Toma tiempo para celebrar
Introducción
Una mujer de 27 años definió su experiencia en las vacaciones anuales de nuestra iglesia (Focus) como «un vistazo del cielo». También describió el año en que se las perdió por ir a unas vacaciones exóticas y pasó cada día pensando en lo mucho que anhelaba estar en Focus.
Este encuentro es el momento en que toda la comunidad de nuestra iglesia se reúne en un festival de celebración, adoración, acción de gracias y alabanza. Con frecuencia experimentamos un gran derramamiento del Espíritu Santo; es un tiempo de crecimiento espiritual al escuchar la enseñanza visionaria y práctica de la Biblia acerca de cómo vivir nuestras vidas. Es un tiempo de diversión y risas al reunirnos en esta fiesta de una semana: jugar, hacer picnics, cantar y bailar. Hacemos nuevos amigos y al mismo tiempo disfrutamos de unas buenas vacaciones. Realmente es «un vistazo del cielo».
La celebración es una parte importante de la vida.
Salmos 66:1-12
Salmo 66
Al director musical. Cántico. Salmo.
1 ¡Aclamen alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra!
2 Canten salmos a su glorioso nombre;
¡ríndanle gloriosas alabanzas!
3 Díganle a Dios:
«¡Cuán imponentes son tus obras!
Es tan grande tu poder
que tus enemigos mismos se rinden ante ti.
4 Toda la tierra se postra en tu presencia,
y te cantan salmos;
cantan salmos a tu nombre.»
5 ¡Vengan y vean las proezas de Dios,
sus obras portentosas en nuestro favor!
6 Convirtió el mar en tierra seca,
y el pueblo cruzó el río a pie.
¡Regocijémonos en él!
7 Con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones.
¡Que no se levanten contra él los rebeldes!
8 Pueblos todos, bendigan a nuestro Dios,
hagan oír la voz de su alabanza.
9 Él ha protegido nuestra vida,
ha evitado que resbalen nuestros pies.
10 Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba;
nos has purificado como a la plata.
11 Nos has hecho caer en una red;
¡pesada carga nos has echado a cuestas!
12 Las caballerías nos han aplastado la cabeza;
hemos pasado por el fuego y por el agua,
pero al fin nos has dado un respiro.
Comentario
1. Celebra la bondad de Dios
¿A veces sientes que has «pasado por el fuego y regresado»? ¿Te has sentido llevado «hasta tu propio límite»? Puede ser que Dios te esté probando, como la plata es refinada en el fuego.
Este salmo celebra el hecho de que Dios había llevado a su pueblo a través de tiempos extremadamente difíciles:
«Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba;
nos has purificado como a la plata.
Nos has hecho caer en una red;
¡pesada carga nos has echado a cuestas!
Las caballerías nos han aplastado la cabeza;
hemos pasado por el fuego y por el agua,
pero al fin nos has dado un respiro». (vv.10-12, RVA-2015).
No dejaron pasar inadvertida esta ocasión sino que celebraron. Es un acontecimiento bastante estruendoso: «¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra!» (v.1). Ellos cantaban alabanzas: «¡Cuán imponentes son tus obras! Es tan grande tu poder» (v.3). Celebraron lo que Dios había hecho (v.5); se regocijaron y alabaron a Dios de una manera tal que todo el mundo podía oírlo: «Pueblos todos, bendigan a nuestro Dios, hagan oír la voz de su alabanza» (v.8).
Oración
Señor, celebro tu bondad. Gracias hacerme atravesar el fuego y el agua para traerme a un lugar de abundancia.
Juan 12:37-13:17
Los judíos siguen en su incredulidad
37 A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él. 38 Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías:
«Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje,
y a quién se le ha revelado el poder del Señor?»
39 Por eso no podían creer, pues también había dicho Isaías:
40 «Les ha cegado los ojos
y endurecido el corazón,
para que no vean con los ojos,
ni entiendan con el corazón
ni se conviertan; y yo los sane.»
41 Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.
42 Sin embargo, muchos de ellos, incluso de entre los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. 43 Preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios.
44 «El que cree en mí —clamó Jesús con voz fuerte—, cree no sólo en mí sino en el que me envió. 45 Y el que me ve a mí, ve al que me envió. 46 Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas.
47 »Si alguno escucha mis palabras, pero no las obedece, no seré yo quien lo juzgue; pues no vine a juzgar al mundo sino a salvarlo. 48 El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final. 49 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. 50 Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir.»
