Día 39

Cómo Vivir en un Ambiente Hostil

Sabiduría Salmos 19:1-6
Nuevo Testamento Mateo 26:1-30
Antiguo Testamento Éxodo 1:1-3:22

Introducción

Cientos de miles de Cristianos se encuentran entre los que han huido de Irak y Siria en medio del extremismo y el conflicto Islámico. Los Cristianos se enfrentan a la amenaza de torturas sistemáticas y ejecuciones en masa. Isis ha declarado al Cristianismo como el enemigo número uno.

Millones de Cristianos viven en países donde son perseguidos por su fe. Muchos gobiernos tratan de controlar el crecimiento de la iglesia. Incluso en países tradicionalmente Cristianos, a veces hay hostilidad hacia el Cristianismo vibrante. La hostilidad hacia el pueblo de Dios no es algo nuevo. Con frecuencia, la gente se siente amenazada por el éxito, el crecimiento y las grandes cifras.

Puede que estés encontrándote con hostilidad en tu lugar de trabajo o incluso en tu familia por causa de tu fe. Los pasajes de hoy no solo resaltan la realidad de vivir en un ambiente hostil, sino que también apuntan a cómo sobrevivir y prosperar en medio de una oposición así.

Sabiduría

Salmos 19:1-6

Al director musical. Salmo de David.

1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento proclama la obra de sus manos.
2 Un día comparte al otro la noticia,
una noche a la otra se lo hace saber.
3 Sin palabras, sin lenguaje,
sin una voz perceptible,
4 por toda la tierra resuena su eco,
¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!
Dios ha plantado en los cielos
un pabellón para el sol.
5 Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial,
se apresta, cual atleta, a recorrer el camino.
6 Sale de un extremo de los cielos
y, en su recorrido, llega al otro extremo,
sin que nada se libre de su calor.

Comentario

Estudia la revelación de Dios

Dios se ha revelado al mundo entero por medio de la creación. David dice que cuando miras al universo es obvio que hay un Dios: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber» (vv.1–2).

Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de América (líder en la respuesta científica a la COVID-19) y ganador del Premio Templeton 2020, dirigió, en su cargo anterior como director del Proyecto Genoma Humano, una equipo de más de 2000 científicos que colaboraron para determinar las tres mil millones de letras en el genoma humano - nuestro propio libro de instrucciones de ADN. Él dijo: 'No puedo ver cómo la naturaleza podría haberse creado a sí misma. Solo una fuerza sobrenatural que está fuera del espacio y el tiempo podría haber hecho eso.

La revelación de Dios en la creación está disponible para todos, nadie está excluido de ella. «Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!”(vv.3–4).

Cuando contemplamos el mundo podemos ver la huella de Dios «su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó» (Romanos 1:20). A pesar de que Dios se ha rebelado a sí mismo al mundo entero, una gran parte del mundo sigue siendo hostil a Él.

Tómate un tiempo para estudiar la creación de Dios y darle gracias por ser quien es, así como para disfrutar todas las cosas bellas que Dios ha hecho.

Oración

Señor, gracias porque me hablas todos los días y las noches a través de la creación y no hay discurso ni lenguaje donde tu voz no se oiga.

Nuevo Testamento

Mateo 26:1-30

La conspiración contra Jesús

26Después de exponer todas estas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos: 2 «Como ya saben, faltan dos días para la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen.»

3 Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, 4 y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. 5 «Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo.»

Una mujer unge a Jesús en Betania

6 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón llamado el Leproso, 7 se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.

8 Al ver esto, los discípulos se indignaron.

—¿Para qué este desperdicio? —dijeron—. 9 Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres.

10 Consciente de ello, Jesús les dijo:

—¿Por qué molestan a esta mujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo. 11 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no me van a tener siempre. 12 Al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura. 13 Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.

Judas acuerda traicionar a Jesús

14 Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes.

15 —¿Cuánto me dan, y yo les entrego a Jesús? —les propuso.

Decidieron pagarle treinta monedas de plata. 16 Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo.

La Cena del Señor

17 El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

—¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?

18 Él les respondió que fueran a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y le dijeran: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.” » 19 Los discípulos hicieron entonces como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

20 Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce. 21 Mientras comían, les dijo:

—Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

22 Ellos se entristecieron mucho, y uno por uno comenzaron a preguntarle:

—¿Acaso seré yo, Señor?

23 —El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—. 24 A la verdad el Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

25 —¿Acaso seré yo, Rabí? —le dijo Judas, el que lo iba a traicionar.

