Puedes confiar en Dios
Introducción
Durante los terribles bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, un padre salió corriendo de un edificio alcanzado por una bomba con su hijo pequeño tomado de la mano. Al buscar ponerse a cubierto, aquel padre saltó dentro de un agujero y extendió sus manos para que su hijo, saltando, lo siguiera. Aterrorizado, y aún a pesar de oír la voz de su padre que le decía que saltara, el niño replicó: «¡No te puedo ver!». El padre gritó llamando a la silueta de su hijo: «Pero yo sí que te puedo ver, ¡salta!». El muchacho saltó porque confiaba en su padre. Dicho de otra manera, lo amaba, creía en él, confiaba y tenía fe en él.
La ‘Fe’ en la Biblia se trata principalmente de depositar nuestra confianza en una persona. En ese sentido, es algo similar al amor. Todas las relaciones de amor implican un elemento de confianza. La fe es la confianza en Dios, quien transforma todas nuestras otras relaciones.
Proverbios 3:21-35
21 Hijo mío, conserva el buen juicio;
no pierdas de vista la discreción.
22 Te serán fuente de vida,
te adornarán como un collar.
23 Podrás recorrer tranquilo tu camino,
y tus pies no tropezarán.
24 Al acostarte, no tendrás temor alguno;
te acostarás y dormirás tranquilo.
25 No temerás ningún desastre repentino,
ni la desgracia que sobreviene a los impíos.
26 Porque el Señor estará siempre a tu lado
y te librará de caer en la trampa.
27 No niegues un favor a quien te lo pida,
si en tu mano está el otorgarlo.
28 Nunca digas a tu prójimo:
«Vuelve más tarde; te ayudaré mañana»,
si hoy tienes con qué ayudarlo.
29 No urdas el mal contra tu prójimo,
contra el que ha puesto en ti su confianza.
30 No entres en pleito con nadie
que no te haya hecho ningún daño.
31 No envidies a los violentos,
ni optes por andar en sus caminos.
32 Porque el Señor aborrece al perverso,
pero al íntegro le brinda su amistad.
33 La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado;
su bendición, sobre el hogar de los justos.
34 El Señor se burla de los burlones,
pero muestra su favor a los humildes.
35 Los sabios son dignos de honra,
pero los necios sólo merecen deshonra.
Comentario
Confía en el Señor
¿Eres una persona segura de sí misma? Si lo eres, ¿de dónde viene esa confianza? ¿Sale de aquello que haces o de lo que posees? ¿Viene de tu educación, tu aspecto, tu capacidad deportiva o de alguna otra habilidad que posees? ¿Proviene de lo que la gente piensa de ti?
No hay nada de malo en estas cosas. Ten confianza en ti mismo, pero en última instancia, tu seguridad debería provenir “del Señor”. Es posible no tener ninguna de estas cosas y aún así tener confianza.
El autor de Proverbios dice: «el Señor será tu confianza» (v.26 RVA-2015). El objeto de tu fe es una persona: «el Señor». Dios es la única persona en la que puedes confiar totalmente en todo. Este «andar confiado» (v.23 DHH) transforma la manera en la que vives tu vida. Te da lo siguiente:
1. Sabiduría
El necio es «seguro de sí mismo» (v.35) pero aquellos que confían en el Señor son sabios pues: «conservan el buen juicio y la discreción y serán para ti fuente de vida» (v.21 DHH). La sabiduría, el buen juicio y el discernimiento provienen de caminar junto a Dios.
2. Paz
El éxito en el trabajo, la riqueza y la fama, tienen poco valor si no tienes paz. La paz viene de una relación correcta con Dios. No hay almohada más suave que una conciencia limpia: «Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino»(vv.24–25a). Pase lo que pase, no tienes que temer; puedes confiar que Dios está contigo y tiene el control.
3. Bondad
«No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo» (v.27). Aprovecha toda oportunidad para hacer el bien; si puedes ayudar a alguien, no lo dejes para mañana (v.28).
4. Amor
« No hagas planes perversos contra el que vive confiado en ti » (DHH, v.29). La confianza en Dios lleva al amor por tu prójimo.
5. Intimidad
«El Señor al íntegro le brinda su amistad» (v.32). Cuando el Señor es nuestra confianza, Él nos adentra en Su confianza. Esta es una imagen maravillosa de cómo es la intimidad con Dios: «su íntima comunión es con los rectos» (v.32a, RVA-2015).
6. Humildad
Dios «a los humildes concederá gracia» (v.34b RVA-2015). Si tu seguridad proviene de confiar en el Señor, no tendrás motivo para el orgullo. Dios promete darte gracia, bendición y honra (vv.33–35).
Oración
Señor, ayúdame a vivir la vida de fe, a caminar junto a ti y depositar mi confianza y seguridad en ti.
