Día 14

Relájate y permite que Dios sea Dios

Sabiduría Salmos 9:7-12
Nuevo Testamento Mateo 11:16-30
Antiguo Testamento Génesis 29:1-30:43

Introducción

Joyce Meyer tuiteó tiempo atrás: «Simplemente relájate y deja que Dios sea Dios». Es un gran consuelo saber que, en última instancia, quien tiene el control de todo lo que ocurre es un Dios amoroso.

El obispo Sandy Millar suele decir lo siguiente ante determinadas tragedias o cuando las cosas salen terriblemente mal: «El Señor reina».

A lo largo de la Biblia se menciona muchas veces a Dios como el Señor Soberano. Tanto Joyce Meyer como Sandy Millar están expresando, de distinto modo, su absoluta confianza en la soberanía de Dios.

Si Dios es soberano y en última instancia tiene el control de todo, ¿significa que se te exime de responsabilidad por tus acciones? ¿Implica que no tienes «libre albedrío»? Como veremos en nuestro pasaje del Nuevo Testamento, la Biblia enseña ambas cosas: la máxima soberanía de Dios al mismo tiempo que la responsabilidad humana y el libre albedrío.

Sabiduría

Salmos 9:7-12

7 Pero el Señor reina por siempre;
 para emitir juicio ha establecido su trono.
8 Juzgará al mundo con justicia;
 gobernará a los pueblos con equidad.
9 El Señor es refugio de los oprimidos;
 es su baluarte en momentos de angustia.
10 En ti confían los que conocen tu nombre,
 porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.
11 Canten salmos al Señor, el rey de Sión;
 proclamen sus proezas entre las naciones.
12 El vengador de los inocentes se acuerda de ellos;
 no pasa por alto el clamor de los afligidos.

Comentario

Confía con seguridad en el Señor soberano.

Dios está tiene el control último del universo: «El Señor reina por siempre» (v.7). Dios «juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad» (v.8). Saber esto da un consuelo enorme. Puede que nunca sepamos en esta vida por qué Dios permite que ocurran cosas horrendas.

Confía en la soberanía de Dios y sigue creyendo que nunca te olvidará: «En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan» (v.10).

Entretanto, sigue haciendo tres cosas:

  • Alaba

«Canten salmos al Señor, el rey de Sión» (v.11a).

  • Proclama

«Proclamen sus proezas entre las naciones» (v.11b).

  • Ora

«El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia» (v.9). Él «no pasa por alto el clamor de los afligidos» (v.12b).

Oración

Señor, gracias por no ignorar mi clamor y darme la posibilidad de confiar en ti. Gracias porque puedo relajarme y dejar que seas Dios.

Nuevo Testamento

Mateo 11:16-30

16 »¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a los demás:

17 »“Tocamos la flauta,
 y ustedes no bailaron;
Cantamos por los muertos,
 y ustedes no lloraron.”

18 »Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y ellos dicen: “Tiene un demonio.” 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Éste es un glotón y un borracho, amigo de recaudadorespecadores”

Ayes sobre ciudades no arrepentidas

20 Entonces comenzó Jesús a denunciar a las ciudades en que había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido. 21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos. 22 Pero les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 23 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, ésta habría permanecido hasta el día de hoy. 24 Pero te digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Sodoma que para ti.»

Descanso para los cansados

25 En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. 26 Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

27 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.

28 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»

Comentario

Acepta la invitación de caminar con Jesús

La enseñanza de Jesús es fascinante. En la primera sección del pasaje de hoy pareciera decir: «No puedes vencer». Por un lado, Juan el Bautista era un asceta y lo acusaban de estar endemoniado. Por el otro, Jesús asistía a fiestas con toda clase de gente y entablaba amistad con quienes eran considerados personajes de mala fama. Lo acusaban de ser glotón, borracho y amigo de cobradores de impuestos y pecadores (v.18).

Hagas lo que hicieras, puede que te malentiendan. No obstante, Jesús añade: «Pero la sabiduría de Dios se demuestra por sus resultados» (v.19, DHH). Interpreto esto como una indicación de que todos podemos hacer lo que es correcto y no preocuparnos por lo que los demás pudieran llegar a pensar.

Jesús denuncia las ciudades que visitó y en las que obró milagros, donde la gente no se arrepintió ni creyó. Afirma que su pecado es peor que el de Sodoma (v.24). El pecado de incredulidad es quizás el más grave de todos.

