Día 144

El amor de tu vida

Sabiduría Salmos 66:13-20
Nuevo Testamento Juan 13:18-38
Antiguo Testamento 1 Samuel 13:1-14:23

Introducción

El obispo Festo Kivengere formó parte de un grupo de líderes de iglesias que entregó una carta de protesta al dictador Idi Amin en febrero de 1977. En la carta se manifestaban en contra de las palizas, asesinatos arbitrarios y desapariciones no explicadas que tuvieron lugar en Uganda. Al día siguiente, el amigo y líder de Festo Kivengere, el arzobispo Janani Luwum ​​fue asesinado por Idi Amin y el obispo Festo fue conducido a la clandestinidad y luego al exilio.

Poco después, Festo Kivengere publicó un libro titulado «I Love Idi Amin». En el libro explicó el porqué de tan extraordinario título: «El Espíritu Santo me mostró que mi espíritu se estaba endureciendo... así que tuve que pedir perdón al Señor, y pedirle tener la gracia de amar más al Presidente Amin... aquello fue aire fresco para mi cansada alma. Sabía que había visto al Señor y había sido liberado: el amor llenó mi corazón».

El amor es más que un sentimiento o una emoción. Es la decisión acerca de cómo nos tratamos los unos a los otros. Jesús fue el ejemplo supremo de amor en la historia del mundo. Él nos dice que amemos a Dios y que nos amemos los unos a los otros (Juan 13:34-35); que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos e incluso amemos a nuestros enemigos. Él demuestra todo esto en su propia vida al amar a todos (incluso a Judas quien lo traicionó, como vemos en el pasaje de hoy), y dar su vida por todos nosotros por amor.

Sabiduría

Salmos 66:13-20

13 Me presentaré en tu templo con holocaustos
 y cumpliré los votos que te hice,
14 los votos de mis labios y mi boca
 que pronuncié en medio de mi angustia.
15 Te ofreceré holocaustos de animales engordados,
 junto con el humo de ofrendas de carneros;
 te ofreceré toros y machos cabríos.

16 Vengan ustedes, temerosos de Dios,
 escuchen, que voy a contarles
 todo lo que él ha hecho por mí.
17 Clamé a él con mi boca;
 lo alabé con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad,
 el Señor no me habría escuchado;
19 pero Dios sí me ha escuchado,
 ha atendido a la voz de mi plegaria.
20 ¡Bendito sea Dios,
 que no rechazó mi plegaria
 ni me negó su amor!

Comentario

1. Ama a Dios

Cuando tienes problemas, ¿has prometido alguna vez que si Dios responde a tu oración, harás algo (... o no harás algo nunca más)? El salmista hizo tal promesa, y cuando su oración fue contestada cumplió su promesa. Él escribió: «… cumpliré los votos que te hice, los votos de mis labios y mi boca que pronuncié en medio de mi angustia» (vv.13-14).

Dios te ama y no se guarda Su amor por ti. El salmista alaba a Dios: «… no rechazó mi oración ni me negó su amor» (v.20, DHH). Tu amor por Dios y por los demás es una respuesta a Su amor por ti. «Nosotros amamos porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19).

Dios, en Su amor por ti, escucha y contesta tus oraciones. Si quieres disfrutar al máximo del amor de Dios, experimentar oraciones contestadas y demostrar tu amor por Él, debes evitar una cosa, la que el salmista describe: «Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado» (Salmo 66:18).

Si hay pecado en tu pasado, puedes confesarlo y arrepentirte de él y ser perdonado. Lo que realmente bloquea nuestra relación con Dios es si deliberadamente planeamos pecar en el futuro. Entonces no podemos entrar en la presencia de Dios con una conciencia limpia. Esto bloquea la experiencia de su amor.

Porque Dios, en Su amor «me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria» (v.19), y en respuesta el salmista quiere que otras personas lo escuchen: «Vengan ustedes, temerosos de Dios, escuchen, que voy a contarles todo lo que él ha hecho por mí» (v.16). Es alentador escuchar los testimonios de otras personas acerca de lo que Dios ha hecho en sus vidas. Es algo que nos inspira al resto y aumenta nuestra fe.

Oración

Señor, gracias por tu perdón, misericordia y amor. Gracias por las veces que has escuchado y atendido a la voz de mi plegaria (v.19). «¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!» (v.20).

Nuevo Testamento

Juan 13:18-38

Jesús predice la traición de Judas

18 »No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: “El que comparte el pan conmigo me ha puesto la zancadilla.”

19 »Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy. 20 Ciertamente les aseguro que el que recibe al que yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me envió.

21 Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y declaró:

—Ciertamente les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

22 Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería. 23 Uno de ellos, el discípulo a quien Jesús amaba, estaba a su lado. 24 Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le dijo:

—Pregúntale a quién se refiere.

