Día 192

Invisible pero invaluable

Sabiduría Salmos 83:1-18
Nuevo Testamento Hechos 28:1-16
Antiguo Testamento 2 Reyes 19:14-20:21

Introducción

Todos los lunes por la mañana llama a nuestras oficinas, pregunta sobre los acontecimientos y los servicios que ocurrieron durante la semana y sobre las personas implicadas en ellos. Durante décadas, Charles y su grupo de oración han apoyado fielmente a la iglesia en oración. Son ejemplos de muchos en nuestra iglesia que interceden por nosotros. Sus oraciones pueden ser invisibles pero también son de un valor inestimable.

La palabra «intercesión» generalmente significa orar por otra persona (aunque, también se puede definir como orar por uno mismo). Todos somos llamados a la intercesión: «Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades» (1 Timoteo 2:1-2).

Jesús es el gran intercesor. Él «intercedió por los pecadores» (Isaías 53:12). «Está a la derecha de Dios e intercede por nosotros» (Romanos 8:34, ver también Hebreos 7:25). El Espíritu Santo también intercede por nosotros y a través de nosotros: «El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. \[…\] el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios» (Romanos 8:26-27).

En el pasaje del Antiguo Testamento para hoy, vemos el papel de Isaías como intercesor. Interceder por los demás es parte del papel de un profeta. La intercesión también fue practicada por reyes, como por ejemplo, David, Salomón y Ezequías. Ustedes también son llamados a este invisible pero inestimable ministerio.

Sabiduría

Salmos 83:1-18

Cántico. Salmo de Asaf.

1 Oh Dios, no guardes silencio;
 no te quedes, oh Dios, callado e impasible.
2 Mira cómo se alborotan tus enemigos,
 cómo te desafían los que te odian.
3 Con astucia conspiran contra tu pueblo;
 conspiran contra aquellos a quienes tú estimas.
4 Y dicen: «¡Vengan, destruyamos su nación!
 ¡Que el nombre de Israel no vuelva a recordarse!»

5 Como un solo hombre se confabulan;
 han hecho un pacto contra ti:
6 los campamentos de Edom y de Ismael,
 los de Moab y de Agar,
7 Guebal, Amón y Amalec,
 los de Filistea y los habitantes de Tiro.
8 ¡Hasta Asiria se les ha unido;
 ha apoyado a los descendientes de Lot!

9 Haz con ellos como hiciste con Madián,
 como hiciste con Sísara y Jabín en el río Quisón,
10 los cuales perecieron en Endor
 y quedaron en la tierra, como estiércol.
11 Haz con sus nobles
 como hiciste con Oreb y con Zeb;
haz con todos sus príncipes
 como hiciste con Zeba y con Zalmuna,
12 que decían: «Vamos a adueñarnos
 de los pastizales de Dios.»

13 Hazlos rodar como zarzas, Dios mío;
 ¡como paja que se lleva el viento!
14 Y así como el fuego consume los bosques
 y las llamas incendian las montañas,
15 así persíguelos con tus tormentas
 y aterrorízalos con tus tempestades.
16 Señor, cúbreles el rostro de ignominia,
 para que busquen tu nombre.

17 Que sean siempre puestos en vergüenza;
 que perezcan humillados.
18 Que sepan que tú eres el Señor,
 que ése es tu nombre;
 que sepan que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.

Comentario

1. Intercede por los que buscan

Este salmo es una oración de intercesión: intercediendo para que las personas tengan conocimiento de la victoria final de Dios y para que esto resulte en su conversión antes de ese último día.

Las naciones vecinas quieren destruir al pueblo de Dios (v.4); sin embargo, el salmista ve todo esto más como un ataque contra Dios mismo. Se refiere a ellos como «tus enemigos» (v.2) quienes «han hecho un pacto contra ti» (v.5). Esto es un recordatorio de que un ataque contra el pueblo de Dios es, en última instancia, un ataque contra Dios.

La oración del salmo es que los enemigos de Dios sean derrotados (vv.9-15). Sin embargo, también es intercesión por la conversión: «Señor, cúbreles el rostro de ignominia, para que busquen tu nombre» (v.16). Hay un deseo inherente de que los demás busquen al único Dios verdadero: «Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que solo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra» (v.18).