Jesús enseña de tal forma que resulta evidente que creía tanto en la predestinación (que Dios ha determinado todo lo que ocurrirá) como en el libre albedrío. Enseña una cosa junto a la otra. Es una paradoja. Las dos cosas, en apariencia contradictorias, son ciertas a la vez.

No es 50% «predestinación» y 50% «libre albedrío». Jesús dice que estamos 100% predestinados y tenemos 100% libre albedrío. Esto podría parecer imposible, pero Dios es capaz de trascender y aun así no distorsionar la libertad humana. En última instancia vemos esto en la encarnación: Jesús es 100% Dios y 100% humano; totalmente Dios y totalmente humano.

  • Predestinación

«Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo» (v.27).

Es un misterio dilucidar por qué Dios decide revelarse a algunos sí y a otros no. Ciertamente esto no se basa en la sabiduría ni el aprendizaje. A veces los grandes intelectuales no pueden verlo: «… habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos» (v.25). Y en ocasiones la gente de poca o ninguna educación, o quienes son muy jóvenes («niños», v.25), parecieran tener una comprensión muy profunda de Jesús. «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos» (v.25, DHH).

  • Libre albedrío

Jesús dice: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (v.28). La invitación de acudir a Jesús es para todos. Nadie está excluido. Todos somos invitados. Todos tenemos la posibilidad de aceptar la invitación de Jesús o rechazarla.

Me resulta difícil esclarecer esta paradoja. No obstante, la siguiente ilustración me sirve de ayuda. Imagina un salón con un acceso en forma de arco. La parte exterior del arco tiene inscritas las palabras: «Vengan a mí todos…» (v.28). Es decir, todos son invitados al salón. Cuando entras allí, del lado interno del mismo arco está escrito: «… nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo» (v.27b).

En otras palabras, el libre albedrío es una doctrina para todos. Nadie puede decir: «No seré cristiano porque no he sido escogido». La invitación es para todos. Por otro lado, la predestinación es una doctrina de afirmación y seguridad para quienes son cristianos. Una vez que aceptaste la invitación e ingresaste, puedes saber que Dios te ha escogido y por lo tanto estará siempre contigo.

Me encantan las palabras de Jesús en el versículo 28. En un mundo lleno de tensiones donde hay tantos que están «cansados y agobiados», Jesús te promete descanso. Ofrece tomar tus cargas y reemplazarlas con las suyas.

El yugo (un elemento que Jesús probablemente habría fabricado en su carpintería) era un marco de madera que unía a dos animales (por lo general bueyes) por el cuello, permitiendo que ambos tiraran juntos de un arado o un carro. La función del yugo era hacer que las cargas fueran más fáciles de llevar. Me encanta esta imagen de caminar al mismo paso con Jesús, el cual comparte nuestras cargas, haciéndonos soportar las pruebas y enfrentar las batallas de manera que resulten «suaves» y «ligeras».

Jesús no es un esclavista. Cuando sigues su plan para tu vida llevas una carga que no es áspera, dura, punzante ni opresiva, sino confortable, afable y agradable (v.30). Cuando haces lo que Jesús te pide, te da las fuerzas y la sabiduría para hacerlo y entonces llevas su carga con él. Habrá, desde luego, muchos desafíos y dificultades, pero también alivio y ligereza.

Jesús te dice: «¿Estás cansado? ¿Desgastado? ¿Quemado con la religión? Ven a mí. Ven conmigo y recuperarás tu vida. Te mostraré cómo tener un descanso verdadero. Camina y trabaja conmigo, mírame para ver cómo hacerlo. Aprende los ritmos no forzosos de la gracia. No pondré sobre ti nada pesado ni desajustado. Mantente en mi compañía y aprenderás a vivir con libertad y alivio (ver vv.28-29). Simplemente relájate y deja que Dios sea Dios.

Oración

Señor, agradezco tu promesa de dar descanso a mi alma. Gracias porque hoy puedo acudir a ti. Te entrego mis cargas.

Antiguo Testamento

Génesis 29:1-30:43

Jacob llega a Padán Aram

29Jacob continuó su viaje y llegó a la tierra de los orientales. 2 Al llegar vio, en medio del campo, un pozo donde descansaban tres rebaños de ovejas, ya que éstas bebían agua de allí. Sobre la boca del pozo había una piedra muy grande. 3 Por eso los pastores corrían la piedra sólo cuando estaban juntos todos los rebaños, y luego de abrevar a las ovejas volvían a colocarla en su lugar, sobre la boca del pozo.