25 —Señor, ¿quién es? —preguntó él, reclinándose sobre Jesús.

26 —Aquel a quien yo le dé este pedazo de pan que voy a mojar en el plato —le contestó Jesús.

Acto seguido, mojó el pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. 27 Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él.

—Lo que vas a hacer, hazlo pronto —le dijo Jesús.

28 Ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo eso Jesús. 29 Como Judas era el encargado del dinero, algunos pensaron que Jesús le estaba diciendo que comprara lo necesario para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30 En cuanto Judas tomó el pan, salió de allí. Ya era de noche.

Jesús predice la negación de Pedro

31 Cuando Judas hubo salido, Jesús dijo:

—Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él, Dios glorificará al Hijo en sí mismo, y lo hará muy pronto.

33 »Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes. Me buscarán, y lo que antes les dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.

34 »Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. 35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.

36 —¿Y a dónde vas, Señor? —preguntó Simón Pedro.

—Adonde yo voy, no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.

37 —Señor —insistió Pedro—, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.

38 —¿Tú darás la vida por mí? ¡De veras te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces!

Comentario

2. Ámense los unos a los otros

No hay obstáculo más grande para el mensaje de Jesús que la falta de amor entre los cristianos. Si queremos que nuestras naciones sean cambiadas y que la gente vuelva a seguir a Jesús, debemos empezar por amarnos los unos a los otros. Esto significa amar a los cristianos de diferentes iglesias, denominaciones, tradiciones y que difieren con nuestro punto de vista.

Significa amarse los unos a los otros en la iglesia local. La desunión destruye, el amor une. El amor atrae a otros a la persona de Jesús. Amar a Dios y amarnos los unos a otros en el nombre de Jesús debe ser nuestra aspiración suprema por encima de todos las demás. Ese es el tipo de amor que puede cambiar el mundo.

Aquí vemos a tres hombres (Judas, Pedro y el autor del Evangelio de Juan) quienes se relacionan de una manera radicalmente diferente con Jesús. Nos representan a cada uno de nosotros en diferentes momentos de nuestra vida.

El autor del Evangelio de Juan conocía el amor de Jesús de una manera muy íntima. De todos los discípulos fue el amigo más cercano de Jesús. Él era el que estaba recostado a su lado (v.23, RVA-2015). En este Evangelio, Juan se describe a sí mismo hasta cuatro veces como «el discípulo a quien Jesús amaba»: aquí (v.23), en la cruz (19:26), en la tumba vacía (20:2) y con Jesús resucitado (21:20). Él nos revela que estamos llamados a estar en estrecha comunión con Jesús.

El Evangelio de Juan y sus cartas hablan tanto acerca del amor a causa de esta experiencia íntima del amor de Jesús. Él recoge cómo Jesús les anuncia a sus discípulos: «Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros» (13:34-35).

Las personas no aman por razones diferentes. A pesar de estar tan cerca de Jesús, Judas lo traiciona: «El que comparte el pan conmigo me ha puesto la zancadilla» (v.18); Satanás entró en él (v.27). Aquí vemos lo contrario al amor. Judas odiaba el amor y se había rebelado contra Jesús. Sin embargo, Jesús continuó amando a Judas.

Pedro amaba a Jesús, pero tenía una personalidad compleja y con una visión muy humana de Jesús y de su misión. Pedro dijo que él daría su vida por Jesús (v.37), pero Jesús predice: «Me negarás tres veces» (v.38). Y eso fue lo que Pedro hizo (18:15-18,25-27). Sin embargo, Jesús siguió amando a Pedro.

Jesús nos presenta este asombroso desafío: «Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros» (13:34). Jesús te amó dando su vida por ti. Él pide que sigas su ejemplo y muestres un amor auto-sacrificial. Esta es la marca de un verdadero cristiano: «De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros» (v.35).

El amor es la forma más eficaz de evangelizar. Cuando las personas ven un amor verdadero, ven a Dios. La mejor manera de empezar a hablarle a las personas sobre Jesús es amándolas y amando a otros seguidores de él.

En el mundo lo normal es que la gente se una a grupos de personas con las que se sienten naturalmente atraídos y que piensan de la misma manera que ellos. Estamos destinados a ser muy diferentes. La iglesia de Jesucristo nos une con un abanico de personas de diferentes orígenes, intereses, edades, etnias, razas, perspectivas, estilos de vida, opiniones y puntos de vista conformando a aquellos que se aman los unos a los otros.

Oración

Señor, ayúdanos a amarnos los unos a los otros como nos has amado. Oro para que podamos ver un nuevo amor entre los cristianos de todas las iglesias, denominaciones y tradiciones en la iglesia local, nacional y mundial. Que el mundo sea cambiado por nuestro amor.

Antiguo Testamento

1 Samuel 13:1-14:23

Samuel reprende a Saúl

13Saúl tenía treinta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y su reinado duró cuarenta y dos años.

