Día 49

Tu carta de amor

Sabiduría Salmos 22:22-31
Nuevo Testamento Marcos 3:31-4:29
Antiguo Testamento Éxodo 23:1-24:18

Introducción

Afortunadamente, desde que comenzó nuestra relación ha habido muy pocas veces en las que haya tenido que estar alejado de Pippa. Pero antes de que nos casáramos, hubo un periodo de tres semanas en las que estuve fuera. En aquellos días, sin email ni teléfonos celulares, la única manera de comunicarse era por carta.

Así que yo le escribía a ella todos los días y ella a su vez hacía lo mismo. Recuerdo perfectamente el sentimiento de alegría y emoción intensa que experimentaba al ver la caligrafía del sobre y saber que dentro había una carta de Pippa.

Rápidamente me llevaba la carta a un lugar tranquilo ¡donde estudiarla a solas! La carta en sí misma no era lo más valioso sino el hecho de que estaba escrita por la persona que amaba, lo cual la hacía tan valiosa para mí.

La Biblia es una carta de amor para ti de parte de Dios. Lo que hace la Biblia tan emocionante no es el libro en sí mismo, sino el hecho de que por medio de ella nos encontramos con la persona que amamos. La Biblia entera trata de Jesús. Obviamente, el Nuevo Testamento trata de Jesús pero como él mismo dijo acerca de las Escrituras (las disponibles en aquella época, es decir el Antiguo Testamento) «son ellas (las Escrituras) las que dan testimonio en mi favor» (Juan 5:39).

Sabiduría

Salmos 22:22-31

22 Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.
23 ¡Alaben al Señor los que le temen!
¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!
¡Venérenlo, descendientes de Israel!
24 Porque él no desprecia ni tiene en poco
el sufrimiento del pobre;
no esconde de él su rostro,
sino que lo escucha cuando a él clama.

25 Tú inspiras mi alabanza en la gran asamblea;
ante los que te temen cumpliré mis promesas.
26 Comerán los pobres y se saciarán;
alabarán al Señor quienes lo buscan;
¡que su corazón viva para siempre!

27 Se acordarán del Señor y se volverán a él
todos los confines de la tierra;
ante él se postrarán
todas las familias de las naciones,
28 porque del Señor es el reino;
él gobierna sobre las naciones.

29 Festejarán y adorarán todos los ricos de la tierra;
ante él se postrarán todos los que bajan al polvo,
los que no pueden conservar su vida.
30 La posteridad le servirá;
del Señor se hablará a las generaciones futuras.
31 A un pueblo que aún no ha nacido
se le dirá que Dios hizo justicia.

Comentario

Proclama la victoria de Jesús

Este salmo, que empieza con desesperación y sufrimiento (v.1) al describir proféticamente la muerte de Jesús, termina con un gran clamor de victoria: «¡Dios (lo) hizo!» (v.31). Dios «no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama» (v.24).

Esta victoria llevará a que gente de todos los rincones de la tierra se vuelva «al Señor» (v.27). Todas las naciones se postrarán ante él (v.27b). Esta victoria será proclamada: «Vendrán y anunciarán su justicia a un pueblo que ha de nacer: “¡Él hizo esto!”» (v.31 RVA-2015; Juan 19:30).

La resurrección de Jesús no solo trae una gran victoria, también conlleva una intimidad familiar. La palabra traducida como «mis hermanos» para referirse al pueblo en el Salmo 22:22 es una palabra íntima, que se refiere a los compañeros más cercanos y se suele traducir como «hermano» o «pariente». En el Nuevo Testamento, el autor de los Hebreos asocia esto específicamente con nuestra relación con Jesús (Hebreos 2:11-12). Jesús nos declara a nosotros, su pueblo, que está en medio de nosotros y nos ve como sus hermanos, parte de su familia.

Oración

Señor, muchísimas gracias porque has escuchado mi clamor pidiendo ayuda (v.24). Hoy, una vez más, clamo pidiendo...

Nuevo Testamento

Marcos 3:31-4:29

La madre y los hermanos de Jesús

31 En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús. Se quedaron afuera y enviaron a alguien a llamarlo, 32 pues había mucha gente sentada alrededor de él.

—Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan —le dijeron.

33 —¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? —replicó Jesús.

34 Luego echó una mirada a los que estaban sentados alrededor de él y añadió:

—Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. 35 Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Parábola del sembrador

4De nuevo comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. La multitud que se reunió para verlo era tan grande que él subió y se sentó en una barca que estaba en el lago, mientras toda la gente se quedaba en la playa. 2 Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas y, como parte de su instrucción, les dijo: 3 «¡Pongan atención! Un sembrador salió a sembrar. 4 Sucedió que al esparcir él la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. 5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; 6 pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. 7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto. 8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.

