Cómo tomar buenas decisiones
Introducción
Charles Finney, abogado y evangelista, hablaba en una iglesia de Nueva York en la década de 1830. Al final de cada noche, le daba la oportunidad a la gente de venir al frente del salón y entregar su vida a Jesús. Un gran número de abogados venían a escucharlo. Una noche, el
presidente de la Corte Suprema de Nueva York estaba sentado en la tribuna y mientras escuchaba a Finney proclamando el Evangelio, se convenció de que era cierto.
Entonces se le vino a la mente esta pregunta: «¿Vas a continuar como las otras personas del común?». Algo dentro de él le hizo pensar que sería inapropiado hacerlo, debido a su prestigiosa posición social como responsable último del sistema judicial del estado de Nueva York. Se sentó allí a sopesar la decisión que tenía que tomar. Entonces pensó: «¿Por qué no? Estoy convencido de la verdad... ¿por qué no lo haría como cualquier otra persona?».
Se levantó de su asiento, bajó los peldaños de la tribuna y subió las escaleras en la parte trasera de donde Finney estaba predicando. Finney, en medio de su sermón, sintió a alguien tirando de su abrigo y se dio la vuelta. El presidente de la Corte dijo: «Señor Finney, si usted llama a la gente adelante, yo también vendré». Finney detuvo su charla y señaló: «El presidente de la Corte dice que si llamo a la gente adelante, él vendrá. Les pido que vengan ahora».
El presidente de la Corte Suprema pasó al frente. ¡Casi todos los abogados de Rochester, Nueva York, lo siguieron! Se dice que 100 000 personas se convirtieron en los siguientes doce meses en esa zona. La decisión de una persona afectó la vida de muchos otros.
La vida está llena de elecciones; tomamos decisiones todos los días de nuestras vidas. Puedes tomar decisiones malas o buenas; tus elecciones son importantes, algunas decisiones tienen consecuencias que cambian la vida.
Salmos 55:12-23
12 Si un enemigo me insultara,
yo lo podría soportar;
si un adversario me humillara,
de él me podría yo esconder.
13 Pero lo has hecho tú, un hombre como yo,
mi compañero, mi mejor amigo,
14 a quien me unía una bella amistad,
con quien convivía en la casa de Dios.
15 ¡Que sorprenda la muerte a mis enemigos!
¡Que caigan vivos al sepulcro,
pues en ellos habita la maldad!
16 Pero yo clamaré a Dios,
y el Señor me salvará.
17 Mañana, tarde y noche
clamo angustiado, y él me escucha.
18 Aunque son muchos los que me combaten,
él me rescata, me salva la vida
en la batalla que se libra contra mí.
19 ¡Dios, que reina para siempre,
habrá de oírme y los afligirá!
Esa gente no cambia de conducta,
no tiene temor de Dios.
20 Levantan la mano contra sus amigos
y no cumplen sus compromisos.
21 Su boca es blanda como la manteca,
pero sus pensamientos son belicosos.
Sus palabras son más suaves que el aceite,
pero no son sino espadas desenvainadas.
22 Encomienda al Señor tus afanes,
y él te sostendrá;
no permitirá que el justo caiga
y quede abatido para siempre.
23 Tú, oh Dios, abatirás a los impíos
y los arrojarás en la fosa de la muerte;
la gente sanguinaria y mentirosa
no llegará ni a la mitad de su vida.
Yo, por mi parte, en ti confío.
Comentario
Elige la confianza en vez de la preocupación
La «preocupación», como Corrie ten Boom escribió, «no se vacía mañana de su dolor. Se vacía hoy de su fuerza». Nadie pasa por la vida sin enfrentar problemas, batallas y causas de preocupación.
David enfrentó muchas dificultades en su vida. Aquí David habla de una de las batallas más dolorosas de su existencia (v.18b). Su «mejor amigo» (v.13b) se ha vuelto contra él y se ha unido a los muchos que se oponen a él (v.18c). Por supuesto David encontró esto más difícil que si «un enemigo \[lo\] insultara» (v.12a); tal como lo haríamos nosotros.