Jesús les lava los pies a sus discípulos
13Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2 Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús. 3 Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; 4 así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. 5 Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
6 Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:
—¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?
7 —Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —le respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde.
8 —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!
—Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo.
9 —Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las manos y la cabeza!
10 —El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.
11 Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios.
12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:
—¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 16 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. 17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.
Comentario
2. Celebra a Jesús
Hay momentos en nuestras vidas en que las cosas van bien y hay momentos en que van mal. Pero hay una cosa que siempre podemos celebrar: Jesús murió y resucitó por nosotros. Jesús afirmó: «… pues no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo» (12:47). Él manifestó «… \[he\] venido \[...\] para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas» (v.46).
El contexto de Jesús lavando los pies de sus discípulos se da justo antes de la fiesta de la Pascua (13:1). Reinaba un gran entusiasmo cuando cientos de miles de personas vinieron a Jerusalén para celebrar la Pascua. Este tiempo de celebración prefiguró la muerte y resurrección de Jesús que hoy en día celebramos en Semana Santa.
Cuando terminó de lavar los pies de sus discípulos, les preguntó: «¿Entienden lo que he hecho con ustedes?» (v.12). ¿De qué se trataba? ¿Qué iban a entender? Podemos ver cuatro representaciones de este pasaje:
- Amor
El acto de Jesús lavando los pies de sus discípulos demostró su amor «hasta el fin» (v.1). Este es un contraste muy impresionante con lo que el mundo piensa cuando la gente usa la palabra «amor». Es mucho más que un sentimiento o una emoción; es una decisión tratar a las personas de la manera en que Jesús lo haría (vv.14-15).
- Servicio
Los caminos de Palestina no estaban pavimentados ni limpios. En condiciones de clima seco se convertían en lugares llenos de polvo y en clima húmedo eran barrizales.
Al llegar a una casa de ricos, habría un tazón en la puerta. El esclavo con el penúltimo rango en la casa desataba las sandalias de los que llegaban y el esclavo de rango más bajo lavaba sus pies.
Mientras los demás están recostados, Jesús se levanta, se quita el manto hasta quedar en ropa interior. Como un esclavo, comienza a lavarles los pies. Jesús está tomando el lugar de una persona de la baja sociedad, el último lugar, el puesto de un esclavo, el que hace los trabajos sucios. Se trata de un modelo totalmente opuesto al modelo de liderazgo que hay en el mundo.
Jesús, «el Señor y el Maestro» (v.14), se revela como el último de la sociedad, el que hace los trabajos duros, el que está en el último puesto.
Jesús nos muestra que si amamos a la gente, estaremos dispuestos a servirles y que aquellos que sirven siempre deben ser tratados con el mayor respeto.
- Humildad
Jesús unió de manera única el amor absoluto (v.1) y el poder absoluto: «… el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio» (v.3a). En el amor eligió actuar con humildad y servir a sus discípulos.
Los que buscan su propia gloria (como Judas, v.2) quedan reducidos a nada. Los que se engrandecen son humillados. Los que se humillan, Dios los exaltará.
Jesús revela una nueva forma de ejercer la autoridad a través del amor, el servicio y la humildad. De esta manera drástica, cierra la distancia que separa a los líderes de los que están bajo su liderazgo.
- Perdón
El lavado y la limpieza es una señal de perdón, de la limpieza del pecado. Lavarles los pies es una imagen de lo que Jesús está a punto de hacer en la cruz por ellos (v.7). Eres totalmente perdonado a través de la muerte de Jesús por ti. ¿Entonces por qué Jesús nos enseña a orar con regularidad por el perdón?
Encuentro que la analogía y la representación más útil es la que se da aquí. Cuando Jesús llegó a lavar los pies de Pedro, éste protestó: «¡No! \[…\] ¡Jamás me lavarás los pies!. \[Jesús respondió\]: ―Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo» (v.8). Pedro expresó, en efecto: «Entonces, Señor, ¡no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!» (v.9). Jesús declaró: «El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies \[…\]; pues ya todo su cuerpo está limpio» (v.10).
Esta es una imagen del perdón. Cuando pones tu fe en Jesús, eres limpio completamente y eres perdonado; se borra todo. No necesitas repetir este acto único de arrepentimiento y fe que conduce al perdón total. Es el equivalente a tomar un baño.
