Día 7

Doble bendición

Sabiduría Salmos 6:1-10
Nuevo Testamento Mateo 5:43-6:24
Antiguo Testamento Génesis 14:1-16:16

Introducción

Me encanta la palabra misericordia. ¡Estoy tan agradecido de que Dios sea un Dios de misericordia! William Shakespeare plasmó algo de la maravilla de la misericordia en el discurso de Porcia en El mercader de Venecia. Dicho personaje habla de la «propiedad de la clemencia»:

La propiedad de la clemencia es que no sea forzada,

cae como la dulce lluvia del cielo

sobre el llano que está por debajo de ella;

es dos veces bendita;

bendice al que la concede y al que la recibe

Acto IV, Escena I

Eres bendecido al recibir misericordia y al mostrar misericordia a los demás.

Sabiduría

Salmos 6:1-10

Salmo 6

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Sobre la octava. Salmo de David.

1 No me reprendas, Señor, en tu ira;
 no me castigues en tu furor.
2 Tenme compasión, Señor, porque desfallezco;
 sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.
3 Angustiada está mi alma;
 ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?

4 Vuélvete, Señor, y sálvame la vida;
 por tu gran amor, ¡ponme a salvo!
5 En la muerte nadie te recuerda;
 en el sepulcro, ¿quién te alabará?

6 Cansado estoy de sollozar;

toda la noche inundo de lágrimas mi cama,
 ¡mi lecho empapo con mi llanto!
7 Desfallecen mis ojos por causa del dolor;
 desfallecen por culpa de mis enemigos.

8 ¡Apártense de mí, todos los malhechores,
 que el Señor ha escuchado mi llanto!
9 El Señor ha escuchado mis ruegos;
 el Señor ha tomado en cuenta mi oración.
10 Todos mis enemigos quedarán avergonzados y confundidos;
 ¡su repentina vergüenza los hará retroceder!

Comentario

Clama por misericordia

¿Hay momentos en los que estás batallando y nada pareciera salir bien? ¿Te sientes desfallecer (v.2), en agonía (v.2), angustiado (v.3), desgastado (v.6), gimiendo (v.6), sollozando (v.6), en lágrimas (v.6) y débil por el dolor (v.7)?

En ocasiones esto puede relacionarse con nuestro propio pecado. Otras veces puede venir por el hecho de experimentar duelo, pérdidas repentinas, dificultades en las relaciones, separación familiar, enfermedades, problemas laborales, desempleo u oposición.

David también experimentó momentos difíciles pero, en medio de ellos, clamaba a Dios pidiendo misericordia: «Tenme compasión, Señor» (v.2). Sabía que Dios es un Dios de misericordia. Oraba: «Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por tu gran amor, ¡ponme a salvo!» (v.4).

A veces pensamos que nuestras dificultades nunca terminarán. Parecieran ir y venir. Cuando nos encontramos en una temporada de batalla, clamamos como David: « ¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?» (v.3). Clamamos por misericordia y pareciera como si Dios no escuchara. Pero él sí escucha. Llegará el momento en que podrás decir: «¡El Señor ha escuchado mis ruegos; el Señor ha tomado en cuenta mi oración» (v.9).

Oración

Señor, gracias «por tu gran amor» (v.4) y tu misericordia. Gracias por escuchar mi clamor y aceptar mis oraciones. Sé compasivo conmigo, oh Señor.

Nuevo Testamento

Mateo 5:43-6:24

El amor a los enemigos

43 »Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” 44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, 45 para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. 46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? 48 Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.

El dar a los necesitados

6»Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.

2 »Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. 3 Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.

La oración

5 »Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. 6 Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. 7 Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. 8 No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.

9 »Ustedes deben orar así:

 »“Padre nuestro que estás en el cielo,
 santificado sea tu nombre,
10 venga tu reino,
 hágase tu voluntad
 en la tierra como en el cielo.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 Perdónanos nuestras deudas,
 como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13 Y no nos dejes caer en tentación,
 sino líbranos del maligno.”

14 »Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. 15 Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.

El ayuno

16 »Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que éstos ya han obtenido toda su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara 18 para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino sólo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.

Tesoros en el cielo

19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz. 23 Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!

24 »Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.