Mateo 21:18-32
Se seca la higuera
18 Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. 19 Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas.
—¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo.
Y al instante se secó la higuera.
20 Los discípulos se asombraron al ver esto.
—¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos.
21 —Les aseguro que si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. 22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.
La autoridad de Jesús puesta en duda
23 Jesús entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo.
—¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?
24 —Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la contestan, les diré con qué autoridad hago esto. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de la tierra?
Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?” 26 Pero si decimos: “De la tierra” ... tememos al pueblo, porque todos consideran que Juan era un profeta.» Así que le respondieron a Jesús:
27 —No lo sabemos.
—Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto.
Parábola de los dos hijos
28 »¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo.” 29 “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue. 30 Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor”; pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?
—El primero —contestaron ellos.
Jesús les dijo:
—Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios. 32 Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.
Comentario
Cree en Jesús
Jesús dice: «Si tienen fe y no dudan así se hará» (v.21). La respuesta es: «creer...creer...creer» (vv.22,25,32). Esta es la palabra que une los tres pasajes aparentemente dispares.
1. Alimenta tu fe y tus dudas morirán de hambre.
Jesús dice: «Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración»(v.22). «Si ustedes tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Hasta podrían hacer lo mismo que yo hice con la higuera, y más todavía. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, ella los obedecería. Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.» (vv.21–22, TLA).
Inténtalo hoy mismo. Pide, cree y confía en el Señor.
2. Demuestra tu fe con tus acciones
La higuera no hace lo que debe hacer: dar fruto (vv.18–20). El segundo hijo de la parábola, no hace lo que tiene que hacer: obedecer las instrucciones de su padre (vv.28–31). De manera similar, los líderes religiosos no hacen lo que se supone que deben hacer: creer en Jesús. (vv.23-27)
En vez de poner su fe en Jesús, cuestionan la autoridad de Jesús al preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? y, ¿quién te dio esa autoridad?» (v.23). Jesús responde con una pregunta acerca del origen del bautismo de Juan, el cual muestra que los líderes religiosos también habían fallado al no confiar en Juan el Bautista. Discuten entre ellos: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”» (v.25).
Toda la fe de los líderes religiosos consiste en ideas y debates, por lo que se pierden a la persona que es objeto de esa fe: Jesús.
3. Entrar en el Reino de Dios por fe
Jesús contrasta a los líderes religiosos que no creen, con los recaudadores de impuestos y las prostitutas que «se arrepienten y creen» (v.32).
Los recaudadores de impuestos y las prostitutas eran vistos como lo peor de lo peor, (como «maleantes y prostitutas» v.32), y aun así Jesús dijo que porque muchos de ellos habían creído en él, entrarían los primeros en el reino de los cielos.
¿Ha notado con qué frecuencia las personas aparentemente "rectas" parecen desinteresadas en Jesús? Simplemente, no ven la necesidad. Por otro lado, con frecuencia me he quedado pasmada ante la apertura y el hambre espiritual de prisioneros y ex-delincuentes. Yendo a las cárceles, me he dado cuenta de por qué a Jesús le encantaba pasar su tiempo con los marginados. Ellos son los que suelen responder más a Jesús.
Nadie está más allá de la esperanza. Incluso si el pasado ha estado lleno de malas acciones, nada de lo que haya pensado, dicho o hecho lo pone fuera del alcance de entrar en el reino de Dios. Como en el caso del primer hijo de la parábola, lo único que hace falta es un cambio de mente y corazón, así como hacer lo que el padre dice (v. 29): basta arrepentirse y creer en Jesús.
Oración
Señor, te doy gracias porque en el momento en el que me arrepiento y creo, entro en el reino de Dios. Gracias porque dices: «Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración» (v.22). Señor, hoy te pido…
Job 22:1-24:25
Tercer discurso de Elifaz
22A esto respondió Elifaz de Temán:
2 «¿Puede alguien, por muy sabio que sea,
serle a Dios de algún provecho?
3 ¿Sacará alguna ventaja el Todopoderoso
con que seas un hombre justo?
¿Tendrá algún beneficio
si tu conducta es intachable?
4 ¿Acaso te reprende por temerlo,
y por eso te lleva a juicio?
5 ¿No es acaso demasiada tu maldad?
¿Y no son incontables tus pecados?
6 Sin motivo demandabas fianza de tus hermanos,
y en prenda los despojabas de sus mantos;
¡desnudos los dejabas!
7 Al sediento no le dabas agua;
al hambriento le negabas la comida.
8 Hombre de poder, te adueñaste de la tierra;
hombre prominente, en ella te asentaste.
9 No les dabas nada a las viudas,
y para colmo les quitabas todo a los huérfanos.