Sin embargo, a medida que pasamos por el mundo hacemos cosas que empañan nuestra amistad con Dios. Tu relación siempre es firme, pero tu amistad se mancha con la suciedad que acumulas en tus pies. Cada día ora: «Señor, perdóname, límpiame de la suciedad». No necesitas bañarte de nuevo, Jesús lo ha hecho por ti, pero un poco de aseo puede ser necesario todos los días.
Además con nuestra gran celebración de la Pascua, recordamos y celebramos estos acontecimientos extraordinarios cuando nos reunimos cada semana el día de la resurrección (el domingo). Así mismo, cada vez que recibes la comunión estás celebrando la muerte y resurrección de Jesús por ti.
Oración
Señor, ayúdanos a seguir el ejemplo de Jesús, no solo en palabras, sino también en acciones. Gracias por habernos dado tanto que celebrar.
1 Samuel 10:9-12:25
Saúl es proclamado rey
9 Cuando Saúl se dio vuelta para alejarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y ese mismo día se cumplieron todas esas señales. 10 En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas les salió al encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien cayó en trance profético junto con ellos. 11 Los que desde antes lo conocían, al verlo profetizar junto con los profetas se preguntaban unos a otros:
—¿Qué le pasa a Saúl hijo de Quis? ¿Acaso él también es uno de los profetas?
12 Alguien que vivía allí replicó:
—¿Y quién es el responsable de ellos?
De ahí viene el dicho: «¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?»
13 Cuando Saúl acabó de profetizar, subió al santuario del cerro. 14 Su tío les preguntó a él y a su criado:
—¿Y ustedes dónde estaban?
—Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel.
15 —Cuéntame lo que les dijo Samuel —pidió el tío de Saúl.
16 —Nos aseguró que ya habían encontrado las burras.
Sin embargo, Saúl no le contó a su tío lo que Samuel le había dicho acerca del reino.
17 Después de esto, Samuel convocó al pueblo de Israel para que se presentara ante el Señor en Mizpa. 18 Allí les dijo a los israelitas:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto. Yo los libré a ustedes del poder de los egipcios y de todos los reinos que los oprimían.” 19 Ahora, sin embargo, ustedes han rechazado a su Dios, quien los libra de todas las calamidades y aflicciones. Han dicho: “¡No! ¡Danos un rey que nos gobierne!” Por tanto, preséntense ahora ante el Señor por tribus y por familias.»
20 Dicho esto, Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y, al echar la suerte, fue escogida la tribu de Benjamín. 21 Luego mandó que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia, y la suerte cayó sobre la familia de Matri, y finalmente sobre Saúl hijo de Quis. Entonces fueron a buscar a Saúl, pero no lo encontraron, 22 de modo que volvieron a consultar al Señor:
—¿Ha venido aquí ese hombre?
—Sí —respondió el Señor —, pero se ha escondido entre el equipaje.
23 Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro. 24 Dijo entonces Samuel a todo el pueblo:
—¡Miren al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo!
—¡Viva el rey! —exclamaron todos.
25 A continuación, Samuel le explicó al pueblo las leyes del reino y las escribió en un libro que depositó ante el Señor. Luego mandó que todos regresaran a sus casas.
26 También Saúl se fue a su casa en Guibeá, acompañado por un grupo de hombres leales, a quienes el Señor les había movido el corazón. 27 Pero algunos insolentes protestaron: «¿Y éste es el que nos va a salvar?» Y fue tanto su desprecio por Saúl, que ni le ofrecieron regalos. Saúl, por su parte, no les hizo caso.
Saúl libera la ciudad de Jabés
11Najás el amonita subió contra Jabés de Galaad y la sitió. Los habitantes de la ciudad le dijeron:
—Haz un pacto con nosotros, y seremos tus siervos.
2 —Haré un pacto con ustedes —contestó Najás el amonita—, pero con una condición: que les saque a cada uno de ustedes el ojo derecho. Así dejaré en desgracia a todo Israel.
3 —Danos siete días para que podamos enviar mensajeros por todo el territorio de Israel —respondieron los ancianos de Jabés—. Si no hay quien nos libre de ustedes, nos rendiremos.
4 Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá, que era la ciudad de Saúl, y le comunicaron el mensaje al pueblo, todos se echaron a llorar. 5 En esos momentos Saúl regresaba del campo arreando sus bueyes, y preguntó: «¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué están llorando?» Entonces le contaron lo que habían dicho los habitantes de Jabés.