Como en cualquier batalla, tenemos que tomar una «decisión» sobre cómo respondemos. David decidió volverse al Señor y clamar a Él «mañana, tarde y noche» (v.17). Si tienes un conflicto con un familiar o amigo cercano, recurre a Dios para recibir consuelo y fortaleza. David lo hizo y como resultado experimentó la paz de Dios. Escribió: «Ha rescatado en paz mi alma de la guerra que han desatado en contra de mí» (v.18, RVA-2015).
David puede dar este consejo basado en su propia experiencia: «Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme» (v.22a, DHH). Cada año, escribo en los márgenes de mi Biblia las «preocupaciones» que he «dejado al Señor» en respuesta a este versículo. La mayoría de ellas (aunque no todas) han sido más que resueltas.
No permitas que te abrumen las preocupaciones, las batallas y las decepciones que enfrentas en la vida. Al igual que David, vuélvete al Señor, déjale tus cargas a Él y luego di: «Yo, por mi parte, en ti confío» (v.23b).
Oración
Señor, hoy quiero traer a ti mis preocupaciones... te las dejo a ti y en ti confío.
Juan 3:22-36
Testimonio de Juan el Bautista acerca de Jesús
22 Después de esto Jesús fue con sus discípulos a la región de Judea. Allí pasó algún tiempo con ellos, y bautizaba. 23 También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque allí había mucha agua. Así que la gente iba para ser bautizada. 24 (Esto sucedió antes de que encarcelaran a Juan.) 25 Se entabló entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío en torno a los ritos de purificación. 26 Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron:
—Rabí, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos acuden a él.
27 —Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda —les respondió Juan—. 28 Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.” 29 El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda. 30 A él le toca crecer, y a mí menguar.
El que viene del cielo
31 »El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, es terrenal y de lo terrenal habla. El que viene del cielo está por encima de todos 32 y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. 33 El que lo recibe certifica que Dios es veraz. 34 El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción. 35 El Padre ama al Hijo, y ha puesto todo en sus manos. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios.
Comentario
Elige a Jesús
Juan el Bautista se había convertido en una celebridad. Tuvo un ministerio notable, «la gente iba a él para ser bautizada» (v.23, NTV). Los seguidores de Juan eran muy competitivos y comenzaron a sentir envidia del éxito de Jesús. Ellos vinieron a Juan y le dijeron acerca de Jesús, «ahora está compitiendo con nosotros \[...\] todos van a él en lugar de venir a nosotros» (v.26, MSG).
Juan tuvo que elegir cómo responder. Comenzó señalando a sus discípulos que «no es posible que una persona tenga éxito (estoy hablando del éxito eterno) sin la ayuda del cielo» (v.27, MSG). Él escogió dirigir la gente a Jesús antes que a sí mismo: «Ustedes me son testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él"» (v.28).
Juan compara su posición con «el amigo del novio» (a quien podríamos llamar el «padrino»), el cual en vez de sentirse amenazado por la llegada del novio —pues es justo lo que ha estado esperando— se siente encantado con ella. Del mismo modo, Juan explica que él ha estado esperando a Jesús; el ministerio de Jesús le hace estar «lleno de alegría».Jesús fue el sucesor de Juan el Bautista de quien este dice: «Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo» (v.30, DHH).
Todos podemos dejarnos llevar a veces por el impulso de ser más importantes, más grandiosos, o ser promovidos a cargos más altos o más distinguidos. Estos no son malos objetivos en sí, pero nuestras elecciones diarias se verán influidas por estas ambiciones. Tienes que elegir cómo vivir tu vida. ¿Estás enfocado en tu propia promoción o en exaltar a Jesús? ¿Eres tú mismo tu principal ambición o es Jesús?
A veces, incluso vemos diferentes ministerios cristianos compitiendo entre sí. Esto nunca debería suceder.
