Día 16

La abundancia del corazón

Sabiduría Proverbios 2:1-11
Nuevo Testamento Mateo 12:22-45
Antiguo Testamento Génesis 32:1-33:20

Introducción

Durante muchos años he querido conocer en persona a Billy Graham pero nunca lo he logrado. Por eso me sentí honrado al descubrir que me seguía en Twitter. Desde luego, ¡también comencé a seguirlo! Siempre ha sido uno de mis héroes de la fe. A lo largo de los años ha llegado a ser uno de los evangelistas más notorios, hablando a más gente sobre Jesús que cualquier otra persona en la historia.

He oído a Billy Graham predicar en incontables ocasiones y en cada una de ellas me he sentido inspirado. Una vez comentó que antes de compartir un mensaje le gusta llenar su corazón, esto es, dedicar tiempo para preparar suficiente material como para realizar cinco charlas y así poder hablar «desde la abundancia».

Según Jesús, el corazón realmente importa: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Pero ¿cómo almacenar buenas cosas en tu corazón?

Sabiduría

Proverbios 2:1-11

Ventajas de la sabiduría

2Hijo mío, si haces tuyas mis palabras
 y atesoras mis mandamientos;
2 si tu oído inclinas hacia la sabiduría
 y de corazón te entregas a la inteligencia;
3 si llamas a la inteligencia
 y pides discernimiento;
4 si la buscas como a la plata,
 como a un tesoro escondido,
5 entonces comprenderás el temor del
 y hallarás el conocimiento de Dios.
6 Porque el Señor da la sabiduría;
 conocimiento y ciencia brotan de sus labios.
7 Él reserva su ayuda para la gente íntegra
 y protege a los de conducta intachable.
8 Él cuida el sendero de los justos
 y protege el camino de sus fieles.
9 Entonces comprenderás la justicia y el derecho,
 la equidad y todo buen camino;
10 la sabiduría vendrá a tu corazón,
 y el conocimiento te endulzará la vida.
11 La discreción te cuidará,
 la inteligencia te protegerá.

Comentario

Atesora la palabra de Dios en tu corazón

¿Anhelas conocer mejor a Dios? ¿Quisieras ser más sabio, más hábil, tener más conocimientos y comprensión?

Te animo a que formes el hábito cotidiano de leer la Palabra de Dios. El escritor de Proverbios nos invita así: «Si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia \[…\] la sabiduría vendrá a tu corazón» (vv.1-2,10).

  • ¿Qué debes hacer?

«Atesorar» las palabras de Dios dentro de ti (v.1). Aceptar (v.1), escuchar y aplicar (v.2), llamar (v.3) y buscar (v.4). «Si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido» (v.4). Esto requiere tiempo y compromiso. Separa un tiempo habitual para leer la Biblia y agrégalo a tu calendario como una prioridad importante.

  • ¿Qué promete Dios?

«Hallarás el conocimiento de Dios» (v.5). En virtud de su carácter, Dios «da la sabiduría» y el « conocimiento» (v.6), «ayuda» (v.7), protección (v.8) y discreción (v.11). Promete «cuidar el sendero de los justos y proteger el camino de sus fieles. \[…\] Te librará del camino de los malvados, de los que profieren palabras perversas» (vv.8,12).

Oración

Señor, ayúdame cada día a invertir tiempo contigo y aplicar las enseñanzas de la Biblia en mi vida.

Nuevo Testamento

Mateo 12:22-45

Jesús y Beelzebú

22 Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar. 23 Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será éste el Hijo de David?»

24 Pero al oírlo los fariseos, dijeron: «Éste no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.»

25 Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. 26 Si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su reino? 27 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 28 En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes.

29 »¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero lo ate? Sólo entonces podrá robar su casa.

30 »El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce. 31 Por eso les digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie. 32 A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.

33 »Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto. 34 Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca. 35 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. 36 Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. 37 Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará.»

La señal de Jonás

38 Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron:

—Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.

39 Jesús les contestó:

—¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás. 40 Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra. 41 Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás. 42 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salomón.

43 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo. 44 Entonces dice: “Volveré a la casa de donde salí.” Cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45 Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado postrero de aquella persona resulta peor que el primero. Así le pasará también a esta generación malvada.