Oración

Señor, oro por todos los que están actualmente en Alpha, para que busquen Tu nombre. Ruego que actúes; que no calles; que la gente sepa que solo Tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.

Nuevo Testamento

Hechos 28:1-16

En la isla de Malta

28Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta. 2 Los isleños nos trataron con toda clase de atenciones. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía frío. 3 Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano. 4 Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a consentir que siga con vida.» 5 Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño. 6 La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios.

7 Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Éste nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días. 8 El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó. 9 Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados. 10 Nos colmaron de muchas atenciones y nos proveyeron de todo lo necesario para el viaje.

Llegada a Roma

11 Al cabo de tres meses en la isla, zarpamos en un barco que había invernado allí. Era una nave de Alejandría que tenía por insignia a los dioses Dióscuros. 12 Hicimos escala en Siracusa, donde nos quedamos tres días. 13 Desde allí navegamos bordeando la costa y llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al segundo día llegamos a Poteoli. 14 Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y por fin llegamos a Roma. 15 Los hermanos de Roma, habiéndose enterado de nuestra situación, salieron hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo. 16 Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su domicilio particular, con un soldado que lo custodiara.

Comentario

2. Intercede por sanación

He oído que a veces se le sugiere a los cristianos no orar por sanación física hoy en día, argumentando que los milagros de sanación eran específicos para el ministerio de Jesús y el período inmediato posterior a su muerte y resurrección. Algunos incluso han sugerido que en el período que abarca el libro de Hechos, los milagros ya estaban en extinción. Pero claramente eso no es así.

Cuando una víbora se aferró a la mano de Pablo, él sacudió la serpiente al fuego y no sufrió ningún daño (vv.3-5). Aquí estamos en el último capítulo del libro de Hechos y leemos cómo Pablo es un ejemplo de la profecía de Jesús en Marcos 16:18: «Tomarán en sus manos serpientes».

Cuando Pablo y los que estaban con él estuvieron en Malta, se reunieron con Publio, el principal funcionario de la isla: «Este nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días. El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó» (Hechos 28:7-8).

Este es un modelo muy sencillo para que nosotros sigamos. Primero, cuando Pablo oyó que el padre de Publio estaba enfermo, actuó con fe: Creyó que Dios era capaz de sanarlo así que, «entró a verlo» (v.8).

Segundo, actuó con audacia: El padre de Publio probablemente no era cristiano; sin embargo, Pablo fue lo suficientemente valiente como para ofrecerse a orar por él —y lo hizo en público—, imponiéndole las manos. Podría haber sido tentador pensar: «¿Y si no se sana?» «¿Parecería un fracaso?» «¿Despreciará el Evangelio?» Pero Pablo tomó el riesgo y actuó con fe. Oró, puso las manos sobre él y Dios lo sanó. «Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados» (vv.7-9).

Lejos de estar en extinción, cuando el libro de Hechos llega a su fin, vemos una explosión de sanaciones milagrosas. Lucas claramente ve que esto es algo que continúa en la vida de la iglesia. La verdadera pregunta no es: «¿Sana Dios hoy en día?», sino «¿responde Dios la oración hoy?»; si lo hace, ¿por qué excluiríamos algo tan importante como la salud? La oración por sanación es una parte importante de la intercesión.

Pippa y yo hemos orado por muchísimas personas a lo largo de los años. Sin duda, estamos lejos de decir que todos han recibido sanación. No oramos por los enfermos para que todos se sanen. Oramos por ellos porque Jesús nos dijo que lo hiciéramos. A lo largo de estos años hemos visto muchas veces sanaciones extraordinarias. Así que, ¡no te desanimes! Sigue orando con fe y audacia, amor y sensibilidad.

Oración

Señor, ayúdanos a tener el valor de aprovechar todas las oportunidades para poner las manos sobre los enfermos y orar por su sanación. Gracias por ser un Dios que sana hoy.

Antiguo Testamento

2 Reyes 19:14-20:21

Oración de Ezequías

14 Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego subió al templo del Señor, la desplegó delante del Señor, 15 y en su presencia oró así: « Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra. 16 Presta atención, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.

17 »Es verdad, Señor, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras. 18 Han arrojado al fuego sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses sino sólo madera y piedra, obra de manos humanas. 19 Ahora, pues, Señor y Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, Señor, eres Dios.»

