Día 142

¿Un buen gobierno?

Sabiduría Salmos 65:1-13
Nuevo Testamento Juan 12:12-36
Antiguo Testamento 1 Samuel 8:1-10:8

Introducción

Muchos países en todo el mundo, como Siria, Irak y Corea del Norte se enfrentan a una crisis de gobierno. El año pasado Gran Bretaña votó a favor de abandonar la Unión Europea y Estados Unidos votó para elegir un nuevo presidente.

Winston Churchill dijo una vez: «La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás».

Los gobiernos tienen sus altibajos; nuestros políticos son seres humanos con debilidades humanas como las nuestras.

Hay cierta ambigüedad acerca del gobierno humano en la Biblia. Hay partes donde el gobierno humano es afirmado como dado por Dios (por ejemplo, en Romanos 13), y otros donde se representa como bajo el control demoníaco (por ejemplo en Apocalipsis 13). Juntos representan la realidad del gobierno humano. Los gobiernos reflejan la mezcla que está en nosotros, todo lo que es bueno y verdadero, junto con lo que es pecaminoso y defectuoso.

Sin embargo, tenemos la esperanza de un nuevo tipo de gobierno, el reinado de Jesús (Juan

Sabiduría

Salmos 65:1-13

Salmo 65

Al director musical. Salmo de David. Cántico.

1 A ti, oh Dios de Sión,
 te pertenece la alabanza.
 A ti se te deben cumplir los votos,
2 porque escuchas la oración.
 A ti acude todo mortal,
3 a causa de sus perversidades.
 Nuestros delitos nos abruman,
 pero tú los perdonaste.
4 ¡Dichoso aquel a quien tú escoges,
 al que atraes a ti para que viva en tus atrios!
Saciémonos de los bienes de tu casa,
 de los dones de tu santo templo.

5 Tú, oh Dios y Salvador nuestro,
 nos respondes con imponentes obras de justicia;
tú eres la esperanza de los confines de la tierra
 y de los más lejanos mares.
6 Tú, con tu poder, formaste las montañas,
 desplegando tu potencia.
7 Tú calmaste el rugido de los mares,
 el estruendo de sus olas,
 y el tumulto de los pueblos.
8 Los que viven en remotos lugares
 se asombran ante tus prodigios;
del oriente al occidente
 tú inspiras canciones de alegría.

9 Con tus cuidados fecundas la tierra,
 y la colmas de abundancia.
Los arroyos de Dios se llenan de agua,
 para asegurarle trigo al pueblo.
 ¡Así preparas el campo!
10 Empapas los surcos, nivelas sus terrones,
 reblandeces la tierra con las lluvias
 y bendices sus renuevos.
11 Tú coronas el año con tus bondades,
 y tus carretas se desbordan de abundancia.
12 Rebosan los prados del desierto;
 las colinas se visten de alegría.
13 Pobladas de rebaños las praderas,
 y cubiertos los valles de trigales,
 cantan y lanzan voces de alegría.

Comentario

1. El gobierno de Dios

¿Te das cuenta de lo bueno que es Dios? Él te ama y quiere que disfrutes de Sus bendiciones hoy en tu vida. Este salmo es todo acerca de la bondad de Dios. Ofrece una imagen hermosa de cómo puede verse la vida cuando se vive bajo el gobierno de Dios. Medita hoy sobre Su bondad.

Dios oye tus oraciones (v.2) y perdona tus pecados, incluso cuando «nuestros pecados nos abruman» (v.3, NTV). El perdón de Dios es asombroso.

«Seremos saciados del bien» (v.4, RVA-2015) estando en Su presencia. Él te da «esperanza» (v.5b) y «alegría» (v.8b).

Vemos su gran amor en la forma en que trata la creación (la fecundación de la tierra, la provisión de trigo, el campo, ovejas, etc., vv.9–13).

No vivimos en una sociedad directamente gobernada por Dios pero a través de Cristo, tienes una relación directa con Dios en tu vida personal. Puedes seguir Su gobierno y experimentar la bendición de la presencia de Dios. Esta es una de las maneras en las que puedes experimentar «el reino de Dios» en tu vida.