Comentario

Sé lleno del Espíritu Santo

Las palabras que expresan tus labios realmente importan. «Cada palabra que decimos puede ser un ladrillo para edificar o una excavadora para destruir», escribe Joyce Meyer. Lo que fuera que esté atesorado en tu corazón tarde o temprano se manifestará por tus labios. Ten cuidado con lo que ves, lees y piensas. Llena tu corazón con cosas buenas y siempre tendrás buenos pensamientos, dirás buenas palabras y darás buen fruto (v.33).

Jesús dice: «De la abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal» (vv.34-35).

El contexto de la expresión de Jesús («de la abundancia del corazón habla la boca») es su enseñanza sobre el Espíritu Santo (en oposición a los espíritus malignos). No puedes cambiar tu patrón de pensamientos tú solo, por tu cuenta. Necesitas la ayuda del Espíritu Santo: llenarte de su amor y su buen fruto.

Tomo lo que Jesús dice en los versículos 30 al 32 para explicar que el único «pecado imperdonable» es resistir al Espíritu Santo a través de tu vida. A menudo la gente se preocupa pensando que ha cometido el «pecado imperdonable». No obstante, si algo así te preocupara es casi seguro que no lo hayas cometido. No hay pecado que no pueda recibir perdón si te arrepientes y pides que Dios te perdone. El único «pecado imperdonable» es rehusar arrepentirte, rechazar volver a Cristo y resistir al Espíritu a lo largo de tu vida.

Jesús describe cómo obran los espíritus malignos y en base a ello advierte del peligro de volver a nuestra antigua forma de vivir luego de haber limpiado «la casa». Jesús señala que cuando la gente vuelve a sus antiguos pecados suele hacerlo de forma más excesiva (v.43 en adelante), y entonces «el estado postrero de aquella persona resulta peor que el primero» (v.45).

Los fariseos y los maestros de la ley son un ejemplo de esto (v.38). Han visto muchas señales milagrosas de Jesús, pero rehúsan reconocer que su poder viene por obra del Espíritu Santo. Cuando le dicen: «Queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya» (v.38), lo hacen de forma ruda, como si él estuviera bajo indagatoria.

No obstante, la respuesta de Jesús cambia el enfoque. Comparándose con el profeta Jonás del Antiguo Testamento, Jesús se refiere a lo que ocurriría pronto: su muerte y su posterior resurrección, tres días después (vv.39-40). La resurrección de Jesús es la señal máxima de su identidad.

Jesús ofrece dos casos de estudio del Antiguo Testamento para mostrar que los fariseos ya disponen de suficientes evidencias. Primero, cuando Jonás predicó a los ninivitas, estos cambiaron su vida. Jesús es mayor que Jonás. Segundo, la reina de Sabá reconoció la sabiduría de Salomón. ¡La sabiduría de Jesús es mayor que la de Salomón! Para ellos, y nosotros, no hay necesidad de mayor evidencia.

Es el Espíritu Santo quien se deshace de los poderes demoníacos (v.28). Por tanto, debemos entablar una batalla diaria para resistir al mal y, en simultáneo, pedir que el Espíritu Santo nos llene. La prueba para saber si nuestro corazón es bueno es analizar lo que surge de nuestra boca. Porque «de la abundancia del corazón habla la boca» (v.34).

Jesús dice: «¡Raza de víboras! ¿Cómo pueden decir cosas buenas, si ustedes mismos son malos? De lo que abunda en el corazón, habla la boca» (v.34, DHH). La manera de cerciorarte de que dirás las cosas correctas es asegurarte de que tu corazón esté lleno del Espíritu Santo.

Oración

Señor, ayúdame a llenar mi corazón continuamente con buenas cosas y guardarlo del mal. Te pido en oración que me llenes nuevamente con tu Espíritu.

Antiguo Testamento

Génesis 32:1-33:20

Jacob envía mensajeros a Esaú

32Jacob también siguió su camino, pero unos ángeles de Dios salieron a su encuentro. 2 Al verlos, exclamó: «¡Éste es el campamento de Dios!» Por eso llamó a ese lugar Majanayin.

3 Luego Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú, que estaba en la tierra de Seír, en la región de Edom. 4 Y les ordenó que le dijeran: «Mi señor Esaú, su siervo Jacob nos ha enviado a decirle que él ha vivido en la casa de Labán todo este tiempo, 5 y que ahora tiene vacas, asnos, ovejas, esclavos y esclavas. Le manda este mensaje, con la esperanza de ganarse su favor.»

6 Cuando los mensajeros regresaron, le dijeron a Jacob: «Fuimos a hablar con su hermano Esaú, y ahora viene al encuentro de usted, acompañado de cuatrocientos hombres.»