—Tú lo has dicho —le contestó Jesús.

26 Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles:

—Tomen y coman; esto es mi cuerpo.

27 Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles:

—Beban de ella todos ustedes. 28 Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados. 29 Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.

30 Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

Comentario

Comprende la solución de Dios

¿Alguna vez te ha acusado falsamente o traicionado un amigo? ¿Alguna vez se ha confabulado la gente contra ti? ¿Has experimentado alguna otra forma de hostilidad personal? Jesús experimento todas estas cosas.

Dios se ha revelado a sí mismo en la creación, pero su revelación suprema es en la persona de su Hijo, Jesucristo.

Dios mismo vino para ser parte de este mundo hostil, para hacer algo al respecto. En este pasaje vemos un destello de la solución de Dios, la cual fue realizada por Él a través de la venida de la persona de su Hijo Jesucristo y su muerte por nosotros. Aun así, el mundo fue hostil incluso con Jesús.

1. Confabulaciones

No debería sorprendernos la hostilidad del mundo de hoy hacia Jesús y los cristianos. Jesús sabía que sería «entregado para que lo crucifiquen» (v.2). Los sumos sacerdotes y los ancianos «hicieron planes para arrestar a Jesús mediante algún engaño, y matarlo.» (DHH, v.4)

Jesús dice a los Doce: «Uno de ustedes me va a traicionar» (v.21).

2. Acusaciones

Cuando llegó a Jesús una mujer «con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre (su) cabeza» (v.7), hasta los mismos discípulos vieron lo que había hecho por Jesús como un desperdicio (v.8).

En este suceso hay algo profundamente conmovedor. Jesús es entregado por nosotros. El costo es mayor del que jamás podremos imaginar y su muerte es inminente. Un frasco de perfume caro es lo pertinente y aun así los discípulos se indignan por el desperdicio.

La mayoría de la gente comprende tus obras de acción social (por ejemplo, en respuesta a la pobreza) pero encuentran más difícil de entender tu adoracion a Jesús y todas las cosas asociadas a la misma. Ven estas cosas como un 'desperdicio' y piensan que seguramente hay un mejor uso para tu tiempo y dinero (v.9). Pero Jesús ve las cosas de otro modo: «Ella ha hecho una obra hermosa conmigo» (v.10). La mujer mostró un amor por Jesús desmedido.

3. Traición

¡Las cosas que llega a hacer la gente por dinero! Judas esperó la oportunidad para entregar a Jesús por «treinta monedas de plata» (v.15). Es difícil imaginar lo doloroso que tuvo que ser para Jesús. Judas era uno de sus 'amigos' más cercanos, alguien del círculo íntimo, uno de los doce que había escogido. Sabía lo que haría: «Uno de ustedes me va a traicionar» (v.21).

Jesús, a pesar de todo, por su extraordinario amor, en vez de rechazarlos a todos, muere por ellos. Durante una comida juntos, comienza a explicar el significado de su muerte. Mediante la partición del pan y el compartir del vino, explica cómo su sangre ha de ser «derramada para el perdón de pecados»(v.28). La respuesta de Jesús a un mundo hostil fue ser crucificado para hacer posibles el perdón y la redención.

Cada vez que recibes la comunión, se te recuerda tanto la hostilidad del mundo hacia Jesús, como su amor por ese mismo mundo.

Oración

Señor, gracias por tu extraordinario ejemplo de cómo vivir en un ambiente hostil. Gracias porque moriste para hacer posible el perdón y la redención.

Antiguo Testamento

Éxodo 1:1-3:22

Los egipcios oprimen a los israelitas

1Éstos son los nombres de los hijos de Israel que, acompañados de sus familias, llegaron con Jacob a Egipto: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 En total, los descendientes de Jacob eran setenta. José ya estaba en Egipto.

6 Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación. 7 Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.

8 Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José, 9 y le dijo a su pueblo: «¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! 10 Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país.»

11 Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés. 12 Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo; 13 por eso les imponían trabajos pesados y los trataban con crueldad. 14 Les amargaban la vida obligándolos a hacer mezcla y ladrillos, y todas las labores del campo. En todos los trabajos de esclavos que los israelitas realizaban, los egipcios los trataban con crueldad.

15 Había dos parteras hebreas, llamadas Sifrá y Fuvá, a las que el rey de Egipto ordenó:

16 —Cuando ayuden a las hebreas en sus partos, fíjense en el sexo: si es niño, mátenlo; pero si es niña, déjenla con vida.