Oración

Gracias Señor por Tu increíble bondad. Gracias porque un día vendrá Tu reino y toda rodilla se inclinará ante Jesús y él gobernará legítimamente en una «nueva creación».

Nuevo Testamento

Juan 12:12-36

La entrada triunfal

12 Al día siguiente muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén; 13 tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello:

—¡Hosanna!

—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

—¡Bendito el Rey de Israel!

14 Jesús encontró un burrito y se montó en él, como dice la Escritura:

15 «No temas, oh hija de Sión;
mira, que aquí viene tu rey,
montado sobre un burrito.»

16 Al principio, sus discípulos no entendieron lo que sucedía. Sólo después de que Jesús fue glorificado se dieron cuenta de que se había cumplido en él lo que de él ya estaba escrito.

17 La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, seguía difundiendo la noticia. 18 Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro. 19 Por eso los fariseos comentaban entre sí: «Como pueden ver, así no vamos a lograr nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!»

Jesús predice su muerte

20 Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. 21 Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron:

—Señor, queremos ver a Jesús.

22 Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos fueron a decírselo a Jesús.

23 —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —les contestó Jesús—. 24 Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. 26 Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.

27 »Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! 28 ¡Padre, glorifica tu nombre!

Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo.» 29 La multitud que estaba allí, y que oyó la voz, decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado.

30 —Esa voz no vino por mí sino por ustedes —dijo Jesús—. 31 El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. 32 Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.

33 Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir.

34 —De la ley hemos sabido —le respondió la gente— que el Cristo permanecerá para siempre; ¿cómo, pues, dices que el Hijo del hombre tiene que ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?

35 —Ustedes van a tener la luz sólo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tienen la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. 36 Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz.

Cuando terminó de hablar, Jesús se fue y se escondió de ellos.

Comentario

2. El gobierno de Jesús

¿Estás preocupado por algo que estás enfrentando? ¿Estás angustiado por alguna prueba en tu vida? Si es así, tienes un líder que te entiende. Jesús dijo: «Mi ser está angustiado...» (v.27a).

Jesús nos deja un modelo de cómo responder ante la tribulación en nuestras vidas y en un mundo de sufrimiento. En aquel entonces, como ahora, era un tiempo de crisis. Como expresa la versión bíblica The Message, Jesús señaló: «El mundo está en crisis» (v.30, MSG).

En el tiempo de la fiesta de Pascua, una «gran multitud» vino a Jerusalén (v.12, RVA-2015). Josefo estimó que se reunieron alrededor de 2,7 millones de personas. Esto bien puede ser una exageración; sin duda, fue un festival masivo que tuvo que producir un gran sentido de expectativa y entusiasmo.

En la época de Jesús, la gente esperaba al Mesías. Buscaban un rey humano del linaje de David que los liberara de sus opresores. Cuando Jesús entra en Jerusalén es percibido como ese rey: «¡Bendito el Rey de Israel!» (V.13b). La multitud probablemente vio a Jesús como un rey militar y esperaba una liberación inmediata del dominio romano.

En esa época, como ahora, había diferentes actitudes hacia el gobierno. Los fariseos (v.19) consideraron que la ocupación romana, aunque pudiera ser opresiva, debía perdurar hasta que Dios la derribara. Los saduceos favorecieron la cooperación con el gobierno. Los zelotes eran los más populares entre la gente y querían una revuelta violenta dirigida por un rey mesiánico.

Jesús es de hecho el Rey. Pero no entró a Jerusalén triunfal ni poderosamente en un carruaje o en un semental. Él es una clase diferente de líder, «mira, que aquí viene tu rey, montado sobre un burrito» (v.15b); entró humildemente y con gentileza, sentado en un burro. Él es el Rey mesiánico, no un rey militar. La escenificación de esta parábola fue diseñada para corregir las expectativas equivocadas de las multitudes y mostrar a la ciudad de Jerusalén el camino de la paz.

Él vino como el Rey victorioso, y no lo hizo actuando violentamente contra los opresores sino dejando que actuaran violentamente contra él. Afirma: «Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado» (v.23) y sin embargo está hablando de la cruz. «Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir» (vv.32-33).

Vemos aquí una visión de la lucha interior en el corazón de Jesús cuando se enfrenta a su juicio inminente, sufrimiento y muerte: «Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: "Padre, sálvame de esta hora difícil"? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! ¡Padre, glorifica tu nombre!» (vv.27-28a).