6 Cuando Saúl escuchó la noticia, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder. Enfurecido, 7 agarró dos bueyes y los descuartizó, y con los mensajeros envió los pedazos por todo el territorio de Israel, con esta advertencia: «Así se hará con los bueyes de todo el que no salga para unirse a Saúl y Samuel.»
El temor del Señor se apoderó del pueblo, y todos ellos, como un solo hombre, salieron a la guerra. 8 Saúl los reunió en Bézec para pasar revista, y había trescientos mil soldados de Israel y treinta mil de Judá. 9 Luego les dijo a los mensajeros que habían venido: «Vayan y díganles a los habitantes de Jabés de Galaad: “Mañana, cuando más calor haga, serán librados.” »
Los mensajeros fueron y les comunicaron el mensaje a los de Jabés. Éstos se llenaron de alegría 10 y les dijeron a los amonitas: «Mañana nos rendiremos, y podrán hacer con nosotros lo que bien les parezca.»
11 Al día siguiente, antes del amanecer, Saúl organizó a los soldados en tres columnas. Invadieron el campamento de los amonitas, e hicieron una masacre entre ellos hasta la hora más calurosa del día. Los que sobrevivieron fueron dispersados, así que no quedaron dos hombres juntos.
Saúl es confirmado como rey
12 El pueblo le dijo entonces a Samuel:
—¿Quiénes son los que no querían que Saúl reinara sobre nosotros? Entréguenlos, que vamos a matarlos.
13 —¡Nadie va a morir hoy! —intervino Saúl—. En este día el Señor ha librado a Israel.
14 —¡Vengan! —le dijo Samuel al pueblo—. Vamos a Guilgal para confirmar a Saúl como rey.
15 Todos se fueron a Guilgal, y allí, ante el Señor, confirmaron a Saúl como rey. También allí, ante el Señor, ofrecieron sacrificios de comunión, y Saúl y todos los israelitas celebraron la ocasión con gran alegría.
Discurso de despedida de Samuel
12Samuel le habló a todo Israel:
—¡Préstenme atención! Yo les he hecho caso en todo lo que me han pedido, y les he dado un rey que los gobierne. 2 Ya tienen al rey que va a dirigirlos. En cuanto a mí, ya estoy viejo y lleno de canas, y mis hijos son parte del pueblo. Yo los he guiado a ustedes desde mi juventud hasta la fecha. 3 Aquí me tienen. Pueden acusarme en la presencia del Señor y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acúsenme, y pagaré lo que corresponda.
4 —No nos has defraudado —respondieron—; tampoco nos has oprimido ni le has robado nada a nadie.
5 Samuel insistió:
—¡Que el Señor y su ungido sean hoy testigos de que ustedes no me han hallado culpable de nada!
—¡Que lo sean! —fue la respuesta del pueblo.
6 Además Samuel les dijo:
—Testigo es el Señor, que escogió a Moisés y a Aarón para sacar de Egipto a los antepasados de ustedes. 7 Y ahora, préstenme atención. El Señor los ha colmado de beneficios a ustedes y a sus antepasados, pero yo tengo una querella contra ustedes ante el Señor.
8 »Después de que Jacob entró en Egipto, sus descendientes clamaron al Señor. Entonces el Señor envió a Moisés y a Aarón para sacarlos de Egipto y establecerlos en este lugar. 9 Pero como se olvidaron de su Señor y Dios, él los entregó al poder de Sísara, comandante del ejército de Jazor, y al poder de los filisteos y del rey de Moab, y ellos les hicieron la guerra. 10 Por eso ustedes clamaron al Señor: “Hemos pecado al abandonar al Señor y adorar a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté. Pero ahora, si nos libras del poder de nuestros enemigos, sólo a ti te serviremos.” 11 Entonces el Señor envió a Yerubaal, Barac, Jefté y Samuel, y los libró a ustedes del poder de los enemigos que los rodeaban, para que vivieran seguros.
