Día 217

Unidad

Sabiduría Proverbios 19:3-12
Nuevo Testamento 1 Corintios 1:1-17
Antiguo Testamento 1 Crónicas 16:37-18:17

Introducción

Hace algunos años tuve una conversación con un amigo mío que no es cristiano, el cual me decía:

«No lo entiendo. Ustedes protestantes y católicos me parecen exactamente iguales. Ambos tienen unos edificios que llaman iglesias que parecen iguales; ambos dicen la oración del Señor y hacen “cosas” con el vino y el pan. No tengo ni idea de en qué consiste su desacuerdo, pero sea lo que sea, es algo que no tiene nada que ver con mi vida. Mientras sigan peleando entre ustedes, no me interesa lo que tengan que ofrecer».

Me di cuenta de lo dañina que es la falta de unidad para la iglesia y nuestro testimonio para el mundo. No es de extrañar que Jesús orara pidiendo «la perfección en la unidad» (Juan 17:23) y el apóstol Pablo sintiera apasionadamente que deberíamos estar «completamente unidos » (1 Corintios 1:10, RVA-2015).

La unidad está en el núcleo de nuestra fe. Creemos en un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hay unidad en la Trinidad. Por otro lado, la desunión ha sido la maldición de la humanidad desde que Adán y Eva cayeron en el pecado.

Jesús murió para traer reconciliación y unidad. Gracias a Dios que hoy, en todo el mundo, estamos viendo una disminución de las barreras denominacionales y una gran unidad en la iglesia.

Sabiduría

Proverbios 19:3-12

3 La necedad del hombre le hace perder el rumbo,
y para colmo se irrita contra el Señor.

4 Con las riquezas aumentan los amigos,
pero al pobre hasta su amigo lo abandona.

5 El testigo falso no quedará sin castigo;
el que esparce mentiras no saldrá bien librado.

6 Muchos buscan congraciarse con los poderosos;
todos son amigos de quienes reparten regalos.

7 Si al pobre lo aborrecen sus parientes,
con más razón lo evitan sus amigos.
Aunque los busca suplicante,
por ninguna parte los encuentra.

8 El que adquiere cordura a sí mismo se ama,
y el que retiene el discernimiento prospera.

9 El testigo falso no quedará sin castigo;
el que difunde mentiras perecerá.

10 No va bien con el necio vivir entre lujos,
y menos con el esclavo gobernar a los príncipes.

11 El buen juicio hace al hombre paciente;
su gloria es pasar por alto la ofensa.

12 Rugido de león es la ira del rey;
su favor es como rocío sobre el pasto.

Comentario

1. La unidad en las relaciones

En este pasaje se encuentra un proverbio que tiene una importancia máxima para la unidad en nuestras relaciones: «El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa» (v.11).

Este versículo me ha desafiado en muchos momentos de mi vida. Es fácil ofenderse y guardar cuenta del mal, así como buscar venganza. Si una ofensa es respondida así, puede llevar a la ruptura de una relación y acabar con una amistad.

Por otro lado, hay algo grandioso en el hecho de pasar por alto una ofensa, lo cual significa negarse a sentirse ofendido. Significa negarse a guardar cuenta del mal y a tomar venganza. Es difícil hacerlo, pero es crucial si queremos mantener la unidad en nuestras relaciones.

Oración

Señor, perdóname cuando me siento ofendido demasiado fácilmente. Gracias porque por medio de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, pasaste por alto mis ofensas. Ayúdame, por medio de ese mismo poder, a pasar por alto las ofensas de los demás.

Nuevo Testamento

1 Corintios 1:1-17

1Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Sóstenes,

2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros:

3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

Acción de gracias

4 Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia. 5 Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento. 6 Así se ha confirmado en ustedes nuestro testimonio acerca de Cristo, 7 de modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo. 8 Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Divisiones en la iglesia

10 Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito. 11 Digo esto, hermanos míos, porque algunos de la familia de Cloé me han informado que hay rivalidades entre ustedes. 12 Me refiero a que unos dicen: «Yo sigo a Pablo»; otros afirman: «Yo, a Apolos»; otros: «Yo, a Cefas»; y otros: «Yo, a Cristo.»