4 Jacob les preguntó a los pastores:

—¿De dónde son ustedes?

—Somos de Jarán —respondieron.

5 —¿Conocen a Labán, el hijo de Najor? —volvió a preguntar Jacob.

—Claro que sí —respondieron.

6 Jacob siguió preguntando:

—¿Se encuentra bien de salud?

—Sí, está bien —le contestaron—. A propósito, ahí viene su hija Raquel con las ovejas.

7 Entonces Jacob les dijo:

—Todavía estamos en pleno día, y es muy temprano para encerrar el rebaño. ¿Por qué no les dan de beber a las ovejas y las llevan a pastar?

8 Y ellos respondieron:

—No podemos hacerlo hasta que se junten todos los rebaños y los pastores quiten la piedra que está sobre la boca del pozo. Sólo entonces podremos dar de beber a las ovejas.

9 Todavía estaba Jacob hablando con ellos, cuando Raquel llegó con las ovejas de su padre, pues era ella quien las cuidaba. 10 En cuanto Jacob vio a Raquel, hija de su tío Labán, con las ovejas de éste, se acercó y quitó la piedra que estaba sobre la boca del pozo, y les dio de beber a las ovejas. 11 Luego besó a Raquel, rompió en llanto, 12 y le contó que era pariente de Labán, por ser hijo de su hermana Rebeca. Raquel salió entonces corriendo a contárselo a su padre.

13 Al oír Labán las noticias acerca de su sobrino Jacob, salió a recibirlo y, entre abrazos y besos, lo llevó a su casa. Allí Jacob le contó todo lo que había sucedido, 14 y Labán le dijo: «Realmente, tú eres de mi propia sangre.»

Jacob se casa con Lea y Raquel

Jacob había estado ya un mes con Labán 15 cuando éste le dijo:

—Por más que seas mi pariente, no vas a trabajar para mí gratis. Dime cuánto quieres ganar.

16 Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea, y la menor, Raquel. 17 Lea tenía ojos apagados, mientras que Raquel era una mujer muy hermosa. 18 Como Jacob se había enamorado de Raquel, le dijo a su tío:

—Me ofrezco a trabajar para ti siete años, a cambio de Raquel, tu hija menor.

19 Labán le contestó:

—Es mejor que te la entregue a ti, y no a un extraño. Quédate conmigo.

20 Así que Jacob trabajó siete años para poder casarse con Raquel, pero como estaba muy enamorado de ella le pareció poco tiempo. 21 Entonces Jacob le dijo a Labán:

—Ya he cumplido con el tiempo pactado. Dame mi mujer para que me case con ella.

22 Labán reunió a toda la gente del lugar y ofreció una gran fiesta. 23 Pero cuando llegó la noche, tomó a su hija Lea y se la entregó a Jacob, y Jacob se acostó con ella. 24 Además, como Lea tenía una criada que se llamaba Zilpá, Labán se la dio, para que la atendiera.

25 A la mañana siguiente, Jacob se dio cuenta de que había estado con Lea, y le reclamó a Labán:

—¿Qué me has hecho? ¿Acaso no trabajé contigo para casarme con Raquel? ¿Por qué me has engañado?

26 Labán le contestó:

—La costumbre en nuestro país es casar primero a la mayor y luego a la menor. 27 Por eso, cumple ahora con la semana nupcial de ésta, y por siete años más de trabajo te daré la otra.

28 Así lo hizo Jacob, y cuando terminó la semana nupcial de la primera, Labán le entregó a Raquel por esposa. 29 También Raquel tenía una criada, llamada Bilhá, y Labán se la dio para que la atendiera. 30 Jacob entonces se acostó con Raquel, y la amó mucho más que a Lea, aunque tuvo que trabajar para Labán siete años más.

Los hijos de Jacob

31 Cuando el Señorvio que Lea no era amada, le concedió hijos. Mientras tanto, Raquel permaneció estéril. 32 Lea quedó embarazada y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, porque dijo: «El Señorha visto mi aflicción; ahora sí me amará mi esposo.» 33 Lea volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Simeón, porque dijo: «Llegó a oídos del Señorque no soy amada, y por eso me dio también este hijo.»

34 Luego quedó embarazada de nuevo y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Leví, porque dijo: «Ahora sí me amará mi esposo, porque le he dado tres hijos.»

35 Lea volvió a quedar embarazada, y dio a luz un cuarto hijo, al que llamó Judá porque dijo: «Esta vez alabaré al Señor.» Después de esto, dejó de dar a luz.

