Día 102

Ocho cosas que de verdad le importan a Dios

Sabiduría Salmos 44:1-12
Nuevo Testamento Lucas 13:31-14:14
Antiguo Testamento Deuteronomio 15:1-16:20

Introducción

Mi madre y mi padre fueron unos muy buenos padres, con unos valores muy fuertes. Mi hermana y yo no teníamos duda alguna sobre lo que era importante para ellos.

Lo que más le importaba a mi padre era la honestidad. Recuerdo cómo solía decir: «Espero que me crean». Veía la honestidad como el más alto de los valores y a veces la llevaba hasta extremos absurdos en su intento de ser fiel a su ideal.

En una ocasión cuando eran aún prometidos, él y mi madre se subieron al autobús equivocado. El conductor se negó a aceptar su dinero pues solo habían viajado unos cuantos metros. Mi padre no se quedó conforme por no haber podido pagar lo que sentía que debía, así que que envió el dinero del viaje a la compañía de transportes. A su vez, ellos lo enviaron de vuelta, lo cual derivó en un largo intercambio de correspondencia a mi madre que le costó entender (siempre bromeaba diciendo que estuvo a punto de anular el compromiso por esto).

Recuerdo muchos incidentes similares durante mi infancia. Puede que mi padre fuera un poco extremo, pero ni mi hermana ni yo tuvimos duda sobre lo que de verdad le importaba: la honestidad. En los pasajes de hoy vemos algunas de las cosas que de verdad importan a Dios.

Sabiduría

Salmos 44:1-12

Salmo 44

Al director musical. Masquil de los hijos de Coré.

1 Oh Dios, nuestros oídos han oído
 y nuestros padres nos han contado
las proezas que realizaste en sus días,
 en aquellos tiempos pasados:
2 Con tu mano echaste fuera a las naciones
 y en su lugar estableciste a nuestros padres;
aplastaste a aquellos pueblos,
 y a nuestros padres los hiciste prosperar.
3 Porque no fue su espada la que conquistó la tierra,
 ni fue su brazo el que les dio la victoria:
fue tu brazo, tu mano derecha;
 fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.

4 Sólo tú eres mi rey y mi Dios.
 ¡Decreta las victorias de Jacob!
5 Por ti derrotamos a nuestros enemigos;
 en tu nombre aplastamos a nuestros agresores.
6 Yo no confío en mi arco,
 ni puede mi espada darme la victoria;
7 tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos,
 y dejas en vergüenza a nuestros adversarios.
8 ¡Por siempre nos gloriaremos en Dios!
 ¡Por siempre alabaremos tu nombre!

9 Pero ahora nos has rechazado y humillado;
 ya no sales con nuestros ejércitos.
10 Nos hiciste retroceder ante el enemigo;
 nos han saqueado nuestros adversarios.
11 Cual si fuéramos ovejas
 nos has entregado para que nos devoren,
 nos has dispersado entre las naciones.
12 Has vendido a tu pueblo muy barato,
 y nada has ganado con su venta.

Comentario

Confianza

¿En quién depositas tu confianza?

Poner tu confianza en el lugar adecuado es vital. En última instancia, tu confianza no debe descansar en tus propias fuerzas. («Porque no fue su espada la que conquistó la tierra \[…\] Yo no confío en mi arco», vv.3,6). Más bien, confía en el Señor quien «nos da la victoria sobre nuestros enemigos» (v.7).

El salmista mira a la vez al pasado y al futuro. Al mirar atrás dice: «Fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas» (v.3b). Al mirar hacia adelante dice: «Tú eres mi rey y mi Dios \[…\] Por ti derrotamos a nuestros enemigos en tu nombre aplastamos a nuestros agresores \[…\] tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos» (vv.4–5,7).

Oración

Señor, al enfrentarme a los retos de hoy y del futuro, te doy gracias por las victorias que nos has dado. No me apoyo en mis propias fuerzas para el futuro, sino que deposito mi confianza en ti.

Nuevo Testamento

Lucas 13:31-14:14

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

31 En ese momento se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron:

—Sal de aquí y vete a otro lugar, porque Herodes quiere matarte.

32 Él les contestó:

—Vayan y díganle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana seguiré expulsando demonios y sanando a la gente, y al tercer día terminaré lo que debo hacer.” 33 Tengo que seguir adelante hoy, mañana y pasado mañana, porque no puede ser que muera un profeta fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! 35 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. Y les advierto que ya no volverán a verme hasta el día que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

Jesús en casa de un fariseo

14Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que éstos estaban acechando a Jesús. 2 Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía. 3 Jesús les preguntó a los expertos en la ley y a los fariseos:

—¿Está permitido o no sanar en sábado?