7 Jacob sintió mucho miedo, y se puso muy angustiado. Por eso dividió en dos grupos a la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos, 8 pues pensó: «Si Esaú ataca a un grupo, el otro grupo podrá escapar.»

9 Entonces Jacob se puso a orar: « Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis familiares, y que me harías prosperar: 10 realmente yo, tu siervo, no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora he llegado a formar dos campamentos. 11 ¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! 12 Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar.»

13 Jacob pasó la noche en aquel lugar, y de lo que tenía consigo escogió, como regalo para su hermano Esaú, 14 doscientas cabras, veinte chivos, doscientas ovejas, veinte carneros, 15 treinta camellas con sus crías, cuarenta vacas, diez novillos, veinte asnas y diez asnos. 16 Luego los puso a cargo de sus siervos, cada manada por separado, y les dijo: «Vayan adelante, pero dejen un buen espacio entre manada y manada.»

17 Al que iba al frente, le ordenó: «Cuando te encuentres con mi hermano Esaú y te pregunte de quién eres, a dónde te diriges y de quién es el ganado que llevas, 18 le contestarás: “Es un regalo para usted, mi señor Esaú, que de sus ganados le manda su siervo Jacob. Además, él mismo viene detrás de nosotros.” »

19 Jacob les dio la misma orden al segundo y al tercer grupo, y a todos los demás que iban detrás del ganado. Les dijo: «Cuando se encuentren con Esaú, le dirán todo esto, 20 y añadirán: “Su siervo Jacob viene detrás de nosotros.” »

Jacob pensaba: «Lo apaciguaré con los regalos que le llegarán primero, y luego me presentaré ante él; tal vez así me reciba bien.» 21 De esta manera los regalos lo precedieron, pero Jacob se quedó esa noche en el campamento.

Jacob lucha con un ángel

22 Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. 23 Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones, 24 quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. 25 Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. 26 Entonces el hombre le dijo:

—¡Suéltame, que ya está por amanecer!

—¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob.

27 —¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre.

—Me llamo Jacob —respondió.

28 Entonces el hombre le dijo:

—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

29 —Y tú, ¿cómo te llamas? —le preguntó Jacob.

—¿Por qué preguntas cómo me llamo? —le respondió el hombre.

Y en ese mismo lugar lo bendijo. 30 Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida.»

31 Cruzaba Jacob por el lugar llamado Penuel, cuando salió el sol. A causa de su cadera dislocada iba rengueando. 32 Por esta razón los israelitas no comen el tendón que está en la coyuntura de la cadera, porque a Jacob se le tocó en dicho tendón.

Encuentro de Jacob con Esaú

33Cuando Jacob alzó la vista y vio que Esaú se acercaba con cuatrocientos hombres, repartió a los niños entre Lea, Raquel y las dos esclavas. 2 Al frente de todos colocó a las criadas con sus hijos, luego a Lea con sus hijos, y por último a Raquel con José. 3 Jacob, por su parte, se adelantó a ellos, inclinándose hasta el suelo siete veces mientras se iba acercando a su hermano. 4 Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar. 5 Luego Esaú alzó la vista y, al ver a las mujeres y a los niños, preguntó:

—¿Quiénes son estos que te acompañan?

—Son los hijos que Dios le ha concedido a tu siervo —respondió Jacob.

6 Las esclavas y sus hijos se acercaron y se inclinaron ante Esaú. 7 Luego, Lea y sus hijos hicieron lo mismo y, por último, también se inclinaron José y Raquel.

8 —¿Qué significan todas estas manadas que han salido a mi encuentro? —preguntó Esaú.

—Intentaba con ellas ganarme tu confianza —contestó Jacob.

9 —Hermano mío —repuso Esaú—, ya tengo más que suficiente. Quédate con lo que te pertenece.

10 —No, por favor —insistió Jacob—; si me he ganado tu confianza, acepta este presente que te ofrezco. Ya que me has recibido tan bien, ¡ver tu rostro es como ver a Dios mismo! 11 Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo, y tengo más de lo que necesito.

Fue tanta la insistencia de Jacob que, finalmente, Esaú aceptó. 12 Más tarde, Esaú le dijo:

—Sigamos nuestro viaje; yo te acompañaré.

