 A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron en calidad de amigos.
32 Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado, y le dijeron:
—¡Hemos encontrado agua!
33 Isaac llamó a ese pozo Juramento. Por eso la ciudad se llama Berseba hasta el día de hoy.
34 Esaú tenía cuarenta años de edad cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. 35 Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.
Comentario
Sin temor a la muerte
La vida nunca es fácil. No fue fácil para Isaac. Entre otras dificultades, esperó veinte años el nacimiento de un hijo (25:20-26). Luego fue testigo de la rivalidad entre hermanos al nacer los mellizos. Vivía entre filisteos hostiles y uno de sus hijos se convirtió en una fuente de «amargura» (26:35), como espinas en el costado de Isaac y Rebeca.
Isaac cometió el mismo pecado que su padre: trató de hacer pasar a su esposa como si fuera su hermana (vv.7-11). No obstante, pareciera que Isaac aprendió algo de los errores de su padre. Cuando Rebeca no podía tener un bebé, a diferencia del intento desastroso de Abraham de resolver las cosas mediante una relación con Agar, la reacción de Isaac fue orar a Dios por un milagro (25:21).
El Señor se apareció a Isaac y le prometió: «Yo estaré contigo y te bendeciré\[…\] Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas» (26:3-4).
Sin embargo, Isaac tenía miedo. Temía morir: «Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo\[…\] Yo pensé que por causa de ella podrían matarme» (vv.7,9b).
Cuando Abimelec «vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca», dijo: «¡Con que ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?» (vv.8,9a). Isaac respondió: «Yo pensé que por causa de ella podrían matarme» (v.9b).
Dios dijo a Isaac: «No temas, que yo estoy contigo» (v.24). Isaac temía a la gente más de lo que temía a Dios, y entonces se le recordó que no debía tener miedo a los demás porque Dios estaba con él. Recuerda la misma verdad al verte tentado a temer: Dios está contigo. Si él está junto a ti, no debes temer a nadie ni a nada.
Pese al temor que Isaac tenía a los demás, Dios lo bendijo. Expresó: «Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia» (v.24). La bendición de Dios implica crecimiento, cosechar muchas veces a lo largo del tiempo. Esto es lo que Dios también quiere para tu vida.
«Abrió \[Isaac\] nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham, y que los filisteos habían tapado después de su muerte» (v.18). (¡Quizá el equivalente para nosotros sea reabrir las iglesias como una fuente de agua viva!) Cuando Isaac se encontró con oposición y fue detenido, avanzó hasta encontrar otro pozo que pudiera reabrir. De esta forma, el Señor le dio espacio para desarrollarse (v.22).
Nada de esto es fácil, pero recuerda que el Señor te dice: «No temas, que yo estoy contigo» (v.24).
Oración
Señor, gracias por tu promesa de estar conmigo. Gracias por decirme una y otra vez que si tengo temor de ti, no tengo por qué tener miedo a nada ni a nadie.
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Génesis 26:34
Parece que hubo una enorme diferencia entre la manera en que Isaac y Esaú escogieron sus esposas. Para Isaac, muchas oraciones y señales orientativas lo llevaron a encontrar una mujer de fe mientras que Esaú eligió insensatamente. Se convirtió en «una fuente de amargura para Isaac y Rebeca». Es tan importante escoger el cónyuge correcto y orar por nosotros, nuestros hijos y nuestros amigos, de modo que Dios los guíe para encontrar la persona adecuada.
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Referencias
Notas editoriales:
«El miedo es una parte ineludible de la experiencia humana. La ansiedad, el miedo y las fobias amenazan con sofocarnos. \[…\] En virtud de que se nos enseña que es débil mostrar temor, que los cobardes son despreciados y que los héroes no tienen miedo, tratamos de esconder nuestros temores y nuestras ansiedades. Y así, al autoconfinarnos, la imagen que tenemos de nosotros mismos cae en picada junto con nuestra autoestima»
Ed Young, Know Fear: Facing Life’s Si**x Most Common Phobias (B&H Publishing, 2003).