La victoria de Jesús no vino por medio de la fuerza militar, sino a través de su muerte auto-sacrificial, que derrotó los poderes demoníacos (v.31). La muerte de Jesús significa el juicio sobre el mundo, el derrocamiento del mal, la glorificación de Jesús y la atracción de todas las personas hacia él.

Aquí vemos, de hecho, un tipo diferente de rey victorioso. Jesús no solo cumplió las profecías sobre el Rey mesiánico, sino que también cumplió las profecías sobre el siervo sufriente. Él aunó los dos extremos de la profecía.

Un día Jesús volverá como el Rey triunfante para gobernar y reinar por toda la eternidad. Mientras tanto, estás llamado a ser luz en la oscuridad. Si vives bajo el liderazgo de Jesús, entonces la luz estará dentro de ti y brillará a través de tu vida y serás hijo de la luz (v.36).

Oración

Señor, gracias por el ejemplo del liderazgo a través de la humildad y el auto-sacrificio. Ayúdame a servirte de tal manera que mi vida traiga luz a un mundo oscuro.

Antiguo Testamento

1 Samuel 8:1-10:8

Los israelitas piden un rey

8Cuando Samuel entró en años, puso a sus hijos como gobernadores de Israel, 2 con sede en Berseba. El hijo mayor se llamaba Joel, y el segundo, Abías. 3 Pero ninguno de los dos siguió el ejemplo de su padre, sino que ambos se dejaron guiar por la avaricia, aceptando sobornos y pervirtiendo la justicia.

4 Por eso se reunieron los ancianos de Israel y fueron a Ramá para hablar con Samuel. 5 Le dijeron: «Tú has envejecido ya, y tus hijos no siguen tu ejemplo. Mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones.»

6 Cuando le dijeron que querían tener un rey, Samuel se disgustó. Entonces se puso a orar al Señor, 7 pero el Señor le dijo: «Considera seriamente todo lo que el pueblo te diga. En realidad, no te han rechazado a ti, sino a mí, pues no quieren que yo reine sobre ellos. 8 Te están tratando del mismo modo que me han tratado a mí desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy. Me han abandonado para servir a otros dioses. 9 Así que hazles caso, pero adviérteles claramente del poder que el rey va a ejercer sobre ellos.»

10 Samuel comunicó entonces el mensaje del Señor a la gente que le estaba pidiendo un rey. 11 Les explicó:

—Esto es lo que hará el rey que va a ejercer el poder sobre ustedes: Les quitará a sus hijos para que se hagan cargo de los carros militares y de la caballería, y para que le abran paso al carro real. 12 Los hará comandantes y capitanes, y los pondrá a labrar y a cosechar, y a fabricar armamentos y pertrechos. 13 También les quitará a sus hijas para emplearlas como perfumistas, cocineras y panaderas. 14 Se apoderará de sus mejores campos, viñedos y olivares, y se los dará a sus ministros, 15 y a ustedes les exigirá una décima parte de sus cosechas y vendimias para entregársela a sus funcionarios y ministros. 16 Además, les quitará sus criados y criadas, y sus mejores bueyes y asnos, de manera que trabajen para él. 17 Les exigirá una décima parte de sus rebaños, y ustedes mismos le servirán como esclavos. 18 Cuando llegue aquel día, clamarán por causa del rey que hayan escogido, pero el Señor no les responderá.

19 El pueblo, sin embargo, no le hizo caso a Samuel, sino que protestó:

—¡De ninguna manera! Queremos un rey que nos gobierne. 20 Así seremos como las otras naciones, con un rey que nos gobierne y que marche al frente de nosotros cuando vayamos a la guerra.

21 Después de oír lo que el pueblo quería, Samuel se lo comunicó al Señor.

22 —Hazles caso —respondió el Señor —; dales un rey.

Entonces Samuel les dijo a los israelitas:

—¡Regresen a sus pueblos!

Samuel unge a Saúl

9Había un hombre de la tribu de Benjamín, muy respetado, cuyo nombre era Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, también benjaminita. 2 Quis tenía un hijo llamado Saúl, que era buen mozo y apuesto como ningún otro israelita, tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro.