17 Sin embargo, las parteras temían a Dios, así que no siguieron las órdenes del rey de Egipto sino que dejaron con vida a los varones. 18 Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras, y les preguntó:

—¿Por qué han hecho esto? ¿Por qué han dejado con vida a los varones?

19 Las parteras respondieron:

—Resulta que las hebreas no son como las egipcias, sino que están llenas de vida y dan a luz antes de que lleguemos.

20 De este modo los israelitas se hicieron más fuertes y más numerosos. Además, Dios trató muy bien a las parteras 21 y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos. 22 El faraón, por su parte, dio esta orden a todo su pueblo:

—¡Tiren al río a todos los niños hebreos que nazcan! A las niñas, déjenlas con vida.

Nacimiento de Moisés

2Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu. 2 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. 3 Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo. 4 Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.

5 En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. 6 Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión, pero aclaró que se trataba de un niño hebreo.

7 La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón:

—¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?

8 —Ve a llamarla —contestó.

La muchacha fue y trajo a la madre del niño, 9 y la hija del faraón le dijo:

—Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo.

Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió. 10 Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»

Huida de Moisés a Madián

11 Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo. 12 Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente volvió a salir y, al ver que dos hebreos peleaban entre sí, le preguntó al culpable:

—¿Por qué golpeas a tu compañero?

14 —¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? —respondió aquél—. ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al egipcio?

Esto le causó temor a Moisés, pues pensó: «¡Ya se supo lo que hice!» 15 Y, en efecto, el faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián, donde se quedó a vivir junto al pozo.

16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas, las cuales solían ir a sacar agua para llenar los abrevaderos y dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Pero los pastores llegaban y las echaban de allí. Un día, Moisés intervino en favor de ellas: las puso a salvo de los pastores y dio de beber a sus ovejas. 18 Cuando las muchachas volvieron a la casa de Reuel, su padre, éste les preguntó:

—¿Por qué volvieron hoy tan temprano?

19 —Porque un egipcio nos libró de los pastores —le respondieron—. ¡Hasta nos sacó el agua del pozo y dio de beber al rebaño!

20 —¿Y dónde está ese hombre? —les contestó—. ¿Por qué lo dejaron solo? ¡Invítenlo a comer!

21 Moisés convino en quedarse a vivir en casa de aquel hombre, quien le dio por esposa a su hija Séfora. 22 Ella tuvo un hijo, y Moisés le puso por nombre Guersón, pues razonó: «Soy un extranjero en tierra extraña.»

23 Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios, 24 quien al oír sus quejas se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. 25 Fue así como Dios se fijó en los israelitas y los tomó en cuenta.

Moisés y la zarza ardiente

3Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. 2 Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, 3 así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»

4 Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

—¡Moisés, Moisés!

—Aquí me tienes —respondió.

5 —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. 6 Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Pero el Señor siguió diciendo:

—Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias. 8 Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 9 Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas, y he visto también cómo los oprimen los egipcios. 10 Así que dispónte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo.

11 Pero Moisés le dijo a Dios:

—¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?

12 —Yo estaré contigo —le respondió Dios—. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta montaña.

13 Pero Moisés insistió:

—Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes.” ¿Qué les respondo si me preguntan: “¿Y cómo se llama?”

14 — Yo soy el que soy —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “ Yo soy me ha enviado a ustedes.”

15 Además, Dios le dijo a Moisés:

—Diles esto a los israelitas: “El Señor, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes.

Éste es mi nombre eterno;
éste es mi nombre por todas las generaciones.

16 Y tú, anda y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El Señor, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘Yo he estado pendiente de ustedes. He visto cómo los han maltratado en Egipto. 17 Por eso me propongo sacarlos de su opresión en Egipto y llevarlos al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. ¡Es una tierra donde abundan la leche y la miel!’” 18 Los ancianos de Israel te harán caso. Entonces ellos y tú se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Déjanos hacer un viaje de tres días al desierto, para ofrecerle sacrificios al Señor nuestro Dios.” 19 Yo sé bien que el rey de Egipto no va a dejarlos ir, a no ser por la fuerza. 20 Entonces manifestaré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que realizaré entre ellos. Después de eso el faraón los dejará ir. 21 Pero yo haré que este pueblo se gane la simpatía de los egipcios, de modo que cuando ustedes salgan de Egipto no se vayan con las manos vacías. 22 Toda mujer israelita le pedirá a su vecina, y a cualquier otra mujer que viva en su casa, objetos de oro y de plata, y ropa para vestir a sus hijos y a sus hijas. Así despojarán ustedes a los egipcios.