13 ¡Cómo! ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O es que fueron bautizados en el nombre de Pablo? 14 Gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, 15 de modo que nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre. 16 Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de éstos, no recuerdo haber bautizado a ningún otro. 17 Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia.

Comentario

2. Unidad en torno a Jesús

Corinto era una gran ciudad cosmopolita que atraía gente de todas las naciones, culturas y religiones. En muchos sentidos, era similar a una ciudad como Londres. Era un centro para el comercio, las artes, el ocio, la literatura y la arquitectura. Era un lugar lleno de museos y teatros.

La gente de Corinto era rica, bebía abundantemente; eran libertinos sexualmente, por lo que la ciudad era famosa por su inmoralidad.

El año 50 d.C., Pablo fue a Corinto para plantar una iglesia. Se quedó donde sus amigos Priscila y Aquila. Consiguió un trabajo y comenzó a predicar el evangelio. Empezó una iglesia en una casa y se quedó por 18 meses, hasta la primavera del 52 d.C., momento en que dejó la iglesia a cargo de Apolo y se fue a plantar más iglesias.

Algún tiempo más tarde, Pablo recibió un informe que decía que en su ausencia habían estallado todo tipo de problemas, incluyendo la división en la iglesia. Unos cinco años más tarde, escribió esta epístola para intentar lidiar con algunos de aquellos problemas.

Las peleas y la desunión comenzaron muy pronto en la historia de la iglesia. En Corinto, parece que las diferentes facciones estaban divididas no tanto por la doctrina como por la disposición mental que tenían. En vez de estar unidos en Cristo, estaban divididos en facciones basadas simplemente en quién era el líder que más respetaban, ya fuera Pablo, Apolo o Pedro (Cefas) (vv.11–13).

Incluso antes de que Pablo comience su apelación a la unidad y el amor, podemos ver en su introducción y en los saludos cómo el tema de la unidad es algo que corre en lo profundo del pensamiento de Pablo. La base para la unidad es la persona de Jesús:

  • La relación con Jesús

Pablo escribe a «los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros» (v.2).

Todo cristiano que hay en el mundo es alguien que es santificado en Jesús y que invoca el nombre de nuestro Señor Jesús. Cristo no está dividido (v.13) y tampoco nosotros debemos estar divididos. Compartimos un mismo Señor. Estás llamados a la «fraternidad» (koinonia) con Jesús (v.9). Pasa tiempo hoy disfrutando su amistad; es la más profunda y e íntima relación posible. Koinonia es la palabra usada para la relación matrimonial. Todos amamos a Jesús profunda e íntimamente.

  • La gracia de Jesús

Pablo escribe: «Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia» (vv.3–4). Ser cristiano es experimentar la gracia de Dios que se te es dada en Jesucristo. ¡Eres amado! La gracia significa un amor inmerecido, el cual se muestra primordialmente y se hace posible por medio de la muerte de Jesucristo por cada uno de nosotros. Cada cristiano del mundo, de cada iglesia y denominación, es alguien por quien Cristo murió. Su gracia es la base de nuestra unidad.

  • El Espíritu de Jesús

Pablo escribe a los Corintos: «De modo que no les falta ningún don espiritual» (v.7a). El Espíritu de Jesucristo vive en todo cristiano. Pablo prosigue exponiendo en su carta cómo cada uno de nosotros tiene dones espirituales, porque tenemos el Espíritu Santo que vive en nosotros. Todo cristiano en el mundo tiene el Espíritu Santo viviendo en él igual que vive en ti.

  • La esperanza en Jesús

Pablo continua diciendo: «Mientras esperan con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo. Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo» (vv.7b–8). Todos esperamos el regreso de Jesús. Un día, seremos unidos por completo en él. Entre tanto, tenemos una esperanza común.

Pablo tiene pasión por esta unidad. Escribe: «Los exhorto, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que se pongan de acuerdo y que no haya más disensiones entre ustedes, sino que estén perfectamente unidos en la misma mente y en el mismo parecer» (v.10).

No se contenta con una unidad superficial, sino que llama a la unidad perfecta. Puede que no veamos la unidad completa de la iglesia en el tiempo de nuestra vida, pero no debemos conformarnos con menos. Ora por ello y busca hacer todo lo que puedas para hacerla posible. Jesús oró para que seamos llevados a la unidad completa (Juan 17:20–21).