30Cuando Raquel se dio cuenta de que no le podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y le dijo a Jacob:

—¡Dame hijos! Si no me los das, ¡me muero!

2 Pero Jacob se enojó muchísimo con ella y le dijo:

—¿Acaso crees que soy Dios? ¡Es él quien te ha hecho estéril!

3 —Aquí tienes a mi criada Bilhá —propuso Raquel—. Acuéstate con ella. Así ella dará a luz sobre mis rodillas, y por medio de ella también yo podré formar una familia.

4 Entonces Raquel le dio a Jacob por mujer su criada Bilhá, y Jacob se acostó con ella. 5 Bilhá quedó embarazada y le dio un hijo a Jacob. 6 Y Raquel exclamó: «¡Dios me ha hecho justicia! ¡Escuchó mi plegaria y me ha dado un hijo!» Por eso Raquel le puso por nombre Dan.

7 Después Bilhá, la criada de Raquel, quedó embarazada otra vez y dio a luz un segundo hijo de Jacob. 8 Y Raquel dijo: «He tenido una lucha muy grande con mi hermana, pero he vencido.» Por eso Raquel lo llamó Neftalí.

9 Lea, al ver que ya no podía tener hijos, tomó a su criada Zilpá y se la entregó a Jacob por mujer, 10 y ésta le dio a Jacob un hijo. 11 Entonces Lea exclamó: «¡Qué suerte!» Por eso lo llamó Gad.

12 Zilpá, la criada de Lea, le dio un segundo hijo a Jacob. 13 Lea volvió a exclamar: «¡Qué feliz soy! Las mujeres me dirán que soy feliz.» Por eso lo llamó Aser.

14 Durante los días de la cosecha de trigo, Rubén salió al campo. Allí encontró unas frutas llamadas mandrágoras, y se las llevó a Lea, su madre. Entonces Raquel le dijo a Lea:

—Por favor, dame algunas mandrágoras de las que te trajo tu hijo.

15 Pero Lea le contestó:

—¿Te parece poco el haberme quitado a mi marido, que ahora quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?

—Bueno —contestó Raquel—, te propongo que, a cambio de las mandrágoras de tu hijo, Jacob duerma contigo esta noche.

16 Al anochecer, cuando Jacob volvía del campo, Lea salió a su encuentro y le dijo:

—Hoy te acostarás conmigo, porque te he alquilado a cambio de las mandrágoras de mi hijo.

Y Jacob durmió con ella esa noche.

17 Dios escuchó a Lea, y ella quedó embarazada y le dio a Jacob un quinto hijo. 18 Entonces dijo Lea: «Dios me ha recompensado, porque yo le entregué mi criada a mi esposo.» Por eso lo llamó Isacar.

19 Lea quedó embarazada de nuevo, y le dio a Jacob un sexto hijo. 20 «Dios me ha favorecido con un buen regalo —dijo Lea—. Esta vez mi esposo se quedará conmigo, porque le he dado seis hijos.» Por eso lo llamó Zabulón.

21 Luego Lea dio a luz una hija, a la cual llamó Dina. 22 Pero Dios también se acordó de Raquel; la escuchó y le quitó la esterilidad. 23 Fue así como ella quedó embarazada y dio a luz un hijo. Entonces exclamó: «Dios ha borrado mi desgracia.» 24 Por eso lo llamó José, y dijo: «Quiera el Señordarme otro hijo.»

Jacob se enriquece

25 Después de que Raquel dio a luz a José, Jacob le dijo a Labán:

—Déjame regresar a mi hogar y a mi propia tierra. 26 Dame las mujeres por las que te he servido, y mis hijos, y déjame ir. Tú bien sabes cómo he trabajado para ti.

27 Pero Labán le contestó:

—Por favor, quédate. He sabido por adivinación que, gracias a ti, el Señorme ha bendecido.

28 Y le propuso:

—Fija tú mismo el salario que quieras ganar, y yo te lo pagaré.

29 Jacob le respondió:

—Tú bien sabes cómo he trabajado, y cómo gracias a mis desvelos han mejorado tus animales. 30 Lo que tenías antes de mi venida, que era muy poco, se ha multiplicado enormemente. Gracias a mí, el Señorte ha bendecido. Ahora quiero hacer algo por mi propia familia.

31 —¿Cuánto quieres que te pague? —preguntó Labán.