Muerte de Senaquerib

20 Entonces Isaías hijo de Amoz le envió este mensaje a Ezequías: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria, te he escuchado. 21 Ésta es la palabra que yo, el Señor, he pronunciado contra él:

» ”La virginal hija de Sión
 te desprecia y se burla de ti.
La hija de Jerusalén
 menea la cabeza al verte huir.
22 ¿A quién has insultado?
 ¿Contra quién has blasfemado?
 ¿Contra quién has alzado la voz
y levantado los ojos con orgullo?
 ¡Contra el Santo de Israel!
23 Has enviado a tus mensajeros
 a insultar al Señor, diciendo:
‘Con mis numerosos carros de combate
 escalé las cumbres de las montañas,
 ¡las laderas del Líbano!
Talé sus cedros más altos,
 sus cipreses más selectos.
Alcancé sus refugios más lejanos,
 y sus bosques más frondosos.
24 Cavé pozos en tierras extranjeras,
 y en esas aguas apagué mi sed.
Con las plantas de mis pies
 sequé todos los ríos de Egipto.’

25 » ”¿No te has dado cuenta?
 ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado!
Desde tiempo atrás lo vengo planeando,
 y ahora lo he llevado a cabo;
por eso tú has dejado en ruinas
 a las ciudades fortificadas.
26 Sus habitantes, impotentes,
 están desalentados y avergonzados.
Son como plantas en el campo,
 como tiernos pastos verdes,
como hierba que brota sobre el techo
 y que se quema antes de crecer.

27 » ”Yo sé bien cuándo te sientas,
 cuándo sales, cuándo entras,
 y cuánto ruges contra mí.
28 Porque has rugido contra mí
 y tu insolencia ha llegado a mis oídos,
te pondré una argolla en la nariz
 y un freno en la boca,
y por el mismo camino por donde viniste
 te haré regresar.

29 » ”Ésta será la señal para ti, Ezequías:

» ”Este año comerán lo que crezca por sí solo,
 y el segundo año lo que de allí brote.
Pero al tercer año sembrarán y cosecharán,
 plantarán viñas y comerán su fruto.
30 Una vez más los sobrevivientes de la tribu de Judá
 echarán raíces abajo, y arriba darán fruto.
31 Porque de Jerusalén saldrá un remanente,
 del monte Sión un grupo de sobrevivientes.
Esto lo hará mi celo,
 celo del SeñorTodopoderoso.

32 » ”Yo, el Señor, declaro esto acerca del rey de Asiria:

 » ”No entrará en esta ciudad,
ni lanzará contra ella una sola flecha.
 No se enfrentará a ella con escudos,
ni construirá contra ella una rampa de asalto.
33 Volverá por el mismo camino que vino;
 ¡en esta ciudad no entrará!
 Yo, el Señor, lo afirmo.
34 Por mi causa, y por consideración a David mi siervo,
 defenderé esta ciudad y la salvaré.” »

35 Esa misma noche el ángel del Señor salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres! 36 Así que Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y se retiró. Volvió a Nínive y permaneció allí.

37 Pero un día, mientras adoraba en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer lo mataron a espada y escaparon a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón lo sucedió en el trono.

Enfermedad de Ezequías

20Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás.” »

2 Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor: 3 «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró amargamente.

4 No había salido Isaías del patio central, cuando le llegó la palabra del Señor: 5 «Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor. 6 Voy a darte quince años más de vida. Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad por mi causa y por consideración a David mi siervo.” »

7 Entonces Isaías dijo: «Preparen una pasta de higos.» Así lo hicieron; luego se la aplicaron al rey en la llaga, y se recuperó.

8 Ezequías le había preguntado al profeta:

—¿Qué señal recibiré de que el Señor me sanará, y de que en tres días podré subir a su templo?

9 Isaías le contestó:

—Ésta es la señal que te dará el Señor para confirmar lo que te ha prometido: la sombra ha avanzado diez gradas; ¿podrá retroceder diez?

10 —Es fácil que la sombra se alargue diez gradas —replicó Ezequías—, pero no que vuelva atrás.

11 Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez gradas en la escala de Acaz.

Mensajeros de Babilonia

12 En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo. 13 Ezequías se alegró al recibir esto, y les mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.

14 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó:

—¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron?