9 »El que tenga oídos para oír, que oiga», añadió Jesús.

10 Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él le hicieron preguntas sobre las parábolas. 11 «A ustedes se les ha revelado el secreto del reino de Dios —les contestó—; pero a los de afuera todo les llega por medio de parábolas, 12 para que

»“por mucho que vean, no perciban;
y por mucho que oigan, no entiendan;
no sea que se conviertan y sean perdonados.”

13 »¿No entienden esta parábola? —continuó Jesús—. ¿Cómo podrán, entonces, entender las demás? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos. 16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría, 17 pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella. 18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra, 19 pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto. 20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.»

Una lámpara en una repisa

21 También les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es, por el contrario, para ponerla en una repisa? 22 No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado. 23 El que tenga oídos para oír, que oiga.

24 »Pongan mucha atención —añadió—. Con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes, y aún más se les añadirá. 25 Al que tiene, se le dará más; al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.»

Parábola de la semilla que crece

26 Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra. 27 Sin que éste sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla. 28 La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga. 29 Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»

Comentario

Adopta las palabras de Jesús

Jesús te ve como parte de su familia más cercana. Quiere que todos nosotros tengamos la relación de intimidad con él más cercana posible, como la de un hermano, hermana o madre (3:31-35).

En este pasaje, vemos que esta relación se alimenta por medio de la Palabra de Dios, tanto por escuchar la palabra como por ponerla en práctica: «Cualquiera que hace la voluntad de Dios, este es mi hermano, mi hermana y mi madre» (v.35).

Jesús está hablando del poder de sus palabras, que son las palabras de Dios. Una gran parte de esta enseñanza nos llega mediante historias. A todo el mundo le gusta una buena historia. El significado de una «parábola» está contenido en la historia. La gente se duerme durante una predicación abstracta, pero se despierta ante una buena historia. Una historia tiene el poder de llegar a nosotros antes de que levantemos nuestras defensas.

La parábola del sembrador muestra el poder que tienen las palabras para cambiar vidas. Si escuchas «la palabra y la aceptas» adoptándola (4:20), serás como «lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno» (v.20). Producirás una cosecha mayor de lo que nunca pudieras haber imaginado.

En Alpha vemos una y otra vez el extraordinario poder que tienen las palabras de Jesús para transformar radicalmente nuestras vidas y hacerlas dar fruto. Esto no afecta solamente a las vidas de quienes oyen la palabra; cuando la gente trae a sus amigos a escuchar las palabras de Jesús, afecta también a muchas otras vidas.

Si las palabras de Jesús no despliegan ningún efecto, es por causa del que las escucha. A veces mi vida es tan superficial que sus palabras no arraigan (vv.4–6). Otras veces, los problemas de mi vida o la oposición («problemas o persecución» v.17) me apartan de una relación cercana con Jesús. Incluso otras veces «las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto» (v.19).

Jesús continúa subrayando una y otra vez la importancia de las palabras y la escucha de sus palabras: «Fíjense en lo que oyen. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes; y les dará todavía más (v.24,DHH)». «A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento, pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo poco que entiendan» (v.25, NTV).

Cuanto más inviertas en estudiar y aplicar la palabra de Dios en tu vida, mayor beneficio experimentarás. Haz de esto una prioridad absoluta. Tómate el tiempo para adoptar en tu vida las palabras de Jesús y no lo lamentarás.

La parábola del sembrador muestra que una vez que las palabras de Jesús se han plantado en tu vida, puedes esperar dar fruto. Cosecharás más tarde; quizás necesites ser paciente por un tiempo mientras esperas la cosecha. Pero puedes estar seguro de que si sigues sembrando la semilla, recogerás muchísimo más de lo que has sembrado. El tiempo de la cosecha llegará (v.29).

Oración

Señor, ayúdame a no solo oír tus palabras, sino también a transmitírselas a los demás y ver el extraordinario poder de la palabra de Dios para transformar mi vida y la de los que me rodean.

Antiguo Testamento

Éxodo 23:1-24:18

Leyes de justicia y de misericordia

23»No divulgues informes falsos.

»No te hagas cómplice del malvado ni apoyes los testimonios del violento.

2 »No imites la maldad de las mayorías.

»No te dejes llevar por la mayoría en un proceso legal.

»No perviertas la justicia tomando partido con la mayoría.

3 »No seas parcial con el pobre en sus demandas legales.

4 »Si encuentras un toro o un asno perdido, devuélvelo, aunque sea de tu enemigo.

5 »Si ves un asno caído bajo el peso de su carga, no lo dejes así; ayúdalo, aunque sea de tu enemigo.

6 »No tuerzas la justicia contra los pobres de tu pueblo en sus demandas legales.