2 De entre los israelitas, Saúl escogió tres mil soldados; dos mil estaban con él en Micmás y en los montes de Betel, y mil estaban con Jonatán en Guibeá de Benjamín. Al resto del ejército Saúl lo mandó a sus hogares.

3 Jonatán atacó la guarnición filistea apostada en Gueba, y esto llegó a oídos de los filisteos. Entonces Saúl mandó que se tocara la trompeta por todo el país, pues dijo: «¡Que se enteren todos los hebreos!»

4 Todo Israel se enteró de esta noticia: «Saúl ha atacado la guarnición filistea, así que los israelitas se han hecho odiosos a los filisteos.» Por tanto el pueblo se puso a las órdenes de Saúl en Guilgal.

5 Los filisteos también se juntaron para hacerle la guerra a Israel. Contaban con tres mil carros, seis mil jinetes, y un ejército tan numeroso como la arena a la orilla del mar. Avanzaron hacia Micmás, al este de Bet Avén, y allí acamparon. 6 Los israelitas se dieron cuenta de que estaban en aprietos, pues todo el ejército se veía amenazado. Por eso tuvieron que esconderse en las cuevas, en los matorrales, entre las rocas, en las zanjas y en los pozos. 7 Algunos hebreos incluso cruzaron el Jordán para huir al territorio de Gad, en Galaad.

Saúl se había quedado en Guilgal, y todo el ejército que lo acompañaba temblaba de miedo. 8 Allí estuvo esperando siete días, según el plazo indicado por Samuel, pero éste no llegaba. Como los soldados comenzaban a desbandarse, 9 Saúl ordenó: «Tráiganme el holocausto y los sacrificios de comunión»; y él mismo ofreció el holocausto. 10 En el momento en que Saúl terminaba de celebrar el sacrificio, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo, y lo saludó. 11 Pero Samuel le reclamó:

—¿Qué has hecho?

Y Saúl le respondió:

—Pues como vi que la gente se desbandaba, que tú no llegabas en el plazo indicado, y que los filisteos se habían juntado en Micmás, 12 pensé: “Los filisteos ya están por atacarme en Guilgal, y ni siquiera he implorado la ayuda del Señor.” Por eso me atreví a ofrecer el holocausto.

13 —¡Eres un necio! —le replicó Samuel—. No has cumplido el mandato que te dio el Señor tu Dios. El Señor habría establecido tu reino sobre Israel para siempre, 14 pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado, pues tú no has cumplido su mandato.

15 Dicho esto, Samuel se fue de Guilgal hacia Guibeá de Benjamín.

Jonatán ataca a los filisteos

Saúl pasó revista de los soldados que estaban con él, y eran unos seiscientos hombres. 16 Él y su hijo Jonatán, junto con sus soldados, se quedaron en Gueba de Benjamín, mientras que los filisteos seguían acampados en Micmás. 17 Del campamento filisteo salió una tropa de asalto dividida en tres grupos: uno de ellos avanzó por el camino de Ofra, hacia el territorio de Súal; 18 otro, por Bet Jorón; y el tercero, por la frontera del valle de Zeboyín, en dirección al desierto.

19 En todo el territorio de Israel no había un solo herrero, pues los filisteos no permitían que los hebreos se forjaran espadas y lanzas. 20 Por tanto, todo Israel dependía de los filisteos para que les afilaran los arados, los azadones, las hachas y las hoces. 21 Por un arado o un azadón cobraban ocho gramos de plata, y cuatro gramos por una horqueta o un hacha, o por arreglar las aguijadas. 22 Así que ninguno de los soldados israelitas tenía espada o lanza, excepto Saúl y Jonatán.

23 Un destacamento de filisteos avanzó hasta el paso de Micmás.

14Cierto día, Jonatán hijo de Saúl, sin decirle nada a su padre, le ordenó a su escudero: «Ven acá. Vamos a cruzar al otro lado, donde está el destacamento de los filisteos.» 2 Y es que Saúl estaba en las afueras de Guibeá, bajo un granado en Migrón, y tenía con él unos seiscientos hombres. 3 El efod lo llevaba Abías hijo de Ajitob, que era hermano de Icabod, el hijo de Finés y nieto de Elí, sacerdote del Señor en Siló.

Nadie sabía que Jonatán había salido, 4 y para llegar a la guarnición filistea Jonatán tenía que cruzar un paso entre dos peñascos, llamados Bosés y Sene. 5 El primero estaba al norte, frente a Micmás; el otro, al sur, frente a Gueba. 6 Así que Jonatán le dijo a su escudero:

—Vamos a cruzar hacia la guarnición de esos paganos. Espero que el Señor nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos.