Repite estas palabras en tu corazón: «Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos» (v.30, NTV). En última instancia, no se trata de ti, sino siempre de Jesús. Nuestra ambición debe ser siempre dirigir las personas hacia Jesús.
En la traducción bíblica The Message, Juan destaca el verdadero asunto: «El que acepta y cree en el Hijo, obtiene todo, ¡vida completa y para siempre! En cambio, el que lo rechaza y no cree en el Hijo está en la oscuridad y no ve la vida. Todo lo que él experimenta de Dios es oscuridad, y una oscuridad encolerizada en eso» (v.36, MSG).
Esa es la decisión más vital de todas: ¿Elijo a Jesús o lo rechazo?
Oración
Señor, yo elijo decir en mi corazón, «Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos » (v.30, NTV). Lléname del Espíritu Santo para hablar las palabras de Dios, permitiendo que otros crean en el Hijo.
Josué 23:1-24:33
Despedida de Josué
23Mucho tiempo después de que el Señor le diera a Israel paz con sus enemigos cananeos, Josué, anciano y cansado, 2 convocó a toda la nación, incluyendo a sus líderes, jefes, jueces y oficiales, y les dijo: «Yo ya estoy muy viejo, y los años me pesan. 3 Ustedes han visto todo lo que el Señor su Dios ha hecho con todas aquellas naciones a favor de ustedes, pues él peleó las batallas por ustedes. 4 Yo repartí por sorteo, como herencia de sus tribus, tanto las tierras de las naciones que aún quedan como las de aquellas que ya han sido conquistadas, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. 5 El Señor su Dios expulsará a esas naciones de estas tierras, y ustedes tomarán posesión de ellas, tal como él lo ha prometido.
6 »Por lo tanto, esfuércense por cumplir todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés. No se aparten de esa ley para nada. 7 No se mezclen con las naciones que aún quedan entre ustedes. No rindan culto a sus dioses ni juren por ellos. 8 Permanezcan fieles al Señor vuestro Dios, como lo han hecho hasta ahora. 9 El Señor ha expulsado a esas grandes naciones que se han enfrentado con ustedes, y hasta ahora ninguna de ellas ha podido resistirlos. 10 Uno solo de ustedes hace huir a mil enemigos, porque el Señor pelea por ustedes, tal como lo ha prometido. 11 Hagan, pues, todo lo que está de su parte para amar al Señor su Dios. 12 Porque si ustedes le dan la espalda a Dios y se unen a las naciones que aún quedan entre ustedes, mezclándose y formando matrimonios con ellas, 13 tengan por cierto que el Señor su Dios no expulsará de entre ustedes a esas naciones. Por el contrario, ellas serán como red y trampa contra ustedes, como látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que ustedes desaparezcan de esta buena tierra que el Señor su Dios les ha entregado.
14 »Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas. 15 Pero así como el Señor su Dios ha cumplido sus buenas promesas, también descargará sobre ustedes todo tipo de calamidades, hasta que cada uno sea borrado de esta tierra que él les ha entregado. 16 Si no cumplen con el pacto que el Señor su Dios les ha ordenado, sino que siguen a otros dioses, adorándolos e inclinándose ante ellos, tengan por seguro que la ira del Señor se descargará sobre ustedes y que serán borrados de la buena tierra que el Señor les ha entregado.»