4 Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió.

5 También les dijo:

—Si uno de ustedes tiene un hijo o un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?

6 Y no pudieron contestarle nada.

7 Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:

8 —Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. 9 Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre.” Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento. 10 Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor.” Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. 11 Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

12 También dijo Jesús al que lo había invitado:

—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. 13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. 14 Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.

Comentario

Valor

Nelson Mandela declaró: «He aprendido que el valor no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre el mismo. El hombre valiente no es el que no siente miedo sino el conquista aquel miedo».

¿Te encuentras con que en ocasiones tomas decisiones por causa del miedo?

No es de sorprender que, humanamente hablando, Jesús fuera crucificado después de tres años de ministerio. Era un hombre de gran valor; cuando le dijeron «sal de aquí y vete a otro lugar, porque Herodes quiere matarte» (13:31) él respondió: «Vayan y díganle a ese zorro» (v.32). Aquí vemos cómo Jesús tuvo el valor de enfrentarse a uno de los más poderosos (y malvados) hombres de aquel tiempo.

Jesús tampoco tuvo miedo a la confrontación con los escribas y los fariseos. No los evitó y con frecuencia pasó tiempo en su compañía. Tuvo que ser tentador simplemente «comer» (14:1) con aquellos a los que agradaba y lo aceptaban en vez de con aquellos que se mostraban suspicaces y críticos, escrudiñando cada cosa que hacía.

Tuvo la valentía de sanar a un hombre «enfermo de hidropesía» (v.2) en el sábat y después confrontar a los fariseos y sus opiniones en este tema.

3. Compasión

¿Se siente conmovido tu corazón por la gente con la que te cruzas?

Jesús no se compadeció solo de las personas individuales (por ejemplo, sanando al enfermo v.4); también tuvo compasión de Jerusalén. En este pasaje usa una imagen maternal para describir su amor por la ciudad de Dios: «¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas!» (13:34). (Es interesante notar cómo se pone con toda naturalidad en el lugar de Dios, a quien en la Biblia le son asociadas tanto imágenes paternales como maternales).

En su mayor expresión, Jesús nos mostró su compasión al ir a su muerte en la cruz por nosotros.

Se cuenta la historia de un incendio en el Parque Nacional de Yellowstone. Cuando un patrullero forestal acudió para evaluar los daños, descubrió un pájaro que yacía muerto, negro y carbonizado, a los pies de un árbol. Como era una visión desagradable, apartó al pajarito con un palo. De repente, tres polluelos salieron de debajo de las alas de su madre muerta. Los polluelos habían sobrevivido pues por su compasión, la madre estuvo dispuesta a morir por ellos. Así también Jesús, nuestra madre gallina, murió para protegernos.

4. Humildad

¿Te preocupara tu nivel comparado con el de los demás?

Jesús habla sobre la humildad y nos aconseja «sentarnos en el último lugar» (14:10). Dice que «no te sientes en el lugar de honor \[…\] (pues) todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (vv.8,11).

Como lo expresa la traducción bíblica The Message: «Si vas por ahí levantando la nariz, acabarás estrellándote de cara contra el suelo. Pero si te contentas con ser simplemente tú mismo, llegarás a ser más que tú mismo» (v.11, MSG).

5. Pobreza

¿Te sientes tentado de pasar tiempo con la gente influyente y rica que podrán corresponderte?

Una y otra vez las Escrituras vuelven al tema del «pobre». Vemos esto en las lecturas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento de hoy. Lo que importa a Dios es tu actitud hacia los pobres.

Jesús dijo: «Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso» (vv.13–14). Jesús nos está animando a salir al encuentro de aquellos que son pobres en nuestra comunidad. Tenemos que pasar nuestro tiempo sirviendo a aquellos que «no tienen con qué recompensarte» (v.14).

Moisés decretó: «Entre ustedes no deberá haber pobres». También dijo que «gente pobre en esta tierra, siempre la habrá» (v.11). Jesús dijo algo similar: «A los pobres siempre los tendrán con ustedes» (Mateo 26:11). El hecho de que los pobres siempre vayan a estar con nosotros no significa que no debamos buscar erradicar la pobreza.