7 »Manténte al margen de cuestiones fraudulentas.

»No le quites la vida al que es inocente y honrado, porque yo no absuelvo al malvado.

8 »No aceptes soborno, porque nubla la vista y tuerce las sentencias justas.

9 »No opriman al extranjero, pues ya lo han experimentado en carne propia: ustedes mismos fueron extranjeros en Egipto.

Leyes sabáticas

10 »Seis años sembrarás tus campos y recogerás tus cosechas, 11 pero el séptimo año no cultivarás la tierra. Déjala descansar, para que la gente pobre del pueblo obtenga de ella su alimento, y para que los animales del campo se coman lo que la gente deje.

»Haz lo mismo con tus viñas y con tus olivares.

12 »Seis días trabajarás, pero el día séptimo descansarán tus bueyes y tus asnos, y recobrarán sus fuerzas los esclavos nacidos en casa y los extranjeros.

13 »Cumplan con todo lo que les he ordenado.

»No invoquen los nombres de otros dioses. Jamás los pronuncien.

Las tres fiestas anuales

14 »Tres veces al año harás fiesta en mi honor.

15 »La fiesta de los Panes sin levadura la celebrarás en el mes de aviv, que es la fecha establecida. Fue en ese mes cuando ustedes salieron de Egipto. De acuerdo con mis instrucciones, siete días comerán pan sin levadura.

»Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.

16 »La fiesta de la cosecha la celebrarás cuando recojas las primicias de tus siembras.

»La fiesta de recolección de fin de año la celebrarás cuando recojas tus cosechas.

17 »Tres veces al año todo varón se presentará ante mí, su Señor y Dios.

18 »No mezcles con levadura la sangre del sacrificio que me ofrezcas.

»No guardes hasta el día siguiente la grasa que me ofreces en las fiestas.

19 »Llevarás a la casa del Señor tu Dios lo mejor de tus primicias.

»No cocerás ningún cabrito en la leche de su madre.

El ángel del

20 »Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he preparado. 21 Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en representación mía y no perdonará tu rebelión. 22 Si lo obedeces y cumples con todas mis instrucciones, seré enemigo de tus enemigos y me opondré a quienes se te opongan. 23 Mi ángel te guiará y te introducirá en la tierra de estos pueblos que voy a exterminar: tierra de amorreos, hititas, ferezeos, cananeos, heveos y jebuseos.

24 »No te inclines ante los dioses de esos pueblos. No les rindas culto ni imites sus prácticas. Más bien, derriba sus ídolos y haz pedazos sus piedras sagradas.

25 »Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua.

»Yo apartaré de ustedes toda enfermedad.

26 »En tu país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo te concederé larga vida!

27 »En toda nación donde pongas el pie haré que tus enemigos te tengan miedo, se turben y huyan de ti.

28 »Delante de ti enviaré avispas, para que ahuyenten a los heveos, cananeos e hititas. 29 Sin embargo, no los desalojaré en un solo año, no sea que, al quedarse desolada la tierra, aumente el número de animales salvajes y te ataquen. 30 Los desalojaré poco a poco, hasta que seas lo bastante fuerte para tomar posesión de la tierra.

31 »Extenderé las fronteras de tu país, desde el Mar Rojo hasta el mar Mediterráneo, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Pondré bajo tu dominio a los que habitan allí, y tú los desalojarás.

32 »No hagas ningún pacto con ellos ni con sus dioses.

33 »Si los dejas vivir en tu tierra, te pondrán una trampa para que adores a sus dioses, y acabarás pecando contra mí.»

Ratificación del pacto

24También le dijo el Señor a Moisés: «Sube al monte a verme, junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Ellos podrán arrodillarse a cierta distancia, 2 pero sólo tú, Moisés, podrás acercarte a mí. El resto del pueblo no deberá acercarse ni subir contigo.»

3 Moisés fue y refirió al pueblo todas las palabras y disposiciones del Señor, y ellos respondieron a una voz: «Haremos todo lo que el Señor ha dicho.» 4 Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho.

A la mañana siguiente, madrugó y levantó un altar al pie del monte, y en representación de las doce tribus de Israel consagró doce piedras. 5 Luego envió a unos jóvenes israelitas para que ofrecieran al Señor novillos como holocaustos y sacrificios de comunión. 6 La mitad de la sangre la echó Moisés en unos tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar. 7 Después tomó el libro del pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron:

—Haremos todo lo que el Señor ha dicho, y le obedeceremos.

8 Moisés tomó la sangre, roció al pueblo con ella y dijo:

—Ésta es la sangre del pacto que, con base en estas palabras, el Señor ha hecho con ustedes.

9 Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron 10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo. 11 Y a pesar de que estos jefes de los israelitas vieron a Dios, siguieron con vida, pues Dios no alzó su mano contra ellos.