—No tienes que pagarme nada —respondió Jacob—. Si aceptas lo que estoy por proponerte, seguiré cuidando tus ovejas. 32 Hoy, cuando pase yo con todo tu rebaño, tú irás apartando toda oveja manchada o moteada, y todos los corderos negros, y todos los cabritos manchados o moteados. Ellos serán mi salario. 33 Así, el día de mañana, cuando vengas a controlar lo que he ganado, mi honradez responderá por mí: si encuentras alguna oveja o cabrito que no sea manchado o moteado, o algún cordero que no sea negro, será que te lo he robado.

34 —Está bien —acordó Labán—, acepto tu propuesta.

35 Ese mismo día Labán apartó todos los chivos rayados y moteados, todas las cabras manchadas y moteadas, todas las que tenían alguna mancha blanca, y todos los corderos negros, y los puso al cuidado de sus hijos. 36 Después de eso, puso una distancia de tres días de viaje entre él y Jacob. Mientras tanto, Jacob seguía cuidando las otras ovejas de Labán.

37 Jacob cortó ramas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y las peló de tal manera que quedaran franjas blancas al descubierto. 38 Luego tomó las ramas que había pelado, y las puso en todos los abrevaderos para que el rebaño las tuviera enfrente cuando se acercara a beber agua. Cuando las ovejas estaban en celo y llegaban a los abrevaderos, 39 los machos se unían con las hembras frente a las ramas, y así tenían crías rayadas, moteadas o manchadas. 40 Entonces Jacob apartaba estos corderos y los ponía frente a los animales rayados y negros del rebaño de Labán. De esta manera logró crear su propio rebaño, diferente al de Labán. 41 Además, cuando las hembras más robustas estaban en celo, Jacob colocaba las ramas en los bebederos, frente a los animales, para que se unieran mirando hacia las ramas. 42 Pero cuando llegaban los animales más débiles, no colocaba las ramas. Así los animales débiles eran para Labán y los robustos eran para Jacob. 43 De esta manera Jacob prosperó muchísimo y llegó a tener muchos rebaños, criados y criadas, camellos y asnos.

Comentario

Observa cómo Dios realiza sus propósitos

Dios realiza sus propósitos pese a nuestra debilidad, vulnerabilidad y pecado. Jacob era un engañador. Cosechamos lo que sembramos. Sembró engaño y cosechó el engaño de Labán (28:25b). Luego prosiguió el ciclo del engaño (30:37-43). Es una historia extraordinaria de engaño y también de infidelidad y deslealtad.

Pero de algún modo, en todo esto, Dios obró sus propósitos para los individuos implicados, para Israel, para el nacimiento de su Hijo Jesús y para el futuro del pueblo de Dios.

En el nacimiento de los hijos de Jacob se vio implicado gran parte del pecado y la decepción de la humanidad (29:31–30:21). Sin embargo, en todo, Dios llevaba a cabo sus propósitos para las doce tribus. La oración de Raquel halló finalmente respuesta con el nacimiento de José (30:22).

Igual que Dios tuvo el control de sus vidas, puedes confiar en que en última instancia él también tiene el control de la tuya y que «dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito» (Romanos 8:28). Así que relájate y deja que Dios sea Dios.

Señor, gracias por utilizar incluso a gente débil, vulnerable y pecadora. Gracias por usarme. Gracias porque aunque me amas tal como soy, me amas tanto que no me dejas tal como soy. Ayúdame a no conformarme con la mediocridad.

Oración

Ayúdame a hacerme responsable de mi vida y al mismo tiempo confiar en tu soberanía.

Añadidos de Pippa

Pippa añade:

Génesis 29–30

Disfruto estos capítulos de Génesis. La historia es mucho mejor que mirar una telenovela. ¿Qué harán a continuación?

Es interesante que Sara, Rebeca y Raquel tuvieran dificultades para concebir (no es un problema nuevo). Pero cada uno de los hijos que finalmente nacieron fue de gran importancia en el plan de Dios para el pueblo de Israel. ¿Esperaba Dios el momento justo o en cierto modo preparaba a los padres? Parce que la mayoría de los hijos de Jacob nacieron como resultado de la rivalidad y los celos entre hermanos. Pero Dios no se dio por vencido y aun así se las arregló para llevar a cabo sus planes.

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Referencias

Notas:

@Joyce Meyer, ‘Just Relax and Let God Be God’, https://twitter.com/joycemeyer/status/286320915329994752 \[tuiteado en enero de 2013\]

Joyce Meyer, Biblia de la Vida Diaria, Casa Creación; (Marzo, 2008)

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