Oración

Señor, oro por la unidad en nuestra iglesia local y en la iglesia alrededor del mundo. Gracias porque vemos signos visibles de una mayor unidad. Que seamos llevados a la unidad completa para que el mundo crea en ti.

Antiguo Testamento

1 Crónicas 16:37-18:17

37 David dejó el arca del pacto del Señor al cuidado de Asaf y sus hermanos, para que sirvieran continuamente delante de ella, de acuerdo con el ritual diario. 38 Como porteros nombró a Obed Edom y sus sesenta y ocho hermanos, junto con Obed Edom hijo de Jedutún y Josá. 39 Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos sacerdotes los encargó del santuario del Señor, que está en la cumbre de Gabaón, 40 para que sobre el altar ofrecieran constantemente los holocaustos al Señor, en la mañana y en la tarde, tal como está escrito en la ley que el Señor le dio a Israel. 41 Con ellos nombró también a Hemán y a Jedutún, y a los demás que había escogido y designado por nombre para cantar al Señor: «Su gran amor perdura para siempre.» 42 Hemán y Jedutún tenían trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales para acompañar los cantos de Dios. Los hijos de Jedutún eran porteros.

43 Luego todos regresaron a su casa, y David se fue a bendecir a su familia.

Promesa de Dios a David

17Una vez instalado en su palacio, David le dijo al profeta Natán:

—¡Aquí me tienes, habitando un palacio de cedro, mientras que el arca del pacto del Señor se encuentra bajo una simple tienda de campaña!

2 —Bien —respondió Natán—. Haga Su Majestad lo que su corazón le dicte, pues Dios está con usted.

3 Pero aquella misma noche la palabra de Dios vino a Natán y le dijo:

4 «Ve y dile a mi siervo David que así dice el Señor: “No serás tú quien me construya una casa para que yo la habite. 5 Desde el día en que liberé a Israel hasta el día de hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he ido de campamento en campamento y de santuario en santuario. 6 Todo el tiempo que anduve con Israel, cuando mandé a sus jueces que pastorearan a mi pueblo, ¿acaso le reclamé a alguno de ellos el no haberme construido una casa de cedro?”

7 »Pues bien, dile a mi siervo David que así dice el SeñorTodopoderoso: “Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. 8 Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra. 9 También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré para que puedan vivir sin sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a oprimirlos como lo han hecho desde el principio, 10 desde los días en que nombré jueces sobre mi pueblo Israel. Yo derrotaré a todos tus enemigos. Te anuncio, además, que yo, el Señor, te edificaré una casa. 11 Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a reunirte con tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus descendientes, a uno de tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono para siempre. 13 Yo seré su padre, y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. 14 Al contrario, para siempre lo estableceré en mi casa y en mi reino, y su trono será firme para siempre.” »

15 Natán le comunicó todo esto a David, tal como lo había recibido por revelación.

Oración de David

16 Luego el rey David se presentó ante el Señor y le dijo:

« Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar tan lejos? 17 Como si esto fuera poco, has hecho promesas a este tu siervo en cuanto al futuro de su dinastía. ¡Me has tratado como si fuyera yo un hombre muy importante, Señor y Dios! 18 ¿Qué más podría yo decir del honor que me has dado, si tú conoces a tu siervo? 19 Señor, tú has hecho todas estas grandes maravillas, por amor a tu siervo y según tu voluntad, y las has dado a conocer. 20 Señor, nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. 21 ¿Y qué nación se puede comparar con tu pueblo Israel? Es la única nación en la tierra que tú has redimido, para hacerla tu propio pueblo y para dar a conocer tu nombre. Hiciste prodigios y maravillas cuando al paso de tu pueblo, al cual redimiste de Egipto, expulsaste a las naciones y a sus dioses. 22 Adoptaste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre, y para que tú, Señor, fueras su Dios.

23 »Y ahora, Señor, mantén para siempre la promesa que le has hecho a tu siervo y a su dinastía. Cumple tu palabra 24 para que tu nombre permanezca y sea exaltado por siempre, y para que todos digan: “¡El SeñorTodopoderoso es el Dios de Israel!” Entonces la dinastía de tu siervo David quedará establecida en tu presencia.