Comentario

Sé misericordioso con los demás

Mostrar misericordia a los demás está en el centro del corazón de la enseñanza de Jesús. «Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo» (5:44-45a). El amor es más que mostrar misericordia, pero la misericordia es una parte esencial del amor.

Jesús ofrece tres razones por las que debemos ser misericordiosos con quienes hayan obrado mal en contra de nosotros:

  • Primero, tener misericordia de tus enemigos es imitar a tu Padre celestial («para que sean hijos de su Padre que está en el cielo», v.45a). La misericordia de Dios se extiende a quienes hayan sido hostiles para con él: «Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos» (v.45b).

  • Segundo, tener esa clase de misericordia te destaca del resto del mundo: «Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos?» (v.46). Tendemos a amar solo a quienes se parecen a nosotros o nos agradan. Pero eres llamado a ser diferente. Dios te llama a vivir lo que Dietrich Bonhoeffer explicó como «lo “extraordinario” \[…\] la marca del cristiano».

  • Tercero, hay una conexión entre perdonar y recibir perdón. No podemos recibir la misericordia de Dios y luego no mostrar misericordia hacia los demás. No ganamos el perdón al perdonar a los demás, pero Jesús dice que nuestro perdón hacia otros es esencial para recibir el perdón de Dios. «Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas» (6:14-15). Cada día recibimos misericordia y perdón, y diariamente tenemos misericordia y perdonamos a los demás.

Jesús también explica cómo expresar esta misericordia de forma práctica. Subraya la importancia de la oración. Dice: «oren por quienes los persiguen» (5:44). Orar por tus enemigos te ayudará a verlos como Dios los ve. En la oración te pones lado a lado con ellos, asumes su culpa y aflicción sobre ti y le ruegas a Dios por ellos. La oración es la prueba de fuego del amor. Acudir a la luz de la presencia de Dios revela los verdaderos sentimientos en las profundidades de nuestro corazón.

El tema de la misericordia también se encuentra en el corazón del Padrenuestro: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (6:12). (Desde luego, hay otros elementos junto a la misericordia en esta oración, temas que veremos más adelante al explorar los demás Evangelios).

Al orar, Jesús nos enseña lo siguiente:

  • Que sea en un lugar tranquilo

«Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto» (v.6a).

  • Que seamos sinceros

«Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (v.6b).

  • Que la oración sea sencilla

«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo”» (v.9).

Por último, la misericordia también debe estar en el corazón de nuestro dar. La generosidad es una forma de tener misericordia para con otros. «Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (vv.3-4).

Cada vez que leo el Sermón del Monte veo cuánto me falta y soy consciente de mi propia necesidad de recibir misericordia.

Oración

Señor, gracias por ser misericordioso conmigo. Gracias por perdonar mis pecados. Ayúdame siempre a ser misericordioso con los demás.

Antiguo Testamento

Génesis 14:1-16:16

Abram rescata a Lot

14En aquel tiempo los reyes Amrafel de Sinar, Arioc de Elasar, Quedorlaómer de Elam, y Tidal de Goyim 2 estuvieron en guerra contra los reyes Bera de Sodoma, Birsá de Gomorra, Sinab de Admá, Semeber de Zeboyín, y el rey de Bela, es decir, de Zoar. 3 Estos cinco últimos aunaron fuerzas en el valle de Sidín, conocido como el Mar Muerto. 4 Durante doce años habían estado bajo el dominio de Quedorlaómer, pero en el año trece se rebelaron contra él.

5 Al año siguiente, Quedorlaómer y los reyes que estaban con él salieron y derrotaron a los refaítas en la región de Astarot Carnayin; luego derrotaron a los zuzitas en Jam, a los emitas en Save Quiriatayin, 6 y a los horeos en los montes de Seír, hasta El Parán, que está cerca del desierto. 7 Al volver, llegaron hasta Enmispat, es decir, Cades, y conquistaron todo el territorio de los amalecitas, y también el de los amorreos que vivían en la región de Jazezón Tamar.