—De un país lejano —respondió Ezequías—. Vinieron a verme desde Babilonia.

15 —¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta.

—Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado.

16 Entonces Isaías le dijo:

—Oye la palabra del Señor: 17 Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio, y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el Señor —. 18 Y algunos de tus hijos y de tus descendientes serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

19 —El mensaje del Señor que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías.

Y es que pensaba: «Al menos mientras yo viva, sin duda que habrá paz y seguridad.»

20 Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías, y todo su poderío y cómo construyó el estanque y el acueducto que llevaba agua a la ciudad, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 21 Ezequías murió, y su hijo Manasés lo sucedió en el trono.

Comentario

3. Intercede por liberación

A veces puedes afrontar problemas aparentemente abrumadores en tu propia vida. Este es un gran modelo de cómo lidiar con ellos. Ezequías no se desesperó, no entró en pánico, no se dio por vencido sino que acudió a Dios en oración.

Este relato de la oración de Ezequías y la liberación de Dios se registra tres veces en el Antiguo Testamento (véase también Isaías 36-39 y 2 Crónicas 32). Además, los acontecimientos de este período son corroborados por fuentes babilónicas.

Cuando Ezequías recibió la carta amenazadora y se encontró con un problema aparentemente abrumador, «… subió al templo del Señor, la desplegó delante del Señor» (2 Reyes 19:14). Oró al Señor: «Señor, \[…\]: solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra. Presta atención, Señor, y escucha; \[…\], Señor y Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, Señor, eres Dios» (vv.15-19).

La intercesión de Ezequías comienza reconociendo conscientemente quién es Dios. Cuando intercedemos, estamos hablando con el Único «Dios de todos los reinos de la tierra» (v.15). Dios tiene el poder de resolver los problemas aparentemente abrumadores.

La oración de Ezequías fue para el honor y la gloria de Dios, «para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, Señor, eres Dios» (v.19). Jesús nos enseñó a comenzar nuestras oraciones diciendo «santificado sea tu nombre, venga tu reino» (Mateo 6:9-10).

Me encanta la expresión, «Ezequías \[...\] la desplegó delante del Señor» (2 Reyes 19:14). Ezequías le habló a Dios acerca del problema. El profeta Isaías envió un mensaje a Ezequías diciendo que Dios había escuchado su oración; Él libró al pueblo de la amenaza de los asirios en respuesta a la intercesión de Ezequías.

Ezequías también oró por su sanación; estaba enfermo, al borde de la muerte (20:1) e intercedió por sí mismo: «Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor» (v.2). De nuevo, Dios respondió a su intercesión: «He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, \[…\]. Voy a darte quince años más de vida» (vv.5-6).

Ezequías experimentó las increíbles bendiciones de Dios en respuesta a su intercesión. Sin embargo, el pasaje termina con una nota de advertencia. Cuando unos mensajeros vinieron de Babilonia, Ezequías mostró todos sus tesoros (vv.12-15). Parecía estar tomando para sí la gloria por todo lo que el Señor le había dado. Como resultado, Isaías le dice que, «no quedará nada» (v.17). Si nos damos a nosotros mismos la gloria por lo que el Señor hace por nosotros, lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo.

Oración

Señor, cuando vemos el estado de nuestra ciudad, nuestra nación y nuestro mundo nos damos cuenta de que necesitamos Tu liberación. Solo Tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra. Presta atención, Señor, y escucha; abre Tus ojos, Señor, y mira. Señor, derrama tu Espíritu Santo otra vez. Oro para ver personas buscando Tu nombre otra vez, para ver milagros de sanación. Oro para que veamos la evangelización de nuestra nación, la revitalización de la iglesia y la transformación de la sociedad, para que todos los reinos de la tierra sepan que solo Tú, Señor, eres Dios.

Añadidos de Pippa

Hechos 28:15

Pablo había tenido un viaje largo y traumático a Roma. No es de extrañar que se regocijara en ver a la comunidad cristiana esperándolo a su llegada. A pesar de que viajar es mucho más fácil ahora, Nicky y yo apreciamos muchísimo la amabilidad y sonrisas de las personas que nos han recogido en aeropuertos y nos han llevado a nuestros destinos. La comunidad cristiana nos ha cuidado de maneras asombrosas en todos aquellos lugares que hemos estado en el mundo.

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

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