10 Por eso ahora te ves rodeado de trampas,
y te asaltan temores repentinos;
11 la oscuridad te impide ver,
y te ahogan las aguas torrenciales.
12 »¿No está Dios en las alturas de los cielos?
¡Mira las estrellas, cuán altas y remotas!
13 Sin embargo, cuestionas: “¿Y Dios qué sabe?
¿Puede acaso juzgar a través de las tinieblas?
14 Él recorre los cielos de uno a otro extremo,
y densas nubes lo envuelven,
¡así que no puede vernos!”
15 »¿Vas a seguir por los trillados caminos
que han recorrido los malvados?
16 Perdieron la vida antes de tiempo;
un diluvio arrasó sus cimientos.
17 Increparon a Dios: “¡Déjanos tranquilos!
¿Qué puedes tú hacernos, Todopoderoso?”
18 ¡Y fue Dios quien llenó sus casas de bienes!
¡Yo no me dejaré llevar por sus malos consejos!
19 »Los justos se alegran al ver la ruina de los malvados;
los inocentes dicen en son de burla:
20 “Nuestros enemigos han sido destruidos;
¡el fuego ha consumido sus riquezas!”
21 »Sométete a Dios; ponte en paz con él,
y volverá a ti la prosperidad.
22 Acepta la enseñanza que mana de su boca;
¡grábate sus palabras en el corazón!
23 Si te vuelves al Todopoderoso
y alejas de tu casa la maldad,
serás del todo restaurado;
24 si tu oro refinado lo arrojas por el suelo,
entre rocas y cañadas,
25 tendrás por oro al Todopoderoso,
y será él para ti como plata refinada.
26 En el Todopoderoso te deleitarás;
ante Dios levantarás tu rostro.
27 Cuando ores, él te escuchará,
y tú le cumplirás tus votos.
28 Tendrás éxito en todo lo que emprendas,
y en tus caminos brillará la luz.
29 Porque Dios humilla a los altaneros,
y exalta a los humildes.
30 Él salva al que es inocente,
y por tu honradez quedarás a salvo.»
Octavo discurso de Job
23A esto respondió Job:
2 «Mi queja sigue siendo amarga;
gimo bajo el peso de su mano.
3 ¡Ah, si supiera yo dónde encontrar a Dios!
¡Si pudiera llegar adonde él habita!
4 Ante él expondría mi caso;
llenaría mi boca de argumentos.
5 Podría conocer su respuesta,
y trataría de entenderla.
6 ¿Disputaría él conmigo, con todo su poder?
¡Claro que no! ¡Ni me acusaría!
7 Ante él cualquier hombre recto
podría presentar su caso,
y yo sería absuelto para siempre delante de mi juez.
8 »Si me dirijo hacia el este, no está allí;
si me encamino al oeste, no lo encuentro.
9 Si está ocupado en el norte, no lo veo;
si se vuelve al sur, no alcanzo a percibirlo.
10 Él, en cambio, conoce mis caminos;
si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro.
11 En sus sendas he afirmado mis pies;
he seguido su camino sin desviarme.
12 No me he apartado de los mandamientos de sus labios;
en lo más profundo de mi ser
he atesorado las palabras de su boca.
13 »Pero él es soberano;
¿quién puede hacerlo desistir?
Lo que él quiere hacer, lo hace.
14 Hará conmigo lo que ha determinado;
todo lo que tiene pensado lo realizará.
15 Por eso me espanto en su presencia;
si pienso en todo esto, me lleno de temor.
16 Dios ha hecho que mi corazón desmaye;
me tiene aterrado el Todopoderoso.
17 Con todo, no logran acallarme las tinieblas
ni la densa oscuridad que cubre mi rostro.
24»Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso,
¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo?
2 Hay quienes no respetan los linderos,
y pastorean ganado robado;
3 a los huérfanos los despojan de sus asnos;
a las viudas les quitan en prenda sus bueyes;
4 apartan del camino a los necesitados;
a los pobres del país los obligan a esconderse.
5 Como asnos salvajes del desierto,
se afanan los pobres por encontrar su presa,
y el páramo da de comer a sus hijos.
6 En campos ajenos recogen forraje,
y en las viñas de los malvados recogen uvas.
7 Por no tener ropa, se pasan la noche desnudos;
¡no tienen con qué protegerse del frío!
8 Las lluvias de las montañas los empapan;
no teniendo más abrigo, se arriman a las peñas.
9 Al huérfano se le aparta de los pechos de su madre;
al pobre se le retiene a cambio de una deuda.
10 Por no tener ropa, andan desnudos;
aunque cargados de trigo, van muriéndose de hambre.
11 Exprimen aceitunas en las terrazas;
pisan uvas en las cubas, pero desfallecen de sed.