8 Entonces los reyes de Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyín y Bela, es decir, Zoar, salieron al valle de Sidín y presentaron batalla 9 a los reyes Quedorlaómer de Elam, Tidal de Goyim, Amrafel de Sinar, y Arioc de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco. 10 El valle de Sidín estaba lleno de pozos de asfalto, y cuando los reyes de Sodoma y Gomorra huyeron, se cayeron en ellos, pero los demás lograron escapar hacia los montes. 11 Los vencedores saquearon todos los bienes de Sodoma y de Gomorra, junto con todos los alimentos, y luego se retiraron. 12 Y como Lot, el sobrino de Abram, habitaba en Sodoma, también se lo llevaron a él, con todas sus posesiones.

13 Uno de los que habían escapado le informó todo esto a Abram el hebreo, que estaba acampando junto al encinar de Mamré el amorreo. Mamré era hermano de Escol y de Aner, y éstos eran aliados de Abram. 14 En cuanto Abram supo que su sobrino estaba cautivo, convocó a trescientos dieciocho hombres adiestrados que habían nacido en su casa, y persiguió a los invasores hasta Dan. 15 Durante la noche Abram y sus siervos desplegaron sus fuerzas y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Hobá, que está al norte de Damasco. 16 Así recuperó todos los bienes, y también rescató a su sobrino Lot, junto con sus posesiones, las mujeres y la demás gente.

17 Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaómer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el valle de Save, es decir, en el valle del Rey.

18 Y Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios altísimo, le ofreció pan y vino. 19 Luego bendijo a Abram con estas palabras:

«¡Que el Dios altísimo,
creador del cielo y de la tierra,
bendiga a Abram!
20 ¡Bendito sea el Dios altísimo,
que entregó en tus manos a tus enemigos!»

Entonces Abram le dio el diezmo de todo.

21 El rey de Sodoma le dijo a Abram:

—Dame las personas y quédate con los bienes.

22 Pero Abram le contestó:

—He jurado por el Señor, el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, 23 que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni siquiera un hilo ni la correa de una sandalia. Así nunca podrás decir: “Yo hice rico a Abram.” 24 No quiero nada para mí, salvo lo que mis hombres ya han comido. En cuanto a los hombres que me acompañaron, es decir, Aner, Escol y Mamré, que tomen ellos su parte.

Dios hace un pacto con Abram

15Después de esto, la palabra del Señorvino a Abram en una visión:

«No temas, Abram.
Yo soy tu escudo,
y muy grande será tu recompensa.»

2 Pero Abram le respondió:

— Señory Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3 Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados.

4 —¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo.

5 Luego el Señorlo llevó afuera y le dijo:

—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia!

6 Abram creyó al Señor, y el Señorlo reconoció a él como justo. 7 Además, le dijo:

—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra.

8 Pero Abram le preguntó:

— Señory Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?

9 El Señorle respondió:

—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma.

10 Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11 Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba.

12 Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13 El Señorle dijo:

—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. 14 Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15 Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16 Cuatro generaciones después tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos.

17 Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18 En aquel día el Señorhizo un pacto con Abram. Le dijo:

—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19 Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, 20 los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.

Agar e Ismael

16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2 Saray le dijo a Abram:

—El Señorme ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.

Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3 Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán.

4 Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5 Entonces Saray le dijo a Abram:

—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi esclava en tus brazos, y ahora que se ve embarazada me mira con desprecio. ¡Que el Señorjuzgue entre tú y yo!

6 —Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.

Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7 Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8 y le preguntó:

—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?

—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respondió ella.

9 —Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10 De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar.

11 »Estás embarazada, y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael,
porque el Señorha escuchado tu aflicción.
12 Será un hombre indómito como asno salvaje.
Luchará contra todos, y todos lucharán contra él;
y vivirá en conflicto con todos sus hermanos.

13 Como el Señorle había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14 Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve».

15 Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16 Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael.

Comentario

Recibe la misericordia de Dios

Dos pasajes cruciales en la lectura de hoy del Antiguo Testamento indican la forma en que se hace posible la misericordia de Dios.

  • Recibe la misericordia de Dios mediante Jesús

El texto comienza con lo que parece un relato extraño y desconectado sobre cuatro reyes que derrotan a cinco reyes. Luego se establece la conexión con el sobrino de Abraham, Lot, capturado por los cuatro reyes (14:12) y rescatado por Abraham más tarde (v.16). Después, Abraham regresa misteriosamente de su victoria y es bendecido por Melquisedec (vv.18-20).