Renovación del pacto en Siquén
24Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Allí convocó a todos los jefes, líderes, jueces y oficiales del pueblo. Todos se reunieron en presencia de Dios. 2 Josué se dirigió a todo el pueblo, y le exhortó:
—Así dice el Señor, Dios de Israel: “Hace mucho tiempo, sus antepasados, Téraj y sus hijos Abraham y Najor, vivían al otro lado del río Éufrates, y adoraban a otros dioses. 3 Pero yo tomé de ese lugar a Abraham, antepasado de ustedes, lo conduje por toda la tierra de Canaán y le di una descendencia numerosa. Primero le di un hijo, Isaac; 4 y a Isaac le di dos hijos, Jacob y Esaú. A Esaú le entregué la serranía de Seír, en tanto que Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
5 » ”Tiempo después, envié a Moisés y Aarón, y herí con plagas a Egipto hasta que los saqué a ustedes de allí. 6 Cuando saqué de ese país a sus antepasados, ustedes llegaron al Mar Rojo y los egipcios los persiguieron con sus carros de guerra y su caballería. 7 Sus antepasados clamaron al Señor, y él interpuso oscuridad entre ellos y los egipcios. El Señor hizo que el mar cayera sobre éstos y los cubriera. Ustedes fueron testigos de lo que les hice a los egipcios. Después de esto, sus antepasados vivieron en el desierto durante mucho tiempo. 8 A ustedes los traje a la tierra de los amorreos, los que vivían al este del río Jordán. Cuando ellos les hicieron la guerra, yo los entregué en sus manos; ustedes fueron testigos de cómo los destruí para que ustedes poseyeran su tierra. 9 Y cuando Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se dispuso a presentarles combate, él envió al profeta Balán hijo de Beor para que los maldijera. 10 Pero yo no quise escuchar a Balán, por lo cual él los bendijo una y otra vez, y así los salvé a ustedes de su poder. 11 Finalmente, cruzaron el río Jordán y llegaron a Jericó, cuyos habitantes pelearon contra ustedes. Lo mismo hicieron los amorreos, ferezeos, cananeos, hititas, gergeseos, heveos y jebuseos. Pero yo los entregué en sus manos. 12 No fueron ustedes quienes, con sus espadas y arcos, derrotaron a los dos reyes amorreos; fui yo quien por causa de ustedes envié tábanos, para que expulsaran de la tierra a sus enemigos. 13 A ustedes les entregué una tierra que no trabajaron y ciudades que no construyeron. Vivieron en ellas y se alimentaron de viñedos y olivares que no plantaron.”
14 »Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al Señor y sírvanle fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan sólo al Señor. 15 Pero si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
16 El pueblo respondió:
—¡Eso no pasará jamás! ¡Nosotros no abandonaremos al Señor por servir a otros dioses! 17 El Señor nuestro Dios es quien nos sacó a nosotros y a nuestros antepasados del país de Egipto, aquella tierra de servidumbre. Él fue quien hizo aquellas grandes señales ante nuestros ojos. Nos protegió durante todo nuestro peregrinaje por el desierto y cuando pasamos entre tantas naciones. 18 El Señor expulsó a todas las que vivían en este país, incluso a los amorreos. Por esa razón, nosotros también serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué les dijo:
—Ustedes son incapaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y Dios celoso. No les tolerará sus rebeliones y pecados. 20 Si ustedes lo abandonan y sirven a dioses ajenos, él se les echará encima y les traerá desastre; los destruirá completamente, a pesar de haber sido bueno con ustedes.
21 Pero el pueblo insistió:
—¡Eso no pasará jamás! Nosotros sólo serviremos al Señor.
22 Y Josué les dijo una vez más:
—Ustedes son testigos contra ustedes mismos de que han decidido servir al Señor.
—Sí, sí lo somos —respondió toda la asamblea.
23 Josué replicó:
—Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!
24 El pueblo respondió:
—Sólo al Señor nuestro Dios serviremos, y sólo a él obedeceremos.
25 Aquel mismo día Josué renovó el pacto con el pueblo de Israel. Allí mismo, en Siquén, les dio preceptos y normas, 26 y los registró en el libro de la ley de Dios. Luego tomó una enorme piedra y la colocó bajo la encina que está cerca del santuario del Señor. 27 Entonces le dijo a todo el pueblo:
—Esta piedra servirá de testigo contra ustedes. Ella ha escuchado todas las palabras que el Señor nos ha dicho hoy. Testificará contra ustedes en caso de que ustedes digan falsedades contra su Dios.