12 De la ciudad se eleva el clamor de los moribundos;
la garganta de los heridos reclama ayuda,
¡pero Dios ni se da por enterado!
13 »Hay quienes se oponen a la luz;
no viven conforme a ella
ni reconocen sus caminos.
14 Apenas amanece, se levanta el asesino
y mata al pobre y al necesitado;
apenas cae la noche, actúa como ladrón.
15 Los ojos del adúltero están pendientes de la noche;
se dice a sí mismo: “No habrá quien me vea”,
y mantiene oculto el rostro.
16 Por la noche, entra el ladrón a casa ajena,
pero se encierra durante el día;
¡de la luz no quiere saber nada!
17 Para todos ellos, la mañana es oscuridad;
prefieren el horror de las tinieblas.»
Interrupción de Zofar
18 «Los malvados son como espuma sobre el agua;
su parcela está bajo maldición;
ya no van a trabajar a los viñedos.
19 Y así como el calor y la sequía
arrebatan con violencia la nieve derretida,
así el sepulcro arrebata a los pecadores.
20 Su propia madre se olvida de ellos;
los gusanos se los comen;
nadie vuelve a recordarlos,
¡son desgajados como árboles!
21 Maltratan a la estéril, a la mujer sin hijos;
jamás buscan el bien de la viuda.
22 Pero Dios, con su poder, arrastra a los poderosos;
cuando él se levanta, nadie tiene segura la vida.
23 Dios los deja sentirse seguros,
pero no les quita la vista de encima.
24 Por algún tiempo son exaltados,
pero luego dejan de existir;
son humillados y recogidos como hierba,
¡son cortados como espigas!
25 ¿Quién puede probar que es falso lo que digo,
y reducir mis palabras a la nada?»
Comentario
Sigue confiando en la prueba
Job aprendió a confiar en Dios a pesar de no entender lo que estaba sucediendo en su vida. La fe implica confiar en Dios aun cuando no tengas todas las respuestas.
La fe suele ponerse a prueba cuando pasamos por tiempos de dificultad. Una vez más, en este pasaje vemos el llamativo contraste entre Job y sus amigos. Elifaz le acusó injustamente de maltratar a los pobres, los hambrientos y las viudas diciendo que «por eso» (22:10) era por lo que Job estaba penando. Tuvo que ser muy mortificante para Job ser acusado falsamente durante su padecimiento. Nada más lejos de la verdad.
La teología de Elifaz era simplista y engañosa: «sométete a Dios; ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad» (v.21). Pero la vida es más complicada que eso.
Por el contrario, Job estaba luchando con el mundo real de sufrimiento inocente, a menudo inexplicable. Aun así, estaba lleno de fe en medio de sus «lamentos» (23:2). Todo había salido mal en la vida de Job. Dios parecía estar distante a miles de kilómetros («¡Ah, si supiera yo dónde encontrar a Dios!», v.3a).
Como escribe Joyce Meyer: «Si ahora mismo estás en una situación en la que nada de tu vida tiene sentido, confía en Dios de todas maneras. Dite a ti mismo: “Esto tiene que ser una prueba”».
Job dijo: «Si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro» (v.10b). El oro se acrisolaba y probaba calentándolo y puliendo sus imperfecciones una y otra vez, hasta que el reflejo del orfebre se podía ver en él. En medio de sus terribles sufrimientos, Job confiaba en que Dios lo usaría para su bien y que él saldría de su padecimiento más puro y más santo. De alguna manera, fue capaz de aferrarse a Dios.
«En sus sendas he afirmado mis pies; he seguido su camino sin desviarme. No me he apartado de los mandamientos de sus labios;
en lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de su boca» (vv.11–12).
Al contemplar la vida de Job vemos que la fortaleza se acrecienta en las dificultades, el valor se desarrolla con los desafíos y la sabiduría madura de las heridas. Cuando Dios probó a Job, su fe resurgió pura como el oro.
Oración
Señor, ayúdame a poner mi fe y mi confianza en ti en aquellos tiempos en los que parece que estoy en el fuego acrisolador para «salir puro como el oro» (v.10b). Ayúdame a vivir todos los días una vida de fe y confianza en ti.
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Cuando leo la Biblia, suelo buscar versículos que den ánimo. Con frecuencia me salto los que son como este: «Al huérfano se le aparta de los pechos de su madre; al pobre se le retiene a cambio de una deuda»
(Job 24:9). Es trágico que esto siga sucediendo hoy en día. Niñas que son «apartados» y vendidas a burdeles. Hay niños, mujeres y hombres que caen en la esclavitud. Siento que debo oponerme y luchar contra esta terrible injusticia de todas las maneras que pueda.
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Referencias
Escritura tomada de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional TM, NVI TM Copyright © 1999, 2005, 2015 por Biblica, Inc. Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.