7 —¡Adelante! —respondió el escudero—. Haga usted todo lo que tenga pensado hacer, que cuenta con todo mi apoyo.

8 —Bien —dijo Jonatán—; vamos a cruzar hasta donde están ellos, para que nos vean. 9 Si nos dicen: “¡Esperen a que los alcancemos!”, ahí nos quedaremos, en vez de avanzar. 10 Pero si nos dicen: “¡Vengan acá!”, avanzaremos, pues será señal de que el Señor nos va a dar la victoria.

11 Así pues, los dos se dejaron ver por la guarnición filistea.

—¡Miren —exclamaron los filisteos—, los hebreos empiezan a salir de las cuevas donde estaban escondidos!

12 Entonces los soldados de la guarnición les gritaron a Jonatán y a su escudero:

—¡Vengan acá! Tenemos algo que decirles.

—Ven conmigo —le dijo Jonatán a su escudero—, porque el Señor le ha dado la victoria a Israel.

13 Jonatán trepó con pies y manos, seguido por su escudero. A los filisteos que eran derribados por Jonatán, el escudero los remataba. 14 En ese primer encuentro, que tuvo lugar en un espacio reducido, Jonatán y su escudero mataron a unos veinte hombres.

Israel derrota a los filisteos

15 Cundió entonces el pánico en el campamento filisteo y entre el ejército que estaba en el campo abierto. Todos ellos se acobardaron, incluso los soldados de la guarnición y las tropas de asalto. Hasta la tierra tembló, y hubo un pánico extraordinario. 16 Desde Guibeá de Benjamín, los centinelas de Saúl podían ver que el campamento huía en desbandada. 17 Saúl dijo entonces a sus soldados: «Pasen revista, a ver quién de los nuestros falta.» Así lo hicieron, y resultó que faltaban Jonatán y su escudero.

18 Entonces Saúl le pidió a Ahías que trajera el arca de Dios. (En aquel tiempo el arca estaba con los israelitas.) 19 Pero mientras hablaban, el desconcierto en el campo filisteo se hizo peor, así que Saúl le dijo al sacerdote: «¡No lo hagas!»

20 En seguida Saúl reunió a su ejército, y todos juntos se lanzaron a la batalla. Era tal la confusión entre los filisteos, que se mataban unos a otros. 21 Además, los hebreos que hacía tiempo se habían unido a los filisteos, y que estaban con ellos en el campamento, se pasaron a las filas de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. 22 Y los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, al oír que los filisteos huían, se unieron a la batalla para perseguirlos. 23 Así libró el Señor a Israel aquel día, y la batalla se extendió más allá de Bet Avén.

Comentario

3. Ama como Dios

Hay momentos en la vida en los que sientes que la cantidad de problemas que tienes te superan —enfermedades, tentaciones, ataques a tu fe, etc.— pero Dios es capaz de salvarte cuando actúas en Su nombre. Por más que parezca que eres desbordado en número por tus enemigos, cuando el Señor actúa en tu favor serás salvo.

Confía en Dios no solo cuando las cosas vayan bien, sino también en los momentos difíciles. Dios está buscando hombres y mujeres de fe.

Samuel señaló: «El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado y lo ha designado gobernante de su pueblo» (13:14).

El corazón de Dios está lleno de amor, compasión, misericordia, justicia y creatividad. Está buscando personas que son como él, es decir como Jesús. Solo la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones puede hacernos semejantes a Jesús.

Saúl fracasó; Dios le había dicho que esperara hasta que Samuel llegara. Samuel se demoró en llegar, el pueblo empezó a dispersarse y Saúl se preocupaba más por lo que la gente pensaba que por lo que Dios pensaba. Se impacientó y le entró el pánico (vv.6-12) como a menudo nos pasa a nosotros. Aprende a ser más paciente, a esperar a que Dios actúe, y a no que no cunda en ti el pánico si las cosas pequeñas salen mal. No te apresures en tomar decisiones precipitadas en caliente.

Por otro lado, Jonatán confiaba en última instancia en el amor de Dios. Señaló: «Espero que el Señor nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos» (14:6).

Oración

Señor, por favor, dame un corazón como el Tuyo, un corazón de amor. Ayúdame a confiar en Tu amor infalible. Gracias porque Tu amor es derramado en mi corazón por el Espíritu Santo que me ha sido dado (Romanos 5:5). Señor, por favor, derrama hoy Tu amor en mi corazón.

Añadidos de Pippa

Juan 13:35

«De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».

Recuerdo la primera vez que fui a un grupo de jóvenes cristianos para trabajar juntos. Estaba tan conmovida por su amor incondicional hacia mí y hacia los demás, que quería formar parte de ese grupo desesperadamente. Espero que eso sea lo que la gente experimenta al asistir a los servicios dominicales, al ir a Alpha y al unirse a alguno de los grupos en la iglesia.

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

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