13 Pero Jacob se disculpó:

—Mi hermano y señor debe saber que los niños son todavía muy débiles, y que las ovejas y las vacas acaban de tener cría, y debo cuidarlas. Si les exijo demasiado, en un solo día se me puede morir todo el rebaño. 14 Es mejor que mi señor se adelante a su siervo, que yo seguiré al paso de la manada y de los niños, hasta que nos encontremos en Seír.

15 —Está bien —accedió Esaú—, pero permíteme dejarte algunos de mis hombres para que te acompañen.

—¿Para qué te vas a molestar? —contestó Jacob—. Lo importante es que me he ganado tu confianza.

16 Aquel mismo día, Esaú regresó a Seír. 17 Jacob, en cambio, se fue hacia Sucot, y allí se hizo una casa para él y cobertizos para su ganado. Por eso a ese lugar se le llamó Sucot.

18 Cuando Jacob volvió de Padán Aram, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en Canaán, y acampó frente a ella. 19 Luego, por cien monedas de plata les compró una parcela a los hijos de Jamor, el padre de Siquén, y allí instaló su carpa. 20 También construyó un altar, y lo llamó El Elohé Israel.

Comentario

Lucha con Dios en oración

¿Enfrentas miedos o preocupaciones grandes en tu vida?

Jacob enfrentó una situación muy preocupante. Había reñido con su hermano Esaú y temía que este pudiera deshacerse de él: «… sintió mucho miedo, y se puso muy angustiado» (32:7).

Jacob era un hombre de oración: pese a todo su pecado, conocía a Dios y reconocía su propia indignidad: «No soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado» (v.10).

Oró, creyó y reclamó la promesa de Dios: «¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar» (vv.11,12). Su oración fue respondida más allá de lo que pudo haber imaginado.

La oración no siempre es tan sencilla. A veces pareciera, como Jacob, que tenemos que luchar con Dios (32:22-32; Colosenses 4:12). Puede ser costosa en términos de tiempo y energía. Requiere determinación. Jacob dijo a Dios: «¡No te soltaré hasta que me bendigas!» (Génesis 32:26), pero se nos dice que a partir de entonces caminó con su cadera dislocada (v.31).

Tal vez el equivalente neotestamentario más cercano sea la «espina clavada en el cuerpo» del apóstol Pablo (2 Corintios 12:7), quien le pidió tres veces a Dios que se la quitara. Tu debilidad y tus vulnerabilidades no impiden que Dios te use. De hecho, suele utilizar nuestras debilidades más que nuestras fortalezas. Dios no quitó la espina del cuerpo de Pablo. En cambio, dijo: «Mi poder se perfecciona en la debilidad» (v.9).

Quizá sientas como si tuvieras una «espina clavada en el cuerpo» o si caminaras con la «cadera dislocada»: tienes cierta vulnerabilidad o una incapacidad aparente. La misionera Jackie Pullinger comenta que nunca confía en nadie… ¡que no camine con una «cojera»! Suele ser mediante las dificultades, las decepciones y las luchas que nuestros corazones son cambiados. Vemos una transformación en Jacob luego de haber luchado con Dios. Su actitud hacia su hermano fue totalmente transformada (Génesis 33).

Después de la victoria que había logrado en oración, todo pareció encajar. Hubo un maravilloso reencuentro y una emotiva reconciliación: «Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar» (v.4).

Su actitud mutua había cambiado por completo. Esaú dice: «… ya tengo más que suficiente. Quédate con lo que te pertenece» (v.9).

Jacob responde: «No, por favor; si me he ganado tu confianza, acepta este presente que te ofrezco. Ya que me has recibido tan bien, ¡ver tu rostro es como ver a Dios mismo! Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo, y tengo más de lo que necesito» (vv.10-11).

Oración

Gracias, Señor, por ser un Dios que responde nuestras oraciones. Ayúdanos a luchar en oración como Jacob. Te pido que traigas reconciliación en todas nuestras relaciones con los hermanos y las hermanas en Cristo. Que mi boca hable de la abundancia de mi corazón.

Añadidos de Pippa

Pippa añade:

Génesis 32:1–33:20

La relación de Jacob con sus padres, su suegro y su hermano no era nada perfecta. Pero en todo vemos el amor y la provisión de Dios para ellos. Luego de haber luchado con Dios en oración, se evidencia una nueva humildad en Jacob. Por primera vez leemos sobre él como alguien dispuesto a dar en lugar de simplemente tomar.

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Referencias

Notas:

Joyce Meyer, Love Out Loud (Hodder & Stoughton, 2011

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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