Oración

Señor Jesús, ayúdame a ser más como tú: más valeroso, más compasivo y más humilde. Dame amor por los pobres, tus ojos para verlos y tu corazón para servirlos.

Antiguo Testamento

Deuteronomio 15:1-16:20

El año del perdón de las deudas

15»Cada siete años perdonarás toda clase de deudas. 2 Lo harás de la siguiente manera: Cada acreedor le perdonará a su prójimo el préstamo que le haya hecho. Ya no le exigirá a su prójimo o hermano que le pague la deuda, porque se habrá proclamado el año del perdón de las deudas en honor del Señor. 3 Podrás exigirle el pago de sus deudas al forastero, pero a tu hermano le perdonarás cualquier deuda que tenga contigo. 4 Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia. 5 Y así será, siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios y cumplas fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno. 6 El Señor tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti.

7 »Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te da veas a un hermano hebreo pobre, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. 8 Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite. 9 No des cabida en tu corazón a la perversa idea de que, por acercarse el año séptimo, año del perdón de las deudas, puedes hacerle mala cara a tu hermano hebreo necesitado y no darle nada. De lo contrario, él podrá apelar al Señor contra ti, y tú resultarás convicto de pecado. 10 No seas mezquino sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas. 11 Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá; por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra.

Liberación de los esclavos

12 »Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti y te sirve durante seis años, en el séptimo año lo dejarás libre. 13 Y cuando lo liberes, no lo despidas con las manos vacías. 14 Abastécelo bien con regalos de tus rebaños, de tus cultivos y de tu lagar. Dale según el Señor tu Dios te haya bendecido. 15 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te dio libertad. Por eso te doy ahora esta orden.

16 »Pero si tu esclavo, porque te ama a ti y a tu familia y le va bien contigo, te dice: “No quiero dejarte”, 17 entonces tomarás un punzón y, apoyándole la oreja contra una puerta, le perforarás el lóbulo. Así se convertirá en tu esclavo de por vida. Lo mismo harás con la esclava. 18 No te pese dejar en libertad a tu esclavo, porque sus servicios durante esos seis años te costaron apenas la mitad de lo que le habrías pagado a un empleado. Así el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.

Los animales primogénitos

19 »Apartarás para el Señor tu Dios todo primogénito macho de tus manadas y rebaños. No pondrás a trabajar al primogénito de tus bueyes, ni esquilarás al primogénito de tus ovejas. 20 Cada año, tú y tu familia los comerán en la presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él habrá de elegir. 21 Si alguno de esos animales está cojo o ciego, o tiene algún otro defecto grave, no se lo presentarás en sacrificio al Señor tu Dios. 22 En tal caso, podrás comerlo en tu propia ciudad, como si fuera una gacela o un ciervo, estés o no ritualmente puro. 23 Pero no comerás la sangre, sino que la derramarás en la tierra, como si fuera agua.

Fiesta de la Pascua

16»Aparta el mes de aviv para celebrar la Pascua del Señor tu Dios, porque fue en una noche del mes de aviv cuando el Señor tu Dios te sacó de Egipto. 2 En la Pascua del Señor tu Dios sacrificarás de tus vacas y ovejas, en el lugar donde el Señor decida habitar. 3 No comerás la Pascua con pan leudado, sino que durante siete días comerás pan sin levadura, pan de aflicción, pues de Egipto saliste de prisa. Lo harás así para que toda tu vida te acuerdes del día en que saliste de Egipto. 4 Durante siete días no habrá levadura en todo el país. De la carne que sacrifiques al atardecer del primer día, no quedará nada para la mañana siguiente.

5 »No ofrecerás el sacrificio de la Pascua en ninguna de las otras ciudades que te dé el Señor tu Dios. 6 Lo ofrecerás solamente en el lugar donde el Señor decida habitar. Allí ofrecerás el sacrificio de la Pascua por la tarde, al ponerse el sol, que fue la hora en que saliste de Egipto. 7 Cocerás y comerás el sacrificio de la Pascua en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido, y a la mañana siguiente regresarás a tu casa. 8 Durante seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día convocarás una asamblea solemne para el Señor tu Dios. Ese día no trabajarás.