12 »No obstante, cuando ustedes vieron que Najás, rey de los amonitas, los amenazaba, me dijeron: “¡No! ¡Queremos que nos gobierne un rey!” Y esto, a pesar de que el Señor su Dios es el rey de ustedes. 13 Pues bien, aquí tienen al rey que pidieron y que han escogido. Pero tengan en cuenta que es el Señor quien les ha dado ese rey. 14 Si ustedes y el rey que los gobierne temen al Señor su Dios, y le sirven y le obedecen, acatando sus mandatos y manteniéndose fieles a él, ¡magnífico! 15 En cambio, si lo desobedecen y no acatan sus mandatos, él descargará su mano sobre ustedes como la descargó contra sus antepasados.
16 »Y ahora, préstenme atención y observen con sus propios ojos algo grandioso que el Señor va a hacer. 17 Ahora no es tiempo de lluvias sino de cosecha. Sin embargo, voy a invocar al Señor, y él enviará truenos y lluvia; así se darán cuenta de la gran maldad que han cometido ante el Señor al pedir un rey.
18 Samuel invocó al Señor, y ese mismo día el Señor mandó truenos y lluvia. Todo el pueblo sintió un gran temor ante el Señor y ante Samuel, 19 y le dijeron a Samuel:
—Ora al Señor tu Dios por nosotros, tus siervos, para que no nos quite la vida. A todos nuestros pecados hemos añadido la maldad de pedirle un rey.
20 —No teman —replicó Samuel—. Aunque ustedes han cometido una gran maldad, no se aparten del Señor; más bien, sírvanle de todo corazón. 21 No se alejen de él por seguir a ídolos inútiles, que no los pueden ayudar ni rescatar, pues no sirven para nada. 22 Por amor a su gran nombre, el Señor no rechazará a su pueblo; de hecho él se ha dignado hacerlos a ustedes su propio pueblo. 23 En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él dejando de orar por ustedes. Yo seguiré enseñándoles el camino bueno y recto. 24 Pero los exhorto a temer al Señor y a servirle fielmente y de todo corazón, recordando los grandes beneficios que él ha hecho en favor de ustedes. 25 Si persisten en la maldad, tanto ustedes como su rey serán destruidos.
Comentario
3. Celebra el éxito
Saúl comenzó su reinado como rey con un período de luna de miel. El Espíritu de Dios vino sobre él en poder y profetizó (10:9-13). Dios le dio gran sabiduría al tratar con la oposición. Él sabía cuándo guardar silencio (v.27).
Saúl pronto tuvo que lidiar con los «perversos» (v.27, RVA-2015). Dios está trabajando moviendo los corazones humanos (v.26). Pero, como siempre, la Biblia es realista. Los problemas estaban a la vuelta de la esquina. Donde quiera que Dios trabaje en poder, espera encontrar la insolencia de los perversos también.
Cuando el pueblo de Dios se enfrentaba a la crueldad espantosa del hombre que quería arrancar el ojo derecho a cada persona, «el Espíritu de Dios vino sobre \[Saúl\] con poder» (11:6). Dios le dio una gran victoria y tuvo la sabiduría de decir posteriormente: «¡Nadie va a morir hoy! \[…\]. En este día el Señor ha liberado a Israel» (v.13). En lugar de eso «celebraron la ocasión con gran alegría» (v.15).
En su discurso de despedida, Samuel habló de las veces que Dios le había dado éxito a su pueblo cuando clamaron a Él (12:8,10-11). Los exhortó: «Piensen en todas las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes» (v.24, NTV). Muchas de estas cosas sucedieron como resultado de la oración de Samuel y él aclaró: «En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él dejando de orar por ustedes» (v.23).
No te apegues tanto a tus propias necesidades y preocupaciones que no puedas orar por los demás. Es muy importante que oremos unos por otros.
El pasaje de hoy termina con Samuel diciéndole a la gente que: «Piensen en todas las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes» (v.24, NTV). Sin importar lo que esté pasando en tu vida mira hacia atrás, piensa y celebra tu perdón, el don del Espíritu Santo, la promesa de gloria y todas las otras grandes cosas que Dios ha hecho por ti.
Oración
Señor, hoy quiero mirar hacia atrás con agradecimiento y celebrar todas las cosas maravillosas que has hecho por mí...
Añadidos de Pippa
1 Samuel 11:6
«Cuando Saúl escuchó la noticia, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder. Enfurecido…»
A menudo no pienso en el Espíritu de Dios viniendo sobre alguien y trayendo ira. Normalmente pienso en el Espíritu liberando a la gente de la ira y trayendo alegría, paz o convicción profunda. Pero la ira contra la injusticia nos mueve de la apatía a la acción.
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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