3 En cierta ocasión se extraviaron las burras de su padre Quis, y éste le dijo a Saúl: «Toma a uno de los criados y ve a buscar las burras.» 4 Saúl y el criado se fueron y cruzaron la sierra de Efraín, hasta pasar por la región de Salisá, pero no las encontraron. Pasaron también por la región de Salín, y después por el territorio de Benjamín, pero tampoco allí las encontraron. 5 Cuando llegaron al territorio de Zuf, Saúl le dijo al criado que lo acompañaba:

—Vámonos. Debemos regresar, no sea que mi padre comience a preocuparse más por nosotros que por las burras.

6 El criado le contestó:

—En este pueblo vive un hombre de Dios que es muy famoso. Todo lo que dice se cumple sin falta. ¿Por qué no vamos allá? A lo mejor nos indica el camino que debemos seguir.

7 —Pero si vamos, ¿qué le podemos llevar? —preguntó Saúl—. En las alforjas no nos queda nada de comer, ni tenemos ningún regalo que ofrecerle.

8 —Aquí tengo casi tres gramos de plata —respondió el criado—. Se los puedo dar al hombre de Dios para que nos indique el camino.

9 (Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, solía decir: «Vamos a ver al vidente», porque así se le llamaba entonces al que ahora se le llama profeta.)

10 —Muy bien —dijo Saúl—, vamos.

Dicho esto, se dirigieron al pueblo donde vivía el hombre de Dios. 11 Subían por la cuesta de la ciudad cuando se encontraron con unas jóvenes que iban a sacar agua. Les preguntaron:

—¿Se encuentra por aquí el vidente?

12 —Sí, está más adelante —contestaron ellas—. Dense prisa, que acaba de llegar a la ciudad, y el pueblo va a ofrecer un sacrificio en el santuario del cerro. 13 Cuando entren en la ciudad lo encontrarán, si llegan antes de que suba al santuario para comer. La gente no empezará a comer hasta que él llegue, pues primero tiene que bendecir el sacrificio, y luego los invitados comerán. Así que vayan de inmediato, que hoy mismo lo van a encontrar.

14 Saúl y su criado se dirigieron entonces a la ciudad. Iban entrando cuando Samuel se encontró con ellos, camino al santuario del cerro.

15 Un día antes de que Saúl llegara, el Señor le había hecho esta revelación a Samuel: 16 «Mañana, a esta hora, te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como gobernante de mi pueblo Israel, para que lo libre del poder de los filisteos. Me he compadecido de mi pueblo, pues sus gritos de angustia han llegado hasta mí.» 17 Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé; él gobernará a mi pueblo.»

18 Al llegar a la puerta de la ciudad, Saúl se acercó a Samuel y le preguntó:

—¿Podría usted indicarme dónde está la casa del vidente?

19 —Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Acompáñame al santuario del cerro, que hoy comerán ustedes conmigo. Ya mañana, cuando te deje partir, responderé a todas tus inquietudes. 20 En cuanto a las burras que se te perdieron hace tres días, ni te preocupes, que ya las encontraron.

Y agregó:

—Lo que Israel más desea, ¿no tiene que ver contigo y con toda la familia de tu padre?

21 —¿Por qué me dices eso? —respondió Saúl—. ¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín?

22 No obstante, Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó al salón y les dio un lugar especial entre los invitados, que eran unos treinta. 23 Luego Samuel le dijo al cocinero:

—Trae la ración de carne que te pedí que apartaras, y que yo mismo te entregué.

24 El cocinero sacó un pernil entero, y se lo sirvió a Saúl. Entonces Samuel dijo:

—Ahí tienes lo que estaba reservado para ti. Come, pues antes de invitar a los otros, tu ración ya había sido apartada para esta ocasión.

Así fue como Saúl comió aquel día con Samuel. 25 Luego bajaron del santuario a la ciudad, y Samuel conversó con Saúl en la azotea de su casa. 26 Al amanecer, a la hora de levantarse, Samuel habló con Saúl en ese mismo lugar:

—¡Levántate! —le dijo—; ya debes partir.

Saúl se levantó, y salieron de la casa juntos. 27 Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl:

—Dile al criado que se adelante, pero tú quédate un momento, que te voy a dar un mensaje de parte de Dios.