Fiesta de las Semanas

9 »Contarás siete semanas a partir del día en que comience la cosecha del trigo. 10 Entonces celebrarás en honor del Señor tu Dios la fiesta solemne de las Semanas, en la que presentarás ofrendas voluntarias en proporción a las bendiciones que el Señor tu Dios te haya dado. 11 Y te alegrarás en presencia del Señor tu Dios en el lugar donde él decida habitar, junto con tus hijos y tus hijas, tus esclavos y tus esclavas, los levitas de tus ciudades, los extranjeros, y los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. 12 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; cumple, pues, fielmente estos preceptos.

Fiesta de las Enramadas

13 »Al terminar la vendimia y la cosecha del trigo, celebrarás durante siete días la fiesta de las Enramadas. 14 Te alegrarás en la fiesta junto con tus hijos y tus hijas, tus esclavos y tus esclavas, y los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas que vivan en tus ciudades. 15 Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor al Señor tu Dios, en el lugar que él elija, pues el Señor tu Dios bendecirá toda tu cosecha y todo el trabajo de tus manos. Y tu alegría será completa.

16 »Tres veces al año todos tus varones se presentarán ante el Señor tu Dios, en el lugar que él elija, para celebrar las fiestas de los Panes sin levadura, de las Semanas y de las Enramadas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías. 17 Cada uno llevará ofrendas, según lo haya bendecido el Señor tu Dios.

Impartición de justicia

18 »Nombrarás jueces y funcionarios que juzguen con justicia al pueblo, en cada una de las ciudades que el Señor tu Dios entregará a tus tribus. 19 No pervertirás la justicia ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, pues el soborno nubla los ojos del sabio y tuerce las palabras del justo. 20 Seguirás la justicia y solamente la justicia, para que puedas vivir y poseer la tierra que te da el Señor tu Dios.

Comentario

Generosidad

¿Crees que en ocasiones eres un poco tacaño o egoísta? El principio de la generosidad recorre toda la Biblia. No «endurezcas tu corazón» (15:7) cuando veas la pobreza y la necesidad. No «cierres tu mano» (v.7); más bien «tiende tu mano (v.8) dando a todos los que necesitan. Si la gente quiere pedirte prestado, deberás prestar «generosamente» (v.8) sin intereses. Da siempre con generosidad sin queja en tu corazón. Siempre tenemos que ser «generosos» abriendo el bolsillo y tendiendo la mano (v.11).

Tus ofrendas son una respuesta a la generosidad de Dios contigo: «Dale según el Señor tu Dios te haya bendecido» (v.14).

7. Memoria

¿Te olvidas fácilmente de lo que Dios ha hecho por ti?

El pueblo de Dios fue llamado a tener memoria: «Recuerda que fuiste esclavo en Egipto» (v.15; 16:12) «para que toda tu vida te acuerdes del día en que saliste de Egipto» (v.3). Una parte de las grandes festividades de la Pascua (vv.1–8), la Fiesta de las Semanas (vv.9–12) y la Fiesta de los Tabernáculos (vv.13–17) era hacer el memorial (ver v.3, «Recuerda...»).

Uno de los aspectos de la Santa Comunión es que es un memorial constante de la muerte y la resurrección de Jesús, que te rescató de la esclavitud del pecado y la muerte, liberándote para conocer a Dios y recibir la vida en toda su abundancia: la vida eterna.

8. Justicia

¿Te importa la justicia?

La justicia es un valor de gran importancia para Dios. A Dios le importa la honestidad (¡mi padre estaba en lo cierto!). «Nombrarás jueces \[…\] que juzguen con justicia al pueblo». No pervertirás la justicia ni actuarás con parcialidad (vv.18–19a). «Seguirás la justicia y solamente la justicia» (v.20).

El imperio de la ley es verdaderamente importante. En todo el mundo vemos la terrible injusticia y el sufrimiento que resulta en los lugares donde o bien no hay jueces, o los jueces no juzgan a la gente con justicia. Hay muchas partes del mundo donde la policía y los jueces aceptan sobornos. De ahí la importancia de este mandamiento: «No aceptarás soborno, pues el soborno nubla los ojos del sabio» (v.19). Allá donde el estado de derecho no es fuerte, el inocente puede ser arrestado y metido en prisión simplemente porque una persona ha sido deshonesta y ha aceptado un soborno.

Oración

Señor, que mis valores sean más como tus valores. Que mis pensamientos y mis caminos siempre se vuelvan más como tus pensamientos y tus caminos. Que lo que me importa sea lo que a ti te importa.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Lucas 13:34

«¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!»

Esto le debe seguir partiendo el corazón a Jesús.

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Referencias

Notas:

Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad, (Aguilar, 2012)

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

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