Comentario

Conoce quién es Dios

Moisés preguntó a Dios: «¿Y quién soy yo para presentarme ante?» Dios le respondió diciéndole quién es Él. Al final, la respuesta a nuestras preguntas y problemas no está en quiénes somos sino en quién es Dios.

Si preguntaras a un judío del siglo primero quién fue la persona más grande que jamás vivió, habría respondido que sin lugar a dudas fue Moisés. Era la figura suprema en su historia. Les rescató de la esclavitud para vivir en libertad. Les dio la ley. El libro del Éxodo nos presenta la constitución de una nueva nación y nos presenta al hombre responsable de la misma.

Un 'nuevo rey' llegó al poder «que no había conocido a José» (1:8). El «nuevo rey» ignoraba el hecho que José había salvado a Egipto. La gente se olvido rápidamente del bien que el pueblo de Dios habia hecho en el pasado. El gobierno comenzó a oprimirles 'despiadadamente' mediante el trabajo forzoso (vv.11-14). Clamaron pidiendo auxilio y «sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios» (2:24).

A lo largo de la historia, la gente ha intentado librarse del pueblo de Dios pero nunca lo ha conseguido. «Cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían» (1:12). Incluso hoy en día, la iglesia suele multiplicarse y propagarse cuando es perseguida y oprimida.

Moisés era el nieto adoptivo del faraón, un príncipe poderoso. Una abundancia de dinero, sexo y poder tuvieron que estar a disposición de Moisés. Pero en vez de eso, eligió resistir a la hostilidad. Obedeció el llamado de Dios y eligió identificarse con el pueblo de Dios el cual era un grupo de gente a la que aquellos de alta alcurnia como Moisés miraban con desprecio, una nación esclava.

Con los lentes del Nuevo Testamento vemos como Moisés «prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa» (Hebreos 11:25-26).

No fue una elección fácil, pero al final obedeció el llamado de Dios y se enfrentó a un mundo hostil.

El reconocimiento de quién es Dios estaba en el meollo de su obediencia. Dios se reveló a sí mismo a Moisés de diferentes maneras en estos versículos y le prometió: «Yo estaré contigo» (Éxodo 3:12). La revelación de su nombre fue particularmente significativa, pues el nombre de una persona se entendía como una declaración del carácter o naturaleza de esa persona”. Dios se revela a sí mismo como «Yo soy el que soy» (v.14). La única manera en la que Dios puede ser descrito al completo es en referencia a sí mismo.

Este nombre declara la grandeza única y la naturaleza eterna de nuestro Dios. Este nombre (en su forma contraída) se convierte en el nombre por el que Dios es conocido a lo largo del resto del Antiguo Testamento. En hebreo es Yahweh, normalmente traducido al Español como “el SEÑOR”. La consecuente obediencia de Moisés a Dios, estaba enraizada en su comprensión acerca de quién es Dios.

En efecto, Dios le dice a Moisés que no se preocupe de la hostilidad con la que tendrá que enfrentarse. Todo lo que importa es que “YO SOY EL QUE SOY” está con él. Él es suficiente ante todos tus miedos, ansiedades y desafíos. Cuando sabes que “YO SOY EL QUE SOY” está contigo, puedes relajarte y estar en paz.

Jesus dijo, 'antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!' (Juan 8:58) El grande, eterno y suficiente YO SOY, se ha acercado a nosotros en Jesús y ha prometido estar con vosotros (Mateo 28:20). Cuando sabes que 'YO SOY EL QUE SOY' está contigo, puedes relajarte y estar en paz.

Oración

Señor, enséñame a seguir el ejemplo de Moisés y preferir «ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado» por un rato. Ayúdame a ver el «oprobio por causa de Jesús como una mayor riqueza» que nada de lo que el mundo pueda ofrecer.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Moisés debió su vida (entre otras personas) a cinco mujeres valientes.

Sifra y Fua desafiaron a Faraón y salvaron la vida de cientos de bebés varones.

La hermana de Moisés (Miriam) actuó inteligentemente al buscar a la propia madre de Moisés para que lo cuidara cuando la hija de Faraón lo descubrió entre los juncos.

La madre de Moisés transmitió una gran fe a sus tres hijos (Moisés, Aarón y Miriam).

Y lo más sorprendente, la hija de Faraón tuvo compasión de Moisés y lo rescató.

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Referencias

Escritura tomada de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional TM, NVI TM Copyright © 1999, 2005, 2015 por Bíblica, Inc. Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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