25 »Tú, Dios mío, le has revelado a tu siervo el propósito de establecerle una dinastía, y por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta súplica. 26 Oh Señor, ¡tú eres Dios y has prometido este favor a tu siervo! 27 Te has dignado bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre. Tú, Señor, la has bendecido, y por eso quedará bendita para siempre.»

Victorias de David

18Pasado algún tiempo, David derrotó a los filisteos y los subyugó, quitándoles el control de la ciudad de Gat y de sus aldeas. 2 También derrotó y sometió a los moabitas, los cuales pasaron a ser vasallos tributarios de David.

3 Además, David derrotó en Jamat a Hadad Ezer, rey de Sobá, cuando éste se dirigía a establecer su dominio sobre la región del río Éufrates. 4 David le capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería; también desjarretó los caballos de tiro, aunque dejó los caballos suficientes para cien carros.

5 Luego, cuando los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, David aniquiló a veintidós mil de ellos. 6 También puso guarniciones en Damasco, de modo que los sirios pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria.

7 En cuanto a los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer, David se apropió de ellos y los trasladó a Jerusalén. 8 Así mismo se apoderó de una gran cantidad de bronce que había en las ciudades de Tébaj y de Cun, poblaciones de Hadad Ezer. Ése fue el bronce que Salomón usó para hacer la fuente, las columnas y todos los utensilios de bronce.

9 Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado por completo al ejército de Hadad Ezer, rey de Sobá. 10 Como Tou también era enemigo de Hadad Ezer, envió a su hijo Adorán a desearle bienestar al rey David, y a felicitarlo por haber derrotado a Hadad Ezer en batalla. Y Tou envió toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce, 11 los cuales el rey David consagró al Señor, tal como lo había hecho con toda la plata y el oro que había tomado de las naciones de Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Por su parte, Abisay hijo de Sarvia derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, y aniquiló a dieciocho mil de ellos. 13 También puso guarniciones en Edom, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas, el Señor le daba la victoria.

Oficiales de David

14 David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud. 15 Joab hijo de Sarvia era general del ejército; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; 16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el cronista. 17 Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos, y los hijos de David ocupaban los principales puestos junto al rey.

Comentario

3. La unidad bajo un Rey

El deseo de Dios ha sido siempre la unidad entre Su pueblo. Igual que vemos Su deseo de unidad para Su pueblo en el Nuevo Testamento, también vemos en el Antiguo Testamento cómo deseó la unidad para el pueblo de Dios.

Por desgracia, la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento es una historia de desunión. Solo hubo un período en la historia de Israel en el que se diera lo que parecía una unión real. Era el periodo del que ahora leemos en el libro de Crónicas. David unió a «todo Israel» (18:14).

Aquel fue un periodo de gran bendición para el pueblo de Dios. Natán le dijo a David: «Haga Su Majestad lo que su corazón le dicte, pues Dios está con usted» (17:2). «En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria» (18:6b). «David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud» (v.14).

Esta unidad continuó en el reino de Salomón. El cronista ve la unidad de este período como el ideal. Al escribir cientos de años después, no veía con ingenuidad las caídas del rey David y tampoco fue lento en señalar las tentaciones de Salomón que aceleraron el final de aquella época dorada: tentaciones de oro, caballos y muchas mujeres (ver Deuteronomio 17).

Después de cientos de años de desunión, espera que Israel tenga un día un rey que pueda hacer lo que ni siquiera David y Salomón pudieron hacer completamente. Anhela un rey que traiga, entre otras cosas, una unidad total y permanente para el pueblo de Dios. El cumplimiento llegó, pero no mediante un rey terrenal sino mediante uno celestial.

Oración

Señor Jesús, eres el Rey Ungido, que cumpliste con creces las expectativas de Israel. Gracias porque tienes el poder para unir a toda la raza humana bajo tu señorío. Gracias porque un día veremos esa unidad.

Añadidos de Pippa

1 Corintios 1:8

«Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo».

Tiendo a ponerme un poco nerviosa al pensar en el día del juicio final. Pero me da mucho ánimo saber que Jesús nos mantendrá «fuertes hasta el final».

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

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