Esto se expone en Hebreos capítulo 7, que explica que todo señala a Jesús. El sacerdocio de Melquisedec es superior al de los demás sacerdotes del Antiguo Testamento (el sacerdocio levítico). Abraham, que sería bisabuelo de Leví (quien por lo tanto estaba «en sus lomos»), le dio un diezmo a Melquisedec (Génesis 14:20). En otras palabras, Leví reconoció la superioridad de Melquisedec.

Melquisedec prefigura a Jesús, el gran sumo sacerdote, cuyo sacrificio único y perfecto en la cruz hizo posible que todos nuestros pecados fueran totalmente perdonados. Por lo tanto, esto puso fin a la necesidad del antiguo sacerdocio y el sistema sacrificial.

«Pan y vino» (v.18) prefiguran el pan y el vino del servicio de comunión, la Cena del Señor. Señalan al único y perfecto sacrificio de Jesús, cuyo cuerpo fue partido y cuya sangre fue derramada de modo que tú y yo fuéramos totalmente perdonados y recibiéramos la misericordia de Dios.

  • Recibe la misericordia de Dios por fe

El relato luego avanza hacia las promesas de Dios en Abraham, pese al hecho de que él y Sara eran ancianos y no tenían hijos, sus descendientes serían tantos como las estrellas que pudieran contar. «Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo» (15:6).

No solo eres perdonado; en su misericordia, Dios te declaró justo. El Nuevo Testamento suele referirse a este versículo porque muestra que la misericordia, el perdón y la justicia se obtienen por la fe, esto es, creyendo a Dios (ver, por ejemplo, Romanos 4:1-5; Gálatas 3:6).

Resulta alentador saber que aunque se menciona a Abraham en Hebreos 11 como una de las grandes personas de fe, al considerar la historia original vemos que su fe no era enteramente sólida.

Cuando sus oraciones por un hijo parecían no tener respuesta, Abraham y Sara pergeñaron un plan para lograr los fines de Dios por medios humanos (Génesis 16:1-2). Acordaron que Abraham tuviera relaciones con Agar y entonces fue concebido Ismael (vv.2-4). Un pecado llevó a otro y Sara comenzó a maltratar a Agar (vv.5-6).

Esta es la primera vez que Dios es llamado El Roí, el Dios que me ve (16:13). Es fácil sentir que has sido olvidado por Dios, particularmente en momentos en los que, al igual que Agar, recibes un trato injusto. Pero saber que Dios es el Dios que me ve puede ayudarte a vivir por fe. Él es un Dios que te encuentra en medio del desierto y te ve.

El Dios que te ve es un Dios de misericordia. El Nuevo Testamento sugiere que Dios pasa por alto el pecado de Sara y Abraham y solo recuerda su fe (Hebreos 11:11-12).

Oración

Señor, gracias por tu maravillosa misericordia hecha posible mediante la muerte de Jesús por mí. Gracias porque él es el gran sumo sacerdote que realizó el sacrificio único y perfecto en la cruz de modo que yo pudiera recibir tu misericordia. Gracias porque nunca podría ganarme tu misericordia sino que, por el contrario, la recibo por gracia como un don de fe.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Es asombroso que Dios acreditara «justicia» a Abraham teniendo en cuenta todo lo que había hecho (ver Génesis 12:10-20).

\[Para obtener una explicación y una aplicación más detalladas del «Sermón del Monte» (Mateo 5–7), lee el libro de Nicky Gumbel titulado The Jesus Lifestyle: shop.alpha.org/product/182/jesus-lifestyle-nicky-gumbel\]

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Referencias

Notas:

Dietrich Bonhoeffer, El costo del discipulado, CreateSpace Independent Publishing Platform (Julio, 2012)

Dietrich Bonhoeffer lo expresó de este modo: «Por medio de la oración nos acercamos a nuestros enemigos, nos ponemos a su lado y le pedimos a Dios por su vida. \[…\] Porque si oramos por ellos, asumimos su angustia y pobreza, su culpa y perdición sobre nosotros, y rogamos a Dios por ellos» (El costo del discipulado).

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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