El criado se adelantó.

10Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo:

—¡Es el Señor quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo! 2 Hoy mismo, cuando te alejes de mí y llegues a Selsa, en el territorio de Benjamín, cerca de la tumba de Raquel verás a dos hombres. Ellos te dirán: “Ya encontramos las burras que andabas buscando. Pero tu padre ya no piensa en las burras, sino que ahora está preocupado por ustedes y se pregunta: ‘¿Qué puedo hacer para encontrar a mi hijo?’”

3 »Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, te encontrarás con tres hombres que se dirigen a Betel para adorar a Dios. Uno de ellos lleva tres cabritos; otro, tres panes; y el otro, un odre de vino. 4 Después de saludarte, te entregarán dos panes. Acéptalos.

5 »De ahí llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en el cerro. Vendrán profetizando, precedidos por músicos que tocan liras, panderetas, flautas y arpas. 6 Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona. 7 Cuando se cumplan estas señales que has recibido, podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo.

8 »Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días.

Comentario

3. El gobierno de los seres humanos

Dios había planeado que Su pueblo fuera diferente a los demás. Planeó una sociedad en la que Dios mismo era el Rey. Pero Israel quería ser como todos los demás. El mandato directo de Dios solo funciona cuando la gente se entrega plenamente a Dios. Si no es así, termina en el caos que leímos en Jueces. Es mejor tener un rey humano que ninguno. Podríamos enumerar el orden de preferencia de este modo:

  1. Dios como Rey: La situación que Dios quería: Su perfecta voluntad.
  2. Un rey humano: La situación que Dios permitía: Su voluntad permisiva.
  3. Ningún rey: La situación en Jueces: el caos.

El pueblo de Dios rechazó Su gobierno. El Señor expresa: «… no te han rechazado a ti, sino a mí» (8:7). La gente pide un rey. Ellos reclaman, «danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones» (v.5).

Samuel les advierte que los gobiernos humanos son débiles y falibles; el poder corrompe. Samuel indica que el rey que gobernará sobre ellos tomará algunas de sus familias, tierras, posesiones y empleados y los usará para su propio beneficio y el de su círculo íntimo (vv.11-16).

En otras palabras, les previene sobre los fallos y debilidades de todo gobierno humano. También les advierte sobre los impuestos y la «¡burocracia excesiva!» (V.15, MSG).

A pesar de la exhortación, la gente exige: «Queremos un rey que nos gobierne» (v.19). El Señor permitió «el plan B»: les dio un rey (v.22). Saúl es elegido como el líder ungido de Israel para liberar a su pueblo (9:16). En el momento en que Samuel ve a Saúl, en un abrir y cerrar de ojos reconoce que aquel era el hombre que iba a gobernar al pueblo de Dios (v.17). Saúl, que viene de una familia humilde (v.21), se convierte en el rey ungido (10:1).

Dios derrama Su gracia al bendecir este nuevo plan. Tres cosas notables le suceden a Saúl (que ahora te suceden a ti y a cada cristiano). En primer lugar, el Espíritu del Señor viene sobre él con poder cuando es ungido (v.6b). Segundo, se convierte en una nueva persona, es «transformado» (v.6c, ver 2 Corintios 5:17). En tercer lugar, Samuel le manifiesta: «… podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo» (V.7).

Así ocurrió en Saúl y ocurre en ti. Por más desanimado que puedas sentirte frente a una circunstancia, por más lejos de Dios que puedas sentirte, por más difícil que puedas encontrar orar, cualesquiera que sean tus dudas, el Espíritu del Señor está sobre ti; estás siendo transformado a Su semejanza y Dios está contigo.

Oración

Señor, dale sabiduría a nuestros líderes para que dejen de lado sus planes personales y trabajen unidos para mantener la justicia, la paz y la unidad en la nación para la gloria de Tu nombre.

Añadidos de Pippa

1 Samuel 8:3

Los hijos de Samuel no siguieron sus pasos a pesar de que Samuel había guiado a tanta gente por los caminos de Dios. ¡Qué triste fue que sus hijos no estuvieran entre ellos! Necesitamos orar especialmente por los hijos de los líderes cristianos.

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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