12 El Señor le dijo a Moisés: «Sube a encontrarte conmigo en el monte, y quédate allí. Voy a darte las tablas con la ley y los mandamientos que he escrito para guiarlos en la vida.»

13 Moisés subió al monte de Dios, acompañado por su asistente Josué, 14 pero a los ancianos les dijo: «Esperen aquí hasta que volvamos. Aarón y Jur se quedarán aquí con ustedes. Si alguno tiene un problema, que acuda a ellos.»

15 En cuanto Moisés subió, una nube cubrió el monte, 16 y la gloria del Señor se posó sobre el Sinaí. Seis días la nube cubrió el monte. Al séptimo día, desde el interior de la nube el Señor llamó a Moisés. 17 A los ojos de los israelitas, la gloria del Señor en la cumbre del monte parecía un fuego consumidor. 18 Moisés se internó en la nube y subió al monte, y allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.

Comentario

Sé ministro de la alianza de Jesús

La relación de Dios con su pueblo se definió por la alianza (el acuerdo entre Dios y su pueblo) del Monte Sinaí. En la relación de alianza, Dios se comprometió con su pueblo y les pidió corresponder comprometiéndose ellos con él. Los llamo a llevar una vida que los mantuviera estrechamente ligados a Él en esta relación de alianza.

Concretamente, vemos lo importante que es en el plan de Dios abordar el problema de la justicia y la pobreza (23:1–12). Hay muchísima injusticia en el mundo de hoy. En muchos lugares es casi imposible que se haga justicia al pobre. Se aprisiona a la gente con acusaciones falsas para después apenas compensarlos o directamente no indemnizarlos. Algunos sistemas legales están dominados por los sobornos. ¡Cómo sería el mundo si tan solo se respetaran estas palabras!: «No tuerzas la justicia contra los pobres \[...\] Mantente al margen de cuestiones fraudulentas \[...\] No aceptes soborno» (vv.6,8).

Es muy difícil remar contra la corriente de la gente y la cultura. Pero no sirve de excusa decir: «Es la cultura, todo el mundo lo hace, luego no hay alternativa». Dios dice: «No sigas a la mayoría en su maldad \[...\] No perviertas la justicia tomando partido con la mayoría» (v.2).

En el mundo antiguo, las alianzas se solían ratificar mediante una comida («comieron y bebieron», 24:11, DHH). La alianza se ratifica mediante el derramamiento de la sangre. Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo diciendo: «Ésta es la sangre del pacto» (v.8). Bajo el antiguo pacto (alianza), Dios se comprometió con su pueblo y requirió de ellos que siguieran su ley la cual les fue dada en unas tablas de piedra (v.12).

Los profetas predijeron que algún día habría una nueva alianza que no estaría escrita en tablas de piedra sino en nuestros corazones (por ejemplo, Jeremías 31:31–34). Jesús explicó a sus discípulos como se haría posible esta nueva alianza por medio de su sangre (Marcos 14:24). Esta nueva alianza la celebras mediante una comida cada vez que recibes la Sagrada Comunión en la Santa Cena y escuchas estas palabras: «Esta copa es la nueva alianza confirmada con mi sangre, la cual es derramada en favor de ustedes» (Lucas 22:20 DHH; 1 Corintios 11:25).

El libro de los Hebreos describe detalladamente cómo Jesús es el «mediador de una nueva alianza» (Hebreos 9:15). Bajo esta alianza nuestros pecados son perdonados (v.15) y tienes una relación con Jesús que dura para siempre (13:20).

Por medio de Jesús, tú eres ministro de la nueva alianza (2 Corintios 3:6). La antigua alianza «se hizo con gloria» (2 Corintios 3:7). La «gloria del Señor se posó sobre el Sinaí \[...\] A los ojos de los israelitas, la gloria del Señor en la cumbre del monte parecía un fuego consumidor» (Éxodo 24:16–17). San Pablo escribe: «¡Cuánta más será la gloria del anuncio de una nueva alianza fundada en el Espíritu! \[...\] Y todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en Ssu imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu» (2 Corintios 3:8,18).

Oración

Señor, gracias porque al leer las Escrituras me encuentro con Jesús. Ayúdame Señor, para que cada día al escuchar tus palabras y encontrarme contigo crezca en mi relación de amor y refleje tu gloria a medida que soy transformado a tu semejanza con una gloria que crece eternamente.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Marcos 3:31–35

A primera vista, este pasaje me resulta difícil. Suena como si Jesús rechazara a su familia real. Pero lo que en realidad está diciendo es que todo el que cree es su familia. Su propia madre y su familia creyeron en él y lo siguieron hasta el final.

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Referencias

Notes:
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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