28 Después de todo esto, Josué envió a todo el pueblo a sus respectivas propiedades.
Entierros en la Tierra prometida
29 Tiempo después murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años. 30 Fue sepultado en la parcela que se le había dado como herencia, en el lugar conocido como Timnat Sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. 31 Durante toda la vida de Josué, el pueblo de Israel había servido al Señor. Así sucedió también durante el tiempo en que estuvieron al frente de Israel los jefes que habían compartido el liderazgo con Josué y que sabían todo lo que el Señor había hecho a favor de su pueblo.
32 Los restos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en un terreno que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén. El terreno después llegó a ser propiedad de los descendientes de José.
33 Finalmente, Eleazar hijo de Aarón murió y fue sepultado en Guibeá, propiedad de su hijo Finés, en la región montañosa de Efraín.
Comentario
Elige servir al Señor
El camino hacia una vida plena es adorar y servir a Dios. No desperdicies tu vida siguiendo dioses falsos. Como San Cipriano escribió: «Cualquier cosa que el hombre prefiera a Dios, de eso él se hace un dios». Hoy en día tenemos muchos otros dioses alrededor, tal vez los más comunes podrían resumirse en «dinero, sexo y poder».
Israel había disfrutado de un largo período de descanso después de todas las batallas (23:1). Josué, «venerable anciano» (v.1, MSG) llamó a todo el pueblo al final de sus días y les dijo que ellos tenían que elegir cómo pasar el resto de sus vidas.
Les recordó todo lo que Dios había hecho por ellos y todas las formas en que los había bendecido (23:14; 24:10). Ahora Josué les insta a adorar al Señor, su Dios, «en total compromiso» (v.10b, MSG).
En respuesta a todo lo que el Señor ha hecho por ti, también estás llamado a «amar al Señor» (23:11), a adorarle y a servirle. Josué prosigue: «Elijan ustedes mismos a quiénes van a servir» (24:15). Les presenta las opciones (vv.14-15):
- Falsos «dioses» («dioses» de sus antepasados o «dioses» del pueblo conquistado), o
- El Dios de Israel, quien es el único Dios verdadero.
El pueblo conquistado decía que sus dioses eran modernos y «científicos», que tenían el verdadero control sobre la agricultura, la fertilidad y el sexo. El pueblo de Canaán se sentía intelectual y culturalmente por delante de los israelitas. Pero Josué recalca las carencias de los «otros dioses» frente a la bondad y el poder de Dios (vv.3-13).
Tienes que tomar una decisión, no puedes solo vagar sin rumbo. Muchas personas simplemente vagan por la vida sin tomar nunca una decisión consciente y deliberada.
Josué, como todos los buenos líderes, dirige con su ejemplo. Él toma una decisión deliberada y personal para adorar y servir al Señor, declarando: «Mi familia y yo serviremos al Señor» (v.15).
El pueblo respondió: «Nosotros también serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios» (vv.18,21,24). Josué indicó: «Han decidido servir al Señor» (v.22). Como resultado, «los israelitas sirvieron al Señor mientras vivió Josué» (v.31). Israel sirvió al Señor mientras Josué y los ancianos —probablemente entrenados por él— estaban dirigiéndolos. El liderazgo es clave.
Josué llamó al pueblo al arrepentimiento y a la fe. Esto es lo que Dios nos pide siempre. En primer lugar, el arrepentimiento: «Desháganse de los dioses ajenos» (v.23a). Deshazte de las cosas malas. En segundo lugar, la fe: «¡Vuélvanse de todo corazón al Señor» (v.23b); pon toda tu vida en manos del Señor.
Oración
Señor, yo elijo cederte mi corazón. Ayúdame a tomar buenas decisiones en mi vida.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Josué 24:15
«Mi familia y yo serviremos al Señor».
Este es mi versículo familiar. He regresado a él muchas veces a lo largo de los años. Queremos ser una familia que sirve al Señor.
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Referencias
Notas:
Adaptado de Corrie ten Boom, Clippings from my Notebook \[Recortes de mi cuaderno\] (Nashvile: Thomas Nelson Inc, 1982).
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.